M-19

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TOP 20 Hechos hist贸ricos

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M-19 Por más de 15 años el movimiento 19 de abril hizo frente al gobierno con asesinatos,tomas, secuestros y atentados, con el objetivo de constituir una mejor democracia en el país y con ello, una nueva constitución. Hoy, 25 años después de su demovilización, hechos históricos se recuerdan de esta guerrilla, que nació del inconformismo por un supuesto fraude en las elecciones que dejó como presidente a Misael Pastrana, y que terminó, en la desmovilización y conformación de un partido político exterminado durante el auge del narcotráfico en Colombia. Este es un recuento de los hechos más conmemorativos de la historia de esta guerrila, entre los que se encuentran la toma de la embajada de República Dominicana, el secuestro de Marta Nieves Ochoa, la desmovilización del grupo armado y el asesinato de uno de sus principales líderes, Carlos Pizarro, entre otros.

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Fraude Electoral - 6.

Publicidad M-19 - 8.

Robo de Espada - 10.

Robo de Armas - 14.

Secuestro Ochoa - 18.

Toma Embajada 20.

Toma Palacio - 24.

Secuestro Álvaro Gómez - 30.

Salida de la Picota 34.

Acuerdos de Corinto - 36.


Desmovilizaci贸n - 38.

Asesinato de Pizarro - 42.

Constituyente - 46.

Asesinato de Fayad - 58.

Asesinato de Ospina - 62.

Disidencia Pol铆tica 66.

Muerte de Bateman - 50.

Asesinato de Jaramillo /54.

Mujeres del M-19 -70. Petro/Navarro - 74.

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PASTRANA Fraude Electoral

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Las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970 se vieron ensombrecidas por un supuesto fraude, en medio de la contienda que libraba el candidato del Frente Nacional, Misael Pastrana y el dictador Gustavo Rojas Pinilla. Durante las campañas electorales un clima agitado se vivía entre los simpatizantes que apoyaban a Rojas Pinilla y quienes iban por Misael Pastrana. El exdictador había generado tanto descontento nacional, que el acuerdo del Frente Nacional temía perder en las elecciones, por lo que tomó represarías para contrarrestar la campaña opositora. Para ello, el entonces presidente Carlos Lleras Restrepo dictó un decreto en el que se obligaba a los medios de comunicación a ceñirse a los parámetros de información dados por el Gobierno, a lo que pronto El Tiempo y El Espectador se opusieron. En las primeras horas del 19 de abril los conteos preliminares de las elecciones en que se enfrentaron Misael Pastrana Borrero, por el Frente Nacional, el general Gustavo Rojas Pinilla, por el movimiento Alianza Nacional Popular, Belisario Betancur, por la disidencia de la Convención Nacional Popular Conservadora y Evaristo Sourdis candidato oficial del partido, daban como ganador contundente al exdictador, muy por encima de los votos recibidos por su principal oponente.

dictamen del total. Al siguiente día las cifras dadas por la Registraduría dieron como ganador a Pastrana con 63 mil votos por encima del general Rojas Pinilla. En medio del gran descontento, años más tarde Noriega afirmó que un funcionario de la entidad del estado activó una sumatoria que le dio 30 mil votos más a Pastrana y posteriormente se conoció que en Nariño se sumaron los votos de Rojas a Pastrana. En los últimos años, se han conocido versiones que afirman que el presidente Lleras Restrepo, junto al Frente Nacional tomaron la decisión de cambiar los resultados de las votaciones para mantener el acuerdo bipartidista que mantuvieron por cuatro periodos presidenciales. Este hecho quedó impune, como narra Jorge Tellez, acabó con la vida política del general Rojas Pinilla y dio origen a una de las guerrillas más reconocidas del país, el M-19.

Por lo que los medios se volcaron a dar cifras que apoyaban la idea del éxito de Rojas Pinilla, pero pronto el ministro Carlos Augusto Noriega ordenó suspender las transmisiones de los resultados hasta que la Registraduría no diera un

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PUBLICIDAD Espectativa M-19

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Durante los primeros días del M-19 la guerrilla publicó en el diario El Tiempo una campaña de espectativa en la que anunciaban un nuevo cambio político. La publicidad culminó con el robo de la espada de Bolívar, el primer acto criminal que realizaron.

“Esto como hecho histórico de la organización M-19, Ejercito del pueblo, que fue llamado “operación novedad que fue llamado también por parte del ejército burgués “operación democracia”. Estas fueron las primeras palabras que se conocieron que inició su accionar delincuencial con una campaña publicitaria de expectativa, publicada inicialmente en El Tiempo, en la que se anunciaba la llegada de algo nuevo y muy grande. Nadie sabía de qué se trataba. Con mensajes como “Ya llega M-19”, “Parásitos... gusanos? espere M-19”, “Decaimiento... falta de memo-

ria? espere M-19”, “Falta de energía... inactividad? espere M-19”, la gente pensó en un nuevo producto. Pero fue solo hasta el 17 de enero de 1974 que el último aviso salió “Hoy llega M-19”. Ese día la historia de la guerrilla colombiana inició con el robo de la espada de Bolívar. Esta campaña que pudo costar cerca de medio millón de pesos, se canceló con el dinero obtenido en un primer secuestro que se hizo en conjunto con las Farc y del cual al M-19 le tocó una tercera parte.

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Con el robo de la espada de Bolívar esta simple pieza logró convertirse en parte fundamental de la cultura nacional, pero en 40 años muchos ni siquiera la conoce o la ha visto.

La idea Estando dentro de las filas de las Farc, Luis Otero y Jaime Bateman plantean robar la espada de Bolívar tras leer un libro sobre Los Tupamaros, una guerrilla de Uruguay, en el contaban la forma como habían roba-

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do la bandera del prócer José Gervasio Artigas; pero solo fue ya estando fuera, en principio en la guerrilla de ‘Los Comuneros’, durante 1973, en el que hicieron la inteligencia de como robar la pieza del museo y luego en el M-19 en el que se efectuó el robo.


El pensamiento Tras el robo, la espada se convirtió en un símbolo de lucha del movimiento, pero además en la base del pensamiento del M-19, que se convirtió en la única guerrilla en el país que no se regía por ideologías comunistas o socialistas de Rusia o China, sino en cambio, creía en la idea nacionalista, seguía las doctrinas de Bolívar. “Queríamos hacer un movimiento para el país, para la gente común y corriente, para la gente que quisiera cambiar este país. Y el nacionalismo allí era un factor esencial que no veíamos en las FARC. Comenzamos a pensar en el tipo de operación político militar, que se relacionara con Bolívar, para reivindicarlo, para alejarlo de los libros de historia”, afirmaba Bateman.

El robo “Tomo en mis manos la espada. Me impresiona por lo pequeña. Es muy pequeña. ¡Qué sensación tenerla ¡empuñarla!”, afirmó Fayad, alias ‘El Turco’, luego que rompiera la urna en la que estaba guarda, dentro del cuarto de Manuelita Sáenz, al que entraron luego que intimidaran a los guardias de la Quinta de Nariño y así dieran inicio del M-19, el miércoles 17 de febrero de 1974. orque habían nacido y quienes eran sus enemigos.

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Un comando de guerrilleros del M-19 asaltó las instalaciones del Cantón Norte en Bogotá, y robó el depósito de armas del Ejército en una operación que ellos mismos denominaron ‘Ballena azul’. Casi 5.000 armas fueron extraídas.

El robo de las armas del Cantón Norte fue un espectáculo sin precedentes el país. Decenas de reporteros se agolparon a las afueras de la casa desde donde el grupo guerrillero hizo el túnel para entrar al resguardo militar. Con más de 80 metros de largo las armas fueron sacadas por una modesta cocina en la que se dejó el nombre de la institución por el piso. En el comunicado de prensa el M-19 afirmaba “todo ciudadano debe armarse como pueda. A lo cual agregan los subversivos: ¡Y lo hicimos: 5.000 armas para el pueblo!”, parodeando declaraciones que meses antes había hecho el ministro de Defensa.

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(Izquierda inferior) Cantón Norte: luego del robo de armas. (Centro inferior) Casa en la que se hizo el tunel. (Superior derecha) CPatio de la casa en la que se hizo el tunel.

Todo comenzó con la creación de una empresa fachada de medicamentos con la que el grupo guerrillero mantenía en la legalidad todos sus ingresos. En 1978, Bateman ordenó a Esther Arteaga organizar el robo al Cantón, para lo que ella compró una casa exactamente al frente. Durante 73 días taladraron en línea recta hasta el depósito del cuartel militar. Con el secuestro de Donald Cooper, gerente general en Colombia de los almacenes Sears, se obutuvo parte de la bolsa obtenida por el plagio fue invertida en una companía de venta de artículos médicos, Produmedicos , que le garantizaba al movimiento tres ventajas: liquidez financiera, una organización limpia como fachada y contactos (inclusive con los militares a través de Sanidad Militar). La tierra era sacada en un camión que figuraba bajo el funcionamiento de la empresa fachada, durante las diez semanas dentro de la casa estuvieron 40 personas que se encargaron en la noche del 30 de diciembre de 1979, sacar

los primeros diez fusiles, en la mañana del 31, 400 más, hasta que el primero de enero lograron tener 4.076 armas en la casa en que se resguardaron por tres meses. Para no despertar sospechas durante esas 10 semanas, los Arteaga mantuvieron una vida normal. Sostuvieron el funcionamiento de la oficina de Produmedicos. Diez días antes del operativo los empleados de la empresa fueron reunidos por los Arteaga Morón, en el Hotel Hilton, para la fiesta de despedida de fin de año; recibieron sueldos Y salieron a disfrutar de vacaciones hasta el 10 de enero.

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SECUESTRO Blanca Nieves Ochoa

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La muchacha, que acababa de salir de clase, opuso resistencia. Pero los tres hombres, tras una breve lucha presenciada por un puñado de transeuntes, fue introducida en un Renault 12 color naranja, que partió a toda velocidad.

