CRITICINE Revista

Page 1

CRITICINE www.criticine.es

Vuelve

STAR WARS

Estrenos de Oscars El Hijo de Saúl El Renacido La Juventud La Gran Apuesta Los Odiosos Ocho La Chica Danesa

Entrevistamos a STEVEN SPIELBERG Y TOM HANKS 3€

007 SPECTRE ■ EL PUENTE DE LOS ESPÍAS ■ NARCOS


2

CRITICINE


EDITORIAL DOS PANTALLAS http://hoycinema.abc.es/noticias/20160110/abci-globos-oro-golden-globes-201601081948.html

A

ntesala de los Oscar o no, los premios entregados por los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood despiertan expectativas al margen de los galardones de la estatuilla dorada. Se celebran primero, se caracterizan por el tono cómico, por lo general con chistes menos encorsetados que en la ceremonia de la Academia y por ser una gala más informal, con las estrellas sentadas alrededor de mesas con comida y bebida, pócima de la alegría a la hora de los discursos.

La más nominada Este año, la película que ha obtenido más candidaturas es la protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, con un total de cinco nominaciones. Las dos protagonistas de «Carol», dirigida por Todd Haynes, competirán entre sí por el Globo de Oro por ser la Mejor Actriz. Lejos de ser un logro, la situación resulta reseñable porque si bien la presencia de ambas supone un reconocimiento, que coincidan en la misma categoría puede dividir el voto de sus adeptos y terminar perjudicando a ambas. El filme, adaptación de una novela de Patricia Highsmith que cuenta la historia de amor entre dos mujeres, además de las nominaciones interpretativas, ha logrado candidatura en Mejor Película, Director y Banda Sonora, lo que la coloca como una de las favoritas de la 73 ceremonia de estos premios. A pesar de ser la película con más presencia en las nominaciones, estas no necesariamente se traducen en premios. De hecho, en la historia de los premios de la Asociación de la Prensa Extranjera se registran grandes perdedoras como «¿Quién teme a Virginia Woolf?» (1967) y «El Padrino», cuyas siete candidaturas no se materializaron en ningún galardón.

Pleno de cinco Por cantidad de nominaciones, este año tan solo «Carol» podría compartir podio con «Doctor Zhivago» (1965), «Ha nacido una estrella» (1954) y «Alguien voló sobre el nido del cuco» (1975), pues todas ellas lograron materializar en galardón sus cinco candidaturas. Esta última, protagonizada por Jack Nicholson, es precisamente la única que ha registrado un ‘Big Five’, hito al que se conoce cuando una película gana los principales premios: Mejor Película, Director, Actor, Actriz y Guión.

Doblete Que converjan la gran y pequeña pantalla en una gala permite que los intérpretes que no reniegan a ninguno de los dos medios puedan ser reconocidos por no fagocitar su capacidad de actuación, mostrando diferentes registros en ambas plataformas y ser reconocidos por ello. Este año ostentan doble candidatura Idris Elba, por su papel en la serie «Luther» y en la película «Beast of No Nation»; Mark Rylance, por la miniserie «Wolf Hall» y por ser el principal valedor del filme de Steven Spielberg, «El puente de los espías»; Lily Tomlin, que a sus 76 años vive un resurgir de su carrera explotando su faceta cómica y puede lograr el galardón por su papel en la serie de Netflix «Grace and Frankie» y en la cinta «Grandma»; y Alicia Vikander, la única que hace doblete este año en el apartado cinematográfico como principal y secundaria. Vikander, que ha eclipsado a su ‘partenaire’ Eddie Redmayne en «La Jennifer Lawrence, en“Joy”. chica danesa», también ha sorprendido con su nominación por «Ex Machina», siendo la gran impulsora del filme de ciencia ficción. A pesar de la afluencia con la que se presenta la posibilidad de estos actores para repetir galardón, no son pioneros en esto de subir dos veces al escenario. Sigourney Weaver ganó el premio a Mejor Actriz de Drama por su papel en «Gorilas en la niebla» en 1989 y repitió Globo de Oro ese mismo año, pero en Actriz de Reparto, por su interpretación en «Armas de mujer». También igualaron esta marca Joan Plowright por «Un abril encantado» (Actriz de Reparto) y por la serie «Stalin» en 1992; Helen Mirren en 2007, que ganó el premio a Mejor Actriz de Drama por «The Queen» y de televisión con «Elizabeth»; y Kate Winslet, Mejor Actriz dramática por «Revolutionary Road» y Mejor Actriz de Reparto con «El lector» en 2009. Pero, sin duda, el récord de nominaciones individuales en una ceremonia ha sido para Jamie Foxx en 2005, cuando optaba al galardón por el telefilm «Redemption», por «Collateral» (Secundario) y por «Ray», única nominación que terminó finalmente en premio.

CRITICINE

3


SUSCRÍBETE A

CRITICINE ¡ 12 números por sólo 29,95 € ! Todo un año de CINE en tu casa

www.criticine.es 4

CRITICINE


SUMARIO CON LOS OSCARS A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Carrera a los Oscars con polémica

3. EDITORIAL 6. ESTRENO DE LA SEMANA STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA 10. EN PANTALLA GRANDE 007: SPECTRE 14. DIRIGIDO POR ... EL PUENTE DE LOS ESPÍAS 18. ENTREVISTA

CRITICINE

STEVEN SPIELBERG Y TOM HANKS 24. OTROS ESTRENOS LOS ODIOSOS OCHO LA JUVENTUD LA GRAN APUESTA LA CHICA DANESA EL RENACIDO EL HIJO DE SAÚL 30. SERIES EN TV 31. CRITICINE RECOMIENDA 5


ESTRENO DE LA SEMANA STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA

La vuelta del clásico

Dir.: J.J. Abrams

por Mikel Cisneros

La Guerra de las Galaxias de J.J. Abrahams se moderniza conservando su esencia más clásica http://www.cinebso.net/2015/12/critica-star-wars-episodio-vii-el.html

P

ara muchos ha sido la película más esperada del año. George Lucas vendió su franquicia más preciada a la todopoderosa Disney y ésta se está encargando de exprimirla al máximo. Se preparan más secuelas, spin-off a cascoporro, series y nos inundan de merchandising más que nunca. Son expertos en ello -Véase casi todo aquello del universo Marvel- y ésto suele jugar una mala pasada porque termina por saturar. Sin embargo, hemos tenido la esperanza de volver a disfrutar de la saga nacida en los años 70 y gozar ahora de una secuela directa de El Retorno del Jedi. Aviso que la crítica contiene algunos spoilers, para aquellos que aún no la han visto. Las críticas, opiniones y votaciones de casi todo el público son más que positivas, escuchando comentarios al nivel de “ya era hora de volver al aroma de trilogía clásica”. Y sí, tienen mucha razón. La película dirigida por J. J. Abrams y con guion del propio director y Lawrence Kasdan (El imperio contraataca) supone prácticamente un remake de la trilogía de los 70-80 y ésto no es nada bueno. Tenemos un nuevo intento de estrella de la muerte, más grande, con mayor alcance destructor, pero a fin de cuentas, los mismos errores inútiles donde cuatro o cinco naves rebeldes -sí, me da igual que en ésta nueva trilogía se cambien los nombres como si el imperio es ahora La Primera Orden- se introducen por cualquier recoveco para hacer pedazos el arma enemiga. Y es que desde su comienzo en el planeta Jakku, ese aroma se vuelve un constante flashback del episodio IV con el Tatooine de Luke en busca de Obi Wan, con un droide que tiene una misión importante, igual que BB8. No obstante, son muchos los detalles que rechinan. Si hablamos del villano, Kylo Ren, obtenemos a un personaje sin personalidad. Adam Driver es un buen actor, pero su papel aquí no nos dice mucho. Su escena con Han Solo en aquella pasarela -homenaje innecesario nuevamente a El imperio contraataca- es intensa pero profundamente previsible, el efecto sorpresa no está

6

por ninguna parte. Lucha contra una chica que solo da mamporros y pierde... Por otra parte, la protagonista, Rey -una muy buena elección la de Daisy Ridley- parece aprender por arte de magia el poder de la fuerza hasta el punto de realizar control mental o atraer su sable sin aprendizaje. Y sí, Luke tuvo que aprender con la ayuda de Yoda y los niños eran enviados a una academia Jedi para aprender, pero Rey lo aprende en cuestión de segundos... Me duele en el alma la pérdida de Han Solo. Su muerte era innecesaria y para terminar con un personaje que da auténtica vidilla y es puro carisma, prefiero que se quiten del medio a una Leia aburrida, sin expresividad ni nada que aportar salvo la misma cara en toda la película. Ésta mujer ha perdido mucho. La mezcla de artesanía y digital no funciona, porque lo segundo se incrementa para mal. El ejemplo lo tenemos en ese líder supremo Snoke, interpretado por Andy Serkis, más cercano al dibujo animado que a la presencia digital que George Lucas ofrecía con Yoda mismamente. Sin duda alguna, Abrams ha tropezado con una piedra, Disney. Lo mejor que puede hacer es volver a Star Trek, o eso o lo hemos pillado en horas bajas, porque como he dicho, el guion no resulta nada original. Hay muchísimas incógnitas que quedan en el aire. ¿Qué hace el sable de Luke en aquella tasca de mala muerte? ¿Por qué tiene Kylo Ren el casco de su abuelo Vader? ¿Para qué se aísla Luke en una isla y sin embargo deja sus coordenadas en un mapa? Mapa que por cierto, es la clave de tanta búsqueda y por arte de magia, R2D2 resuelve encendiéndose al final por su cuenta cuando podía haberlo hecho mucho antes, ya que BB8 tenía la otra parte del mapa. Son muchas las cosas que personalmente me han dolido, pero sí queréis escuchar y ver esto con spoilers sangrantes, os recomiendo éste vídeo de youtube de mi canal para que le echéis un vistazo si os apetece, ya que hablo algo más largo y tendido del tema.

CRITICINE


Kylo Ren, el nuevo villano

Llegamos a la parte musical. Regresa John Williams -nunca se fue- y en ésta ocasión, en sus horas más bajas, más que nunca. Nos tiene acostumbrados a crear leitmotivs para sus personajes o ciertas ocasiones, pero en éste caso, salvo el tema de Rey, poco hay que destacar de éste score. Habría sido un buen momento para el cambio y escuchar a Giacchino por ejemplo. En resumidas, Star Wars El Despertar de la Fuerza supone una profunda decepción, que aun resultado entretenida no aporta nada nuevo. Es mejor que el episodio I La Amenaza Fantasma. Sí, eso lo tenía muy fácil. Pero quien diga que ésta película es mejor que el Episodio III, es por simple odio a Lucas y se niega a reconocer que estamos ante un refrito de la trilogía clásica.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana... se estrenó una película que cambió para siempre la Ciencia Ficción cinematográfica e hizo vibrar y maravillarse ante la pantalla grande a una nueva generación... o así nos puede parecer, ya que el paso del tiempo es inexorable y ha causado que ese niño que un día fuimos, inocente, desprejuiciado y en constante búsqueda de nuevas emociones y aventuras quedara atrás perdido entre los pliegues del pasado de forma que ahora nos parece apenas un recuerdo agradable pero fugaz. Y sin embargo, por fortuna, parte de ese niño consigue sobrevivir a las marejadas de madurez y los enfrentamientos con la crudeza de la realidad para que nunca nos abandone el gusanillo de esperar con fruición y, a la poste, disfrutar de grandes acontecimientos como este Episodio VII que actualmente se nos presenta. Por fortuna, las expectativas puestas en esta película tras la amarga decepción que para muchos supuso (sobre todo) el Episodio I no se ven truncadas. Estamos ante una propuesta que acepta sin miedo las raíces y las características diferenciales de una saga mítica: la apuesta absoluta por la diversión, el entretenimiento como virtud cinematográfica inexcusable y la Aventura (así con mayúsculas) como forma de expresión. Encontramos aquí de nuevo la lucha del Bien contra el Mal, con malos malísimos y buenos heroicos, las batallas espectaculares, los trances imposibles, la emoción por bandera, los momentos de descubri-

CRITICINE

miento del héroe, el culebrón familiar, el viaje a diferentes planetas con sus mil razas y características diferenciadas, el humor como recurso de escape para no caer en el melodrama... todo ello potenciado por el uso de efectos mecánicos tradicionales que le dan tanto a los escenarios como a la acción una pátina de realidad y cercanía en unos tiempos en los que el uso abusivo de lo digital termina por crear un vacío de personalidad contraproducente (aunque eso sí, la encarnación del mal resulta demasiado digital). Por todo esto, desde mi punto de vista la magia de la trilogía original permanece intacta. ¿Se podía hacer optado por un argumento más original? Es muy posible, pero es algo que no me importa en tanto en cuanto la trama sirve a dos propósitos fundamentales que cumple con creces. El primero, presentar y desarrollar a unos nuevos personajes que son los verdaderos protagonistas no sólo de esta entrega, sino de lo que está por venir. Darles un punto de partida, ponerlos en situación y, a lo largo de la trama, evolucionarlos y darles razones para decantarse por uno u otro plato de la balanza en la confrontación que se plantea. El segundo, servir como nexo con la anterior trilogía de forma que el espectador veterano mantenga sus anclas emocionales a partir de las cuales abordar el nuevo marco que se empieza a desarrollar. Todo ello conservando atractivas incógnitas sobre lo ocurrido en estos más de 30 años que espero que se vayan sacando a la luz en los episodios posteriores. De esta forma, en este Episodio VII se funde lo viejo y lo nuevo, y los personajes clásicos (y con ellos nosotros) pasan el testigo a quienes han de ser los nuevos protagonistas de esta ¿última? parte de la saga y vivir su propia vida y sus propias aventuras. Pero lo que considero más importante, la película toma una decisión desde mi punto de vista totalmente acertada: barrer debajo de la alfombra los primeros tres episodios y buscar ser coherente con los que la preceden directamente, no sólo por ser los clásicos (que también) sino por ser su punto de referencia inmediata a la hora de definir tanto las tramas como las acciones de los personajes. En cuanto a los nuevos personajes destacar por encima de todos a Rey, una chica de armas tomar, hecha a sí misma y dura como una roca pero en el fondo con un agujero emocional que la lleva a perseguir con cada vez más vana esperanza el sueño de un núcleo familiar negado desde su infancia. Daisy Ridley

