Miradas al sur edicion 375

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AMÉRICA LATINA

26 de julio al 1º de agosto de 2015

CONFLICTO EN POTOSÍ

El federalismo como excusa Con banderas de un regionalismo con tufo separatista, amplios sectores sociales potosinos en rebeldía contra el gobierno central mantienen una movilización intransigente por un confuso programa de veintiséis puntos. ferendo entre ambas naciones por la salida al mar para Bolivia. Teorías conspirativas aparte, lo cierto es que el Comcipo parece dispuesto a redoblar la apuesta en aras de obtener una respuesta que las autoridades nacionales ya se han manifestado de acuerdo en concretar. La insistencia en tratar solamente con Evo Morales pareciera ser la excusa para continuar escalando el conflicto a niveles cuyas consecuencias son difíciles de prever.

ALBERTO ELIZALDE LEAL Miradas al Sur

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ientras en el edificio que alberga los viceministerios de Régimen Interior y Policía y el de Seguridad ciudadano se encontraban todavía los funcionarios que habían acudido a la frustrada reunión de diálogo con los delegados del Comité Cívico Potosinista que se habían retirado sin explicación, decenas de exaltados mineros atacaron con piedras y cartuchos de dinamita las puertas y ventanales del exterior. Ocho ministros y cuatro viceministros se vieron obligados a escapar por los techos mientras un centenar de empleados de los organismos se refugiaban, aterrados, en el interior. Afuera, los mineros se enfrentaban con la policía antimotines, produciendo destrozos e incendiando vehículos en su retirada hacia distritos barrios de La Paz. Era el mediodía del pasado miércoles 22 y en el aire enrarecido por los gases lacrimógenos y el humo de los incendios parecía desvanecerse la posibilidad de arreglo de un conflicto que llevaba tres semanas de duración. El vicepresidente García Linera, en una conferencia de prensa realizada por la tarde declaró que “los dirigentes del Comcipo buscan provocar muertos y heridos para justificar un proyecto político y de intereses particulares y no un interés regional”. Afirmó también que al rechazar sistemáticamente el diálogo para resolver sus demandas están demostrando que Potosí está siendo manipulada por un proyecto político detrás de supuestas reivindicaciones. El conflicto

No es sencillo hallar una explicación unívoca al desarrollo de un enfrentamiento que surgió en una región de Bolivia donde la presencia del Estado en materia de inversión social y obras de infraestructura ha tenido un sostenido crecimiento. Según explicó el vicepresidente, la región tiene asignada la suma de US$ 514 millones para la realización de di-

Los actores y el futuro

versos emprendimientos energéticos, mineros, de preservación de zonas económicas y mejoras de infraestructura sanitaria y educativa. En la vereda de enfrente, una multifacética composición social que aglutina mineros, comerciantes, transportistas, trabajadores rurales, estudiantes y maestros, se agrupa tras la dirigencia del Comcipo en cuyo directorio predominan las posiciones antigobierno acaudilladas por el dirigente Johny Lally. El “programa” de los cívicos se resume en los 26 puntos que quieren discutir personalmente con el presidente Evo Morales, cuya presencia en las negociaciones reclaman como condición para sentarse a dialogar. Los 26 puntos del pliego en cuestión se refieren básicamente a cuatro grandes rubros: Infraestructura (puentes y caminos), Producción (fábricas de cal, vidrio y reciclado de

basura), Energía (represas, molinos de viento) y Educación (escuelas, formación docente). Paradójicamente, muchos de esos rubros se corresponden a obras o proyectos que el gobierno nacional ya está concretando. Lo encarnizado del conflicto, que cuenta con gran apoyo regional y ya ha movilizado miles de personas que bloquean las calles de Potosí, y la intransigencia de sus dirigentes, que han rechazado diez llamados al diálogo inerministerial con propuestas programáticas que en caso de aceptarse serían refrendadas por Evo, parecen darle la razón al presidente que, en un acto realizado en Villazón, manifestó su sospecha acerca de que las protestas en Potosí están motorizadas desde Chile. Esto sería para distraer la atención de la favorable situación creada por la postura del papa Francisco con respecto al di-