Este secuestro significó el inicio de uno de los momentos históricos más dificiles para medellín, en el que los secuestros se convirtieron en la noticia del día, y el MAS hace su aparición para, supuestamente contrarrestar este flagelo. El secuestro de Martha Nieves Ochoa, hija del ganadeto Fabio Ochoa y de hermana de los narcotraficantes aliados de Pablo Escobar, fue el inicio de esta organización delictiva que se cree, fue la primera célula de los paramilitares, ya que se basó en el Escuadron de la Muerte en Brasil y la Triple A de Argentina. La jóven fue rescatada en un operativo, luego que Pablo Escobar intentara negociar con el M-19. El MAS asesinó a los responsables del secuestro.

El negocio del M-19 Según confidencias recibidas por periodistas secuestrados, fue el propio Jaime Bateman Cayón (alias “Pablo”), principal inspirador del M-19, junto con dos compañeros ingresaron en el apartamento de un rico comerciante de Bogotá, armas en mano, donde esperaba encontrar 270.000 dólares. La operación tuvo un desenlace picaresco, el comerciante quien se hallaba con su amante, fue sorprendido no sólo por el M-19 sino también por su esposa, y no tenía la esperada suma en dólares. Bateman y sus amigos abandonaron el apartamento, dejando a sus espaldas una tormenta conyugal.

Marta Nieves Ochoa y Pablo Escobar

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Eran las 12:10 del mediodía. La embajada de República Dominicana en Bogotá ofrecía una recepción para conmemorar la fiesta nacional de ese país caribeño a la que asistía un numeroso grupo de diplomáticos. De la nada, uno de los presentes sacó un arma y disparó al aire anunciando que se trababa de un asalto. En medio de la confusión aparecieron 12 guerrilleros, encabezados por Rosemberg Pabón, y confirmaron que la guerrilla del M-19 se había tomado la embajada de República Dominicana en una operación que llamaron Democracia y Libertad. “Mataremos a dos rehenes cada diez minutos”, amenazaron. Dieciséis diplomáticos figuraban en la lista de invitados y permanecieron retenidos durante 61 días, entre ellos los embajadores en Colombia de Estados Unidos, Costa Rica, México, Brasil, Uruguay, Suiza, Perú, Venezuela y el Nuncio Papal. La negociación propuesta por los guerrilleros ante el presidente colombiano, Julio César Turbay Ayala, fue la excarcelación de 300 compañeros suyos y la suma de 50 millones de dólares. El Ejército rodeó las instalaciones de la embajada que alguna vez fue domicilio del general Gustavo Rojas Pinilla, ubicada en la carrera 30 con calle 47 en Bogotá, en espera de las órdenes presidenciales de un rescate militar. Cosa que no sucedió como en el cruento episodio de la retoma del Palacio de Justicia, cinco años después. El mundo volcó la mirada hacia la capital colombiana y la guerrilla del M-19 era su protagonista, con Jaime Bateman Cayón como su máximo comandante. Los periodistas de cadenas nacionales e internacionales crearon un campamento frente a la sede diplomática al que bautizaron con el nombre de “Villa Chiva”. ‘Emilia’, una integrante del grupo guerrillero que participó

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(Superior) Negociaciones para la liberación de funcionarios de la embajada. (Izquierda centro) Beteman explicando las condiciones. (Izquierda inferior) guerrillero en la ventana del baño. (Derecha inferior) guerrillera dentro de la embajada.

de la toma, afirmaría años después que ese acto fue una respuesta a la represión de la protesta social en Colombia, a la persecución a los intelectuales de izquierda y que el objetivo era cuestionar el sentido de la democracia colombiana visibilizando ante el mundo lo que ellos llamaban violaciones a los derechos humanos. Latoma que duró 61 días dependía de las negociaciones que se libraron durante varias horas en una camioneta amarilla en la que representantes del gobierno y M-19 pactaron un acuerdo. Carmenza Cardona Londoño, guerrillera conocida como ‘La Chiqui’ fue designada por el grupo guerrillero para las negociaciones con el gobierno. Pese a que la toma, según ex guerrilleros del M-19, estaba prevista para que durara máximo una semana, se extendió durante 8 más y fueron necesarias 24 reuniones para conseguir la libertad de los diplomáticos. La negociación consistió en enviar a rehenes y guerrilleros en un avión a La Habana. Una vez allí, los diplomáticos fueron puestos en libertad y los guerrilleros recibieron asilo. Años después se conocería que además el gobierno de Turbay pagó 1 millón de dólares a la guerrilla del M-19. Los 300 guerrilleros que pedían a cambio, no fueron excarcelados. El ex presidente cubano, Fidel Castro, narró cómo el gobierno de Turbay trajo al país a un comando israelí para tomar por asalto la embajada de República Dominicana y cómo los israelíes sobrevolaron el área para determinar las condiciones del operativo. Pero cuenta que ellos mismos dijeron que no había condiciones. Según Castro, Israel le dio al gobierno el millón de dólares para que el M-19 aceptara dejar en libertad a los embajadores .

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Con la toma del Palacio de Justicia, se demostró que en la guerra quienes tienen el mando son los militares. Hoy, aun quedan 27 personas desaparecidas y se presume, que muchas murieron torturadas. A las 11:30 de la mañana comenzó el tiroteo en inmediaciones de la Plaza de Bolívar. A esa hora del 6 noviembre de 1985, 28 guerrilleros del M-19 irrumpieron por el sótano en el Palacio de Justicia. Los subversivos entraron en tres vehículos y en la incursión asesinaron al administrador del edificio y a dos celadores. Adentro los esperaban siete compañeros más. Afuera se quedó otro grupo, con igual número de guerrilleros, que no alcanzó a llegar a tiempo. Así comenzó la operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre. Una acción armada por medio de la cual el M-19 pretendía juzgar al presidente Belisario Betancur por haber supuestamente traicionado el acuerdo de cese del fuego y de diálogo que había sido firmado por ambas partes el 24 de agosto de 1984. Betancur se había empeñado desde el comienzo de su gobierno en hacer la paz con los grupos alzados en armas. Estaba tan comprometido con este propósito que se había reunido en 1983 en España con Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad, los dirigentes máximos del M-19. Fue la primera vez que un mandatario en ejercicio habló con los comandantes de un movimiento rebelde en plena lucha. Este encuentro señaló el comienzo del camino que culminó en los citados

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acuerdos del diálogo, que le dieron paso a una tregua frágil y una paz endeble que no alcanzó a durar un año. Otty Patiño, uno de los fundadores del M-19, cree que esos acuerdos no fueron tomados en serio por ninguna de las dos partes; en ese lapso cada una intentó ganar ventaja sobre la otra y “la paz es la más vengativa de las diosas. Castiga


duramente a los que no la toman en serio”. El holocausto del Palacio de Justicia fue consecuencia de esa jugarreta con la paz entre los guerrilleros y el Presidente. Para apaciguar al numen de la paz fueron sacrificados casi un centenar de colombianos durante las 28 horas que duró el combate por el Palacio.

Toma y retoma Casi en el mismo instante en que los guerrilleros del M-19 irrumpieron en el sótano el 6 de noviembre de 1985, comenzó la reacción de las Fuerzas Armadas. El subteniente de la Policía José Rómulo Fonseca intentó ingresar por el sótano a repeler el asalto y fue herido de muerte. A las 12:30 de ese día, una hora después del inicio de la toma, 35 guerrilleros controlaban el Palacio y tenían a casi 300 personas como rehenes. Afuera el Ejército ya había establecido un perímetro de seguridad, dos vehículos Cascabel habían ingresado al patio interior del edificio y tres helicópteros de la Policía con miembros del Grupo de Operaciones Especiales habían intentado aterrizar en el techo. Uno de los helicópteros hizo vuelos rasantes y algunas descargas, luego de lo cual se levantó una densa columna de humo.

A la una y media de la tarde las tropas evacuaron a 138 personas y, según el testimonio que rindió el general Miguel Vega Uribe, ministro de Defensa de entonces, ese fue el momento en el que los guerrilleros les prendieron fuego a los archivos. Cuando los periodistas lograron contactar en medio de la toma a Luis Otero, el comandante del M-19 que dirigió el operativo, y le preguntaron por este hecho, les respondió: “Nosotros no los hemos quemado (.) no tenemos ningún interés en destruirlos”. No obstante, las palabras del general y las del ministro de Justicia Enrique Parejo en el mismo sentido alimentaron la tesis que detrás de la toma estuvo la mano de Escobar. El periodista Mark Bowden dijo en su libro Killing Pablo que el capo les dio un millón de dólares a los guerrilleros para esta operación en la que a la postre, por el incendio que se produjo y del cual nunca pudo establecerse con exactitud quién lo comenzó, se quemaron 6.000 expedientes. En la conflagración, que se convirtió en el símbolo de este holocausto, la temperatura alcanzó los 3.500 grados centígrados. El M-19 siempre ha negado esta versión de los hechos que los hace parecer como simples marionetas, pero su indudable cercanía con el narcotraficante debilitó siempre su defensa. Tampoco los ayudó que durante el asalto hayan muerto justo los cuatro magistrados de la sala constitucional y Echandía, quien había sido uno de los redactores del Código

(Inferior izquierdo) sofocando el incendio dentro del Palacio. (Inferior centro) salida de primeros rehenes del Palacio. (Inferior derecha) francotirador apuntando al Palacio.

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(Superior) entrada del Ejército al Palacio de Justicia.

