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Econo octubre DE 2015

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NÚMERO 8

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Dirección General Aram Aharonian y Carlos Alberto Villalba

DEBATIENDO LA ECONOMÍA

w C. Álvarez Rodríguez, Silvina Batakis, Daniel Carbonetto K. w Emilio Pérsico, Horacio Rovelli, Lorena Putero w Instituto de Estudios de América Latina (CTA) w Centro Estratégico Latinoamericano en Geopolítica (Celag)

LAS MINISTRAS DE SCIOLI

ACUERDO CONTRA LOS PUEBLOS

SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES

Desarrollo nacional, institucionalización de la economía popular, integración regional y participación del Estado en el próximo gobierno.

El Tratado Transpacífico que impulsa Estados Unidos implica una amenaza para el bienestar de miles de millones de personas en el mundo.

La importancia de “crecer para adentro” y comprar a quienes compran productos nacionales, con diversificación de la matriz industrial.

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Cristina Álvarez Rodríguez

Propuestas de las ministras de Scioli

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n plena campaña electoral de cara al domingo 25 de octubre, distintos sectores de la política y de la economía discuten sobre las herramientas y las directrices de la economía, en función de la continuidad del modelo vigente de crecimiento con inclusión social y desendeudamiento o, todo lo contrario. En el Frente para la Victoria fue muy activo el proceso de debate, en especial relacionado con la propuesta de “Desarrollo Argentino” que impulsa el propio candidato presidencial, Daniel Scioli, con los conceptos de Tierra, Techo y Trabajo del programa de cumplimiento de “Las 3 T” que empujan los movimientos populares inspirados en las propuestas del papa Francisco y con la institucionalización de la Economía Popular, sus mecanismos y herramientas, a través de su formalización en un estructura estatal permanente. En ese marco, se realizó el Encuentro de Economía Popular “Desafíos institucionales para profundizar la Economía y el Desarrollo”, en el que se destacó la presencia de las dos ministras de la gestión Scioli, la titular de la cartera de Gobierno de la provincia, Cristina Álvarez Rodríguez, y su colega de Economía, Silvina Batakis. Álvarez Rodríguez afirmó que “Lo que viene es elegir entre dos modelos de país, y nosotros elegimos el modelo

del desarrollo, que no es posible sin la Economía Popular avanzando. El desarrollo de esos trabajadores que quieren progresar colectivamente, trabajando en conjunto con los demás. Por eso, somos felices de integrar el Frente para la Victoria es el único espacio político capacitado para seguir transformando positiva y productivamente nuestro país” y destacó que como un “tema central” de la agen-

da el debate sobre “la economía real, la economía de los barrios, de los trabajadores de todos los días. En un aparte con Miradas al Sur explicó que Scioli viene hablando del desarrollo, un proceso que no es posible sin la economía popular avanzando. “Estamos pensando la economía real; lo central es el trabajo, más y mejor trabajo y la economía popular es

un camino importante, por eso es necesario institucionalizar la economía popular, a través de una estructura”. “Daniel viene hablando del desarrollo, que no es posible sin una economía popular, sin una economía para que haya clases, para que los docentes tengan su salario, para que la policía también tenga su salario, igual que los médicos y que todos los servidores públicos. Eso no ocurría en la provincia de Buenos Aires; cuando Scioli llegó, si el Estado nacional no te asistía, la provincia no pagaba”. “A lo largo de estos últimos 10 años, para la economía argentina todo fue difícil y complejo, pero se tomaron las decisiones acertadas, como poner a la política por sobre la economía, a la hora de las definiciones y hacerlo bajo los intereses de la soberanía nacional, que es lo central. “Scioli está siendo muy claro con sus definiciones en el marco de la nueva etapa que viene, en función de construir sobre todo lo construido, que es la etapa del desarrollo. Él va a trabajar “muy fuerte para el tema de blanquear al 30% de trabajadores que todavía están en negro y con relación a la economía popular, que es la economía de los barrios, para que cada vez más se integre con la banca de desarrollo que se va a crear, dando la posibilidad al sector de ser objeto

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de crédito y de tener la posibilidad de hacer sus aportes, de que las cooperativas cada vez más sean herramientas de inclusión, no solo proveedoras del Estado sino también proveedoras de servicios a sus comunidades”. “Se apunta a un desarrollo semejante en el campo de la agricultura familiar, que tiene que ver con la sustentabilidad económica de cualquier comunidad pequeña, pero al mismo tiempo tiene que ver con un tema ambiental, que es fundamental en el cuidado ambiental”. “Creemos que hay mucho por delante y que el desarrollo tiene que ver indudablemente con la educa-

Ü En los últimos diez años la política estuvo sobre la economía a la hora de decidir en función de los intereses nacionales. ción, y ¿qué es una mejor educación? Probablemente tener los días de educación que corresponden, para que esa currícula se cumpla. Hay que construir círculos beneficiosos y que derramen en nuestras economías cotidianas, pero es un conjunto y una articulación. Lo mismo con la salud, la trata de personas y el narcotráfico y cada uno de los temas complejos que nos atraviesan y para los cuales estamos haciendo propuestas concretas todos los días” n

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Silvina Batakis

“Hay que formalizar la Economía Popular” a ministra de Economía bonaerenL se; Silvina Batakis, afirmó que “Es necesario construir una instituciona-

lidad propia, que facilite la formalización de la Economía Popular, que sea capaz de pensar las cuestiones de manera colectiva y conozca el territorio de sus propias acciones, con el liderazgo del Estado y en diálogo con los movimientos populares. Estamos en condiciones de hacerlo, por todo lo que hemos avanzado, y porque Daniel Scioli es el primero en comprometerse en avanzar en la dignificación de los trabajadores”, fue la síntesis de la funcionaria. En diálogo con Miradas al Sur, Batakis explicó que, en la provincia “entendimos que es el Estado el que primero tiene que estar presente, debe ser emprendedor, no solo resolver las fallas del mercado”. Además, es necesario “desarrollar todo el territorio con equilibrio y equidad y después ir hacia el sector privado, que no se anima a encarar, pero si el Estado llega, con inversiones productivas y pensando en los sueños de cada comunidad, de cada localidad, a través de su municipio, de los actores sociales, el proceso se pone en marcha”. La provincia cuenta con un plan de crédito para la “inversión en infraestructura productiva y, a partir de la misma, el privado se anima a desarro-

