PROBLEMA FAMILIAR

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La Novela Problema Familia

Miguel Angel Parra

CĂşcuta 17/mayo/2019

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La Novela Problema Familia

Miguel Angel Parra

Gerardo Zambrano Docente

9-B

GramĂĄtica

CĂşcuta 17/mayo/2019

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Contenido

Introducción....................................................................................................................................... 4 Problema familiar ............................................................................................................................. 5 Capítulo I ....................................................................................................................................... 5 Capítulo II ...................................................................................................................................... 8 Capitulo III .................................................................................................................................. 11 Conclusión........................................................................................................................................ 16

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Introducción

Verdaderamente a mi amigo Gilberto Rodríguez le ha tocado que vivir pasajes de su vida muy desagradables, tales como la traición de su tío y su nona les hicieron a su padre y a su madre. En este caso robándoles la casa lote ubicada en el barrio belén de Cúcuta. Otros de esos sucesos es también la traición de su hijo mayor que no cumplió con lo que habían pactado él y sus dos hijos. Llegando al caso a una demanda en la inspección del barrio comuneros y afortunadamente en una conciliación.

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Problema familiar Capítulo I Íbamos caminando mi padre y yo por una calle de nuestro barrio muy tranquilos rumbo a nuestra casa, al llegar a una esquina mi padre se encontró con un amigo el cual saludo muy cordialmente, casi como si fueran hermanos, se dieron un abrazo muy fuerte y largo acompañado de algunas lágrimas; después del saludo mi padre me presentó y le dijo a su amigo: que yo era su hijo menor lo salude estrechando su mano y en unos pocos segundos mi padre se despidió de su amigo quedando de acuerdo que un sábado de estos se encontrarían para beber unas cervezas y evocar tiempos pasados, compartiendo un momento agradable en el restaurante – bar del mismo barrio. Metros más adelante le pregunto a mi padre ¿Qué porqué ese abrazo tan efusivo? Y él me contesta: diciéndome que es un amigo de la infancia y que hace unos cuantos años no lo veía; entonces le hago otra pregunta diciéndole ¿papá cómo se llama su amigo?, pues cuando me presentó el me dio la mano y me dijo ¡qué grande eres! Y ¡te pareces mucho a tu padre! Y él me responde diciéndome su nombre es Gilberto Rodríguez.

Continua diciéndome que a su amigo y al padre de él, les sucedió algo parecido, le pregunté que les había sucedido; mi padre me abrazó me dio un beso y continuo diciéndome, esa es una historia muy larga y triste, y sin pensar llegamos a nuestra casa. Entramos a la casa siendo las 6:30 de la tarde, nos dirigimos a la cocina, preparamos entre los dos la cena, y sentados en el comedor le dije padre ahora sí cuéntame lo que le sucedió a su amigo, entonces él me dijo: Empecemos primero por la historia del padre de mi amigo, que se llamaba igual que él Don Gilberto que después de seis meses de relación de amistad y noviazgo se casó con una 5


señora que tenía dos hijas pero no eran hijas de él, la conoció en su lugar de trabajo, era una señora muy trabajadora y entregada al hogar y sus hijas, y de esta relación nacieron tres hijos los cuales se llamaron Roberto el menor de los tres, seguidamente Guillermo, siendo Gilberto el mayor; la señora de don Gilberto trabajaba como camarera en un hotel del centro de la ciudad y él era un hombre del campo el cual no sabía leer ni escribir, pero aprendió a sumar y restar mentalmente, después de un tiempo con esfuerzo y sacrificios entre los dos lograron reunir una dinero y pensando en el bienestar de sus hijos y mejorar su estabilidad tomaron la decisión de comprar una casa-lote esquinera y grande, frente a la cancha de tierra en el barrio Belén. En ese lote Don Gilberto le sembró diferentes clases de árboles frutales y unas plantas de plátano y yuca, además también tenían unas cuantas gallinas y patos que le hacían ver como una finca, actividad que les producía ingresos ayudando a cubrir los gastos de la casa-lote. Allí se fueron a vivir Don Gilberto, su esposa, sus dos hijastras y mis dos hijos, la señora Rufina y el señor Pedro, madre y hermano de Don Gilberto, en total 8 personas formando una gran familia unida y apoyándose mutuamente.