7


ESTRENO DE LA SEMANA

está francamente maravillosa, aportando muchos matices a su personaje, capaz de que veamos a la chica independiente que no se achanta ante nada y a la joven cargada de melancolía con una pesada mochila emocional a sus espaldas. Una gran incorporación a la saga. Por otra parte está el villano de la función, Kylo Ren, bien presentado como un ser en constante lucha interior por saber quién es y en permanente sufrimiento porque, en el fondo, se obliga a sí mismo a negar y enterrar su verdadera esencia. Pero ante todo un villano en proceso germinal, falible, que duda y se equivoca y que aún dista mucho de ser el poderoso e inflexible líder que su maestro en el Lado Oscuro quiere que sea. Sin duda, será uno de los personajes que más desarrollo tenga en entregas posteriores.No todo son virtudes, sin embargo. Algunos puntos de la trama se resuelven de aquélla manera... (véase el momento R2-D2). Hay tal vez una sobredosis de “nombres” que a la postre tienen papeles sin desarrollo, como Gwendoline Christie o el dúo Iko Uwais/Yayan Ruhian (protagonistas de The raid) cuya incidencia en la trama es poco menos que anecdótica. John Boyega tampoco destaca como Finn, aunque veremos si va creciendo a lo largo de la saga. Y, aunque cueste decirlo, la partitura de John Williams no pasa de funcional, haciendo buen uso de los temas clásicos cuando toca pero poco lucido a la hora de desarrollar un temario nuevo y que marque la guía musical para el futuro de la saga. Tal vez una mano del habitual Giacchino no le hubiera venido mal. Sin embargo, pese a no ser perfecta, no hay duda de que J.J. Abrams lo ha vuelto a hacer. Su dirección virtuosa y su exquisito sentido del ritmo es capaz de hacernos partícipes directos de estas nuevas aventuras y, por un momento, sacar a primer plano a ese niño interior para que vuelva a aplaudir, emocionarse y asombrarse por el espectáculo sin freno que se despliega ante sus ojos. Este Despertar de la fuerza es una matinal ávida de aventura, risas y espectáculo; es el Robin Hood de Errol Flynn propinándole una patada en las posaderas al fraile Tuck para a continuación asaltar un carruaje espada en mano; es Burt Lancaster abordando un barco pirata balanceándose en una cuerda; es el pirata Roberts batiéndose con Íñigo Montoya con la mano izquierda. En definitiva, parte de nosotros tuvimos nuestra iniciación a la magia del cine con un episodio de Star Wars. Este nuevo episodio podría significar lo mismo para una nueva generación. Y hacerlo con la cabeza bien alta.. Las actuaciones son del todo irregulares: solo Daisy Ridley

y Oscar Isaac se han tomado en serio sus personajes. Harrison Ford se preocupa más por el cheque que le darán antes que morirse o no en la aventura. El diseño de arte sí es más de lo mismo, como si no hubiese corrido el tiempo, mientras la fotografía se cuida de estar en esas mismas tonalidades. Con todo, lo bueno del filme es cómo procura evadir la monotonía y hasta los robots son graciosos, ahora en trío: C3PO, R2D2 y BB8. El trucaje se ve siempre minucioso, pero menos imponente como gran juguetería. Lo mejor no está en el final de la película (como dicen algunos), sino en su recorrido. Se puede recomendar este “despertar”, sirve para imaginar con imágenes.►

LO PEOR

LO MEJOR

• Algunas interpretaciones

• El recuerdo de la saga clásica

• Cierto tufillo a algo visto ya

• No cansarte nunca del género

CRÍTICA ESPECIALIZADA http://cnnespanol.cnn.com/2015/12/18/que-dice-la-critica-de-star-wars-el-despertar-de-la-fuerza/

Tras las reacciones iniciales favorables en Twitter, las reseñas de los críticos de cine parecen confirmar la respuesta abrumadoramente positiva a Star Wars: El despertar de la fuerza. La cinta actualmente tiene una calificación de 97% “fresco” en el sitio de reseñas Rotten Tomatoes y hasta ahora solo dos críticos han publicado reseñas negativas. Chris Nashawaty, de Entertainment Weekly, dijo que la cinta era “una aventura divertida envuelta en mitología épica”, mientras que Ann Hornaday, del diario estadounidense The Washington Post, dijo que “El despertar de la fuerza toca todas las fibras correctas, emocionales y narrativas, además de que se siente conocida y estimulantemente nueva”. Gran parte de las alabanzas estuvieron dirigidas a J. J. Abrams, el productor, director y guionista que en gran parte fue responsable de volver a darle impulso a la serie. Robie Collin, del diario británico The Telegraph, afirmó que “la película de J. J. Abrams se prepara para sacar a Star Wars de su letargo y para reconectar a la serie con su pasado tan añorado. El que lo logre de inmediato y alegremente es probablemente el alivio más grande del año cinematográfico”. Por otro lado, Nashawathy escribió que “(Abrams) tomó

8

una serie alabada en la cultura pop que cuenta con una legión apasionada de discípulos, la trató con respeto y le volvió a dar importancia”. Kate Muir, del diario británico The London Times, coincidió y señaló que “aunque George Lucas tuvo la idea brillante, Abrams es mejor director de acción y lleva a Star Wars, El despertar de la fuerza a un territorio más sofisticado”. Mucho se ha escrito sobre el variado elenco de El despertar de la fuerza y Manohla Dargis, del diario The New York Times, se apresuró a señalar que Abrams, aficionado de Star Warsdesde hace mucho, fue la elección perfecta para llevar a la serie al siglo XXI: “El Sr. Abrams puede ser tan respetable como cualquier persona obsesionada con Star Wars, pero en El despertar de la fuerza, hizo una película que busca una distracción a la vieja usanza aunque presenta una visión futurista de un mundo plural en el que su público vive ya. No hizo una cinta exclusivamente para los verdaderos creyentes, sino que hizo una cinta para todos”. La crítica detectó rápidamente las similitudes con la trilogía original, pero al parecer importó poco y todos coinciden en que es una experiencia placentera para los fans.

CRITICINE


http://www.cinencuentro.com/2015/12/21/critica-star-wars-vii-son-el-despertar-de-la-fuerza-y-una-nueva-esperanza-misma-pelicula/

R

ey es pieza clave de la película y un personaje lo suficientemente independiente para ser la imagen de la lucha contra la desigualdad de género existente en el cine de acción, algo de lo que ni la propia Star Wars se ha escapado. Rey es un personaje completo, con una gran motivación y una historia personal bastante intrigante, y la relación que desarrolla con el Han Solo de Harrison Ford (que recuerda mucho a la conseguida por Luke y Obi Wan) es de lo más destacado de la película. Si bien su evolución de simple chica aguerrida a heroína principal se desarrolla demasiado rápido y sin las explicaciones narrativas necesarias para los neófitos, esta se puede comprender a la perfección y resulta, incluso, identificable. No puedo negar que fue demasiado emocionante descubrir que el personaje ha encontrado su potencial y comprende cuál es su destino. Sí, fue mi personaje favorito. Por eso y por su proyección a futuro. Con respecto a los personajes secundarios, el General Hux (Domhnall Gleeson) y Captain Phasma (Gwendoline Christie) no resultaron ser los grandes villanos que se suponía que serían. De Hux no esperaba mucho, pero Phasma sí fue una gran decepción. Yo creo que Abrams buscaba crear con ella a un nuevo Boba Fett, alguien que con pocos diálogos, pero con gran presencia y carisma, se ganara el cariño del público. Siento que no les funcionó. En cuando a los personajes creados por motion-capture, el Líder Supremo Snoke (Andy Serkis) resulta interesante pero aparece muy poco como para conocer los verdaderos alcances de su maldad (¿hacer explotar a un planeta no es suficiente? Supongo que no). Por ahí leí que era el personaje más ‘precuelesco’ de la película, y en cierta forma, es una afirmación con algo de razón. La que sí se me hizo simpática fue Maz Kanata, intepretada por Lupita Nyong’O. Se decía que sería una especia de nueva Yoda, pero no fue así. A pesar de eso, es un personaje con potencial que espero ver en las secuelas más como maestra que como cantinera. Como parece seguro que todos estos personajes regresarán para el Episodio VIII, aún hay tiempo para mejorarlos. Este es un mundo de comparaciones, por eso es imposible no medir la sensación que nos deja ‘The Force Awakens’ con las que nos dejaron las precuelas. Esto puede generar una discusión entre los que defienden la segunda trilogía (porque los hay), pero no hay dudas de que ‘The Force Awakens’ tiene ese espíritu que Lucas en su idiosincracia no pudo replicar cuando nos contó la historia de origen de Darth Vader. Abrams es un gran fan de la saga y eso se nota, sabe bien que el equilibrio entre drama, comedia y suspenso con personajes entrañables que hablan sin decir palabras es lo que un seguidor espera de una cinta de Star Wars. Las secuencias de acción no tienen desperdicio, y son tan espectaculares como evocadoras. Muchos efectos visuales y escenarios son prácticos, no simples creaciones de computadora. Las actuaciones, tanto de los veteranos como de la nueva camada, hacen plena justicia al espíritu de la historia y a sus designios a futuro. Abrams no tiene miedo a desprenderse un poco de su sello característico si eso es lo mejor para la película, por eso juega mucho con los diálogos cortos, inteligentes y memorables, y no dilata el final, va directo a la raíz de las cosas para crear un cinta con encanto y sin pretención. Este es tal vez el trabajo más grande que ha tenido y la bota no quedó nada grande. Y eso queda demostrado en la reacción de la gente, quienes aplaudían cada vez que aparecía un personaje clásico, cuando había una referencia al pasado, cuando se proyectaba el futuro, cuando los personajes nuevos se apoderan por completo de la historia y todos lo aceptan con aprecio. Y eso no se consigue por simple casualidad. El mayor logro de ‘Star Wars: The Force Awakens’ es haber renovado la esperanza de quienes creían que nunca más volverían a sentirse dentro de esta galaxia muy muy lejana. Es una puerta para cosas incluso mejores. No se puede negar que comparten la misma fórmula y un mismo punto de partida narrativo pero, como mencioné antes, ‘El Despertar de la Fuerza’ hace lo suficiente para moverse en

CRITICINE

su propio terreno. Sin embargo, eso no evita que reconozcamos algunas equivalencias entre ambas películas. La más importante creo yo es la relación que desarrollan Rey y Han Solo en clara referencia a la que desarrollaron Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness). En el Episodio IV, Obi Wan introduce a Luke en el concepto de la Fuerza para que sea él quien lo reemplace como el último de los caballeros Jedi; Han busca que Rey descubra su propio potencial. Ambos son instructores y creyentes en la Fuerza, pero lo de Han resulta más anecdótico y encantador, tomando en cuenta que en su juventud era muy escéptico en el tema y, tras hacerse amigo de Luke y conocer el poder de Darth Vader, es que recién entiende sus alcances. Rey también guarda parecido con la primera versión que conocimos de Luke Skywalker, y su crecimiento como héroe también guarda algunas similitudes, pero tuve la impresión de que Rey toma más cosas de la Princesa Leia una vez avanzada la trama. Al final, se despoja de esas influencias y triunfa como ella misma: las figuras de los jovenes Luke y Leia (y del episodio mismo) sirven para conocer al personaje, pero no resultan determinantes en su evolución.