Un camino hacia el trabajo digno Avanzamos hacia un modelo de sociedad con economía popular, a la que hay que dignificar, economía de Estado y economía de los privados. Emilio Pérsico Secretario General del Movimiento Evita *

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uando empezamos a construir una organización piquetera, discutíamos centralmente qué era lo que estaba pasando, porque todos los días había un compañero desocupado más, porque todos los días perdíamos algún derecho. En realidad discutíamos dos cosas. La primera cuestión tenía que ver con sentirnos trabajadores, ponerles la T a todos los movimientos de trabajadores fue la primer gran discusión de mucho tiempo. Al principio nos llamábamos desocupados, pero con el tiempo fuimos un movimiento nacional de trabajadores desocupados y reivindicamos el serlo y sentirnos parte de la clase trabajadora. Lo otro que discutíamos era el método para frenar el proceso de saqueo. En aquel momento peleábamos por planes sociales y comida; eran planes de $150, y nos matábamos por planes de $150. La primera vez que lo fui a ver a Néstor (Kirchner) era el día del ani-

versario de Kosteki y Santillán y Néstor me decía ”mira hay 150 mil personas pidiéndome planes sociales y comida, ¡qué bajo que ha caído el movimiento popular, peleábamos por liberación y mirá qué bajo hemos caído, cómo nos han tirado y destruido!”. Después empezamos a discutir el problema del trabajo, cómo hacer para encarar otra vez la cultura del trabajo. Empezamos a coordinar con el Ministerio de Trabajo para que nos diera laburo, y después seguimos con todas las áreas del Estado para resolver el problema. Empezamos a conocer lo que era una cooperativa, lo que era un emprendimiento productivo; también a capacitar a nuestros compañeros, a buscar las maneras de que recuperaran el trabajo. Y hoy, nos rodeamos de economistas, porque en realidad estamos pegando un salto, es una tercera etapa, que para nosotros es la construcción de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular). En realidad, con todo el crecimiento que habíamos hecho

y con toda la fuerza que pusimos para conseguirlo, ese trabajo no tenía la misma dignidad que tenía históricamente. Habíamos logrado la mejor distribución del ingreso de América latina, una de las mejores de la historia de la Argentina, pero el 12% llegaba a los compañeros a través de subsidios y no a través de su salario. También veíamos la desigualdad generada en la clase trabajadora; compañeros que, por ejemplo, barrían en los barrios y ganaban $ 2.400 y compañeros que hacían el mismo trabajo, pero en empresas privadas, como los que limpian el centro de la ciudad y ganaban arriba de $16 mil. Bergoglio

A partir de esas cosas empezamos a discutir el modelo económico para resolver esos problemas, cómo se dignificaba ese proceso de trabajo. Quiero hacer referencia a dos hallazgos dentro de ese proceso, El primero es (Monseñor Jorge) Bergoglio,fue el primero que entendió qué queríamos hacer y nos ayudó en las negociaciones con el Gobierno de la Ciudad y construimos la cooperativa de cartoneros de la Ciudad de Buenos Aires, que hoy tiene 8 mil compañeros trabajando y un salario que no baja de los $8 mil; tienen su guardería, transporte y obra social.

A partir de eso empezamos a discutir la idea de la economía popular y ahí, cuando Bergoglio se transforma en Francisco, nos convoca a buscar eso más allá de la frontera argentina y nos plantea la idea de construir una organización internacional. Hoy hay representantes de más de cien de países que se han reunido, primero en el Vaticano, luego en Bolivia, y empezamos a conocer otras experiencias, cómo otros compañeros, en otras partes del mundo, estaban tratando de resolver los mismos problemas que nosotros. Y Francisco empieza a darle duro al capitalismo, a la cultura del consumo y, al plantear su propuesta para evitar eso, empieza a hablar de economía popular, y podemos decir con orgullo que nuestro candidato presidencial también avanza en esa definición. El Papa nos empieza a llamar “movimientos populares”, y hace un discurso centrado en la idea del buen vivir, de cómo las organizaciones populares, campesinas, desarrollan una forma diferente de vivir. Y en la idea del buen vivir, aparece la idea de ser sustentables, algo central de los movimientos populares. La economía popular es parte de la manera de salvar el planeta, de que el agua que alcance para todos en el mundo, igual que la electricidad.

Evita

La economía popular es la que hacen los trabajadores que autoinventan su trabajo, y ahí aparece Evita, que fue la primera visionaria que entendió ese tema, que vio al canillita y armó un gremio de canillitas que son los dueños de los puestos de diarios, organiza un gremio, hace una ley, el estatuto del canillita; inventa la ley y el estatuto del taxista... Evita hoy resolvería la crisis de los pequeños productores. Entonces creo que esos son dos aliados importantísimos para empezar a pensar. Francisco y Evita, para empezar a ver en su historia, analizar cómo el peronismo había pensado y quería avanzar en esa

dirección. A partir de ahí sale nuestra inquietud hacia la economía popular y ver cómo resolvemos los problemas. Tenemos que agradecer a los compañeros que intentan resolver ese proceso económico que se está generando. Ahí apareció la idea de una economía de “dos velocidades” y que, a mi juicio, tiene tres sectores fundamentales: la economía popular, a la que hay que dignificar; la economía del Estado y la economía privada. Y ese es el modelo de sociedad hacia el que estamos avanzando. La economía popular, esa economía local, genera un círculo virtuoso. Hablamos de la soberanía alimentaria local

llar actividades y se genera una empatía que genera empleo”. Construir lo que falta

