Modernícolas Marzo

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#6 marzo

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.editorial SÁBADO. 4 DE LA MAÑANA.

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Estamos en el bar Modernícolas. Son cerca de las cuatro de la mañana. Nuestro diseñador nos ha llamado. Quiere la editorial. Le hemos colgado: preferimos seguir bebiendo Jäger. Hemos visto a Ramiro, nuestro infografista. Nos ha dado por llamarlo Raimundo. También hemos visto al Sr. Chinarro -dos de nuestros fotógrafos han gritado como groupies-. Ya se ha ido. “Es decir, nada permanece”, apunta alguien. “Excepto nosotros”. Y el Jäger. Más risas. Intentamos convencer a dos chicas de que se hagan Modernícolas. Nos miran, juguetean con su pelo. “Resto de la fiesta en la puerta hay. Pero escríbelo así, como Yoda”. Hemos decidido que haremos la editorial todos juntos, aun a riesgo de parecer unos descerebrados. No es cierto, sólo nos divertimos y contamos historias. Como las del cantante y el guitarra que se conocieron tomándose un colacao. Desnudos, después de hacer un trío con una ex. “Álvaro, Un Buen Tipo -el ilustrador que tú querías- cree que somos mil”. “¿Y qué le dijiste tú?” “Que somos setenta”. “Nacimos tarde”, dice una bonita pelirroja. “Pero aprendimos rapido”, añado. Y otra pelirroja dice que, para concluir, pongamos “Wish you were here”. Como si nos patrocinaran los Pink Tones. Aunque en realidad, sí: Ojalá estuvieráis aquí.


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os Revista editada en Málaga por Modernícolas Ocio y Cultura S.L.

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.conciertos

Sintonías siderales a bordo del CCP. Texto: Marco Antonio Jiménez Foto: Miguel A. García

Hoy, en el CCP tocan The Sound of Arrows y la tarde se presenta, a priori, divertida. Un par de teclados, algunos sintetizadores, un ordenador y una caja de ritmos, entre otros, configuran el panorama instrumental del escenario en penumbra, frente a algo más de un centenar de personas. En las paredes vemos proyectados unos círculos de luz. Un par de luces de color llegan hasta el público despedidas desde las tablas. Mientras, los cañones de humo gasean la escena y una voz magnetofónica anuncia el inminente comienzo del show. Aparece entonces Stefan (con una camiseta blanca que reza “I will always love you”) y Oskar, junto a otros dos componentes de la agrupación. Suena el primer tema. El escenario se convierte en una lanzadera de sonidos electrónicos que nos transportan a una imaginaria dimensión colmada de color. La voz de Stefan nos guía en este periplo sonoro. Mientras, sobre el fondo se proyectan las videocreaciones de Oskar; el otro miembro fundador de la banda. Los cuatro músicos se convierten, de esta manera, en particulares cicerones siderales de este viaje musical. Tras este primer tema nos aguarda una constelación de once más. Stefan nos saluda en castellano: “Muchas gracias por venir”. Entonces, el protocolo de la sala se rompe. La gente abandona sus asientos y se agolpa, de forma improvisada, al lado de la escena. La música nos invita, de forma irremisible, a acercarnos. Los sintetizadores no paran de sonar. El sonido es frenético. La sala parece una discoteca. Los músicos nos deleitan con una supernova musical de corte electro-pop. Disfrutamos, todos, envueltos en esta mágica atmósfera de psicodelia. Llega el quinto tema de la noche: Conquest. La banda ya ha conquistado, desde hace algunas canciones, el corazón de los asistentes. Lo ha hecho gracias a una más que acertada concatenación de metasonidos celestiales que terminan por filtrarse, sin remedio, a través de nuestros pabellones auditivos. La banda se ha propuesto hilar, con precisión, lo mejor de la constelación de temas de Voyage: el primer larga duración de The Sound of Arrows. De repente, en el octavo tema, Ruins of Rome, algo 8

se estropea. Uno de los instrumentos musicales se ha desajustado. Los tres miembros de la banda tratan de reparar la falla del entramado instrumental. Stefan, mientras, ameniza el momento de silencio contándonos algunas anécdotas. Parece que la cosa no ha sido grave, el recital continua hasta el décimo tema. La banda anuncia el fin del trayecto y abandona el escenario. Stefan se despide: “Muchas gracias por venir. That’s all!”. El público aplaude, silba, patalea. ¡Pide un bis! La banda vuelve. Tocan Nova, una de sus canciones más emblemáticas hasta la fecha y se despiden con otro tema que viene acompañado de una preciosa videocreación grabada por Oskar… ¡en

las calles de Sigüenza! El show acaba, definitivamente. Stefan nos invita a volver a encontrarnos con él en el recibidor. La gente sale de la sala tras este espectáculo que ha conquistado todos nuesotros sentidos.


.conciertos

Jah bless you, Mr. Perry. Texto: José C. Valderrama Foto: Irene Quirante

The Robotiks aparecían en escena con una técnica por encima de lo usual en el reggae, con composiciones complejas y algún que otro cambio a tempos más propios del ska. Bajo la batuta de The Mad Professor, nos regalaron un primer tramo de concierto puramente instrumental donde el público se entregó al disfrute sin reparos. El reggae se siente y se vive de mil y una maneras, dando lugar a bailes de todo tipo donde los cuerpos se dejan llevar fluyendo con las melodías. “Are you ready for the legend?”. Lee “Scratch” Perry llegaba al escenario con una estrafalaria gorra humeando incienso, su barba rosa, un crucifijo en el micrófono y una maleta cargada con más de cincuenta años de música. El reverb hace que su voz permanezca en el aire inundando la sala de buenas vibraciones con temas como Happy Birthday. “I love you and I bless you”, cantaba Mr. Perry paseándose por el escenario como un reverendo llevando a nuestros corazones su mensaje de amor y paz.

Es innegable el mérito de un hombre que, a sus setenta y cinco años, decide cruzar el gran charco para girar por Europa. Entre el público se dibujaban rostros de felicidad, respeto y admiración. Y todos, absolutamente todos, estaban bailando o acompañando el ritmo con la cabeza. La eminencia jamaiquina abandona el escenario, dejando a The Robotiks haciendo un interludio instrumental donde el guitarrista se pudo lucir especialmente con sus punteos. Muchos piden con ansia su regreso gritando al unísono “¡Lee “Scratch” Perry!” sin cesar. Vuelve para cantar Sun is shining, un tema que produjo para Bob Marley & The Wailers allá por el 71. El jamaicano septuagenario bendice el escenario a su manera, derramando un botellín de agua por el suelo en nombre de Jah. Ya es casi la una de la madrugada y el mito viviente se despide de nosotros dejando sensaciones que muchos no olvidarán el resto de sus vidas. “Goodnight my people, goodnight my children”. Buenas noches, Mr. Perry. 9


.teatro

Picaresca con sabor caribeño. Texto: Antonio Yuste Foto: Javier Martínez

Mefisto Teatro daba este fin de semana una clase magistral en el Teatro Cervantes. El tema de la conferencia podría titularse: Cómo hacer comprensible una comedia española del siglo XVII. A la tesis se añade el siguiente supuesto fundamental: que siga haciendo gracia. Esto resume a grandes rasgos la representación de Donde hay agravios no hay celos. La obra de Francisco de Rojas Zorrilla toma como protagonista a un hidalgo caballero, don Juan de Alvarado (Vladimir Cruz). Éste aparece acompañado de un súbdito pícaro, cargado de reminiscencias cervantinas, Sancho ( Justo Salas). La clave para el desarrollo de la trama es el error que el criado comete en el envío de un retrato. El torpe Sancho envía su propia imagen, en vez de la de su amo, a Doña Inés (Claudia López), prometida de don Juan. Así, comienza el juego de confusión que estructura toda la obra. El criado se hace pasar por señor y el señor por criado. El objetivo de este intercambio de papeles es resolver dos intrigas que pesan en el corazón de don Juan: la man10

cha del deshonor y la quimera de los celos. De esta manera, el texto presenta un sinfín de situaciones risibles. El grupo de actores se desenvolvió con gracia en la interpretación de sus papeles. En principio podría pensarse que el verso de Rojas Zorrilla y el acento de los artistas -la mayoría de ellos eran latinoamericanos- configuraría una mezcla un tanto extraña. Pero la combinación resultó excelente, especialmente en las voces de Justo Salas y de Dayana Contreras. Asimismo, destacó el uso del lenguaje corporal. Bien definido y a veces desternillante, este recurso ayudó a entender lo que, en ocasiones, el texto complicaba demasiado. Respecto a la escenografía, llamó la atención el extravagante vestuario. Fabricado con lo que parecía ser cartón, distinguía a la perfección una clase social de otra. El decorado de época, aunque apenas cambió, ambientó la situación de manera adecuada. La mayor parte de la música corrió a cargo de un misterioso personaje, el pianista de la corte ( Joanna González).


.conciertos

“Si acabamos todos en bolas sería la hostia” Texto: Antonio R. Duarte & Claudia Morales Ilustración: Antonio R. Duarte

Los artistas tienen pautas o manías que los fans nunca entenderemos, como eso de salir tarde al escenario. Como eso es lo habitual, la gente pensó lo mismo y comenzó a llegar a la sala por cuentagotas. Pero no pasa nada, el pasado viernes Canteca de Macao vino con compañía. El Pau sale y él y su guitarra, su guitarra y él, encienden la mecha de lo que será (y así fue) una velada para disfrutar de música encandiladora y atrevida. Poco después comienza a sonar ruido de tambores y timbales mientras van subiendo al escenario cada uno de los componentes de la banda. De repente la Sala Eventual se ha convertido en un circo: Chaquetas coloridas, sombreros de copa gigantes, abrigos con puños de encaje y un malabarista con una trenza de rastas que provoca la imaginación. ¡Pero si es un caballito de mar! Los primeros acordes de Nunca es tarde son el pistoletazo de salida para un público dispuesto a bailar toda la noche. Y es lo que ocurrió: los ritmos latinos de Canteca de Macao mantuvieron a los asistentes moviendo caderas toda la actuación. ¿Estábamos en un concierto o en una sesión de baile en el malecón? No podemos afirmar ni una cosa ni la otra con exactitud. Pero da igual no saberlo. Lo que sí quedó claro es que nunca es tarde para hacer lo que a uno le apetece. Diez años sobre los escenarios y cuatro discos a la espalda hace difícil elegir el tracklist, pero aun así los grandes clásicos del grupo madrileño acompañaron a los temas recién salidos del horno: Bellas y Pal sur inundaron de fuerza y alegría la sala. “Qué mejor escenario para tocar”, y Sin solución levantó a todo el público. Fieles a reinventarse, esta noche Los hijos del hambre no tienen mañana suena diferente, pero se escucha igual de desgarradora. Así es la vida saca a Juancho de detrás de los timbales e incita a los asistentes a sonreír mientras el cuerpo sigue bailando. No llores lo devuelve a la percusión, y con su ritmo Anita danza con frenesí sobre el escenario, es imposible apartar los ojos de ella, la música posee su cuerpo. Sus movimientos espasmódicos e hipnotizantes son un momento único en la noche. Orgullosos de presentar su último trabajo, Canteca de Macao compartió con los que allí estábamos canciones como Tierra (¡los niños ya no saben de dónde

vienen los tomates!), Libre o Fuente de plata. Esta última, cuenta Anita, la presentarán en un festival de flamenco de Nueva York. Así que esta noche dormirán en la furgo camino de Madrid y de ahí directos al Nuevo Mundo. Todos los conciertos tienen sus anécdotas, y este no podía ser diferente: “No es obligatorio, pero si acabamos todos en bolas sería la hostia”, comentaba Anita para presentar Desnúdame. Y casi al pie de la letra lo tomó una chica que, ni corta ni perezosa, se quitó la camiseta y continuó el resto del concierto en paños menores (alguien no estudió con las monjas, mire usted). El cierre de la noche vino de la mano de Qué pasa?!

Precisamente esto es lo que nos preguntábamos todos cuando un espontáneo subió al escenario para bailar con el grupo. Y con esto y un bizcocho… ¡Hasta la próxima artistas!

