12 quemada (español)

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DEDICADO A COLLEEN

En boca cerrada no entran moscas_Dicho popular EQUIPO “BURNED” TRADUCCIÓN: Daniela, Ximena y Guadalupe. CORRECCIÓN: Ade Rubiah. Frío, Daniela, Ximena y Brahms Op. 77 . EDICIÓN Y MONTAJE: Ade Rubiah ¡¡Gracias al increíble equipo de traduccionesasdf.blogspot.com !!


ÍNDICE DE CAPÍTULOS

0. GOLPEA Y CORRE. 1. TENED CUIDADO, MENTIROSAS. 2. LA SIRENITA DE EMILY. 3. LAS MEJORES PAREJAS SIEMPRE SE COMPROMETEN. 4. ¡HOLA, COMPAÑERA DE HABITACIÓN! 5. HABLANDO DE CHICAS VILLA... 6. EL ÚLTIMO ESFUERZO DE SPENCER PARA HACER NOVILLOS. 7. UN COMPAÑERO DE CRIMEN. 8. LICENCIA PARA MATAR. 9. PEQUEÑA LINDA POLIZONA. 10. ZAMBULLÉNDOSE DE LLENO. 11. EL PIGMALIÓN DE ARIA. 12. DUETOS. 13. LA GENTE QUE FLOTA EN BOTES DE VIDRIO NO DEBERÍA LANZAR PIEDRAS. 14. EL NADO INESPERADO DE SPENCER. 15. UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS. 16. AL OTRO LADO DE LA GRAN DIVISIÓN. 17. LA AMISTAD TIENE SUS ALTIBAJOS. 18. DEMASIADO CALIENTE PARA MANIPULAR. 19. EL FLOTE DEL HOMBRE MUERTO. 20. RESISTIRSE ES ALGO DIFÍCIL DE HACER. 21. LA PIJAMADA DE HANNA. 22. ELLA HA HECHO SU CAMA... 23. LA IDEA EQUIVOCADA.


24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34.

ALGO FALTA. OLVIDA TUS PROBLEMAS. EL MAL DEL BUCEADOR. SORPRESA AL INTERIOR. MUJERES Y NIÑOS PRIMERO. S.O.S. EL LARGO CAMINO A CASA. UNA REUNIÓN AGRIDULCE. EL PROBLEMA DEL NOVIO. A EMILY SE LE CUMPLEN SUS DESEOS. LA DIVERSIÓN NI SIQUIERA A COMENZADO.


00.Golpea y Corre. ¿Alguna vez has mentido para salvarte? Quizá culpaste a tu hermano por el rayón que le hiciste al Mercedes de tus padres para que aún te dejaran ir al baile de primavera. Tal vez le dijiste a tu profesora de álgebra que no eras parte del grupo de chicos que hicieron trampa en el examen de mitad de trimestre, a pesar de que tú fuiste quién robó las claves de las respuestas de su escritorio. Normalmente tú no eres una persona deshonesta, por supuesto. Pero momentos desesperados requieren medidas desesperadas. Cuatro chicas lindas en Rosewood dijeron algunas mentiras muy oscuras para salvarse a si mismas. Una de esas mentiras incluso involucraba el alejarse de la escena de un crimen a pocas millas de su casa. A pesar de que se odiaron a sí mismas por escapar de la escena, pensaron que nadie sabría de eso. Adivina qué. Se equivocaron. Había estado lloviendo durante ocho días seguidos al final de Junio en Rosewood, Pennsylvania, un suburbio rico e idílico, como a veinte millas de Philadelphia, y todos estaban más que hartos. La lluvia había ahogado jardines perfectamente cuidados y los primeros brotes de los jardines de vegetales orgánicos, convirtiéndolo todo en barro. Había empapado los bancos de arena de las canchas de golf, los campos de béisbol de las ligas pequeñas, y el Peach Orchard de Rosewood, que estaba aumentando su popularidad por su fiesta de principio de verano. Los primeros dibujos de tiza de esta temporada en las aceras se habían corrido hasta la alcantarilla, los carteles de “PERRO PERDIDO” se habían convertido en masa de papel mojado, y un solo ramo marchito en la parcela del cementerio que contenía los restos de cierta hermosa chica que todos creían que se llamaba Alison DiLaurentis estaba lavándose. La gente decía que una lluvia tan bíblica sin duda traería mala suerte el año que venía. Esa no era una buena noticia para Spencer Hastings, Aria Montgomery, Emily Fields y Hanna Marin, quienes ya habían tenido más mala suerte de la que podían manejar. No importa lo rápido que los limpiaparabrisas del Subaru de Aria se deslizaban por el cristal, no podían quitar la lluvia de los vidrios. Aria miró a través del parabrisas mientras se pasaba por Reeds Lane, un camino retorcido que bordeaba un grueso y oscuro bosque y al Morrell Stream, un burbujeante arroyo que seguramente se desbordaría en una hora. A pesar de que a simple vista era altamente desarrollado, este camino era negro como la noche, sin una sola farola para guiarlas. Entonces Spencer señaló algo adelante. -¿Es eso? Aria pisó el freno y casi derrapó hacia en una señal de límite de velocidad. Emily, que


parecía cansada —se estaba preparando para iniciar un programa de verano en Temple— se asomó por la ventana. -¿Dónde? Yo no veo nada. -Hay luces cerca del arroyo. Spencer ya estaba desabrochando su cinturón de seguridad y saltando fuera del coche. La lluvia la empapó de inmediato, y deseó haberse puesto algo más abrigado que una camiseta sin mangas y pantalones cortos de entrenamiento. Antes de que Aria la fuera a buscar, había estado corriendo en la cinta de correr, preparándose para la temporada de hockey de campo de este año —ella esperaba ser una de las favoritas de la admisión adelantada de Princeton, después de completar las cinco clases avanzadas que estaba por comenzar en Penn, pero también quería ser una jugadora estelar del equipo de hockey de Rosewood Day para obtener una ventaja extra. Spencer saltó la barandilla y se asomó por la colina. Cuando dejó escapar un pequeño grito, Aria y Emily se miraron entre sí, entonces también salieron del coche. Se pusieron las capuchas de sus abrigos impermeables y siguieron a Spencer por el dique. Faros amarillos brillaban sobre el furioso arroyo. Una camioneta BMW estaba estrellada contra un árbol. La parte delantera estaba destrozada y la bolsa de aire colgaba inerte en el lado del pasajero, pero el motor seguía zumbando. El vidrio del parabrisas llenaba el suelo del bosque y el olor de la gasolina eclipsaba el olor a barro y a hojas mojadas. Cerca de las luces había una figura menuda, de pelo castaño rojizo mirando aturdida como si no tuviera ni idea de cómo había llegado allí. -¡Hanna! -Aria gritó. Corrió por la pendiente hacia ella. Hanna las había llamado en pánico sólo una media hora antes, diciendo que había estado en un accidente y necesitaba su ayuda-. ¿Estás herida? Emily tocó el brazo de Hanna. Su piel desnuda estaba resbaladiza por la lluvia y cubierta de diminutos fragmentos de vidrio del parabrisas. -Creo que estoy bien -Hanna secó la lluvia de sus ojos-. Todo sucedió tan rápido. Este coche salió de la nada, golpeándome fuera del carril. Pero no sé sobre… ella. Su mirada se desvió hacia el coche. Había una chica desplomada en el asiento del pasajero. Sus ojos estaban cerrados, y su cuerpo estaba inmóvil. Tenía la piel clara, los pómulos altos y pestañas largas. Sus labios eran lindos y en forma de lazo, y había un pequeño lunar en su barbilla. - ¿Quién es?


Spencer preguntó con cautela. Hanna no había mencionado que había alguien con ella. -Su nombre es Madison -Hanna respondió, sacudiéndose una hoja mojada que acababa de posarse en su mejilla. Tenía que gritar sobre el sonido de la lluvia, que era tan violento como el granizo-. La conocí esta noche, este es su coche. Estaba muy borracha, y me ofrecí a llevarla a su casa. Ella vive en algún lugar de por aquí, supongo, me dio indicaciones por parte, y parecía muy fuera de sí. ¿Les parece familiar a alguna de ustedes? Todas negaron con la cabeza, con la boca abierta. Entonces, Aria frunció el ceño. -¿Dónde la conociste? Hanna bajó los ojos. -La Cabana -Parecía avergonzada-. Es un bar en South Street. Las otras intercambiaron una mirada de sorpresa. Hanna no era quien para rechazar una cosmopolita en una fiesta, pero ella no era el tipo de chica que iría a un bar sola. Por otra parte, todas necesitaban desahogarse. No sólo habían sido torturadas el año anterior por dos acosadoras utilizando el alias de A —primero Mona Vanderwaal, la mejor amiga de Hanna, y luego la Verdadera Alison DiLaurentis— sino que también compartían un terrible secreto de las vacaciones de primavera de unos meses atrás. Todas habían pensado que la Verdadera Ali había muerto en un incendio en los Poconos, pero que luego había aparecido en Jamaica para matarlas de una vez por todas. Las chicas se habían enfrentado a ella en el techo del resort, y cuando Ali se abalanzó contra Hanna, Aria había dado un paso adelante y la había empujado por el techo. Cuando corrieron a la playa para encontrar su cuerpo, ya no estaba. Aquel recuerdo las perseguía a cada una de ellas cada día. Hanna abrió la puerta del acompañante. -Usé su teléfono para llamar a una ambulancia, estará aquí pronto. Ustedes tienen que ayudarme a moverla al asiento del conductorEmily dio un paso atrás y levantó las cejas. -Espera, ¿Qué?


-Hanna, no podemos hacer eso -dijo Spencer al mismo tiempo. Los ojos de Hanna brillaron. -Miren, esto no fue culpa mía. No estaba borracha, pero sí cuidé a una borracha toda la noche. Si me quedo aquí y admito que yo estaba conduciendo, sin duda me arrestarían. Podré haberme salvado cuando robé y choqué un auto una vez, pero la policía no va a dejarme ir tan fácil por segunda vez. -El año pasado, borracha, le había robado el coche a su antiguo novio Sean Ackard y lo estrelló contra un árbol. El Sr. Ackard había decidido no presentar cargos, y Hanna tuvo que hacer servicio comunitario en su lugar. -Yo podría ir a la cárcel. -Hanna continuó-. ¿No se dan cuenta de cómo luciría eso? La campaña de mi padre se arruinaría antes de que incluso comience -El padre de Hanna era candidato a senador en otoño; su campaña ya estaba en todas las noticias-. No puedo defraudarlo de nuevo. La lluvia caía sin cesar. Spencer dejó escapar una tos incómoda. Aria se mordió el labio, sus ojos se dirigieron hacia la chica inmóvil. Emily cambió su peso. -Pero ¿y si ella está realmente herida? ¿Y si moverla solo empeora las cosas? -Y entonces, ¿qué hacemos? -Agregó Aria-. Sólo… ¿abandonarla? Eso parece tan... mal. Hanna las miró fijamente con incredulidad. Entonces, cuadrando la mandíbula, se volvió hacia la chica. -No es como si fuéramos a dejarla allí durante días. Y no creo que ella esté herida en absoluto, parece que ella sólo está desmayada, borracha. Pero si no quieren ayudarme, voy a hacerlo yo misma. Ella se agachó y trató de levantar a la chica por las axilas. El cuerpo de la chica se inclinó torpemente a un lado como un pesado saco de harina, pero aún no se movió. Gruñendo, Hanna plantó sus pies y subió a la chica de nuevo en posición vertical. Luego comenzó a moverla desde el otro lado de la consola central hacia el asiento del conductor. -No lo hagas así -exclamó Emily, dando un paso adelante-. Tenemos que mantener el cuello estable, por si hay algún daño en la columna vertebral, Tenemos que encontrar una manta o una toalla, algo para mantener su cuello estable. Hanna dejó la chica de vuelta en el asiento, luego miró hacia la parte trasera de la camioneta. Había una toalla en el piso. Lo agarró, lo enrolló, y lo envolvieron alrededor del cuello de la chica como una bufanda. Por un momento, Hanna miró hacia arriba. La luna había salido de detrás de una nube y por un momento se iluminó el camino, y todo el


bosque estaba vivo con movimiento. Los árboles se balanceaban violentamente al viento. Cuando un relámpago volvió blanco al cielo, todas juraron haber visto que algo se movía cerca del lecho del arroyo. Un animal, tal vez. -Probablemente será más fácil si la llevamos alrededor del coche por fuera en lugar de tratar de cambiarla de lugar desde adentro -dijo Emily-. Han, tú tómala debajo de sus brazos, y yo me quedo con sus pies. Spencer dio un paso adelante. -Yo la tomo de la cintura. Aria miró de mala gana hacia el coche, luego tomó un paraguas del asiento trasero. -Probablemente no debe mojarse. Hanna las miró a todas con gratitud. -Gracias. Juntas, Hanna, Spencer y Emily levantaron a la chica del lado del pasajero del coche y poco a poco la bajaron en torno al asiento del conductor. Aria sostuvo un paraguas sobre el cuerpo de la chica para que ni una gota de lluvia golpeara su piel. Apenas podían ver a través de la tormenta, sin tener que parpadear cada pocos segundos para mantener la lluvia fuera de sus ojos. Y luego, a mitad de camino por la parte trasera, sucedió: los pies de Spencer deslizaron en el barro que parecía arena movediza y perdió el control sobre la chica. Madison se inclinó violentamente hacia adentro, golpeando su cabeza contra el parachoques. Hubo un snap —tal vez el de una rama de un árbol, pero tal vez de un hueso—. Emily trató de llevar el peso de Madison, pero también se resbaló, empujando aún más el blando y frágil cuerpo de Madison. - ¡Jesús! -Gritó Hanna-. ¡Mantenla arriba! Las manos de Aria temblaban mientras trataba de mantener el paraguas quieto. -¿Ella está bien? -Yo no sé. -Exclamó Emily-. Ella miró a Spencer. -¿No estabas mirando por dónde vas?


-¡No es como que yo haya querido hacerlo! Spencer miró a la cara de Madison. Ese snap resonaba en su mente. ¿Estaba el cuello de la chica ahora inclinado en un ángulo antinatural? Una ambulancia sonó en la distancia. Las chicas se miraron con horror, luego comenzaron a trabajar más rápido. Aria abrió la puerta del conductor. La llave aún estaba en el interruptor y la luz intermitente a izquierda estaba parpadeando. Hanna, Spencer y Emily movieron a un lado el airbag y pusieron a la chica en el asiento de cuero grasoso tras el volante. Sus ojos aún estaban sellados, y la expresión de su rostro era plácida. Emily dejó escapar un gemido. -Tal vez deberíamos quedarnos aquí. -¡No! -Gritó Hanna-. Y si sí la lastimamos? ¡Seríamos aún más culpables ahora! Las sirenas se hicieron más fuertes. -¡Rápido! Hanna agarró su cartera del asiento trasero y cerró de golpe la puerta del lado del conductor. Spencer cerró la puerta del pasajero. Ellas se apresuraron a la colina y se zambulleron en el auto de Aria mientras la ambulancia aparecía en la cima. Emily entró en el coche de las últimas. - ¡Vamos! -Gritó Hanna-. Aria metió la llave en el interruptor del Subaru, y el coche arrancó. Ella hizo un viraje de tres vueltas y se alejó. -Oh, Dios mío, oh Dios mío. -Sollozó Emily-. -Sigue conduciendo -Spencer gruñó, mirando por la ventana trasera las luces giratorias en la parte superior de la ambulancia. Dos paramédicos se bajaron de la ambulancia y cuidadosamente maniobraron por la colina-. No podemos dejar que nos vean. Hanna se dio vuelta y miró por la ventana. Todo tipo de emociones se filtraron a través de ella. Alivio, sin duda —por lo menos Madison recibiría ayuda—. Pero el arrepentimiento era como un tornillo de banco alrededor de su garganta. ¿El mover a Madison lo había hecho peor? ¿Qué acababa de ocurrir?


Un bajo gemido escapó de sus labios. Ella puso su cabeza entre sus manos y sintió que las lágrimas venían. Emily se puso a llorar, también. Lo mismo hizo Aria. -Basta, chicas -Espetó Spencer, aunque las lágrimas corrían por sus mejillas también-. Los enfermeros se harán cargo de ella. Ella está probablemente bien. -Pero, ¿y si no está bien? -Gritó Aria-. ¿Y si la paralizamos? -¡Yo sólo estaba tratando de hacer lo correcto, llevándola a su casa! -Gimió Hanna-. - Lo sabemos -Emily la abrazó con fuerza-. Lo sabemos. Mientras el Subaru pasaba por las vueltas en U, había algo más que todas querían decir, pero no se atrevían: Por lo menos nadie iba a saber de esto. El accidente había ocurrido en un tramo desolado de la carretera. Habían salido del accidente antes de que alguien las viera. Ellas estaban a salvo. Las chicas esperaron a que el accidente saliera en las noticias: AUTO SE DESCARRILA POR DIQUE EN REEDS LANE, podían ver los titulares en sus mentes. La historia relataría el alto nivel de alcohol en la sangre de la chica y lo mal que el coche había quedado. Pero, ¿Qué otra cosa podrían decir los periodistas? ¿Y si Madison sí estaba paralizada? ¿Y si se acordaba de que ella no había estado conduciendo, o incluso recordaba a las chicas moviéndola? Al día siguiente, cada una de ellas estaba sentada frente la TV, comprobando sus teléfonos por las últimas noticias y mantenían la radio en volumen bajo, en estado de alerta. Pero la noticia no llegó . Pasó un día, y luego otro. Todavía nada. Era como si el accidente nunca hubiera ocurrido. En la mañana del tercer día, Hanna subió a su coche y se dirigió lentamente hacia Reeds Lane, preguntándose si lo había imaginado todo. Pero no, la barandilla estaba doblada. Allí estaban las marcas de neumáticos en el barro y algunos fragmentos de cristal en el suelo del bosque. -Tal vez su familia estaba muy avergonzada por lo que pasó y llegó a un acuerdo con la policía de mantenerlo en secreto -Spencer sugirió cuando Hanna la llamó para expresar su malestar por la falta de noticias-. ¿Recuerdas a Nadine Rupert, la amiga de Melissa? Una noche, cuando iban en último año, Nadine se emborrachó y estrelló su coche contra un árbol. Ella estaba bien, pero su familia le rogó a la policía para mantener el accidente


en secreto, y lo hicieron. Nadine estuvo fuera de la escuela durante un mes recibiendo rehabilitación, pero le dijo a todo el mundo que estaba en un hotel con Spa. Más tarde, sin embargo, ella se emborrachó de nuevo y le dijo a Melissa la verdad. - Solo deseo saber si está herida -dijo Hanna con un hilo de voz-. - Lo sé -Spencer parecía preocupada-. Llamemos al hospital. Lo hicieron, en llamada triple, pero como Hanna no sabía el apellido de Madison, las enfermeras no podían darles información. Hanna colgó el teléfono, mirando al vacío. Luego fue al sitio web de Penn State —que era la escuela a la que Madison dijo que iba— y realizó una búsqueda de ella, con la esperanza de que encontraría su apellido de esa manera. Pero había unas cuantas Madisons en segundo año, demasiadas para ir uno por uno. ¿Se sentiría mejor si confesara? Pero aunque explicase que otro coche había salido de la nada, dejándola fuera de la carretera, nadie le creería —ellos supondrían que ella había estado tan borracha como Madison. Los policías no la felicitarían por ser honesta tampoco — ellos la arrestarían. También se darían cuenta de que había necesitado ayuda para mover a Madison y que había reclutado a sus amigas. Ellas estarían en problemas también. Deja de pensar en eso, Hanna decidió. Su familia querrá dejarlo atrás, y tú debes hacer lo mismo. Así que se fue al mall. Se bronceó en la piscina del club de campo. Evitó a su hermanastra, Kate, y fue una dama de honor en la boda de su padre con Isabel, usando un vestido verde horrible. Eventualmente, dejó de pensar en Madison y en el accidente cada segundo del día. Después de todo el accidente no había sido culpa suya, y probablemente Madison estaba bien. No era como si Madison la conociera, de todos modos. Ella probablemente nunca la volvería a ver. Poco sabía Hanna que Madison estaba conectada con alguien que todas ellas conocían muy bien —alguien que las odiaba, de hecho. Y si ese alguien se enteraba de lo que ellas habían hecho, cosas terribles podrían suceder. Actos de represalia. Venganza. Tortura. Esa misma persona podía encargarse él mismo -o ella misma- y convertirse en la cosa que las cuatro chicas más temían. Un nuevo —y mucho más aterrador— A

Enviado por: Guadalupe Traducido por: Guadalupe Corregido por: Daniela y Brahms Op. 77