La ministra de Economía de Daniel Scioli afirmó que “tenemos que debatir, no solo la economía popular, sino también la economía que queremos construir desde la Argentina y Latinoamérica. Tenemos ese motor intelectual para construir una intelectualidad propia y necesitamos a nuestras universidades y a nuestros científicos y académicos, para permitirnos cons-

y hablo también de la soberanía financiera local, porque eso es lo que genera un círculo virtuoso en cada uno de los países. No puede ser que tengamos provincias enteras donde prácticamente no haya esquema de desarrollo productivo ni posibilidades lograr ese desarrollo. La economía popular en Jujuy podría abastecer de leche a la provincia, por ejemplo. Argentina tiene la diferencia más alta entre lo que se le paga al productor y lo que pagan los compañeros en la góndola, porque no se cuida al pequeño productor para el desarrollo económico. No queremos más tener que transformar nuestras escuelas en comedores, nuestros clubes en comedores y nuestras casas en comedores. Es muy importante la idea de construir sobre lo construido, de avanzar sobre lo avanzado, esto que hemos logrado es muy importante. No necesitamos ninguna estadística para saber qué falta. Queremos ser movimientos populares como dice el Papa y queremos transformarnos en una organización gremial para ir en busca de los derechos que todavía nos faltan conquistar. Quedarse es retroceder

Los subsidios son muy buenos para salir de la situación en la cual estamos, pero si se hacen constantes terminan generando enfermedades sociales en el territorio. Estamos convencidos de eso, si uno no avanza, retrocede. Tenemos que lograr rápidamente que nuestras organizaciones sean un proyecto de vida para nuestros

truir esta intelectualidad”. “Necesitamos que el Estado crea en el futuro en el que esa persona está creyendo”, aseguró Batakis y reconoció que “se ha construido mucho en este tiempo, pero falta mucho todavía. No negamos la realidad, sabemos que hay muchas cosas que faltan por hacer. Por eso es necesario construir una institucionalidad propia, que lidere ese proceso que permita formalizar la economía popular”. Por otra parte, remarcó que “no se debe criminalizar esos procesos, no debe ser contra la persona que genera una economía que no está inmersa en lo legal, sino que la criminalización debe ser de la gran empresa que explota a esa persona que no logra estar en la legalidad. Eso sí es un crimen. Estos compañeros son trabajadores, ellos no son los criminales, sino que son aquellos que los explotan”. “Queremos abordar en serio la problemática de la economía popular, no necesitamos atomizarlos ni individualizarlos, necesitamos pensar en colectivo, pensar en el trabajador. Hoy estamos por primera vez en condiciones de hacer esto. Por suerte ya no tenemos que ser más papistas que el Papa, porque tenemos un Papa peronista. Necesitamos construir con toda la ayuda posible, pero sobre todo con la ayuda del Estado”, sentenció Batakis n

compañeros, un proyecto a largo plazo, un proyecto para sus hijos. Porque eso hace que la gente se organice de otra manera, piense de otra manera. Queremos créditos, porque vamos a tener que pensar mucho más el emprendimiento productivo que vamos a hacer, vamos a tener que pensar mucho más en la rentabilidad, en cómo hacer para devolver ese crédito y cómo hacer para vivir de ese emprendimiento productivo. Si nos quedamos con la asignación universal por hijo volvemos para atrás. Estamos en un proceso en el que hasta nos quieren marginar el voto, el voto negrito vale menos que el voto rubio, donde creen que nos vendemos por una bolsa de comida. Estamos convencidos de los problemas que hay que resolver y de que estén en la agenda pública, y eso nos llena de orgullo. Porque lo hicimos junto al Gobierno. Tenemos que poner mucho esfuerzo y no nos podemos equivocar. Que esté ligada la idea de organización popular con la de poder popular. Y vamos a tener que estar atentos, porque van a venir por nosotros como están haciendo en toda América latina. Van a venir hasta por lo que hemos construido hasta acá, por las asignaciones y los subsidios. Tenemos la obligación de que el próximo gobierno sea el mejor posible n * Discurso pronunciado en el Encuentro de Economía Popular “Desafíos institucionales para profundizar la Economía y el Desarrollo”


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Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)

Un acuerdo contra los pueblos

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Trabajo y economía popular Lorena Putero

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ensar en un trabajo digno es pensar en un trabajo que garantice losderechoslaborales: salario debatido en paritarias, acceso a una obra social y a la jubilación. A esto se suma previsibilidad laboral, es decir, que el empleador cumpla con el contrato laboral y, si lo incumple, será penalizado económica y/o legalmente por ello. Estos derechos se fundamentaron en la idea de que “la riqueza, la renta y el interés del capital son fruto exclusivo de trabajo humano; la comunidad debe organizar y reactivar la fuente de producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado” (Juan D. Perón, 24 de febrero 1947). En esta idea se reconoce el aporte económico de los trabajadores al proceso de generación de riqueza de una empresa y de un país. Este debate se dio en un contexto de producción fordista, con grandes empresas a cargo de la producción. La cadena de valor completa estaba a cargo de la misma empresa, así el portero, el obrero, el cocinero y el gerente eran empleados de la misma empresa. La nueva estructura productiva