El señor Gilberto y su hermano Pedro salían a trabajar al jornal en muchas de las fincas de nuestro departamento y en Venezuela durando por fuera de casa cuatro o cinco meses, y en ese tiempo que él señor Gilberto duraba fuera de casa la señora Delia esposa de Don Gilberto era la que mantenía el hogar y su suegra estaba al pendiente de sus nietos. Así pasaron varios años, hasta que un día la señora Delia después de haber jugado por mucho tiempo la lotería, una día cualquiera se ganó un quinto de lotería y con este dinero acordaron con su esposo comprar una casa en otro barrio más cerca al centro de la ciudad y fue así que compraron una casa en el barrio comuneros y allí se vinieron a vivir con su 6


esposa y sus cuatro hijos, en ese tiempo de convivencia nació mi hijo menor Roberto, quien fue el centro de atención de la familia; ya que todos no lo esperaban venir, sólo se regocijaban de que la familia estaba aumentando y que era una felicidad más para esta familia. Por la confianza y cariño decidieron dejar a cargo de la casa-lote, de los cultivos, y de los animales a su madre y a su hermano. Así transcurrió el tiempo, todo estaba muy organizado ellos le entregaban la contabilidad mensual de la casa-lote a Don Gilberto legítimo dueño de la casa-lote, quedando satisfechos las dos partes; la envidia y la avaricia de la Madre de don Gilberto y su hermano Pedro fueron creciendo hacia Don Gilberto; con esto sin que se diera cuenta Don Gilberto y su esposa se confabularon con otra familiar colocándose de acuerdo para quitarles la casa-lote y no continuar entregándoles dinero mensualmente, quedándose ellos con todas las ganancias y gestionar el trámite de la escritura de la casa-lote consiguiendo que quedara a nombre de ellos, robándoles así legalmente lo que con esfuerzo y sacrificio Don Gilberto y su esposa lograron conseguir para el bienestar de sus hijos. Prácticamente se la robaron descaradamente porque a la señora Delia y a Don Gilberto no le volvieron a entregar ni un solo peso de lo que ella producía con los cultivos y animales, acto que fue desleal y traicionero olvidando el amor y unión familiar, el cual generó una gran discusión entre hermanos, llegando casi hasta amenazarse y matarse en frente de su madre quien muy imprudente y egoísta apoyo a su hijo Pedro; ya que ella también hizo parte de la traición por lo que fue ella la que reunió el dinero para poder cancelar las escrituras en la notaria y legalizar la supuesta compra de la casa-lote. Finalmente se robaron la casa sin importar lo que los demás pensaran y sin pensar en el daño que le hacían a su propia familia. 7


Capítulo II En la fiesta de cumpleaños de Gilberto Rodríguez junior, ese día que llegamos a vivir en la casa del frente de Don Gilberto y siendo niños de la misma edad, nos invitaron muy cordialmente a su fiesta de cumpleaños, ahí me di cuenta que cumplimos 8 años, ese día empezó una gran amistad entre nuestras familias y muy personalmente entre Gilberto junior y yo. Asistimos a la misma escuela la cual se llamaba Nº 33 Los Comuneros y éramos compañeros de curso hasta quinto primaria, de ahí pasamos a estudiar al colegio departamental integrado Juan Atalaya, ya que queda en el mismo barrio, habiendo terminado el año escolar Gilberto Junior quedó habilitando dos materias pero Don Gilberto decidió hacer una permuta, cambiar la casa que tenía en comuneros por una finca en el Municipio de tibú – Norte de Santander, y así fue diciendo y haciendo Gilberto junior; no pudo habilitar las dos materias que había reprobado para poder pasar al segundo grado de bachillerato. Gilberto Junior me contó que el primer año que vivieron en Tibú, fue muy duro porque le tocó pasar de la vida de la ciudad al campo. Ese año fue rudo porque Don Gilberto era una persona muy drástica, tanto en lo personal como en lo laboral. Como era ya bien sabido, Don Gilberto trabajaba al jornal y también hacia contratos de charapiar, tumba y tala de montaña y también hacían contratos de limpieza y corte de matas de plátanos. Don Gilberto era una persona muy madrugadora y despertaba a los trabajadores que tenía a cargo entre ellos a su hijo a las 5:00 a.m. a bañarse tomar café y salir a trabajar. Así aprendió hacer muchos oficios y trabajos del campo, me contaba que en una ocasión de charapiar estando con su padre al lado le toco rozar una mata de monte que había 8