1. Tened cuidado, Mentirosas Un tempestuoso lunes por la mañana a finales de marzo, Spencer Hastings miraba la maleta de viaje estilo vintage de Louis Vuitton, apoyada sobre su cama tamaño queen. Estaba llena de cosas para su próximo viaje en el Eco Crucero por el Caribe de la secundaria Rosewood Day, una combinación de viaje de estudios y seminario científicomedioambiental. Usar la maleta era una antigua tradición de la buena suerte: Una vez había pertenecido a Regina Hastings, la tátara-tátara-abuela de Spencer. Regina había comprado una reserva de primera clase en el Titanic, pero decidió quedarse en Southampton unas semanas más y tomar el siguiente barco de vapor. Cuando Spencer lanzó una tercera botella de protector solar encima de la pila, el teléfono hizo un Bloop. Una burbuja de texto de Reefer Fredericks apareció en la pantalla. - Hola amiga - decía -¿En qué estás?Spencer encontró el número de Reefer en su lista de contactos y marcó. - Estoy empacando para el viaje- dijo cuando él contestó al primer timbre. - ¿Y Tú? - Sólo juntando unas cosas de último minuto- respondió Reefer. - Pero estoy disgustado. No puedo encontrar mi Speedo. - Oh, por favor - bromeó Spencer, enrollando un mechón de pelo rubio-miel alrededor de su dedo. - Tú no tienes un Speedo . -Me atrapaste. - Reefer rio. -Pero realmente no puedo encontrar mi traje de bañoEl corazón de Spencer dio un vuelco al pensar en Reefer en traje de baño —Pudo adivinar a través de su polera que él era tonificado. Su escuela iba al crucero también, junto con otras escuelas privadas del área triestatal. Había conocido a Reefer en una cena de Admisión Temprana en Princeton unas semanas antes, y aunque ella no había estado en su onda hippie, y ambiente marihuanero al comienzo, él terminó siendo lo mejor que obtuvo de su desastroso fin de semana de futura estudiante en el campus. Desde que había regresado a Rosewood, se habían estado enviando mensajes de texto y llamándose mutuamente... mucho. Durante una maratón de Dr. Who en BBC América, se llamaban entre sí durante las pausas comerciales para discutir sobre los bizarros adversarios alienígenas del doctor. Spencer introdujo a Reefer a Mumford & Sons, y Reefer le presentó Grateful Dead, Phish, y otras bandas acústicas, y antes de que ella se diera cuenta, había desarrollado una atracción masiva hacia él. Él era divertido,


inteligente, y más que eso, nada parecía darle miedo. Era el humano equivalente a un masaje de piedras calientes — justo el tipo de chico que Spencer necesitaba en estos momentos. Esperaba que algo pasara entre ellos en el viaje. La parte superior del barco parecía el escenario perfecto para un primer beso, la puesta de sol tropical como una gran hoguera a su alrededor. O tal vez el beso iba a ocurrir en una zambullida —ambos estaban tomando una clase de buceo juntos. Tal vez estarían nadando alrededor de un cultivo de coral de color rosa, y de repente sus manos se tocarían bajo el agua, y ellos nadarían a la superficie, se quitarían sus máscaras, y luego... Reefer tosió en el otro extremo, y Spencer se sonrojó como si hubiera expresado los pensamientos en voz alta. En la realidad, ella no estaba segura de lo que él pensaba de ella—había estado coqueto con ella en Princeton, pero hasta donde sabía, él era así con todas las chicas. De repente, un anuncio en la TV le llamó la atención. MUERTE EN JAMAICA: EMPIEZA INVESTIGACIÓN DE CHICA ASESINADA. La Imagen de una chica rubia familiar brilló en la pantalla. TABITHA CLARK, decía el pie de foto. - Uh, ¿Reefer? - dijo Spencer abruptamente. - Me tengo que ir. Spencer colgó y se quedó mirando la TV. Un hombre de pelo gris, de aspecto severo apareció después. MICHAEL PAULSON, FBI, decía un título debajo de su cara. -Estamos empezando a juntar las piezas de lo que podría haber causado la muerte de la señorita Clark.- le dijo a un grupo de periodistas. - Al parecer, la señorita Clark viajó sola a Jamaica, pero estamos tratando de recrear una línea del tiempo de dónde y con quién estuvo ese día. Después de eso, la noticia pasó a la historia de un asesinato en Fishtown. De repente, los alegres y coloridos trajes para usar en el Resort cuidadosamente doblados en la maleta parecían perversos y ridículos. El sol sonriente en la botella de protector solar parecía estar burlándose de ella. Era ridículo volar en un viaje tropical como si no hubiera nada mal. Todo estaba mal. Era una asesina sin corazón, y los policías llegarían a ella rápidamente. Desde que Spencer y sus amigas descubrieron que habían matado a Tabitha Clark —no a la Verdadera Alison DiLaurentis como todas habían pensado— Spencer no había sido capaz de tener un respiro. Al principio, los policías habían pensado que Tabitha se había ahogado accidentalmente, pero ahora sabían que había sido asesinada. Y los policías no eran los únicos que lo sabían. El Nuevo A también lo sabía. Spencer no tenía ni idea de quién podría ser el Nuevo A, el insidioso mensajero que sabía todo sobre sus vidas. Primero, ella y las otras habían pensado que era la Verdadera Ali —


tal vez había sobrevivido a la caída de la cubierta del techo y estaba tras ellas de una vez por todas. Pero luego, las autoridades identificaron los restos devueltos por el mar como los de Tabitha, y se dieron cuenta de lo locas que habían estado incluso por considerar que Ali había sobrevivido al incendio en los Poconos. Puede que sus huesos no hayan sido encontrados, pero ella estaba en el interior de la casa cuando explotó. No había manera de que pudiera haber salido, a pesar de que Emily aún se aferraba a esa teoría. Después, las chicas habían pensado que A podría ser Kelsey Pierce, quien Spencer había delatado por posesión de drogas el verano anterior. Kelsey tenía sentido: no sólo Spencer le había hecho daño, sino que Kelsey también había estado en Jamaica al mismo tiempo en que las chicas estuvieron. Pero eso resultó ser un callejón sin salida. Luego, habían pensado que A era Gayle Riggs, la mujer a la que Emily había prometido —y luego roto la promesa— de darle a su bebé aún no nacido, y quien terminó siendo la madrastra de Tabitha. Pero esa teoría fracasó cuando Gayle terminó muerta en la puerta de su casa. ¿Más escalofriante? Estaban seguras de que el Nuevo A la había matado. Lo que era desconcertante—y aterrador. ¿Gayle sabía algo que no debería saber? ¿O A tenía la intención de matar a Spencer y las demás en su lugar? Y A lo sabía todo. A no sólo había enviado fotos de las chicas hablando con Tabitha durante la cena de la noche en que la habían matado, sino que también habían recibido una foto del cuerpo destrozado de Tabitha en la arena. Era como si A hubiera estado preparado y listo en la playa, con la cámara en mano, prediciendo la caída antes de que sucediera. Había otro extraño giro también: Tabitha había sido paciente de la Reserva en Addison-Stevens, un hospital mental, al mismo tiempo que la Verdadera Ali había estado allí. ¿Habían sido amigas? ¿Por eso Tabitha actuaba tanto como Ali en Jamaica? El teléfono de Spencer sonó otra vez, y ella saltó. El nombre de Aria Montgomery apareció en la pantalla. - Estás viendo las noticias, ¿no es así? – Spencer dijo cuándo contestó. - Sí. - Aria sonaba angustiada. - Emily y Hanna están en la línea, también. - Chicas, ¿qué vamos a hacer? - dijo Hanna Marin estridentemente. - ¿Debemos decirles a los policías que estuvimos en el resort, o debemos guardar silencio? Pero si nos quedamos en silencio, y luego otra persona le dice a la policía que estuvimos allí, nos veremos culpables, ¿verdad? -Tranquilas. - Spencer miró las noticias de nuevo. El padre de Tabitha, quién era también el esposo de Gayle, estaba en la pantalla ahora. Él lucía exhausto—como debía ser. Su hija y su esposa habían sido asesinadas en menos de un año. -Quizás debamos entregarnos. - Aria sugirió. -¿Estás loca? - Emily Fields susurró.


-Está bien, quizás yo debería entregarme. - Aria repitió.- Yo fui la que la empujó. Soy la más culpable. -Eso es ridículo. - Spencer dijo rápidamente, bajando su voz. - Todas lo hicimos, no solo tú. Y nadie se entregará, ¿Está bien? Un pequeño movimiento afuera le llamó la atención, pero cuando fue hacia la ventana, no vio nada sospechoso. El prometido de su madre, el Sr. Pennythistle, había estacionado su enorme SUV en la calle. La nueva mujer que se había mudado a la casa de los Cavanaugh al otro lado de la calle estaba arrodillada sobre el jardín, deshierbando. Y a la izquierda, Spencer apenas podía divisar la ventana de la antigua habitación de Alison DiLaurentis. Cuando Ali vivía allí, las cortinas rosas estaban siempre abiertas, pero la nueva dueña de ese cuarto, Maya St. Germain, siempre dejaba las persianas de madera cerradas. Spencer se sentó en la cama. - Quizá no importa que la policía haya descubierto que Tabitha fue asesinada. Aún no hay posibilidad de que ellos puedan conectar su muerte con nosotras. - A menos que A hable. - Emily advirtió. – ¿Y quién sabe de lo que es capaz A? Quizás no deje de culparnos por la muerte de Tabitha. A puede incriminarnos por la muerte de Gayle también. Estuvimos allí. - ¿Alguna ha oído de A? - Aria preguntó. - Es raro que A haya estado en silencio desde el funeral de Gayle. - El funeral había sido hace casi una semana. - Yo no. - Spencer dijo. - Yo tampoco. - Emily dijo. - A probablemente está planeando el próximo gran ataque. - Hanna sonaba preocupada. - Necesitamos detenerlo antes que suceda. - Spencer dijo. Hanna soltó un bufido. - ¿Cómo vamos a hacer eso? Spencer caminó hacia su cama, y nerviosamente tocó el broche de oro de la maleta. Ella ni siquiera tenía el inicio de una respuesta. Quien quiera que sea el Nuevo A, el Nuevo A estaba loco. ¿Cómo podría anticipar la próxima jugada de un lunático? - A mató a Gayle. - Spencer dijo después de un momento. - Si descubrimos quién es A, podemos ir a la policía. - Sí, y entonces A se daría vuelta hacia la policía y nos delataría a nosotras. -Hanna señaló.


- Quizás los policías no le creerían a un asesino. Spencer dijo. - Sí, pero A tiene fotos para probarlo. – Aria dijo. - No de nosotras específicamente. - dijo Spencer. - Y de todas formas, si nosotras descubrimos quien es el Nuevo A quizá podamos encontrar las fotos y borrarlas. Aria inhaló. – Todo eso sonaría genial si fuéramos como, James Bond. Ahora mismo, no sabemos quién es A. - Saben, es bueno que vayamos a este viaje. - Hanna dijo después de un momento. Nos dará tiempo para pensar. Aria soltó un bufido. - ¿De verdad piensas que A nos va a dejar solas? Hanna inhaló. – ¿Estás diciendo que quizás A venga? - Espero que no. - Aria dijo - Pero no me hago ilusiones. - Yo tampoco. - dijo Spencer. Ella también había considerado la posibilidad de que A estuviera a bordo. La idea de estar atrapada en la mitad del océano con un psicópata era aterradora. - ¿Cómo se sienten volviendo al Caribe? - Emily preguntó, nerviosa. - Yo siento como que me recordará… todo. Aria gimió. - Al menos no vamos a Jamaica. - dijo Hanna. El crucero pararía en San Martin, Puerto Rico, y Bermudas. Spencer cerró los ojos y pensó en lo emocionada que había estado por ir a Jamaica en el receso de primavera pasado. Ellas tenían todo planeado para dejar a la Verdadera Ali, las crueles notas de A que habían recibido de ella y su casi-muerte en los Poconos, totalmente atrás. Ella había empacado bikinis, remeras, y el mismo protector de sol Neutrogena que acababa de poner en su valija, la esperanza creciendo en su pecho. Se terminó todo, ella pensaba. Mi vida será genial ahora. Miró al reloj de su cuarto. - Chicas, son las diez. Será mejor que nos vayamos. - Ellas debían estar en el muelle en Newark, New Jersey, un poco después de mediodía. - Mierda - dijo Hanna. - Las veo allí. - Aria respondió. Todas cortaron. Spencer metió su teléfono en su bolso de playa hecho de cáñamo, luego


lo levantó sobre su hombro y enderezó su maleta con ruedas. Cuando estaba casi en la puerta, algo afuera de la ventana le llamó la atención, otra vez. Ella caminó hacia la ventana otra vez y miró hacia el patio de los DiLaurentis. Al principio, ella no estaba segura de qué era diferente. Las canchas de tenis, que la nueva familia había construido sobre el agujero a medio excavar donde los obreros habían encontrado el cuerpo de Courtney DiLaurentis, estaban vacías. Las ventanas de la antigua habitación de Ali seguían cerradas. La terraza multinivel de atrás, donde las chicas solían reunirse, chismear y calificar chicos, estaba limpia de hojas. Pero entonces ella lo vio: Había un salvavidas infantil en la mitad del patio de Ali. Era rojo con rayas blancas, como un bastón de caramelo, y tenía unas largas y curvas letras estilo pirata que decían: LOS HOMBRES MUERTOS NO CUENTAN CUENTOS. Bilis subió a la garganta de Spencer. A pesar de que no hubiese nadie alrededor, se sentía como si el salvavidas fuera un mensaje de A. Mejor aférrate a esto para salvar tu vida, parecía que A estaba diciendo, porque yo puedo hacer que acabes caminando por la borda.

Enviado por: Guadalupe Traducido por: Guadalupe Corregido por: Daniela y Ximena


2. La Sirenita de Emily El camino que llevaba a los astilleros de Newark era una sosa autopista de dos carriles con complejas oficinas de apariencia genérica, estaciones de gasolina, y sórdidos bares. Pero cuando Emily Fields y su padre giraron bruscamente hacia la izquierda y entraron al litoral, el cielo se abrió, la esencia de la sal se sentía pesada en el aire, y el enorme crucero Celebrity se alzaba ante ella como una gigante torta de matrimonio de muchos pisos. -Whoa -Emily suspiró. El barco se estiraba a lo largo de muchas cuadras, y había más portillas circulares en cada piso de los que ella podía contar. Emily había leído en el folleto del Eco Crucero que la embarcación contenía un teatro, un casino, un gimnasio con diecinueve cintas para correr, un estudio de yoga, un salón de belleza y spa, trece restaurantes, once salas, un muro para escalar y una piscina con oleaje. El Sr. Fields condujo hacia un estacionamiento desocupado cerca de una gran tienda con un letrero que decía PASAJEROS, ¡HAGAN EL CHECK-IN AQUÍ! Había una fila de unos treinta chicos con maletas y bolsos. Luego de que se detuvo el motor, se quedó sentado mirando derecho hacia el frente. Gaviotas circundaban el cielo. Dos chicas chillaron emocionadas cuando se vieron. Emily aclaró su garganta de forma rara. -Gracias por traerme. El Sr. Fields giró abruptamente y la miró con firmeza. Su mirada era fría como el metal y dos líneas curvas acentuaban su boca como paréntesis. -Papá... - El estómago de Emily comenzó a doler-. ¿Podemos hablar de esto? El Sr. Fields cerró la boca y miró hacia el frente. Luego subió el volumen de la radio. Habían estado escuchando una estación de noticias de New York toda la segunda mitad del viaje; ahora un reportero estaba hablando monótonamente sobre alguien llamada la Pija Ladrona quien había escapado de una celda de New Jersey esa mañana. -La Sra. Katherine DeLong podría estar armada y ser peligrosa -el reportero decía-. Y ahora, con el tiempo... Emily bajó el volumen de nuevo. -¿Papá? Pero su padre no prestó ninguna atención. La boca de Emily tembló. La semana pasada, había roto el silencio y le contó a sus padres que había tenido a una niña en secreto en el verano y la había dado en adopción poco después de que nació. Omitió unos cuanto


detalles sórdidos, como el aceptar el dinero de Gayle Riggs, una rica mujer que había querido al bebé y luego cambiar de opinión y devolver el dinero, el cual A había interceptado. Pero les contó gran parte. Cómo se había escondido en la habitación de la residencia de su hermana Carolyn en Philadelphia durante el tercer trimestre. Cómo había visto a una gineco-obstetricia en la ciudad y había programado una cesárea en el hospital Jefferson. La mamá de Emily no parpadeó durante toda la historia. Luego de que Emily terminó, la Sra. Fields tomó un gran trago de su té y agradeció a Emily por ser honesta. Incluso le preguntó si estaba bien. Las nubes se habían partido en la mente de Emily. Su madre estaba actuando normal — ¡Incluso relajada! - Me mantengo -le respondió-. La bebé está con una familia genial. Los vi el otro día. La llamaron Violet. Tiene siete meses ahora. Luego un músculo en la mejilla de la Sra. Fields tembló. -¿Siete meses? - Sip, -Emily dijo-. Sonríe. Y saluda. Son padres maravillosos. Y entonces, como una luz prendiéndose abruptamente, la realidad golpeó a la madre de Emily con toda su fuerza. Ciegamente buscó la mano de su marido como si estuvieran en un témpano de hielo que se hundía. Luego de chillar, se levantó y corrió al baño. El Sr. Fields se quedó sentado, impactado, por un momento. Luego se dio vuelta hacia Emily. -¿Le contaste sobre esto a tu hermana también? - Sí, pero por favor no se enojen con ella -Emily dijo en voz baja-. Desde ese día, la madre de Emily apenas había salido de su dormitorio. El Sr. Fields manejó los quehaceres, haciendo la cena, firmando las autorizaciones de Emily y lavando la ropa. Cada vez que ella trataba de tocar el tema con él, su papá la callaba ¡Y mejor que se olvidara de hablarle a su mamá! Cuando Emily se acercaba al dormitorio de sus padres, su padre aparecía, aparentemente de la nada, como un rabioso perro guardián, sacándola de allí. Emily no tenía idea de qué hacer. Habría preferido que sus padres la enviaran a un reformatorio o a vivir con sus familiares ultra-religiosos en Iowa, como hicieron cuando se enojaron con ella el año pasado. Quizás no debería haberle dicho a sus padres sobre el bebé, pero no quería que ellos se enteraran por alguien más —como el Nuevo A. El departamento de Policía de Rosewood lo sabía también, al igual que Isaac, el padre del bebé y el Sr. Clark, el marido de Gayle.


Impresionantemente, las noticias sobre el bebé no habían llegado a Rosewood Day, pero no importaba —Emily igual se sentía como una paria—. Añadiendo el hecho de que había presenciado un asesinato dos semanas atrás y que la policía ahora estaba investigando la muerte de Tabitha, y la mayoría de los días apenas podía contenerse. También estaba más segura que nunca de que A era la Verdadera Ali —Que ella había sobrevivido al incendio en Poconos y estaba libre para ir tras ellas de una vez por todas—. La Verdadera Ali había incriminado a Kelsey Pierce, conduciendo a Emily a casi matarla en la Cantera del Hombre Flotante. Luego había tirado las sospechas sobre Gayle, disparándole cuando se puso en el camino. Emily tembló ¿Qué debería hacer ahora? Una fuerte bocina sonó desde el barco y la sacó de sus pensamientos. -Bueno, supongo que debo irme -dijo Emily suavemente-, mirando otra vez a su papá- Gracias por, um, dejarme venir a esto igual. El Sr. Fields tomó un sorbo de su botella de agua. -Agradece al profesor que te nominó para la beca. Y al Padre Fleming. Aun no creo que debas ir. Emily jugueteó con una gorra de la Universidad de North Carolina en su regazo. Sus padres no tenían dinero para enviar a sus hijos en frívolos viajes escolares, pero se había ganado una beca por su clase de botánica. Luego de que sus padres se enteraran del bebé, el Sr. Fields fue hacia el Padre Fleming, su sacerdote, para preguntarle si aún debería dejarla ir. El Padre Fleming había dicho que deberían —les daría tiempo para procesar lo que había ocurrido y aclarar sus sentimientos. No quedaba nada más que Emily pudiera hacer aparte de abrir la puerta, tomar sus bolsos y caminar hacia la carpa de check-in. No había dado ni tres pasos cuando su papá prendió el motor y se fue por el camino, ni siquiera quedándose a ver cómo el barco se iba como la mayoría de los padres. Parpadeó deteniendo lágrimas, haciendo un gran esfuerzo para no llorar. Mientras se puso en la fila, un chico de veintitantos que usaba un par de lentes rojos con forma de estrella se le acercó -¡Te tengo! -dijo, moviendo un dedo. La cara de Tabitha apareció en la mente de Emily. -¿Q-qué? -dijo. -¡Eres una fan del Cirque du Soleil en secreto! -El chico sacó su mano-. Mi nombre es Jeremy. Soy el director de tu crucero esta semana. ¿Te gustaría ser una invitada en la maravillosa presentación de esta noche del Cirque du Soleil? El tema del show es la Madre Tierra, en honor a que este sea un Eco Crucero. Muchos chicos pasaron y se rieron. -Creo que paso -Emily murmuró, huyendo hacia adelante. Le mostró su pasaporte a la chica del check-in y le dieron una llave para su cabina, una


carta de comida y menú diario, y un mapa del barco. Por último pero no menos importante, recibió un panfleto que contenía una lista de las varias clases, actividades, seminarios, juntas de grupo y oportunidades de voluntariado para la semana —se requería a los estudiantes que participen en una clase por créditos y que sean voluntarios en la “comunidad” del barco, ayudando a limpiar, cocinar, planear eventos o cuidar del enorme acuario con peces en peligro de extinción del barco, entre otras cosas—. Los cupos de voluntarios eran por orden de llegada; Emily ya se había registrado para un turno de salvavidas en la piscina principal. Pero aún no sabía cuál clase iba a tomar, así que escaneó rápidamente la lista. Estaba Explorar las Arrecifes Responsablemente, La Búsqueda del (Eco) Tesoro Hundido, Limpiar la Marisma en un Kayak. Se decidió por un curso llamado Observación de Aves Caribeñas. Se subió a un elevador que la llevaría a su habitación. Una banda estilo Calypso tocaba ruidosamente en una cubierta superior, el bajo retumbaba en las paredes. Unas cuantas chicas estaban hablando de un bar muy genial en San Martín sobre el que habían oído. Dos chicos hablaban sobre hacer kitesurf en Puerto Rico. Todos estaban vestidos con shorts y sandalias, a pesar de que hacían 45° F afuera. Emily envidiaba su emoción despreocupada —ella no podía ni convencer a sus labios de formar una sonrisa. Todo en lo que podía pensar eran los ojos vacantes de su madre, el severo ceño fruncido de su padre, el odio en sus corazones. El agente de la FBI en las noticias esta mañana. El cuerpo muerto de Gayle. La cara de Tabitha cuando se dio cuenta de que estaba cayendo. Un acechador en la oscuridad, riendo, listo para herirla de verdad. También pensaba en Ali —la Verdadera Ali y Su Ali. Todo este tiempo, Emily había estado escondiendo un secreto: En Poconos, las chicas habían escapado de la casa justo antes de que se prendiera, con la Verdadera Ali aun al interior. Sin embargo, lo que las otras no sabían era que Emily había dejado la puerta de la cabaña abierta para que la Verdadera Ali pudiera escapar también. Les había dicho a todos que la había cerrado con fuerza. Y cuando la policía no encontró su cuerpo, Emily estuvo segura de que la Verdadera Ali sí había escapado y aún estaba viva. Por muchos, muchos meses, Emily había esperado que la Verdadera Ali recuperaría sus sentimientos y les pediría perdón por ser A. Emily sería la primera en perdonarla, por supuesto. Después de todo, ella había amado a Ali—ambas Alis. Ella las había besado a las dos, su Ali en su casa del árbol en séptimo grado, y la Verdadera Ali el año pasado. Pero eso fue antes de que la Verdadera Ali se metiera con su hija. Algunos de los mensajes de A amenazaban la vida de Violeta. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la Verdadera Ali había sobrepasado los límites. A la Verdadera Ali no le importaba Emily para nada y ciertamente no tenía intenciones de tratar de hacer las cosas bien. Ella solo era...malvada. Casi inmediatamente, la esperanza y amor que Emily había sentido se marchitaron, dejando un enorme agujero en su corazón.