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LEIVA.

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.conciertos

Leiva, sin aditivos ni colorantes. Texto: Miguel A. García Foto: Javier Martínez

Luces azules y notas de sitar nos envuelven, cortadas por algún grito de fan, fan fatal. Los siete músicos salen a escena y el público sostiene la respiración. Por fin aparece Leiva con su sombrero y una enérgica Nunca nadie. “Hoy no voy a ser quien quieres. No tengo miedo, voy a saltar” es una declaración de intenciones. La noche no va de estadios, de desmayos, ni de princesas que buscan tipos que coleccionar. “Estamos encantados de subirnos a un escenario y bajar algunos escalones”, reconoce el propio Leiva. Las nuevas canciones suenan grandes con la banda, trompeta y saxofón les dan un toque particular. Así van pasando Penaltis, Éxtasis y Todo lo que tu quieras. 14

Llegamos a la primeras referencias a Pereza: Animales y Superviviente. De esta última nos confiesa: “La compuse con 16 añitos. La quise meter en gira y nunca la metimos… la canción”. El momento de bajón llega con Aunque sea un rato para luego iniciar la remontada con la perezosa Como lo tienes tú. Leiva pone en su boca El caso de la rubia platino que hace unos años investigó Sabina: “No conozco a nadie en el mundo latino que no admire a este señor”. Y continúa con otro gran cantautor: tocan Sudando la tristeza, compuesta por Quique González para Diciembre. Con la “comida de coño más poética de la historia” según Leiva, comienza Vis a vis: “Qué bonito mirar la sombra que hacen las rejas mientras meto las orejas en el centro de tu andar”. La canción, pequeña y delicada en su inicio, crece para hacerse desgarradora. Telediario es para esos momentos al límite: “Paren la vida me quiero bajar, si estoy a tiempo quiero saltar”. Por suerte, a estas alturas de la noche nos hemos encontrado con unas Superhermanas que nos llevan de fiesta a su piscina privada con

Chuck Berry de fondo. Y cuando salimos dando tumbos de allí nos reunimos con los viejos colegas del 92. El público que comenzó algo frío ya está en extasis, y aún queda lo mejor. La complicidad sobre el escenario tiene “truco”: casi todos los músicos son de Pereza. No podían faltar César Pop -coautor de Estrella Polar- a los teclados y Luismi “Huracán Ambulante” a las percusiones. Nos sorprendió fue ver a Juancho, hermano de Leiva y cantante de Sidecars, que le acompaña a las guitarras. La excusa perfecta para cantar Ya no tengo problemas de Sidecars a dúo y presentar a la banda. Parece que el show ha terminado y los músicos desaparecen del escenario. El público, tímido al principio, acaba coreando “Leiva, Leiva”. Vuelven y nos dejan dos temas de Aviones de propina: Amelie y Lady Madrid. Y la que no podía faltar: “Eme cuando se ponga el Sol voy a despedirme, será un collage lo que tuvimos”. Un collage de grandes canciones, una noche de la mano de Leiva.


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.conciertos

Vanesa Martín: Natural como la piel misma. Texto: Edu Centeno Foto: Ainara Ruiz

El concierto ofertado en la Sala Eventualmusic era un pequeño regalo a los seguidores más acérrimos de Vanesa Martín: un acústico presentando las canciones de su recién publicado CD Cuestión de Piel, y que además era de entrada gratuita con tan sólo mostrarlo en taquilla. Es por eso que se daba por sentado que los que acudirían, lo harían sabiendo de antemano lo que se iban a encontrar: a la artista tal cual es, sin necesidad de demostrar nada. Y así fue. Vanesa Martín es la naturalidad en estado puro: canta con la sencillez de la que se está duchando y habla con la cercanía de la vecina que se sienta con su sillita en la puerta de tu casa a echar la tarde. Lo que para otro sería imposible (subirse a un escenario frente a 500 personas, cantar como cantan los ángeles y demostrar que es una artista de la cabeza a los pies), para ella es un acto simplísimo y mundano. Cantaba en casa, con mucha familia y amigos entre el público, y eso quizás dé un plus de seguridad… pero la sensación general es que si hubiese tocado en Pekín o en Honolulu hubiese sido igual. Es como ver 16

cantar a tu prima, sólo que en este caso tu prima es una gran profesional de la música con talento para aburrir. Pero no por ello crean que no hay fuerza en sus conciertos: devora el escenario sentada en su taburete o dando pequeños pasos. Derrocha una pasión que recuerda a las antiguas cantantes de copla, pero sin la parafernalia y la teatralidad que tenían ellas detrás, sino mimando con dulzura cada canción. Es imposible apartar los ojos de ella mientras canta. Encima, también es graciosa: tuvo un par de caídas muy buenas que arrancaron carcajadas entre el público. La verdad, el concierto fue cortito, pero gigante en carga emocional. Es difícil, ante tantas personas que te esperan ansiosas, dar la sensación de hacer algo tan íntimo como andar desnuda por tu casa. Y es que no hay porqué mudar la piel cuando estás cómoda en la que tienes, y mucho menos esconderla. Así que ella se lo guisa y ella se lo come, pero como es generosa y permite mirones, a los que nos aprovecha es a nosotros.


.exposiciones

Las variaciones de Picasso. Texto: Laura Díaz Bamberger Foto: Fundación Casa Natal Picasso

Las series litográficas de Picasso muestran la capacidad imaginativa e inventiva del artista a la hora de abordar un mismo tema. Si quieres comprobar cómo, acércate a la Fundación Picasso Museo Casa Natal, que expone una muestra de las mismas hasta el 10 de junio. Nosotros ya la hemos visitado, aquí van nuestras impresiones. Antes de comenzar, hay que decir que la obra se expone a lo largo de dos espacios diferentes, y que para ver ambos hay que salir a la calle, lo que impide al espectador hacerse la idea de continuidad. Sin embargo, una vez pasado este mal menor, podemos decir que la exposición está fantásticamente acompañada por la música de Bach (Variaciones Goldberg), haciendo la estancia más agradable y conectando formalmente con la obra. En cuanto al contenido de Picasso: variaciones. Obra gráfica, 1945-1962 debemos señalar una idea principal: los grandes temas siempre inspiraron a los grandes artistas. Podemos ver obras que pueden parecer simples pero que encierran una complejidad pasmosa, como por ejemplo la serie que hace de Las mujeres de Argel de Delacroix. Esta serie se compone de cinco litografías diferentes entre sí, pero en las que expresa una misma idea. Comienza con unas finas líneas continuas sobre un fondo negro y va matizando los volúmenes. Françoise es uno de los personajes claves de esta exposición, pues aparece en diferentes series. Primero la vemos sentada, mirando al frente (como tantas veces la retrataría Picasso). Su presencia llena la obra con formas onduladas, pero más cerca de la figuración que las tres imágenes que frente a esta se exponen en la misma sala. Éstas rozan la abstracción, pero podemos seguir reconociendo a Françoise perfectamente. Los únicos puntos de color de la muestra los dan los dos cuadros que componen la serie Composición: vaso con frutas. Son imágenes muy geométricas y están compuestas por pequeñas líneas de colores que hacen que los elementos de la litografía parezcan transparentes. Además, en la serie El caballero y el paje hay una litografía estampada en naranja. Por lo demás, toda la exposición gira en torno al blanco y al negro, en series que van desde pequeñas líneas blancas dentro de fondos negros, hasta elaboraciones más complejas en cuanto al dibujo, los volúmenes y las sombras.

Los diferentes aspectos de un mismo tema se desarrollan en un tiempo relativamente corto, por lo que deducimos que la idea está en la mente del artista desde el principio. Picasso creaba, ese era su momento, y a partir de ahí aparecían en su mente todas las combinaciones posibles, igualmente válidas y bellas por sí mismas, o en el conjunto. Es cierto que Picasso se inspiraba en muchísimos temas, pero cada tema tenía una cantidad de variaciones inimaginable. Con todo esto, podemos llegar a comprender un poco mejor su prolífica producción.

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.exposiciones

Experiencia fotográfica por África. Texto: Martha R. Barilari Foto: Manu Navarro

Aunque son muchos más los lugares por los que ha pasado el fotógrafo Quim Fábregas mirando a través de su objetivo, sin duda alguna, Senegal y Gambia se convierten en el foco principal de su trabajo y, sobre todo, de sus proyectos actuales. Sus imágenes se publican en 70 países, ha ganado más de 50 premios y sus series fotográficas se encuentran protagonizadas por la sensibilidad del ser humano. Y todo esto comenzó hace poco más de 10 años cuando Quim, sin muchas ganas de estudiar, entró a trabajar como mozo de almacén en una tienda de fotografía y su pasión nació. Cuando terminaba su jornada, comenzaba la diversión: investigaba el funcionamiento de las cámaras reflex, leía todos los libros que encontraba sobre el tema y empezaba así a formarse esa famosa mirada, prácticamente autodidacta, gracias a la que hoy está viviendo un sueño. Esto y mucho más es lo que nos contó un cercanísimo Fábregas en el taller que nos regaló la mañana del pasado viernes en la Escuela de Arte San Telmo, contento por compartir con los malagueños todo su conocimiento, sus inquietudes y, por supuesto, su pasión por la fotografía y por África. Después de una presentación sencilla y modesta, en la que nos hizo un recorrido por su carrera, comenzó a enseñarnos su trabajo, sus reportajes en todos esos maravillosos países que ha tenido la suerte de recorrer, conocer y fotografiar. Comienza en la India, fotografiando en analógico y más en blanco y negro que a color, y descubriendo dónde está su estilo. Se trata de no robar las imágenes, simplemente de dialogar, de establecer la comunicación con un abrazo o una mirada, y capturar el resto con el sentimiento del retrato. Nos muestra a continuación su reportaje La Casa de la Vida, la Ilusión y la Esperanza, realizado en Chile, en un hospital de enfermos terminales, en el que podemos percibir toda la ilusión que inexplicablemente crece entre personas en tremendas situaciones. Y ahonda en la psicología más absoluta al fotografiar a niños autistas observándolos antes y disparando su cámara de manera aleatoria para captar precisamente esa espontaneidad del niño. Cuenta cómo recorrió Chile con su mochila y se centró en el paisaje, y cómo África supuso un antes 18

y un después en su vida. Su libro Miradas Africanas es una muestra de sus emociones vividas en imágenes. Tanto es así que realiza labores humanitarias, y se entrega ahora a organizar Viajes Responsables para que cualquiera pueda ir a lugares como Senegal y Gambia, entrar en ese mundo, conocer, aprender de culturas y tradiciones, dialogar y escuchar… En definitiva, disfrutar de nuevas experiencias que nos puedan cambiar la vida, abrir mente y corazón, una ventana hacia mejorar lo que somos.


“África ha evolucionado muchísimo” Entrevista: Martha R. Barilari

El fotógrafo catalán Quim Fábregas nos ha visitado para compartir con nosotros su trabajo, sus proyectos y su pasión por África. Lleva más de diez años detrás de la cámara y su labor en Senegal y Gambia ha mejorado muchas vidas. A través de los Viajes Responsables que organiza, pretende abrirnos a nuevas emociones y a la posibilidad de descubrir un mundo nuevo desde su propia experiencia. Será por eso que las imágenes de su libro Miradas Africanas nos transmiten sensaciones de esperanza en medio de todas las dificultades a las que esos ojos se enfrentan en su día a día. Modernícolas! : Si tuvieras que hacer un reportaje fotográfico sobre Málaga, ¿en qué te centrarías? Quim Fábregas: Es la primera vez que vengo a Málaga, así que me informaría de los lugares más importantes y me centraría en la gente, en buscar esos personajes más interesantes y representativos, los más típicos de los barrios más conocidos. Yo soy mucho de buscar a través de la gente lo que es la cultura, y encontrarme de esa manera con la ciudad. M!: ¿Qué habrías sido de no ser fotógrafo? QF: Yo iba para psicólogo, me interesaba mucho el estudio de las personas. O también deportista, entrenador de baloncesto. Sin embargo, no quería estudiar, así que al llegar a la fotografía trasladé ese interés por la psicología a mi trabajo a través de la cámara. M!: ¿Por qué África? QF: Llegué a través de una ONG. Un compañero me dijo que hacía un viaje, después de ayudar a mucha gente, a África, para ver qué podían conseguir allí. Así que cuando fui a hacer el reportaje, me enamoré nada más bajarme del avión y pisar tierra africana.