Instituto de Estudios de América Latina, CTA

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l Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) es un tratado de libre comercio multilateral promovido por EE.UU. y negociado en secreto entre 12 naciones que bordean el océano Pacífico. Envuelto en la polémica, multitud de expertos apuntan a que el tratado supone una gran amenaza para la salud y el bienestar de miles de millones de personas en todo el mundo. Constituye el mayor acuerdo comercial regional de la historia, que englobaría a un 40% de la economía mundial bajo un nuevo marco normativo para el comercio y se está negociando a puerta cerrada. No es una simple “asociación”, sino un pacto en el que Estados Unidos impone las condiciones y el resto de las naciones involucradas (México, Australia, Brunei, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Canadá) deben limitarse a obedecerlas. El 5 de octubre, tras siete años de negociaciones, los representantes de los 12 países, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam que forman parte del Tratado Transpacífico han anunciado oficialmente un acuerdo respecto a los contenidos del TPP. Esto no significa que el proceso haya concluido, sino que los equipos técnicos han convenido los términos del pacto comercial, el que ahora deberá ser aceptado o rechazado por los congresos nacionales de dichos países, sin posibilidades de modificación. Pese al anuncio, las condiciones del acuerdo se mantienen en secreto y han sido evaluadas únicamente por los equipos negociadores. Estas son fruto de un proceso que ha carecido de cualquier forma de participación ciudadana y control político y siguen siendo desconocidas para los Congresos Nacionales, la prensa y el público. Es por ello que se ignoran los alcances concretos que este acuerdo tiene para los habitantes de los países firmantes, aunque se ha identificado que

el tratado supone una gran amenaza para la salud y el bienestar de miles de millones de personas en todo el mundo. Algunos analistas sugieren que el TPP no es un acuerdo sobre comercio, sino sobre las maniobras geopolíticas y la dominación corporativa sobre los asuntos de las naciones participantes. Además, a pesar de denominarse tratado de libre comercio, no sólo abarca temas comerciales, sino también aspectos sobre la libertad de Internet, los derechos de autor, la protección de patentes o la salud. De esta forma, el acuerdo podría exigir a los países miembros adoptar determinadas normas laborales y ambientales, afectaría la seguridad alimentaria, limitaría la libertad de acceso a Internet, obligaría a los proveedores a suprimir contenidos a instancias de los propietarios de los derechos de autor, proporcionaría protecciones legales más fuertes a las compañías farmacéuticas, extendiendo las patentes de medicamentos y otorgaría a los inversores extranjeros una nueva forma de desafiar las leyes y las regulaciones nacionales, entre otros. Numerosos expertos no dejan de advertir sobre las graves consecuencias económicas, políticas y sociales que podría acarrear la aprobación de este acuerdo al afectar a la libertad de expresión de los ciudadanos y al derecho de naciones soberanas a desarrollar políticas y leyes que respondan a sus prioridades nacionales. Esto señala que el TPP fue diseñado para favorecer a las grandes corporaciones transnacionales y además permitiría a las mismas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes. A diferencia de lo prometido por la administración Obama, el acuerdo desafía las regulaciones, acciones y decisiones de los tribunales de gobiernos soberanos ante tribunales organizados bajo el Banco Mundial o las Naciones Unidas. Además de ampliar el sistema legal de solución de controversias inversor–Estado (ISDS) y elevar a las empresas de capital extranjero a la misma categoría que los

Ü El tratado de libre comercio que impulsa EE.UU. también abarca aspectos como la libertad de Internet, los derechos de autor, la protección de patentes y la salud. gobiernos soberanos. Es decir, los únicos ganadores serán las corporaciones multinacionales. Las empresas multinacionales cuyos intereses estén protegidos por el tratado puedan demandar a los países miembros por cualquier conducta o legislación que afecte las ganancias esperadas por alguno de sus inversionistas, creando tribunales secretos en el que las empresas podrán demandar a los gobiernos ante paneles de arbitraje secretos, integrados por abogados corporativos. Es posible que el texto del acuerdo, que se negocia desde hace años, tarde menos de un mes en estar disponible. Entre los últimos puntos de desacuerdo se encontraban el aumento de protecciones comerciales para medicamentos biológicos, retrasando el ingreso de genéricos más baratos, las protecciones comerciales para los medicamentos avanzados de los fabricantes, la voluntad de tener mercados más abiertos para los productos lácteos y el azúcar, así como una lenta eliminación de los impuestos de los automóviles japoneses vendidos en EE.UU. Otro dato a tener en cuenta, es la gran disconformidad que ocasionó este acuerdo en los sectores populares y de izquierda de los distintos países, especialmente en Chile, Perú y México, dónde se comenzó a denunciar el acuerdo y a manifestarse contra los avances imperiales en la región n

A partir de los años 70 comenzó a darse un proceso de tercerización y externalización de parte de la producción. Parte de los trabajadores quedaron fuera de la gran empresa y, de ese modo, de la distribución de riqueza generada. El portero trabaja para una empresa, el gerente para otra y muchos trabajadores son expulsados del mundo laboral asalariado. Los trabajadores que no acceden a un trabajo asalariado (formal o informal) no quedan a la espera de acceder a ese mundo asalariado sino que buscan reproducir sus vidas y se organizan de manera individual, colectiva o familiar para hacerlo. Muchos, son parte de la economía popular: talleres textiles familiares, cooperativas, recicladores urbanos, agricultores familiares, entre muchos otros actores. Estos trabajadores aportan a la generación de riqueza del país y, en muchos casos, de las empresas, sin embargo no logran acceder a los derechos laborales. Podría pensarse que el problema es la falta de trabajo, la falta de capacitación del personal o la necesidad de inversión para incorporarlos al mundo del trabajo. Si fuese así la estrategia seria fomentar los puestos de trabajo en la gran empresa. Sin embargo, estos trabajadores ya están incorporados al mundo del trabajo. Por ejemplo un tallerista que provee a una gran marca de ropa –produciendo en su casa con su familia– es un trabajador que no va a ser contratado por esa marca, porque la misma ya decidió tercerizar ese trabajo para aumentar sus márgenes. Aportan a la generación de riqueza, pero no constituyen un costo en cargas sociales. Además se rompió una característi-

ca central del fordismo: la necesidad de que los trabajadores consuman. Hoy las empresas pueden crecer y aumentar su productividad sin tener que pensar en los trabajadores como consumidores. Pueden incluso plantearse un mercado en otro país o otros sector social. Además de los trabajadores tercerizados existen los expulsados del mundo asalariado que realizan trabajos que son fundamentales para la mejora de la calidad de vida de una sociedad, pero no para las grandes empresas, porque constituyen partes no rentables del proceso productivo como puede ser el caso de los recicladores urbanos. Esos trabajadores aportan a la generación de riqueza: recuperando materiales