Ahora volvamos a la polémica: ¿En verdad es muy parecida al Episodio IV? En lo concierne a la trama, se comparten varios elementos entre los episodios IV y VII: la información secreta escondida en el androide, la existencia de una gran base militar que también funciona como arma, la incursión de los héroes en ella en plan de rescate, el desenlace de uno de los personajes principales, entre otros detalles. Sin embargo, más allá de tomarlas como una copia o un juego narrativo para asegurar el éxito de la película en materia económica, yo siento que se trata más de un homenaje por parte de Abrams, y parte de la estrategia por enganchar y complacer a todos los públicos a los que la película se dirige. ¿’El Despertar de la Fuerza’ supera a la ‘Star Wars’ original? No me gusta la comparación, pero no puedo negar que algunos tópicos funcionan mejor en esta nueva película, y que la influencia de la primera cinta es innegable, así que lo justo es decretar un empate. Eso sí, ‘El Despertar de la Fuerza’ no alcanza el nivel de ‘El Imperio Contraataca’, pero entendiéndose que no era su finalidad, es algo que queda para la anécdota. En resumen, los episodios son complementarios, y esto de compartir elementos y que todos funcionen a la perfección es la mejor prueba de ello. ‘Star Wars: The Force Awakens’ nace de los escombros dejados por George Lucas y aprovecha todo eso que él desperdició. Abrams nos presenta una película inmensamente entretenida, emotiva, espectacular y gratificante, sin aspirar a la perfección. Star Wars sigue siendo una experiencia comunal que se vive distinto en las salas, rodeado de un público que ha respirado este fenómeno desde hace décadas, y que aún se emociona con frases y sucesos que ya conocen como a la palma de su mano. ‘Star Wars: The Force Awakens’ posee un encanto admirablemente cultivado, mantiene un ritmo ágil y, repito, deja la mesa puesta para un futuro aún más brillante.■

9


EN PANTALLA GRANDE 007: SPECTRE

Bond, James Bond

Dir.: Sam Mendes

por Mikel Cisneros

Mendes ha convertido a Daniel Craig en el Bond más atormentado por su pasado en la última entrega del actor http://blogs.20minutos.es/cine-el-cielo-sobre-tatooine/2015/11/09/critica-spectre-ha-vuelto-el-mejor-bond-y-ya-era-hora/l

E

n una de las escenas del nuevo Bond, Spectre, la psicóloga Madeleine Swann que encarna Léa Seydoux le dice al agente 007: “Eres un buen hombre”. Por si alguien lo dudaba. Héroe y canalla. Por muy asesino implacable (Bond se refiere, en la película, a sí mismo siempre como un “asesino” más que como un agente secreto), nuestro Bond, James Bond, es un hombre con corazón y alma, siempre dispuesto a darlo todo para salvar al mundo o a miles (millones) de vidas desbaratando los planes de los malvados de turno. También, imprescindible, es un granuja chulo y seductor que pretende ser irresistible tanto para ellas como para ellos. Bond toma lo que quiere. Y aunque, en Spectre, el entrañable “Q” (Ben Whishaw) le enseñe el más lujoso y reciente modelo de Aston Martin, de diseño ultramoderno y blindado a prueba de balas, para acto seguido quitarle la miel de los labios informándole que no es para él, sino para el agente 009. En el momento que lo desee y le haga falta, se hará con la posesión del vehículo. Bond es… Bond. Cada uno tendrá las películas Bond que más le apetezca. Por mi parte, lo siento fans, amigos y simpatizantes de la anterior Skyfall, por mucho que obtuviera estupendas críticas en los medios anglosajones y sea valorado como uno de los mejores, también el más oscarizado (con 2 estatuillas), me pareció, aunque interesante a ratos, excesivamente presuntuosa, grave y plomiza. En una palabra (poco científica y razonada), aburrida. ¿Cómo si Bond necesitara de coartadas trascendentales (un Bond no es humano, es un prototipo, una fantasía). Después de Quantum of Solace y Skyfall, el 007 de Daniel Craig (por muy buen actor que fuera) iba tomando mal camino. Afortunadamente, aquí está Spectre para reconducir las cosas a su sitio. Tiene la virtud de retomar toda la esencia de Bond, cínico, duro, divertido, indestructible, y al mismo tiempo mantener ese espíritu iniciado por la nueva saga de mostrar a un héroe más

10

oscuro, vulnerable y atormentado por su pasado. El rasgo más distintivo aquí, el que hará a Bond más humano, está en el que deberá confiar en los demás, tanto para seguir adelante con su misión como para salvaguardar su propia piel. Bond es más solidario que solitario (incluso “Q” o Moneypenny, Naomie Harris, ganan algo de protagonismo). Y siempre conteniendo algún aspecto que conecte con la realidad socioeconómica o política del momento, Spectre lanza sus redes, más bien sus tentáculos, en un argumento de “pesadilla orwelliana” en un mundo cada vez más globalizado; con los ciudadanos, y gobiernos, bajo una doble amenaza, vigilados por unos y otros, por propios y extraños; y de los métodos que Snowden denunció. Pero, muy especialmente, se beneficia del hecho de contar tras las cámaras con Sam Mendes, el director más elegante y con más cuidado y gusto por el estilo visual que haya tenido nunca alguno de los 24 largometrajes de la saga. Y en esta ocasión le sale redondo (un simple detalle: esos árboles iluminados, casi de manera “espectral”, a lo largo de la carretera que conduce a una mansión en las afueras de Roma). Una cincuentona Monica Bellucci está estupenda como chica Bond (aunque su presencia es brevísima), y su escena en el interior de su ostentosa mansión, en penumbras, donde la esperan y la siguen dos sicarios dispuestos a matarla, es otra inmejorable prueba de esa sofisticación y estilismo con el que Sam Mendes impregna la película. A la francesa Léa Seydoux, en cambio, le han llovido más las críticas, tildándola de demasiado gélida. Pero Seydoux sabe que una mirada o un gesto adecuado, aunque parezca fría, es capaz de derretir el corazón más helado. Luego están los gadgets (muy escasos, pero determinantes) o los juegos de persecuciones y pistas en distintos parajes del planeta (Tánger y el norte de Marruecos, Roma, México D.F:, Austria y Londres). La canción de Sam Smith, ¡oh, sorpresa!, suena

CRITICINE


Bond en búsqueda de sí mismo

muchísimo mejor, llena de sentimiento, en los títulos de crédito que escuchada fuera de la película. Mejor música de Thomas Newman y, sobre todo, no defrauda en cuanto a frases y escenas para enmarcar. Está, naturalmente, el trucado plano secuencia inicial ambientado en el Día de los Muertos en México D.F. (y lo del “día de los muertos” está relacionado con el argumento, en el que “alguien” que Bond creía fallecido realmente no lo está), con una espectacular secuencia de acción que culminará a bordo de ¡un helicóptero!. Otra es la secuencia de lucha en un tren contra el esbirro Hinx (Dave Bautista), cuyo personaje es prácticamente un guiño al bestial, demoledor y hombre de pocas palabras Tiburón que interpretó el fallecido Richard Kiel (una de las muchísimas citas a las anteriores películas Bond que contiene); y memorable la de la tortura, en una sala blanca, aséptica, en su parte final. Pero este Bond no solo triunfa en sus momentos de acción (de los que no abusa), también en las distancias cortas, en los momentos personales e íntimos. El único pero (porque Spectre también tiene sus defectillos) es, digamos (para no destripar nada de manera directa), que la idea de que distintos países acepten dejar toda su vigilancia y secretos en manos de otros no resulta para nada creíble.

Spectre se vislumbra como el fin de un ciclo. Sam Mendes no desea continuar, Craig tampoco, pero su contrato aún le une a una quinta entrega. Así que, por si acaso, cierra las conexiones entre las 3 anteriores, ofrece un guiño final a lo clásico, a lo que nunca muere ni pasa de moda (materializado en ese viejo Aston Martin) y le confiere a Bond el “descanso del guerrero” (¿momentáneo?) que se merece. Podría extenderme más, hablar de Moneypenny, el “M” de Ralph Fiennes o el

CRITICINE

villano que interpreta Christoph Waltz (tal vez tenga mayor protagonismo en futuras películas de la franquicia); pero lo dejo aquí. Se trata de un cierre emocionante. Spectre es muy buena en lo suyo (y habría sido aún mejor con 15 o 20 minutos menos). La aparición del “gunbarrel” —que parecía formar parte del pasado lejano del personaje— es un claro indicativo de lo que nos vamos a encontrar en ‘Spectre’. Tanto como lo son las imágenes que acompañan a la irregular canción de turno —los falsetes de Sam Smith me pueden— en unos créditos iniciales que retroceden lustros hacia el pasado de 007 con esas féminas semidesnudas y contoneantes. A partir de ellos, lo que el filme 24 en la larga trayectoria de la saga va ofreciendo, incide tanto en retomar un hilo que se abandonó y no debería haber sido retomado, que uno no puede sino lamentar que el Bond de siempre haya vuelto. Vuelve pues el seductor recalcitrante que usa a las mujeres a su conveniencia —lamentable, con mayúsculas, y prescindible, con mayúsculas y en negrita, la aparición de Monica Bellucci—. Vuelve, como decía, el superhombre que no se despeina ni buscándolo. Vuelven los villanos parlanchines y su enfermiza compulsión por explicarlo todo para dar tiempo a 007 a que salve el día. Vuelven los coqueteos con Moneypenny, los encontronazos con M y los intercambios de puyas con Q. Y vuelve, desgraciadamente, lo exageradamente predecible de todo lo que acaece en la aún más desproporcionada duración. ‘Spectre’ no se guarda ningún as en la manga. No sorprende —acaso porque no busca sorprender—. No emociona. Consigue que bufemos de exasperación en no pocos instantes. Que nos cansemos de una acción al uso y de un ritmo agotador, lento; de explosiones gargantuescas y de Deus Ex Machina a poco que nos despistemos —uno, vale, incontables, cansan—. Que asistamos alarmados a lo desaprovechado de Christopher Waltz y al sonoro miscasting, por aquello de lo evidente de por dónde va a

11


EN PANTALLA GRANDE

discurrir su personaje, de Andrew Scott. Pero sobre todo, ‘Spectre’ logra que, cuando aparecen impresas las palabras “Bond will be back” como última línea de los créditos finales nos preguntemos, y lo hagamos con fuerza, si es necesario seguir cuando todo apunta a que se hará en estos mismos términos, en estas fórmulas agotadas y agotadoras, que celebran lo rancio a modo de trending topic y que no son capaces de ocultar que, como curiosamente se insiste una y otra vez a lo largo de la cinta, 007 sea algo del pasado. A mi parecer, mejor dejarlo estar. Cierren, den carpetazo y a otra cosa. Si insisten, al menos a priori, no cuenten conmigo. Creí que no, pero parece que sí, que ya he tenido suficiente Bond.

Muy lejos de ser una mala película, Spectre, la nueva entrega de James Bond, deja una sensación de vacío, de ser solo la sombra de lo que pudo ser. La cuarta película de Daniel Craig como agente 007 es un entrenimiento correcto y de una factura impecable con un arranque portentoso, un desarrollo irregular y una culminación decepcionante. Spectre ha sido concebida como capitulo aglutinador de las últimas tres películas de la saga. A este gran Bond, el único capaz mirar a la cara al de Sean Connery sin bajar la mirada, todavía le queda una bala en la recámara para decir adiós como merece. Lo que ya parece evidente es que no debe ser Mendes quien dispare. Y, como él mismo ha dicho, no lo será.►

http://www.europapress.es/cultura/critica-00656/noticia-spectre-sombra-pudo-ser-gran-bond-20151106113538.html

MEZCLADO...NO AGITADO http://www.mdzol.com/opinion/639568-007-spectre-como-conseguir-chicas/

Aunque aún no está confirmado, Daniel Craig se estaría despidiendo de un personaje con el que filmó un total de cuatro películas: Casino Royale (2006), Quantum of Solace (2008), Skyfall (2012) y Spectre (2015). El actor supo interpretar a un Bond frió, seco, imperturbable, siendo el que más se asemeja al personaje original creado para la saga literaria de Ian Fleming, algo que no se veía desde los tiempos de Sean Connery. Ahora, el actor vuelve a demostrar toda su versatilidad, cumpliendo con los requisitos físicos y con una interpretación insensible y oscura. Por todo esto Craig es al que mejor le calza el traje del agente 007. Pero si hay algo que caracteriza a esta franquicia es “el malo de la película”. Sin un villano de peso el producto pierde uno de sus mejores recursos. En Spectre, el malvado brilla por su ausencia. Christoph Waltz interpreta a un Franz Oberhauser que queda reducido a un simple ostentoso delirante millonario ávido de poder. No se puede entender la falta de eficacia para resolver

12

ciertos tramos de un vinculo personal con el protagonista que por momentos parece estirarse hasta el hartazgo, perdiendo el estilo y la elegancia. Quizás a Spectre le haya sucedido lo mismo que a Quantum of Solace. Ambas películas llegaban cargadas de tanta expectativas que les terminó jugando en contra. Sea como sea, la verdad es que toda esta reinvención de Bond le permitió a Hollywood generar ganancias nunca vistas en el medio siglo de historia. Cada nueva historia estrenada es más cara, pero también supera en ingresos a la anterior. Evidentemente, y de esto no hay dudas, la necesidad imperiosa del mercado por capitalizar a cualquier costo, apresurando estrenos o sintetizando grandes ideas, le puede jugar una mala pasada hasta a una franquicia con más de cincuenta años de historia. Bond no ha sido inmune ha todo esto, no por falta de técnica sino por falta narrativa.

CRITICINE


http://www.prensa.com/cine_y_mas/Spectre-presenta-James-Bond-cansado_7_4344385519.html

S

pectre (2015) iguala en términos de calidad a Quantum of Solace (2008), aunque este brío no es suficiente para que pase por encima de la sobresaliente Skyfall (2012). Hasta ahora, Skyfall es la labor más sobresaliente que ha brindado Daniel Craig, quien cuatro veces a interpretado a uno de los más atractivos símbolos de la cultura pop provenientes de la posguerra mundial: James Bond. En Spectre, el cineasta Sam Mendes hizo lo que su colega Christopher Nolan llevó a cabo cuando le puso punto final a su trilogía sobre Batman. Como ambos directores sabían que no iban, ni deseaban, regresar a sus respectivas franquicias cinematográficas, las que le dieron notoriedad entre el gran público, para qué negarlo, pusieron todos sus recursos en el asador. Por eso, entre tanto entusiasmo creativo cayeron en el exceso de quemar todos los cartuchos de un solo tiro, pues mañana no había. Eso hizo tanto Mendes al firmar Spectre como Nolan al rodar The Dark Knight Rises (2012). Con estos títulos, valiosos como piezas fílmicas individuales, aunque elementos un poco débiles dentro de cada una de las sagas antes mencionadas, Mendes y Nolan recuerdan al mago que sabe que esta será su última función en tal escenario de renombre, y eso los impulsa a mostrarle al público todos los trucos que sabe, aunque el ejercicio sea harto interesante al principio por la variedad que ofrece, de manera paulatina el espectador puede quedar exhausto. Eso me pasó con Spectre. Uno finaliza con la certeza que la película, en vez de durar los 148 minutos que tiene su metraje, debió reducirse a unos 120 minutos y todos contentos.