CUESTIONARIO MODERNÍCOLA! M!: Primer recuerdo que te venga a la mente, sin pensar. QF: El chocar la mano cuando jugaba a baloncesto, desde pequeño, el compartir esos momentos. M!: ¿Analógico o digital? QF: Analógico, aunque lo digital se impone.

M!: ¿Cómo fue tu primer día en el continente? QF: Fue duro y alucinante porque nada más salir del aeropuerto vimos a un montón de peña esperándonos. Después hicimos un trayecto de 15 ó 20 horas de coche hasta llegar a un pueblecito que no tenía ni hotel, ni campamento ni nada, así que encontramos una habitación en un club y, aunque no dormimos nada, me enamoré. Fue pura aventura supervivencia, aquello me demostró que todo se consigue. Yo tenía muchos miedos y eso me espabiló a mis 24 años; me cambió la vida. M!: Una vez allí, ¿cómo haces para integrarte y vivir el día a día? QF: Tuve la suerte de que, a través de la ONG, estuvimos conviviendo con los nativos y haciendo trabajo de comunidad. Me sorprendió que a nadie le faltara un plato de comida; aunque tienen poco, todo lo comparten. Nos levantábamos a las siete de la mañana, hora solar -porque no hay reloj ni electricidad- y desayunábamos lo que comían ellos. Íbamos al campo, a las escuelas, a los hospitales, estudiábamos los proyectos que queríamos hacer… fue integración total. Pero esto fue hace diez años, era mucho más precario. Ahora ha evolucionado muchísimo; hay carreteras que están bien, un 80% de escolarización y se trabaja mucho mejor. M!: ¿Cuál ha sido el momento más emotivo que recuerdas? QF: Cuando le pusieron a un niño mi nombre. Nos invitaron a un bautizo africano sin que supiéramos nada, y al llegar allí nos enteramos del nombre del niño y, claro, aquello me emocionó muchísimo, fue un regalo. *Puedes leer la entrevista completa en modernícolas.com!

M!: Un fotógrafo contemporáneo con el que te gustaría trabajar. QF: Gabriel Brau, porque nos admiramos mucho. Llegará. M!: Un sueño en la profesión. QF: En mi ambición he cumplido muchos. Ahora intento no despertar del que estoy viviendo.

M!: Un fotógrafo al que resucitarías y te llevarías a tus viajes. QF: Henri Cartier-Bresson.

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MÁS VOLUMEN.

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.conciertos

Más Volumen. Cuestión de actitud. Texto: Miguel A. García Foto: Borja Espresati

Rock, rock, rock… La forma de hacer música más directa y emocional. Es difícil creerse una canción de rock si el intérprete no está ardiendo por dentro. Pero cuando se consigue transmite ese chispazo eléctrico que recorre tu médula. Esa energía adictiva que te pega entre el estómago y los genitales. Esta noche tenemos a nueve bandas dispuestas a conseguirlo. Repartidas en dos escenarios, serán en total ocho horas de música. Algunos llevan toda la tarde esperando, fuera hay buen rollo: gente hablando, alguna guitarra y ganas de entrar en la Sala París 15. No queremos hacerlos esperar. Comenzamos: 22

BALAK Con la sala casi vacía se suben al escenario. Más de diez años dando vueltas por la escena malagueña y cuatro trabajos a sus espaldas los acreditan. Balak ponen el toque alternativo a la noche con sus riffs espaciales. Las baladas con letras introspectivas son su distintivo, canciones como Canto por ti, que da título a su último disco. Pero también tienen tiempo de repartir caña con la que reconocen como su favorita, Virus. Incluso se atreven con una traducción del Are you gonna be my girl de los australianos Jet. KARKOMA Ahora que hemos desentumecido los músculos nos acercamos al escenario grande. Y aquí unos que se han ganado su presencia en él a pulso. Son Karkoma, ganadores del Concurso Más Volumen y no se andan con medias tintas. “Buenas noches, vamos a reventar el Más Volumen” es su saludo. Los herederos del rock urbano de garganta rasgada consiguen que las cabezas empiecen a

moverse tímidamente antes del primer ataque de euforia que llega con un popurrí-medley de Marea. Todos nos reconocemos como El perro verde. INKONSCIENTES Y la cosa iba de actitud, ¿no? Para arranque el del tercer grupo, los también autóctonos Inkonscientes. Dudo que lleguen ni a la mayoría de edad, pero sus influencias no están en las radiofórmulas actuales. Leño y Platero y Tú son el referente, y no hacen ningún esfuerzo por esconderlo. Son sus Maneras de vivir y, a pesar de que Hay poco Rock & roll, nos subimos a El Tren de su sonido. La técnica queda en un segundo plano ante sus composiciones pegadizas y con ese toque patrio. GRITANDO EN SILENCIO La deuda está saldada. Tres conciertos suspendidos en Málaga y muchas ganas acumuladas. “Mírame desnudo, somos animales, no estamos hechos para las ciudades”, cantan cientos de labios mientras las manos se elevan al cielo. Los temas se suceden en


ascenso hasta llegar a Nota de un suicida. La balada nos hipnotiza a todos con su desgarrador solo. El grupo está entregado, Marcos se sube a los altavoces para acercarse a sus fans, los de las primeras filas pueden hasta “tocar” su guitarra. Batería y bajista han desaparecido del escenario, momento para tocar A la luz de la Luna a dos guitarras. Todos se la saben y arropan a los sevillanos. Los dos ausentes vuelven para escalar hasta el final de la canción . Y ahora sí, ahora que estamos arriba Marcos nos lo recuerda: “La vida es una cuestión de actitud”. Estamos en la recta final, para Vértigo necesitamos “unas palmitas, que se note que estamos en el sur”, aunque casi no hace falta que lo pidan. Se despiden con Dos copas de más, como más de uno en el público. Llueven los aplausos.vvv PATRAÑAS Las abuelas siempre dicen que no hay que olvidar las raíces. Y por eso contamos con Patrañas en el Más Volumen. Cinco tipos con chaqueta y sombrero preparados para atraparnos dentro de

su torbellino de blues rock. Entre temas propios como Señorita Mademoiselle encontramos versiones de ACDC, The Black Crowes e incluso Serrat. Pero sin duda el mejor momento fue la versión de Since I’ve been loving you, se dejaron la voz y las guitarras para demostrarnos que desde nuestra tierra se puede hacer música con sabor añejo. BOIKOT Lo más esperado de la noche. No lo decimos nosotros; lo dicen los saltos, pateos, gritos y sonrisas de la París 15 durante la actuación de Boikot. Un Tekila para empezar y cuando suena Inés ya estamos todos locos, aunque la niña que canta sea hoy una grabación. A ellos no les importa si es ska, punk, rock o tango. No se dejan atrás ninguna: Comandante Che Guevara, Mentiras, Skalasnikov, Grito en alto… Tampoco se olvidan de mandarle saludos “cariñosos” al recientemente fallecido Fraga. Se mueven rápido por el escenario contagiando esa energía revolucionaria que condensan en canciones de tres minutos. Para despedirse juegan a 23


.conciertos

lo seguro. Suena el riff de Kualkier día y quien no canta es porque está muerto por dentro. Alargan la canción y todos coreamos aquello de: “Cualquier día te pueden joder”. Parece que no se quieren ir y bromean tocando fragmentos de temas de Reincidentes. Después de los minutos humorísticos -ahora sí- dicen hasta luego, porque “ya cayó el telón de acero y derribamos el Muro de Berlín”. VÍKTIMA O VERDUGO Continuadores de la línea de Boikot se presentaron cinco tipos proclamando en sus camisetas y su música que lo que vivimos es una Demomafia. Apenas llevan tres ensayos con su guitarrista, pero aquí están defendiendo las canciones de su primer trabajo: El juego ke inventaron. El cantante de Víktima o Verdugo se confiesa orgulloso de ser un antisistema: “Así llaman a los que luchan por su futuro”. Felices de presentar a Reincidentes, terminan su actuación con Hoy vuelvo a ser dios. 24

REINCIDENTES Desde Sevilla y con más años en activo que la edad de gran parte de la audiencia. Ellos siempre tienen para nosotros más protesta, más ganas de revolverse y de cuestionar lo establecido. Cerca de las tres de la mañana Reincidentes salen al escenario del Más Volumen. Tienen ese estilo ramone de no parar entre tema y tema, no dicen buenas noches hasta el octavo. Después cogen aire y cantan Ay Dolores y siguen de carrerilla: La Republicana, La infancia en un cargador, Latinoamérica… No es cuestión de ganas de acabar. En Reincidentes lo que importa son las canciones y los mensajes. Todo lo demás es accesorio. No necesitan pose, siempre han defendido que hacen rock’n’roll con las ideas claras. Y nosotros con el Vicio de mover la cabeza al ritmo de los rasgueos. El líder de la banda, Fernando Madina, nos recuerda que se acercan las elecciones: “el puto montaje de cada cuatro años”. Ellos defienden “Andalucía entera como Marinaleda” y se despiden con el Himno de Andalucía ”diciendo por los pueblos y no por España”.

MALEZA Llaman al público desde el escenario pequeño. Dicen que no comienzan a tocar hasta que no salgan todos mientras se pavonean de su condición de borrachos. Extremoduro, Ska-p o Nirvana; ellos se atreven con todo -pegue o no la desmejorada voz del cantante-. Y con Blanco y negro de Barricada retan al público a subir al escenario. El público responde… y la organización también cortando el sonido. Finalmente el grupo puede terminar la actuación para los que, a las cinco de la mañana, todavía permanecen en la sala. Descarga de adrenalina y pies destrozados. Eso es lo que nos queda después del Más Volumen. Pero inexplicablemente de camino a casa nos entran ganas de pinchar Vicio en el coche o en el MP3. Porque somos insaciables y queremos más conciertos, más rock y Más Volumen. También nos gustaría más público, más gente que arrope una fiesta de la música como la que tuvimos ayer. Porque como dice Marcos, lo que importa es la actitud.