,que de otra manera serian destruidos, aportan al cuidado ambiental y reducen el costo del tratamiento de la basura. A pesar de esto son trabajadores con escasos derechos laborales, que solo alcanzan en los casos en que se organizan. Por su actividad se ven beneficiados la sociedad donde realizan la actividad (estado local/nacional), las empresas de reciclado y las empresas que utilizan plástico en su producción. Estas últimas se benefician de manera doble: el reciclador se hace cargo del tratamiento de los residuos producidos -por ejemplo la botellita donde vendió su producto- y le prepara ese material para reutilizarlo. En este caso las empresas tam-

Un debate con antecedentes na de las primeras respuestas U ante la propuesta de ampliar los derechos de los trabajadores es

quién los va a financiar. La respuesta del general Perón en 1947 fue la comunidad y los que se benefician del trabajo ajeno. Actualmente, la respuesta debería ser parecida con la dificultad de que no existe un patrón, sino que existen patrones o actores económicos que se benefician del esfuerzo de una parte de los trabajadores de manera poco clara. La tercerización y externalización de parte de la producción permite reducir costos de riesgo en la producción, como una rotura de máquina, errores de producción, los costos del personal como las cargas sociales y la organización de la producción. Externalizar una parte significa comprar una parte donde está más barato. Pero como se trata de trabajo y el trabajo no es escindido de la persona sino que es parte de ella, comprar

trabajo barato es empeorar las condiciones de los trabajadores. Ese debate siempre ha sido un debate intenso, muestra de ello son los editoriales del diario La Prensa en 1945, dedicadas al decreto sobre salario mínimo y aguinaldo. El editorial se llamaba “Estímese que el decreto influirá en perjuicio de la economía del país” y afirmaba que “estos nuevos gravámenes tendrán una gravitación extraordinaria sobre el futuro de las actividades productivas del país, y en la mayoría de los casos, para la mediana y pequeña industria, plantea problemas económicos de absoluto e imposible cumplimiento” ( 21 de diciembre de 1945) Es por ello que no se puede pensar que estos derechos se limitan a una cuestión de decreto, sino que deben ser el producto de actores políticos organizados, que puedan defender su participación en la distribución de la riqueza.

poco los van a contratar, porque no considera que la recolección domiciliaria y el tratamiento de los residuos o el cuidado ambiental sea un problema en su producción. El acceso a los derechos laborales

Es por casos como los planteados que la economía popular no debe ser invisibilizada, se debe reconocer a sus protagonistas como actores económicos, nuevas formas de trabajo, que aportan a la generación de riqueza y ante una relación de desigualdad plantear políticas públicas que permitan acceder a los mismos beneficios que otros trabajadores. El Estado debe afrontar una estrategia activa, como garante de los derechos laborales. No se trata de una acción mágica, la economía popular no es uniforme y por ello no se puede pensar en una estrategia aislada, pero si en un conjunto de políticas públicas que fortalezcan a los trabajadores del sector. Cuidar estos puestos de trabajo mediante la regulación de la actividad. Continuando con el ejemplo del reciclado: ante la caída del precio del petróleo las empresas que utilizan plástico deciden comprar menos reciclado e ir a la materia prima de primera mano. Esto perjudica a las industrias nacionales del reciclado, a la comunidad en su conjunto por el daño ambiental pero centralmente al reciclador que ve una caída de sus ingresos sin que esto tenga que ver con su actividad sino con estrategias de maximización de ganancia de las empresas. Ese conjunto de política debe recuperar el sentido desde el cual nacieron los derechos de los trabajadores: su aporte a la generación de riqueza de las empresas y de la sociedad en su conjunto, porque “La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos”, como sostiene Ernesto Jauretche n * Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).


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HORACIO ROVELLI *

Análisis del Centro de Estudios Socioeconómicos y Sindicales (CESS)

Las corporaciones van a presionar

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l análisis de coyuntura política económica que elabora mensualmente el Centro de Estudios Socioeconómicos y Sindicales (CESS), liderado por Daniel Sebastián Carbonetto Kolln, sostiene en su última edición que “muchos referentes corporativos prefieren trabajar en la estrategia de condicionar un futuro gobierno peronista, en lugar de seguir gastando recursos y tiempo en una fuerza política propia”, a partir de los resultados electorales en las PASO y las últimas encuestas, cuya proyección “coloca a Scioli superando los 41 puntos, a Macri perdiendo algunos pero cercano al 27% y a Massa con 23% creciendo pero aún debajo del candidato del PRO”, con lo cual “la probabilidad de que el candidato del Frente para la Victoria gane en primera vuelta asciende al 80%”. El informe sostiene que “con una economía real en crecimiento, bajo nivel de desempleo y cierta recuperación de la inversión parecería que estos guarismos tienden a confirmarse. Sobre todo, cuando al 90% de los electores poco les preocupa la Bolsa y el dólar ‘blue’”. El análisis sostiene que muchos dirigentes de la oposición fueron víctimas de sus propios errores de cálculo, “al menos en dos sentidos”: en lo económico, entre fines del año pasado y principios del presente, plantearon escenarios caóticos que difundieron sus asesores, y que “no ocurrieron por una correcta gestión económica del gobierno”. En lo político, “al pensar que el elector se sumaría en ´manada` por el ´cambio`”, considerando que “no es tan claro, que todo cambio sea apreciado masivamente como un bien. Los electores suelen ser más conservadores”. En esos dos sentidos, pondera al discurso de Scioli de “mejorar a partir de los logros” con “mucha más aceptación que la idea de cambio y globos amarillos”.