En el conglomerado social representado en el Comcipo pueden distinguirse varios sectores, con conductas, motivaciones e intereses no siempre coincidentes: el grupo que responde al dirigente Johnny Lally sostiene posturas de autonomía federal similares a las de los secesionistas de Santa Cruz de la Sierra. Es marcadamente opositor y hegemoniza las negociaciones con el gobierno. Los mineros, que aportan su presencia combativa y movilizadora y su experiencia en la lucha de calles, se dividen en asalariados de las grandes empresas mineras organizados en la Central obrera potosina y en mineros cooperativistas que son, en la práctica, pequeños y medianos patrones con mayor predisposición a dialogar con el gobierno. Finalmente, están las capas medias populares, permeables al regionalismo, recelosas de un supuesto avallasamiento del gobierno central y, por lo tanto, firmes defensoras de los 26 puntos. El gobierno nacional se ha mantenido en una posición de suma prudencia, evitando recurrir a medidas que puedan agravar la situación y planteando el diálogo como canal privilegiado para la resolución del conflicto. Los diez llamados a negociar, desoídos por el Comcipo, son prueba fehaciente de ello y se combinan perfectamente con la firmeza del presidente Evo Morales al negarse a recibir en persona a los dirigentes potosinos en rebeldía. Lo cortés no quita lo valiente

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Comcipo, la cara oculta de la conspiración IDÓN CHIVI VARGAS Época

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e debe avanzar hacia el ‘federalismo’, un sistema de gobierno que permitirá que las regiones dispongan de sus recursos naturales y puedan lograr beneficios económicos que permitan el desarrollo de los departamentos”. (Jhonny Llally, presidente de Comcipo). En Potosí, como en cualquier parte del país, los “cívicos” representan intereses políticos que se camuflan como intereses regionales. Por ello es que detrás de las 26 demandas (referidas a construcción de un aeropuerto internacional, puentes, carreteras, hospitales, fábricas, plantas hidroeléctricas, ener-

gía eólica y geotermia, exploración minera entre otros), se encuentran intereses reaccionarios, que tienen sus antecedentes en los famosos referendos autonómicos de Beni, Tarija, Pando y Santa Cruz. Detrás del Comcipo

El Comité Cívico Potosinista (Comcipo) desde el 2013 es ese aliado deseable pero que, además tiene un plus: cuenta con el respaldo de intereses chilenos en las aguas del Silala y el litio. La demanda de federalismo, como lo confiesa Jhonny Llally en nuestra cita textual inicial, lo dice todo, pero se olvida de señalar temas centrales: ¿quién va a industrializar el litio? ¿Industria con profesionales bolivianos o empresas extranjeras? ¿Nacionalización o

privatización?, ésa es la cuestión. Chile es actualmente la segunda potencia en la explotación del litio en el orden mundial. Uyuni cuenta con la reserva de litio más grande del mundo, por ello cuando en Potosí te hablan de los intereses chilenos no hay nada de fantasía en la denuncia, ya que Estados Unidos, Corea del Norte, China y Francia se están disputando el mercado mundial del litio, y en Bolivia ya Jorge “Tuto” Quiroga ha anunciado –en su plan de gobierno– que el litio tiene que ser explotado por “empresas expertas internacionales”, criterio que también comparte Samuel Doria Medina. Las aguas del Silala, por su parte, tienen que ver con la naturaleza expansionista de la oligarquía chi-

lena y su diplomacia de baja intensidad, otra pieza que no puede dejarse de lado al mirar a Comcipo y su estructura invisible del poder. En resumen: 1. La oligarquía camba (que une a la derecha vendepatria) necesita de modo urgente aliados para hacer avanzar su estatuto inconstitucional y cree que la movilización federalista es el mejor escenario para revertir el poder político de Evo y el MAS, a la vez que piensa revertir la nacionalización como modelo económico nacional y poner en mesa de debate su modelo autonómico oligárquico señorial. 2. Las transnacionales del litio que tienen poder en Chile ven a Uyuni como fuente de mayor ri-

queza y requieren aliados que puedan debilitar la nacionalización y la industrialización impulsada por Evo, amén de torpedear a la demanda marítima. 3. Se vienen días de confrontación entre el poder del pueblo y la dominación imperial y transnacional. 4. La movilización popular es la salida política, la negociación es la salida administrativa de un conflicto que recién está comenzando a mostrarse en su verdadera dimensión y que será el modelo a seguir para dar peso y estructura internacional a la conspiración transnacional que tiene en Caracas y Guayaquil sus terrenos más fértiles en ejercicios paramilitares y en Buenos Aires y Brasilia sus ensayos legales de golpes suaves

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