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.teatro

Un director de jazz de narices. Texto: Cristina Gandarias Ilustración: Xero Fernández

El ambiente de las matinales en el teatro siempre tiene una atmósfera de recompensa. Es como un premio por haberte portado bien durante la semana: haber hecho los deberes, haber recogido la habitación y haber ayudado en alguna tarea doméstica. Los domingos por la mañana el teatro huele a colonia infantil mezclada con los irresistibles aromas que desprenden las gominolas y los caramelos. Los domingos por la mañana son, sin duda alguna, especiales para los que tenemos hijos; porque es nuestro momento, nuestra recompensa a una semana de trabajo, actividades y carreras para poder llegar a tiempo a todo. Sentadas mi minimodernícola (en esta ocasión le ha tocado a mi sobrina) y yo en nuestras respectivas butacas del Echegaray, aguardamos con expectación la historia de Cyrano contada a través del jazz: Cyrano de Nueva Orleans. Comienza una trompeta mientras se van acentuando tímidamente las luces para aparecer, entre la niebla, una banda de músicos encabezada por el que tiene más narices (no es figurado, sino literal). La silueta de Cyrano se distingue de las demás, ¡vaya si se distingue!, por su alargada protuberancia nasal. Cyrano es el director de una banda de jazz y nos presenta a sus músicos; aunque en alguno de ellos (Roxana) se recrea más que en otros. ¿Por qué será? Una escenografía minimalista y creativa, un original texto rimado e interpretado -que no declamado-, un vistoso vestuario y una alegre música enganchan desde el principio. Estamos ante adaptación del clásico Cyrano de Bergerac; una adaptación amena y adecuada al público familiar. El perfecto reclamo para apenas dejar alguna butaca vacía. Sin embargo, quizás porque era el segundo pase de la mañana (13:00 horas) o porque el ambiente primaveral nos trastoca un poco a todos, una pequeña cantidad de energía añadida impidió que los “traserillos” se quedasen bien acomodados desde la mitad de la obra hasta el final. No obstante, el público se entregó a la historia y a la música, perdonando incluso el claro playback de los instrumentos y recibiendo con palmas a ritmo de jazz un mensaje claro y rotundo: “En la vida hay que arriesgarse”. 26


.teatro

Viaje a principios del siglo XX a través del tango. Texto: Cristina Gandarias Foto: Manu Rocha

Un garito de principio del siglo XX es el lugar donde transcurren los siguientes 110 minutos de nuestras vidas. Un garito con clientes, madames y señoritas de alterne. Piernas entrelazándose, cuerpos pegados moviéndose acompasadamente, miradas seductoras, timbas de cartas, peleas, tortuosos amores lésbicos y, todo ello, expresado a través de una bella manera: el Tango. El Teatro Cervantes se llenó de público y de baile. Se llenó de amores, de rencores y de añoranzas. Se llenó de voces desgarradas, de música capaz de transportarnos a otra época y de bailes arrabaleros, contemporáneos y acrobáticos. El domingo, el Teatro Cervantes rebosaba cultura por los cuatro costados. R.E.A. Danza ofreció un compendio de todo lo descrito anteriormente. Desde el inicio (hasta un incomprensible intermedio) la historia y su argumento fueron creándose y creciendo en tensión. Tras veinte minutos de descanso, no logré encontrar la historia donde la había dejado, ni ningún otro tipo de

narración escénica. Si bien es cierto que los bailes siguieron siendo, desde mi inexperto punto de vista, estéticamente correctos. La orquesta nos transportó a esas películas de cine mudo, y el vestuario fue un canal más para este viaje en el tiempo. Los dos cantantes, Haroldo Forcillo, encarnando a un viejo perderdor que añora un amor perdido, y Gabriela Loria, ese amor perdido o esas mujeres que deambulaban por los tugurios, fueron poco aprovechados, cediendo protagonismo al cuerpo de baile. Broken Tango 2.0, como en una película de los años 20, mostró a través del arte un pedacito de algún lugar del planeta a principios del siglo XX. Un lugar que podría resumirse en la última frase del vals Romance de barrio, prodigiosamente interpretado por Gabriela Loria junto al piano de Juan Ramón Veredas: “es más fácil renegar y partir, que vivir sin olvidar”.

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.teatro

Las gatas también tienen hadas madrinas. Texto: Lily Sánchez Foto: Virginia Rota

Las gatas también tienen hadas madrinas, o eso nos contó la compañía Arden Producciones con su obra ¡Gatacienta!, la propuesta para los más pequeños de la casa, ayer en el Teatro Echegaray. Aunque en este caso en vez de hada sea una rata madrina folclórica, por supuesto. Un callejón y tres cubos de basura son suficientes elementos para contar una historia que, si bien ha sido relatada de todas las formas posibles desde que la crearon los hermanos Grimm, en manos de Arden adquiere un nuevo sentido y unos valores igualitarios que no existen en el original. Porque Gatacienta -o Vega, que es su verdadero nombre- quiere ser libre e independiente, ir a la Gatouniversidad y estudiar Astronomía, aunque un príncipe rimbombante quiera hacerla suya por la fuerza y convertirla en una princesa sin voz. Quiere disfrutar de su libertad, aunque sus envidiosas y malvadas hermanastras -que, por cierto, son las gatas más pijas que se han visto jamás- la exploten. Quiere tener amigos ratones y perros, aunque su padrastro, todo un capo italiano que tararea esa melodía tétrica de la saga que da vida a Don Vito Corleone, se lo prohíba y la castigue. Y quiere ser feliz aún a costa de que existan niños malvados, como Luisfer, que intenta lastimarla siempre que la ve. Es la historia de una gata que es mujer, pero también la de muchas mujeres que se defienden como gatas ante las constantes diferencias sexistas del día a día, de las que no se habla pero que decididamente existen. Es una forma de enseñar a los niños otro final distinto al que han aprendido decenas de generaciones, ese en el que la chica renuncia a su vida por amor –un amor romántico y desgastado, un amor falso y recargado- para entregársela a su príncipe. ¡Gatacienta! es una obra que lejos de ser sólo infantil tiene esa capacidad de entretener y enseñar a los niños, a la vez que reverbera en la mente del adulto contundentemente diciéndole “eh, ¡que la historia puede ser distinta!”. Es una obra cargada de valores de igualdad entre sexos y también de igualdad animal, como bien demuestra el personaje de Bruno, un perro abandonado. Porque como dice Gatacienta para cerrar la obra, mientras el Echegaray 28

se llena de luces que nos envuelven y maravillan a grandes y pequeños, “los amigos nunca abandonan a sus amigos”.


.literatura

Madame Hirsute, poemas del traductor de Google. Texto y Foto: Marco Takashi

Una idea, una original y curiosa idea, es la que les condujo a Diego Álvarez y Aquiles Pó a juntarse para ofrecérnosla. Se trata de la lengua, de Internet, de cómo “el traductor de Google es una mierda”. Lo que plantean estos dos osados de la música es crear un poema, escribirlo en sus idiomas, portugués y griego, introducirlo en el traductor de Google y ver cómo va evolucionando día a día. El resultado deriva en lo que se pudo ver la noche del pasado sábado en Espacio Anfibio. La mezcla de Brasil y Grecia ya es un aliciente interesante, pero la cosa no queda ahí. Todo comienza con el envolvente y ancestral sonido de la kora afrotada -instrumento africano-, intercalado con los versos de Aquiles a modo de trance. También intervienen otros instrumentos poco usuales, como el tubo de truenos. El público alucina. Los músicos se mezclan con él. Todos entendemos que esto es un tipo de música que no se escucha con los oídos. Después, descanso para un cigarro, pero no para la mente. Entramos en la

segunda parte del concierto. Los poemas sonoros van acompañados de la calidez del piano a manos de Diego. Surge la metamorfosis. La delicadeza se transforma en loops de desconcierto, ritmos eléctricos turbadores dignos de Mike Patton. Aquiles se atreve a acompañar con su saxo, sabiendo que no es él el que está soplando, si no la aparente improvisación, que hace que el crescendo cumpla su función embaucadora. Todo termina, la gente aplaude. Algunos piden un bis. El dúo accede aunque no todo el mundo está de acuerdo en seguir manteniendo ocupada su mente y prefieren hablar a voces con sus amigos. Solo nos queda estar atentos a la segunda parte de esta experiencia sonora, que tendrá lugar dentro de unos meses.

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.conciertos

Un placer conocerle, señor Hook. Es difícil comenzar hablando de Peter Hook sin remontarnos a los orígenes de su música. La búsqueda de nuevos sonidos basados en el punk, de actitudes más depresivas y menos enérgicas le llevó a la senda de un género del que Bowie e Iggy Pop ya habían escrito las bases. El post-punk se convirtió en el arma más eficaz de Joe Division, una de las bandas que más influyó en el rock alternativo. La experimentación en la búsqueda de nuevas líneas instrumentales, el uso de sintetizadores y las horas en estudio tratando de reinterpretar los sonidos de Ramones o The Clash, crearon un monstruo. Enero del 78 y Pip´s Disco en Manchester serían la fecha y el lugar para el nacimiento de los británicos. A su vez, tomaron distancias con otras bandas del mismo género que ahondaron más en el sentimiento negativista, influyendo de manera más directa en el rock gótico en años venideros. The Cure apeló a una mayor oscuridad en sus creaciones, en sus letras y en su estética. Quizás fuera demasiada tristeza para una banda tan influenciada por el 30

punk rock. La productora RCA les dió la oportunidad de darse a conocer, pero fue Martin Hannett el alma mater que más influyó en la carrera de la banda. Unknown Pleasures, la excusa de Peter Hook para desembarcar en nuestra tierra, se convirtió en la mayor novedad del panorama musical de Manchester. Y Joy Division en the most improved band en ese año. El LP se convirtió rapidamente en un himno de los locales indie de la ciudad inglesa. Un vistazo a la portada, basada en el primer pulsar descubierto, ya puede delatar el espíritu innovador de Hook y los suyos. Anoche reemplazó las míticas salas de la ciudad inglesa como The Factory o La Haçienda por el Auditorio de la Diputación. Pudimos ver a un Hook sobresaliente en la conexión con el público, trasladando gran parte de la fuerza que aún conserva mediante movimientos tenues y sosegados, pero profundos, concisos, como las líneas de bajo que interpreta su propio hijo. Justo un año después, el estado depresivo de Ian Curtis -que tanto había influenciado el estilo de la

banda- le llevó al suicidio, provocando la desaparición de Joy Division. El lanzamiento póstumo de Love Will Tear Us Apart -con la que anoche se despidieron de Málaga-, convirtió en leyenda a los ya renombrados New Order. Hook, Sumner y Morris sentarían cátedra dentro del New Wave, revelando además la senda de un estilo originado en la comprensión del binomio rock-electrónica en el que cobraría mayor importancia el uso de sintetizadores. Synth-pop. Hooky lleva tres décadas viviendo la música, contagiando ritmo, bebiendo de la sabiduría y la experiencia. Ahora incluso alterna la resurreción de los grandes éxitos de sus bandas con el estatus de celebrity dj. La minuciosa revisión de Unknow Pleasures lo demuestra, corren notas por sus venas. Un disco que no ha perdido las vibraciones que contagiaba allá por finales de los setenta. Un directo implacable en el recinto de calle Pacífico -desprovisto de gradas para la ocasión-, que desde el inicio nos dejó la sensación de concierto memorable, el sabor de las noches importantes.


Dos mentirosas despedidas y la aparición de Rowetta -que suele acompañar a la banda- prepararon la salida para de The Light. La del gran personaje de la noche tuvo que esperar unos minutos, instantes en los que nos acompañó mientras su bajo se apagaba lentamente entre gemidos. Un abrazo enviado a todo el público -y a un “cazapúas” espontáneo en particular- fue lo último que nos regaló el de Salford. Y podemos añadir una cosa más: un placer conocerle Señor Hook.

Texto: José A. González Foto: Borja Espresati

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.teatro

Metáforas que erizan la piel. Texto: Cris De La Torre Ilustración: Xero Fernández

El Teatro Cánovas se esconde entre sombras y su telón se ilumina para presentar una producción del Instituto Andaluz de Flamenco: Metáfora, dirigido y coreografiado por Rubén Olmo e interpretado con la grandeza y pasión del Ballet Flamenco de Andalucía. El lenguaje de la guitarra, la percusión y el cante logran un arranque prometedor en una sala medio llena, medio vacía, pero atenta y entregada al compás de los tacones y la elegancia de las figuras que se mueven sobre el escenario. En una primera parte, envuelta de un flamenco único, varias interpretaciones del grupo de baile al completo, llenan de fuerza y aplausos el teatro. Se intercalan con algunos solos vestidos de la raza flamenca más pura y elegante, donde las simples miradas de sus artistas pueden hacer que te enamores del flamenco. En la segunda parte del espectáculo, los sentidos se agudizan para caer fascinados ante la belleza de los solos de danza contemporánea mezclados con el flamenco. La fuerza del rojo, el repicar de las castañuelas y el desgarro en las voces de los cantaores generan un clima inmóvil entre el patio de butacas. Magistrales coreografías grupales nos sorprenden en el segundo espacio de esta alegoría de la vida. La inspiración en Nietzsche y Lorca es el alma del espectáculo pues, como exponen sus creadores, “el baile le presta alas al cuerpo y a la mente”. La escenografía escogida representa esta visión filosófica y poética de la danza, con un primer decorado basado en “el ídolo intelectual de una formidable neurona” y, por otro lado, con un espacio casi religioso en un patio morisco donde el juego de luces y sombras logra un efecto de grandeza en el escenario. Este espectáculo rinde homenaje a lo que fue y es la danza flamenca; desde su matriz en el bolero, pasando por sus coqueteos contemporáneos, hasta prendarse de otros géneros. Nuestros sentidos viajan hacia romances, cantiñas, tangos de Granada, bulerías, etc, un conglomerado elegante compuesto con la fuerza del corazón y con el talento de la razón, así lo sienten sus creadores. Tal despliegue sobre el escenario, semejante trabajo realizado, ponen en pie a todo el público. 32