quedado. Dos años atrás me decía que ese pedazo que le había tocado estaba muy horrible y daba miedo, entonces su papá lo hizo a un lado y el otro trabajador empezaron hacer la charapiada habiendo avanzado unos 5 metros de un monte a otro. Don Gilberto sintió que algo se movía bajo sus pies y se asustó pegó un brinco hacia atrás y se puso en posición de ataque. Cuando de pronto salió una culebra talla XX según me contó Gilberto Junior la cabeza era grande como la mano de un hombre adulto y media de largo 5 metros, ya habiendo matado la culebra llegó el dueño de la finca montado en su caballo y amarró con un lazo la punta de la culebra y con la otra punta a la cabeza de la silla de montar y se la llevó para pelarla y vender el cuero; Así como le sucedió momentos amargos o difíciles; también le sucedieron momentos sorprendentes y alegres tales como en una ocasión fue a bañarse al rio a las 5:00 a.m. Y al llegar a la orilla vio que iban subiendo muchos peces, al ver esto arranco a correr hacia a la casa y le contó a su padre lo que había visto entonces su padre y otro trabajador que habían en la finca trajeron una atarraya grande, ese trabajador era una persona grande y músculos, y él dijo que lanzaría la atarraya hacia se dispusieron con mucho sigilo y cuidado por que iban subiendo los peces pequeños y había que esperar los peces más grandes, fue así que en llegado momento ese señor lanzó la atarraya y verdaderamente no fue capaz de sacarla solo. Don Gilberto y su ayudaron a ese obrero a sacar halando atarraya del rio la cual estaba llena de peces grandes, eso fue muy sorprendente, hermoso y alegre, tambien me contó que en otra ocasión pescaron con un guaral, un pez de nombre taruro grande, aproximadamente metro y medio de largo y de peso aproximadamente 15 kilos. Eso también fue admirable y sorprendente.

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También me contó que conoció varias veredas de tibú, como la cuatro, tres bocas, la gabarra y me dijo que en ese tiempo toda la zona del Catatumbo era muy hermoso, había comida de sobra, plátano, yuca, arroz, cacao, maíz, frijol y los ríos eran ricos en toda clase de peces, fauna y flora. Mejor dicho una zona muy rica. En ese tiempo Don Gilberto no había tramitado los papeles de la permuta y que sorpresa se llevó, cuando en la notaria de tibú cuando le dijeron que esa escritura que tenía en su poder era falsa y que esa finca no pertenecía a ese señor con el cual había negociado. Afortunadamente Don Gilberto y Doña Delia no habían firmado la escritura de la casa acá en el barrio comuneros y con la ayuda de unos amigos y vecinos pudieron recuperar la casa y volvieron a vivir en ella Don Gilberto y su Hijo, siguieron trabajando en el campo hasta el paro del Nororiente campesino. En ese momento Gilberto le dijo a su padre que lo perdonara pero él no lo acompañaba más en esos trabajos de campo, que él era un joven de la ciudad y que buscaría trabajo para así ayudar a su madre y a sus hermanos, ya que su madre había perdido el trabajo de camarera que tenía, después de haberlo ejercido por unos 18 años y no fue remunerada por el tiempo de trabajo que realizó y fue así que un vecino le dijo que en el taller donde él trabajaba necesitaban un muchacho con interés en trabajar y aprender todo lo relacionado en mecánica automotriz, y sin pensarlo le contesto que sí, el vecino lo presentó y fue bien recibido; debido a su decencia y modo de hablar le dijo a su jefe que él no sabía nada de mecánica pero tenía la disposición y las ganas de aprender. Pasado unos tres años Gilberto había aprendido bastante de mecánica, que ya era un oficial, su padre continuo con su modo de trabajar en el campo, trabajaba seis meses y después retornaba a su casa.

