LOS REMEDIOS DE LA ABUELA

Page 52

o cuatro tazas al día, favorecen la regeneración de las mucosas gástricas atacadas por las úlceras. CORAZONCILLO: Su perfume de incienso le había valido, en la Edad Media, el sobrenombre de «arrojadiablos», pero su verdadero combate es contra la infección más que contra los malos espíritus. El doctor Leclerc anota en efecto que «la esencia y la resina que albergan los remates floridos de la planta son un antiséptico muy útil en el tratamiento de las heridas, de las úlceras y de las quemaduras». Y el autor da la composición del aceite que es conveniente utilizar en estos distintos casos: «Hacer macerar durante tres días 500 gramos de remates floridos recién cogidos y cortados en una mezcla de 1.000 gramos de aceite de oliva y de 500 gramos de vino blanco; hacer hervir inmediatamente al baño maría hasta consumir el vino. Si no pueden disponer de plantas frescas, añade, hagan macerar más tiempo —de 6 a 8 días— 200 gramos de plantas secas y remuevan la mezcla dos veces al día. Filtren luego e introduzcan en varios frascos este aceite, que tomará aún más rápidamente una hermosa tonalidad rojiza si entretanto lo han expuesto al sol». DULCAMARA: En el campo, los niños mastican su tallo que, amargo al principio, se vuelve dulce como el regaliz. Es una imprudencia, ya que esta planta contiene alcaloides que pueden ser tóxicos. Nos limitaremos pues a recomendarla en aplicaciones externas para aliviar las hemorroides que no sangren. Preparar una decocción utilizando 50 gramos de tallos secos para un litro de agua. Aplicar en compresa. EGLANTINA: Esta hermosa flor silvestre del escaramujo, llamada también gavanza, recibe el sobrenombre de «rosa perruna» debido a que, en la Antigüedad, se creía que podía curar a las personas mordidas por un perro rabioso. Produce un fruto de nombre bárbaro: el cinorrodón. Está compuesto por una cápsula roja que contiene como un plumón —utilizado como picapica por los niños— que rodea el auténtico fruto o aquenio. Según Jean Palaiseul (op. cit.), este plumón «es un vermífugo ideal contra los ascárides lombricoides, parásitos que viven en el intestino delgado del hombre y del cerdo: administrado en ayunas en dosis de 15 centigramos, envuelto en miel, actúa inmediata y mecánicamente sobre las lombrices, a las que mata sin provocar la menor irritación de la mucosa intestinal y sin ningún peligro para el sujeto». Más agradable es la confitura realizada con la envoltura carnosa que rodea este plumón, y que se revela como un excelente reconstituyente. Recientes análisis han demostrado en efecto que 100 gramos de esta envoltura contienen tanta vitamina C como un kilo de limones. Fabrice Bardeau, en La Pharmacie du Bon Dieu, da la receta de esta confitura, que ha descubierto en una obra del siglo XVIII «Tomar los frutos bien maduros y cuidadosamente desprovistos de su plumón y corazón interno. Se cortan en trozos pequeños, luego se rocían con un poco de vino tinto. Se cubre el recipiente y se deja macerar durante veinticuatro horas en un lugar fresco. Después se tritura todo en un mortero para obtener la pulpa, que se pasa por el tamiz a fin de eliminar la corteza. »Para 500 gramos de esta pulpa, convendrá prever 750 gramos de azúcar ,que se hará cocer sólo hasta formar un jarabe. Se diluye luego en él la pulpa, dejando cocer unos breves instantes. Se dejará enfriar un poco antes de meter en tarros». ERYSIMUM: Es la providencia de los cantantes, de los actores, de los abogados y, en general, de todos aquellos que necesitan tener una voz clara. Para aliviar las cuerdas vocales, pues, o hacer desaparecer una ronquera, tomar de 4 a 5 tazas diarias de una tisana compuesta del siguiente modo: echar en un litro de agua tibia una cincuentena de gramos de hojas secas; dejar macerar toda una noche, filtrar, y beber tibia azucarando con miel. ESPINO BLANCO: El «hermoso espino blanco» tan caro al poeta, tiene una larga carrera tras de sí. ¿No se dice acaso que la zarza ardiente junto a la cual Moisés se entrevistó por primera vez con su dios era un espino blanco, y que la corona de espinas de Cristo estaba hecha con sus ramas? Tanto en Grecia como en Roma, el arbusto era considerado como un amuleto. Los caballeros de la Edad Media veían en él un testimonio de esperanza y, antes de tomar la ruta de las cruzadas, todos ellos ofrecían una rama a la dama de sus pensamientos a fin de que ella recordara siempre a aquel que estaba guerreando lejos. Todo esto, por supuesto, no es más que anécdota y superstición. Lo que sí es cierto, en cambio, es que los sabios norteamericanos acaban de descubrir que esta planta normaliza la tensión y combate la arritmia cardíaca, así como la taquicardia. Hubieran podido ahorrarse largas investigaciones, ¡puesto que ya Dioscórides decía lo mismo hace varios siglos, aunque formulándolo de otro modo! De hecho, todo es bueno en el espino blanco: las flores, por supuesto, los frutos, las hojas, e incluso la corteza de las ramillas. Contra las variaciones de la tensión y los trastornos cardíacos, se preferirá la infusión de flores (una cucharadita de café por cada taza de agua hirviendo). Para hacer bajar la fiebre, se recurrirá a una decocción preparada con la corteza de las ramillas. Finalmente, para parar una diarrea, algunas tazas de infusión de frutos secos serán excelentes. EUCALIPTO: Importado de Australia, merece doblemente su sobrenombre de árbol de la fiebre puesto que, siendo muy ávido de agua, contribuye a desecar las regiones en las cuales es plantado, evitando así la proliferación de los mosquitos responsables de la transmisión de algunas enfermedades febriles, y además se revela en algunos casos como un febrífugo más potente que la quinina. Alivia también los catarros nasales, las bronquitis, las afecciones gripales, y destruye además las 52


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.