Tomo 61

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BOLETÍN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

FIGURA 16. Croquis de la ciudad de Santiago a fines del siglo XVI, donde aparece en la esquina superior izquierda y junto al río Mapocho los Paredones o Tambillos del Inca. Extraído de Thayer (1905).

Con relación al camino del Inca, Abel Rosales (1948: 21) basado en el Pleito entre los herederos del capitán Bernabé de Armijo contra doña Juana de la Cueva por la chacra grande de Huechuraba (R.A. vol. 321, pza. 1ª, 1613) ha señalado “que está probado judicialmente, según documentos que están al alcance de mi mano, que Diego de Almagro primero, y Pedro de Valdivia después, llegaron a las márgenes del Mapocho siguiente el camino de Chile […] este pasó exactamente, sin errar una pulgada de terreno, por el medio de la vía pública conocida hoy por calle de la Cañadilla” (posteriormente avenida Independencia). Agregó que este antiquísimo camino bajaba “de la cordillera central hasta Putaendo en Aconcagua, seguía al sur, dejando al poniente el cerro que los españoles denominaron ´Pan de Azúcar´ por su figura y después de hacer una extensa curva el este, llegaba a las rucas del cacique Huechuraba inclinándose al occidente desde cuyo último punto continuaba en línea recta al río mencionado” (Mapocho). Aparentemente, los investigadores Carlos Keller, Rubén Stehberg y Osvaldo Silva, en la década de los sesenta y setenta, no conocieron el libro de Abel Rosales (1948). De haberlo leído muchas de las interpretaciones que efectuaron respecto al camino del Inca en la zona hubieran sido distintas. De acuerdo a este último autor, el documento más antiguo que se refirió a este tramo del camino de Chille (del Inca), dató del 12 de agosto de 1578, y correspondió a un acuerdo judicial entre el convento de Santo Domingo y el capitán Pedro Ordóñez Delgadillo, donde se fijó el trazado de este camino. Posteriormente, en 1613, se inició un extenso juicio entre el Sargento Mayor Juan de Casana y el doctor Andrés de Mendoza por el deslinde de sus tierras, donde figuraron algunas declaraciones de testigos presenciales que aportaron valiosa información sobre el camino de Chile (del Inca). El capitán don Juan Ortiz de Cárdenas, que como hemos visto era un entendido en esta materia, de más de sesenta años, el 30 de enero de 1613, señaló que “el camino que llaman de Chile y siempre se ha llamado es el que viene de Huechuraba como de él consta y parece por haber entrado por él la primera gente española que vino a descubrir este reino con el capitán don Diego de Almagro…y que el dicho camino venía e iba por la cañada que está de la otra aparte del río de esta ciudad” (Rosales 1948: 21, 22, 24; Real Audiencia 321, pza. 1ª, fs. 41 v. y ss.).