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Un día cualquiera Don Gilberto le dijo a su hijo, que lo felicitaba y que siguiera trabajando como lo venía haciendo porque él ya era mayor de edad y que él era el jefe de la casa y por favor estuviera más pendiente de su madre y su hermano. Lo abrazo y lo beso en la cabeza porque él se iba a trabajar y no sabía cuando volvería. Me contó Gilberto que él sintió que su padre se estaba despidiendo, como si supiera que se iba a morir, porque tantas veces que se había ido a trabajar, nunca se despidió de tal forma. Ese día era un viernes en la montaña, Gilberto quedó con ese presentimiento y esa sensación de preocupación; pero no le contó nada a su madre ni hermanos. El domingo en la misa de 8:00 de la mañana el sacerdote dijo que le había llegado una información del corregimiento de la gabarra que el señor Gilberto Rodríguez había muerto de una puñalada en el corazón. El sacristán de la iglesia era vecino de don Gilberto y de inmediato salió de la iglesia a llevar esa noticia. Ya en la cuadra se encontró con la señora Delia, la esposa de Don Gilberto y le contó la noticia de la muerte de su esposo, me encontró Gilberto que la traída del cuerpo de su padre fue una odisea, porque en ese tiempo era época del invierno y duró tres días en llegar el cuerpo a Cúcuta para darle cristiana sepultura. En ese momento recordó las palabras que su padre le había dicho, ese viernes antes de partir que él era el jefe de la casa. Gilberto le contó a su madre y hermanos lo que su padre le dijo y así lo cumplió.

Capitulo III Pasados siete años de la muerte de su padre, Gilberto ya era maestro de mecánica automotriz y trabajaba en la casa paterna; allí también vivía con su madre Doña Delia y sus hermanos, teniendo 24 años cumplidos se enamoró de una joven llamada Fernanda la cual 11


conoció en una fiesta familiar en el barrio chapinero, era el cumpleaños del tío del señor Luis, vecino de Gilberto, el señor Luis fue el que lo invito a la fiesta y eso fue amor a la primera vista. Pues fueron pocos los meses de noviazgo y para el mes de septiembre acordaron casarse. Fernanda es una mujer cinco años mayor de Gilberto, es nacida en Lebrija Santander. Ya casado Gilberto se organizó con Fernanda a vivir en la casa paterna, ya que su hermano menor estaba viviendo en Bucaramanga después de tres años de casados Fernanda quedó embarazada y toda la familia estaba muy feliz. Hasta el día del parto supieron que era un niño, el cual también llevó el nombre de su padre Gilberto Rodríguez fueron muy felices. Pero pasados cuatro meses después del nacimiento del hijo de Gilberto le llegó la mala noticia que su hermano menor lo secuestraron, luego lo asesinaron, lo desaparecieron tanto así que hasta el día de hoy no saben en donde quedó su cuerpo. Eso sucedió en Bucaramanga. Después de dos años Gilberto le dijo a su esposan Fernanda, que ya era hora de tener otro hijo; pero la respuesta de su esposa fue que esperaran otros dos años más, a Gilberto le pareció que era conveniente debido a lo expresado por su esposa tres años después ya su hijo cumplio cinco años y Gilberto volvió a tocar el tema del otro hijo, pero su esposa le contesto que esperaran otro tiempo y fue así que en el cumpleaños número nueve de Gilberto junior mi amigo Gilberto volvió a decirle a su esposa que quería otro hijo y ella contestó que no iba a tener más hijos, entonces Gilberto le dijo que él quería otro hijo y que si ella no quería él tendría el otro hijo por fuera del matrimonio. Ella le contestó que bueno pero después lo pensó bien y pronto quedó embarazada; así su hijo mayor teniendo 10 años cumplidos nació el hermano que él también le había pedido a su madre. Ese niño fue 12