El elevador sonó, y una voz automática anunció que estaban en la cubierta Amanecer. Un grupo de chicos marchó por el largo y chillón pasillo alfombrado para encontrar sus habitaciones. Sin intenciones de quedarse atrapada tras ellos, Emily se dirigió hacia la puerta corrediza de vidrio que guiaba a un pequeño patio con vista al agua. Caminó por la puerta y dejó que el frío aire marino llenara sus pulmones. En el cielo había gaviotas gritando. El tráfico se oía a la distancia. La cima de las olas era blanca y espumosa y un bote salvavidas se balanceaba siete cubiertas más abajo. Luego Emily oyó a alguien toser, saltó. Una chica con la piel oliva y largo cabello castaño estaba de pie al otro extremo del balcón. Usaba lentes de sol oscuros, un vestido blanco con un ojal, y zapatos de tacón bajo tipo ballerinas con un moño de grogrén color rosado y blanco. Al comienzo Emily no dijo nada. La chica era tan etérea y tranquila que pensó que podría ser un fantasma. Pero luego la chica se dio vuelta y sonrió. -Hola. - ¡Oh! -Emily dijo, dando un paso atrás-. T-tú me asustaste. No estaba segura de que fueras real. Las esquinas de la boca de la chica se levantaron. -¿Ves seguido a gente que no es real? -Nunca a nadie como tú. -Emily dijo, y luego cerró de golpe su boca. ¿Por qué acababa de decir eso? La chica levantó sus cejas, sacándose los lentes de sol. Y luego se acercó. De cerca, Emily pudo ver las margaritas en sus mejillas. Sus llamativos ojos verdes brillaban, y olía tan flagrantemente a perfume de jazmín que Emily se sintió un poquito exaltada. -Quizás yo soy un fantasma -la chica susurró-. O una sirena. Estamos en el mar, después de todo. Luego tocó la punta de la nariz de Emily, se dio vuelta, y desapareció por la puerta corrediza. Emily se quedó en una nube de jazmín, su boca se mantenía abierta, la punta de su nariz cosquilleaba. No estaba segura de que acababa de ocurrir, pero definitivamente le había gustado. Por un breve segundo, el fantasma —o sirena, o lo que sea que era— la hizo olvidar absolutamente todo lo que estaba mal en su vida.

Traducido por: Daniela Corregido por: Brahms Op. 77


3.Las Mejores Parejas Siempre se Comprometen -¡Bienvenidos a la Feria de Actividades y Voluntariados! - dijo un chico de cabello color arena a Aria Montgomery y a su novio, Noel Kahn, mientras entraban al casino del barco. - ¿No estás muy emocionado de estar aquí? - Uh, seguro - Noel dijo, mirando al chico con cautela. - ¡Genial! - el chico dijo. Aria estaba casi segura de que había tenido una versión idéntica de los lentes de sol con forma de estrella que él estaba usando ahora cuando ella tenía seis años. Se detuvo incómodamente cerca de ellos cuando habló. - El nombre es Jeremy. Soy el director de su crucero por la semana - continuó. - ¡Y vamos a tener diversión, diversión, diversión! Tenemos los mejores shows en el mar—y el comediante más divertido en Lou el Defensor de la Tierra. ¡Se reirán—y aprenderán cómo salvar el planeta! - Los escoltó hacia adentro - ¡Den una vuelta! ¡Hagan nuevos amigos! ¡Y no olviden escoger una actividad y tarea voluntaria! Aria miró a su alrededor. Máquinas tragamonedas zumbando, mesas de póker y blackjack de fieltro verde, y un bar curvo, con encimera de mármol se extendía tan lejos como el ojo podía llegar a ver. Noel presionó un botón en la máquina tragamonedas, un mensaje salió que decía INTÉNTELO NUEVAMENTE MÁS TARDE. Noel miró a otro trabajador del crucero, una mujer con labios brillantes usando un traje blanco. - ¿Podemos apostar? - Oh, sí, ¡En la noche de casino! - La mujer tenía expresión brillante, de muñeca Barbie. Sin embargo no ganas dinero real— ¡ganas estas pequeñas y lindas monedas de delfín que puedes llevar a casa como recuerdo! Están hechas por mujeres de tribus en Sudáfrica, ¡son 100 por ciento de lana reciclada! Noel arrugó su nariz. Aria le dio un codazo en la rodilla. - Probablemente sea bueno que no podamos jugar con dinero, sabes. ¿Recuerdas la vez que jugamos blackjack y trataste de contar cartas? Te hice trizas. - No lo hiciste - Noel dijo bruscamente. -¡Lo hice! -Bueno, exijo revancha. Incluso si es por fichas de delfín recicladas. - Una esquina de la boca de Noel se levantó. Aria sonrió alegremente. Se sentía tan magnífico llevarse bien con Noel otra vez. Habían


estado peleando mucho recientemente, primero porque Aria estaba segura de que a Noel le gustaba la estudiante de intercambio de su familia, Klaudia, quien afortunadamente tenía problemas con su visa y no pudo venir al crucero. Luego Aria descubrió un secreto sobre el padre de Noel, el cual derivó a más problemas entre ellos. Pero se habían reconciliado por todo, y ahora estaban excelente. Se adentraron más en el casino, mirando los stands de actividades en busca de expediciones de senderismo, caminatas artísticas, y las clases-por-crédito obligatorias como ¡Convierte tu Vehículo en Energía de Maíz! Luego Noel apretó su brazo. - ¿Estás segura de que está bien que haya tomado esa clase esta mañana? - Preguntó. - Por supuesto, - Aria respondió con voz madura. El barco había desembarcado hace unas cuantas horas, y Noel casi inmediatamente abandonó a Aria para surfear con un exprofesional en la piscina con olas. Ahora olía fuertemente a cloro, y sus ojos estaban un poquito caídos, de la forma que siempre se ponían cuando ha tenido un ejercicio pesado. - Vamos, - Noel se urgió. - Di la verdad. Aria suspiró. - Está bien, quizás estoy un poquito decepcionada de que no pasamos las primeras horas juntos. Especialmente cuando el barco salió del puerto. Tocaron “Over the Rainbow!” fue muy lindo y romántico. Pero podremos pasar mucho tiempo juntos, ¿cierto? - Por supuesto. - Noel tomó la cara de Aria en sus manos. - Sabes, realmente me gusta esta nueva política de seamos-honestos-siempre. - A mí también - Aria dijo, pero luego jugó con los amarres de su blusa con diseño de veleros. Ella y Noel estaban tratando realmente de apegarse a una regla de lahonestidad-es-la-mejor-política, diciéndose la verdad sobre todo el uno al otro. Cuando Aria no quiso ver Game of Thrones en HBO otra vez, lo dijo. Cuando Noel realmente quería el autoservicio de McDonald’s en vez de otra cena en el restaurante vegano favorito de Aria, lo dejó claro. Era liberador, pero Aria también se sentía como un fraude porque aún no le había contado sus grandes secretos, como lo que había ocurrido en Islandia el verano pasado— sólo una persona lo sabía. Él no sabía que había un nuevo A en la ciudad tampoco, o que ella y sus amigas habían hecho algo terrible en Jamaica. Peor, ahora que la muerte de Tabitha había sido estimada un asesinato, Noel estaba repentinamente interesado en la historia. Mientras los dos estaban pasando el rato en la casa de él hace unos días, un reporte de CNN sobre Tabitha había salido en la pantalla. Noel lo pausó y miró con los ojos entrecerrados a la foto de Tabitha. - Me parece muy conocida, - murmuró. Aria rápidamente cambió el canal, pero podía sentir la mente de Noel trabajando. Él había tomado nota de Tabitha cuando estaban en Jamaica. ¿Cuándo haría la conexión? Una


vez lo hiciese, probablemente le diría a la policía todo lo que recordaba de ella en el viaje. Le diría que Aria había estado con él en Jamaica también, y entonces la policía le haría preguntas a ella. Al teléfono con las chicas, ella había mencionado una idea que había estado destilándose en su mente toda la semana: Entregarse. Por un lado, sería un gran alivio—no tendría que ocultarlo más. Por otro, su vida estaría acabada. ¿Realmente quería eso? Aria había esperado usar el tiempo en este crucero para pensar qué quería hacer realmente, pero se preocupaba por la investigación policial. ¿Y si los policías lo averiguaban antes de que ella se decidiera? ¿Y si A les daba una pista que ni ellas sabían todavía que A tenía? Aria preferiría que la confesión fuera bajo sus términos, su decisión, pero sentía como que se le estaba acabando el tiempo. Ahora pasaron por un montón de stands ofreciendo inscripciones para taller de cortos de ficción, clases de alfarería, y un eco tour patrocinado por Greenpeace. Entonces Aria vio un letrero que decía ¡BUSQUEDA DEL TESORO! Junto a este había fotos de niños mirando pistas, bajando por la tirolesa, y subiendo por el bosque tropical. ¡EXPLORA LAS ISLAS! decía un letrero. ¡HAZ UNA DIFERENCIA AMBIENTAL! ¡GANA GRANDES PREMIOS! - Genial - Aria tomó un volante. Una rubia regordeta de pelo rubio rojizo con una credencial que decía GRETCHEN se acercó, con una gran sonrisa en su cara pecosa. - ¿Interesados? - preguntó. - Les damos pistas que los envían a todas partes en las tres islas. Hay una investigación involucrada, así que cumple con el requisito de la clase-por-créditos. Será muy divertido también. - Suena genial. - Aria ya se podía imaginar buscando pistas y explorando las islas con Noel. Pero cuando miró a Noel en busca de su opinión, él estaba hablando con un chico alto con mejillas quemadas por el sol en otra mesa. CONVIÉRTASE EN UN SURFER CAMPEÓN EN SIETE DÍAS, decía un letrero sobre la cabeza del chico quemado. Increíblemente, era una clase-por-crédito también, la versión del crucero para educación física. - Chico, apúntame - Noel dijo emocionado, tomando un lápiz de un tazón con un surfeador en la parte de enfrente. - Noel, espera. - Aria lo tomó del brazo. - ¿No te parece que esto podría ser divertido para los dos? - Apuntó al letrero de la búsqueda del tesoro. Noel frunció el ceño. - Mejor surfeemos. Aria se dio vuelta hacia el chico quemado, quien probablemente era el instructor. - ¿Está bien si no soy una nadadora fuerte?


Él arrugó su pecosa nariz... - ¿Puedes nadar estilo Crawl? - Puedo nadar a lo perrito - Dijo optimistamente. Técnicamente nunca había aprendido a nadar—habían tantas otras actividades más interesantes que quiso probar cuando era chica en vez de eso. Hacer clavados en Jamaica la había asustado a muerte. Siempre hizo que Emily se quedara cerca de donde ella caía para que la rescatara si es que lo necesitaba. El instructor parecía escéptico. - Los surfistas necesitan dar brazadas entre olas muy potentes. No creo que puedas manejarlo. Noel parecía aniquilado. Aria le sonrió. - Toma las lecciones de surf igualmente. - ¡No! - dijo rápidamente. - Está bien. - Aria le apretó la mano - ¿Qué importa si no hacemos la misma actividad? Podemos hacer el mismo trabajo voluntario. O pasar el rato en otros momentos. - ¿Estás segura? - La voz de Noel titubeó. - Absolutamente. - Aria besó su nariz. - Quiero que los dos seamos felices. Noel puso sus brazos alrededor de ella y la levantó del piso. - Eres la persona más dulce del mundo. La bajó, y por un momento, Aria sí se sintió muy dulce. Pero luego le picó la parte de atrás de su cuello, y sintió la presencia de alguien tras ella. Miró entre la multitud de chicos, los stands de actividades, y las brillantes tragamonedas. Había un gran letrero sobre una mesa vacía que decía PROTEGE EL MAR. SALVA EL PLANETA. VIVE AL MÁXIMO. Una sombra se movió tras este, y luego una puerta marcada como SOLO PERSONAL AUTORIZADO se cerró. El corazón de Aria saltó, y miró con firmeza a la puerta, deseando que quien sea que haya sido se devolviera. La puerta se mantuvo cerrada. Y peor aún, inclinándose sobre el sonido de las máquinas tragamonedas, los gritos de los líderes de actividades, y las conversaciones de todos los chicos metidos dentro de la habitación, hubo una aguda y espeluznante risa. El corazón de Aria cayó a sus pies. Cada vez que escuchaba esa risa, fuera coincidencia o no, alguien estaba cerca. -A.

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena


4. ¡Hola, Compañera de Habitación! Más tarde esa noche, Hanna Marin estaba sentada con su novio, Mike Montgomery, en un asiento acolchado en el Café Moonlight, un restaurante al aire libre en la cubierta superior del barco. Brillantes y centelleantes estrellas servían de techo, y una liviana brisa de aroma salado ocasionalmente apagaba las velas en las mesas. Garzones iban y venían llevando grandes ensaladas con vegetales orgánicos, pollo de granja con salsa jerk, y las mejores patatas fritas orgánicas que Hanna había probado. Una banda reggae tocaba una canción de Bob Marley, los músicos estaban vestidos en trajes de diseños tropicales. Cuando la canción terminó, el director del crucero, a quien Hanna había comenzado a llamar “Espeluznante Jeremy” por lo cerca que se paraba de la gente cuando hablaba y la rara sonrisa que parecía estar tatuada en su cara, tomó el micrófono. - Estos chicos son geniales, ¿ah? Pero si crees que tú eres mejor, ¡muestra tus habilidades en el espectáculo América tiene talento la noche del Domingo! ¡Comiencen a trabajar en sus actos desde ya, chicos! ¡El primer premio es un scooter Vespa! Mike cruzó sus brazos sobre su torso - Noel y yo haremos un acto de hip-hop. Hanna lo miró con cara de loco. - ¿De verdad van a participar en el show de talentos? Mike se encogió de hombros. - ¿No lo oíste? El primer premio es una Vespa. Y Noel y yo hicimos algunas rimas en Jamaica. Hanna casi se atragantó con una papa. Lo último que quería hacer era recordar Jamaica. Pero cada cosa de hoy le recordaba ese terrible viaje: El aroma a frutilla artificial del bloqueador solar en spray de alguien, la marca de bebidas de naranja que venían en los cafés, la camisa de un chico que decía ¡JAMAICA LOCO! Había una fiesta de tema Jamaiquino planeada para dos días más, la cual ni siquiera tenía sentido ya que no iban a ir a Jamaica en este crucero. Tomó otra papa y se la puso en la boca, concluyendo no pensar en Jamaica en este viaje —o en ninguna otra de las cosas de mierda que había ocurrido. Como el hecho de que recientemente había sido testigo de un asesinato. Y, oh sí, que ella era el objetivo inicial. O que los policías estaban así de cerca de averiguar lo que le hicieron a Tabitha. ¿Qué ocurriría cuando lo supieran? Su familia sería deshonrada, por supuesto. La campaña a senador de su papá estaría arruinada. Hanna tendría una larga vida en prisión por delante. James Freed, un amigo de Mike, apareció en su mesa. - Hermano - se sentó - ¿Oíste sobre la escuela católica de chicas que está aquí? Son H-O-T - Susurró las letras dramáticamente. - Aparentemente se mueren por un poco.

- ¿Hola, James? - Hanna lo miró a nivel, recordándole que ella era la novia de Mike.


James la miró apáticamente. - Hola - Luego se volvió de vuelta a Mike. - Algunas de las playas en San Martín permiten el nudismo. ¿Quieres ayudarme a convencer a las chicas católicas que den un paseo con nosotros? - Definitivamente - Mike prácticamente comenzó a babear. Hanna le pellizcó el brazo. - ¡Qué te crees! - Solo bromeo - Mike dijo rápidamente, luego se inclinó hacia ella - A menos que quieras hacer un trío. Hanna lo pellizcó otra vez. Luego puso un mechón de cabello castaño sobre su hombro y miró a James. - ¿de qué escuela católica hablas? Nuevamente, James miró Hanna como si ella fuera uno de esos molestos insectos que los habían estado molestando durante la partida del barco. - No lo sé. Villa....algo. -¿Villa Louisa? - Hanna espetó. -Creo que es esa - James la miró con los ojos semicerrados. - ¿Por qué? ¿Quieres acecharlas? Hanna presionó sus uñas en la parte baja de su mano. - Muy divertido - Dos semanas atrás, le había ganado de vuelta a Mike a quien ella ahora llamaba su “error”, Colleen Bebris, a pesar del hecho de que A le envió a toda la escuela un video de Hanna acechando a Colleen en busca de algo obsceno. A pesar de que Mike parecía haber olvidado el video, nadie más lo había hecho. Las chicas de Rosewood Day y de algunas otras escuelas privadas se dieron codazos y se rieron de ella cuando abordó esta mañana. Cuando trató de tomar una clase de spinning esta tarde, una chica ni-siquieratan-bonita-o-delgada de la escuela Quaker rápidamente puso una botella de agua en una bicicleta libre, diciendo que estaba guardado. Hanna se sintió como si tuviera un gran letrero en la espalda que decía PERDEDORA y no lo supiera. Hanna sabía de las chicas de Villa Louisa, pero no conocía a ninguna de ellas personalmente. Gente de otras escuelas las llamaba las Villa Gorilas. Andaban por el Centro Comercial King James usando sus jumpers a cuadros y sus medias tres cuartos de chica mala como si fueran muuuy sexies, haciéndole ojitos a cada chico disponible (y no disponible). Cada Gorila era más delgada, más rubia, y más bella que la siguiente, y el rumor era que todas eran increíblemente talentosas sexualmente. Mucha gente tenía teorías del por qué: El agua bendita con la que las monjas las bendecían de hecho contenía un afrodisíaco prehistórico. Sus uniformes eran muy apretados en todos los lugares. Todas tenían padres ultra-protectores que les prohibían hablar con cualquier chico en cualquier momento, y se morían por interacción masculina. Aparentemente, Kate, la hermanastra de Hanna, conocía a algunas de las chicas de esa escuela. Pero Kate había decidido quedarse en casa para hacer un proyecto de servicio comunitario con su novio, Sean Ackard, en vez de ir al crucero.


-¡Oye! - Mike se veía emocionado mientras le dio un codazo a Hanna. - ¡Quizás tu compañera de cuarto es alguien de Villa Louisa! -Entonces nunca vendrás a mi habitación - Hanna bromeó. Pero se sentía un poco preocupada. Todos en el crucero tenían asignados compañeros de cuarto al azar— Jeremy había alardeado de que él personalmente había sacado los nombres del gorro del capitán. Nadie sabía con quién iban estar atados hasta que se subieran al barco. No había señal de la compañera de Hanna cuando llevó sus cosas esta mañana. Compartir cuarto con una Villa Gorila era una posibilidad terrible. Hanna no podía ser la compañera fea. Y de todas formas se sentía como que estaba patinando sobre hielo delgado con Mike el hambriento-de-popularidad, con todos despreciándola. La conversación entre Mike y James pasó de las chicas Villa al hecho de que a mucha gente ya le habían robado cosas de su habitación. - No son iPads ni celulares - James dijo - Es basura cualquiera, como shampoo y calcetines. -Hermano, mejor escondo mis boxers, bromeó Mike. Entonces James sacó una petaca de su bolso. - ¿Quieres? - preguntó, acercándola hacia Mike, pero no a Hanna. Cuando la destapó, la esencia de limas recién exprimidas salió al aire. Hanna inhaló las fragantes limas del margarita—era uno de sus aromas favoritos, a pesar de que habían pasado años desde que no la olía. De repente, un recuerdo la última vez que recordaba muy bien ese aroma llegó a su mente. El recuerdo era sobre el otro secreto que guardaba, el de Madison el verano pasado. Había estado en Philly con su papá ese día para ir a un mitin político para uno de sus compinches—la campaña de su papá aún no se había elevado realmente, pero había tenido su parte equitativa de participación al dar la mano y fomentar la ayuda financiera. Después, cuando su papá fue a una cena elegante en Four Seasons, Hanna había vagado hasta South Street, queriendo perderse en la multitud de turistas. A pesar de que estaba emocionada de que su papá estuviera presentándose como candidato, el secreto del receso de primavera pesaba fuertemente en ella. ¿Y si alguien lo averiguaba? Había notado a alguien sonriéndole desde una de las calles laterales y vio a un atractivo chico de pie frente a un bar llamado la Cabana. Era lindo en su estilo limpio de chico intercambiable de fraternidad. -Los tragos están a mitad de precio ahora, - dijo, apuntando al bar. - Ven para la Hora Felíz. -Uh, tengo novio, - Hanna dijo rápidamente.


Una de las esquinas de la boca del chico se levantó. - Soy el barman. Estoy en descanso. No estoy tratando de coquetear contigo. Hanna miró al bar. No era realmente su tipo de lugar—había una un horario anticuado de los Phillies en la ventana, había un tapete de la silueta de una chica desnuda en la puerta de entrada, y tenía olor a cerveza rancia y a cigarrillos. Pero había una gramola antigua en la parte de atrás tocando una clásica canción de country. Nadie lo sabía, pero las canciones antiguas de country era su debilidad. Quería sentarse en la oscuridad y no pensar por un momento. Además, este no se veía como el tipo de lugar al que cualquier persona de la campaña de su papá iría, lo que significaba que no la atraparían. Entró tras el chico. Una pareja de hombres y mujeres de apariencia oprimida cuidaban sus cervezas en el bar, y dos chicos estaban jugando dardos en la parte de atrás con poco entusiasmo. El barman que la persuadió de entrar ahora había tomado su lugar tras el mesón. - Soy Jackson, por cierto - dijo - ¿Qué puedo traerte? Hanna en realidad no quería nada para beber, pero pidió un margarita de todas formas. Mientras inhalaba el meloso olor de su bebida alguien gritó desde el fondo del bar Cuidado. Esas cosas son súper potentes. Era una chica delgada unos pocos años mayor que Hanna con amplios ojos azules y altas mejillas. Había algo deportivo en sus amplios hombros, fresca piel, y su cola de caballo alta. Inclinó su mentón hacia el trago de Hanna - En serio. Jackson debería haberte advertido. Hanna limpió sus dedos con la lengua - Gracias. Lo recordaré. La chica tomó su cóctel, se levantó, y se deslizó en un asiento junto a ella. - Él es lindo. Hanna se encogió de hombros. - Se ve como que pelea con la tripulación. No es mi tipo. La chica bebió de su trago. - Te reto a que le pidas que se tome un trago con nosotras. -Estoy bien así, - Hanna dijo rápidamente. No estaba de ánimos de festejar. La chica inclinó su cabeza. - ¿Alguien está asustado? Hanna se encogió. Ali solía hacerles retos a Hanna, Emily, Aria y Spencer, para que hagan toda clase de cosas que no querían hacer, molestándolas con que estaban asustadas cuando se negaban. Siempre las hacía sentir como unas grandes perdedoras. -Bien. - Hanna le hizo señas a Jackson y le pidió tres tragos lemon drop—uno para él. El barman y la chica se bebieron el suyo de un trago, pero Hanna tiró el suyo al piso cuando ellos no miraban.