Penal de 1980 que autorizaba la extradición. Después del asalto del Palacio la extradición quedó herida de muerte y un año después la nueva Corte Suprema de Justicia la declaró inaplicable por un vicio de procedimiento. El combate por el Palacio fue una debacle para los guerrilleros y una victoria pírrica para las Fuerzas Armadas. Para los intelectuales de izquierda el asalto del Palacio significó el entierro de la guerrilla como proyecto histórico. Eduardo Pizarro calificó la toma de una acción pueril. Y en efecto lo fue. Los guerrilleros se equivocaron en su apreciación de la situación política y militar que los condujo a hacer este operativo. Pensaron que podían repetir la experiencia de la embajada dominicana. Y no había tal. Betancur no tenía margen de maniobra. Se la había jugado toda por la paz sin ningún resultado. No le quedaba más alternativa que la guerra. Los guerrilleros sabían que iban a ser atacados pero creyeron que les bastaba con resistir un poco el contraataque para lograr un cese del fuego y evitar ser arrasados. Con el Presidente neutralizado, el alto mando jugó sus cartas con rapidez: no iban a permitir el show de otra embajada dominicana y podían dar un golpe de mano para descabezar al M-19. Los guerrilleros al mando de la operación eran comandantes reconocidos: Luis Otero, Andrés Almarales, Alfonso Jacquin y Guillermo Elvecio Ruiz. Además los militares estaban con la sangre en el ojo. Desde el fin de la tregua en junio el M-19 había intentado volar 17 vehículos blindados en un batallón de Ipiales, había atacado el batallón Cisneros en Armenia y un comando había atentado contra el general Rafael Samudio Molina.

co. Con Betancur inmovilizado en forma tácita, las Fuerzas Armadas atacaron impulsivamente con todos los medios a su disposición y con la mayor rapidez. Esto permitió que 215 personas salieran vivas del Palacio. Sin embargo, esa misma celeridad no permitió elaborar un plan de rescate quirúrgico que hubiera salvado la vida de 11 de los 24 magistrados de la Corte Suprema de Justicia que perecieron en el combate. Echandía imploró a través de los medios: “No he podido comunicarme con el Presidente. Si siguen disparando nos van a matar”. En el holocausto se sacrificó el poder judicial, lo cual constituye un golpe de Estado pues se exterminó una de las ramas del poder público. La lluvia de plomo y la tormenta de fuego que se desató aceleraron el proceso de desinstitucionalización que padecía Colombia. La investigación sobre los hechos del Palacio de Justicia llenó 100.000 folios y aun así quedaron muchas preguntas sin respuesta. La falta de claridad ha generado una mitología del odio que aún hoy exacerba los ánimos y alimenta el imaginario de la guerra. Sobre las ruinas humeantes del Palacio incinerado se levantó tiempo después una nueva mole para la justicia que sepultó bajo concreto, mármol italiano y vidrios blindados todos los fantasmas del pasado. Una salida estética que no ha sido suficiente para ocultar el hedor que sale de esta herida abierta y envenena con su aliento mortal la historia del país.

Esta lógica fue la que condujo a un golpe de Estado técni-

(Inferior izquierda) entrada de tanque al Palacio. (Inferior derecha) cae la entrada principal al Palacio. (Centro izquierda) primeros heridos. (Centro derecha) incendio Palacio.

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En el secuestro de Gómez Hurtado es evidente, aparte del boom publicitario, que los efectos políticos para la guerrilla y la Nación son negativos.

En el secuestro de Gómez Hurtado es evidente, aparte del boom publicitario, que los efectos políticos para la guerrilla y la Nación son negativos.

gentina y Uruguay --instaurado en los 70- sobre la misma excusa facilitada por la extrema izquierda de la “amenaza subversiva a las instituciones”.

En primer lugar, el M-19 no sólo carece de banderas, sino que perdió su capacidad de convocatoria. No tiene nada que ofrecerle al país y ya ni siquiera despierta simpatias en la opinión nacional, crecientemente hastiada de la violencia de la extrema izquierda, de la extrema derecha, de los narcotraficantes, y de la delincuencia común.

Por este tipo de reacciones, muchos consideran que un eventual desenlace fatal del secuestro de Alvaro Gómez Hurtado, convertiría de inmediato a la victima en el Calvo Sotelo colombiano. Calvo, la cabeza doctrinaria de la derecha de la convulsionada España de los años 30, fue secuestrado por los republicanos españoles, quienes al poco tiempo decidieron fusilarlo. Para muchos, éste fue el

En este contexto, el secuestro del más destacado doctrinario del conservatismo colombiano ha producido la unificación del “establecimiento” en torno a un aspecto: la necesidad de adoptar una nueva política para controlar el orden público, lo que ya produjo un primer resultado con la inyección adicional de 10 mil millones de pesos para las Fuerzas Armadas.

Álvaro Gómez representaba la derecha más conservadora del momento en el país.

Para algunos, esta inyección significa 10 mil millones menos para invertir en áreas prioritarias de inversión social. Acompañada de esta automática reacción estatal para fortalecer los organismos de seguridad, han surgido algunas propuestas para entregarle el poder a los militares como la del padre Garcia Herreros, propuesta que implicaria montar en Colombia el modelo dictatorial de Ar-

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detonante de la guerra civil española que cobró un millón de víctimas, y que llevó a la dictadura del general Francisco Franco durante casi 40 años con los resultados de sobra conocidos.

¿UNA LARGA ESPERA? Pero más allá de todos estos análisis, la familia Gómez, el gobierno y todo el país, se preguntan cuánto va a durar este dramático episodio. Por lo pronto, lo único que pueden hacer los allegados al ex candidato es lo que muchos han interpretado como la respuesta a las peticiones del comunicado dirigido por los secuestradores al Procurador General Horacio Serpa. El tema de los desaparecidos ha sido tratado reiteradamente en los últimos días, en forma paralela a las escasas informaciones sobre el secuestro y a las menos escasas sobre la toma por un grupo de medio centenar de personas de la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam, en Bogotá, que, al igual que otras tomas anteriores de

sedes diplomáticas de la capital, parece destinada a denunciar la cuestión de la guerra sucia y los desaparecidos. Pero esta rápida respuesta no parece haber afanado al M-19 que, dada su trayectoria, es de esperarse que pretenda sacarle el máximo provecho a su acción, prolongando el cautiverio. Si se considera que uno de los propósitos expresos de los secuestradores es el de hacer notorio el problema de los desaparecidos en Colombia, con el secuestro de Gómez es probable que el M-19 no tenga entre sus planes inmediatos una pronta liberación del ex candidato, a menos que las autoridades se encarguen de lograrlo. Por otro lado, si se recuerda las exigencias que el M-19 ha hecho en casos similares, no cabe descartar que soliciten la difusión de sus puntos de vista en los medios de comunicación, y una demanda económica para financiar su “revolución” . *Tomado de Revista Semana

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SALIDA Cรกrcel de la Picota

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Varios integrantes de la columna Antonio Nariño del M-19 que estaban condenados o en proceso de juicio por delitos de rebelión, fueron excarcelados a raíz de la ley de amnistía (Ley 35 de 1982), sancionada por el presidente el 19 de noviembre. Carlos Toledo Plata, Rosemberg Pabón, Carlos Pizarro, Israel Santamaría, Afranio Parra, Luis Otero y Álvaro Fayad, fueron algunos de ellos. A su salida, los líderes guerrilleros, acompañados de familiares y seguidores, se concentraron en la Plaza de Bolívar. “Para la extinción de la pena de los condenados en sentencia ejecutoriada, las autoridades en cuyo poder se encuentren los expedientes procederán a enviarlos al respectivo Tribunal Superior, el cual la decretará mediante auto interlocutorio y ordenará poner en libertad inmediata al beneficiado”, rezaba el artículo 4° de la ley al señalar que la amnistía cobijaba a quienes hubiesen sido “autores, cómplices o encubridores de hechos constitutivos de delitos políticos (rebelión, sedición o asonada) cometidos antes de la vigencia de la presente Ley”.

(Superior) Cárcel de la Picota - (Infeior) Entrevista de Pacheco a Jaime Bateman.

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PARDO Acuerdos de Corinto

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El Acuerdo de Corinto, liderado por Rodrigo Pardo quien orientó las negociaciones, fue el incio de la desmovilización del M-19. La llegada de Belisario Betancur a la presidencia de la República dio la esperanza al país de una nueva salida negociada al conflicto con las guerrilas en el país.

Firma del Acuerdo. En la mesa Pizarro y Pardo.

Durante el primer año de gobierno, se tomaron medidas importantes para la búsqueda de paz como la radicación de la Ley 35 de 1982 o Ley de Amnistía para facilitar una posible desmovilización de las guerrillas, se desarrolló en la misma dirección el Plan Nacional de Rehabilitación y se creó la Comisión de Paz mediante el Decreto No. 2711 de 1982. Posteriormente, y tras la creación de la Comisión Nacional de Negociación y Diálogo con el propósito de alcanzar acuerdos similares a los logrados con las FARC con otras agrupaciones insurgentes, entre el 23 y 24 de agosto de 1984, se firmaron en Corinto (Cauca), El Hobo (Huila) y Medellín (Antioquia), acuerdos de cese al fuego con el M-19 y el EPL. Comandantes del M-19 y delegados de la Comisión de Paz Diálogo y Verificación del gobierno de Belisario Betancur firmaron en Corinto, Cauca, un acuerdo en el que las partes se comprometían a un cese bilateral del fuego inmediato y a la búsqueda conjunta de una salida política al conflicto.

representación del gobierno frimaron Beranrdo Ramírez, Horacio Serpa y Enrique Santos y del M-19 Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad, Carlos Pizarro, Antonio Navarro, Gustavo Arias, Luis Otero, Otty Patiño, Vera Grabe, Germán Rojas y Marcos Chalita. *Tomado de El Espectador y Verdad Abierta.