Amenazas sobre el futuro

De todos modos el documento del CESS considera que “el muy probable futuro gobierno peronista deberá confrontar con dos serias amenazas: la presión de las corporaciones y el sector externo. En diversos “quinchos”, “mesas” y “laboratorios” de análisis socioeconómico ya se especula que en diciembre, o a más tardar en verano, “se preparan nuevas corridas cambiarias y de precios. La idea, dicen, no tiene fundamentos económi-

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l proceso de degradación de la economía mundial, provocado por una crisis estructural de sobreproducción y amplificada por las políticas que se están adoptando como supuestos remedios a la crisis, tiene su centro en que EE.UU. reconvierte su economía para incrementar la productividad del trabajo, para lo cual necesita abaratar el precio de la energía y de las materias primas, por lo que ellos mismos producen más petróleo por el sistema de fracking (fracturación hidráulica), consolidando ese proceso, la revalorización de dólar para que los insumos le salgan más baratos en su moneda, que también beneficia a sus empresas que pueden hacerse de activos con menor costo, pero lo tienen que hacer en forma planificada y con límites porque de otra forma no pueden administrar el déficit comercial que el año pasado fue de US$ 650.000 millones (4,6% de su PIB, y un 20% más de lo que es el PIB de la Argentina). El proceso que se acaba de explicar, junto a las características del modelo productivo y comercial de China y los países asiáticos, hace que las mercancías ofrecidas inunden el mercado mundial, mientras que la demanda global se ve reducida por vía de las políticas de austeridad aplicadas; la consecuencia es que se agrave la crisis de sobreproducción. La guerra comercial –y cambiaria– es inevitable, y todo en conjunto coloca a América latina en situación de vulnerabilidad.

Crecer para adentro

cos. El tema es presionar al nuevo gabinete para que acepte las recetas ortodoxas. Lo fundamental, señalan, es que se abandone la idea de que el Estado puede conducir el proceso económico. En otras palabras, eso es tarea del mercado y de sus dueños: las corporaciones nacionales y transnacionales”. Desde el sector externo, explica que el problema es que la economía mundial ha cambiado, no crece a los ritmos de la primera década del siglo, por lo que “el futuro cercano (tres a cuatro años) es de precios a la baja. Los términos de intercambio ya no serán favorables a las economías en vías de desarrollo” y la salida que buscan las corporaciones es “la ensayada en Brasil”, con “maxidevaluaciones y ajuste estruc-

tural en el recetario ofrecido. El camino alternativo, afirma el análisis, pasa por la concertación social en la búsqueda de aumentar la productividad. Pero la productividad sistémica se gana ampliando la escala de los mercados y la cantidad y calidad de medios de producción. Explica que esa propuesta “en economías descentradas, requiere divisas. Las divisas se consiguen con mayores exportaciones, sustitución de importaciones, deuda, inversión directa. Todo lo anterior en un escenario internacional donde parece que a corto plazo el flujo de capitales cambiaria de sentido. En lugar de orientarse del centro a la periferia, como en las últimas dos décadas, se orientaría de la periferia al centro. Un dato para tener en cuenta en el diseño de las políticas económicas que deben guiar la economía argentina en los próximos años”. La conclusión del informe del Centro de Estudios Socioeconómicos y Sindicales es que “las corporaciones intentarán que Scioli siga la receta del ajuste y la maxidevaluación. La idea es que el achicamiento de la actividad y el empleo resuelva la cuestión externa. Por supuesto que una salida de esta naturaleza, comprometerá toda la gestión del nuevo gobierno. La salida por el lado de la productividad y la concertación social parece más compleja de instrumentar pero, al menos, más prometedora de cara al futuro” n

En ese marco es necesario plantear el crecer para adentro y seguir el apotegma “comprar a quienes nos compran”, por lo que hay que basarse y potenciar la ventaja natural de los recursos con que contamos, al mismo tiempo que se debe diversificar la matriz industrial proceso que pone al debate en un nuevo punto de partida en el que se potencien actividades manufactureras donde existen capacidades acumuladas significativas y trayectorias de aprendizaje considerables. Plantear una política industrial donde la sustitución de importaciones y la recuperación de la gestión estatal en sectores estratégicos deben ocupar un lugar relevante, ejes esenciales para consolidar el crecimiento, la generación de empleo y la mejora en la distribución del ingreso. En primer lugar, dada la estructura productiva desigual, el contar con la tierra más fértil del mundo y el hecho de que los países asiáticos necesitan alimentar a su población y a sus animales (de los que ellos se nutren), constituyen uno de los pocos “nichos” dinámicos de compra de la economía mundial, por lo que es indispensable que el sector primario argentino –al que también hay que industrializar agregándole valor– obtenga los dólares suficientes para financiar la actividad industrial y productiva en el más amplio sentido del vocablo. Modelo K

Por lo tanto es central apuntalar la producción nacional de bienes y servicios que generan trabajo en nuestro país. Para ello se debe partir de la importante capacidad existente, gracias al modelo kirchnerista que dio fin al proceso de valorización financiera impuesto por la

