Revista Milenarios

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Y, si seguimos contemplando la vida de Leonardo, de entre todos sus pasajes pictórico-bíblicos, no consta ninguno en el que Cristo esté crucificado. Este, junto a otros muchos, es el ingrediente que nos lleva a pensar a que el hombre de Vinci fue cátaro, pues los cátaros reniegan de las cruces, ya que conmemoran el momento en el que Cristo fue asesinado. A esta suposición le ayuda la de los alimentos colocados en el Cenacolo, todos admitidos por los seguidores de San Juan, además de que Leonardo no comía carne. Sin olvidar su faceta de inventor empedernido. Modelos como una trituradora de vacas, un aparato para volar o una máquina corta piernas, por citar algunos. Todos ellos anotados con una escritura que sólo a través de un espejo puede ser leída; muchos dicen para que no le copiaran sus proyectos, mientras que otros apoyan el que, ya que era zurdo, le era más fácil escribir. Muchos de sus trazos mostraban parafernalias de combate, ¿por qué eso cuando él odiaba la guerra? Su admiración por el vuelo también lo muestran muchos de sus dibujos. Es más, compraba palomas para después soltarlas y dejarlas ser libre mientras él se fijaba en el batir de sus alas para después anotarlo en sus ilustraciones.

onardo se fascinaba con sus obras. En Florencia, alrededor de 1500 Miguel Ángel y Leonardo se enfrentaron en el Palacio de la Señoría, donde, frente a frente, comenzaron unos esbozos de batallas épicas. Nunca terminaron este reto. Da Vinci pasó sus últimos días quejumbroso, o al menos eso dicen. El toscano se arrepentía de todas las herejías que había cometido, y quería que Dios lo perdonara para gozar del Cielo. Hace unos años se descubrieron unas huellas dactilares del artista en La dama del armiño y en Retrato de Ginevra de Benci con el que tras varios estudios podrá saberse el carácter de nuestro protagonista. En sus huellas se vislumbra sangre y sudor, lo que les lleva a estos descubridores a intentar sacar ahora su ADN, con el que resolvamos por qué todas esas facetas del Leonardo que aquí se describen. Mientras tanto, yo,sigo absorto por esta, la «fiebre da Vinci.»h

Manuel de Miguel Toajas.

Su eterna rivalidad con Miguel Ángel es la lucha donde casi todo el mundo se ha fijado. Miguel Ángel, criticado por Leonardo por darle vida al mármol, algo ridículo. No obstante, en secreto, LeMilenarios 19


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