En el acuerdo, también firmado por el EPL en Hobo (Huila), las guerrillas se comprometían a detener los secuestros mientras el gobierno daba su palabra de investigar las denuncias sobre desaparecidos y acciones de grupos paramilitares. En 37


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A continuación se presentan los puntos que se firmaron entre el Gobierno y el M 19 para su desmovilización. Entre los puntos principales se destaca el indulto y la anmist[ia para todo el grupo guerrillero, así como la participación política de sus principales líderes. 1. Coincidimos en la necesidad de que a través de los mecanismos ordinarios de Reforma Constitucional o mediante la convocatoria del Constituyente Primario, Plebiscito, Referéndum o Asamblea Constituyente, se fortalezca la legitimidad institucional y la aprobación de materias de vital importancia para la consecución de la paz. 2. Para promover la incorporación a la vida civil de los guerrilleros y su tránsito de la lucha armada a la vida política, se comprometen a respaldar el establecimiento, por una sola vez, de una Circunscripción Especial de Paz para partidos políticos surgidos de movimientos alzados en armas desmovilizados y reincorporados a la vida civil. Dicha circunscripción para Senado de la República y Cámara de Representantes se aplicará, a más tardar, en las elecciones de 1992, y sus características se definirán entre los signatarios en posterior acuerdo.

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3. En cuanto al Fondo Nacional para la Paz, previsto en el Pacto Político, destinado a adelantar acciones y programas de beneficio comunitario en las zonas donde la guerrilla desmovilizada haya tenido influencia, podrá ser ampliado en su financiación por el Gobierno, la empresa privada y por aquellas fundaciones internacionales que estén dispuestas a brindar su apoyo a esta iniciativa.

El Gobierno Nacional, a partir de la fecha, aplicará el Indulto a los miembros del M-19.

4. Los signatarios de este acuerdo, respaldarán una Reforma Electoral que tendrá las siguientes bases:


-Con el fin de ampliar las oportunidades electorales y de modernizar los procedimientos de votación se establecerá la Tarjeta Electoral y el voto en ambiente reservado para las elecciones de alcaldes a partir de 1992 y se estudiarán las posibilidades técnicas para incorporarlos en las elecciones de Corporaciones Públicas a partir de 1994. -Igualmente, con el objeto de ampliar los espacios de participación política, se adoptarán medidas tendientes a la ampliación de la representación parlamentaria de las minorías a través de fórmulas tales como la Circunscripción Nacional y la de Territorios Nacionales. 5. En cuanto a la administración de justicia, el Gobierno Nacional expedirá el decreto correspondiente a la creación de la Comisión Asesora para la Reforma Integral de la Administración de Justicia en los términos señalados en el Pacto Político. Dicha Comisión, de acuerdo a esos criterios, funcionará durante un término de tres años y será conformada al más alto nivel. Se ocupará, principalmente, de proponer estrategias para la reforma de la justicia en las áreas sustantiva, administrativa, presupuestal, de personal y de procedimientos.

6. En cuanto al tema de la producción, tráfico y consumo de estupefacientes, el Ministerio de Gobierno, actuando en nombre del Gobierno Nacional, integrará una Comisión de carácteracadémico no gubernamental, con autonomía e independencia plenas, que investigue la dimensión nacional e internacional del fenómeno. La Comisión estará conformada por investigadores de universidades públicas y privadas y de centros de investigación de reconocida prestancia.

El Gobierno creará la Comisión Asesora para la Reforma Integral de la Administración de Justicia ede acuerdo al Pacto Político.

7. Respecto a los demás temas políticos, socieconómicos y de convivencia, justicia y orden público consignados en el pacto político, el Gobierno iniciará su aplicación y ejecución a partir de la fecha de la dejación de armas. 8. A partir de la fecha, el M-19 anuncia que todos sus frentes armados fueron desmovilizados y sus miembros incorporados a la vida institucional del país; anuncia, así mismo, que hizo dejación de todas sus armas, municiones y material de guerra ante la Comisión de la Internacional Socialista designada para este fin. El Gobierno Nacional, a partir de la fecha, aplicará el Indulto a los miembros del M-19 y dará inicio a los programas de reinserción social y productivos acordados. El Movimiento 19 de Abril, reitera así mismo, que a este acuerdo se acogen todos sus miembros y que como grupo armado deja de existir. 9. Los signatarios de este acuerdo se comprometen a conformar una Comisión de Seguimiento (un miembro por cada signatario) con el objetivo de concretar y darle viabilidad a los compromisos aquí adquiridos.

(Izquierda) Entre los negociadores del grupo guerrillero Navarro Wolf, Fayad y Pizarro. (Centro Derecha) Entrega de armas encabezada por Pizarro. (Inferior derecha) Celebración tras firma del acuerdo. En la foto Navarro Wolf, Álvaro Fayad, Marino Ospina, Carlos Pizarro y Clemencia Cayón de Bateman.

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La historia se repitio en forma casi identica a lo sucedido hace un mes tras el asesinato de Bernardo Jaramillo. Primero una llamada anonima a Caracol reivindicando el asesinato de Carlos Pizarro a nombre de Fidel Castaño y Henry Perez, y diciendo que actuaban bajo las ordenes del cartel de Medellin.

Segun un comunicado oficial de “Los Extraditables”, es decir, de Pablo Escobar, aclarando que esa organizacion nada tenia que ver con el magnicidio y argumentando que la victima simpatizaba con las causas del dialogo y la no extradicion, muy importantes para ellos. Con el fin de demostrar la cercania entre “Los Extraditables” y el movimiento liderado por Pizarro, el comunicado decia nuestra organizacion militar y política ha tenido siempre las mejores relaciones con los compañeros del M-19”.

La reaccion de las autoridades tambien fue identica. Inmediatamente señalaron con el dedo acusador a Pablo Escobar como autor intelectual del crimen. En ambos casos, sin pruebas definitivas, pero con una vehemencia y una conviccion que, en el caso de Pizarro, neutralizó buena parte del escepticismo.

Por todo lo anterior, se puede deducir que los tres asesinatos fueron cometidos; por la misma organizacion. Ahora la pregunta es cual organizacion. Como a los ex guerrilleros del M-19 o a los militantes de la Union Patriotica los puede querer matar mucha gente por la acumulacion de rencores de años y años de guerra, secuestro y episodios como el del Palacio de Justicia, el abanico de posibilidades es bastante amplio.

En otras palabras, la vez pasada la opinion publica le creyo mas a Pablo Escobar. En esta oportunidad le estan creyendo mas al gobierno. El argumento central de las autoridades para señalar a Escobar son las coincidencias entre este asesinato y muchos anteriores, particularmente los de Bernardo Jaramillo y Jose Antequera. El perfil del sicario siempre

Incluye parientes de cualquiera de las victimas, militares vengativos, movimientos guerrilleros radicales, grupos paramilitares, etc. Pero una cosa es que mucha gente los quiera matar y otra muy distinta que tenga la capacidad

A los ex guerrilleros del M-19 o a los militantes de la Union Patriotica.

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es el mismo: joven, antioqueño y vinculado a una de las bandas de sicarios asociadas por las autoridades con Pablo Escobar. El tipo de arma es el mismo. El entrenamiento tambien. Pero tras el asesinato de Pizarro las coincidencias aumentan y llegan a sorprender. En los tres casos, el asesino vestia ropa nueva y la misma marca de zapatos.


“Le dispare a un hombre rodeado por 14 guardaespaldas, le meta trece balazos sin herir a nadie mas”.

Pero leyendo los multiples comunicados que apare cen ahora en Colombia despues de cada magnicidio, se puede llegar a la conclusion de que si la obsesion del gobierno es Pablo Escobar, la de Escobar ha pasado de ser la extradicion a la de las torturas a su gente. El comunicado de “Los Extraditables”, expedido el viernes, le dedica mas parrafos a las denuncias de torturas que a negar la autoria del asesinato, que atribuye a una conspiracion desestabilizadora de cuatro policias --supuestamente los generales Maza, Gomez Padilla, Casadiego y Pelaez.

logistica, los recursos y el know how para hacerlo. Convencer y entrenar a un sicarlo para que meta una ametralladora dentro de un jet, le dispare a un hombre rodeado por 14 guardaespaldas, le meta trece balazos sin herir a nadie mas, todo esto a mas de 13 mil pies de altura y con la absoluta disposicion para morir en el acto. Describe espeluznantes atrocidades de taladro y soplete, y acusa al general Oscar Pelaez, comandante de la Dijin, no solo de esas torturas, sino de multiples desapariciones de gente de Escobar y de ino centes. Puede que algunos colombianos crean que efectivamente lo que Escobar denuncia esta pasando. Pero tal vez lo que cada vez creen menos es que exista otra organizacion tan eficaz, tan poderosa y tan precisa como la de el, para llevar a cabo operativos como el de la semana pasada. *Tomado de Semana

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Hace 20 años, en ceremonia que se cumplió en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, con la intervención a tres voces de sus copresidentes, Álvaro Gómez, Horacio Serpa y Antonio Navarro, se proclamó la Constitución que hoy rige a Colombia. Durante cinco meses, una Asamblea Nacional Constituyente integrada por 74 delegatarios, le dio forma al ordenamiento jurídico que dejó atrás la centenaria Carta Política de 1886 y abrió camino a un sistema garantista que fue concebido como un tratado de paz. Un intenso proceso democrático que fue alentado por la sociedad colombiana y que

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la juventud de la época acogió como una victoria. Pero no fue un camino fácil. Colombia sufría la arremetida del narcoterrorismo de Pablo Escobar, sus socios y sus secuaces; el paramilitarismo mostraba los dientes de su barbarie, los grupos guerrilleros ajustaban su máquina de violencia y la clase política pugnaba en medio de la crisis. La idea de renovar la Constitución era un sueño aplazado con frustraciones recientes: una reforma que se tramitó en el Congreso en el gobierno de Alfonso López que tumbó la Corte por vicios de forma y otro acto legislativo que también se cayó en la Corte durante el gobierno Turbay. El avance reformista llegó en 1986 con la elección popular de alcaldes. En enero de 1988, el entonces presidente Virgilio Barco súbitamente revivió el ideal. El narcotráfico acababa de asesinar al procurador Carlos Mauro Hoyos y, además de la respuesta gubernamental expidiendo el Estatuto para la Defensa de la Democracia, con rígidas normas para enfrentar la amenaza terrorista, el jefe de Estado instó al país a realizar un plebiscito ciudadano para retomar la ruta de la reforma institucional. En ese momento, el artículo