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EL LARGO Y ANCHO CAMINO DE LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES dictadura para que se genere renta en la producción, lo que permitió duplicar el PIB: se produce y se consume el doble de automóviles, de línea blanca (heladeras, cocinas, calefones, etc.), de equipos de aire acondicionado, de cemento, de hierro, de aluminio, de celulares, de arroz, de fideo, de azúcar, de yerba, de vino, y demostrando que existe la necesidad de producir más. Se consume más carne vacuna y la producción no aumentó en la misma magnitud, razón por la cual hubo que disminuir las exportaciones. El problema reside en la sustitución inversa, esto es, en lugar de producir en el país, se importa, y esto no está dado por la diferencia de calidad y/o de precios, sino porque es una decisión de la empresa de comprar los insumos afuera. En la industria electrónica de Tierra de Fuego, con fuerte apoyo estatal (leyes promocionales, desgravaciones impositivas, créditos a tasas subsidiadas, etc.), por ejemplo, solo un 50% de sus componentes son nacionales y los dueños de las empresas allí localizadas, que conforman la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Caddiel), reconocen que “las fábricas que proveen estos insumos son pymes que han invertido en maquinaria, recursos humanos y han debido superar pruebas para garantizar que trabajan con estándares internacionales de calidad”. Peor aún es en la industria automotriz, en la que los componentes nacionales no alcanzan al 30%, cuando la calidad y precisión de los autopartistas argentinos no tienen nada que envidiarles a las mejores compañías del mundo. Un ejemplo claro es YPF, empresa señera si las hubo, con fuerte integración en la Argentina; sin embargo con su privatización (como en todas las privatizaciones), su controlante Repsol SA, con el pretexto de la supuesta ineficiencia y falta de calidad y precio de los proveedores nacionales, prefirió importar todo, con lo cual fugaba renta al exterior y la extracción disminuía año tras año. Hoy YPF ha recobrado su papel inversor y se vuelve a proveer de empresas nacionales. La fuerte extranjerización y concentración económica es más un freno a la industrialización que su apuntalamiento y es así porque es verdad que existen las “cadenas globales de valor”, con las que grandes empresas transnacionales fragmentan los sistemas productivos en todo el mundo, pero no es menos cierto que lo hacen para maximizar las ganancias de los centros de decisión en desmedro de nuestras naciones y nuestros pueblos, que se refleja en el fuerte descenso de la elasticidad del precio de las exportaciones de los productos generados en serie. No es subordinándose a la estrategia de las grandes corporaciones que vamos a crecer e integrarnos, al contrario, lo único seguro es que para ser un mero eslabón de esa cadena de valor global, nos desintegremos hacia dentro como ha pasado y pasará siempre. En la economía argentina existe una relación inversamente proporcional en-

tre el valor agregado generado localmente y el nivel de complejidad tecnológica: usualmente se da una relación negativa entre los encadenamientos productivos que genera la fabricación de un bien “hacia atrás” y el contenido tecnológico incorporado en el producto. Como sucede en el régimen fueguino y en el automotor, las ramas que producen -en realidad, ensamblan- los bienes tecnológicamente más complejos suelen ser las menos integradas localmente, el 30% de las importaciones industriales es realizado por esos dos sectores. Por el contrario, es en la producción de bienes de bajo contenido

tecnológico donde se suelen verificar mayores encadenamientos productivos. Producir localmente lo más importante

Por lo tanto no basta con adoptar un enfoque que busque sustituir y/o exportar bienes con alto contenido tecnológico a cualquier costo, porque el resultado va a ser que se fomente la producción local de bienes finales cuyo impacto en términos de valor agregado y empleo es mucho menor que el de aquellos con un menor contenido tecnológico, que además perjudica a las cuentas externas. Esto no supone que la política

Las propuestas El proceso de reindustrialización debería cumplir con una serie de pasos: l Contar con un plan estratégico general, al que se le debe subordinar el plan industrial. Coordinar todas las políticas públicas y fijar metas físicas de cumplimiento. Es decir que el Estado, mediante desgravaciones impositivas, protección aduanera, créditos blandos, regímenes promocionales, etc., ofrezca determinado apoyo, pero a cambio de acordar metas de producción, creación de puestos de trabajo, innovación tecnológica, etc. Para el caso de inversiones extranjeras, determinar cuánto ingresa y de qué modo, y cuándo y cuánto se remite en utilidades al exterior.

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Identificar e invertir en tecnologías emergentes que tengan potencial para generar empleo de alta calidad y fortalecer la competitividad global de la industria Argentina y el impulso y la concatenación con las

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industrial deba limitarse a profundizar las ventajas comparativas estáticas que posee el país, sino que es central que la producción de bienes finales de mayor contenido tecnológico vaya acompañada de políticas que apunten, en una segunda etapa, a producir localmente los componentes más importantes de los mismos y, en una tercera fase, a producir algunas de las maquinarias usadas para la fabricación de dichos productos. Disminuir la elasticidad-producto de las importaciones supone sustituir importaciones en sectores estratégicos para así “construir encadenamientos productivos más complejos y desarrollar redes de proveedores nacionales más densas”, como sostiene Martín Schorr en su libro Industria y Nación. Aumentar la elasticidad producto de las exportaciones supone cambiar su composición hacia bienes con mayor valor agregado y de mayor demanda en los patrones de consumo mundiales. Ambos procesos demandan conocimiento de las capacidades tecnológicas lo que, a su vez, tiene un fuerte impacto en la demanda en el mercado de trabajo y otra de las necesidades del desarrollo. La necesidad de una reindustrialización genuina, un desafío que involucra una multiplicidad de decisiones en el marco de políticas selectivas para los sectores industriales que se decida promover. Sin duda, los bienes de capital –producir máquinas y herramientas– deberían ser uno de esos sectores y la cuestión de la sustitución de importaciones asumir un lugar destacado, en el marco de un proceso liderado y conducido por el Estado n * Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires

economías regionales; el interior existe y debe tener industrias que generen valor y trabajo. En ese sentido, sirve el ejemplo de la Red Nacional para la Innovación Industrial de los EE.UU., que consiste en la creación de núcleos regionales que catalicen el desarrollo y la adopción de tecnología de punta con el fin de producir manufacturas que puedan competir a nivel global. Argentina podría hacerlo asesorados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el INTI. Régimen de compras públicas. Por ejemplo, si empresas como YPF logran desarrollar una red de proveedores de base nacional, en el mediano plazo se consolidará un tejido productivo más denso.

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Creación de un Banco de Desarrollo para financiar a las pymes y, a largo plazo, que se financie con retenciones y recuperos de créditos y otros fondos que destine el Congreso de la Nación, que deberá contar con informes de a quiénes se les presta, bajo qué condiciones y con qué pautas de comportamiento esperadas.