.teatro

‘Amortal’ es como la vida; hay que digerirla con vino. Texto y Foto: Virginia Rota

Me levanto, me siento y me vuelvo a levantar. Me siento de nuevo, me levanto. Y abuso de este movimiento repetidas veces. Y ya no sé si es el exceso de vino, o la obra teatral del Echegaray. Amortal, que es como se titulaba, ha dejado mi cerebro en estado de shock. Demasiada palabrería para la noche de un viernes. Demasiado aceite, demasiado eco, demasiada sagacidad. Demasiado. Amortal es demasiado. Él, que es el clásico enamorado de los de siempre. Ella, que es una de esas alocadas mitificadoras del ahora. Un Romeo y Julieta que se despoja de su lírica transcendencia y poetiza la banal psicología de lo cotidiano. Una telenovela revestida. Un viaje al mundo del querer y no poder; del saber queriendo, o simplemente del querer. La puesta en escena es pobre precisamente para recalcar la narración. Pero Amortal es una historia recorrida mil veces que no parece rebuscar en su particularidad. El humor, por ejemplo, no consigue cautivar del todo al espectador. Los personajes son tipos que representan a todas y cualquier pareja que se busca y encuentra. Amortal somos tú y yo, sin las acciones. Amortal son nuestras palabras; todo lo que nos dijimos y todo lo que nos olvidamos de decir. La actuación del trío actoral es muy buena considerando el escaso apoyo que encuentran en otros elementos escénicos pero, sobre todo, teniendo en cuenta la rápida evolución de la historia que pasa de la idealización y el vuelo ligero a una insoportable fricción de los hábitos de cada uno. Poseen un texto difícil, pero un gran manejo de sus voces para hacerlo llegar claro y limpio. La caída de la venda de los ojos de ella, cuando ya no hay remedio. Ella, que siempre fue independiente, fuerte y soñadora, ahora se da cuenta de que el ciclo Eros-Pathos también la incluía, y vuelve al redil del amor. La anagnórisis se queda en lo liviano de “amar cuando ya es imposible” que, además de ser un eslogan ya consabido, puede incluso inducirnos a pensar que esta mujer que quiso construir su identidad sin nadie estaba fatalmente equivocada y que, como siempre -esa eternidad que él predica-, uno queda en poca cosa sin acompañante de vida al lado. Quizás esta última conclusión es ya una visión muy personal, pero una obra que habla -y habla- y ofrece el mínimo de acción dramática, inspira una tertulia

entre vinos después que lleva a dar vueltas y más vueltas sobre el mismo tema pero no a una catarsis o a una desubicación propia de esas obras que sí arriesgan con la vida y las sensaciones. Porque Amortal es como la vida, hay que digerirla con vino. Con mucho vino.

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SHOTTA.

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.conciertos

La familia que arropó a Shotta. Texto: José C. Valderrama Foto: Hugo Espresati

Abriendo para el MC sevillano subía una de las grandes promesas del rap malagueño más joven, Nako13: “esto es Málaga, aquí se lía aunque seamos tres o cuatro”. Quizás seríamos treinta o cuarenta, pero se recibió calurosamente a este rapper de la cantera de Huelin que nos trajo temas como En mi barrio. Nako13 es rap de la calle, es egotrip respaldado por unas skills que lo mismo le dan para soltar rimas cual metralleta o solucionar un pequeño patinazo a base de freestyle. Salía Shotta junto a Celedonio Terrible y DJ Assassin y gran parte del público, que se duplicó, se agolpaba contra la primera fila. Seguíamos sin ser muchos, pero ya para el segundo tema, Fiesta 36

privá, ya se veían manos en el aire, gente pegando botes e incluso algún pateo con la que venía, Viene la policía. Como vaticinaba la letra, “que esta fiesta no pare”. Las primeras filas gritan sin parar el nombre de Shotta, y a este no le queda más remedio que emocionarse. Sonriente, agradece la acogida y continúa el show. Esta escena se repetiría en numerosas ocasiones, y aunque no se llenase la sala que no se diga que el Shotta no tiene su público. La noche siguió en familia con un enorme repaso a Tu madre es una foca uniendo Damballa, Poesía urbana y Nada pa mí. Los temas se suceden, desde los más hardcore a los más bailables donde se nota la mano de Griffi en las bases. La euforia se desata cuando el DJ pincha Smack my bitch up de Prodigy mientras Shotta sigue rapeando. Las energías positivas de Profundo hicieron que un fan se quitase su camiseta del Málaga CF y la tirara al escenario. Shotta la recoge y se viste con ella, haciendo enloquecer al respetable. Celedonio, además de hacer los coros, cobra-

ba protagonismo animando al público. También hubo hueco para que se explayara con una capella o su tema Screep shadow. Shotta sigue con Ternera podrida, Hoy solo veo mierda… y anuncia que va a volver a sacar disco junto a su hermano ToteKing diez años después. Para deleite de todos se marca otra capella adelantando lo que será esta emocionante vuelta. El bolo veía su fin, y las expectativas de muchos de ver en el escenario a ToteKing y Rafael Lechowski se difuminaron. Punto negativo para los responsables de la cartelería, en la que aparecían estos nombres debido a que pegaron el cartel del anterior concierto en Barcelona donde sí fueron como invitados. DJ Assassin se mete media botella de tequila entre pecho y espalda y dispara la instrumental de Dame de beber más. Ven y Yo voy en chanclas remataron la noche de rap que nos ofreció Shotta, que se despedía dejando al deejay pinchando hip hop y electrónica para los que quisieron seguir la fiesta.


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Sonido Internacional la lía muy gorda en el Echegaray. Texto: Virginia Rota Foto: Manu Navarro

No sé por dónde empezar a contar lo que sucedió en el Echegaray. Porque yo, sin saberlo, dije que se iba a liar una buena, que no podías perdértelo… Y se lió. ¡Vaya si se lió! De repente, tres niños se apoderaron del proscenio y empezaron a saltar a la pata coja y a mover la cabeza al son de la cumbia, mientras un grupo de chicas rompieron las falsas tapaderas de cartón de unos tubos enormes llenos de serpentina al sonido de “¡dale!” y los colores cayeron sobre el suelo del escenario tiñéndolo todo de una energía alucinante. Anoche, los que fuimos al Echegaray, tomamos la decisión de ser felices. No sé ni cuántos eran, ni qué faltaba, ni qué sobraba. Todo el mundo iba por el escenario como Pedro por su casa, sin pedir permiso, sin vergüenza y sin tonterías. De repente entraba el hermano del vocalista a tocar el piano; un hombre al que llaman “¡Melena!” sin tener ni un pelo en la cabeza. O aparecía la sorprendente Cristina Fargas, y todos nos quedábamos como “atontaos” con sus pantalones brillantes y su sonrisa arrebatadora. Así, un sinfín de movidas que no tienen sentido alguno. Eso 38

sí, en su desincronización, Sonido Internacional está más que sincronizado. He de decir que este concierto me ha dejado trastocada, porque Sonido Internacional es esa clase de grupo que te está dando dosis de realidad sin dosificar y sin sutilidad alguna, pero su música es tan bailable y tan alegre que la combinación es un poco explosiva. Aunque me faltó una cerveza; entonces la noche habría sido de “apaga el mundo, que yo sigo de fiesta”. Y es que este grupo es esa fusión atípica que típicamente te llevarías a cualquier lado. Estos tíos llevan la palabra FIESTA anidada en el corazón. Sus letras son una bendita locura, sus frases bombardean conciencias. “Que reviente la violencia y florezca la cultura, la marihuana y el amor”dijeron. Pues eso, a escuchar música que nos alegre la vida, a reventar las cosas malas del mundo mudo y a florecer. ¡A florecer!


.teatro

‘Au-Delà’, la génesis del más allá. Texto: Ana March Ilustración: Mónica de Bustos

La danza es el arte del movimiento y el movimiento es una danza, a través de la cual, el hombre aprende a conocer el mundo. Pero ¿qué pasa cuando ese mundo se nos presenta como un espacio que lo recorre a uno -y no al revés- y parece conocernos desde antes? Una fuerza superior a la voluntad que traspasa toda la existencia acumulada en eL cuerpo, todos los recuerdos y los fuerza a exteriorizarse de dentro hacia fuera. Es en esa dimensión que pretende explorar la obra de Koen Augustijnen, en ese más allá, en el Au-delà, donde cinco magníficos bailarines nos erizan las emociones sobrevolando fronteras entre lo mágico, lo onírico y lo espiritual. Es un viaje a través del cuerpo, del movimiento único, singular y propio, a la emoción y expresión que nace desde el interior y refleja lo vivido, que plantea la posibilidad de otro mundo, quizás más allá de la muerte, al que para llegar sea necesario atravesar por la experimentación del “uno mismo” y recorrer las cicatrices de la geografía interna.

El lenguaje gestual que nos presenta Koen Augustijnen es rico en alegorías, con relieves y contrastes muy marcados. En la génesis de los movimientos, muchas veces reiterativos al punto de hacer oscilar como un péndulo la concentración y la dispersión, una energía de tono dramático plantea un discurso de aristas y ángulos, y otra, más benevolente, ondulante y centrípeta, que nos llevan, como un dinámico animal de dos cabezas, desde el dolor al amor durante toda la obra. La música y la escenografía favorecen a la atmósfera idónea. Hondos temas de jazz que nos ayudan a situarnos en las entrañas de un ambiente cargado, espeso, tormentoso por momentos, fresco y fluido por otros. La escenografía, compuesta por un gran árbol con el tronco rodeado de hojas y flores, símbolo de la vida en el cosmos, de vida sin muerte, de inmortalidad, desde cuya copa aparecen y desaparecen los bailarines, es hermosa y acertada. 39


.conciertos

Gamberros & Zombies: Descoque Party. Texto: Irene Jurado Foto: Borja Espresati

Cruzo la ciudad. Conozco la calle, conozco el club. La noche del sábado, en la jungla de asfalto, se entremezclaron dos especies: raperos y modernos. Pantalón ancho versus pitillo extremo con un único objetivo común: el desparrame como actitud. En este juego a dos bandas, el primero en poner toda la carne en el asador fue el equipo GP Boyz. Chirie, Costa y Romo llamaron a sus fieles mano arriba, dedo al frente, con su hip hop electrificante e irreverente no apto para mojigatos. Estos tres piratas de la calle, botella de ron en el escenario, impusieron un ritmo incesante e insaciable, tan contagioso que incluso los hipster del local no pudieron evitar seguir el compás. Y si en algún momento decaía la fiesta, Ikki venía a animar el ambiente. Si los gamberros fueron la pimienta, el salero lo pusieron Les Castizos. La aguja apenas acariciaba el vinilo y la masa ya rugía en la pista. Eran el entrante, pero al público parecía que le servían el plato principal. Brazos en cruz y juego de luces, no era Jesucristo Superstar, pero el show acababa de comenzar. Víctor se soltó la melena y Fali algún que otro botón. Estos dos sinvergüenzas subieron la temperatura de la sala hasta el punto de ebullición. Quedó patente en el grupo de cheerleaders subidas en los altavoces. Castizo sonó a electrónica con aires vintage, porque como dice mi madre: “¡Niña, todo vuelve!”. Luces intermitentes y un grupo de espontáneos toman el escenario. ¡Por fin! El equipo Jagger. No formaba parte del cartel, pero la jauría sedienta los reclamaba como agua de mayo. Ellos fueron la estela de humo, la cortinilla de estrellas para que este cadáver exquisito de la noche llegara a su punto más álgido. Uno, pelo engominado, el otro, sombrero amish y equipación oficial. Los niños zombies y su sequito de geishas del siglo XXI acaban de aterrizar sobre el escenario. El dúo dinamita hizo explotar la sala temazo tras temazo. La masa enfebrecida bailaba en un pinball, rebotaba una con otra enloquecida. Justice, Prodigy, Bob Marley, pero sobre todo, Face, junto a Aqueel y Mamajuanarock con GP Boyz, hicieron temblar la pista de baile, tanto que se montó una fiesta paralela sobre el escenario. A todo cerdo le llega su San Benito y el nuestro vino al amanecer. Quemamos hasta el último cartucho. A esas horas, ya éramos zombies. 40