bautizado con el nombre de Martín Alfonso Rodríguez; ese mismo año el hermano menor se fue a vivir en unión libre con una joven al Municipio de los patios en el barrio Tierra Linda y con él se fue su mamá; quedando Gilberto, su mujer y sus dos hijos en comuneros. Después de 4 años empezaron unos pequeños problemas porque alguna persona mal intencionada le comento a la señora Delia que Gilberto había puesto en venta la casa. Al domingo siguiente Gilberto fue a visitar a su madre y a su hermano, le hizo el reclamo pero Gilberto no se enojó y dijo que él nunca vendería lo que no era de él, que ni siquiera se le había pasado por la cabeza que esa cosa era de la mamá y ella sabría que hacer con su propiedad. La señora Delia intervino y dijo que la casa era para todos sus hijos, pero que la repartiría de tal forma que el 75% era para Gilberto y su hermano, el 25% restante era para sus dos hijas mayores porque ellas ya tenían casa propia. Cierto día llego un vecino que quería comprar parte del solar de la casa, y fue así que se hizo el negocio dando la parte a sus dos hermanas mayores y quedando el resto de la casa para dividirla en dos partes iguales una para Gilberto y otra para su hermano. En poco tiempo su hermano vendió la parte de la casa que le toco pasando por una larga sucesión y de un abogado tramposo que les robo 2.500.000 de pesos. Después de eso buscaron otro abogado afortunadamente, este abogado les soluciono el problema y así le entregaron la escritura de la parte de la casa que les correspondía. Por ese tiempo el hijo mayor de Gilberto era soldado profesional y se encontraba en el batallón de sanidad en la ciudad de Bogotá D.C. Debido a una operación que le hicieron en la columna vertebral desafortunadamente después de terminada la incapacidad prescrita por los médicos fue dado de baja, quiere decir fue despedido. Viajo de Cúcuta a la base militar de tolemaida donde había ingresado como soldado profesional para hacer la documentación que lo aparta del Ejercito Nacional de Colombia, 13


en ese tiempo este joven se enamoró de una mujer mucho mayor que él y tiene tres hijos, dos mayores de edad y uno de once años. Llegó de pronto a la casa de su padre con su mujer y los hijos de ella; ya que por ese tiempo y desafortunadamente Don Gilberto ya había separado de su esposa Fernanda y ella vivía sola con su hijo Martín Alfonso, pero el seguía trabajando en su casa y aportando lo necesario para el mantenimiento y sustento de la casa. Ya estando posesionado en la casa de sus padres Gilberto Junior le propuso a su padre que vendieran la casa y con parte de ella compraran un taxi y así el se encargaría de velar por su madre y hermano y que él como padre se encargaría de pasarle a su hijo el dinero para los descansos del colegio; y así a él le quedaría solamente el sustento de la otra familia que ya había formado. A don Gilberto le pareció que las palabras de su hijo eran muy ciertas y accedió a la venta de la casa por 35.000.000 millones de pesos. Don Gilberto reunió a sus dos hijos y les repartio 12.500.000 de pesos para cada uno de sus hijo y fue así que consiguieron un taxi de marca Renault Simbol por la suma de $17.500.000 de pesos. Don Gilberto accedió que su hijo mayor manejara la plata de su hijo menor, los tres padre, e hijos hicieron un acuerdo verbal y desafortunamente Don Gilberto no hizo ninguna clase de documento legal. Su hijo mayor se portó muy bien los dos primero meses pero después en una discusión familiar tuvo el valor de correr de la casa a su madre y hermano adueñándose del taxi, no teniendo en cuenta que su hermano menor tenía invertido en el taxi los 12.500.000 de pesos que su padre les dio por herencia. Además salió a deberle a su padre la suma de $5.800.000 pesos.

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Don Gilberto le hizo el reclamo por lo sucedido. Y lo que recibió fueron malas palabras y empujones sacándolo de la casa donde se habían pasado a vivir. A los tres días le llego a Don Gilberto una boleta de citación a la inspección de policía del barrio comuneros. En la diligencia en la inspección hablaron las dos partes y afortunadamente llegaron a una conciliación para pagos intereses mensuales y parte de la deuda. Afortunadamente hasta la presente ha cumplido con el acuerdo de la conciliación. Don Gilberto volvió hacerse cargo de su hijo y su exmujer.

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ConclusiĂłn

Aprender a valorar lo que nuestros padres hacen por nosotros, y especialmente valorar aquellos padres que en vida nos dan la herencia que a ellos les pertenece para asĂ­ poder ser una persona mĂĄs integra.

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