La chica se secó su boca efusivamente y le dio una sonrisa de aprobación a Hanna. - De todas formas, ¿Cómo te llamas? -Olivia - Hanna dijo el primer nombre que se le vino a la cabeza. Era el nombre de la planificadora de boda de su padre e Isabel, con quien ella había hablado más temprano ese mismo día. -Soy Madison - Madison levantó su vaso vacío. - Un último hurra antes de que me devuelva a Penn State, estoy bajo probación académica allí, y si te pillan aunque sea con la más mínima cantidad de alcohol en el aliento se ponen furiosos. ¿Dónde estudias tú? -Temple - Otra respuesta de piensa-rápido—Emily iba a comenzar un programa de verano en Temple la semana entrante. Madison le preguntó a Hanna más cosas sobre ella, y Hanna inventó más detalles. Dijo que era una corredora de cross-country, que quería ser abogada, y que vivía en Yarmouth, el cual quedaba cerca de Rosewood pero no era Rosewood. Se sintió bien meterse en la identidad de otra persona por unas horas. La Olivia ficcionaria no tenía dos BFFs asesinas y varios acechadores. Su vida parecía envidiosamente simple. Lo único real que dijo fue que iba a ir de viaje a Reikiavik, Islandia, pronto con Aria, Noel, y Mike. ¿Es ese el lugar donde puedes fumar marihuana en las calles? - Madison preguntó emocionada. Hanna negó con la cabeza. - No, ese es Ámsterdam. - Madison se veía decepcionada. Madison le dijo a Hanna que ella vivía en el área, pero no le dijo dónde. Al comienzo, le había puesto buena cara a volver a clases en otoño, pero a medida que bajaba trago tras trago, su entusiasmo parecía forzado y manufacturado. En una hora, Madison se puso agresivamente coqueta con cada chico en el bar— especialmente con Jackson, quien, según ella dijo, compraba en la tienda donde ella trabajaba. Eventualmente, comenzó a articular mal las palabras, a dejar caer cosas, y lanzó su sexto trago por el bar. Cuando Hanna corrió por servilletas, Jackson levantó el vaso vacío. Hanna quería decirle que dejara de venderle a Madison—apenas podía pararse. -¡Nos tomaremos un descanso, pero volveremos en breve! - el que tocaba la batería metálica dijo, sacando a Hanna de sus pensamientos. Miró a su alrededor. El plato de patatas ahora estaba vacío. James se había ido, y Mike estaba jugando con su celular. Ella apretó sus dientes, molesta de haber pensado en Madison. ¿No se acababa de decir a ella misma que no pensara en las cosas desagradables de su pasado? -Aún no tengo señal - Mike gruñó, presionando botones. - ¿Y si sigue siendo así todo el viaje? -El personal nos dijo que el servicio es irregular - Hanna le recordó. - Además, ¿a quién necesitar llamar con tanta urgencia ahora? ¿Vas a mensajear en secreto a una chica de


Villa? -Nunca - Mike dijo, luego se levantó. - Iré a desempacar. ¿Nos encontramos después en tu habitación? Sus ojos se movieron juguetonamente. -Sí, pero sólo si mi compañera no es una chica Villa - Hanna dijo - Te avisaré. Luego se dirigió a su cabina, la cual estaba dos cubiertas más abajo y a través de un laberinto de pasillos. Camino al lugar, espió a Zelda Millings, una chica genial de Doringbell Friends quien siempre estaba en las fiestas de Noel Kahn. - ¡Hola, Zelda! - dijo ella. Zelda miró a Hanna, luego suspiró y pretendió hablar con alguien por celular. Hanna miró a su alrededor, asustada de que alguien hubiera visto. Cuando deslizó la tarjeta en el cerrojo y abrió la puerta, la habitación se veía diferente de como la había dejado. Las luces que Hanna había apagado estaban prendidas otra vez, y la TV estaba prendida. -¿Hola? - Hanna dijo indecisa, mirando alrededor. Alguien había puesto su propia maleta en la segunda cama. Un par de jeans pitillos color amarillo brillante estaban tirados en el piso. Una bufanda de seda, muchas poleras—talla extra-chica—y un par de alpargatas estaban sobre el colchón. La mirada de Hanna escaneó el resto de la habitación. Había un uniforme Católico escocés a la vista. Sí. -¿Hola? - dijo otra vez, más felíz aún. Una silueta apareció en la puerta del balcón. - ¿Hanna? Los ojos de Hanna se ajustaron. De pie ante ella, en una nube de su firma Kate Spade Twirl, había una chica con largas y flexibles extremidades, cabello rubio-blanco, y ojos azul-hielo. Era alguien para quien Hanna no se había preparado para nada. -Oh - Hanna dijo estúpidamente. No era una chica de Villa. Era Naomi Zeigler. Se preparó, esperando que saliera un insulto de la boca de Naomi—probablemente graznaría y se iría de la habitación, decepcionada de estar atrapada con Hanna, la más grande perdedora del barco. Pero las esquinas de los labios de Naomi formaron una sonrisa. - Oh gracias a Dios - dijo, aliviada. - ¡Estaba tan asustada de que me pegaran a alguien como Chassey Bledsoe! Caminó hacia Hanna y le tomó el brazo desde el codo, el cual estaba tenso de precaución. - Estoy tan agradecida de que estés aquí - Naomi dijo con entusiasmo. Apretó el brazo de Hanna - Necesito a alguien con ir de fiesta. ¿Qué dices?


Hanna se pasó la lengua por sus labios. Quiso preguntarle a Naomi dónde estaba su BFF, Riley Wolfe, pero ahora que lo pensaba, no había visto a Riley en ninguna parte. Quizás no había venido. Miró su reflejo en el espejo sobre la cómoda. Su cabello castaño caía brillantemente por su espalda, los granos en su frente parecían haberse desaparecido repentinamente, sus brazos se veía tonificados y delgados, no hinchados de comer por estrés. A pesar de que Naomi probablemente estaba fijándose en Hanna porque sus otras amigas no estaban a bordo, había pasado mucho tiempo desde que una chica popular le había rogado salir. Y con todos aun riéndose de su pequeño episodio de acechadora, la oferta se sentía aún más seductora. Con Naomi a su lado, se volvería abeja reina otra vez en poco tiempo. ¿No era eso lo que había querido desde siempre? Soy Hanna Marin, y soy fabulosa, solía decir cuando era amiga de Mona. Y, está bien, quizás no se sentía ni la mitad de fabulosa estos días, pero seguro que aún quedaba un poco de chispa en ella. Se dio vuelta hacia Naomi y apretó su brazo también. - Vamos a festejar.

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena/ Ade_Rubiah


5. Hablando de chicas Villa... A las 10 P.M. esa misma noche, Emily estaba de pie en la Cubierta Fiesta junto a Spencer, Aria y Hanna en el Luau de Bienvenida al Paraíso. Guirnaldas Hawaianas colgaban en círculos desde los arcos de entrada. Palmas brotaban de maceteros pintados en colores brillantes. Luces estroboscópicas color rosado y amarillo iluminaban desde el techo. El lugar estaba tan lleno que a Emily le habían pisado los pies unas chorromil veces. La calidad del aire era sudorosa y húmeda, y cada pocos segundos se veía un flash de cámara. -¡Es genial verlos a todos pasándola bien, gente! -Jeremy dijo desde el escenario mientras el DJ puso “I’m Sexy and I Know It”. Un grupo de chicas gritó. Emily las miró salir disparadas hacia la pista de baile, en busca de una chica alta con cabello oscuro y ojos que embrujan —Chica Fantasma, había comenzado a llamarla. Había pensado poco desde su interacción en el balcón. ¿Había habido algo mágico entre ellas o era solo su imaginación? ¿Y por qué dejó a la chica irse sin preguntarle quién era? Spencer, cuyos ojos seguían vagando por toda la multitud también, apuntó a una mesa al otro lado de la sala. -¿Qué tal si tomamos helado? Estaba mirando al bar de haz-tu-propio-helado en el rincón. Estaba ligeramente menos lleno de gente que otras partes de la fiesta, así que Emily y las otras fueron en fila hacia él. Cuando escogieron sus vasos y largas cucharas plateadas, Aria codeó a Emily, con su mirada en alguien al otro lado de la habitación. -Oye, ¿Es esa tu compañera de cuarto la de allí? -Preguntó. Emily miró entre los cuerpos bailando. Una alta chica con cabello teñido en degradé de rubio a café en un apretado vestido negro y botas negras estaba siendo el centro de atención en un asiento. Sus ojos café-chocolate estaban fuertemente delineados y con sombra y sus labios eran de un rojo vampiresco, recordándole a Emily un poco a Angelina Jolie. La cruz plateada en su cuello la hizo parecer al mismo tiempo intocable e irresistible. Unas cuantas chicas rubias que parecían altaneras estaban sentadas con ella, y unos ocho chicos amontonados alrededor de ellas, coqueteando. Emily giró sus ojos -Sí. Hanna, quien acababa de poner una cucharada tamaño modesto de vainilla en su bowl dio un grito ahogado. -¿Tu compañera es Erin Bang Bang? Emily la miró con cara de loca. -¿Qué? -Erin Bang Bang. Pero solo los chicos la llaman así, no las chicas. Ella es de Villa Louisa,


esa escuela católica que está obsesionada con el sexo. -Oí un rumor de esa chica hoy -Spencer dijo mientras escogía entre mostacillas de chocolate o arcoíris-. Ella es la que botó a Justin Bieber porque era muy aburrido ¿Cierto? -Noel me dijo que se besó con el chef repostero minutos después de que el barco desembarcó -Aria dijo-. Él creó un postre en su honor. Hanna hizo una cara. -Ella no es tan genial. Emily miró las etiquetas en los tubos de helado. Todas tenían nombres políticamente correctos como Vainilla de Libre Comercio, Chocolate Cosechado Sensiblemente, Frutilla orgánica, Camino Rocoso Libre de crueldad (Sin marshmallows). Luego miró a Erin otra vez. - Esta tarde, entró a nuestra habitación como por un minuto, me dio una mirada y se fue -dijo con rigidez- Supongo que pensó que yo era una pésima elección para compañera de cuarto. - Aw, Em. -Hanna puso su mano sobre su hombro- Estoy segura de que no fue por nada que tu hayas hecho. -Me encantaría ser tu compañera de cuarto -Aria añadió- Estoy atrapada con esta chica de Tate que está obsesionada con el show de talentos al final del viaje. Ya está trabajando en una canción—y su voz es terrible. Emily les sonrió a todas, sintiéndose mejor instantáneamente. Algo bueno había salido de este desastre de A: Se había reunido con sus verdaderas amigas. Se movieron más cerca del asiento de Erin Bang Bang. Ahora estaba sentada encima de un chico alto con cabello rubio tipo chico-surfista -¿Qué dices de un momento Titanic después? -Ella le arrulló fuertemente, se oía un poco borracha. Chico Surfista abrió sus ojos -¿Qué momento sería? ¿“Soy el rey del mundo”? ¿La parte donde Leo dibuja desnuda a Kate? -Cualquier momento que quieras -Erin Bang Bang dijo, pasando su dedo por la mejilla del chico-. ¿Quieres que nos encontremos en tu habitación en una hora? Emily se dio vuelta. Demasiado para una sesión de crear lazos honestos. Por alguna razón, se sentía como que Erin la estuviera rechazando, no sólo siendo una puta. Spencer tomó una servilleta de la pila. -Olvídala, Em—la pasaremos genial juntas -Apuntó a un poster del show de talentos en el muro, el cual mostraba siluetas de chicos bailando al estilo de los anuncios de iPod-. ¿Por qué no hacemos un acto juntas?


Hanna giró sus ojos -¿Por qué todos están tan interesados en ese estúpido show de talentos? ¿No salieron como en, cuarto grado? -Vamos -Aria le dio un codazo- Podríamos hacer una rutina de baile. -¿Qué tal un baile hula? -Emily sugirió, sacando crema batida de la cima de su helado con una cuchara-. Podríamos usar trajes de baño y hacernos faldas de pasto. -Perfecto - dijo Spencer. Cuando notó la cara agria de Hanna, le tocó el brazo - Lo vas a hacer con nosotras ya sea que te guste o no. -Está bien - Hanna dijo, girando sus ojos. Con los helados en mano, pasaron entre la multitud hacia unos asientos que acababan de desocuparse. Emily se sentó y miró alrededor de la enorme habitación una vez más. Habían chicos colgando de las barandas y apiñados en el bar. Cuando vio un flash de un vestido blanco, su corazón se aceleró un poco. ¿Chica fantasma? Pero luego la chica salió de la multitud. Tenía una cola de caballo rubia, corta y gruesa y una gran nariz. Los hombros de Emily se cayeron con decepción. Una nueva canción sonó, y la voz de Jeremy se escuchó en los parlantes. -Esta será la última canción de la noche. Espero que todos la hayan pasado bien, ¡pero necesitamos nuestro sueño embellecedor! Spencer resopló en su mano. -¿Sueño embellecedor? Ese tipo es muy raro. -¿Alguien más cree que es algo baboso? -Hanna susurró-. Juro que he sentido a alguien mirándome todo el día. Y cuando me doy vuelta, él siempre está allí. -¿Estás segura de que no es A a quién sientes? -Aria preguntó. -A no está en el barco -Emily insistió- ¿No vieron toda esa seguridad de chequeo de IDs en la entrada? Aria levantó una ceja -¿Quién dice que A no tiene una ID? Estoy con Hanna. Desde que abordé el crucero, me he sentido...extraña. Como que alguien estuviera mirando, pero luego desaparece antes de que pueda ver quién es. -Pero... -Emily se desconcentró. Ella ni siquiera quería considerar la idea de A estando en el barco. Miró a su alrededor. Una sombra se movió tras una gran planta en macetero, pero cuando Emily se dio vuelta a ver quién era, no había nadie allí. James Freed estaba bailando muy apretado con unas cuantas chicas de Pritchard. Phi Templeton llevaba un gran plato de helado hacia su asiento.


Cuando Beyoncé comenzó un nuevo verso, Jeremy aclaró su garganta. -Una cosa más, chicos. No es por ser aguafiestas, pero algunos objetos se han perdido de las habitaciones de las personas. Por favor sepan que no toleramos este comportamiento. Respeten a la tierra, respeten las cosas de las personas, ¿Saben? Zora-Jean Jaffrey, una chica estudiosa de Rosewood Day a quien todos llamaban Z-J, enterró su cuchara en su vaso de helado en la mesa de al lado. -¡Ese ladrón se robó mi bolso de maquillaje! -Le dijo a su grupo de amigos-. ¡Mi mamá lo había acolchado y todo! Cuando la canción terminó, se prendieron las luces. Los chicos se dirigieron a la salida. Spencer se inclinó hacia adelante. -¿Entonces cuál es el plan del juego, chicas? ¿Qué deberíamos hacer en cuanto a A? -Deberíamos tratar de juntar todas las pistas hacia quién podría ser A -Emily dijo, encogiéndose de hombros- Es alguien que lo sabe todo, que estuvo en Jamaica y en Rosewood. Siento que la respuesta está justo frente a nosotras y no podemos verla. -Fíjate en lo que dices, -Aria dijo cautelosamente- A podría estar justo frente a nosotras— literalmente. Si alguien ve algo raro, envíen un mensaje, ¿Está bien? -Y quizás deberíamos simplemente disfrutar también -Spencer se limpió la boca con una servilleta-. No hemos tenido la oportunidad de respirar tranquilamente desde que el cuerpo de Tabitha fue encontrado. Podría ser una buena oportunidad. -Esa no es una mala idea -Aria murmuró- Espero poder relajarme. Luego Hanna murmuró algo sobre juntarse con Naomi Zeigler, su compañera de cuarto. Mientras Emily estaba tirando su servilleta a la basura, Aria tocó su brazo - ¿Vas a estar bien sola? Emily se encogió de hombros. -Estaré bien -Sola, pensó, pero bien. -Si necesitas hablar esta noche, llámame. ¿Lo prometes? -Lo prometo. -Emily la abrazó-. Lo mismo para ti, ¿Está bien? -Lo mismo para todas -Spencer dijo. Separaron sus caminos. Emily se subió a un elevador lleno de gente hacia la cubierta Amanecer. Cuando el ascensor paró en su piso, se bajó y caminó por el pasillo, mirando las pizarras acrílicas que el barco tenía puestas en cada puerta. La mayoría tenía escrituras sucias o mensajes garabateados haciendo planes de cuándo y dónde juntarse. Sin embargo, cuando llegó a su propia puerta, había unos corazones en la pizarra y once mensajes para Erin, todas firmadas con nombres de chicos. Un chico que usaba una camisa Lacoste con cabello rubio-castaño y largo, y nariz picuda estaba escribiendo una


nota cuando ella se acercó. Se hizo para atrás y miró a Emily sacar su tarjeta, luego se encogió de hombros. -¿Tú quieres hacer algo esta noche? -él preguntó luego de un momento. -Ew, no -Emily dijo, pasando junto a él y cerrando la puerta. Su dormitorio tenía tema náutico, con cubrecamas a rayas blancas y azules, muchos adornos de madera, y dispositivos de iluminación, y manijas de los cajones en formas de anclas, albacoras, y mantarayas. La luz del baño estaba encendida, el temporizador estaba andando y había una toalla color azul cielo en el piso, que Emily no recordaba haber puesto allí. Un tipo de perfume que Emily nunca había olido antes flotaba en el aire, y una blusa descartada estaba sobre la cama de Erin. Pero Erin no estaba a la vista. Se recostó en su colchón, cerró los ojos, y sintió la sensación casi imperceptible del barco navegando. Oyó un débil crujido, pero se imaginó que probablemente era el agua chocando contra el costado del barco. ¿Pero cómo era posible eso? Esta habitación estaba a ocho pisos de altura del nivel del piso. Para nada cerca del agua. Hubo más crujidos. Emily miró a su alrededor. La habitación de repente parecía espeluznantemente quieta, como si todo el sonido y el aire hubieran sido succionados con una pajilla. El sonido venía del pequeño closet en el rincón, al lado de Erin de la habitación. Bump. Bajó sus piernas de la cama y miró a la pequeña puerta. Había algo rasgando desesperadamente contra los muros, como si se abalanzara para salir. De repente, el temporizador del baño sonó, y la única luz en la habitación se apagó, ahogando la habitación en oscuridad. Era tan negro, de hecho, que Emily no podía ver ni a una pulgada de su cara. Un pensamiento terrible tomó lugar en su mente. ¿Y si las otras tenían razón? ¿Y si A—la Verdadera Ali—estaba en el barco? Hubo otro bump, y luego un rasguño. Parecía que había alguien adentro, tratando de liberarse. Emily tembló y huyó hasta el muro opuesto, escondiéndose tras una de las cortinas. Y de repente, lo olió: un suave olorcillo a vainilla, saliendo desde el otro lado de la habitación. Era el jabón que ambas Alis, la Verdadera y la Suya, siempre habían usado. Los dedos de Emily temblaban mientras alcanzaba su celular, lista para marcar el número de Aria, pero el celular se cayó de sus manos, rebotando en el piso y metiéndose bajo la cama. Luego hubo un fuerte, largo y desesperante chirrido. Miró al closet a través de un espacio en las cortinas y apenas pudo ver la puerta en la oscuridad. La pequeña manija con forma de estrella de mar comenzó a girar, y la puerta comenzó a abrirse, revelando a quienquiera que estuviera adentro. Ella gritó, se desenredo de las cortinas, y fue hacia la puerta que llevaba al pasillo, pero


su pie se enredó en una de las botas descartadas de Erin y fue volando hacia la alfombra. Se apresuró a levantarse de rodillas, luego vio una silueta que coincidía con la altura y contextura de Ali que la estaba mirando. -¡Quédate allí! -gritó, arrastrándose hacia la puerta- ¡Llamaré a seguridad! -¡Por favor no! -La silueta gritó. -¡Entonces sal de mi habitación! -Emily gritó- ¡Sal ahora! -¡No puedo! Emily se detuvo con una mano en la manilla. Era un grito de lamento y desesperado, no uno amenazador. La voz no sonaba como la de Ali tampoco. -¿P-por qué? -tartamudeó. -¡Porque soy una polizona! -La silueta dijo-. ¡No tengo ningún otro lugar al que ir! Emily notó una pequeña bolsa de maquillaje acolchada en el piso del closet, iluminada por una pequeña línea de luz de la luna. Estaba cosido a un lado el nombre Zora-Jean. -Mi nombre es Jordan Richards -la chica dijo- Me metí en este barco porque no tenía dinero. No pensé que funcionaria, pero ahora estoy aquí y no tengo habitación y... Luego caminó a la luz de la luna. Tenía grandes ojos verdes, gruesos labios, cabello oscuro y grueso amarrado con un cintillo de terciopelo. Usaba un vestido blanco con ojal y zapatos de tacón bajo tipo ballerinas con moño de grogrén. Emily jadeó -¿tú? -Yo -La chica respondió, y luego sonrió vagamente. Chica Fantasma. Emily se hundió en su cama, tratando de concentrarse. -¿Te metiste al barco? -Repitió La Chica Fantasma—Jordan—asintió. -Esta mañana. Quería venir al crucero, pero mis padres no tenían dinero. -Puso una cara irónica-. De hecho, no querían gastar el dinero. No somos exactamente unidos. -Está bien -Emily dijo lentamente-. ¿Cómo entraste? Jordan se apoyó contra la pared junto al muro. -Había tanta confusión cuando todos estaban haciendo el check in, que yo pensé ¿Y si simplemente entro? ¿Alguien lo notaría? Así que lo hice. Pero luego el barco partió del puerto, y entré en pánico. No tenía mi pasaporte. No tenía nada. Y no tenía habitación donde dormir. Estaba fregada. -¿No conoces otra gente en el barco que te pueda ayudar?


Jordan negó con la cabeza. -Acabo de mudarme al área de Philly unas semanas atrás, así que en realidad aun no conozco a nadie. -¿A qué escuela vas? -Emily preguntó. -Ulster -Jordan dijo, con una mirada vacía hacia la ventana circular. Se hizo un crack en el cerebro de Emily cuando miró otra vez el bolso de Z-J. -¿Tú eras la persona robando las cosas en las habitaciones de la gente, cierto? Jordan parecía tímida -Un montón de gente dejó sus puertas abiertas mientras se acomodaban -dijo- Fue fácil entrar y salir de las habitaciones. Así es como entré a tu habitación también. Acampé aquí por un par de horas y tomé una siesta. -Tomó el bolso de Z-J y un par de otros bolsos del interior del closet-. Como sea, te dejaré descansar ahora. Lamento haberte asustado. -¡Espera! -Emily la pilló del brazo antes de que se fuera- ¿Q-quieres quedarte aquí? Jordan se congeló, a medio pararse. -¿Por la noche? -Por...quizás más que una noche -Emily dijo- Tengo el presentimiento de que mi compañera no va a dormir mucho aquí. Hay una cama libre. Jordan se puso bizca. -¿Por qué harías eso? Emily pasó su dedo por los hilos del edredón. Se sorprendió ella misma con la pregunta, pero quizás no era tan mala idea. Se sentía apenada por Jordan, definitivamente, pero también se sentía sola estando ella en la habitación. Además, Emily encontró casi imposible alejar sus ojos de las altas mejillas de Jordan, sus besables labios—de un modo platónico, por supuesto. Sus mejillas se enrojecieron, y de repente tenía miedo de que Jordan pudiera leer sus pensamientos. -No puedes estar durmiendo en un diván junto a la piscina. -Palmeó la cama junto a la de ella-. Es tuya si lo quieres. Jordan asintió lentamente -Me encantaría, si es que estás segura. -Estoy segura. -Emily dijo, y luego, porque pensó que sonaba amigable, añadiócompañera. Jordan la siguió mirando -Compañera -repitió, como si fuera una palabra anticuada que nunca hubiera escuchado antes. Luego se levantó, caminó hacia Emily, y le dio un gran abrazo-. Muchas gracias. Esto es maravilloso. Emily permaneció tan firme como pudo, a pesar de que quería enterrar su cara en el


cuello de Jordan e inhalar el dulce aroma de su piel. -Por nada -respondió. Pero en realidad, ella debería estar agradeciéndole a Jordan.

