Entrevista juan ignacio gomar

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Cuaderno virtual de ENTREVISTAS Publica: MobbingMadrid

Qué diferencias habría según tu criterio entre acoso laboral y comportamiento tóxico

Juan Ignacio Gomar Sanchez Licenciado en Derecho, Técnico de la Administración General, rama jurídica, del Ayuntamiento de Madrid

Nació en 1964. Licenciado en derecho, es funcionario de carrera del

Desde mi punto de vista la principal diferencia es que el acoso se dirige contra alguien a quien se pretende anular, destruir o expulsar de la organización, para lo que se actúa con extrema intensidad, mientras que el comportamiento toxico opera con lo que podríamos llamar baja tensión, se dirige contra una generalidad de sujetos y no tiene normalmente otra finalidad que la de la satisfacción, nunca conseguida, de los desequilibrios de su emisor. En este sentido no busca objetivos para la organización como los que caracterizan el abuso del poder de dirección. Realizada por PRIDICAM MobbingMadrid

Buenos días Juan Ignacio. En 2013 publicaste un artículo en la Revista de Estudios Locales con el título “El comportamiento tóxico en la Administración Pública”. ¿A que querías referirte? ¿Hay alguna relación entre ese término y el acoso laboral? Hola a todos. Sí, claro que hay relación entre lo que llamamos el “comportamiento tóxico” y el acoso. Pongámonos en situación ¿quién no conoce en el ámbito laboral (dejemos el familiar aparte) a alguien que padezca a un jefe o jefa mala persona, desagradable, maleducado, faltón, egoísta, que trata a su personal con desprecio, pero lo hace de forma suave y taimada, alguien que no dirige su conducta contra ningún objetivo personal concreto si no más bien contra todos, sin ganar nada para su organización 1


Ayuntamiento de Madrid, en el que ingresó por oposición en 1991 como miembro de su cuerpo técnico de administración general, rama jurídica. Lleva por tanto veintidós años trabajando para la administración pública en muy diversas tareas y responsabilidades, desde asesor técnico a subdirector general. Ha colaborado como autor y coordinador en varios libros colectivos sobre cuestiones jurídicas locales y ha escrito múltiples artículos en revistas especializadas. También ha impartido clases puntuales en el Instituto Nacional de Administración Pública y la Universidad Autónoma de Madrid, y ha participado como ponente en cursos organizados por la UNED, el Instituto de Estudios Fiscales, la Universidad Rey Juan Carlos, la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas y otras instituciones.

que, antes bien, pierde con tal comportamiento? ¿Qué ocurre en tal caso si no podemos identificar un acoso laboral sobre una persona determinada, si en realidad lo que tenemos es una suerte de acoso general difuso y de baja intensidad de un sujeto que manipula a personas y organización, sin escrúpulo alguno, en su exclusivo beneficio? Este fue el comportamiento tóxico que quise analizar, diferenciándolo del acoso laboral y del abuso del poder de dirección, aunque tenga con ellos un claro parentesco.

¿Y qué diferencias habría según tu criterio entre unos y otros? Desde mi punto de vista la principal diferencia es que el acoso se dirige contra alguien a quien se pretende anular, destruir o expulsar de la organización, para lo que se actúa con extrema intensidad, mientras que el comportamiento toxico opera con lo que podríamos llamar baja tensión, se dirige contra una generalidad de sujetos y no tiene normalmente otra finalidad que la de la satisfacción, nunca conseguida, de los desequilibrios de su emisor. En este sentido no busca objetivos para la organización como los que caracterizan el abuso del poder de dirección.

Me temo que muchos reconocerse víctima de tóxicos...

lectores van a comportamientos

Probablemente. Nuestra sociedad tiene algunos desequilibrios patentes y este es uno de ellos. La violencia de género se persigue con intensidad, la protección de la infancia se encuentra totalmente interiorizada y, en cambio, el maltrato laboral de baja intensidad pero continuo, hiriente pero no sangrante, lesivo en todo caso con el paso del tiempo, se admite como algo normal. Si se le pegan tres chillidos a la esposa, al marido o al hijo todo el mundo censura ese comportamiento pero si el jefe o jefa maltrata a sus empleados y procura hacerlo de modo discreto y sin exageraciones esa conducta, absolutamente rechazable, se admite con resignación.

¿Puede el comportamiento tóxico preceder al acoso laboral? 2


No tiene por qué precederlo pero es frecuente que lo haga. El jefe tóxico envenena el ambiente y cuando alguno de sus destinatarios, en general todos o casi todos los empleados, decide rebelarse, centra en él su atención y puede comenzar el acoso.

¿Cómo es posible que una organización no reaccione frente a los elementos tóxicos? Pues igual que no reacciona frente al acoso o frente a otras conductas similares o peores. Reconocer los propios errores y actuar para corregirlos cuesta mucho esfuerzo y exige humildad y entereza, así que es más sencillo mirar hacia otro lado. Vivimos tiempos en los que personas y organizaciones, públicas y privadas, tienden con frecuencia a hacer lo fácil antes que lo correcto. Así nos va.

Pero la organización es también una víctima clara del comportamiento tóxico… Desde luego, pero las organizaciones están dirigidas por personas, y si a las personas que las mandan no les preocupan estas situaciones o prefieren ignorarlas las organizaciones no van a reaccionar solas. Desde este punto de vista podemos afirmar sin temor a equivocarnos que hay organizaciones que no solo son estúpidas sino que carecen de los más elementales principios. Aunque a lo mejor son los que las lideran los que no los tienen.

¿Qué daños produce un jefe o jefa tóxico? A los profesionales los desmotiva y anula, generando desapego al trabajo. A nivel personal puede desestabilizar y afectar seriamente la autoestima e incluso la salud. A nivel institucional destruye por dentro la organización y termina por hacer que esta sea ineficaz y pierda el valor añadido que proporcionaba, impidiendo a su vez que lo aporte en el futuro.

¿Cómo pueden evitarse los comportamientos tóxicos? Te diría que con códigos de buen gobierno, con políticas adecuadas de prevención de riesgos laborales y con la adecuada aplicación del régimen disciplinario, pero te 3


mentiría si no te indicase que solo la presencia de líderes con sólidos principios éticos puede garantizar la eficacia de tales instrumentos y su interiorización por la organización.

¿Qué es lo que más le preocupa de la posibilidad de que se produzcan supuestos de comportamiento tóxico en la Administración Pública? Por una parte que actúan como la perfecta antesala de la corrupción administrativa, desvirtuando por completo la razón de la existencia de la Administración al poner al servicio de unos pocos una maquinaria nacida para intentar salvaguardar los intereses generales. Por otra que queman a los funcionarios que lo padecen, desmotivándolos gravemente en perjuicio de todos.

PRIDICAM (Plataforma en la Comunidad de Madrid contra los Riesgos Psicosociales y la Discriminación Laboral) MobbingMadrid

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