GRAN INICIO El ritmo de Spectre también pasa por unas etapas desiguales. Sus primeros 15 minutos, cuando la situación ocurre en la ciudad de México durante la festividad del Día de los Muertos, es hipnótica y asombrosa en cuanto a su velocidad y el interés que despierta. El asunto es que luego, sobre todo en su última etapa, la trama cae un sopor tal que invita a que uno se tome una breve siesta hasta que lleguen los créditos finales.

VACIEDAD Uno echa de menos la hondura dramática y angustiosa que supo imprimirle Sam Mendes a James Bond en Skyfall. Un beneficio que surgió por darle el trabajo de director a un miembro del cine independiente como fue el caso del creador de Revolutionary Road (2008) y American Beauty (1999). Es lo mismo que ocurrió cuando a Nolan, responsable de Insomnio (2002) y Memento (2000), se le pidió que tomara las riendas de Batman para darle un espectro más trágico al hombre murciélago. En Spectre, el problema es que Sam Mendes deja ver su cansancio por el devenir del espía, y a Daniel Craig se le nota cierto tedio por seguir en la faena de ser James Bond. Ambos artistas como que hacen los deberes lo mejor posible para que los productores y el público no les pasen factura por su desempeño.

CARRERA DE OBSTÁCULOS

Aquel accidente ocurrió en México y lo condujo directo al quirófano para realizarle una artroscopia como parte del tratamiento a un esguince de rodilla. DAMAS HERMOSAS Además, como cabe de esperarse en este prototipo del amante narcisista heredado de la tensa Guerra Fría, antes o después de acabar con un par de malandros, Bond tiene tiempo de tomarse un trago y antes o después de cumplir ese deber pasa a tener sexo ardiente con las mujeres más hermosas del mundo. En el caso de Spectre, Bond tiene un encuentro apasionado con Estrella (la mexicana Stephanie Sigman, de 28 años), que ni siquiera tiene parlamentos clave dentro del guion; Lucía Sciarra (la italiana Mónica Bellucci, de 50 años), sensual viuda de un rufián que hace poco su cuerpo ingresó al cementerio, y con la linda psiquiatra Madeleine Swann (la francesa Léa Seydoux, de 30), la hija de un antiguo enemigo del espía.

PERSONAJES TRANSLÚCIDOS Esta ausencia de significación de los momentos carnales me lleva a otro escollo de Spectre: sus personajes tienen un pobre desarrollo. Tan vacío son los conflictos de James Bond (otra vez es marginado por la Corona a la que protege y representa, y una vez más es considerado un anciano por sus pares como ya pasó en Skyfall), como simples son las estereotipadas intenciones asesinas de sus enemigos (el único con algo de espesor es Franz Oberhauser) y ni reiterar que las chicas Bond siguen siendo meros objetos decorativos y atractivos.

EL VILLANO La visita oficial número 24 de James Bond al cine cumple con otro requisito indispensable: tener un solvente villano megalómano que solo quiere destruir al espía europeo perteneciente al MI6, y de ser posible, al resto de los habitantes de la Tierra. El mortífero encargo recae en la figura del enigmático Franz Oberhauser, encarnado por el siempre hábil actor Christoph Waltz (premio Oscar por Inglourious Basterds y Django Unchained). Se pueden asociar los gestos y la forma de ser de Oberhauser con otro enemigo clásico de Bond: Ernst Stavro Blofeld ( Anthony Dawson), quien apareció en From Russia with Love ( Desde Rusia con amor, 1963), del realizador Terence Young, y por entonces Bond era una responsabilidad de Sean Connery ( Oscar por The Untouchables). Aquí volvemos a encontrarnos con un paralelismo con el Batman de Nolan. Se parece tanto James Bond a Franz Oberhauser como el vigilante de Ciudad Gótica con el Joker ( Heath Ledger) en la extraordinaria The Dark Knight (2008). Hablando de malvados, el valor de la historia de Spectre hubiera sido más interesante si el guion hubiera explorado uno de los temas tratados de paso y de forma superficial por esta película y que un parlamento de Franz Oberhauser resume a la perfección: “La información lo es todo”.■

En este filme, como es de rigor, el espía secreto participa de bien llevadas escenas de acción y aventuras en sitios encantadores de Marruecos, Austria, México, Londres y Roma. Estas escenas de riesgo provocaron dos lesiones a Craig, una, la más grave, le pasó en una de sus rodillas.

CRITICINE

13


DIRIGIDO POR ... STEVEN SPIELBERG EL PUENTE DE LOS ESPÍAS

Espionaje y Guerra

Dir.: Steven Spielberg

por Mikel Cisneros

Tom Hanks se viste de espía en la última de Spielberg http://www.lavanguardia.com/cine/20151204/30581378861/critica-de-cine-salvador-llopart-el-puente-de-los-espias.html

E

n 1986, el soviético Refusenik Natan Sharansky obtuvo su libertad a través del intercambio final de la Guerra Fría llevado a cabo en el puente Glienicke de Berlín. El abogado de Brooklin James B. Donovan estuvo negociando el primero. En juicio, Donovan había representado al espía soviético convicto Coronel Vilyam Fisher, también conocido como Rudolf Abel, un agente de la KGB nacido en Gran Bretaña que había escapado de milagro de las purgas de Stalin durante su tiempo con el NKVD. Aparentemente, los rusos lo quieren de regreso, al igual que Estados Unidos desea que el piloto de U-2 Francis Gary Powers regrese sano y salvo. Para negociar el trato en su capacidad no oficial, Donovan navega las turbias aguas de la política de Berlín durante los días finales de la construcción del Muro en “El puente de los espías” de Steven Spielberg. Donovan es la clase de abogado riguroso con el que no deseas discutir. Ya que también es miembro del equipo de la fiscalía de Nuremberg, la barra de Brooklyn servicialmente lo nominó como abogado de Abel. Aunque no está muy emocionado, Donovan hace su labor con más dedicación de lo que se podría anticipar. Sin embargo, Abel es condenado, pero convenientemente no sentenciado a muerte. Algún tiempo luego de la captura y juicio de Powers, Donovan recibe una extraña propuesta de Alemania Oriental. Con la bendición de la CIA pero sin cartera oficial, Donovan trata de negociar un trato de ‘Abel a cambio de Powers’, pero esto es complica por el arresto del estudiante americano de economía Frederick Pryor por falsos cargos de espionaje. Repentinamente, el astuto Wolgang Vogel, representando a la República Democrática Alemana, desea intercambiar a Pryor por Abel, mientras el jefe de la estación de la KGB en Berlín está en voluntad de negociar a Powers por Abel. Aunque hay un poco de la equivalencia de le Carré en la des-

14

cripción de las respectivas agencias de inteligencia en el guion de Matt Charman y Joel y Ethan Coen, no se niega la opresiva desolación de Berlín del Este. El equipo de diseño de producción de Adam Stockhausen vívidamente recrea las calles llenas de escombros, las cuadras bombardeadas y el ominoso Muro de Berlín. Para su crédito, Spielberg también muestra exactamente qué sucedía a quienes trataban de escalarlo. Por supuesto, Donovan es exactamente la clase de hombre común excepcional que se ha convertido en la especialidad de Hank. Mientras crea una instantánea credibilidad y cierto nivel de confort al personaje, nunca crea sorpresa alguna -solo tiene la nariz congestionada mientras Donovan aguanta un horrible resfriado. Por otro lado, Mark Rylance es extrañamente hipnotizante como el excéntrico Abel, precisamente debido a sus restricciones. Es como si su cara es una prueba de Rorschach, a la cual no puedes dejar de mirar fijamente. Para el tradicional villano, Sebastian Koch se roba la escena como Vogel, pero de algún modo no tiene suficiente tiempo en la pantalla. Sin embargo, nadie es tan vergonzosamente innecesaria como Amy Ryan, interpretando a una Mary Donovan sin profundidad, cuya única función en la película es fastidiar a su esposo para que traiga mermelada de Harrods de su supuesto viaje de pesca a Escocia. Gracias a Stockhausen y al director de fotografía Janusz Kaminski, “El puente de los espías” luce estupendo, pero es implacablemente ambientada por la música de Thomas Newman. En lugar de evocar una atmósfera sombría, Newman se consiente con un sentimentalismo sinfónico. Más que el espía o la naturaleza de lo espiado, importa la lucha contra los prejuicios y el sentido de la ley, incluso por encima de la justicia.

CRITICINE


Ton Hanks inmenso y perfecto en su papel, como siempre.

Claro, es una película de Spielberg, pero suena demasiado como una película de Spielberg. Solo imagina cómo habría sido si alguien como el gran Tomasz Stanko (un protegido de Krzysztof Komeda) hubiera compuesto la banda sonora. De todos modos, hay una abundancia de impresionante trabajo, incluyendo el del mismo Sr. Dreamworks, que aún tiene unos agudos instintos para maximizar los impactos emocionales en su tomas. Recomendada para los fans de Spielberg y de películas de espionaje. El niño que vive obsesionado por la guerra fría y se prepara a conciencia para la caída de la bomba –un crío de la misma edad que tenía Spielberg a finales de los cincuenta– es, en El puente de los espías, el hijo de James Donovan (Tom Hanks). Y la mayor concesión a la nostalgia de un filme que no es sensiblero más que de forma ocasional. El puente de los espías señala el final de una dicotomía que ha marcado a fuego el trabajo del director de Tiburón. Por un lado, las películas serias; por otro, las de entretenimiento. Pues bien, la maravillosa nueva película de Spielberg resulta seria y apasionante a la vez, bajo cuyo aparente convencionalismo discurre una peripecia (moral) más compleja de lo que es habitual en él. Estamos ante un filme que se mueve con libertad por las tierras pantanosas del mundo del espionaje, situada en el territorio difuso de la sospecha y la mentira. Como en Le Carré, vamos. Pero sin su desesperación. Con ese toque juguetón de los hermanos Coen, que firman el guión. Si añadimos, como si fuera la argamasa del conjunto, la sabiduría visual de Spielbeg, estamos entonces ante un clásico instantáneo. Un filme nada moderno pero muy siglo XXI, que diría el filósofo. El miedo que todo lo corrompe subyace en esta historia, vagamente basada en hechos reales, que arranca con una de esas primeras escenas de virtuoso, contada prácticamente sin palabras. Pura magia donde la imagen habla por sí sola, como lo hacía en la primera escena de Salvar al soldado Ryan. Pero sin sangre. Aquí sólo se disparan miradas y sospechas alrededor de Rudolf Abel (en manos de Mark Ryalance, de Oscar), el espía

CRITICINE

de cuya defensa, a pesar de todo, se encarga el citado James Donovan. Donovan, a su vez, es un personaje compacto, trazado con tiralíneas. Un hombre común que, encarnado por Hanks, está llamado a ser el héroe inesperado de nuestro tiempo. Un abogado de convicciones, nada rígido y tenaz. Como aquel abogado de Anatomía de un asesinato en manos de James Stewart, actor al que tanto recuerda, en consistencia ética, al menos, este Tom Hanks de El puente de los espías. Así transcurre buena parte de la peripecia, donde, más que el espía o la naturaleza de lo espiado, importa la lucha contra los prejuicios y el sentido de la ley, incluso por encima de la justicia. Le sigue luego, en una trepidante segunda parte, un billar de apariencias y trampas. Un juego de espías que implica intercambio de prisioneros en ese puente berlinés del que habla el título. Un puente y en Berlín, la ciudad donde el Muro marcaba el final de las ilusiones; ese mismo Muro, evocado, poco después, por una mera verja de patio por la que saltan unos chavales felices, como lo debió ser el mismo Spielberg. El puente de los espías está repleto de momentos tan significativos como ese. Momentos que le arrancan a uno un respingo de indignación o una lágrima de compasión, y que dejan al final el profundo convencimiento –el poso– de que podemos ser mejores. ¿Es mentira? No; es la verdad de Spielberg. La elegancia clásica de Steven Spielberg impregna su nuevo trabajo, El Puente de los Espías, un particular thriller judicial y de espionaje sobre la Guerra Fría con absoluta relevancia en el mundo actual. Con Tom Hanks a la cabeza del reparto, la película se encamina a entrar al olimpo de las cintas de Spielberg por su calmada reivindicación de los valores y los principios personales más allá de los juegos políticos. Steven Spielberg y los hermanos Coen a cargo del guión toman la sorprendente decisión de dar el pistoletazo de salida a la película dando protagonismo a un soviético detenido por las autoridades estadounidenses acusado de espionaje. En plena Guerra Fría y condenado por la opinión pública antes de ser juzgado, Rudolf Abel (Mark Rylance) queda en manos del abogado James Donovan (un acertadísimo Tom Hanks), a quien se le encarga el caso solo para probar la eficacia de la justicia estadou-