Traducido por: Daniela Corregido por: Brahms Op. 77


6. El último esfuerzo de Spencer para hacer novillos. A la mañana siguiente, Spencer y su compañera de cuarto, Kirsten Cullen, salieron de su habitación y se dirigieron hacia los elevadores. El aire olía permanentemente a shampoo de los baños de las personas; tocino, huevos, y a café del restaurante; y a bloqueador solar. El cielo turquesa y el mar azul marino se avecinaban imponentes afuera de las enormes ventanas al final del pasillo y los muros del pasillo estaban empapelados con volantes recordándole a todos que se registren para el show de talentos del fin-delcrucero. Spencer hizo una nota mental para anotar su rutina de hula más tarde ese día. Kirsten estiró sus brazos sobre su cabeza y se quejó. -Estoy tan celosa de ti por no marearte anoche. Estoy exhausta. ¡Ni se siquiera si podré bucear hoy! Spencer le dio un codazo juguetonamente. -Estamos en el mar. ¿Dónde crees que vamos a bucear? -Las dos iban a tomar buceo, el cual contenía una clase para crédito, y se dirigían a su primera lección, la cual tomaba lugar en uno de los centros de fitness. Spencer estaba encantada de que la hayan puesto con Kirsten, especialmente al oír sobre las compañeras de sus amigas. Compañeras de Hockey de pasto por años, ella y Kirsten ya habían sido compañeras de cuarto cuando viajaban a los juegos en otros estados. -Esto es solo para conocernos, todos se probaran el equipamiento y darán unos tips de seguridad en el agua -Spencer añadió sabiamente-. He estado en muchas cosas así antes. -Spencer había sacado un certificado de buceo a los catorce; probablemente podría escribir un libro de seguridad para bucear. Luego de bajarse en la cubierta superior, pasaron uno de los restaurantes, el cual rebosaba de chicos cargando sus platos en la línea de buffet, chicas susurrando en las mesas y gente coqueteando y chismeando cerca de la barra de espresso. Luego Spencer espió la alta y recta espalda de alguien frente al acuario gigante, y suprimió un quejido de nervios. -¿Reefer? -llamó, su voz solo tuvo un gallito. Reefer se dio vuelta. Toda su cara se iluminó cuando él la vio. Esta era la primera vez que se veían en el barco. Habían tratado de conectarse ayer, pero, como Kirsten, Reefer había pasado la tarde en su habitación, mareado. -¿Te puedo acompañar hasta tu clase de buceo? -Reefer preguntó, un poco tímido. -Claro -Spencer dijo, tratando de simular su sonrisa. Miró a Kirsten para ver si eso estaba bien, pero Kirsten se había ido discretamente. -Oh, y sorpresa. -Reefer sacó un smoothie desde detrás de su espalda-. Es para ti. Es banana-papaya.


-Mi favorito -Spencer suspiró, emocionada de que él se acordara. Ella había mencionado que le gustaban esos sabores una vez al teléfono. Sus manos se tocaron cuando ella tomó el smoothie de su brazo. Un escalofrío subió por la espina dorsal de Spencer. Echó un vistazo a la cara de Reefer, mirando su esculpida mandíbula y sus ojos color ámbar. Esta era la primera vez que ella lo veía desde Princeton—desde que se había dado cuenta de que le gustaba. ¿Cómo podía no recordar sus fuertes hombros, o lo rosados y besables que eran sus labios? ¿Por qué no había tomado nota de las lindas pecas en sus mejillas? Incluso sus rastas, sus harapientas zapatillas de cáñamo y su gigante remera teñida de repente eran adorables. Puso un mechón de pelo tras su oreja, sintiendo cómo se enrojecía la parte de atrás de su cuello. -Um, ¿cómo te sientes? -dijo, de repente necesitaba tapar el silencio-. -Debes haber estado triste por perderte la fiesta de bienvenida. -Ella casi se sintió tentada de llamar a su puerta con un vaso de Ginger Ale y dramamine[1], pero se preocupó de que eso parecería muy apresurado. -Eh, está bien. -Reefer dijo, mirando por el pasillo hacia la clase de buceo-. - Vi películas en pay-per-view. ¿Tú te enfermaste? Esas olas eran bastante violentas. Spencer negó con la cabeza. -Nunca me he mareado en el mar. Estoy acostumbrada a los botes. -Afortunada. -Reefer suspiró-. ¿Has buceado por mucho tiempo? Spencer asintió -Fui certificada un par de años atrás. Espero poder ir a bucear en privado, sin el resto del grupo. En realidad no me gusta bucear alrededor de mucha gente. Reefer sostuvo la puerta hacia la escalera abierta para ella. -¿Te molestaría algo de compañía? Digo, solo me certificaron el año pasado pero soy un aprendiz rápido, lo juro. Y apuesto a que eres una genial guía turística. Spencer puso un dedo en su boca, tímidamente pretendiendo analizar la oferta. -¿Pero si yo quería que esos buceos fueran en privado? ¿Qué obtengo a cambio de llevarte conmigo? Reefer se detuvo en la escalera, sus ojos brillaban alegremente. -¿Qué tal mi más apreciada polera del concierto de Grateful Dead de 1977? Spencer lo miró escépticamente. -¿La que compraste en eBay que aun huele a marihuana luego de tantas lavadas? No gracias. -¡No huele a marihuana! -Reefer se urgió- Huele bien. La uso siempre para ir a la escuela y nadie me cuestiona, lo juro.


Spencer secretamente se sentía emocionada en cuanto a la idea de usar una remera que Reefer también haya usado. Parecía tan... de novios. En eso, llegaron a la puerta del Gimnasio Caballito de Mar, el sitio de la primera clase de buceo. Máquinas elípticas, escaladoras y cintas para correr alineaban la pared, y cerca de unas treinta sillas plegables estaban puestas en las alfombras. Kirsten estaba en la fila de enfrente, limándose las uñas. Unos cuantos chicos tomaron café y roscas desde una bandeja en la parte de atrás. Tim, el instructor que Spencer había conocido en la Feria de Actividades el día anterior, estaba de pie junto un par de cajas de cartón, removiendo tanques de oxígeno y trajes de buzo. Spencer miró a Reefer otra vez, sintiendo una pequeña avalancha de emoción. Reefer también le estaba sonriendo. Luego de repente se sintió fascinada con una maravillosa idea. Tocó el brazo de Reefer. -Saltemos. Los ojos de Reefer se expandieron -¿La clase? -Ambos ya sabemos cómo bucear. ¿Por qué no? Reefer puso su mano sobre su boca, simulando asombro. -¿No eres tú la chica que obtuvo el premio a la Asistencia Perfecta cada año? Spencer se encogió de hombros. -Estoy de vacaciones. -Ya se lo imaginaba: tomar la mano de Reefer y llevarlo hacia una de las estancias de más abajo, las cuales probablemente estaban vacías a esta hora de la mañana, y sentarse en una butaca del fondo. Chismearían sobre la gente del barco, planearían salidas para después de bucear, y luego sus cabezas se acercarían y luego... -¿Raif? Vino de alguien al interior de la sala. Reefer se dio vuelta. Sus cejas se levantaron y pasó por la puerta. -¡Si eres tú! -Una chica gritó de alegría-. ¡Oh dios mío! -¡Wow! -Reefer dijo. Y luego él la estaba abrazando. Abrazándola de verdad. Spencer se quedó de pie en la entrada, sintiéndose como un juguete olvidado que fue tirado por la ventana del auto. Aclaró su garganta un poco más fuerte de lo que pretendía, y Reefer se separó, sus dreadlocks rebotaban. -Oh, Spencer. Lo siento. Ella es.


-Naomi, -Spencer dijo, mirando a la chica que había aparecido a la vista. Ella miró altanera y amenazadoramente a Spencer. -Hola, Spencer -Naomi dijo. -¿También tomarás buceo? -Uh, sí. -Spencer murmuró, mirando los dedos de Naomi, los cuales estaban rozando los de Reefer. Miró a la puerta, considerando saltar la clase sin él. Pero de repente, no parecía una idea muy divertida para nada.

Traducido por: Daniela Corregido por: Brahms Op. 77

[1] droga para calmar las náuseas.


7. Un compañero de crimen Esa mañana, Aria y otros treinta chicos estaban de pie bajo la sombra de un tobogán de agua rosado gigante en la cubierta superior del crucero, ansiosos esperando el inicio de la Eco Búsqueda del Tesoro. El aire olía a limpiador de piso de madera, desodorante muy aromático, y gasolina de barco que el capitán insistía que era eco-amigable, a pesar de que Aria tenía sus dudas. Todos se abanicaban sus caras, se ponían protector solar de gran potencia para protegerse del hostigante sol caribeño, y hablaban emocionados sobre lo que iba a conllevar la actividad. Finalmente, la líder de actividad se alejó de su celular y giró hacia el grupo. ¡Bienvenidos! - gritó, su cara pecosa se volvió en una sonrisa. - Mi nombre es Gretchen Vine, y ustedes se llevarán una agradable sorpresa. Piensen en esta búsqueda como en The Amazing Race—les damos pistas y dinero para llegar a su destino, y el primer grupo que adivine todos los acertijos gana. -¿Qué gana? - Una chica morena cuyos tirantes del bikini se asomaban por debajo de su polera, preguntó. Gretchen sonrió y reveló dos certificados de regalo para la Apple Store y todos dijeron ooh. - Cada uno es por mil dólares. Gretchen entregó pequeños sobres que decían ECO BÚSQUEDA DEL TESORO. - Lleven sus pistas - instruyó - Tendrán que mostrarme lo que encontraron al final de cada día. -¿Acamparemos? ¿Realizaremos caminatas extremas? ¿Actuaremos? - Un chico preguntó. Gretchen frunció el ceño, jugando con su collar - Bueno, necesitamos que vuelvan al barco cada noche—de otro modo tendremos que enviar a alguien a buscarlos. Las caminatas son por grandes terrenos, pero yo no las llamaría extremas. Y no estoy segura de a qué te refieres con actuar— ¿Quizás puedas explicarte mejor? El que hablaba, un chico con cabello castaño un poco largo, y gruesas cejas, movió la mano despectivamente. - Olvídelo. Gretchen les dijo que tendrían que recorrer las cabeceras de las playas, deambular por dunas, abrirse camino por bosques tropicales, y navegar por ajetreadas calles de ciudad para extraer información que los guiará, finalmente, al premio. Aria intercambió miradas de emoción con chicos junto a ella. Había unas cuantas parejas de la mano en el grupo, y sintió una punzada de anhelo. Quizás Noel habría escogido la búsqueda del tesoro si hubiera sabido cual era el premio. -Está bien, lo primero que necesito es que se dividan en grupos de a dos - Gretchen dijo luego de pasar la lista.


Las parejas se emparejaron. Otros chicos se volvieron hacia personas que conocían. Aria se dio una vuelta, pero todos de Rosewood Day ya tenían parejas. Incluso su compañera de cuarto, una dulce y tranquila niña llamada Sasha quien también se había inscrito para la búsqueda del tesoro, se había emparejado con otra chica que parecía estudiosa de su escuela. Mientras más y más gente se agrupaba, sintió una punzada de cohibición. Años atrás, cuando los chicos en Rosewood Day se juntaban en grupos en el receso, se asociaban en la clase de arte, o escogían grupos para un proyecto de Inglés, la boba y sin-amigos Aria comúnmente era la última en ser escogida. ¿Es porque tengo un mechón rosado en mi cabello? se preguntaba ¿O es por algún atributo innato de perdedora que ni yo sé que tengo? -Aquellos que no tengan pareja, levanten la mano. Gretchen anunció. Gretchen unió a los que no tenían pareja unos con otros. Cuando llegó a Aria, la apuntó hacia el chico que acababa de preguntar por acampar y por las actuaciones. - ¿Está bien que trabajen juntos? El chico miró a Aria y se encogió de hombros - Está bien - Extendió una mano a Aria. -Soy Graham Pratt. -Aria Montgomery - le sonrió. Tenía lindos ojos color avellana y usaba zapatos Toms color gris, shorts gastados de Army-surplus, y una polera en degradé con lo que parecía un escudo en el frente y un pequeño agujero en el hombro. -¿Te conozco de algún lugar? - ella preguntó. Le parecía familiar, pero no podía recordar de dónde. - ¿Vas a alguna escuela en Main Line[1]? La ceja de Graham se arrugó - No, voy a la escuela en Philly - Luego se iluminó. - Espera. ¿Estás en SAC? -¿Qué es eso? -¡Sociedad de Anacronismo Creativo! - Graham sonrió. Aria ocultó una sonrisa. Su primo Stewart estaba en SAC, y hablaba de ello sin parar. Era como una feria renacentista que duraba todo el año, donde la gente actuaba escenas en una sociedad medieval. Él había conocido a su esposa allí, de hecho—ella había sido una sirvienta de la cocina, y el actuaba del chico que recolectaba las víctimas muertas de una plaga en un carro de madera. -Uh, no, - Aria respondió luego de un momento. Pero luego, en un intento de diplomacia, añadió. - Pero siempre me ha parecido genial. -¡Deberías unirte! - Graham parecía emocionado. - Hay una junta en Camden el próximo mes.


-Luego te respondo a eso, - Aria dijo - Pero aun creo que te conozco de algún lugar. ¿Pasaste tiempo en el extranjero? Yo viví en Islandia por unos años, pero viajé a Francia, Alemania, Austria, Holanda... Graham negó con la cabeza. - La última vez que fui a Europa fue con mis padres cuando tenía seis. Pero el verano pasado fui de excursión a Chile. -Debe haber sido increíble! -Lo fue - Graham se veía nostálgico. - Fue para una conferencia de la SAC— consagramos a un nuevo rey - Luego la miró con curiosidad. - ¿Cómo fue Islandia? -Mágico. - Aria dijo suavemente, aunque cuando abrió la boca para hablar maravillas sobre Islandia, lo único en lo que pudo pensar fue en su último viaje al país, el que fue con Noel, Mike, y Hanna—en el que no quería volver a pensar nunca más. Fijó su mirada en algo al otro lado del barco. Muchos chicos estaban dando vueltas en la piscina. Emily, que había voluntariado para salvavidas, estaba sentada en el stand, dando vueltas un silbato alrededor de su dedo. Aria consideró saludar, pero Emily parecía como que sus pensamientos estaban a un millón de millas de distancia. Se volvió de vuelta a Graham. - Como sea, estoy muy emocionada por la búsqueda del tesoro, - dijo, decidiendo cambiar el tema. -Yo también - Graham dijo - Un amigo mío se suponía que iba a venir conmigo, pero cambió de opinión a último minuto. -Sí, yo traté de meter a mi novio en esto, pero él prefirió surfear - Aria dijo - Pero está bien. Él parecía realmente emocionado por el surf. Graham asintió. - No estoy seguro de que mi novia hubiera querido hacer esto tampoco. Ella era más del tipo de broncearse. -¿Ella está en el crucero? Graham se rascó la nariz, parecía incómodo. - No. Y, uh, bueno, de hecho ya no estamos juntos, así que... - su voz se desvaneció y se sentó en una de las bancas que bordeaban la piscina. - Así que tú eres de Main Line, ¿huh? ¿Eso te convierte en una esnob? -¡Lejos de eso! - Aria se mofó. - La mayor parte del tiempo, me siento bastante fuera de lugar allí. Como que no es realmente donde debo estar. -Solía sentirme así en mi vieja ciudad—era un suburbio muy soso también - Graham dijo. -Me emocioné mucho cuando mi familia se mudó a Philly el año pasado.


-¿Dónde viviste antes de eso? - Aria preguntó. -Maplewood, New Jersey - Graham dijo. -¿Maplewood? - Aria soltó. De acuerdo al sitio web Memorial de Tabitha Clark, Tabitha había ido a la secundaria en Maplewood. Graham suspiró resignado. - Déjame adivinar—has estado siguiendo el caso de Tabitha Clark. El estómago de Aria se sintió como si hubiera estado lleno de algo caliente, explosivo, y efervescente. - ¿La conociste? Graham miró a media distancia, sus ojos azules estaban húmedos. Y entonces, antes de que él dijera otra palabra, Aria supo por qué le parecía tan familiar. Recordó un video que había visto en el sitio web de Tabitha Clark de un lindo chico bailando con Tabitha en el baile formal. Vio su nombre junto a posts sobre fiestas de pizza para recaudar fondos en honor a Tabitha, unos pocos meses luego de que murió. Todo esto pasó por su mente en cuestión de segundos. Y entonces Graham levantó sus ojos llorosos hacia Aria, diciendo exactamente lo que ella temía. - Sí. Tabitha era mi novia.

[1]

Main Line: Lugar en Philadelphia donde hay muchas escuelas privadas y costosas

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena


8. Licencia para matar Más tarde esa noche, Hanna tomó la mano de Mike mientras bajaban del elevador en la cubierta Palmera. –Nueve-cero-siete, es por ese camino– él murmuró, luego dobló a la derecha y caminó por un largo corredor. Hanna lo siguió, dándole una altanera mirada a Phi Templeton, quien se había detenido con ansias en la puerta de su cabina. Hanna y Mike estaban camino a una fiesta top-secret exclusiva en la suite de Mason Byers, pero no todos estaban invitados. Pasaron por un gran espejo, y Hanna miró su reflejo. Definitivamente estaba lista para la fiesta. Su piel brillaba con un bronceado nuevecito; el vestido de gasa color naranja tostado que había comprado en King James flotaba suavemente lejos de sus caderas y los tacones tipo gladiador que había comprado justo antes del viaje hacían que sus piernas lucieran super largas que no le importaba que le hicieran doler sus pies un poquito. Mike se detuvo en la última puerta al final del pasillo. – Aquí estamos. Escucharon por un momento. Sonidos bajos retumbaban desde el interior. Una chica chilló y un montón de chicos se rieron. La esencia a tragos y a cigarrillos se escapaba por la puerta. Hanna se mordió el labio -¿Y si el chaperón nos escucha? No quiero meterme en problemas. Las gruesas cejas de Mike se juntaron -¿Desde cuándo te preocupas por meterte en problemas? Hanna enrolló un mechón de cabello castaño perfectamente encrespado alrededor de su dedo -No quiero renunciar a más tiempo de bronceado para tener que estar en alguna especie de detención del crucero. Ya es suficientemente malo que tenga que trabajar en la mazmorra -Ella no se molestó en registrarse para un trabajo voluntario antes del crucero, así que fue asignada al azar en un puesto en la oficina de administración del barco. La oficina estaba en las entrañas del barco, y era manejada por una mujer llamada Vera quien usaba un millón de pasadores en su pelo y estaba obsesionada con la música country. Se suponía que Hanna tenía que ingresar datos aturdidores sobre la capacidad del barco toda la mañana —Vera trató de hacer parecer tan interesante que este navío podía soportar casi cien invitados más de los que habían. La mayor parte del tiempo solo googleó cómo podía hacer que una falda de hula parezca sexy para el show de talentos del final del viaje.


-No te preocupes –Mike dijo– Mason le pagó al chaperón de este pasillo para que se quede callado. Estamos bien. Luego golpeó la puerta. Se abrió un poco. -¿Contraseña? –dijo una voz ronca. -Aleta –Mike susurró. La puerta se abrió, y caminaron a una suite llena de gente. La puerta al patio exterior estaba completamente abierta, dejando entrar el tibio y fragante aire, y un montón de gente estaba inclinada en la baranda o sentada en las sillas de la cubierta. En la encimera de la cocina había un montón de botellas de 50 ml de licor, un jarro medio vacío de ron, vasos plásticos, pretzels, maní, y M&M’s del minibar. Sonaba Rihanna desde un dock de iPod, y unas cuantas personas estaban bailando en una de las camas. La habitación olía densamente a perfume, sudor, y a limpiador de alfombras 100% natural. -Bienvenidos a nuestra velada –Mason dio un paso adelante y le ofreció a Hanna y a Mike vasos llenos con ron y Coca-Cola Diet. Estaba usando su blazer de Rosewood Day, una corbata a rayas anudada flojamente en su cuello y un par de shorts de lino que se veían sospechosamente como boxers. Hanna aceptó el trago, luego pasó por la multitud. Un montón de chicos de Rosewood Day estaban allí, al igual que gente de Doringbell Friends, Pritchard, y Tate. Una par de mamacitas de Villa Louisa estaban tomando tragos con James Freed y unos cuantos otros chicos del equipo de Lacrosse. Quizás era algo en el aire húmedo y caliente o quizás era el olor a bloqueador de coco que todos usaban, pero de repente Hanna se acordó de las fiestas a las que fueron en Jamaica —especialmente a esa multitudinaria cena la noche que conocieron a Tabitha. Todos estaban sentados en la mesa, bebiendo y pasándola bien, cuando Emily tomó su mano– Es Ali –dijo, y allí estaba Tabitha en el escalón más alto, se veía espeluznante y familiar con ese vestido amarillo… Jesús. ¿Por qué estaba pensando en eso otra vez? Tomó el brazo de Mike. -Vamos a bailar. -Sí, sí, capitana –Mike dijo. Fueron a la pista de baile y comenzaron a moverse al ritmo de una canción de Wiz Khalifa. Hanna movía sus brazos y piernas como una salvaje, tratando de purgar los pensamientos negativos de su mente. Luego vino una canción de Lil Wayne y luego hubo una mezcla de canciones del último álbum de Madonna. Para cuando alguien puso el vintage Nirvana, ya estaba respirando fuerte por bailar y también mucho más relajada. -Traeré más bebidas –Mike dijo. Hanna asintió atontada y deambuló hacia el balcón, donde había chicos mirando la luna. Una mano tocó el hombro desnudo de Hanna, y se dio vuelta, pensando que Mike estaba de vuelta. Pero era Naomi. Hanna instantáneamente inhaló un intoxicante olor a su perfume frutal de Kate Spade.