.modernicolismo islustrado

“En mi pintura veo más sensualidad que sexualidad”. Entrevista: Susana Martín

La pintura de Lorena García Mateu es como una mujer abierta de par en par. Una mujer que acepta aquello que la escinde, que la deforma. Ha mirado de frente a la violencia que bulle dentro de sí y la ha sublimado en tonos claros, sin furia. Su obra resulta ser una tensión cargada de paz, y de alguna forma sutil elimina la paradoja (o el prejuicio) que esto supone. Ha conseguido pactar con el diablo y diríamos que salió ganando. La obra de Lorena García Mateu ha sido seleccionada para numerosos catálogos de exposición y obtuvo el primer premio Creación artística por la Universidad de Zaragoza. Su historial académico es brillante: está licenciada en Bellas artes, ha obtenido varias becas y ha finalizado un máster en gestión cultural. Además, tiene el título de especialista en diseños de espacios escénicos y publicitarios. Ahora se atreve con un grado en Historia del Arte que cursa a través de la Uned. ¡Es imparable! Modernícolas! : ¿Hacia dónde va tu trabajo? Lorena G. Mateu: No lo sé concienzudamente, de momento va, y eso ya es más que bueno. Puedo acariciar un poco la dirección hacia la que me dirijo pero sin ir más lejos de lo que estoy produciendo actualmente. De momento, la pintura sigue siendo el camino principal y con ella una figuración que tiende hacia lo abstracto y la geometría en ocasiones. Hay una parte de descubrimiento, que es emocionante, y es el no saber qué te puedes encontrar en tu propia producción. M!: ¿Cúales son tus influencias, tus pintores favoritos? LGM: Puedo destacar mi pasión por Francis Bacon, Paula Rego, Nancy Spero; y por supuesto, Lucian Freud (¡a quién no le puede influenciar de un modo u otro!), Marlen Dumas, El Bosco, Aurelie Nemours, Natividad... y en cuanto a las influencias... tengo muchas, desde ver obra de muchos artistas sobre todo en la red, hay muchas obras de artistas actuales buenísimos, un libro, un olor, una experiencia, música, un viaje, una tertulia… Realmente, considero influencia todo lo que me rodea. Pintura y vida no son separables.

sito que todas las imágenes estén cortadas, a modo de fragmentos combinados unos con otros. Como un collage pictórico que intento que cada vez sea más sencillo y más directo. También hay constantemente una búsqueda de “belleza inquietante”, y esto sería lo más común que tengo en toda las obras hasta hoy. Lo desconocido, algo que se dice pero no se acaba de decir, y lo bello siempre es inquietante. M!: ¿Qué papel juega la sexualidad en tu pintura? LGM: Uno muy grande. Siempre que alguien ve una de mis pinturas, ve sexualidad en ella. Aunque personalmente me gusta más ver sensualidad que sexualidad en lo que pinto, ya que nunca soy explícita sino que sugiero o evoco. Todo lo orgánico conlleva sensualidad, del mismo modo la repetición, la alusión a la carne, los colores (sobre todo el carmín) están altamente cargados de connotaciones hacia lo sensual. El uso de plantas y la naturaleza hablan de la vida, y por lo tanto, del sexo.

M!: ¿ Cuándo te diste cuenta de que ibas a ser pintora? LGM: Pues es algo que me viene desde pequeña, si hay algo que he sabido es que quería pintar pero me preocupaba más aún perdurar en el intento. Siempre me era fácil coger un lápiz o un rotulador y ponerme a colorear, a copiar dibujos y en ocasiones a reinterpretarlos.

M!: ¿Y la violencia? LGM: También la hay en lo que pinto. Ya que todas las imágenes están “agredidas” en su composición, y casi todo está cortado, y pegado, vuelto a cortar para ser vuelto a combinar. Por lo tanto, considero esto una forma de violentar la imagen. Y al final hay una tensión en muchas pinturas producida por esto, y por lo tanto, hay un acto de violencia plástica.

M!: ¿ Qué tienen tus obras en común? LGM: Creo que el factor común entre toda la obra que trabajo es la pintura en sí misma. Todas buscan la expresión plástica bajo una temática que me persigue desde hace ya algún tiempo, como es la feminidad. Pero últimamente hay algo muy destacable en las pinturas que estoy llevando a cabo, y es el interés por la naturaleza y sus formas de expresión, de creación y de movimiento. También el no representar una imagen con una composición naturalista; nece-

M!: ¿ Qué sucedería si no pudieras pintar? LGM: Pues haría lo que que hago ahora mismo, que es imaginar cada pintura en mi mente. Antes de hacer la pintura físicamente, está pensada e imaginada. Realmente no pinto sólo cuando estoy en el estudio, sino que lo hago casi todo el día. No es sólo producir obras de un cierto tamaño, sino una forma de ver el mundo y de vivir. Se explicaría como leer entre líneas constantemente en todo lo que te rodea. 41


.conciertos

I wish you’d been here. Se hace difícil entender como una banda tributo es capaz de llenar una sala enorme. También parece complicado que el mismo grupo mantenga alerta a toda esa gente durante casi tres horas. Pero cuando el tributo se hace a Pink Floyd y los encargados de ello se llaman Pink Tones, sus análogos españoles, la cosa comienza a cobrar sentido. Estamos en la Sala París 15 la noche del sábado. Un abanico de generaciones asiste a la cita. Desde los que crecieron en los setenta llenando sus oídos con esta música hasta los que recientemente se han topado con ella. Los intérpretes toman posiciones a oscuras. Una legión de paredes de luz se entrecruza por la sala y una melodía rompe el silencio. Suena Chilhood’s End, empieza el viaje. Se escucha el latir de un corazón y todos inspiran intranquilos con Breathe. Estallan mil relojes para dar paso a un psicodélico tempus fugit anglosajón: Time. La versión del tema resulta paradójica porque, lejos de escaparse, el tiempo se dilata y alarga el original varios minutos. Al fondo se enciende el famoso prisma de descomposición. Las dos 42

guitarras se pelean a ladridos y la voz del vocalista líder, Álvaro Espinosa, comienza a entonar Dogs. La letra presenta una incisiva crítica a la brutalidad policial, muy a la orden del día. El arreglo de Pink Tones pasa por un fantasmal solo de Theremin. El primer punto de inflexión llega con uno de los grandes clásicos, Shine On Your Crazy Diamond. El teclista ataca la intro y un juego de luces llena el techo de figuras escurridizas. Las cuatros primeras notas de la guitarra desencadenan un escalofrío colectivo. La canción sigue evolucionando hasta llegar al solo de saxo. Se cierra una interpretación perfecta un poco afeada por un par de fallos de sonido. Después de The Great Jig In The Sky, que propicia el desgarre de una corista, se suceden varios temas del mismo disco para terminar con Brain Damage. Otro de los grandes momentos de la noche está por llegar. La melancolía inunda la sala y cientos de voces corean al unísono “How I wish you were here”. Espinosa se dirige al público para pedir un poco de silencio después de tanta euforia y anuncia

un kilométrico Echoes. Los ecos se acaban convirtiendo en un ciclón electrónico y morado que barre a los músicos del escenario. La reincorporación suma un miembro nuevo al grupo, una gigantesca figura hinchable que recuerda a los dibujos de The Wall. Suenan los mejores títulos del disco y un adiós del bajista que parece definitivo: Goodbye Cruel World. El calor del público provoca la de cortesía: Confortably Numb. Lo dicho, fue una pena que no estuvieseis allí.

Texto: Antonio Yuste Foto: Bea García


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Estampida en el Cervantes. Texto: Laura Luna Rivas Foto: Virginia Rota

Este fin de semana llegó a Málaga la ópera de Verdi La Traviata. La puso en escena una compañía de las que van girando por el mundo y dan vueltas y vueltas con un producto que, solo su nombre, arrastra a todo tipo de curiosos detrás de ellos. Hace meses, cuando las entradas de esta ópera salieron a la venta, a los pocos minutos ya se habían vendido hasta las últimas del gallinero. Los precios oscilaban entre los 54 y los 18 euros y los visones se ponían al lado de camisetas con vaqueros. La democracia del arte puede que traiga algo de mediocridad adjunta, pero el deleite del descubrimiento primero trae también la magia de que, si esto es mediocre, hemos conseguido indudablemente algo bello en estos años de lucha por la democracia. Cuando las luces se apagan y aplaudimos a la orquesta escondida delante del escenario, cuando el tiempo se suspende y sabes que vas a ver unas de las grandes óperas de la historia, entonces mejor es no pensar, vayas a exigirle a cada espectáculo que te muestre la vida brutal e intensa y luego la caída sea más grande. Desde el primer acto el estatismo de la mayoría de los elementos escénicos descubre que esta es la tónica del espectáculo: decorados de cartón piedra y la más burda iluminación para ver pomposos vestidos de otra época. La lírica, la música que Verdi escribió y las voces que muestran la poesía del sonido humano, era el único objetivo de la propuesta. La soprano Stanislava Ivanova interpreta a Violetta Valeri dulce, profunda y son varios pañuelos a mi alrededor los que acompañan su trágico final. El punto álgido de la obra es su dueto con el padre de Alfredo, interpretado por el barítono Dobromir Momekov, en el segundo acto, cuando este le convence para que abandone a su hijo y donde sus voces se conjugan perfectamente en el acorde. El barítono es uno de los más aplaudidos en todas las intervenciones. El coro recrea también momentos de una energía colorida como el ritmo tenaz con el que reprocha a Alfredo tirarle el dinero a Violetta. Pero la temporada lírica en el Cervantes es breve y el público más exigente se concentra en las pocas representaciones ofertadas. Así que el gallo del tenor Orlin Goranov que interpreta a Alfredo en 44

la escena que revela un amor profundo a Violetta, con Lunge da lei, fue imperdonable y los cuchicheos que le siguieron desde el público amenazaban con llegar a abucheos, aunque luego pareció hacer efecto la compasión. Pero, por lo visto, la desilusión ya estaba instalada desde antes en una parte del público porque no debía de ser el magnífico espectáculo que se esperaba en la noche. Así que cuando Violetta yacía muerta entre los brazos de Alfredo, una parte de los asistentes ya recogían sus chaquetas y no hicieron ni el amago del aplauso final sino que formaron una tumultuosa fila en el patio de butacas directa hacia la puerta. Los cantantes saludaron con solo una mitad que

le aplaudía. Pero yo hablaba de la democracia y de cómo la ilusión que nos han vendido durante tanto tiempo ha conseguido -al menos- elevar nuestra imaginación y de cómo, más allá de que la globalización solo traiga reflejos de lo realmente valioso, el Teatro Cervantes estaba lleno para ver una de las grandes óperas y de que -quizás- si la ópera estuviera extendida a sectores más amplios en Málaga (que no lo está) las propuestas “justas” encontraran su justo público.