15


DIRIGIDO POR ...

nidense. Las intrigas, las palabras y las injusticias en uno y otro lado del mundo son los principales adversarios de Donovan, que viaja entre Estados Unidos y el Berlín soviético para mediar en un intercambio de espías entre ambos países en un momento de máxima tensión política. El Puente de los Espías triunfa en un brillante análisis de los errores de ambos bandos, la justicia sesgada y la sociedad inculpatoria de los Estados Unidos de la Guerra Fría y la brutalidad física y la opresión en el lado soviético del Muro. En una película en la que las políticas de ambos lugares yerran, hacer el bien queda en manos de un hombre común al que se le asigna una tarea extraordinaria. Un hombre que elige el camino difícil por mantenerse firme a sus principios, un abogado que arriesga su propia vida por unos ideales que escasean en unas sociedades ahogadas: por el miedo nuclear en un lado y la sospecha entre compatriotas en el otro. La grandeza de El Puente de los Espías reside en su capacidad de contar una realidad poliédrica con una magnífica sencillez y claridad. A pesar de la longitud de su metraje -el único punto que se le podría echar en cara a la película-, el nuevo trabajo de Spielberg luce una narración ligera con varios momentos cómicos perfectamente encajados en una película oscura e indudablemente dramática, que a pesar de todo ni es densa ni pesada. Las interpretaciones, todas ellas sobresalientes -aunque merece mención especial la del secundario Rylance, que llega a eclipsar a Tom Hanks-, cierran el círculo de una cinta muy sólida. Consecuentemente, todo el mundo ha oído hablar ya de El puente de los espías. Lo que no saben es que se van a encontrar con una muy rara película de espionaje. El guion viene firmado por los hermanos Ethan y Joel Coen, pero es muy difícil que alguien lo adivinara si no ha visto los títulos de crédito. Tampoco posee las características del género: negrura, acción continua, turbiedad moral, sangre, venganza, villanos complejos. Ni adopta la invariable postura moral del viejo cine estadounidense en la época de la Guerra Fría describiendo a los espías norteamericanos como ángeles y a los rusos como satánicos. Algo de lo que también prescinden las mejores películas de espionaje de la última década, las espléndidas, complejas, descreídas y trágicas El buen pastor, El topo y Munich, de Spielberg. En El puente de los espías esa profesión la ejerce gente que cree servir a aquello en lo que cree, que hace lo que tiene que ha-

cer. Todos con pavor ante una futura guerra nuclear, intentando poseer más información que el rival, pactando, intercambiando prisioneros, ateniéndose a las reglas de un juego tan turbio y letal. Y en medio de movida tan peligrosa, aparece un hombre muy normal, nada épico, con apariencia de persona de orden, pero con una desarmante firmeza moral, con una determinación y un sentido de la justicia admirables. Es un abogado correoso, ciudadano modélico, buen padre y esposo, al que el departamento de Estado le exige la defensa judicial, para guardar las formas, de un espía ruso cuya sentencia está firmada antes del juicio. Spielberg cuenta muy bien la historia de este hombre bueno y la empatía que se establece entre él y su defendido, exponiéndose a la ira pública contra un norteamericano que defiende a un comunista. Y le seguirán requiriendo como mediador en los intercambios de espías en ese gélido Berlín en el que acaban de levantar el infame Muro. Y la sensatez puede ser mucho más eficaz que los prejuicios.

Como hace el buen cine, El Puente de los Espías se sirve del simbolismo y el poder de la imagen cuando las palabras no son necesarias, y cuando los personajes hablan, dicen exactamente lo que hay que decir. El arranque y el final de esta película son un ejercicio de gran cine, de saber contar, de crear clima, por parte de un director que domina cualquier género. ¿Y quién podría otorgar veracidad y humanidad absolutas a ese señor tan normal? Pues Tom Hanks. Y en el viejo cine, hubiera sido James Stewart. Tal vez el metraje de El puente de los espías esté ligeramente alargado, pero es una buena película. Y que el ya anciano Spielberg no renuncie a su amada vocación. El cine todavía le necesita.►

http://gaceta.es/rocio-manzaneque/critica-puente-los-espias-brillante-primacia-04122015-1830

PUENTES QUE UNEN Y SEPARAN http://www.cinebso.net/2015/12/critica-el-puente-de-los-espias-2015.html/

Como en muchas historias de este calibre, unas simples palabras pueden hacer que nos echemos a temblar: “Basado en hechos reales”. Pese a que los hermanos Coen se encuentren en el equipo de guionistas no se trata de una muestra de ácido sentido del humor equivalente a la de su Fargo. Se trata de un hecho real de verdad de la buena. Sin embargo, hay dos factores fundamentales para conservar la esperanza de no toparnos de bruces con un telefilme de sobremesa. El primero, como ya hemos comentado, la participación de los Coen en el guión siempre es un indicador de calidad. El segundo, contar con un director de la talla de Steven Spielberg para llevar a la pantalla esta historia enmarcada en los albores de la guerra fría. Pese a que, anticipamos, no encontraremos al Spielberg que se vuelca completamente en la historia dejando su impronta genial en cada plano (estamos muy lejos de La lista de Schindler o Munich) sí que ofrece un punto de vista que conecta la historia con algunas de las grandes obsesiones del director: el hombre de la calle enfrentado a una situación que claramente le sobrepasa y la apuesta por la bondad del individuo, capaz de aflorar cuando las cosas pintan peor. De esta forma, toda la trama está sustentada en el personaje interpretado por Tom Hanks, un abogado excelente en su campo

16

(las disputas de seguros) que se ve metido a su pesar en un circo mediático del que le resulta imposible salir. Sobre todo porque atenta contra todos sus principios. Un hombre enfrentado a un sistema que ofrece una cara impoluta mientra que tras la máscara de pulcritud encierra unas entrañas podridas. Todo un héroe heredero de la ingenuidad e integridad Capriana que trabajará para salvar de la picota a un espía ruso que no deja de ser otro hombre íntegro cuyo único pecado es defender unos ideales y unas creencias. Esto es, intentar hacer bien su trabajo (aunque esta rutina diaria sea la de espiar al país rival). Se trata tanto del retrato de una época marcada por el desasosiego y la constante crispación de tener una espada de Damocles con la forma de ojiva nuclear sobre la cabeza como de poner sobre la mesa un hecho indisoluble de todo espacio temporal y geográfico: nosotros, como hombres libres, somos los únicos capaces de decidir sobre nuestros actos y nuestra moralidad; mientras tanto, los entes sociales que están por encima de nosotros (estado, patria, nación), o mejor dicho sus representantes, muchas veces en la creencia de estar en la posesión de la Verdad absoluta, son tan ciegos a las necesidades de su pueblo que confunden paranoia e integrismo con bienestar social. La perenne división entre el blanco y el

CRITICINE


negro sin matiz de ningún tipo. De esta forma, el protagonista se verá de repente mezclado en un huracán de odio e incomprensión por el mero hecho de intentar hacer bien el trabajo que le han encomendado y, sobre todo, el respeto a la vida humana más allá de las fronteras y las ideologías. Un encargo en teoría sencillo (un paripé más bien) que lo acabará llevando a negociar con todos los mecanismos de poder que se confrontan en el nuevo Berlín dividido. Sin embargo, pese a una premisa tan dramática no estamos ante una cinta ni oscura y obsesiva ni, en el otro extremo, sentimentaloide y maniquea. Quien tema encontrarse ante una trama patriotera que se quede tranquilo. Aquí no hay buenos y malos. El punto de vista, de forma realista, es que en todos lados cuecen habas y en un clima de tensión y enfrentamiento la sinrazón abunda en todos los frentes. La única forma de hacerse valer frente a un clima tan arbitrario y tendente al adoctrinamiento y aborregamiento es creer en uno mismo y defender su individualidad y sus valores. Cosa nada fácil cuando los poderes fácticos de toda índole están en tu contra. Por suerte, el protagonista cuenta con sus “superpoderes de abogado” para desarrollar argucias y triquiñuelas mil que le permiten hacerse valer en un terreno tan pantanoso. Bueno, con eso y con unos impagables diálogos “made in Coen” siempre frescos, dinámicos y divertidos. En el lado negativo, Thomas Newman toma el relevo del habitual John Williams con una partitura poco lucida que se empeña en remarcar un sentimentalismo que la película no exige. So-

CRITICINE

bresalen algunos temas más tensos y de aire soviético que, sin embargo, están en minoría frente a los recursos temáticos más maniqueos e insustanciales. No es el camino de hacer olvidar al Maestro, Mr. Newman Pese a la extensa duración (casi dos horas y media) la película no se hace larga y su desarrollo, aunque previsible (al fin y al cabo es un hecho real), mantiene al espectador atento con un innegable sentido lúdico y una tensión ligera pero efectiva y que se mantiene hasta el final. Como hemos comentado, no es uno de esos trabajos donde Spielberg se exprime al máximo pero sí que lleva toda la película con una fluidez envidiable y podemos encontrar diversos momentos en los que el director se suelta de verdad (como el excelente prólogo, la parte del avión espía o toda la escena del puente, exquisitamente rodada) y que no hacen sino constatar que, incluso en un trabajo más alimenticio, este hombre es un grande. Si a eso añadimos unas grandes interpretaciones de Tom Hanks (capaz de llevar todo el peso de la trama sobre las espaldas como quien se da un paseo) y su contrapartida Mark Rylance y un apartado técnico sobresaliente (destacando la detallista ambientación y el siempre genial trabajo de fotografía de Janusz Kaminski), el resultado es un producto más que disfrutable, sin más pretensiones que entretener, que gustará sobre todo a los amantes de la Historia y de los caballeros sin espada. Aunque sea para constatar que no hay mayor recompensa que dejarse caer en la cama al final del día con la conciencia tranquila y la satisfacción del trabajo bien hecho.■

17


ENTREVISTA

Steven Spielberg Hablamos con el Rey Midas de Hollywood sobre su nueva película “El Puente de los Espías” por Mikel Cisneros

http://www.blogdecine.com/entrevistas/el-puente-de-los-espias-hablamos-con-steven-spielberg-y-tom-hanks

Hay mucho diálogo potente en la película, y varios monólogos, ¿se permiten las improvisaciones en el set o sólo vale lo que está escrito en el guion? -Steven Spielberg: Es mucho mejor hacer una película con un guion en el que confías, que salir ahí con un guion que sabes que debes arreglar sobre la marcha. No hay nada que descontrole más una producción que escribir mientras ruedas. He hecho algunas así, sé lo caro que es. No queríamos ni empezar el casting de la película sin tener confianza en el guion. Matt Charman escribió el primer borrador, Joel y Ethan Coen los siguientes, tuvimos un buen guion. Una vez que terminamos ese proceso hicimos un montón de reescritura. En el día a día incluimos cosas que nos inspiraban y quisimos que estuvieran en la película. Tom estuvo leyendo las memorias del verdadero Donovan y añadió pequeños detalles divertidos que se nos habían escapado durante nuestra investigación, para dotar de más autenticidad al personaje. Los Coen añadieron humor.

¿Cómo se produjo la incorporación de los hermanos Coen? No es el tipo de género al que nos tienen acostumbrados. -Spielberg: Al parecer leyeron la noticia de que yo iba a dirigir una película de espías y su agencia nos llamó: “Joel y Ethan siempre han fantaseado con participar en una película de espías, ¿podrían meter mano en el guion?”. Les conocí después de ‘Sangre fácil’ [‘Blood Simple’], cuando estaban empezando, pero no mantengo una relación estrecha con ellos. Nos vimos otra vez por ‘Valor de ley’ [‘True Grit’]. Entraron en mi despacho y me dijeron: “Tienes un libro del que queremos hacer una película”. Yo les dije: “Genial, aquí está el libro”. Firmamos el acuerdo. Me invitaron a visitar unas localizaciones y les dije: “No hace falta, ya veré las tomas”. Nunca hablé con ellos. Me enseñaron la película y les dije: “Genial”. Y ahí terminó todo [risas]. -Tom Hanks: ¡A eso es a lo que yo llamo producir! [risas] -Spielberg: Fue mi producción más divertida [risas]. Pero sólo puedes hacerlo cuando se trata de gente como Joel y Ethan Coen. Y es verdad lo que dicen, uno termina las frases del otro. Respetaron mucho el guion, el trabajo de Charman, su investigación. Hace poco estuvimos en un evento

18

con público respondiendo preguntas tras la proyección, había cientos de personas, y el moderador preguntó: ¿cuántos de vosotros conocíais la historia de Donovan? Y sólo una decena de manos se alzaron. Nos inspiró a todos poder abordar algo así, donde podemos aprender algo. Precisamente eso iba a preguntar, no es una historia muy conocida, ¿cuáles fueron vuestras fuentes principales? -Hanks: Donovan escribió bastante sobre su carrera. Escribió un enorme libro sobre su defensa de Rudolf Abel. Del cual sólo leí partes. Y escribió sobre sus seis días en Berlín y los espías. De ahí saqué bastantes cosas. Por ejemplo, el resfriado. Le dije a Spielberg que pilló un resfriado salvaje en Berlín y me respondió: ¡Eso es genial! Podemos hacer que se vayan pasando el resfriado. El retrato general viene de la dirección y el guion, creo que mi trabajo es rellenar con los todos los posibles pequeños elementos humanos que no requieren la necesidad de ser escritos. Lo único en ese sentido fue que Donovan estuvo retenido en la frontera alemana, durante cuatro o cinco horas. Estuvo solo en una oficina durante todo ese tiempo. Y vio unos planfetos escritos en francés, inglés, español, italiano... sobre la gloriosa vida de los trabajadores en el paraíso de la Alemania comunista [risas]. Y por eso tengo la copia en inglés delante de mi cara en la película. Se trata de eso, añadir pequeños y rápidos elementos, fue una conversación divertida con el departamento artístico. Rellenas momentos como ése. Pero todo vino del propio Donovan. Es interesante ver la construcción del muro de Berlín. ¿Por qué decidisteis incluirlo? -Spielberg: El muro era parte de la película. Su destrucción. Porque es parte de la historia. Es parte de los hechos reales cuando Donovan llega allí, después de que la CIA le pida dejar el sector privado y usar sus habilidades diplomáticas para ayudar en la negociación, y nuestro gobierno permanecería entre las sombras, en este intercambio con los soviéticos. El muro iba a estar ahí. Así que evaluamos esa oportunidad porque la mayoría de las películas simplemente muestran cómo cae el muro o que ha existido, así que teníamos la oportunidad de recrear su creación. Y ese pánico de última hora, de saltar por la ventana, antes de que la ciudad quedara dividida en dos.►

CRITICINE


“Es mucho mejor hacer una película con un guion en el que confías, que salir ahí con un guion que sabes que debes arreglar sobre lamejor marcha.” “Es mucho hacer una película con un guion en el que confías, que salir ahí con un guion que sabes que debes arreglar sobre la marcha.”