STEHBERG y SOTOMAYOR / Mapocho Incaico

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Tomás, otro declarante, que fechó su nacimiento en 1515, más o menos, testificó que llegó al valle de Mapocho muy niño y que “recién venido este testigo de arriba a este dicho valle, vió venir al dicho Inca y le conoció y a su gente, y le vió que en la falda del dicho cerro del portezuelo abajo hicieron fuego los indios incas”. Más antiguo aún, el indio Melchor de Sixa, nacido nueve años antes del descubrimiento de América y residente en las márgenes del Mapocho por más de sesenta años, señaló que “el camino del ynga que llaman chille que se caminava y usava antiguamente es yendo desta ciudad (Santiago) por la trasera de la casa de Juan Chico y lo que es al presente del maestre de campo don Ju(an) de Quiroga corriendo por la viña y tierras del señor Santo Domingo y don Pedro Delgadillo asia el serrillo de Guachuraba subiendo por la cordillera ariva asia Colina y Putaendo ques el camino del inga que llaman de Chille y el dicho camino esta al presente por algunas partes serrado porque no se usa y ansimismo ai sementeras”. Esta ruta mencionada reiteradamente en los documentos españoles tempranos coincide con el Camino Inca Longitudinal Andino definido arqueológicamente (Stehberg 1995). El presbítero Hernando de Peña Fuente, de 56 años, declaró que “los indios antiguos del dicho pueblo de Colina y de Guachuraua le decian a este testigo era aquel camino el del inga y de Chille y que lo solian caminar antiguamente y por la noticia que este testigo tenia de los dichos indios le a tenido por siempre por el camino de Chille y del inga” (Real Audiencia 321, pza. 1ª, fs. 41 v. y ss.). Alonso Liua, indio encomendado de Catalina Hurtado viuda del capitán Juan de Ahumada, de más de 80 años, declaró haber llegado niño a este valle del Mapocho y que yendo a ver al casique de Huechuraba, que era su pariente, quien le contó que su padre Huechuraba le había ido a mostrar por donde pasaba el camino del inca, en el sector del Portezuelo, en Huechuraba. Asimismo, el indio Tomás, natural de Valdivia, de la encomienda de Pedro Delgadillo, de más de 80 años corriendo para los noventa, dijo que fue traído al valle del Mapocho por Pedro Gomez el Viejo y que sabe que es “el camino llamado de Chile por donde pasó el inga cuando bino a este valle” y que “en la falda del dicho serro del portesuelo abaxo hicieron fuego los indios ingas y pasaron por mitad de las tierras y casa que agora tiene poblados en su chacra el dicho Juan Peres de Caseres” (Real Audiencia 321, pza. 1ª, fs. 41 v. y ss.). Cabe mencionar que Juan Pérez de Cáceres (marido de Beatriz Hurtado Godínez) era hijo del matrimonio de Isabel de Cáceres, hija de Diego García de Cáceres, compañero de Valdivia, con García Hernández, compañero Pedro de Valdivia (Muñoz 2006). Además del camino de Chile o del Inga mencionado en los párrafos anteriores, existió, asimismo, un sendero que unió el sector de Quilicura o Renca con la ciudad de Santiago y que aparece denominado en los primeros años de la conquista europea como camino del cerro La Guaca y cuyo origen muy posiblemente se remontaba al período anterior. La cita que expresamente hizo alusión al camino correspondió a la mensura efectuada el 25 de noviembre de 1603 de la chacra de dominio del ayudante de Ginés de Lillo, Blas Pereira, por haberla adquirido por matrimonio con María Núñez, hija de Pedro Martín. Para ello acompañaron los títulos, entre ellos el dado por el Cabildo de Santiago a Luis Ternero el 9 de marzo de 1546: “Nos el Concejo, justicia y regimiento desta ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, desta provincia de Nueva Extremadura, por la presente hacemos merced y damos a vos, Luis Ternero, vecino desta dicha ciudad, de un pedazo de tierra para vuestra labranza y simenteras, de sotra parte del río desta ciudad, que descabezan con el cerrillo que llaman de la Guaca, y lindan con tierras de Juan Galaz, del camino que sale de la Guaca hacia esta ciudad y entran en el río…” (Lillo 1941-42: 217). Posteriormente, Hernando Ruiz de Arce, que compró la chácra a Luis Ternero, al transferirla el 14 de enero de 1563 a Diego García de Ronda y a Diego Hernández Corral, señaló por deslindes: “…que esta de la otra parte del río e linda por la una parte de la cabezada con chácara de Negrete, que agora es de Rodrigo de Quiroga, y por el linde de la una parte chácara de Sebastian Vásquez y chácara del capitán Rodrigo de Quiroga, y con chácara de Francisco Moreno, y por la otra, cabezada de abajo, linda con el cerro que llaman de la Guaca y chácara de Diego Inga y por otro costado linda el camino que sale del cerro de la Guaca que va al río que entra en el río que viene a esta ciudad...” (Lillo 1941-42, Tomo I: 218220. El dicho Diego Inga es mencionado como Don Diego en otra merced). Antes de 1783, el cerro de la Guaca se ubicaba en la margen norte del río Mapocho. En ese año, con la gran avenida de 16 de junio, el río cambió de curso quedando el referido cerro varias cuadras de la margen sur del mismo (Ruiz 2006: 66). Se abordará, a continuación, el tema de la hidroagricultura incaica en el valle del Mapocho y Maipo. La existencia de una red de canales y acequias se deriva de numerosas referencias documentales coloniales que se analizan a continuación. Por su parte, la presencia de chacras distribuidas en gran parte de la actual


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