Hanna se iluminó. -¿Qué hay? -Hey, chica –Naomi chilló– Qué bueno verte aquí. Hanna sonrió pero no respondió, no quería parecer muy ansiosa. Aún la desconcertaba que Naomi estuviera siendo simpática. Se habían juntado por un rato en la velada de bienvenida y habían desayunado juntas esta mañana, lo cual instantáneamente aumentó su reputación de chica genial —unas cuantas chicas le dijeron hola en los pasillos después de eso. Naomi incluso le preguntó a Hanna si quería broncearse esta tarde, pero Hanna había tenido su clase de confección de joyas. Hanna seguía esperando que Naomi le jugara una broma, la botase o se riera en su cara, pero hasta ahora todo iba bien. Naomi finalmente se había despertado y se había dado cuenta de que Hanna era genial. -No sé cómo bailas con esos zapatos -Naomi apuntó a los altos tacones con tiras tipo gladiador en los pies de Hanna -Son increíbles. ¿Son de Salt and Pepper? Hanna se encogió. De hecho, los zapatos eran de Salt and Pepper, pero la tienda estaba en la sección de tiendas ligeramente de-segunda del Mall King James —definitivamente no genial. La única razón por la que Hanna había comprado allí era porque sus imitaciones eran tan buenas que la gente por lo general no podía notar la diferencia. -Um, mi mamá me las compró -murmuró-. No sé de dónde las sacó. -Vamos, Han -Naomi dijo en una voz de sabiduría-, las vi en la ventana de la tienda -Luego se acercó, con una mirada conspiracional en los ojos-. Casi me las compré, de hecho. Comprar allí es mi pequeño secreto. Es una tienda genial, pero todos se reirían de mí si lo supieran. Mira, yo también estoy usando zapatos de Salt and Pepper. Levantó su pie para mostrarle unos tacones de gatito rosado que Hanna de hecho sí reconoció de las repisas de la tienda. -Sí es una tienda bastante buena. -¿Bromeas? ¡Es la mejor! -Los ojos de Naomi brillaron -Pero no podemos decirle a nadie sobre esto—tiene que ser nuestro pequeño secreto. De otro modo todos irán y no quedará nada bueno. -Definitivamente -Hanna dijo en una voz altanera y molestosa, secretamente emocionada de que ella y Naomi estuvieran juntas en algo. -Ni siquiera Riley, -Naomi continuó -Y definitivamente no a tu hermanastra. ¿Entendido? -Entendido. -Hanna corrió sus dedos por los cordoncillos plásticos de su vaso, sintiéndose triunfante. Naomi y Kate habían sido BFFs desde que Kate entró a Rosewood Day. Hanna y Kate se habían estado llevando bien últimamente, y Kate le había dicho que se había peleado con Naomi. Pero el modo en que Kate lo puso, era que Naomi tenía la culpa.


Naomi apoyó sus codos en la baranda y miró de vuelta a la fiesta. -Zelda Millings se ve bastante bien en ese vestido halter, ¿no crees? Hanna estudió a la pálida y rubia chica que la había desairado el día anterior al otro lado de la habitación. -Eh, - dijo, sintiéndose triunfal porque los roles se habían invertido. Hace que sus pechos se vean realmente chicos. -Cierto - Naomi asintió sabiamente. - Pero al menos ese color no la hace parecer albina. -Va a tener una terrible quemadura de sol al final de la semana - Hanna meditó. Naomi torció su boca. - ¿Sabes quién deseo yo que se queme terriblemente por el sol? -¿Las chicas de Villa Louisa? - Hanna dijo. -¡Sí! - Naomi gritó de alegría, luego tocó el brazo de Hanna. - Oh mi dios, ¿no crees que son tan molestas? -Absolutamente - Hanna sintió una avalancha de satisfacción. Se sentía tan bien atacar a las Villa Gorilas. - ¿Sabías que Emily Fields es compañera de cuarto con la chica Erin Bang Bang? Naomi hizo un gesto de dolor - Ella es la peor. Me quedé atrapada trabajando en las oficinas de administración del barco porque me dio mucha flojera registrarme para algo más, y ella trabaja el turno conmigo. Esa perra no me dijo ni una palabra en todo el tiempo. Hanna frunció el ceño. - Espera, ¿Estás trabajando en la oficina de administración? ¡Yo también! -¿Con Vera? - Naomi preguntó. -Oh dios mío, ¡Vera! - Hanna se rió. - ¿Qué hay de todas esas tontas canciones de amor? -¿Y esos pasadores? - Naomi añadió, aguantando la risa. - ¡Se ve como un poodle! -¿No es cierto que esa habitación tiene un olor extraño? - Hanna pretendió sentir náuseas. -Sí, como una mezcla entre pie, perro mojado, y a vieja, - Naomi se quejó. -Pero podría ser peor - Hanna dijo - Escuché que algunas personas que se registraron tarde están en las labores de limpieza. Tienen que fregar los baños de los chicos. -¡Ew! - Naomi chilló.


Hanna sonrió cuando bebió su trago, sintiéndose ligera y libre. Se sentía como si acabara de descubrir un nuevo diseñador cuyos jeans, remeras y vestidos le quedaran perfectos— y su nombre era Naomi. Que Naomi le estuviera dando a Hanna la misma mirada de ¿Dónde has estado toda mi vida? la hacía sentir aún mejor. Luego Naomi cambió su peso. - Siempre he querido hacerte una pregunta. ¿Alguna vez obtuviste ayuda por...tú sabes. El asunto de la comida? Hanna se erizó. Un millón de años atrás, Mona-como-A la forzó a confrontar a Naomi y a Riley el año pasado y admitir que había tenido un desorden alimenticio. Hanna miró la puerta, considerando escaparse. -La única razón por la que pregunto es porque quiero tener una referencia - Naomi añadió cuando Hanna no dijo nada. Hanna frunció el ceño - ¿Para quién? Naomi miró abajo - Para mí misma, - murmuró tranquilamente. Hanna casi se rió en voz alta - ¿tú comilona? Sí, claro - Naomi era talla 0, Hanna apenas la había visto comer alguna vez. Naomi bajó la vista. - Con ejercicio. Es algo con lo que he luchado de forma intermitente por años. De hecho había querido hablar contigo de esto—eres la única persona que conozco que lo ha sufrido también. No es como que pueda hablar con Riley o Kate sobre esto. -Ya no lo hago, - Hanna dijo con cautela. -Yo tampoco lo hacía - Naomi paso su dedo por el borde del vaso. - Hasta el verano pasado. Algunas cosas raras ocurrieron, así que comencé otra vez. Hanna parpadeó con fuerza. - Lo siento mucho - dijo suavemente, aun no creía lo que estaba oyendo. Pero la expresión de Naomi se veía seria e inocente. Hanna había anhelado hablar sobre ser comilona con alguien que haya pasado por eso también, pero hasta ahora no se había cruzado con nadie que lo admita. -Si alguna vez quieres hablar sobre eso, estoy aquí - se ofreció luego de un momento - Sé lo difícil que es. -Gracias - Naomi murmuró, acercándose y apretando la mano de Hanna. Justo entonces, Mason Byers salió al patio. Su pelo estaba revuelto, y usaba una placa de la policía de Rosewood en su solapa. - Mi nombre es Oficial Byers, señoritas. - Articuló mal - ¿Tienen suficiente edad para beber?


-Por supuesto que sí, - Naomi guiñó el ojo. -¿Puedo ver sus IDs? Mason demandó. Mike asomó su cabeza también. - Estamos haciendo un juego de desnudos con cartas que usa las IDs falsas de todos. ¿Quieren jugar? - Él agitó su propia ID falsa por el aire. -Déjame ver eso - Hanna volvió a entrar en la habitación y se lo quitó. Mike había presumido sobre una nueva ID falsa, pero había sido cerrado en mostrarsela a ella. Hanna explotó de la risa. Quincy Thomas, decía el nombre en la tarjeta, y tenía corte militar rubio y lentes. La descripción decía que medía seis pies con diez, casi un pie más alto de lo que era Mike. Se lo lanzó de vuelta. - ¡Nadie va a creer que ese eres tú! Mike lo puso protectoramente en su pecho, sus mejillas en llamas. - Muy bien, sabelotodo, veamos la tuya. Hanna buscó su cartera y sacó su ID falsa, la cual había comprado el año pasado online y que tenía su propia foto y datos. Mason ofreció su ID también, la cual había obtenido en New York. Otros chicos añadieron las suyas a la pila. Una chica tenía un pasaporte Japonés muy convincente, a pesar de que ella no era Japonesa. Erin Bang Bang usaba su propia foto para su falsificación. La foto era tan impresionante y hermosa-como-modelo que Hanna supuso que ningún gorila o barman alguna vez siquiera se molestaría en ver su fecha de cumpleaños. Perra. -Hey, la tuya es bastante buena - Mike le dijo a Naomi cuando ella puso la suya en la pila. -Incluso se ve como tú. -Es porque es la de mi prima - Naomi explicó. Una mirada rara se puso en su cara. - No es como que la vaya a necesitar más. Hanna miró la foto, luego la volvió a mirar. A pesar de que había visto a la chica solo una noche, la cara era inolvidable. Era como un fantasma mirándola. Madison. Retrocedió, tropezando con una maleta volcada y casi cayendo sobre su trasero. Cuando se estabilizó, sus manos de repente estaban temblando tanto que tuvo que ponerlas en los dobleces de su vestido. La habitación se sentía caliente y cerrada, y mucha gente la estaba mirando, incluyendo a Naomi. -Um, tengo que... - Hanna pasó torpemente por el lado de todos hacia la puerta. Corrió al final del pasillo, desesperada para recuperar su aliento. Luego notó una puerta Francesa que llevaba a un pequeño patio al aire libre. La abrió y se tambaleó hasta una


pista del juego de tejo, arrodillándose. Madison era la prima de Naomi. ¿Y a qué se refería Naomi cuando dijo que ya no necesitaba la ID? ¿Estaba muerta? Beep. Era el celular de Hanna. Lo sacó de su cartera, imaginándose que era Mike. Pero luego miró la pantalla. Un nuevo mensaje de texto de Anónimo. -No. - susurró, escaneando el oscuro patio. Luego miró abajo a la pantalla. Con los dedos temblando, presionó LEER. Ten cuidado con a quién golpeas y luego corres, presidiaria. ¡Nos vemos en la Cubierta Fiesta!—A

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena


9. Pequeña Linda Polizona La tarde del martes, Emily y Jordan estaban sentadas en la cama del cuarto de Emily. Había paquetes de papas fritas de las máquinas expendedoras tirados alrededor de ellas, y Jordan había preparado daiquiris de banana vírgenes a partir de algunos de los tragos que había encontrado en el mini bar. Una de las mezclas para natación de Emily estaba sonando a través de sus parlantes portables de iPod, y Discovery, el único canal que tenía señal aparte de CNN International—El cual Jordan dijo que odiaba—estaba pasando un show sobre el Parque Yosemite de fondo, a pesar de que ninguna de las chicas lo estaba viendo. -Bien, necesito un verbo, - Emily dijo, mirando a un libro de Mad Libs [1] que había encontrado al fondo de su bolso, dejado allí desde algún viaje de natación. -Um, beso,- Jordan dijo luego de un momento, metiendo una papa frita en su boca. Emily escribió besó en el espacio. - Ahora necesito un sustantivo. -Pechos - Jordan dijo rápidamente. Emily dejó su lápiz y miró las otras palabras que Jordan había escogido. Sexymente, lengua, tirar, y masaje sensual. - Tu sabes que es un juego infantil ¿cierto? ¿No uno porno? -¿Qué puedo decir? - Jordan se rió - Estoy inspirada por el espíritu de Erin Bang Bang. Incluso he oído rumores sobre con cuántos chicos ha estado. Emily se encogió de hombros - Cada vez que la veo está con alguien diferente. Jordan miró a la puerta - ¿Estás segura de que no le importará que me quede aquí? Emily se encogió de hombros. - Dudo que Erin vaya a volver por el resto del viaje, para ser honesta. Y si sí vuelve, le diremos que tuviste una pelea con tu compañera de cuarto. Incluso puedes dormir en mi cama si te sientes más cómoda. - Sus mejillas se enrojecieron un poco con esa sugerencia, pero seguro que Jordan sabía que lo decía en modo amistoso, ¿cierto? Jordan le sonrió con alivio a Emily - Eres una salva vidas ¿Lo sabes? Emily rodó sus ojos. - Me lo has dicho chorrocientas mil veces. - Luego miró de vuelta al Mad Libs - Está bien, ahora necesito un adverbio. -Lujuriosamente - Jordan dijo rápidamente, y luego ambas se pusieron a reír.


Luego de que Emily lo escribió, inhaló la repentina esencia a palomitas de maíz de microondas recientemente explotadas. Alguien debe haber hecho en la cocina al final del hall - Ese es uno de mis olores favoritos - ella reflexionó. -El mío también - Jordan dijo, aferrándose a un cojín - ¿Tienes otros? Emily pensó por un momento. - El de las pelotas de goma y de la gasolina, supongo. Y el olor del dormitorio de mi antigua mejor amiga. -¿El de Alison? - Jordan preguntó. Emily asintió. Le había contado a Jordan sobre Ali casi inmediatamente. Era una de esas cosas que tenía que sacar del camino cuando hacía nuevos amigos estos días— de todos modos, todos habían visto Pequeña Linda Asesina, el documental sobre lo que Ali les hizo - Solía escabullirme a su dormitorio durante las pijamadas - admitió, sonrojandose - Su dormitorio olía a flores y a talco y simplemente... a ella. -Realmente la amabas ¿huh? Emily bajó sus ojos. Eso era algo más que ella le había admitido a Jordan de inmediato: Ya no tenía sentido ocultar su atracción hacia las chicas. Y era fácil contarle cosas a Jordan—ella era tan tolerante ante todo lo que salía de la boca de Emily. Solo sonreía débilmente y decía que estaba bien para ella. Aclaró su garganta y miró de nuevo a Jordan. - Quería preguntarte algo. ¿Necesitas llamar a tus padres? Tengo una tarjeta de teléfono que puedes tomar. Probablemente se preguntarán dónde estás ¿cierto? Jordan se encogió de hombros - Dije que iba a quedarme un tiempo en la casa de una amiga. No me llamarán para saber cómo estoy. -¿Estás segura? ¿Por toda una semana? -Probablemente ni siquiera notarán que no estoy - Jordan jugaba con su cintillo de terciopelo. - Mis padres están mucho más preocupados de sus propias vidas. No tienen tiempo para mí realmente. Súmale el hecho de que no soy la hija perfecta que siempre quisieron, y probablemente preferirían que simplemente me vaya por siempre - Ella lo dijo con indiferencia, terminando con una risa sarcástica, pero el dolor en su voz era obvio. Emily dibujó un garabato en el margen. - A veces creo que mis padres quieren que yo desaparezca también. Jordan la miró, claramente esperando que Emily dijera más - He hecho algunas cosas que realmente los enoja - Emily dijo vagamente. A pesar de que había compartido mucho, no estaba lista para hablar de eso.


Pero de repente, la cara de Jordan se había acercado. El aire olía fuertemente a perfume de jazmín - Yo no sé por qué alguien querría que tú te desaparecieras - dijo - Sin importar qué hiciste. Emily mantuvo el aliento, notando por primera vez que los ojos de Jordan eran del color de gemas de turmalina. Luego su celular soltó unos cuantos agudos pitidos. Gruñó, se dio vuelta, y miró la pantalla. Hanna le había enviado un mensaje. A está en el barco. Encuéntrame cerca del bar tiki ahora. Emily dio vuelta el celular para que Jordan no pudiera ver el mensaje. - Y-ya vuelvo.Susurró, y ya estaba al otro lado de la puerta antes de que Jordan pudiera preguntar qué había pasado. Diez minutos después, Emily estaba en el bar tiki, una constante lluvia caía sobre el toldo sobre su cabeza. Naturalmente, la cubierta estaba vacía. En algún lugar más abajo podía escuchar los acordes de música New Age de una presentación tardía de Cirque du Soleil en el teatro. Las puertas del elevador se abrieron, y Spencer y Aria salieron. La miraron y se acercaron, protegiendo sus cabezas de la lluvia. Hanna emergió de una escalera usando un largo vestido, altos tacones, y una incongruente sudadera que se extendía hasta la mitad de sus muslos. Sus ojos estaban como locos, su cara pálida, y sostenía su celular con fuerza en su mano derecha. - La perra de algún modo está a bordo con nosotras - dijo cuándo se acercó. Les pasó su celular a las chicas. Emily miró el mensaje de texto en la pantalla Ten cuidado con a quién golpeas y luego corres, presidiaria. ¡Nos vemos en la Cubierta Fiesta! Aria entrecerró los ojos - ¿Golpeas y luego corres? ¿De qué está hablando A? -¿No es obvio? - Hanna dijo - ¿El accidente en Reeds Lane? ¿Esa horrible noche con lluvia? A lo sabe. La boca de Emily se abrió de golpe. La noche del accidente de Hanna se sentía tan aislada—había ocurrido al comienzo del verano, antes de todo lo demás. Supo que estaba embarazada justo luego del receso de primavera en Jamaica, y a pesar de que aún vivía en su casa cuando Hanna había llamado, se mudó con Carolyn la semana siguiente, para el disgusto de su hermana. Cuando Hanna llamó a Emily, ella casi se negó —para ese momento ya tenía una pequeña barriga, ¿Y si las chicas adivinaban lo que ocurría? Ya era suficientemente difícil ocultarlo de sus padres. Su madre incluso había comentado el nuevo estilo de playeras holgadas de Emily. Pero medio segundo después, se sintió terrible. Hanna la necesitaba. Y luego Aria la llamó, diciendo que iba a pasar a buscarla, y Emily no supo cómo decir que no. Al final, si


alguna de ellas notó su barriga, nadie dijo nada. Todas estaban muy preocupadas con el choque del auto. Emily se apoyó contra el bar. - ¿Cómo supo A sobre eso? Preguntó, mirando a Hanna. Habían estado en un tramo tan desolado del camino, y se habían retirado antes de que la ambulancia llegara. Pero luego, más de esa noche volvió a ella. Probablemente habían herido a la chica. Y habían escapado, como si hubiera sido una broma. Hanna jugaba con una gran vela tallada en forma de cabeza tiki encima de una de las mesas. - No estoy segura. Pero saben ¿esa chica en el auto, Madison? Resulta que es la prima de Naomi Zeigler. Naomi y yo nos hemos estado llevando bien, y al comienzo pensé que era sospechoso, pero luego me di cuenta de que ella había dado vuelta la página. Hasta que vi su ID falsa—tiene la foto de Madison. Las cejas de Aria se arrugaron - ¿Entonces crees que Naomi estaba siendo simpática contigo porque es A? -No estoy segura, - Hanna dijo - Pero si no lo es, A va a contarle sobre el choque. Naomi nos va a entregar de seguro. -Si, si esque A no nos entrega primero - Spencer apuntó al celular de Hanna. - ¿A te llamó presidiaria? -Hanna, ¿Naomi dijo algo sobre el accidente? - Aria preguntó. -Algo así - Hanna admitió, mirando a Spencer - Mencionó haber pasado por algo terrible el verano pasado. Y puso una mirada extraña cuando alguien le preguntó quién era la persona de su ID falsa. Fue como, Mi prima ya no necesita su ID. -¿Como que estaba muerta? - Spencer dijo jadeando. Los ojos de Emily se expandieron - ¿En el choque? -No puede haber muerto en el choque - Los ojos de Hanna iban de un lado a otro. -Aún respiraba cuando ustedes llegaron a escena. -¿Estaba? - Aria entrecerró los ojos - ¿Alguien de hecho se fijó en eso? Emily miró alrededor a las otras. - No recuerdo si lo hicimos o no. -Ni yo - Aria dijo. La cara de Spencer estaba verde - ¿Y si la matamos cuando la movimos? - Se desplomó sobre uno de los postes de metal que sostenían el toldo - Yo la dejé caer. -No adelantes conclusiones aún, Spence - Aria dijo rápidamente, a pesar de que ella se veía igual de enferma.


-¿Cómo sabes si A sabe sobre eso? Emily preguntó. Hanna se encogió de hombros - Si A es Naomi, puede haber visto el accidente desde su casa. Está justo arriba de la subida desde el lugar del accidente, no había hecho la conexión antes. -O quizás Madison sobrevivió, y vio a la chica actuando de ti en Pequeña Linda Asesina y adivinó que fuimos nosotras - Aria dijo. -No, Madison tendría que haberlo averiguado antes de que se estrenase el documental. Hanna insistió - Si Naomi es A, ella debe haberlo sabido casi inmediatamente—y decidió acecharnos. Así puede haber sido cómo se enteró sobre Gayle y Kelsey. Emily asintió, considerándolo. Había pasado tiempo en la casa de Gayle ese verano, y Gayle había ofrecido comprarle el bebé a Emily en un café. Si Naomi la había estado siguiendo, habría sido fácil para ella el averiguar lo que ocurría. Aria pasó sus dedos por su cara. - Pero no estoy segura de que Naomi tenga sentido como A. ¿Cómo podría saber sobre todos los otros secretos que A sabe? Como Jamaica —Eso pasó antes de lo de Madison. -Bueno, es fácil explicar cómo supo lo que nos ocurrió en el verano—Naomi vive en Rosewood. Los ojos de Hanna estaban bien abiertos - Ella es amiga de Kate—ella ha estado en mi casa cientas de veces. Definitivamente pudo haber desenterrado mucha información sobre mí así. - Chasqueó los dedos. Spencer se mordió el labio - De hecho, Naomi estaba presente cuando A me estaba amenazando a mi sobre Kelsey también. Ella era una de las brujas en Macbeth. Y ella se pegó a Klaudia—muchos de mis mensajes de A fueron sobre ella por un tiempo - Aria añadió pensativamente. - Y ella estaba con Noel cuando me llegó un mensaje de A sobre su familia. Todas miraron a Emily, esperando que ella contribuya con su propia historia de Naomi. Ella solo se encogió de hombros. - Yo no he tenido ninguna interacción con ella. -Ella estaba en el funeral de Gayle ¿Recuerdas? - Hanna señaló. - ¿No creen que es extraño? Emily miró la bandera flameando en el poste sobre sus cabezas. No estaba segura de sí era extraño o no. - Mucha gente vive en Rosewood—alguien más podría haber estado mirándonos. Y Jamaica aún no tiene sentido, - susurró - Naomi no estaba allí—la habríamos visto. ¿Cómo podría ella saber sobre eso?