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La víctima que acabó en silencio con el verdugo. Texto: Rocío Cebrero Foto: Círculo Teatro

Es curioso como una cocina llena de gente resulta extrañamente familiar. En la casa de Trasto Teatro, fotos y recortes de prensa de la compañía y un inmenso cartel de Pedro y el Capitán de Círculo Teatro decoran una alargada estancia que huele a frutos secos, vino y creatividad impaciente. Esperamos apenas unos minutos y cuando estamos todos, nos dan la bienvenida. Entramos al salón y la imagen de un hombre encapuchado y con las manos atadas en la espalda nos obliga a un silencio de los de tragar saliva. Es Pedro. Un cenital cálido y débil lo convierte casi en una sombra de sí mismo. Esto es ya mucho más de lo que acabará siendo. Se abre la puerta y entra el Capitán, cuya presencia hace que Pedro comience a respirar sonoramente. Es un alivio, la verdad. Entonces el verdugo comienza a peorar. Tiene acento argentino, habla rápido, su traje de chaqueta nos incomoda casi más que la arpillera de su víctima, porque, símbolo premeditado de su estatus, nos hace cómplices del poder. Pedro es un camarada de la resistencia que está siendo torturado. Su única arma es el silencio que guardará celosamente entre gemidos de dolor. El Capitán no lo toca y se vanagloria de ello, va de bueno, pero su retórica tiene ese cinismo descabellado que el dolor hace brotar en las personas desgraciadas. Un mastodonte entra y se lleva a Pedro. Su violencia hace que nos retraigamos en nuestro asiento. Tengo la sensación de que podría cogernos a cualquiera de nosotros y levantarnos de un puñado, así que retengo mis exhalaciones. Se lleva el delgado esqueleto de Pedro, que ya tiembla por el pasillo, sabedor de las torturas que le esperan. Casi puedo oler la sangre que chorrea de las heridas de sus pezones, su vientre, su espalda, su cara, sus huesudos y retorcidos pies que ya han olvidado la sensación de la arena y del agua. Presenciaremos esta escena repetidas veces porque Pedro prefiere el dolor a la traición y calla inexpugnablemente. “Estoy muerto capitán”, dice con la lengua paralizada y la cabeza medio descolgada. Ahora, sin ese peso que otorga la responsabilidad de seguir con vida, habla y sus preguntas van desnudando psicológicamente al Capitán, que llorará como un infeliz. Debajo de su chaqueta está crucificado un ser inútil en su función de hacer hablar, perdido en el placer culpable del dolor ajeno, desesperado y suplicante.

El sinsentido de la violencia me ocupa el pensamiento. Una antigua y olvidada humanidad evocada acaba con mi entereza. Una lágrima, otra y tengo que taparme la nariz para tranquilizar mis revolucionadas mucosas. No soy la única. Hemos asistido a la negra fiesta de la pérdida, al macabro festín del poder que, como Saturno en el lienzo de Goya, devorará hasta a sus propios hijos. Todos se levantan pero yo no puedo. No puedo aplaudir, así que golpeo mis manos mecánicamente una contra la otra, llevada por el rito posteatral. Luego nos sentamos todos juntos con la compañía, Pedro es ahora Antonio y el Capitán, Manuel. Su acento cordobés se nos hace muy extraño de repente.

También están Blanca Vega, la directora, y el resto del equipo. La conversación va del teatro a la vida, de la tortura a la técnica actoral. “Este es el primer intercambio andaluz de teatro de salón”, bromean. Y no lo he comprobado porque, que no fuera el primero, no le quitaría importancia. Las salas y los circuitos convencionales no tienen nada que hacer al lado del entusiasmo que implica actuar 26 veces en un año en cualquier sitio. Porque aún hay mucha gente que no lo sabe, pero nada puede con la pasión. Ni el dinero, ni la política, ni la morfina social de los medios y las instituciones. Así que grito: “¡Larga vida al teatro de los vivos!” 45


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FESTIVAL PURAPASTA.

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Pura música. Puro indie. Purapasta! Texto: Miguel A. García & Kris León Foto: Hugo Espresati & Borja Espresati

Primer Festival Purapasta: nueve grupos y más de seis horas de canciones. Saltar y perder la voz eran la lista de prioridades de todo purapastero. Desde el Escenario Dos, el primer estallido de música actuaba como un imán para los más puntuales, que iban llegando a la París 15 con la intención de no perderse ni un solo minuto. EL PAÍS MUSICANO Desde la primera canción, Álvaro, a la cabeza del País Musicano, era el encargado de prender al público y lograr ese contacto tan especial con todos sus habitantes musicanos. Sabíamos que iba a ser un directo especial, que cerraría un ciclo, o quizás 48

el punto de inicio de otro. El pop intenso e inconfundible no decepcionó, y una vez más, nos hizo bailar, nos puso una sonrisa en la cara. “Acercaos, que este hueco no me sirve para nada”, nos reclamó Álvaro cuando llegó Tu mejor final, el mejor para cerrar más de diez años de música. Y el mejor inicio para todo eso que nos esperaba. AEROPLANO21 Corrimos hacia el otro extremo de la sala. Los ganadores -junto a Haddonfield- del Concurso Purapasta estaban ya preparados en el otro escenario. Voz, guitarra, bajo, batería y alguna pandereta voladora es todo lo que necesitaron los malagueños. Con Estereofisticado abrieron el concierto, pero también hubo hueco para recordar las Cinco horas con Paula y canciones como 108 minutos -¡Exacto! Homenaje a Lost-. En Hoy no quiero discutir demostraron que pueden volar con turbulencias. Y como La batalla no termina hasta que sale el Sol, aplaudimos y nos fuimos a ver al siguiente grupo con una sonrisa.

MAÑANA Vinieron desde Sevilla a presentarnos Se acabó la rabia, un trabajo en el que Mañana quita el pie del acelerador y se recrea en las partes instrumentales de unos temas con versos instrospectivos, marca de la casa. Los pies de micrófono estaban cubiertos de flores y sonaba su Vals de autoayuda. El momento de coreo de fans y ajenos se produjo cuando tocaron El momento en que perdí. Mañana tienen una mezcla de viejo y nuevo muy interesante, aunque media hora de un festival es poco si no se tienen canciones rápidas y estribillos pegadizos. NIÑOS MUTANTES Eran uno de los platos fuertes. Además, estaban de estreno porque su octavo disco, Náufragos, sonaba por primera vez en directo. Con Caerán los bancos y Empezar de cero, las nuevas canciones mutantes, desembarcaban en la París 15, donde se empezaba a notar el calor. “Felicidades por este nuevo festival en Málaga” comentó Juan Alberto, voz del grupo. Y aunque presentaron El miedo afirmando que eso


era exactamente lo que sentían al presentar el disco, esta nueva era de Náufragos fue el punto exacto de la noche en el que la gente había dejado de calentar para, definitivamente, estallar a bailar y a corear canciones como Hundir la flota o Noches de insomnio. A pesar de que los nuevos temas tuvieron protagonismo, como Querer sin querer -una canción de amor dedicada a las canciones de amor-, también hubo hueco para aquellos que siguen al grupo “desde los primeros tiempos”, con ese dulce aguijón que nos dejó Veneno-polen. Fueran temas más o menos jóvenes, lo cierto es que los mutantes no naufragaron, sino todo lo contrario: su música hizo de puerto, de encuentro entre el pasado y el presente de la banda, de los seguidores más fieles y los más novatos. Para el final, fue un deseo lo que cerró su directo: “larga vida al Purapasta”. KENEDY Suenan Take the chance e Into the wild, canciones a través de las que puedes respirar, auténticas atmósferas llenas de magia que seducen y sorprenden.

Condensaron en una media hora una montaña rusa de emociones, a veces cercanas al susurro, creando nebulosas de música donde giraban letras oníricas y evocadoras -”Will it be the last time we swim across the stars? … we’re floating in space”y otras veces cargadas de desgarro, sin perder en ningún momento la fuerza. That thin ray of sunshine fue ese zarpazo de claridad que, como una lluvia de estrellas, cayó ejerciendo de final para la banda sevillana. SIDONIE Sin duda el momento que todos los purapasteros esperábamos -¡y los Modernícolas!-. David T. Ginzo se encontraba a la guitarra y teclados con la sala a oscuras. Sonidos espaciales caminaban entre un público hipercardíaco, tocaban hombros y seguían su camino. Los tres miembros de Sidonie salieron para servirnos Alma de goma, de su último cocktail de psicodelia titulado El fluido García. Las palabras “Nada es real pero es mejor” llenaron la sala ayudadas por guitarras que tronaban sobre nosotros. Pa49


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labras capaces de traernos una Tormenta de verano, de hacer un agujero en la realidad que nos libera, que consigue arrancarnos de nosotros, hacernos cerrar los ojos y elevar los brazos. Fascinado y el recorrido que emprendimos por El bosque fueron, sin duda, auténticas explosiones de color que obligan a bailar. Sorprendentes, inesperados y caóticos, pudimos ver sus siluetas devoradas por los focos, pudimos verlos cogiéndose en brazos, escalando la batería o desapareciendo del escenario. “Estoy aquí, Málaga”, sonó la voz de Marc, esta vez desde abajo, entre el público, para traernos un íntimo a capela de Giraluna que todos cantamos. Y a pesar de ser sábado disfrutamos de Nuestro baile del viernes, justo antes de que todo ardiera: “Esto es el incendio, somos un incendio sin control”. LA CENA Turno de las melodías más cálidas. Era el momento de abrir el champán y jugar unas manos al Blackjack. Después de la presentación de su primer disco 50

en la FNAC, esta banda malagueña nos ofrecía el delicado pop de sus Historias al revés. Tras el huracán se abre el paréntesis, el momento de coger algo de aire y disfrutar de uno de los momentos más dulces: “ya sabes que todo marcha bien” nos cantan en Septiembre, y esos temas que nos arropan también nos hacen sentir bien. Armonía, buen hacer, voces que empastan. Una pequeña degustación de una banda que tiene mucho que ofrecer. FUEL FANDANGO Más flores llegaron al escenario para recibir al grupo que está revolucionando el panorama indie. Un productor y una cantante, Ale Acosta y Nita son Fuel Fandango. Subieron junto a Carlos Sosa a las percusiones, preparados para impregnar toda la París 15 de combustible y luego tirar una cerilla. Parecía que todos hubieran colgado sus gafas de pasta en el perchero para irse a una fiesta de electrónica. Un público entregadísimo baila y canta Brazil, The engine, Monkey, Shiny Soul y tantos otros temazos que forman su disco homónimo. Una es-

pectacular Nita con elegante vestido y pelo recogido se deja el alma por la boca. Tanto eclipsó, que luz y sonido se fueron mientras coreábamos “I say no, I don’t wanna lose the faith in your thoughts”. Por suerte, minutos después todo volvío a la normalidad. Just y Always Searching nos devuelven a la pista de baile. Batería, guitarra y secuenciadores crean un muro de sonido que arropa a Nita y a sus movimientos de abanico. Nos avisan de que es la última canción y tenemos que bailar: “Este concierto no termina hasta que este todo el mundo en el suelo”, alguno se resiste pero finalmente cede. Ahí estábamos como una alfombra esperando a que viniera el subidón. Confeti y euforia colectiva. Fuel Fandango cierra una noche completa. ¿Cierra? No, queda algo más. HADDONFIELD Eran ya las cuatro de la mañana. Después de Fuel Fandango muchos habían abandonado la sala, además el cantante, Raymond B. Myers, se encontraba con una terrible afonía. Pero como dicen ellos:


“Había que tocar hoy por cojones”. Con camisetas de El País Musicano, excepto Raymond llevaba un polo neg… ¡espera!, se lo está arrancando. Así es, estilo Hulk, pero con más pose, quisieron rendir homenaje a su bajista y teclista -miembros de EPM-. Canciones directas y terroríficas: Vincent Price, Living on a nightmare, Ghosts ‘n Goblins y así hasta llenar la media hora más bizarra de la noche. Más de uno no podrá pegar ojo en semanas. Hablaremos del 3 de marzo como ese día en el que la música se nos pegó a la suela de los zapatos, como ese día en el que bebimos El fluido García, esa sustancia que nos obligó bailar; que nos dejamos perdernos, sentirnos Náufragos entre horas de música, o que nos envolvimos entre luz, oscuridad y flores con Fuel Fandango. ¿Segundas partes nunca fueron buenas? Esperamos que haya más, y que no sea buena, sino mucho, mucho mejor.

