Impresión Nº 30

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noviembre, 2012 //

se dedican a hacer investigación clínica en estudios sin fines de lucro. Es decir, la industria no interviene en el diseño o conducción del ensayo clínico ni en el análisis de los resultados, para evitar sesgos. ¿Estos grupos académicos obtienen fuertes cantidades de dinero con este tipo de investigación? Los estudios de investigación al igual que otro tipo de actividad científica tienen que remunerarse. Hay una mala percepción, por ejemplo, si alguien hace un estudio sobre la existencia de petróleo en un territorio y es remunerado, nadie le ve nada de malo; en cambio, si un médico recibe honorarios por investigar una nueva droga contra el cáncer, es escandaloso. ¿Es justo que los pacientes no reciban compensación por participar, pero los médicos sí? Los pacientes no deben ingresar a un estudio clínico por dinero o por alguna otra motivación que no sea para nuevos adelantos científicos. Aun, así los pacientes donen sus muestras sin que ellos reciban otro tipo de tratamiento experimental, no reciben compensaciones económicas. Queda bien claro que cualquier participante ingresa por razones altruistas. ¿Qué tan útiles son estas muestras? El estudio genético de las muestras devela los secretos del cáncer y nos permite identificar genes relacionados con la terapia o el pronóstico de la enfermedad. Actualmente, ya se puede dirigir la terapia por el perfil genético del tumor. Puedo avizorar un buen futuro para el tratamiento del cáncer y todo gracias a los valientes voluntarios. ¿Tenemos buen nivel de investigación oncológica? Sí. Hemos aprendido a trabajar colaborativamente, es decir de la mano con otras instituciones. La presencia de entidades extranjeras y el sector oncológico privado es indispensable. Por ejemplo, recientemente hemos realizado con la Universidad de Vanderbilt un estudio sobre el antígeno ki-67, que durante mucho tiempo se creyó que era un factor de riesgo. Hace apenas unos días, presentamos en Florida, en

un congreso organizado por la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) los resultados de la investigación, todo un descubrimiento en la comunidad científica y un avance más en la lucha contra el cáncer. En el ámbito local, ¿se replica el auge de investigación? Siempre es bueno el trabajo que se realiza con instituciones extranjeras, como el MD Anderson Cancer Center, por ejemplo, cuyos resultados se presentan en el exterior pero tienen también gran impacto aquí. A paso lento se están realizando estudios a nivel local y que pronto darán sus frutos. Una de esas instituciones locales que está trabajando duro es la PUCP, precisamente.

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Estado están dirigidos a mujeres a partir de los 40 años, no es rentable para ellos que se aplique este examen a mujeres de un rango menor de edad. Lo recomendable es aplicarse el autoexamen desde temprana edad y la mamografía desde los 25 años. Aunque suene a cliché, la clave está en la prevención. u

¿Y qué está haciendo la PUCP para contribuir en la lucha contra el cáncer? Hemos hecho un equipo con el Ing. Benjamín Castañeda, profesor de la Facultad de Ingeniería Informática, para el estudio de imágenes médicas, especialmente mamografías. Muy pronto publicaremos los primeros resultados de dichos proyectos. Recientemente, en un programa dominical, una especialista recomendó hacerse este examen a partir de los 40 años, pero ¿cómo se explica que mujeres que no superan los 30 años ya tengan esta enfermedad? Eso es lo que los médicos hacen creer a la población. Una persona a cualquier edad puede presentar cáncer, estamos hablando de una enfermedad que no distingue edad ni condición social. Lo que ocurre es que los programas oncológicos que financia el

Ilustración: Martín Zapata


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