-Tiene que haber una conexión - Hanna dijo. - Quizás estaba allí y no lo sabíamos. Los dedos de Spencer volaban sobre su teléfono - Nop, Naomi estuvo en St. Bart’s durante el receso de primavera—eso dice en su página de Facebook. -Muy bien, quizás hay dos As—uno que vio lo que pasó en Jamaica, y luego Naomi, quien se hace cargo de los actos malignos - Hanna sugirió. Spencer cerró sus ojos. - Dios. Mi cabeza va a explotar. ¿Ahora tenemos que pensar sobre quién podría ser un segundo A? Emily inhaló - Creo que tengo una idea. Hanna la miró rápidamente. - Déjame adivinar. ¿La Verdadera Ali? -Sí, Ali - Emily dijo en voz baja. Si Jordan se había metido al barco tan fácil y sin esfuerzo, ¿Quién decía que la Verdadera Ali no podría haber hecho lo mismo? Miró sobre su hombro, con miedo de que la Verdadera Ali las estuviera mirando. Un relámpago parpadeó en el mar. Los charcos relucían bajo las luces. La idea de estar caraa-cara con la Verdadera Ali en un barco la aterrorizaba. Había tan pocos lugares donde podría esconderse. -La Verdadera Ali está muerta - Spencer dijo despectivamente. - Tiene que ser alguien más. Aria aclaró su garganta. - Algo raro me pasó hoy también - Tomó aire - ¿Saben que me registré para la búsqueda del tesoro? Me emparejé con este chico que fue transferido recientemente de una escuela en New Jersey. Hablamos por un rato, y supe que él conocía a Tabitha. -Bromeas - Hanna dijo preocupada. Aria asintió - Pero se pone peor. Era el novio de Tabitha. -¿Qué? - Hanna tembló. -¿Hablas en serio? Spencer exclamó. -Lo sé. - Aria se veía atormentada - Creo que el universo está tras nosotras. -O A está tras nosotras, - Spencer dijo - ¿No podría él ser A? Tiene un mejor motivo que Naomi—O que la Verdadera Ali. Quizás más de una conexión también—podría haber estado en Jamaica con Tabitha.


Aria se balanceaba de pie a pie. - No sé sobre Jamaica, lo dudo. Y Graham dijo que estuvo en Chile el verano pasado— ¿Cómo podría haber atestiguado nuestros secretos, o robado ese dinero del buzón de Gayle? Probablemente puedo hacer que lo demuestre de algún modo la próxima vez que lo vea. Los ojos de Spencer estaban atónitos - ¡No puedes verlo otra vez! ¿Y si sin querer dices algo? - Luego parpadeó con fuerza - ¿Y eso significa que más gente que conocía a Tabitha está en el bote también? Ella podría tener toneladas de amigos aquí—todos podrían ser A ¡Juntos! Aria negó con la cabeza. - No, no, Graham fue transferido desde la escuela de Tabitha hasta una escuela en Philly. Ninguno de sus amigos está aquí. -Aún estoy de acuerdo con Spencer - Hanna dijo - Aléjate de ese chico. Suena como una situación que no necesitas ahora. Aria se veía molesta. - No puedo simplemente abandonarlo. Me sentiría terrible. -¿Por qué? - Spencer demandó. Aria miró sus dedos. - ¿Ustedes realmente creen que nos vamos a salir con la nuestra al final? Esta podría ser la última oportunidad de hacer las cosas bien con alguien que se preocupaba por ella antes de ir a la cárcel. Spencer la miró con locura - ¿Vas a contarle? -No. Pero siento que le debo algo. Quiero hacer su vida mejor de algún modo. -¡Tú no le debes nada! - Spencer rugió - ¡La única razón por la que te sientes así es porque A está jugando con tu mente! -Bueno, eso es un buen motivo ¿o no? - Aria se encogió de hombros con impotencia - ¡A nos tiene completamente arrinconadas! ¡No sé qué más hacer! Todas cerraron los ojos. Una gran avalancha de temor pasó por Emily. A sí que las tenía arrinconadas. ¿Y si A las delataba por todo? Habían hecho tanto, especialmente si Madison había muerto. Y A parecía saber absolutamente todo. Spencer aclaró su garganta. - Miren. Si adivinamos quién es A, aún podemos adjudicarle el asesinato de Gayle a él o a ella y protegernos a nosotras - Miró a Hanna. - Tú eres la compañera de cuarto de Naomi. Busca entre sus cosas. Ve si tiene un segundo celular, como Mona. O metete a su e-mail y ve si alguno de los mensajes de A están en su buzón de salida.


Hanna se mordió una uña - ¿Realmente quieres que me ponga tan cerca de las cosas de A? ¿Has olvidado las otras cosas que A ha hecho? ¿Como con Gayle? ¿O que hay sobre cómo le echó LSD a tus brownies? -Pero - Spencer protestó, luego se congeló. Un paso en un tablón suelto crujió al otro lado de la cubierta. Spencer tomó el brazo de Emily. Emily miró con fuerza entre las sombras, con miedo de lo que podría estar allí. El aroma a perfume frutal se esparció por el aire hasta ella, luego desapareció. Por un momento, todo lo que podía oír era su pulso latiendo en sus oídos. El celular de Hanna sonó, y todas saltaron. - Solo es Mike - Hanna dijo, mirando la pantalla. - Me va a escabullir a su habitación esta noche. -¿Te vas a quedar con Mike? - Aria parecía preocupada - Ambos podrían meterse en problemas. -Prefiero estar en problemas que estar muerta - Hanna dijo, luego se fue apresurada, mirando de un lugar a otro en las sombras antes de descender las escaleras. Luego de un momento, Spencer miró a las otras, dejando escapar un gemido de desesperación, luego se fue caminando también. Solo Aria y Emily quedaban. Salieron de debajo del toldo e intercambiaron miradas de miedo. -Dime que esto no está ocurriendo - Emily susurró. Aria secó las gotas de la lluvia de sus ojos - No puedo vivir así por mucho más, Em. -Lo sé. Yo tampoco. Otro relámpago reventó en el mar. Emily dio un paso adelante y puso sus brazos alrededor de los hombros de Aria. Aria la abrazó de vuelta, y las dos permanecieron así por unos segundos, cubriéndose entre sí de los elementos. Y quizás también de A. [1] Mad Libs: Un juego de sustitución de palabras que causa efecto humorístico.

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena


10. Zambulléndose de lleno. El miércoles por la mañana, Spencer estaba de pie en el muelle San Martín. El crucero, que había llegado a la isla al amanecer, estaba estacionado en el puerto, entre lanchas y barcos mucho más pequeños, parecía un joven de dieciocho años en una clase de primer grado. El cielo era de un color gris rosáceo, el aire olía a asfalto quemado por el sol y los comerciantes levantaban las rejillas de metal de sus joyerías, y colocaban placas en las ventanas que decían ¡DIAMANTES EN REBAJA! y ¡LOS MEJORES PRECIOS EN LA ISLA! Cerca de veinte chicos de la clase de buceo estaban en el muelle, también, luchando con sus playeras de protección de sarpullidos y escogiendo el equipo de buceo rentado. Kristen untó protector solar en sus brazos, después le ofreció el frasco a Spencer. - ¿Realmente estás pensando bucear lejos del grupo? Spencer abrió su boca para decir que sí, pero después vaciló. Tal vez no era buena idea bucear sola—No con A alrededor. Miró hacia arriba y abajo del muelle, sintiendo un tirón nervioso en su estómago. A está en el barco con nosotras. Por un lado, parecía imposible. Pero por el otro, tenía mucho sentido—A estaba en todos lados. Por supuesto A estaba en el barco. A podía estar mirándola en ese mismo segundo. -Buenos días, Spencer. Reefer estaba detrás de ella, usando un traje de baño a cuadros que dejaba ver sus musculosas piernas y sosteniendo un par de aletas de buceo verde-neón. -¿No es un día precioso? - Naomi, quien estaba parada al lado de él, añadió con una sonrisa. En lugar de usar una playera de protección de sarpullidos, como cualquier buzo inteligente, ella tenía un ligero, bikini metálico que mostraba su amplio escote. Cuando se dio cuenta de que Spencer la estaba mirando de arriba hacia abajo, se acercó un poco más a Reefer, casi pisándole sus pies. -Hola, - Spencer dijo inexpresiva, luego les volvió la espalda. Desde la clase de buceo, Reefer no había tenido tiempo para ella. Había recibido un dulce mensaje de texto de él en la cena de la noche anterior, diciéndole que la buscaría, pero luego le envió otro mensaje unos minutos más tarde, diciendo, - Lo siento, Naomi necesita hablar, pronto nos ponemos al día. - Después de la cena, cuando ella y Aria habían vagaban alrededor del salón de juegos, se dio cuenta de que Reefer estaba sentado con Naomi en una esquina, con sus cabezas inclinadas juntas íntimamente.


Se agachó y cogió un tanque de buceo en sus brazos. Cundo vio su reflejo en el cromado, hizo una mueca. Su piel se veía amarillenta en su playera de protección de sarpullidos color amarilla-brillante marca Body Glove. Y había estado tan cansada anoche, que no se había preocupado por tomar una ducha, así que su cabello colgaba en sucios, montones salados. ¿Cómo se podía comparar con Naomi? Y ¿Qué pasaba con lo que Hanna había dicho sobre Naomi? ¿Era posible que ella fuera A? Incluso aunque no lo fuera, tenía muchas razones para estar enojada con ellas—en especial si A le había dicho lo que habían hecho con su prima. Anoche, luego de que Hanna recibiera ese mensaje, Spencer se había acostado en la cama, pensando en el accidente automovilístico en Reeds Lane. No podía creer que había estado a punto de olvidarlo. Cuando manejaron lejos de esa horrible escena, ella se dirigió a Hanna con nerviosismo. ¿Qué pasa si la chica se despierta y se da cuenta de quién eres? -Bueno, le dije que me llamaba Olivia y que era de Yarmouth, - murmuró Hanna. Hanna volvió la cabeza bruscamente y miró por la ventana. - Bueno, esperemos que no lo haga. A juzgar por el hecho de que ningún policía había golpeado a la puerta de Spencer, haciendo preguntas, o que las noticias ni siquiera habían reportado la historia, Madison no parecía recordarlo. Spencer esperaba que fuese porque Madison había estado muy borracha, pero siempre había una pequeña voz dentro de ella, susurrando que podía haber sido por otra cosa. La primera regla de la clase de salvavidas decía nunca mover a alguien que ha estado en un accidente. Y luego estaba ese horrible crack de huesos cuando Spencer había dejado caer a Madison, un sonido que ahora sonaba en los oídos de Spencer como si estuviera en repetición automática. Ella era la peor persona en el mundo. Sentía los ojos de Naomi en ella y se estremeció. Luego sintió a Reefer mirándola también. Enderezó sus hombros y se dirigió al camión. Reefer se alejó de Naomi y la siguió - Te busqué junto al acuario esta mañana – dijo. -Um-hmm, - murmuró Spencer, mordiéndose con fuerza el interior de su labio. -Pensé que ese iba a ser nuestro punto de encuentro regular. -Decidí empezar temprano, - dijo con voz cortante, sin hacer contacto visual. -Spencer - Reefer agarró su brazo, pero Spencer lo sacudió y siguió su camino, sin molestarse en parar por una máscara de buceo que se cayó de sus dedos y rodó por el pavimento. Reefer la recogió y corrió tras ella - Spencer. Detente. Spencer volteó sus ojos y paró. Reefer la miró dolorosamente. - ¿Estas molesta por algo?


¡Claro que estoy molesta! Quería gritarle. Pero le quitó la máscara de buceo de los dedos a Reefer y sonrió fuertemente. - Nop. Reefer miro sobre su hombro a Naomi, quien ahora estaba hablando con Tim. - Solo somos amigos, sabes. Nos conocimos en la fiesta de Princeton. Ella estaba haciendo un tour el campus. Spencer frunció el ceño. ¿Naomi quería ir a Princeton? Ella no sabía eso. -Ella como que me secuestró anoche, - Susurró Reefer. - Quería cenar contigo, pero ella me arrastró a la sala de juegos y habló sobre unos problemas familiares que estaba atravesando. Spencer sintió una punzada. - ¿Cosas familiares? ¿Cómo qué? - ¿La muerte de una prima? ¿Un conductor que huyó de la escena? ¿A ya le había contado a Naomi lo que sucedió? -Algo como, una pelea familiar o lo que sea, no lo sé. - Reefer se encogió de hombros - Yo solo quería deshacerme de ella. Bueno, para ser honesto, si nos enrollamos en Princeton. Pero eso fue en el pasado. Ahora estoy interesado en alguien más. Miro a los ojos de Spencer significativamente. A pesar de que Spencer quería seguir dura de corazón, no pudo evitar ablandarse un poquito. Tim abrió la puerta de la van e hizo un gesto a todos para que se acerquen. Spencer miró a todos lados excepto a Reefer, no queriendo perdonarlo muy fácilmente. Luego Naomi se acercó a su lado y coloco su brazo en el hombro de él. - La pase muy bien contigo anoche, Raif. Es tan bueno volver a conectarnos. Spencer realmente odiaba como Naomi lo llamaba Raif, como si ellos tuvieran un acuerdo especial. Reefer abrió su boca, apunto de responder, cuando Tim dio aplaudió. - ¡Está bien, todo el mundo! Antes de sumergirnos por primera vez, quiero que todos formen parejas. Tú y tú pareja se van a cuidar el uno al otro cuando estemos en el agua. Se asegurarán de estar siempre a salvo. Cuando Spencer se volvió hacia Reefer, Naomi ya había tocado su brazo posesivamente. Spencer se alejó—Era demasiado. Pero de repente, sintió una mano en su espalda. - De ninguna manera. Tú estás conmigo. Reefer le sonreía esperanzado. Naomi seguía parada detrás de él, mirando sorprendida. Un segundo después, ella se encogió de hombros y de mal humor se alejó hacia el otro lado del grupo. -Es decir, si eso está bien, - añadió Reefer en voz baja. - ¿Quieres ser mi pareja? Spencer fingió pensarlo. - Supongo. Pero me lo debes por abandonarme en la cena de anoche.


-¿Qué tal si te llevo a cenar? - Preguntó Reefer, enlazando su brazo en el codo de ella. -En algún lugar en una isla. No sé tú, pero yo ya me estoy hartando de las batatas orgánicas fritas y de todo el ajo que ponen en la hamburguesa vegetariana. Una breve ráfaga de culpa se apoderó de Spencer—parecía una locura querer ir a una cita, cuando A estaban tan cerca de contar lo de ellas. Pero tal vez debería disfrutar de estos últimos momentos de libertad. Ella probablemente nunca podría hacer esto otra vez. - Suena bien, - respondió. Subieron a la camioneta juntos y se sentaron juntos uno al lado del otro en la fila del medio, mientras que Naomi quedó relegada a un asiento de atrás junto al equipo. A medida que se retiraron de la zona de aparcamiento, el sol salió de detrás de una nube. El calor se sintió delicioso en la piel de Spencer. Y por primera vez en varias semanas, por lo menos durante un minuto, se sintió en paz.

Traducido por: Ximena Corregido por: Daniela


11. El Pigmalión de Aria (Pygmalion: efecto pygmalion: a algunos estudiantes les va mejor solo porque los demás esperan que les vaya mejor)

Esa mañana, Aria estaba de pie con Graham en una esquina de una calle en la sección Francesa de la isla de San Martín. Pasaban autobuses raquíticos a velocidades alarmantes. Hombres viejos y de piel curtida estaban sentados en un café al aire libre, bebiendo cappuccino. Las olas golpeaban a lo lejos, y había cerca de cien gaviotas en un estacionamiento cercano, peleándose por una bolsa de patatas abierta. Aria respiró profundo y miró la pista de la Eco Búsqueda del Tesoro otra vez.. Estaba escrita en forma de poema y amarrada a un gran terrón de carbón. -Úsame para mermelada, gabinetes, y madera, - Graham leyó en voz alta. - Y cuando soy una barrera, protejo las tortugas marinas— ¡Eso es bueno! - Él miró a Aria - ¿Alguna idea? Aria tocó el carbón. Con sus dedos salió polvo negro. - ¿Cómo puede un trozo de carbón vegetal también hacer mermelada? Graham jugó con un tirante de su sudadera con gorro, la cual olía muy fuertemente a suavizador de telas floral - Quizás es una planta. Una parte de ella es usada para carbón vegetal, pero quizás otra parte—las bayas—hacen buena mermelada. -¡Eso tiene sentido! - Aria sonrió - ¿Cómo se te ocurrió? Graham se encogió de hombros - Tenemos que habilidosos en nuestros encuentros de la SAC en los bosques. Casi te puedo garantizar que una parte de este árbol que estamos buscando probablemente podría darnos un componente decente para pólvora también Sonrió con orgullo. - Estoy a cargo de las municiones en mi unidad. Aria quería comentar que estaba casi segura de que la gente en los tiempos medievales no tenía pólvora, pero se contuvo. Miró a su alrededor. - Quizás un lugareño pueda saber qué árbol por aquí pueda ser usado para hacer mermelada. Graham asintió, luego avanzó por la acera desnivelada en dirección de un letrero que Aria estaba casi segura que decía Bar de jugo en Francés. Ella miró el dibujo de un caballero en la parte de atrás de la sudadera de Graham. Además de la trivialidad de la pólvora, había tenido que escuchar una larga charla aparte sobre las virtudes de los retretes improvisados y cocinar sobre un caldero en sus juntas de la Sociedad de Anacronismo Creativo.

Aún no se acostumbraba a que Graham haya salido con Tabitha. Luego de que Gretchen


los despachó, ella corrió de vuelta a su cabina y rastreó los sitios memoriales de Tabitha en busca de posts de Graham. La mayoría eran vagos, inocuos—solo decían cosas como QEPD y Te extraño, Tab. Pero cuando el padre de Tabitha habló sobre la negligencia del resort, Graham había hablado, diciendo que él pensaba que The Cliffs no debería haber servido alcohol a menores. Cuando salieron las noticias sobre que Tabitha no había tenido una muerte relacionada al alcohol, los posts de Graham se volvieron furiosos. Quien sea que hizo esto, la policía te va a encontrar y a llevar. Solo leer ese post hizo que el chile vegetariano que Aria había comido para la cena subiera por su garganta. La noche anterior, soñó que había encontrado a Tabitha en la arena. Cuando le dio la espalda al cuerpo inerte de Tabitha, Graham se acercaba tras ella. -¿Aria? - Él parecía tan sorprendido. - ¿Que estás haciendo tú aquí? - Y luego, lentamente, su cara registraba lo que ella había hecho - ¡Fue un accidente! - Aria gritaba Fue casi como que ella se lanzó por el costado— ¡Apenas la empujé! - Lágrimas se habían acumulado en los ojos de Graham. Y entonces él estiró sus brazos para estrangularla. Allí fue cuando despertó. Sentía como que necesitaba hacer algo por Graham. Sus amigas podrán estar resueltas en contra de que ella vea a Graham otra vez, pero ella decía en serio lo que dijo la noche anterior, sobre cómo este era el único modo en que podía pensar de hacer que la abrumadora culpa se levante. Al ser la amiga de Graham, al ser su hombro en donde llorar por Tabitha—si eso era lo que él necesitaba—quizás podría hacer pequeñas enmiendas por todo lo que había hecho. Sonaron campanas, y Graham salió del bar de jugos, se veía triunfante. - El chico que dirige el lugar dice que las uvas marinas hacen buena mermelada. Dice que a veces sirven como barrera natural para las tortugas marinas también. Aria frunció el ceño - Nunca había oído sobre un árbol de uvas marinas. Graham sacó su celular, presionó el botón NAVEGAR, y escribió uva marina en Google. Fotos de un gran árbol frondoso con racimos de uvas verdes aparecieron en la pantalla El mayor grupo de árboles de uvas marinas está en la punta más al sur de la isla - leyó en voz alta. -Supongo que para allá vamos - Aria dijo, luego se dio vuelta en la acera hacia el mar. Graham salió de Google, y su teléfono volvió a la pantalla de inicio. Cuando Aria vio que el fondo de pantalla era una foto de Tabitha, un grito se congeló en su garganta. Tabitha estaba sentada en una pared de piedra, vestida con una polera rosada y jeans ajustados. Ella se alejó, pero no antes de que Graham la atrapara mirando. - Oh. Esa era mi novia. La que fue... tu sabes. Aria asintió, asimilando el familiar cabello rubio de Tabitha, grandes ojos azules, y las


débiles cicatrices de quemaduras en su cuello de un incendio en su infancia. - Ella era, um, linda. -Sí - Graham suspiró con fuerza. - Ella era hermosa - Su voz se puso un poco muda de la emoción. Aria se detuvo en una esquina. - La extrañas ¿huh? Graham asintió. - Es...difícil. Y raro. No conozco a nadie de nuestra edad que haya muerto. ¿Sabes? He tenido un mal rato con esto, lo cual es totalmente patético, porque ni siquiera estábamos juntos cuando ella falleció. Un auto pasó, levantando las puntas del cabello de Aria. - ¿No? Negó con la cabeza. - Salimos en décimo grado, pero yo siempre sentí como que ella estaba esperando que alguien mejor aparezca. Incluso cuando la invité al baile de décimo grado, ella fue tan indiferente al respecto, como si hubiera preferido ir con alguien más. Pateó una piedrita suelta en el suelo. - Le dije unas cosas horribles cuando rompimos, la mayoría sobre que ella estaba loca. Pero luego cuando volvió al hospital, me sentí como el mayor idiota del mundo. -¿E-ella fue al hospital? - Aria preguntó, esperando sonar sorprendida. -Sí. Ella iba y venía del hospital por años. - Graham respondió, retrocediendo del borde de la acera para evitar ser golpeado por una scooter. -¿Por qué? -Depresión. Ella tenía un montón de problemas con su familia. No había más autos que vinieran de la esquina, así que cruzaron la calle. - ¿Alguna vez la visitaste? - Aria preguntó. -Una vez - Hizo una cara irónica. - El lugar en el que estaba se veía realmente bello desde el exterior y tenía un vestíbulo genial, pero una vez que ibas a las salas de los pacientes, era bastante miserable. -Huh - Aria dijo, manteniendo sus facciones completamente neutrales. Eso sonaba como La Reserva en Addison-Stevens, muy bien. - ¿Tenía amigos allí? Graham miró al cielo por un momento, pensando. - Estaban estas dos chicas rubias que eran, como, las abejas reinas del lugar. Insistían en juntarse con Tabitha cuando yo la visité—creo que me estaban evaluando, juzgando si valía la pena hablarme o no. A pesar de que el sol estaba pegando muy fuerte en su cabeza, Aria tiritaba. Se preguntó


si una de ellas era Ali. -Había un chico también - Graham continuó - Pude ver que a él le gustaba ella—no dejaba de mirarme con molestia desde el otro lado de la habitación. - Juntó su mandíbula - Probablemente ella estaba viéndose con él. Todas las chicas pensaban que él era muy lindo. Luego miró a Aria. - Estoy haciendo que parezca loca, pero no lo era—ella era bastante genial. Todos estaban tras ella—no sé por qué me escogió a mí - Hubo otro suspiro - He hablado con un terapeuta al respecto. Ella de hecho me dijo que viniera a este viaje. Pensó que me ayudaría a superar lo que pasó, separarme de la locura que rodea a Maplewood de una vez. -Te creo. - La piel de Aria se sentía tan irritada que solo quería rascarse y rascarse. ¿Qué pensaría Graham si supiera que estaba de pie junto al asesino de Tabitha? Se acercaron a una playa pública con un pequeño camino de tablas. Un hombre de piel curtida estaba de pie bajo un paraguas a rayas, vendiendo sodas de un refrigerador. Dos chicos bronceados estaban sentados en stands de salvavidas, mirando a unos nadadores en el agua. A la izquierda había un gran matorral de árboles. Frutas verdes, como globos, colgaban en racimos desde las ramas, y un verde y placentero olor llenaba el aire. Los árboles se veían tal como las imágenes de la búsqueda en el celular de Graham. Gruesas hojas se movían sobre sus cabezas, y Aria vio un sobre atado a uno de los troncos. Tenía el logo de la línea del crucero en la esquina superior derecha - ¡La siguiente pista! Gritó. Lo sacó del tronco. Adentro habían instrucciones de poner la pista de vuelta en el sobre para que los otros la encontraran, y luego un link a un sitio web que les diría a dónde ir ahora. Le mostró a Graham lo que había encontrado. - ¡Somos geniales! ¡Dame esos cinco! Levantó su palma en el aire, y Graham la golpeó. De repente sus ojos se expandieron hacia algo en la playa. Aria se dio vuelta. Dos chicas estaban de pie cerca del stand de los salvavidas, poniéndose bloqueador solar en sus piernas desnudas. -¿Qué ocurre? - Aria preguntó. Graham puso sus manos en sus bolsillos y se dio vuelta - Nada. Aria lo miró con los ojos entrecerrados, luego a las chicas. Una tenía cabello largo y desordenado como hippie y usaba sandalias Birkenstocks, y la otra tenía cabello corto como de duende color castaño y un piercing en la nariz. Ella reconocía a ambas del crucero—habían estado tras ella en la fila de los waffles en el desayuno esta mañana. - ¿Van a tu escuela?


