Taller Tridi

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6. Conviene siempre limpiar las manos y los utensilios antes de que el yeso endurezca. Si no es así, habrá que hacerlo en seco tirando los residuos a la basura, no al fregadero. 7. No hay que limpiar los utensilios con incrustaciones de yeso duro o verter la escayola directamente al lavadero, pues éste se embozaría rápidamente. Para que esto no ocurra se puede optar por colocar una cubeta con sumidero elevado y tamiz incorporado o lavar todos los utensilios en una cubeta dejando que el yeso se deposite en el fondo al cabo de una media hora: sólo en este momento y con mucho cuidado se echa el agua exenta de yeso por el lavadero y el yeso depositado en el fondo a una bolsa de plástico o papelera (figs. 474 y 475). 8. Los objetos de yeso no deben cubrirse con plásticos, sobre todo en los primeros días posteriores al fraguado, porque la humedad del material favorecería la formación de moho y otros hongos. 9. El yeso es muy higroscópico (absorbe la humedad ambiental con facilidad), por lo que habrá que evitar siempre estructuras y armazones de madera que se hincharían fracturando el material adyacente. Tampoco son recomendables los metales que se oxidan, no tan sólo porque las sales desprendidas saldrían a la superficie del objeto manchándolo, sino porque el óxido aumenta de tamaño y sucedería lo mismo que con la madera y otros materiales parecidos. Por lo tanto, es conveniente emplear, si es necesario, cañas, esparto, arpillera, fibra de vidrio, acero inoxidable, etc. En última instancia también se puede utilizar cualquier metal siempre y cuando esté tratado con pintura protectora. 10. Cuando no se utiliza el yeso (la escayola), hay que almacenarlo en un lugar bien seco y, a ser posible, ligeramente por encima del suelo, procurando que no caigan gotas de agua en el material. Este producto también tiene su fecha de caducidad: acaba por deteriorarse con el paso del tiempo.

J) CUADRO GENERAL DE LOS DESMOLDEANTES Se ha hablado bastante sobre los agentes de separación, tanto entre modelos y moldes como entre los moldes y sus reproducciones, pero siempre es interesante tener un resumen esquemático de consulta para completar la información sobre este tema.

Fig. 474. Este es el esquema de cómo se podría construir una cubeta «quita y pon» para no obturar los desagües con escayola al lavarse las manos o los utensilios. Practicando una perforación en la base, se adapta a ésta un tubo que se habrá de pegar y sellar a la junta para evitar pérdidas de agua. Éste será el tubo de desagüe al que se le colocará un filtro o un trozo de tela metálica en el extremo. Dicho tubo no deberá sobrepasar nunca el borde de la cubeta, puesto que interesa que el agua alcance su máximo nivel en la boca del tubo (línea discontinua).

Fig. 475. Dos versiones distintas de la cubeta para evitar taponamientos de desagüe: en ambas, el agua alcanza la altura del tubo de desagüe (A) y se desborda saliendo de la cubeta para llegar al desagüe de la pila (B), mientras que el yeso o la escayola se ha ido depositando en el fondo de la cubeta.

Para la mejor comprensión del cuadro que se muestra (fig. 476), consideraremos que: las letras indican el producto correspondiente; el signo de suma implica que se aplican dos o más productos en el orden que se establece; la barra separa los diferentes productos que se pueden aplicar indistintamente, pero no al mismo tiempo ni sucesivamente; una letra entre paréntesis señala que la aplicación de ese producto es opcional.

José Luis Navarro Lizandra - ISBN: 978-84-692-5914-6

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Taller de expresión tridimensional - UJI


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