"Hacese un monasterio de Santo Domingo y lo más está edificado muy bien, y están en él más de veinticinco religiosos” (2) No especificaba el Obispo de Santo Domingo en su carta, lo que se había fabricado para esa fecha o faltaba por hacer, aunque si nos dice, que la mayor parte de lo construido estaba edificado muy bien y que ya vivían en el monasterio más de veinticinco religiosos, demostrando con esta última frase que el convento propiamente dicho, o sea, la residencia de los religiosos con sus dependencias, era lo que ya se había edificado. En efecto, por el año 1532, solo existían los cimientos de la iglesia y se llevaban gastados los dos donativos que había hecho el Monarca, uno de 50,000 maravedises de oro (3), por cédula expendida en Valladolid a 29 de noviembre de 1522, y otro de 4,000 pesos, por cédula expendida en Vitoria, a 28 de enero de 1524, que había de pagarse a razón 500 pesos anuales, (4) y que por el año a que nos referimos ya se habían gastado, según consta en carta que remitieron a la Emperatriz, de fecha de junio de 1532, Francisco Manuel de Lando, Domingo de Cuellar, Martin de Eguiluz, Baltasar de Castro, García Troche, y Pedro de Espinosa. (5) Diez y seis años después, no se había terminado la construcción de la iglesia, según se deduce de la carta del Obispo Bastida al emperador, de fecha 1˚ de septiembre de 1548, que dice: “Hay en esta ciudad un monasterio de Dominicos de grandor bastante para un pueblo de dos mil vecinos, con muchos frailes y para lo sustentar toman mancebos e isleños que antes nos inquietan que ayudan. Edificaron en la prosperidad de la isla. Tienen estancias, vacas, (2) Tapia, Biblioteca Histórica, pág. 288 (3) El maravedí de oro era igual a 6 maravedises de plata, y como éste tenía un valor de 4 centavos, los 50,000 maravedises de oro equivalen a unos 12,000 pesos. (4) Brau, La Colonización de Puerto Rico, págs. 319 y 320 de la primera edición que cita los documentos de donde se tomó los datos, como existentes en el Archivo de Indias, Est. 41, Caj. 6, Leg. 2/25 (5) Tapia, obr. cit. pág. 296. En esta carta consta que los dominicos le faltaba hacer la iglesia por la fecha indicada, “de que solo hay los cimientos”, según reza la misma.
57