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Los precios, herramienta de cambio o de freno regional

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os precios son la piedra angular del nuevo modelo económico de los procesos de cambio en Latinoamérica, ya que son el instrumento que fija qué porción del producto le corresponde a cada grupo social y económico y son los gobiernos los llamados a diseñar ese nuevo modelo para echar abajo la actual lógica de definición de precios, según el estudio realizado por la ex ministra de Desarrollo Productivo de Bolivia, Teresa Morales, junto al economista Guillermo Oglietti y a Luis Salas Rodríguez, director del Centro de Estudio de Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). La lógica neoliberal sostiene que la distribución de la riqueza debe realizarse por el funcionamiento libre del mercado, porque tiene mecanismos que aseguran que los precios se fijen de tal manera que se garantice una distribución eficiente de los recursos de una economía. Estos mecanismos actúan como una “mano invisible” que asegura la optimización de la distribución de la riqueza, y se basan en la libre interacción entre oferta y demanda y para que opere adecuadamente no debe intervenir o regular el Estado. Sin embargo, las políticas económicas de los gobiernos progresistas de América latina establecieron sistemas de regulación de precios, por cuanto la “mano invisible” del mercado genera una lógica distributiva inequitativa e injusta. Del mismo modo, hay gestiones que han implantado mecanismos de regulación “que intentan revertir los resultados perversos del funcionamiento del mercado liberado”. Regulación de precios

Estos gobiernos deben cambiar la lógica de definición de precios y determinar una metodología con principios distintos para su cálculo, señala el documento. La forma y método responde a una visión política, económica y social que expresa el tipo de sociedad que se busca construir; el cálculo de precios no es solo técnico- económico, sino político. La regulación de precios en algunas economías en Latinoamérica –Bolivia en particular– considera el precio del bien analizado, pero también el de todos los bienes que sirven de materias primas, insumos o maquinaria para la producción. También debe considerarse a los consumidores y establecer el monto o porcentaje para fijar las ganancias de las inversiones de cada productor, empresario o comerciante, considerando que en la regulación estatal se afectan diferentes grupos económico-sociales cuyos intereses están en confrontación. América latina tiene una estructura productiva relativamente poco industria-

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Un informe del Centro Estratégico Latinoamericano en Geopolítica (Celag) sostiene que los gobiernos pueden crear agencias reguladoras o que los Estados entren en la oferta para competir con el sector privado.

lizada y heterogénea y no existen muchas empresas con una integración industrial vertical. Los analistas toman como ejemplo la venta de productos lácteos, donde el primer eslabón son los ganaderos que producen leche cruda, luego viene la industrialización en manos de empresarios capitalistas o pequeños, continúan los distribuidores, después los comercializadores y, finalmente, el consumidor. Entre cada eslabón hay un intercambio de productos y fijación de precios en el que el vendedor buscará el mayor precio y el comprador procurará adquirirlo al menor costo posible. Consideran que en ese momento interviene el poder de negociación: cuando los participantes en un eslabón son pocos y negocian frente a muchos a los que tienen que comprar o vender, hay mayor poder de negociación, pero si son muchos y están dispersos, tienen poco poder. Así, los ricos siempre ganan en las negociaciones y los pobres siempre pierden. Organización de productores

La única manera de que los últimos logren precios más justos es dejar de competir entre ellos, lograr la organización de productores; así hay la posibilidad de una negociación colectiva de precios unificando las voluntades y logrando mayor poder de negociación. Cuando un gobierno regula precios

debe lograr que la “mano invisible” vigente en el mercado deje de funcionar y que esos términos inequitativos se modifiquen para lograr precios “justos”. Para fijar el precio de un bien de consumo final, el gobierno debe trabajar los precios de, por lo menos, los más importantes eslabones de la cadena, lo que requiere un esfuerzo técnico y político y, por tanto, en una primera fase se debieran priorizar solo los bienes de la canasta básica de la población. Debe determinar el margen máximo de ganancia aceptado como legítimo y como “legal” para fijar precios. Sin esta regulación los precios de los eslabones de la cadena y el precio final de un producto serían un mecanismo de confiscación de recursos a los bolsillos de la población, por productores, empresarios y comerciantes, como ocurre en Venezuela y Argentina. Hay otros mecanismos: en Brasil, tras la devaluación de 1999 se creó una Agencia de Seguimiento de Precios para monitorear los precios de productos priorizados, no solo de la canasta básica sino también de precios estratégicos por su influencia en la estructura de costos. En Argentina se estableció un programa de control de precios que se apoya en el mercado. Se trata de la oferta de una canasta básica de bienes a precios regulados, sobre los que la Secretaría de Comercio Interior, junto con las empresas,

determina precios en función de una regulación de tasa de ganancia. La inflación

Las causas de la inflación en América latina, según el estudio, tienen que ver con condiciones propias de la estructura económica, productiva y social de los países; en algunos casos el insuficiente desarrollo y el pequeño tamaño de algunas economías impide satisfacer internamente la demanda y debe cubrirse con importaciones, lo que genera fuerte dependencia. Cuando suben los precios de esos productos en los mercados internacionales, sus efectos no se contrarrestan con un aumento de la producción interna ni con la disminución de la demanda, sino que genera un aumento de los precios. Los analistas afirman que existen caminos alternativos que no han sido debidamente explotados, entre ellos la apertura discriminada de sus economías, que permite combinar apuestas estratégicas sectoriales de carácter productivo, con regulaciones a sectores protegidos para que los consumidores no sufran del poder de los monopolios, o lograr acuerdos comerciales regionales que permitan a los países latinoamericanos crear un gran mercado, que impulse la inversión y fomente la especialización gracias a la participación en cadenas productivas regionales n

Dirección General: Aram Aharonian y Carlos Alberto Villalba l Impresión Rotativos Patagónicos. Araóz de Lamadrid 1920. CABA l Distribución: Capital Federal y Gran Buenos Aires New Site. Baigorria 103, CABA · Distribución en el Interior DGP S.A. Alvarado 2018, CABA l ISSN 1853-0443 l RNPI en trámite ECONO SUR es una publicación de ULTRAKEM S.A. Domicilio legal Ingeniero Huergo 953 Piso 7º B (CP 1107), Ciudad de Buenos Aires


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