CRITICINE

19


ENTREVISTA A SPIELBERG

‘El puente de los espías’ es muy tensa, sientes el peligro, pero apenas hay muertes. ¿Por qué apostó por este enfoque? -Spielberg: Es lo que me atrajo del proyecto. Casi no hay disparos. Todas las balas están en las palabras. Toda la acción está en las conversaciones. Todo el suspense está en los esfuerzos diplomáticos, en no dejar a nadie detrás. Todo esto me interesó. Además, una de mis películas favoritas es ‘El tercer hombre’. No va de disparar a nadie. La intriga está en las sombras, en no ver lo que te espera en la siguiente esquina. Esto fue muy importante para todos, desde el primer guion. Y los hermanos Coen dejaron puntos muertos en la historia para que el espectador no sepa qué va a pasar a continuación. Hicieron pequeños arreglos en la estructura para hacer todo más misterioso. Para mí... no sé, creo como director ya eliminé de mi sistema toda necesidad posible de tiroteo con ‘Salvar al soldado Ryan’ [risas]. Dios mío, cuánta gente moría en esa película... Soy muy feliz de poder encontrar historias que me atrapan. Y los mejores relatos están en nuestra Historia. Las mejores historias están los capítulos que nuestros padres tuvieron que vivir, los capítulos que estamos viviendo... Tienes que sacar lo que merece la pena y verlo con perspectiva. Eso es lo más importante. ¿Cómo es vuestra relación en el set? -Spielberg: Pues como ahora [risas]. Es informal. No nos ponemos tensos entre nosotros. Quizá haya algún día duro, físicamente, para ambos, pero nos lo ponemos fácil el uno al otro, y a menudo, muy a menudo, estamos de acuerdo en todo. El mejor ejemplo es cuando estábamos rodando ‘Salvar al soldado Ryan’. Estaba preocupado por la cantidad de diálogos que había en el desembarco de la playa, era un problema desde un punto de vista logístico. Una noche, al segundo o tercer día de rodaje, comencé a tachar diálogos. A la mañana siguiente fui al set y me dirigí directamente a Tom, que acababa de salir del vestuario, ya caracterizado como el Capitán Miller, y le dije: “Tenemos que hablar. Hace viento, tenemos que recortar lo que dices”. Se llevó la mano a la mochila y sacó el guion, que por cierto siempre llevaba encima, en la cartera, si os fijais en la película veréis el guion entre sus pertenencias [risas]. Sacó las páginas del día, me las enseñó y había tachado las mismas frases que yo. Exactamente las mismas. -Hanks: Y le pregunté “¿qué vamos a hacer en lugar de decir todos estos diálogos?” y me respondió: “Bueno, di lo que quieras, pero vais a tener que ir hacia delante entre explosiones” [risas]. Como actor, llegas completamente preparado para cualquier dirección que puedas imaginar, no es sólo saberte los diálogos, es sobre la intención que hay detrás de todo. Estar listo para cualquier circunstancia que pueda ocurrir, para cosas que no pasan hasta que empezamos a rodar la escena, y ver si las incorporamos o no. Porque, ya sabes, hay gente que llega al set con las gafas de sol puestas en plan... [cruza las piernas, simula que tiene un guion entre manos, pasando las páginas nerviosamente y mirando a todas direcciones] ¿Qué hacemos hoy? ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos por la escena 16? ¿Hacemos la escena 16? ¿Qué hacemos?... Y piensas: oh, mierda. Pasa a menudo, os sorprendería, tienes que estar listo para lo que sea. ¿Cómo detectas una buena historia? ¿Una buena película? -Spielberg: No me corresponde a mí decir si he hecho una buena película, os corresponde a vosotros. Simplemente amo contar historias. Todo tipo de historias diferentes que no tienen relación con mi vida, me gusta implicarme en historias totalmente extrañas a mí, hasta que me meto en su ADN y entonces las entiendo mejor para contarlas con autenticidad. No hay una razón para dedicarme a esto. Hay muchas cosas que podría hacer en mi vida, en lugar de esto. Desafortunadamente, no se me ocurre ninguna [risas]. Hasta que no averigue si soy mejor haciendo otra cosa, seguiré contando historias. Dependerá del público aceptarlas o rechazarlas. Lo único raro de todo esto es encontrarse con el público. Y si el público no conecta en absoluto, siempre puedes decir: bueno, a mí me gusta.

20

-Tom Hanks: Debe ser algo que te fascine. Tan simple como eso. Hay muchas razones para hacer una película. Besar una chica... [risas] Pero si es no es algo que te fascina, es una pérdida de tiempo, ¿qué sentido tiene? Debe ser algo sobre el comportamiento humano, que reconoces, y debe tener un tema que te honre. Ya sabes, algo como, ¿por qué pasan cosas malas a gente buena? Y en algún punto debes reconocer si es real o no. Me gusta ir al cine y siempre me pregunto: ¿qué haría yo en las mismas circunstancias? Ésas son las mejores películas que puedes hacer. Las otras, ya sabes... A fin de cuentas sabes que James Bond no va a morir.

Quieres poder reconocer algunos aspectos de ti mismo en la pantalla, y no eres James Bond. Después de tanto tiempo haciendo películas, me pregunto si acudís al set sin inseguridades, sin dudas. -Hanks: [mirando a Spielberg] ¿No sería genial? -Spielberg: Me encantaría hacer una película sin tener dudas sobre nada. Creo que eso es lo que nos une a todos. Nunca has terminado de pintar. Nunca dejas de añadir algo en alguna parte y siempre deseas tener un par de semanas más. Por eso no puedo ver mis películas. Hay muy pocas que puedo ver. Quizá seis. ¿Cuáles? -Hanks: No le preguntes eso [risas]. -Spielberg: Siempre veo algo que no tuve tiempo de hacer. O el tiempo y la madurez me permiten ver cosas diferentes, estar más informado, saber más que antes... A todos nos pasa lo mismo. Y aquí mi consejo: sentirte bien sabiendo que has terminado de contar la historia perfecta, es lo que te va a hacer seguir contándolas, una y otra vez. Cuando en mi interior sepa que lo he hecho realmente bien, y esté satisfecho, entonces podré tomarme vacaciones el resto de mi vida [risas]. Nunca estoy satisfecho. Y ésa es una buena sensación. ¿Y Tom, está satisfecho? -Hanks: ¡Nunca! Cuando emiten algo mío en HBO acudo rápidamente al mando a distancia. No soporto verme. Porque nunca cambia. Nunca desaparecen sus errores, los arrepentimientos... Desde la primera proyección, piensas “¿De verdad me veo así? ¿De verdad sueno así? ¿En qué estaba pensando cuando hice eso?” [risas]. No sacas nada de examinarte una y otra vez. Estás contento de poder hacer películas, pero tu trabajo está conservado en ámbar y no hay nada que puedas hacer. Salvo quitarlas y ver cualquier otra cosa. Hay una cosa que me hace desconfiar siempre de los directores, cuando vuelven de ver las tomas diarias; les preguntas cómo han salido y te sueltan: “LAS TOMAS FUERON FAN-TÁS-TI-CAS” [risas]. Cuando un director me dice eso, sé que la película va a ser un desastre [risas]. Cuando preguntas y el director dice “No sé, estaban bien, vamos a esperar a montarlas...”, eso es lo que quieres oír. Porque cuando están tan seguros de todo, de que son ¡GENIOS!... Huye. Huye, porque va a ser un desastre. Steven, hemos oído muchos rumores sobre ‘Indiana Jones 5’, ¿la veremos realmente algún día contigo y Harrison Ford? -Spielberg: Eso espero. Sí, me encantaría. Hanks está rodando ‘Sully’, su primera colaboración con Clint Eastwood (de ahí el pelo blanco y el bigote). ¿Qué diferencia destacarías respecto a trabajar con Spielberg? -Hanks: Hay una cosa. Los dos están muy calmados, porque han hecho esto millones de veces. En las películas de Steven, cuando vas a rodar, todo el mundo, ya sea de peluquería o de efectos visuales, tienen que estar callados. ¡RODANDO!

CRITICINE


¡ESTAMOS RODANDO! ¡TODO EL MUNDO! ¡ESTAMOS RODANDO! ¡LA CÁMARA ESTÁ RODANDO! Eso por todas partes. Todo el mundo sabe que se está rodando. Cuando oyes eso todos somos como caballos de carrera. A Clint Eastwood no le gusta esto. Sólo ves a un puñado de personas haciendo esto: [alza un dedo y hace movimientos circulares]. No hay ruidos, no hay locura, no hay gritos. Sólo esto [repite el movimiento] y entonces Clint dice así: [susurrando] “Ok, adelante”.

tonces. Mi compañía ha producido cuatro o cinco películas suyas, y he estado en sus sets. Cuando está contento con una toma, después de tres o cuatro intentos, no dice “corten, a positivar”, dice: “Ya está bien por esta noche”. Y se va. [risas]”■

-Spielberg: Le he producido varias películas. Le conocí en el 73, yo había visto ‘Escalofrío en la noche’ [‘Play Misty for Me’], y él estaba empezando a dirigir. Somos amigos desde enSpielberg y Hanks, tandem perfecto..

“Los hermanos Coen dejaron puntos muertos en la historia para que el espectador no sepa qué va a pasar a continuación.”

CRITICINE

21


22

CRITICINE


CRITICINE

23


Otros Estrenos Oscars con polémica por Mikel Cisneros http://elpais.com/elpais/2016/01/21/estilo/1453388512_003919.html

E

l actor Will Smith se une al boicot a los Oscar que comenzaron su mujer, Jada Pinkett, y el director Spike Lee, por la falta de diversidad racial entre los nominados a los premios de este año. Por eso, Smith ha declarado este jueves que él tampoco asistirá a la ceremonia del próximo 28 de febrero. “En este momento, nos sentimos incómodos asistiendo a la gala y asumiendo así que la falta de diversidad está bien”, ha explicado el actor esta mañana en el programa Good Morning America. “Si no somos parte de la solución, es que estamos siendo parte del problema”. Los 20 actores y actrices nominados a las cuatro categorías más importantes son todos blancos, por segundo año consecutivo. El martes pasado, Jada Pinkett y Spike Lee denunciaron la situación a través de sus redes sociales y comunicaron que no asistirían al evento. Después de ellos, otros cineastas se han pronunciado al respecto. Lupita Nyong’o, que recibió el Óscar en 2014 por Doce años de esclavitud, se ha mostrado decepcionada con la situación, aunque no ha especificado si acudirá o no a la ceremonia. George Clooney considera que la Academia puede mejorar y Whoopi Goldberg se ha declarado en contra del boicot. La Academia de Hollywood tampoco tardó en reaccionar. La

presidenta, Cheryl Boone Isaacs, declaró ese mismo martes que se sentía “afligida y frustrada por la falta de inclusión”. Y añadió: “Es un tema de conversación difícil pero importante, y es hora de que haya grandes cambios” El propio Will Smith se ha quedado fuera de la nominación por su interpretación en Concussion. Precisamente por esto, la reacción de su mujer ha sido cuestionada. Janet Hubert, una de las actrices que trabajó con Will Smith en el Píncipe de Bel Air, declaró: “Sólo lo hace porque su marido no ha conseguido una nominación”. Otros actores negros partían también con opciones, pero ninguno ha conseguido entrar en la lista de nominados: Michael B. Jordan, por Creed; Idris Elba, por Beasts of No Nation; y Samuel L. Jackson, por The Hateful Eight. Will Smith no culpa solo a la Academia. Según ha declarado esta mañana, “las nominaciones reflejan a la Academia, la Academia refleja la industria... y la industria refleja América. Este problema va mucho más allá”. Además, según el actor, el 84% de los miembros de la Academia son caucásicos y el 77% son hombres, “es muy complicado conseguir diversidad de un grupo de personas tan homogéneo”, ha explicado.