218 de la Carta de 1886 prohibía modificar la Constitución por una vía distinta al Congreso. Virgilio Barco propuso que a través del voto los colombianos derogaran esta prohibición. Una audaz propuesta con fecha incluida: el mismo día en que los colombianos iban a elegir por primera vez a sus alcaldes, el 13 de marzo de 1988. La apuesta del presidente Barco causó entusiasmo, pero pronto fue capitalizada por los partidos políticos que primero la convirtieron en una comisión de estudios y luego, en febrero, en el llamado Acuerdo de la Casa de Nariño, sonoramente presentado al país. Un pacto que descartó el plebiscito y recobró la senda de tramitar la reforma constitucional a través del Congreso. Pero la encerrona política la aguó el Consejo de Estado, que semanas después tumbó el acuerdo por yerros jurídicos. El as del plebiscito se hizo triza, la crisis nacional siguió sumando asesinatos selectivos y masacres, pero en julio de 1988, en medio de la conmoción creada por el secuestro y posterior liberación del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado a manos del M-19, el gobierno Barco se la jugó de nuevo y presentó al Congreso una propuesta de reforma que limitaba el repudiado estado de sitio, fortalecía los mecanismos de participación ciudadana y, entre otros organismos, promovía crear la Fiscalía, la Corte Constitucional y el Consejo de la Judicatura. En pocas semanas, los partidos políticos discutían éste y otros proyectos. Luego vino 1989 y su alud de luto colectivo causado por los violentos. La masacre de 12 funcionarios judiciales en La Rochela (Santander) en enero; el asesinato del dirigente de la Unión Patriótica José Antequera en marzo; el crimen del gobernador de

Antioquia Antonio Roldán en junio; el magnicidio de Luis Carlos Galán en agosto; el bombazo contra El Espectador en septiembre, la muerte de 107 inocentes en un avión de Avianca explotado en noviembre o la mano terrorista contra el edificio del DAS en diciembre. Y en medio de la zozobra de los carros bomba, un Congreso dividido frente a la urgencia de enfrentar al narcotráfico. La evidencia salió a relucir en la agonía de ese año calamitoso. Sólo faltaba un debate en la Cámara para que la reforma constitucional quedara lista. Pero a última hora, un grupo de parlamentarios decidió añadir a la iniciativa la realización de un referendo para que los colombianos decidieran sí o no a la extradición de nacionales. El gobierno Barco reaccionó advirtiendo que la mafia iba a imponer la votación por el no a punta de terrorismo. Pero no fue posible convencer al Congreso. Entonces el 15 de diciembre, el Ejecutivo retiró su apoyo a la reforma. Prefirió frustrar el ideal colectivo a permitir una victoria soterrada de la mafia. La desesperanza volvió a imponerse. Y fue entonces cuando la juventud asumió su rol renovador y desde las aulas de la Universidad del Rosario, Los Andes o la Javeriana, entre otros centros de educación superior, surgió la fórmula de la Séptima Papeleta. En marzo de 1990 debía realizarse la elección de Senado, Cámara, Asamblea, Alcaldía, Concejo y Consulta Liberal para elegir candidato presidencial. Los estudiantes agregaron un séptimo voto para que obrara como un plebiscito de opinión a favor de una Asamblea Constituyente. Una idea tan novedosa que pronto se pegaron los políticos. Después derivó en fervor ciudadano.

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El 28 de abril de 1983, Jaime Bateman Cayón, en ese momento máximo líder del M-19, abordó la avioneta de su mal destino. Hoy, 30 años después de ese fatídico viaje que impuso su ausencia, sigue siendo un personaje devorado por la leyenda. Por años fue el hombre más buscado del país y nunca pudieron capturarlo. Su historia constituye un legado con una carga adicional de misticismo y de valor. Nacido el 23 de abril de 1940, bajo la brisa fresca de las dos de la madrugada en Santa Marta, el grito inaugural de su vida fue tan fuerte que su madre Clementina lo exaltó siempre como su primer gesto de rebeldía. La marca de un revolucionario caribeño que nunca fue un marxista dogmático, es más, que nunca creyó en los dogmas, porque siempre confió en el poder del corazón. Vivió con la certidumbre de que nunca iban a capturarlo por la cadena de afectos que rodearon su ser. El talismán de su madre y sus hermanos, la solidaridad de sus amigos, los amores que lo inmortalizaron. Varias veces lo dieron por muerto en combate y hasta llegaron a la casa de su madre a dar la noticia. Ella, con su sabiduría enigmática, siempre replicó: “No le ha pasado nada. Se equivocaron de muerto”. A los ocho años, cuando regresaba del colegio, lo atropelló una camioneta. Fractura abierta en la tibia de la pierna derecha fue el diagnóstico. Por un errado procedimiento médico casi la pierde. Esa herida, que le costó apremios en el monte o tratamientos eternos en la Unión Soviética, llegó a ser un rasgo inequívoco de su identidad, pero caló

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profundo en su carácter porque debido a ella leyó más que nunca.

Vivió con la certidumbre de que nunca iban a capturarlo por la cadena de afectos que rodearon su ser.

Los discursos de Gaitán, su intervención en el Congreso para recriminar a la Nación y al Ejército por la masacre del 6 de diciembre de 1928 en la zona bananera, su voz que fue la del pueblo y fue silenciada el triste 9 de abril de 1948. El personaje central mientras curaba su herida, que siempre fue la señal para cualquier militar, que ante la más leve sospecha intentó descubrirlo por su cicatriz legendaria. Como la mayoría de jóvenes de su época en Santa Marta,


pasó por el Liceo Celedón, pero lo echaron. Por los mítines en los que empezó a participar y por haber corrido a un profesor en calzoncillos que le había puesto cero en un examen por hacer copia. Radicado en Bogotá, pronto encontró el lugar de su destino: la Juventud Comunista. Fue comunista a secas y guerrillero de las Farc, pero siempre creyó que el marxismo sólo tenía vigencia si se adecuaba a la cultura colombiana, y mucho más a la caribeña. Por eso fue irreverente y, por ejemplo, a la hora de cambiar de rumbo, ideó publicar avisos en la prensa que confundieron la aparición del M-19 con un vermífugo de moda. Orlando Fals Borda, padre de la sociología en Colombia, lo dijo: Bateman humanizó la guerra. Sólo fue comparable a los generales costeños del siglo XIX que llegaban borrachos a los combates y perdonaban a sus prisioneros.

Un sueño frustrado que en palabras del escritor Alfredo Molano en 2010, a propósito de la conmemoración de los 30 años de la toma a la Embajada de República Dominicana en 1980, significó demasiado. “De haberse concretado aquel idílico sancocho, se habría evitado la tragedia del Palacio de Justicia, el exterminio de la Unión Patriótica, 25.000 desaparecidos, cementerios secretos, falsos positivos, motosierras, toda la sangre y las mentiras que han estremecido al país. El 23 de abril de 1983, Jaime Bateman cumplió 43 años. Cuatro días después abordó la avioneta de su mal destino. Supuestamente el presidente Belisario Betancur iba a reunirse con él para dialogar sobre la paz. Ni las premoniciones de sus amigos, ni su interés repentino por reencontrarse con sus afectos y sus amores, ni el mal clima reinante, nadie logró persuadirlo de no embarcarse.

CLas labores de búsqueda de la avioneta fueron incesantes, todos confiaban en la inmortalidad de Jaime Bateman.

La avioneta monomotor Piper iba pilotada por el excongresista Antonio Escobar, samario y amigo de la familia Bateman. Despegó a las 7:45 de la mañana del aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta. Su destino final era el aeropuerto civil de Paitilla, en Panamá. Lo acompañaban Nelly Vivas y Conrado Marín.

Todo el que lo conoció se sorprendió por su carácter. Fidel Castro, que se preciaba de conocerlos a todos, llegó a decir que pocos líderes revolucionarios lo habían impactado tanto como Bateman. En alguna ocasión hablaron toda una tarde mientras nadaban como viejos amigos en Playa Girón.

“Estoy ascendiendo a 9.000 porque tengo un tiempo un poco malo abajo, logro ver algunos huecos, pero si tú me localizas por el radar me podrías indicar qué ruta o qué rumbo coger para tu estación o Paitilla. Te informo que no tengo Transponder”, informó el piloto. Desde ese anuncio se configuró el desastre. No fueron detectados con prontitud en el radar del controlador y no se pudo sugerir una ruta. Solo seguir ascendiendo. Luego la señal se interrumpió para siempre.

Ya desde entonces, cargando el fardo de excomunista y exguerrillero, comenzó a obsesionarse con los diálogos de paz, a los que en su visión caribeña denominó el “sancocho nacional”. Es decir, sentarse a la misma mesa con Turbay, con Galán, con García Márquez, y entre todos discutir los problemas de fondo del país más desigual de América Latina.

Las labores de búsqueda de la avioneta fueron incesantes. La Aeronáutica Civil de Panamá exploró el área durante ocho días. El piloto personal de Torrijos participó en la operación. La familia de Antonio Escobar destinó recursos para insistir en la búsqueda, el M-19 envió patrullas a la zona y transitó por la selva durante 70 días. Todos confiaban en la inmortalidad de Jaime Bateman.

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Con mezcla de frialdad y quizá con un poco de humor negro, el candidato presidencial por la Unión Patriótica, Bernardo Jaramillo Ossa, aseguraba en todas las entrevistas que lo iban a matar. Una predicción que no resultaba difícil después del asesinato de centenares de militantes de ese movimiento de izquierda que surgía con un gran respaldo popular que no se veía en Colombia desde la época de Jorge Eliécer Gaitán.

Su presentimiento se cumplió el 22 de marzo de 1990. Cuatro balas disparadas desde una Mini-Ingram por un joven que lo esperaba en el Puente Aéreo de Bogotá, acabaron con su proyecto de una izquierda moderna y democrática y se convirtió en uno de los tres candidatos presidenciales asesinados en la sangrienta campaña de 1990.