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Triángulo de Amor Bizarro: El arte del buen ruido. Texto: José A. González Foto: Borja Espresati

Ritmo y ruido son dos adjetivos que describen a la perfección lo que anoche pudimos ver en La Caja Blanca. Pero cuidado, entiéndanse ambos términos en el mejor sentido: Triángulo de Amor Bizarro desató su furia sobre el escenario sin envoltorio ni aditivos. Al entrar en la sala a eso de las diez de la noche -cuando oficialmente comenzaba el bolo- nos temimos lo peor. Todo el equipo preparado, las luces en marcha y una buena dosis de carteles de esa bebida reconstituyente del ánimo que, cuenta la leyenda, beben los cazadores alemanes. Sólo eso, un espejismo de una realidad que fue muy distinta cuando, tras unos treinta minutos de retraso -de ¿rigor?-, el lleno de la sala se mostró como más que justo. Entonces, los gallegos se hicieron hueco entre tanta pedalera y comenzaron a maltratar las fatigadas cuerdas de sus instrumentos. Isabel se combinaba entre bajo y voz –e incluso destrozó una baqueta martilleando los platos de Rafael-. Riffs, distorsiones y más riffs para unos 52

temas muy estudiados, repletos de teclas que pulsar y momentos imperecederos. TAB no esperó mucho para hacer sonar De la monarquía a la criptocracia, uno de sus temas con más trascendencia comercial en lo que fue un momento gemelo al que se vivió con El fantasma de la transición. El ambiente era tan caótico como abstracto, incluso las edades de los seguidores de la banda: se veían desde lindas niñas hasta señores de avanzada edad, porque la música bien hecha no entiende de tiempo. Echaron en falta más ayuda en el escenario -ni para “pipas” queda dinero- y una mejor ecualización, y quisieron perder de vista el calor de Málaga. Sus acoplados instrumentos fueron toda la despedida que el público necesitó, justo antes de que la sirena de la alcoholización hiciera presencia. Ni palabras ni halagos. Ni yo te quiero más, no yo más. Ni cuelga tú -no, tú primero-. Que le den al protocolo, pensaría más de uno. Y es que las raíces de Triángulo de Amor Bizarro crecen donde quieren. Cuando quieren. Como quieren.


“No conducimos las canciones, nos atropellan” Entrevista: José A. González

Triángulo de Amor Bizarro, máximos exponentes del post-punk nacional, siguen girando por los escenarios del país -y de Europa- con su disco Año Santo, en el que Paco Loco les ha guiado musicalmente. El viernes, los gallegos aterrizan en Málaga de la mano de Wild Weekend con una maleta llena de buen ruido que no piensan dejar en el hotel. Nos enganchamos al teléfono con Isabel Cea, bajista y vocalista -al 50%- de Triángulo, para bucear un poco más en su bizarrismo. Modernícolas! : Post Punk, New Wave, Psicodelia… es muy difícil encasillaros en un estilo. Triángulo de Amor Bizarro: Creo que esto es algo que le pasa un poco a todos los grupos. Es la pregunta del millón. Ya hemos intentado domar una canción y al final hacemos lo que nos sale. Simplemente nos dejamos llevar. M!: En cinco palabras ¿qué es Triángulo de Amor Bizarro? TAB: Me pones en un compromiso… nos gustan las canciones y los estribillos, así que, a pesar de todo todo el ruido que cubre nuestra música, hacemos pop. Sólo que somos unos salvajes del puto monte y por eso nuestros temas suenan así (risas). M!: Paco Loco os ayudó en la producción de Año Santo, ¿qué os ha aportado? TAB: Es la mejor persona que te puedes encontrar para que transfiera lo que piensas y lo que quieres hacer a una cinta. Nos grabó y nos ayudó a concretar, a sacar punta a nuestros temas. Nos aportó frescura. El proceso de producción lo hacemos siempre en nuestro local de ensayo, por eso tardamos tres o cuatro meses en terminar una canción, porque hasta el mismo día en que vamos a grabar seguimos dándole vueltas. Paco tiene un recorrido muy importante y sabe muchísimo de su trabajo… y eso hoy en día pasa menos de lo que debería.

M!: ¿En que os inspirásteis para la grabación del álbum? TAB: Año Santo surgió de quitarnos el mal rollo de novatos. Tocamos demasiado el primer disco y acabamos agotados. Nuestro batería se fue y necesitábamos saber que podíamos hacer algo en una semana, en directo, en el local. Entrar a grabar y resumir todo lo que teníamos dentro. M!: Acabáis de tocar en Let´s Festival BCN, dentro muy poco participaréis en la Spanish Rock Invasion en Berlín, en el Mancha Pop, el Low Cost… ¿qué es lo que más disfrutáis de un festival? TAB: Cuando podemos quedarnos nos gusta, porque te encuentras con más gente y haces más vida social. En los conciertos de sala normalmente no conoces a nadie. En Berlín vamos a tratar de coger un par de días para ver a algunos grupos, pero normalmente llegas, pruebas y tienes menos de una hora para ducharte o cenar. No, cenar mejor después, porque si no vomitas (risas). Luego te montas en la furgoneta y a otro sitio. Y si te da tiempo a ver algún concierto tampoco disfrutas: o tocas después o, si es el día siguiente, estás cansado. Además, no mola nada viajar en avión con resaca. M!: De la nueva terna de grupos indie nacionales, ¿con cuál os apetece compartir escenario? TAB: Hay grupos muy interesantes ahora y tenemos unos cuantos favoritos, por ejemplo SraSrSra. Es un grupo de punk muy guay, además son colegas nuestros. Tampoco hemos visto aún a Pegasus Bridge y estaría muy bien tocar con ellos. *Puedes leer la entrevista completa en modernícolas.com!

CUESTIONARIO MODERNÍCOLA! M!: El Triángulo es alérgico a… TAB: Nuestro teclista, a la lactosa.

M!: En una película del oeste… ¿indios o vaqueros? TAB: Indios, siempre. No se que hicieron de malo los pobres.

M!: Si os encontráis en un ascensor con Ramoncín… TAB: ¡Hostia! Pues nos haría muchísima gracia. Nos parece un personaje sacado de un cómic (risas). Le cantaría algo de Viento de otoño, su “gran” hit. Me quedé impresionadísima al escucharla, le diría que me explicase por qué hizo esa “canción”.

M!: ¿En qué sois bizarros? TAB: En todo. Hacemos todo lo que hacemos sin tener en cuenta muchas cosas, y eso ya es muy bizarro.

M!: Una frase o chiste que os haga reír… TAB: Nos hacen reír mucho los vídeos “frikis” de Youtube. 53


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HIP-HOP POR PALESTINA. 55


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El rap más solidario lucha por Palestina. Texto: José C. Valderrama Foto: Ingrid Hill

Bajo un cielo gris, el público fue llegando al recinto ferial de Torremolinos, sin prisa pero sin pausa. Suficientes como para recibir como es debido a El Maskeh y a continuación a Zurmano Company, dos jóvenes bandas venidas desde Algeciras. Les queda mucho camino por recorrer, pero parece que apuntan maneras. Desde Málaga y con raíces marroquíes subían al escenario DJ Morad, Cazawi y Faruk soltando temas como En mi barrio o Somos moros, con algunas partes en árabe. Los siguientes serían Producto de una Semilla: tres MCs, Dj PPL y un baterista forman este combo malagueño que pareció tener buena acogida entre el respetable. Longerman, otro algecireño, subiría 56

el nivel de lo visto hasta ahora con un show sin alardes pero directo y ameno. Salía de nuevo Faruk para presentar a un miembro de la Asociación Unadikum que daría un discurso político que más bien parecía un mitin de andar por casa criticando el gobierno de Rajoy y finalizando con el desafortunado y partidista comentario de “votad a Izquierda Unida”. No es sólo que no se respetara la jornada de reflexión, sino que se hizo uso de un acto benéfico para pedir votos para un partido. Poorhouse Rockers Soundsystem tenían preparado el interludio perfecto para una noche como esta. Rap old school, reggae, jungle, ska e incluso el himno de la URSS daban pie a mensajes de protesta micrófono en mano, manteniendo el ambiente para la subida al escenario de Little Warrior con su hermano El Granpa para presentar su próximo trabajo, Chiquito pero matón. Dj One Dah ya tomó sitio a los platos con este pequeño gran MC, y no lo abandonaría hasta la recta final horas después. La representación de Málaga Royalz y M13 llegaba por fin con todo su esplendor: Keyo, El Mono y

Murianafobia cogían los micrófonos para repartirse el protagonismo en un tramo breve pero intenso. El público se volcó con los temas que iban disparando: Yo sí conozco mis derechos o Si vis pacem para bellvm, entre las que se introducen mensajes políticos y algunas de las primeras palabras de apoyo para el pueblo de Palestina. Sale Juho para cantar No nos atan junto a los tres anteriores MCs, para quedarse finalmente junto a El Mono para romper cuellos con Soldier, tras la cual apareció la gran sorpresa de la noche, Shabu One Shant para cantar Luz de luna y la aclamada Hot sun junto a Juho. Ijah no pudo asistir, pero se compensó con creces con el concierto de Shabu, que siguió a solas para ofrecernos algunos cortes más de su álbum La cura: Como un bandolero, Sensimillonaire, El romántico… las cámaras de fotos y las manos se acercaban a él como si de un imán se tratase. Sale un trombonista para que Little Pepe le tome el relevo a Shabu para ofrecernos pequeñas muestras de temas como Me miran raro, Al que lleve la cuenta o A trabajar, con alguna capella de regalo. Casi sin tiempo para qui-


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tarse la chaqueta por el calor de los focos, sale tras la cortina para que pasen Jefe de la M junto a Keyo y Rook Jack y todos se vuelquen con él. Guerreros, M-City Burnin, No he venido a jugar y por último Materia clásica con la vuelta de Little Pepe, con banderas de Palestina levantadas en el escenario. Un freestyle de Little Pepe sobre un beatbox de Shabu y unas palabras de Keyo sobre el problema de Palestina daban paso a Jesús Suárez, más conocido como Sr Narko o Doc Diamond con una sesión de rap que supo a poco por la escasez de tiempo. Los siguientes en pasar por el escenario fueron FRAC (Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz), rap, ragga y reggae de corte social con acento gaditano. Las voces en ocasiones no se terminan de adaptar a los tiempos lentos de muchas bases, pero suplen sus carencias con un estilo bastante fresco, descaro y humor. Suben todos los artistas y los miembros de la organización para, por fin, contar la historia de Mohammed y Abdullah, el porqué del festival. Tras este momento tan triste y emotivo como ne58

cesario llegaban Los Chikos del Maíz por primera vez a Málaga. Los grupos de rap protesta en España se pueden contar con los dedos de una mano, y éste es uno de ellos. Estos valencianos no dejan títere con cabeza con su mensaje social impregnado de comunismo y revolución, de acidez y humor negro. Si no tienen algo es pelos en la lengua. C.O.P.$., Estilo Faluya, Gente VIP, Los hijos de Iván Drago -dedicada a Pablo Hasel-, Pasión de Talibanes, El gobierno lo niega, capellas de Nega y de Toni… un concierto con todas las de la ley en el que en ningún momento se bajaron las banderas republicanas que ondeaban entre el público. Su visita mereció la pena y prometen volver no sin antes despedirse con El de en medio de los Run DMC y dejar sitio al último, pero no por ello menos importante: Rafael Capaz Fernández. El magnífico Dj Bubba se lucía como siempre con sus scratches, mientras que decenas de cuernos salían al aire a recibir a Capaz y Fred Medina. Rafa no falla, cada show es un espectáculo donde derrocha savoir-faire y flow por los cuatro costados, con

el egotrip como hilo conductor. A muchos no les aguantó el cuerpo y se perdieron trallazos como Whatcha mouth con Killing in the name of de Rage Against The Machine en la instrumental, Cava dos tumbas, Pan caliente, una sorprendente Heroína madness, la reciente Flow del 15 o Lo cumplimos y H.A.M.B.R.E. junto a Rayka. Y tras más de ocho horas y una veintena de artistas, un enorme Capaz ponía fin a un larguísimo festival donde el rap y la solidaridad estuvieron en comunión por una causa que desde luego merecía el esfuerzo de todos. ¡Gracias!


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