Will Smith indignado por la decisión de la Academia

“Este problema va mucho más allá”

24

CRITICINE


LOS ODIOSOS OCHO

LA JUVENTUD

Dir.: Quentin Tarantino

Dir.: Paolo Sorrentino

Reparto: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Demián Bichir, Walton Goggins, Tim Roth, Bruce Dern, Michael Madsen y Channing Tatum

Reparto: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda, Tom Lipinski, Poppy Corby-Tuech, Emilia Jones, Mark Kozelek, Rebecca Calder, Anabel Kutay, Ian Keir Attard, Roly Serrano

Esta es la octava película de Quentin Tarantino. Es una película de Tarantino. Lo dice uno de los créditos iniciales (The 8th film by Quentin Tarantino), lo dice cada plano y lo subraya el propio director con una ingeniosa decisión narrativa que toma avanzada la acción. Cuestionársela por ser más de lo mismo no tiene mucho sentido. Como tampoco lo tiene desglosar, a estas alturas, sus constantes o lanzarse a un quién es quién de referencias. Claro que es más de lo mismo, pero no porque Tarantino no sepa hacer más. Su evolución como autor no pasa por la ruptura, sino por la perfección de sus constantes. Y en ‘Los Odiosos Ocho’ las lleva a la excelencia. Tarantino arranca en exteriores y en movimiento su western de cámara. Recoge a sus personajes principales en una diligencia que avanza entre la nieve. Es una decisión preciosa llena de significado. Si subes, estás en sus manos. El cineasta encierra a estos y a otros personajes en una parada para diligencias, y los convierte en los interrogantes de un magistral misterio a puerta cerrada. Todo es perfecto en ese espacio acotado: el diseño de personajes (ni uno solo es predecible, y agitan de forma interesantísima los clichés del género), la coreografía interna de los planos, la puesta en escena y la ejecución del enigma. Y llegamos a la madre del cordero: ¿Aporta algo el rodar en celuloide de 70mm y usar lentes anamórficas (usadas por última vez en Khartoum hace unos 50 años), o simplemente estamos ante el capricho de un ego enorme? Para explicarlo en pocas palabras, el ancho del fotograma pasa de 35 a 65mm, más cinco adicionales para meter el sonido estéreo, en este caso DTS, lo cual permite una amplitud de plano realmente espectacular, que combinado con el uso de las citadas lentes proveen a la imagen de una belleza y nitidez maravillosas. Y dejadme deciros sin lugar a dudas que la diferencia es un mundo. Para más inri y evitar las críticas fáciles de que el formato ultapanorámico solo vale para impresionar con paisajes, el cabronazo de Quentin elige rodar de esta manera un film que se desarrolla en un 80% en una única localización interior no excesivamente grande. Esto no impide que las panorámicas externas quiten el hipo y que la luminosidad y el detalle que aportan hiciesen que en más de un momento los pelos se me pusiesen como escarpias, pero es en interiores, donde Tarantino presenta su caso para la elección del formato (hacerlo en un film mega-espectacular con batallas multitudinarias habría sido demasiado fácil para él). En condiciones normales, una película de suspense que pasa en el interior de una cabaña tendería a usar como recurso la sensación de claustrofobia que conlleva, ¿no?

Que la limitada acción de la nueva y esperada película de Paolo Sorrentino se traslade en sus compases finales a Venecia no es en absoluto casual. La bella, decadente y condenada ciudad del agua se adapta no sólo a la mecánica del cine del italiano, adicto a los testamentos melancólicos, sino que supone el perfecto colofón a la trayectoria de su nueva creación, el veterano compositor Fred Ballinger que interpreta Michael Caine. La Juventud, gran decepción en Cannes y triunfadora incontestable de los Premios del Cine Europeo, narra el retiro de este padre desapegado, persona apática y artista en constante riña consigo mismo, antes de su decisión final, de ese último gran concierto que toda narración destinada a explicar el problema vital nos aconseja concedernos. Antes, asistimos a sus vacaciones en un lujoso balneario alpino en compañía de su buen amigo Mick (Harvey Keitel), un prestigioso director de cine dispuesto también a filmar su despedida artística. Un balneario que, lo han adivinado, tiene tanto de lugar real como de espacio mental, escenario de una confesión donde abundan los fantasmas y que Sorrentino rueda combinando secciones de imágenes oníricas con otras de una narrativa más evidente. Lo bueno es que pese a la pomposidad del invento, Sorrentino no da la impresión de ser un completo snob. Su visión del arte es trascendente, pero sus imágenes de manierista soledad al final siempre desembocan en la búsqueda de lo simple, lo hermoso, de una paz espiritual que parece requisito indispensable para huir de la oscuridad. De modo que el lujo y la decadencia que impregna los fotogramas de La juventud, o sus apuntes sobre arte popular y otro más elevado (materializados, por ejemplo, en ese grupo de pintorescos guionistas) no se quedan en la ironía, en el golpe de humor, sino que buscan ante todo resultar conmovedores. Salvar o no La Juventud por sus buenas intenciones y su búsqueda de algo tan puro como el sentimiento es cuestión de cada cual, pero en ausencia de la solidez de La Gran Belleza, película discutible donde las haya, es lo único que podemos hacer. Lo que es incuestionable es que la película sabe cobrar vida en el momento más oportuno e inesperado gracias a esa capacidad de Sorrentino, y sobre todo a la infinita y oceánica mirada de Michael Caine, un actor a quien los años no han hecho sino aportar más y más profundidad. Es el británico –eso sí, bien acompañado del resto del reparto- quien que al final suma el componente humano a una construcción estética que sin él resultaría indigesta. La Juventud: ese digno testamento cinematográfico que el personaje de Keitel se afana en rodar, esta vez se le resiste a Sorrentino.

http://www.lashorasperdidas.com/index.php/2016/01/19/los-odiosos-ocho-roadshow-70mm-ultrapanavision/

http://www.libertaddigital.com/cultura/cine/2016-01-21/juan-manuel-gonzalez-critica-la-juventud-youth-con-michael-caine-y-harvey-keitel-77897/

CRITICINE

25


OTROS ESTRENOS

LA GRAN APUESTA

LA CHICA DANESA

Dir.: Adam Mckay

Dir.: Tom Hooper

Reparto: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, Brad Pitt

Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Matthias Schoenaerts, Sebastian Koch, Ben Whishaw.

Basada en un libro homónimo escrito por Michael Lewis, la película mezcla con fluidez elementos de comedia negra y drama para ofrecernos un largometraje que denuncia la responsabilidad de los bancos y las agencias de calificación en el debacle económico que comenzó a finales de la primera década del siglo XXI y cuyas consecuencias todavía seguimos sufriendo en el segundo decenio del milenio El largometraje entrecruza las historias de aquellos que supieron atisbar el desastre y, en muchos casos, incluso llegaron a sacar provecho de ella apostando precisamente contra aquellos productos financieros que habían propiciado la creación de una artificiosa prosperidad e iban a ser los responsables de su destrucción. La Gran Apuesta deja patente la ceguera de una sociedad demasiado preocupada en disfrutar de una riqueza que tenía los pies de barro y unos organismos reguladores que no supieron o no quisieron predecir el desastre que se avecinaba. No obstante, los grandes villanos del filme son las entidades financieras y todos aquellos que se lucraron a costa de la gente normal que se endeudaba con sus hipotecas y compraban productos bancarios de alto riesgo sin saber demasiado qué estaban haciendo realmente. Curiosamente, la mayoría de los artífices de la hecatombe salieron relativamente indemnes de la situación, como muy bien muestra McKay, y fueron las clases bajas y medias las que acabaron pagando los platos rotos. Sin embargo, gran parte de los protagonistas de La gran apuesta distan de ser unos héroes inmaculados. Algunos de ellos no dudaron en lucrarse con el desastre y otros intentaron tímidamente denunciar la situación que desembocaría en una crisis, aunque no contaron con el apoyo de los periodistas influyentes, que parecían poco dispuestos a fastidiar la gran fiesta que los países desarrollados vivían en los primeros años del siglo. Quizá el gran hándicap de la propuesta sea la jerga financiera que puede dificultar la comprensión de algunos instantes. Es cierto, no obstante, que la cinta se detiene a explicar ciertos términos de manera sencilla y divertida al público no familiarizado con el vocabulario económico.. En resumen, el filme dirigido por McKay se convierte en uno de los largometrajes esenciales para entender la crisis que se inició en 2008, junto con Margin Call, que mostraba el debacle desde un banco de inversión, y el documental Inside Job. La gran apuesta es una más que notable película que se beneficia de una dinámica puesta en escena y un acertado montaje.

Da la impresión de que Tom Hooper (El discurso del rey, Los Miserables...) le ha tomado el gusto a la estética clasicista. Me explico, tras ser galardonado por El discurso del rey pasó a dirigir la adaptación musical de Los Miserables y ahí ya dio entre el amplio elenco un papel a un Eddie Redmayne que aún no había llegado a ser reconocido. El destino quiso que Redmayne el pasado año se alzara con el Oscar a mejor actor principal por su papel en La Teoría del todo. Pero lo que ya se evidenciaba en el manejo realizador de Hooper es una tendencia a dar la plasticidad justa a sus películas. Termina siendo más importante el mensaje que trata de transmitir que su nivel fílmico, demasiado academicista y sobrio. Eficaz, también. Emotivo, no tanto. Redmayne, quién ya cuenta con un Oscar por emular al pensador y físico Stephen Hawking, repite nominación con La chica danesa, volviendo a recrear la vida un personaje que existió, aunque mucho menos conocido: el pintor Einar Wegener que terminó siendo Lili Elbe, el primer transexual que decidió acometer una operación de cambio de sexo. Si bien Eddie Redmayne vuelve a ofrecer un puñado de muecas y acciones posturales creíbles, logrando un buen papel como Einar y Lili, despojándose de una personalidad masculina encerrada en un cuerpo femenino, la sorpresa más positiva de la película es Alicia Vikander, quien ejerce de sufridora mujer enamorada de su marido aún sabiendo que poco a poco le iba perdiendo física y emocionalmente. Gerda Waud, que así se llamaba su personaje, vivió la dureza de la transformación en segundo plano pero fue testigo directísimo del acontecimiento en unos tiempos (los años 20 del siglo XX), donde se tomaba por enfermas mentales a las personas transgénero. En la película, Hooper ha actuado con bisturí de cirujano para ofrecer una película académica, correctísima, lineal, formalmente aceptable y de algunas secuencias bellas... pero fría y distante. El guión de Lucinda Coxon, que se basa en la novela homónima de David Ebershoff, no se adentra en tormentos oscuros. Hooper rueda un melodrama con una estética visual muy académica, sabiendo que cuenta con dos actores de muy notables interpretaciones, pero la plasticidad total carece de sentimiento alguno. Así, en La chica danesa hay dos intérpretes que hacen un trabajo majestuoso (Vikander y Redmayne) pero no se ve un solo momento de riesgo por parte del director, ni en la forma de enfocar la historia ni en su técnica de realización.

http://www.cineralia.com/2016/01/23/critica-de-la-gran-apuesta/

http://es.ign.com/movies/99297/news/critica-de-la-chica-danesa

26

CRITICINE


EL RENACIDO

EL HIJO SE SAÚL

Dir.: Alejandro González Iñárritu

Dir.: László Nemes

Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson

Reparto: Géza Röhrig, Levente Molnár, Urs Rechn, Sándor Zsótér, Todd Charmont, Björn Freiberg, Uwe Lauer, Attila Fritz, Kamil Dobrowolski, Christian Harting

Hugh Glass es herido de muerte tras el ataque de un oso. Sus compañeros de expedición, huyendo de los indios, lo dejan junto a dos compañeros, pero éstos lo acaban abandonando a su merced creyendo que no sobrevivirá. Tras haber ganado el Oscar, Iñárritu sigue en estado puro y se pone manos a la obra para The Revenant, una cinta que estuvo anteriormente en manos de Park Chan-wook o John Hillcoat y que se basa en la novela de Michael Punke que a su vez se basa en un hecho histórico real, por lo que la cinta está basada en hechos verídicos. Sin embargo, Iñárritu, un hombre ingenioso y un director sorprendente por sus historias y la forma en que nos las narra ésta vez se ha dado de narices al resultar su cinta un remake, aunque él no lo sepa o no quiera reconocerlo. Si bien es cierto que podría agarrarse al hecho de que la novela de Punke es reciente y se basa “exclusivamente en ella”, la obra no es más que una redacción en formato narrativo sobre la interesante trayectoria de Hugh Glass, un trampero dedicado a la peletería. A ésto hay que añadirle ciertos aderezos del director en el guion para adornar, como la breve historia del hijo. Sin embargo, todo sale rana cuando nos damos cuenta que ésto ya lo hemos visto antes. En el año 1971, Richard C. Sarafian realizó El hombre de una tierra salvaje (Man in the Wilderness), protagonizada por Richard Harris. Esa cinta, que altera algún que otro nombre pero guardan ligeros parecidos, es exactamente igual a la que nos cuenta Iñárritu porque se basan en el mismo hecho histórico, así que podemos decir claramente que por primera vez, el director de Birdman ha realizado un remake. Luego está la ambientación que se engrandece por la magnífica fotografía del siempre excelente Emmanuel Lubezki, quien logra meternos en aquellos parajes nevados como si fuésemos uno más. Y sobre crudeza y realismo, El renacido va sobrada. No hay más que ver la intensa y emocionante escena del ataque del oso, que es la que parte realmente en la trama de la obra. Ese ataque desgarrador nos dejará sin aliento -aunque el oso sea digitalizado, digan lo que digan las malas lenguas, pero un excelente CGI a su favor- y por supuesto, DiCaprio sabe cómo rendir para influir en el espectador realizando una magnífica actuación de ahogo, odio y venganza donde lo pasa mal, muy mal, tan sumamente mal que aquí se tendría que llamar “el pupas”. Su Antagonista es Fitzgerald, interpretado por otro peso pesado del cine actual, Tom Hardy. Nos brinda un papel intenso de rebeldía al ser una persona interesada en el ámbito monetario dispuesto de dejar de lado a los demás o incluso matar.