“Sé que la única salida política al conflicto armado pasa por el diálogo entre gobierno e insurgencia”.

Ya estaba muerto el candidato del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán y sólo faltaba un mes para que acabaran con la vida del recién desmovilizado del M-19 y también candidato a la presidencia, Carlos Pizarro Leongómez. Jaramillo Ossa tuvo éxito en la política por su franqueza. Quienes lo conocieron, lo catalogaban como un social demócrata, un visionario y un hombre de cambio. Nació en Manizales en 1956 y se graduó en Derecho y Ciencias Políticas. Pronto se convertiría en un importante dirigente agrario en el Urabá Antioqueño, militante del Partido Comunista Colombiano y tras la expulsión de esa colectividad por plantear reformas ideológicas y abrir paso a la concertación y a la democratización sin abolir la propiedad privada, asumiría la presidencia de la Unión Patriótica después del asesinato de su dirigente, Jaime Pardo Leal en 1987.

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Este abogado manizalita acertó, hace 20 años, en lo que sería la degradación del conflicto armado colombiano. Advirtió el fortalecimiento de las estructuras paramilitares y su complicidad con el Estado y el narcotráfico, y señaló la pérdida del horizonte político de la guerrilla de las Farc, subrayando incansablemente que la única salida posible era el diálogo. En repetidas ocasiones aseguró que la UP no necesitaba de las Farc, ante las denuncias de sus contradictores que señalaban a ese movimiento como brazo político de la guerrilla. “Sé que la única salida política al conflicto armado pasa por el diálogo entre gobierno e insurgencia y la interlocución válida de la sociedad civil para encontrar caminos de reconciliación”, afirmaba en Jaramillo en sus discursos y siempre resaltaba que “no se puede ser consecuente con la


paz ni hablar de paz mientras no se combate efectivamente a los grupos paramilitares ni se castiga ejemplarmente a los miembros del Estado comprometidos en la violencia contra la población civil”. Jaramillo Ossa confiaba en que un proceso de paz no debía resumirse a la entrega de armas por parte de la insurgencia,

jaron. Andrés Arturo agarró el arma, la escondió en su saco y esperó sentado en los pasillos del terminal fingiendo leer un periódico y esperando el momento preciso para actuar. Todo estaba planeado. Si el primer intento en el Puente Aéreo fallaba, había otro joven que también abordaría el avión para asesinar a Jaramillo en pleno vuelo. Pero si éste también fallaba, otro grupo de sicarios lo esperaba para ultimarlo en el aeropuerto de Santa Marta. Ese joven que abordaría el avión se llamaba Gerardo Martínez, quien un mes después acabó con la vida del recién desmovilizado del M-19, Carlos Pizarro Leongómez. Andrés Arturo le disparó a Bernardo a las 8:05 a.m. El sicario desenfundó la ametralladora y la accionó escondiéndola con el periódico. En menos de un minuto descargó las 33 balas del proveedor. Cayó herido, tenía cuatro impactos en el tórax. Mariela, su esposa, se tiró a su lado para protegerlo. Herido, Jaramillo le dijo a su esposa: “Mi amor, no siento las piernas. Estos hijueputas me mataron, me voy a morir. Abrázame y protégeme”.

sino que debería alcanzar transformaciones profundas en una sociedad inequitativa como la colombiana. Por eso fue uno de los principales veedores del proceso de desmovilización de la guerrilla del M-19 y su transformación en partido político, perseguido y exterminado al igual que la Unión Patriótica.

Su muerte

Bernardo Jaramillo Ossa llegó al Puente Aéreo de Bogotá a las 7:30 a.m el jueves 22 de marzo. Lo acompañaban Mariela, su esposa, once escoltas del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), dos de la Policía y dos de la Unión Patriótica (UP).

Y allí quedó su anhelo de una patria democrática, equitativa e incluyente. Y allí quedaron sus sueños, repetidos en varias entrevistas, de tener la posibilidad de caminar por las calles sin escoltas, de ir tranquilo a una heladería, sentarse en una banca de un parque para darle de comer a las palomas, leer un periódico o entrar a un cine. El exterminio de la Unión Patriótica dejó como saldo el asesinato de dos candidatos presidenciales, nueve congresistas, 70 concejales y decenas de diputados, alcaldes y líderes políticos. Se habla de más de 4 mil víctimas, muchos de ellas desaparecidas. *Tomado de El Espectador.

La pareja abordaría un vuelo de Avianca, rumbo a Santa Marta, para gozar de la luna de miel que no habían podido tener por las múltiples ocupaciones del dirigente político. Su esposa recuerda que justo ese día no quiso llevar el chaleco antibalas que siempre usaba por ser uno de los hombres más amenazados del país. Una hora antes, un joven de 17 años, vestido de corbata y un maletín en su mano, llegó a la terminal aérea y confirmó un pasaje de Avianca en el mismo vuelo a Santa Marta. Las autoridades lo identificaron después como Andrés Arturo Gutiérrez, el menor de cuatro hijos de una familia que vivía en el barrio Enciso de Medellín. Minutos después, tres hombres se acercaron al joven y le entregaron una ametralladora Miningram, calibre nueve milímetros y una fotografía del líder de la UP. Luego se ale-

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16 En pleno centro de Bogota cayó en la noche del jueves Álvaro Fayad Delgado, de 39 años, soltero, psicólogo, comandante general del M-19 y uno de los fundadores históricos de la organización insurgente colombiana. Su presencia en la capital podría haber obedecido a la preparación de una cumbre de la Coordinadora Nacional Guerrillera ante las elecciones presidenciales de mayo. El golpe de comando de los Grupos de Operaciones Especiales de la Policía Nacional (GOES) contra unos apartamentos del barrio Quinta Paredes, junto a la Exposición Internacional y

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en los alrededores de la ciudad universitaria, fue tan espectacular como sangriento y confuso. El hermetismo policial sólo fue roto por el general Gustavo González Puerto, comandante del departamento policial de Bogotá, quien declaró que la presencia de Fayad en la capital fue revelada por teléfono.La confusión o la inexplicabilidad de la muerte de Fayad reside en que éste se encontraba sin protección en el domicilio personal de Raúl Rosero, de 37 años, director de orquesta, compositor, arreglista y cantante, ganador de numerosos certámenes internacionales de música ligera, autor de más de 50 baladas, entre ellas los temas musicales de algunas de las interminables y desmayantes telenovelas, más famosas de Suramérica.

Fayad se encontraba sin protección en el momento en que lo asesinaron los del GOES.

Rosero no se encontraba en su casa, sino en un estudio de grabación, junto a algunos de sus hijos; en el domicilio conyu-


gal sólo estaban Fayad, la hermosa María Cristina Rosero, de 34 años, y otro de sus cuatro hijos, de ocho años de edad. A las cuatro de la tarde del jueves, la policía acordonó el edificio, y un enjambre de falsos obreros telefónicos, del gas y de la electricidad, de los que pululan ahora por Bogotá en operaciones voluntaristas para recuperar los desastres urbanos antes de las elecciones presidenciales, se desparramó por el edificio y sus proximidades.

Cristina Rosero estaba encinta de un mes. Trescientos policias impidieron el acceso a los periodistas a la zona, lo queentraría dentro de la lógica de las cosas, pero también lo hicieron con el titular del juzgado 80 de instrucción criminal, Luis Alberto Godol. Fue el hijo de ocho años del matrimonio, que resultó ileso, el que comunicó la identidad de su madre muerta a las fuerzas de seguridad.

En el hecho también murió María Cristina Martá -simpatizante del movimiento y esposa del compositor Raúl Rosero.

El propio Rosero ha negado cualquier relación con la guerilla, y amigos y familiares estiman que Fayad entró en su casa con el ánimo de esperarle y convencerle de que compusiera el fondo musical de un vídeo que el M-19 quería emitir forzadamente por la televisión en los próximos meses.

A las seis de la tarde -cuando cae la noche en Colombiacortaron la luz del edificio y los desprevenidos vecinos escucharon un tiroteo muy breve y una sola corta ráfaga de metralleta. En los noticiarios televisivos de la noche se informaba vergonzantemente que el dirigente del M-19 Álvaro Fayad “había sido encontrado muerto en un apartamento de Quinta Paredes, junto a la esposa de Raúl Rosero...”. María

Fuentes oficiales aducen oficiosamente que Álvaro Fayad preparaba en Bogotá una cumbre de la Coordinadora Nacional Guerrillera. Raro, todo muy raro y muy confuso. Y extraño que un hombre como Fayad, cuya fotograría se ha publicado infinidad de veces en los diarios, aparezca en Bogotá, sin guardaespaldas, en una barriada elegante y en la casa de un afamado compositor para tomarse un café con su esposa, tan muerta como él como para delatar lo que realmente ocurrió.

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Estas son las palabras de Jorge Iván Ospina, hijo de Iván Marino Ospina, que narran los hechos del día que mataron al dirigente del M19 y a su hermano. “El tiempo, solo el tiempo logra borrar los momentos más difíciles, sin embargo muchos de ellos se escriben con sangre y dejan huellas permanentes. Es difícil recordarlo con detalle. En ocasiones voy al apartamento en la unidad Santiago de Cali con el propósito de revivirlo y aunque allí están las mismas paredes y algunos de los muebles, no puedo. El tiempo y la necesidad de borrarlo intentan ser más fuertes. Sabía que estábamos en guerra. Tengo grabadas las palabras premonitorias de mi padre: “En una guerra es muy fácil morir y en esta guerra que libra el ‘M’ muchas personas morirán antes de conquistar la paz”. Esas tres letras me motivaron a salir de La Habana, mi refugio -“mi todo refugio”-, para ver lo que todos llamaban el diálogo nacional y la oportunidad de paz. Sin embargo, como ha ocurrido de manera sistemática y no silenciosa, muchos más le apostaron a la guerra, a la muerte de unos y de otros, de acá y de allá, como consignando para siempre, o por lo menos por mucho tiempo, que para este pueblo la paz no sería un parto fácil. Una noche hace 27 años, estábamos viendo las noticias y alguien tocó a la ventana. Un vigilante de acento caucano susurró: “lo están buscando, saben dónde vive”.