Centrándonos en la categoría de mejor película de habla no inglesa, ‘El hijo de Saúl’ (Saul fia) lleva varios meses siendo la gran favorita, algo que ha ido a más tras hacerse hace bien poco con el Globo de Oro en esa misma categoría. El impacto de la ópera prima del húngaro László Nemes es indiscutible, y será a partir de este próximo viernes 15 de enero cuando los espectadores españoles puedan vivir por sí mismos una obra imprescindible y asfixiante que dudo mucho que pueda dejar indiferente a nadie. El cine nos ha contado tantas veces el infierno que fue la II Guerra Mundial que resulta complicado concebir la posibilidad de que alguna película pueda ofrecernos un punto de vista realmente original al respecto. En el caso de ‘El hijo de Saúl’ es cierto que Nemes, también guionista de la cinta junto a Clara Royer, a nivel argumental no difiere en demasía de otros muchos títulos, pero sí que ofrece interesantes variaciones en la aproximación formal de Nemes que intensifica lo que sucede, tanto lo que vemos como lo que queda claro que está sucediendo fuera de pantalla. Son dos las grandes decisiones de Nemes para conseguir una continua sensación de agobio: La utilización del formato de pantalla 1.33:1, es decir, con la imagen cuadrada, limitando así la cantidad de imagen que el espectador de nuestro tiempo está habituado a ver, y la dictadura de los planos cerrados, optándose por los primeros planos siempre que resulta acorde a la decisión estilística de Nemes de echar mano de forma constante de la cámara en mano, creando un punto de vista constante sin que pertenezca realmente a ningún personaje. Ese cierre en lo referente a la información que enseñe al público se realza de forma brillante con la información fuera de campo y con la utilización de sonidos que dejan claro lo que no vemos. Sin embargo, lo realmente llamativo es que todo ayuda a crear una extraña intimidad que nos ayuda a entender mejor la odisea emocional que está viviendo su protagonista sin hacer por ello de menos las trágicas experiencias de sus compañeros de campo de concentración. Se consigue así al mismo tiempo transmitir el horror individual y el colectivo, reforzándose ambos entre sí. En definitiva, ‘El hijo de Saúl’ es una película asfixiante y sobrecogedora con cuya apuesta formal simplemente conectas o no. Además, nada se deja al azar y ofrece un punto de vista diferente sobre un hecho histórico ya muy manoseado. Eso sí, no es una obra cómoda de ver, algo que os recomiendo tener muy en cuenta antes de proceder a su visionado.

http://www.cinebso.net/2015/12/critica-el-renacido-revenant-2015. html

http://www.blogdecine.com/criticas/el-hijo-de-saul-asfixiante

CRITICINE

27


28

CRITICINE


CRITICINE

29


SERIES EN TV “NARCOS”

La nueva y adictiva serie que triunfa en Netflix

por Mikel Cisneros

U

na vez más, Netflix, presenta una serie original, de esas hechas en casa que nos han apantallado y hecho fans de ellas durante los últimos años. En este 2015, y con el fall season en puerta, las propuestas se han diversificado de tal forma que son una alternativa de gran calidad. Con estos pasos firmes, recién se estrenó ‘Narcos’, una serie basada en la vida de Pablo Escobar, el archifamoso narcotraficante colombiano que levantó su emporio en los 70’s y extendió su poder más de una década, con un saldo tras su muerte en 1993 de miles de muertes, víctimas de terrorismo y un sin fin de problemáticas en casi todos los aspectos sociales.

La primera temporada de ‘Narcos’ consta de diez capítulos Este difícil tema es puesto en escena por un gran equipo de Netflix y un cast, que aunque destaca, tiene algunos peros que expondremos un poco más adelante. Los diez capítulos que conforman esta primera temporada son, como es costumbre en las series originales de este servicio de streaming, de una gran calidad. Cada uno ligado de tal forma que resulta adictiva, quepa la ironía. Si hay algo que agradecer en ‘Narcos’ es la agilidad con la que cuenta su historia; cabe señalar que no da tregua, paso a paso nos deja ese desagradable (y por tanto imposible de dejar de ver) sabor de boca. Además está lo siguiente: como nunca antes la realidad supera la ficción. Y es que sería imposible exponer todos los hechos que hicieron de Pablo Escobar un personaje tan morbosamente atrayente para la ficción, sin embargo, esta siempre se quedará corta ante los terribles actos de este hombre. ¿Qué hace diferente a ‘Narcos’ de Netflix luego de la exitosa, y muy reciente, serie colombiana ‘Pablo Escobar: el Patrón del Mal’? En primer lugar que ‘Narcos’ está contada como una serie policíaca clásica, es decir, con un narrador

30

http://hipertextual.com/2015/09/narcos-serie-netflix

omnipresente y omnisciente que escuchamos en voz en off durante los capítulos. Este narrador es Steve Murphy, interpretado por Boyd Holbrook, quien hace el rol de un agente de la DEA al que su encuentro con Pablo Escobar “le cambia la vida”. También, que ‘Narcos’ por estar contada de forma vertiginosa con el eje y genial recurso narrativo del agente Murphy, Escobar luce lejano, fuera del alcance, al que siempre le vamos pisando los talones, lo que la hace tensa y adictiva, (sí, que vuelva a caber la ironía); cosa distinta en la otra serie que está contada a través del personaje del propio Escobar. Cómo decía líneas arriba, aunque el cast es muy interesante tiene un gran inconveniente en general, y no es que los actores no gusten, de hecho hacen un gran trabajo, desde Wagner Moura, quien interpreta al capo, como Pedro Pascal que hace de la contraparte del agente de la DEA, eje de la narración, Javier Peña o los demás artistas como: Juan Pablo Raba, Maurice Compte, Joanna Christie, Ana de la Reguera y Bruno Bichir, entre otros. Es el acento, sí, el acento colombiano que no es consistente, sobre todo en Moura, que lo delata su origen brasileño. Es constante notar, aunque no seas colombiano, que algo en este sentido no resulta convincente y este delicado punto, por momentos te saca de las intensas escenas por los acentos mezclados, evidentes y forzados. Eso sí, el acierto es la narración, la presentación de escenas originales, el cuadro completo de la política mundial, la posición de Estados Unidos y su cuchara metida a fondo en América Latina, el gran problema de salud con el consumo de la cocaína, la escalada de violencia que no ha dejado de asolar a los países productores y consumidores de drogas. En fin, es un abanico, una puerta abierta a conocer la intrincada historia del continente Americano. ‘Narcos’ no se queda corta, es crítica en todas direcciones, no crea un antihéroe, ni un monstruo, ni coloca al poderoso país del norte como el

salvador, es una pincelada de la realidad que, como dijimos antes, supera a la ficción, y por esto, desoladora, terrible, que no podremos dejar de ver hasta el final. Además de unos escenarios bien trabajados, atmósferas y estéticas de la época, así como la genial música que acompaña a cada capítulo. Lo único que queda por decir es que si bien ‘Narcos’ se une a la fila de las series originales de Neftlix con todos los atributos que merece, es que me queda un desasosiego encontrado y lo digo a título personal. Desasosiego porque no negaré la calidad de la serie, ni lo buena que puede ser, pero sí me rehúso a que Latinoamérica y drogas y violencia sean sinónimos. Que se escarbe una y otra vez este tema sin que los latinoamericanos podamos sacudirnos este delicado estigma. Sé bien que es una serie pero sería muy iluso creer que lo que se expone en la pantalla no afecta los conceptos que podemos tener de personas, países y lugares que no conocemos. En fin, fuera de esto, veamos que tal le va a esta primera entrega y sobre todo: comparte en comentarios que te va pareciendo o te ha parecido ‘Narcos’.■

“Narcos” camino ya a su segunda temporada

CRITICINE


CRITICINE RECOMIENDA por Mikel Cisneros

M

ad Max, salvajes de la autopista’ (‘Mad Max’, George Miller, 1979) es el comienzo del mito, lo que hoy día se llamaría Mad Max Begins, una lección de cine, sobre todo de montaje y planificación, con secuencias tan inquietantes como la de Max yendo a por su coche en el aparcamiento, desapareciendo cual fantasma, y apareciendo, sin cortar plano, conduciendo su coche convertido ya en Mad (loco) por la muerte de sus seres queridos. ‘Mad Max, el guerrero de la carretera’ (‘Mad Max 2’, George Miller, 1981) es el punto álgido de la saga, un cuento de aventuras en el que la figura de Max, con un Mel Gibson pletórico, alcanza la dimensión de leyenda, marcando así lo que será el personaje en futuras entregas, incluida la que acaba de estrenar. ‘Mad Max, más allá de la cúpula del trueno’ (‘Mad Max Beyond Thunderdome’, George Miller & George Ogilvie, 1985) es la cesión al Hollywood más comercial de los ochenta –esos guiños a las sagas Star Wars e Indiana Jones y toda la trama de los niños−, pero no tan desdeñable como se cree, con ideas muy estimulantes y escenas de acción impecables. Con la cuarta entrega como uno de los proyectos más “alargados” desde el germen del mismo, Miller ha regresado por la puerta grande a reinar, sin ningún tipo de duda, entre tanto y tanto blockbuster que ahora se cuece en Hollywood. Tras sus escarceos con el cine de animación – de los cuales, la magnífica ‘Happy Feet’ (id, 2006) tiene muchos elementos de la presente saga; tal y como propone el experto en Miller Álvaro Pita, es otra película de Mad Max pero con pingüinos−, y en medio de una vorágine excesiva de filigranas millonarias filmadas sin demasiado sentido de la puesta en escena, Miller da un puñetazo encima de la mesa —expresión gentileza de Tonio L. Alarcón— y los calla a todos. Porque este director australiano de 70 años demuestra una mayor vitalidad que la gran parte de directores más jóvenes, metidos a empresas en apariencia fáci-

CRITICINE

http://www.blogdecine.com/criticas/mad-max-furia-en-la-carretera-el-punetazo-encima-dela-mesa-de-george-miller

les. Suele creerse que el cine de acción es algo fácil, o simple, falacia donde las haya, y por la que siempre ha sido un género infravalorado. El propio Miller ha declarado recientemente que el género de acción es, en este momento, con el que poder mostrar la esencia pura del cine, imagen en movimiento, síntesis narrativa, con una historia de múltiples lecturas, sobre todo políticas. Al igual que en las dos anteriores entregas, el personaje central se encuentra con un grupo de personas en su vagar por un planeta desolado y lleno de muerte. Siendo en un principio reticente a ayudarles –sabe que el mundo no tiene arreglo− terminará haciéndolo aun poniendo su propia vida al borde del peligro. Ecos del romanticismo del western, con ese personaje solitario, a lo Shane o tantos otros, que los que se lo han encontrado recordarán en historias contadas a la luz del fuego en años venideros. Maravillosa metáfora sobre el héroe que todos llevamos dentro –Max perdiéndose entre la multitud al final− y está loco, nunca mejor dicho, por salir. Al lado de un perfecto Hardy, brilla a gran altura Charlize Theron, tanto que en ciertos instantes le roba planos a Hardy. Imperator Furiosa es todo una declaración de principios dentro del género de acción, un personaje del que estarían orgullosas Sarah Connor y Ripley –de 1979 es el primer Mad Max, y James Cameron tiene dicho film como una de sus principales referencias−, la guardiana del futuro de la humanidad, roto por un breve instante en una de las muertes más sentidas, y en fuera de campo, del film, punto de inflexión, que parece milimétricamente pensado en todo un engranaje que funciona con la precisión de un reloj suizo. ‘Mad Max’: Furia en la carretera’ es una lección de cine, y la misma realiza un juego de regeneración dentro del propio arte que funciona a diferentes niveles. No sólo recupera a uno de los mitos cinematográficos por excelencia de los ochenta, lo ajusta a las nuevas formas, y tiempos cambiantes, para abofetear sin compasión

a la ameba que es hoy día el espectador. Por otro lado, la sangrienta ironía final, la de recuperar la esperanza a partir del orden reestablecido, acabando con la tiranía más cruel, aquí representada en el simple H2O, es toda una declaración de intenciones por parte de un cineasta que conoce perfectamente el lenguaje del cine, un arte destinada, como las demás, a ser la herencia del ser humano, a hablar de él. Y de paso provocarnos un orgasmo que no olvidaremos en mucho tiempo.

Miller ha regresado por la puerta grande a reinar, sin ningún tipo de duda, entre tanto y tanto blockbuster que ahora se cuece en Hollywood.

Tom Hardy espléndido en su papel del Loco Max

31


MI RE KELTROS CISPEC NE TI ROS VA

“Esta vez moví el caballo y puse más gotas”

Exposición Fotográfica Las obras más famosas del prestigioso autor

32

CRITICINE


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.