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Junto a mi familia, iniciamos una huida sin éxito. Por horas rondamos en un pequeño carro por el centro, pensamos en subir a Siloé o ir al Distrito. Incluso contemplamos viajar hacia el Cauca, pero pudo más la confianza y nos dirigimos al oeste de Cali, a Los Cristales. Hablamos, había alegría: una vez más mi papá se alejaba de la prisión o la muerte. Ya habían pasado unas horas de la primera información y él sentía que allí estaba seguro. En medio de llamadas y obvias conversaciones, mis padres me indicaron dónde dormir. Esa noche tuve un sueño corto en el que me trasladé al mar, en donde recogía estrellas y caracoles y veía grandes buques. De pronto, me desperté con un estruendo mientras gritaban mi nombre. Él estaba tranquilo, más sereno que de costumbre y con un fusil en sus manos, me dijo: “Cuida a tus hermanos”. El combate se llenó de consignas para


amedrentar al enemigo y superar el miedo. La pólvora enardece, se aspira y a su vez motiva, los tiempos son eternos y durante algunos minutos todo se estremece. Tiros van y vienen, cada bala suena un par de veces, a su salida y en su inevitable punto de llegada. Casi está amaneciendo, mientras suena el teléfono se encima al contrario. Entonces mi padre salió a la terraza. Intenté hacerle retroceder pero entonces se escucharon dos silbidos: uno rozó mi cuello y el otro fatalmente certero atravesó su tórax. “Me mataron” me dijo, como queriéndome decir más cosas pero sin poder. Lo retiré de la línea de fuego y le cerré sus párpados: grité por un rato. Quedé paralizado y aturdido, todo me daba vueltas, solo escuchaba un zumbido lejano y largo, como de una chicharra. El tiroteo se agudizó y copó cada espacio. Sentí que caían pequeñas cargas de explosivos y las consignas eran ahogadas por armas de mayor calibre. El único compañero que aún respondía al fuego se parapetó en el segundo piso y me dijo adiós con la mano mientras la familia Marín se resguardó en el baño. En un instante reaccioné, decidí abrazarlo y besarlo. Lo arreglé, le repetí cuánto lo quiero, cuánto lo amo. Ya nada importaba y aunque el tiroteo continuó y las balas estallaban cerca de mí, no me pasó nada. Su cuerpo aún se sentía caliente y me preocupaba que

estuviera expuesto. Lo moví hacia adentro y seguí abrazándolo como fantaseando con curar sus heridas y evitar que el frío penetrara en su cuerpo. Seguidamente recogí sus documentos y armé un incendio con ellos. Luego hice una llamada, no recuerdo a quién y le conté: “Papá ha muerto”. Cuando se ha perdido tanto lo demás no importa. Se soporta la tortura, la cárcel y la ausencia de todo. Por un tiempo se autoincrimina y se culpa, pero cuando se supera llega una motivación especial de trabajar para que no ocurra más: liderar para transformar, comprendiendo que no somos un pueblo malvado destinado a matarnos por siempre. Sí, señor Presidente, “La paz es la victoria” Pero no la paz en vano para que todo quede igual: ésa no es duradera, es efímera. Se trata de hacerla con una base ética construida colectivamente, con perdón, reconciliación, reparación y rectificación. Con verdad, que intervenga las causas de la guerra que ha motivado a algunos y obligado a otros a empuñar el fusil, la que transforma la tenencia de la tierra y define que la unidad nacional no es con los mismos de siempre. Es con los afros, indígenas, ambientalistas, raspachines, mineros legales e ilegales, deportistas, gestores culturales y campesinos. Ésa es la unidad nacional que alcanzará la victoria y tal como usted lo dijo: “La paz es la victoria”.

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La izquierda partidista colombiana siempre ha La entrega de armas de este grupo, hace 20 años, dejó a muchos de sus ex integrantes ocupando curules políticas nacionales y regionales y, años después, a otros trabajando con el Gobierno. Pero el movimiento quedó diluido entre las nuevas ideologías de centro-izquierda.

representantes a una Asamblea Nacional Constituyente, la cual promulgó la nueva Constitución, en 1991. Los presidentes de la constituyente fueron Álvaro Gómez Hurtado por el Partido Conservador, Horacio Serpa por el Partido Liberal, y Antonio Navarro, por el M-19, lo que se constituyó en el mayor éxito político que haya tenido un grupo alzado en armas en la historia de Colombia. De hecho, el proceso electoral que inició le permitió al nuevo partido del M-19 tener 19 miembros de 70 en la Asamblea Nacional Constituyente. Algunos de los ex integrantes ocuparon cargos en Senado y Cámara e incluso, su líder Carlos Pizarro alcanzó a ser candidato presidencial con alguna opción de poder, que quedó frustrada cuando fue

El 9 de marzo de 1990 todos los integrantes del M-19 realizaron la entrega de armas en su campamento de Santo Domingo (Cauca) liderados por su entonces comandante máximo, Carlos Pizarro León-Gómez. Se desmovilizaron para convertirse en grupo político que se conoció como Alianza Democrática M-19 (AD M-19). El proceso de paz se llevó en el Gobierno de Virgilio Barco Vargas. Por esta concertación se logró la amnistía (olvido de hechos delictuosos) e indulto (perdón de la pena correspondiente) para los delitos políticos cometidos por los entonces militantes del M-19. Dentro de ese proceso se perdonaron delitos políticos como rebelión, sedición, asonada y delitos conexos, para los desmovilizados no sólo del M-19. Vías similares se recorrieron con otros grupos insurgentes, como el EPL, el ERP y el Quintín Lame. El perdón y olvido otorgado por el Gobierno les dio la oportunidad de hacer parte de un proceso democrático que inició en diciembre de 1990, cuando se convocaron comicios para elegir los 68

asesinado por un sicario en un avión. El crimen ocurrió un mes después de la desmovilización. Para el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, uno de los logros alcanzados con la desmovilización fue el “éxito” de la presencia del M-19 en la Asamblea, pues se demostró el gran apoyo de muchos de sus seguidores y la fuerza política de este movimiento. En el Valle del Cauca, el M-19 tuvo influencia en municipios como Yumbo y en Cali, en la zona de ladera especialmente en el barrio Siloé, donde hubo militantes. Fue evidente el respaldo popular inicial al nuevo


partido, pero en 1994 ese apoyo fue desapareciendo, por razón de la violencia contra sus miembros y porque hubo una crisis interna en las elecciones, que llevó a que algunos de sus miembros se unieran a otras tendencias políticas. Antonio Navarro Wolf, actual Gobernador de Nariño y militante del M-19, explicó el porqué de ese fracaso: “teníamos experiencia en la parte militar y de armas, pero no en la política y por eso el partido se acabó tan pronto”.

20 años después Rafael Pardo, hoy candidato presidencial del Partido Liberal y quien lideró entonces los procesos de paz con los grupos guerrilleros, reconoció la importancia de la desmovilización. “La negociación

grupos en honor al M-19 y a Carlos Pizarro. Para el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, el partido político del M-19, después de la desmovilización, no se acabó, sino que se transformó y reabrió el camino a lo que se conoce como nuevos movimientos de izquierda. El M-19 fue precursor de la paz y de la negociación exitoso en América Latina.

Sobre la toma del Palacio de Justicia Algunos de los lunares de la desmovilización del M-19 han sido las versiones encontradas sobre una presunta participación del narcotráfico en la toma del Palacio de Justicia. El informe final de la Comisión de la Verdad sobre la toma y la retoma del Palacio en 1985, entregado en diciembre de 2009, asegura que el Cartel de Medellín tuvo contacto con el M-19. En esa oportunidad el presidente de la Corte Constitucional, Nilson Pinilla, afirmó que sí hubo contactos previos entre integrantes del M-19 y el Cartel de Medellín. Además que posiblemente se usó armamento perteneciente a Pablo Escobar.

La cifra

Pero la fuerza política fue menguando. Después del fracaso electoral del partido creado por los ex M-19 en 1994, muchos de los aspirantes a la política se unieron a partidos tradicionales y otros conformaron el actual partido denominado Polo Democrático Alternativo.

19 de los 70 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 eran del M-19. Uno de ellos, Rosember Pabón, fue alcalde del municipio de Yumbo, en el Valle del Cauca.· Centro Independiente es una organización creada por Angelino Garzón, quien viene de una larga militancia en partidos de izquierda (PCC, UP, AD M-19) y ha sido parte de gobiernos de diversa procedencia (conservadora, liberal, de Álvaro Uribe y del actual Partido Social de Unidad Nacional). Ha mantenido posiciones ambiguas y cuenta con una larga carrera burocrática. En una de sus recientes entrevistas declaró que desde 1994 no ha militado en ningún partido, pero mantiene sus aspiraciones políticas.

De hecho, en diversos lugares del país aún existen personas que siguen la línea ideológica de socialismo del M-19 y muchos universitarios que tiene

Además de las siete izquierdas hay otros sectores “flotantes”, que se identifican con la izquierda pero no pertenecen a aquellas organizaciones.

abrió la posibilidad de mostrar que una guerra se puede acabar por la vía del diálogo y eso tuvo el apoyo del país entero”, indicó Pardo.

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Vera Grabe

Sus padres eran inmigrantes alemanes procedentes de Hamburgo. Estudió Antropología en la Universidad de los Andes. A los 21 años comenzó su militancia política y fue cofundadora y dirigente del M-19. A partir de entonces, Vera Grabe fue representante a la Cámara y senadora por la Alianza Democrática M-19. Fue consejera para los Derechos Humanos en la Embajada de Colombia en España desde el 1994 al 1997. Actualmente es investigadora en el Observatorio de Paz en Bogotá en temas de educación y cultura de paz. Cristina, Julia, Catalina, la Mona, Sara… Todos los nombres que adoptó durante su vida militante estaban dotados de contenido; el verdadero sentido de los objetivos a llevar a cabo que nunca fue

fácil. Vera Grabe formó parte del M-19, en la clandestinidad. Cuando un grupo de compañeros “robó” la espada del Libertador Simón Bolívar, en el año 1974, y en su lugar quedó una nota que decía: ”Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”, se abrió su camino guerrillero. Al mismo tiempo, otros miembros del grupo tomaban al asalto el Ayuntamiento de Bogotá. Así se dio a conocer en Colombia el Movimiento 19 de Abril que se había formado en el año 70 bajo el lema “Con el pueblo, con las armas, ¡al poder!”. Vera Grabe había viajado a Hamburgo pocos años antes presionada por sus padres, para que estudiara en Europa. Tardó poco en darse cuenta de que le faltaban los aromas y los colores de Colombia y, sobre todo, su realidad. La experiencia europea le dejó un gran regalo: reconoció su origen e identificó su compromiso con América Latina. Con suerte o con buena estrella, como escribe la propia Vera Grabe en su libro Razones de vida, salió de algunas situaciones complicadas, entre ellas de la cárcel del Buen Pastor, donde estuvo presa entre 1979 y 1980. Para ella aún hoy, su liberación tiene parte de misterio. La cárcel fue un escenario perfecto donde hacer política, donde continuar con la trasformación social y sobre todo una escuela de “formación revolucionaria”. Antes de llevarla a prisión fue torturada hasta la extenuación. El Movimiento había robado miles de armas de un depósito del ejército en Usaquén. La respuesta llegó con gran rapidez: primero los allanamientos, después las detenciones, las torturas. Fueron cayendo casi todos y casi todas. “En Colombia hay presos políticos”. Así se dio a conocer el M-19 en el mundo, tras el asalto a la Embajada de Colombia en la República Dominicana. Era la primera vez en la historia de ese país que un movimiento armado hacía una propuesta de negociación política para el diálogo nacional, la democratización y la paz. Esta proyección internacional resultó ser para Vera Grabe un puente para trasladarse a otros países de América Latina y Europa. Su misión era dar a conocer con credibilidad al M-19 y utilizar la vía diplomática para el acercamiento a otras fuerzas políticas. Se entrevistó con Torrijos, Castro, Gadafi: “Creíamos que ahora Colombia podía ser tierra para hacer realidad una América Latina unida, libre”.

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Clara Helena Enciso Fue la guerrillera encargada de comunicaciones de la operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre. Estuvo siempre al lado de Almarales, hasta cuando, derrotado, este le ordenó: Mona, sal camuflada en el grupo de las rehenes que vamos a liberar. Tú eres la encargada de contarle al mundo lo que ha pasado aquí. Los guerrilleros coordinaron la reunión de Enciso con la periodista Olga Behar. De ahí salió Noches de humo (Cómo se planeó y ejecutó la toma del Palacio de Justicia), un libro que intenta ser apología del operativo, pero lo que logra es generar entre los lectores un fuerte sentimiento de horror y repulsión. Hay que abonarle, sí, que salvó para la memoria muchas de las intimidades del crimen.

cómo prepararon concienzudamente la toma: infiltraron guerrilleros en varias dependencias; levantaron planos; enviaron, con toda clase de pretextos, a decenas de visitantes espías. No parece temerario sospechar, por ejemplo, que la joven abogada titulada de la Universidad Nacional, que aceptó contrato como cajera de la cafetería, pudo ser una quintacolumnista de los atacantes. Eso hay que investigarlo, porque un testigo consta en el expediente vio cómo una mujer joven, revólver en mano, hizo poner contra la pared a trabajadores y clientes de la cafetería. ¿Sería ella? Lo único que sabemos es que la joven desapareció para siempre en ese infierno artificial que creó la insensatez.

El M-19 nunca mostró arrepentimiento. Al contrario, reivindicó su acción insensata como un heroísmo. Aún humeantes las ruinas del Palacio, se proclamaron como las víctimas y prometieron venganza: La voz viva del presidente de la Corte, exigiendo al Gobierno el cese del fuego y el comienzo de conversaciones, permanece como acusación y condena eterna a quienes ordenaron y ejecutaron el holocausto total. Y el momento de la venganza les llegó. En el 2005 lograron reabrir el proceso, no contra los asaltantes, sino contra los defensores, las Fuerzas Armadas. El pretexto: los desaparecidos. Enciso le contó a Behar

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Durante la administración de Petro también se llevó a cabo la creación de la Secretaría de la Mujer. Recientemente Petro contrató los estudios definitivos para la primera línea del Metro en Bogotá, proyecto que se espera que esté en funcionamiento entre 2018 y 2020. Otras medidas del gobierno de Gustavo Petro se en-

Gustavo Francisco Petro Urrego, nació el 19 de abril de 1960, en Ciénaga de Oro, Córdoba, es economista de la Universidad Externado, ex guerrillero del movimiento M- 19 y desde el primero de enero de 2012 ejerce como alcalde de Bogotá. Luego de su salida del partido político, Polo Democrático Alternativo, Petro y sus seguidores constituyó el Movimiento Progresistas, que fue avalado por la Registraduría luego de recolección de firmas y así poder participar en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá. Petro logró el 32 % de los votos de las elecciones para alcalde realizadas el 30 de octubre de 2012, superando a candidatos como Enrique Peñalosa y Gina Parody. Petro y su gestión frente a la administración de Bogotá Durante la gestión del alcalde Petro se destaca la reducción de la tasa de homicidios que, debido a la restricción del porte de armas de fuego y a otras medidas adoptadas durante su gobierno, alcanzó la cifra más baja de las últimas dos décadas. Otra de las medidas que se destaca es la intervención en la calle del Bronx y la creación de los Centros de Atención Móviles a Drogodependientes (CAMAD), no solo en ese sector, sino también en otras cinco sectores de la ciudad. Así mismo, Petro inició con el proceso la reapertura del Hospital San Juan de Dios, luego de 7 años de proceso de liquidación. Para esta iniciativa se tienen 150.000 millones de pesos destinados para comprar las 24 edificaciones de este centro asistencial. También se destaca que durante su administración se redujeron las tarifas de Transmilenio y se amplió la cobertura del mínimo vital de agua potable a los estratos 2 y 3.

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cuentran la peatonalización de la Carrera Séptima y la prohibición de las corridas de toros en la Plaza de Toros de Santamaría. Algunas de las decisiones tomadas en la administración de Petro, han sido objeto de críticas e investigaciones por parte de los organismos de control como las relacionadas con el cambio en el modelo de recolección de basuras de la ciudad. En su juventud militó en el grupo guerrillero M-19 y se desmovilizó en el proceso de paz con el gobierno de Virgilio Barco, en los años 90 ocupó el cargo de asesor en la Gobernación de Cundinamarca.


Antonio Navarro Wolf es uno de los políticos con mayor renombre a nivel nacional. Su recorrido por la historia política del país es de conicmiento público, y pasa por una estrategia inicial de acuerdo con la cual, las armas eran el medio para facilitarle al país un futuro mejor.

Su recorrido por el M19 marcó un período de la historia del país. Tal vez lo más trascendental de su vida fue ingresar a la vida política y luchar por demostrarle a los colombianos la posibilidad de generar cambios positivos para el país por las vías legales. La ley sobre desaparición forzada y el genocidio es uno de los proyectos que más renombre la ha brindado tanto a nivel nacional como internacional. Con este proyecto Antonio Navarro Wolf ratificó su comrpomiso con la democracia colombiana del futuro. Este Ingeniero industrial y sanitario de la Universidad de Inglaterra, ex alcalde de Pasto, con muy grata recordación, sustenta su propuesta política en el desar-

rollo de temas como la seguridad ciudadana urbana, recuperación del medio ambiente y recuperación del espacio público entre otros, entre los cuales destacan la defensa de los derechos humanos. Navarro Wolff, cuyo slogan es “Cero corrupción, como un propósito”, cree que su experiencia como alcalde de Pasto puede ser usada en planes de desarrollo para la capital de la República. Sobre la renovación del Congreso, Navarro considera que sería muy importante que esta se diera, por lo menos en un 30 o 40% por ciento, para dar la pelea a la manera como se está gobernando el país. Haber dejado las armas en el 90 no condujo a Navarro ni al reposo ni a la quietud. Vendría la política y su tempestad. La copresidencia de la Asamblea Nacional Constituyente, tres campañas presidenciales y acalorados debates en el Congreso lo llevaron a ser la figura más representativa de la izquierda nacional por varios años. Sus credenciales lo envuelven hoy a sus 63 años en cierta aureola de vieja gloria de la política: alguien cuyo rostro está en el imaginario nacional aunque no cope semana tras semana las primeras planas de los diarios. Teniendo su pasado por contraste, Navarro aprecia las mañanas apacibles como ésta en que ha aceptado recibirme. Y aunque aún no cuelga definitivamente los guayos de la función pública, desde que renunció a la Secretaría de Gobierno de Bogotá hace ya casi tres meses aduciendo razones personales, es posible encontrárselo en la calle en su papel de ciudadano cualquiera: comprando carne en el supermercado, subiendo a Monserrate en busca de algo de ejercicio; o lejos de la tarima, camuflado entre la gente, con pinta dominguera, en alguna marcha de indignación ciudadana. “Estoy disfrutando de los placeres de la vida simple”, dice. La vida de Navarro tiene un regusto a melomanía. La banda sonora de su niñez está llena de música clásica pues su madre era una gran admiradora de Beethoven. “Para ella lo máximo era la Quinta sinfonía”, dice. Su juventud, las primeras novias, están atravesadas por la salsa: “Crecí en Cali en la época en que la salsa empezó a meterse en la sociedad, porque antes era una música marginal, de cafés de mala muerte”. Los Beatles, en cambio, están ligados a la época universitaria: recuerda estar haciendo planchas de dibujo para sus clases de ingeniería mientras sonaban los acordes del cuarteto de Liverpool.

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