- Ahá. - Graham murmuró. -Son lindas. -Graham parecía torturado. - Sí, pero da igual. -¿No invitarías a salir a una de ellas? Graham se rió - Como si fueran a decir que sí. -¿Por qué no? Graham se rió entre dientes con tristeza. - ¿Honestamente? No sé hablar a las chicas— especialmente después de que Tabitha me pateó. Y no sé por qué querrían salir con un cretino que pretende ser un caballero. Aria se detuvo junto a un letrero de No Estacionar en idioma Francés y lo miró. - ¡No eres un cretino! ¡Mírate! Eres lindo, divertido, inteligente— ¡tantas chicas morirían por salir contigo! Graham se enrojeció - Lo dudo. Aria puso sus manos en sus caderas - Yo no. ¿Y sabes qué? Te lo demostraré. Con mi ayuda, vas a salir con una de esas bellezas para el final de este viaje. La cabeza de Graham se levantó de golpe. - ¡No! -Hablo en serio! Ahora ¿cuál te gusta? ¿La Chica Elfo, con el piercing, o Miss Hippie? Graham se rio por los sobrenombres. - Bien. Como que me gusta la Chica Elfo. Su nombre real es Tori. Pero en serio—nada va a pasar. Me ha gustado por dos meses, y no ha llegado a ningún lugar. -Alguna vez has hablado con ella de hecho? -ueno, no. - Graham enterró medio pie en la arena. Aria se rió con amabilidad. - Esa debería ser tu primera pista de que nada va a pasar. Ella parece perfecta para ti. Ve a ofrecerle una soda del carrito de bebidas. -Ahora? - Graham parecía en pánico.


-Sí, Ahora! - A Aria realmente, realmente le gustaba esta idea. Aquí estaba su oportunidad para hacer algo bueno por Graham. Era una oportunidad para expiar por Tabitha también. Equilibrar las cosas con el universo. Restaurar su karma. Ella caminó hacia el carrito de bebidas y compró cuatro Oranginas, dos para ellos y dos para las chicas. - Ahora ni siquiera tienes que comprarle una bebida. Solo ve y ofréceselas a Elfa y Hippie. Eso iniciará una conversación. -Sobre qué? -No lo sé! - Aria exclamó, riendo fuertemente. - Brebajes Franceses, ¡lo que sea! Ahora vamos, ¡Hazlo! Graham se lamió sus labios. Pero luego de un momento, la mirada tortuosa de su cara se desvaneció, y parecía casi un poco emocionado. - Está bien - él dijo. Caminó por la arena, sosteniendo las botellas con forma de calabacín en sus manos. Las chicas cubrieron sus ojos del sol cuando él se acercó. Aceptaron las bebidas y las destaparon. Graham se sentó en cuclillas y le dijo algo a la Chica Elfo, y la Chica Elfo se rió. Sí, Aria pensó, tomando un trago de su Orangina. Se sintió como Cupido. De repente, su teléfono dio un pitido desde el interior de su bolso. Lo buscó. Un nuevo mensaje de texto. El remitente era un enredo de letras y números. Un escalofrío subió por su columna. Dos turistas que usaban riñoneras miraban confundidos a un mapa al otro lado de la calle desde la playa. Una bella mujer negra en un bikini con dibujo de isla estiró su toalla en la arena. Una chica se acercó al carrito de bebidas y pidió un refresco de lima. Cuando se salió del camino, Aria y ella se miraron fijamente. Era Naomi. Sus ojos azules no parpadearon. Había una sonrisa traviesa en su cara, y sostenía un celular firmemente en una mano. Aria se fue rápidamente, casi caminando encima de un auto andando. Luego miró su propio celular y presionó LEER. Qué bueno por ti que lo ayudes a volver al juego, Aria. Todos necesitan un pequeño “empujón” ¿o no?—A

Traducido por: Daniela Corregido por: Ximena


12. Duetos Más tarde ese día, luego de su curso de confección de joyas Caribeñas, Hanna se dejó caer en una mesa en el bistró con Mike y estudió minuciosamente el gran menú de cuero que la camarera acababa de entregarles. Mike olió el aire e hizo una mueca. - Ugh. Algo huele a popó de cabra. Creo que soy yo. Hanna se rió - Eso es lo que ganas por trabajar en una granja orgánica a bordo Naturalmente, el crucero tenía sus propios gallineros, corrales de alpacas, y un invernadero, y Mike se había anotado para labores voluntarias. - ¿Qué te picó para trabajar allí, de todos modos? - ella preguntó. - Deberías haber pedido estar en el staff del gimnasio o algo. Mike negó con su cabeza tristemente. - Cuando vi hidropónico e invernadero en la descripción, pensé que era una granja de marihuana. No sabía que tendría que pasar dos horas ordeñando cabras. ¿Sabes lo mal que apestan esas cosas? Hanna le dio un golpecito. - Bueno, mejor tomas otra ducha, apestoso. De otro modo dormirás en el piso esta noche. Mike se levantó. - ¿Entonces eso significa que dormirás en mi habitación otra vez? Hanna miró ausentemente a las marcas de cinta del juego de tejo en el la cubierta. ¿Está bien eso? -Por supuesto que sí - Mike dijo enfáticamente. - Pero vamos, Hanna. Acurrucarse en una cama de una plaza no es lo tuyo. ¿Tú y Naomi se pelearon? Hanna pretendió estar fascinada con los cubos de hielo en su vaso, no queriendo mirar a Mike a los ojos. A pesar de que era muy confortante acurrucarse en la cama con Mike, ella era del tipo de durmiente que se revolcaba toda la noche, necesitaba mucho espacio. Se despertó muchas veces la noche anterior al borde de caerse de la cama. Además de eso, la habitación de Mike olía como alguna clase de perro húmedo, y su compañero de habitación, un chico de Tate, se tiraba pedos dormido. -Parecía que se llevaban bien en la fiesta de Madison- Mike añadió. Hanna se dobló de dolor al revivir el momento cuando clavó sus ojos en la ID falsa de Naomi. - No importa. Mike enmantequilló un pan. - No entiendo a ustedes las chicas y sus estúpidas peleas. ¿Sabes lo que creo que tú y Naomi deberían hacer? desvestirse, ¡tener una lucha de barro a la antigua, y pronto arreglarán todos sus problemas! -Luego nos besamos, ¿No?-Hanna dijo sin expresión.


Los ojos de Mike se iluminaron - ¡Solo si quieren! Hanna le dio una bofetada, luego le dio su orden a la camarera. Ella sabía que Mike quería una mejor explicación, pero ¿Qué podía decir? Tengo miedo de estar cerca de Naomi porque choqué el auto de su prima y di a la chica por muerta, y ahora estoy preocupada de que Naomi o se haya enterado o que siempre lo haya sabido y me esté torturando como A. ¡Lo siento por no decirte nada acerca de esto antes! Ella de verdad, de verdad no quería que Naomi fuera la Nueva A, especialmente por cómo se habían unido en la fiesta. Las cosas se habían sentido tan naturales entre ellas, como si fueran amigas perdidas de hace mucho tiempo. ¿Y qué hay de todo eso que Naomi había dicho sobre el trastorno por atracón? ¿Simplemente lo había inventado para ganarse la confianza de Hanna, para llevar a cabo sus diabólicos planes? Sin embargo, tenía sentido que Naomi fuera A—al menos uno de los As. Ella podría haber escuchado a escondidas sin mucho esfuerzo tantos secretos, debido a su rápida amistad con Kate. Y podría haberla arrastrado a la sesión de fotos con el asqueroso Patrick, quien había querido postear sus fotos ligeramente inapropiadas en internet. Naomi había estado en el flashmob cuando Hanna conoció a Liam Wilkinson, el hijo del rival de su padre —ella podría haberlos visto besándose en el callejón. Reuniendo mugre en la pequeña misión de acechando-a-Colleen habría sido un juego de niños también. Y tenía muchos motivos. ¿Cuántas miradas malvadas habían lanzado Naomi y Riley a Hanna y a las otras chicas luego de que Ali las invitó a ser su nuevo grupo? ¿Cuántas veces había Naomi tratado de hundir a Hanna—y había fallado? Está bien, entonces Jamaica no tenía mucho sentido—pero quizás ella sí estaba trabajando con alguien más alguien que la habría reclutado en el Equipo A una vez que Madison murió. Si Naomi sabía que Hanna había sido la conductora, y que potencialmente había herido a Madison mientras la movió, y que luego la abandonó—bueno, eso podría empujar a cualquiera a buscar venganza. No obstante, no era que Hanna haya querido chocar el auto. De hecho había pensado que estaba siendo una buena Samaritana por llevar a Madison a casa. Al final de la noche, estaba claro que Madison no estaba en estado para conducir—había estado mascullando las palabras y prácticamente se quedó dormida en el bar. Hanna miró a Jackson, el barman. - ¿Tienes algún número de taxi? Jackson apoyó sus codos en el mostrador y se rió, como si fuera una fiesta de fraternidad. -Sí, está bastante borracha, ¿huh? -Nada de taxis! - Madison gritó - ¡Estoy bien! - Giraba el llavero alrededor de su dedo, pero salió volando y patinó hasta debajo de una máquina de póker. Cuando se agachó en sus manos y rodillas para recuperarlas, todo el bar obtuvo una vista de su tanga rosada. -Es todo- Hanna había dicho, dejando uno de veinte para cubrir la cuenta de Madison. Tomó la cartera de Madison de abajo del taburete y levantó a la chica. - Te conduciré a


casa ¿Está bien? ¿Dónde vives? -Yo puedo conducir, Olivia - Madison se quejó, usando el nombre falso que Hanna le había dado. - ¡Estoy serfectamente pobria! digo, ¡perfectamente bobria! Digo... Y allí es cuando se puso verde, se agachó, y vomitó en sus zapatos bajos marca Coach. Los clientes se alejaron, parecían disgustados. Jackson arrugó su nariz. - Vamos - Hanna dijo, arrastrando a Madison por la puerta antes de que pueda vomitar otra vez. Sintió una pequeña espiral de preocupación cuando tomó las llaves de Madison—ella había tomado un trago también. Pero fue horas atrás, y se había curado. Conduciría unas cuantas millas bajo el límite de velocidad para asegurarse de que los policías no la detengan. Ahora un grupo de chicas corrieron al costado del barco, alejando a Hanna de sus recuerdos - ¿Son delfines? - Alguien gritó. Mike se levantó para ver, pero Hanna permaneció en su asiento, sus pensamientos aún se agitaban. Parecía tan improbable que Naomi pudiera haberse enterado de que ella conducía esa noche—a menos que Madison se haya despertado y recordado, lo cual habría sido imposible si es que murió. ¿Había visto ocurrir el choque desde su nueva casa, viendo todo a través de los árboles? Pero eso tampoco tenía sentido—si había mirado, seguramente había visto al auto salir de la nada y empujado a Hanna fuera del camino. -¡Allí estás! Hanna miró. Naomi estaba de pie frente a ella, vestida en un vestido verde de Diane von Furstenberg y sandalias de rafia. Sostenía un vaso de jugo de uvas en su mano y olía, como siempre, a Twirl de Kate Spade. -Acabo de oír el mejor chisme sobre esa chica Erin Bang Bang - Naomi dijo conspirativamente. Hanna parpadeó, desconcertada por el acercamiento de Naomi - ¿Qué dice? Naomi se sentó en el lugar de Mike. - Aparentemente, alguien la escuchó hablando al teléfono con su mamá. Y escucha—pretendía como que era un angelito, diciendo que estaba rezando cada mañana, pasando mucho tiempo con sus compañeros, y evitando las fiestas y los chicos. ¿Puedes creerlo? Hanna miró cuidadosamente a Naomi. Sus ojos centelleantes, y tenía una dulce sonrisa en la cara. Parecía tan inofensiva, no como una maliciosa asesina. Pero probablemente esto era parte de su plan como A. Aun, Hanna pensaba en la estrategia que Spencer había sugerido de ganar la confianza de Naomi y averiguar si ella era A. Podría ser su amiga de mentira. De repente, parecía tan factible. Quizás Hana incluso podría averiguar si Naomi realmente sabía sobre el accidente con Madison también. Sonrió débilmente - Tan solo si pudiéramos postear los deslices de Erin en un lugar donde


Mama Bang Bang pudiera verlos. -En serio - Naomi se rió entre dientes, mordiendo el anzuelo. Hanna dejó su servilleta - Vi un letrero de que esta noche es la Noche de Karaoke. ¿Quieres ir? Naomi levantó una ceja. - Solo si cantas un dueto conmigo. Odio hacer karaoke yo sola. -¡Lo tienes! -Vamos ahora - Naomi sugirió - Tengo la canción perfecta para nosotras. Hanna se levantó justo cuando Mike volvió de ver delfines. La miró confundido, lo cual ella ignoró dándole un beso en la mejilla. - Nos vemos después. - Dijo con frescura, luego se alejó. Con suerte él no notó lo mucho que temblaban sus manos cuando siguió a Naomi a los ascensores. El lounge del karaoke era dos niveles más abajo, y podían oír los maullidos desde el elevador. Había un pequeño y débilmente iluminado escenario en el frente de la habitación, y las pequeñas y redondas mesas de la habitación estaban llenas de chicos. Hanna notó a un lindo chico de cabello oscuro sentado solo cerca de los baños. Era Graham, el chico con quien Aria era pareja para la búsqueda del tesoro. Aria le había mostrado fotos de él en el sitio web memorial de Tabitha Clark. Como si sintiera su mirada, Graham se dio vuelta y miró a Hanna también. No parpadeó. Hanna se encogió y miró a otro lado. Siguió a Naomi a examinar detalladamente el libro de canciones, su corazón latía con fuerza todo el tiempo. Podría estar parada junto a A ahora mismo, seguía pensando.Esta chica podría saber todas las cosas horribles que he hecho. Miró “California Gurls” de Katy Perry y consideró sugerirla, pero luego decidió que era muy cursi. Pero de repente, Naomi apuntó esa también - Creo que mataríamos con esta, ¿no crees? -Hagámoslo - Hanna la escribió junto a sus nombres. No había modo de que fuera a discutir cosas sin importancia con A. Se sentaron en una mesa y esperaron su turno. Aunque Hanna tuvo que mantener su pierna moviéndose para calmar los nervios, pretendió estar completamente en calma mirando como un grupo de chicos de Ulster aullaban algo de una banda de metal y tres chicas con el mismo corte de cabello rubio pretendieron ser Britney Spears. Naomi sacó su celular, a pesar de que Hanna moría por ver lo que estaba escribiendo, mantuvo la mirada en su bebida, su corazón latía con fuerza. Naomi dejó su celular de vuelta en su cartera. - Me gustaría que nos sirvieran - suspiró. -


Necesito tanto un coctel. Estoy teniendo problemas mayores de chicos, y quiero ahogar mi dolor. -Que sucede?-Hanna preguntó, temblorosamente apoyando su mentón en su palma. Regla #1 de ser Amiga Falsa: Siempre pretender que te importan los problemas de hombres de tu amiga falsa. Naomi suspiró - Al chico que me gusta, le gusta Spencer. Hanna tomó un trago del agua que estaba frente a ella, sorprendida de que Spencer no haya comentado eso cuando hablaron sobre A la noche anterior - Que jodido - dijo balbuceando. -Sí que jode - Los ojos de Naomi se abrieron - Hey, ¿sabes algo sucio de ella? Ya sabes, ¿algo que haga que él se vaya corriendo y gritando? Hanna tosió. - En realidad no sé nada tan bueno. - Excepto que es una asesina, una voz rugió en su cabeza. O que tomó drogas el verano pasado e inculpó a alguien más por posesión. O que me ayudó a mover a tu prima al asiento del conductor en el auto que yo conducía. Pensándolo bien, si Naomi era A, ella ya sabía todo eso. -Aw, solo bromeo - Naomi le dio un codazo juguetonamente luego de un momento, probablemente registrando la expresión incómoda de Hanna. Apretó la mano de Hanna. Eres tan afortunada de tener a Mike, sabes. -Sí - Hanna dijo, sintiéndose relajada, sonriendo cuando pensó en él. -Él es mejor que Sean Ackard. - Naomi agregó - Sabes que salí con él también, ¿cierto? Hanna asintió - En noveno grado. Naomi parecía sorprendida. - ¿Cómo recuerdas eso? Hanna se rió - estuve pegada con Sean por años—Sé todos con quien salió. Pero, sabes, cuando lo conseguí, fue una gran decepción. Él era tan...bueno. -¿Te refieres al asunto del no-sexo? - Naomi giró sus ojos - Siempre ha sido así. Una vez yo estaba en una fiesta con él, y todas las parejas estaban quitándose capa por capa para hacerlo. Pero Sean y yo estábamos sentados en el sofá, mirando una estúpida película en la TV como si nosotros fuéramos los padres. Fue tan patético. -¿Qué ve Kate en él? - Hanna se rió. -Quizás le gustan los vírgenes - Naomi se rió- Escuché que está yendo al Club V con él


ahora. -De hecho, yo— - Hanna estuvo a punto de decir que había visto a Sean salir de un encuentro del Club V hace unas semanas, pero se detuvo justo a tiempo. Estaba con Liam cuando pilló a Kate y a Sean en el encuentro del Club V. Pensándolo bien, si Naomi era A, ella sabría eso también. Hanna se enderezó, sintiéndose nerviosa. - Sabes, si realmente quieres un coctel, podemos escabullirnos del barco cuando lleguemos a Puerto Rico e ir a un bar o algo. Tengo una ID falsa. Y tú tienes la de tu, um, prima, ¿cierto? Una expresión extraña pasó por la cara de Naomi - Sí. -¿Son cercanas? - Su corazón latía con fuerza. Se sentía ridículamente transparente. Naomi se picaba sus uñas. - Como hermanas. Su nombre era Madison. Iba a St. Agnes. Ahora va a Penn State. O, bueno, iba a Penn State hasta el accidente. El estómago de Hanna se dio vuelta. - ¿Ella....murió? - Se preparó a sí misma para la respuesta. O para que Naomi comience a gritar que ella sabía todo y quería a Hanna muerta. Naomi miró a Hanna por largo rato, casi como si la estuviera evaluando. Pero antes de que responda, comenzaron las notas de “California Gurls” en el aire, y la letra apareció en la pantalla tras el escenario. Naomi se levantó. - ¡Dios. Soy toda una aguafiestas! Vamos. Olvidémonos de esto y divirtámonos. Y se apresuraron hasta el frente y tomaron los micrófonos. Pero cuando Hanna abrió su boca para cantar, su voz sonaba dispareja y aguda. Seguía imaginándose a Madison en una cama de hospital, post-choque, una de esas horribles máscaras en su cara respirando por ella. Se imaginó a Naomi, la prima favorita de Madison, sentada a su lado, destrozada. Enterándose de que alguien más tenía la culpa conduciría a cualquiera a la venganza. ¿Pero cómo podía Naomi actuar tan relajada ahora? Miró a Naomi ahora. Sus ojos estaban claros, sus lágrimas desaparecidas, y estaba cantando animadamente en el micrófono como si hubiera puesto el dolor a un lado. Cuando el animado coro comenzó, un grupo de chicos en la audiencia corearon. La voz de Naomi se levantó. Se dio vuelta y le dio una palmada a su trasero. Hanna no pudo evitar reírse. Luego Hanna hizo hacia atrás su cabeza y cantó más fuerte también. Su voz sonaba bien mezclada con la de Naomi. Cuando abrió los ojos, Naomi le tomó las manos y la hizo girar. Se dio vuelta la falda, y Hanna tomó dos pulseras luminosas de una mesa cercana,


pretendiendo que hubiera petardos explotando de sus pechos. La multitud se animó. Cuando Hanna miró sus caras, incluso Graham estaba sonriendo. Cuando la canción terminó, un grupo de chicos sentados junto al muro gritaba - ¡O tra! ¡Otra! -¡El público nos ama! - Hanna rió cuando se bajaron del escenario. -¡Eso es porque somos geniales! - Naomi rodeó con su brazo el codo de Hanna. Deberíamos hacer un show en el show de talentos ¿no crees? -Um, claro - Hanna dijo, recordando su promesa a Spencer y las otras de bailar hula con ellas. Pero no era como si pudiera decir que no—no a la chica que potencialmente era A. Y luego, como si fuera a propósito, cuando volvió a su asiento, la luz de su celular parpadeaba. Había un nuevo mensaje de texto. La cabeza de Naomi se había dado vuelta y estaba hablando con Ursula Tippington, no prestaba atención. Hanna echó un vistazo al teléfono de Naomi en la mesa junto a ella. Todo lo que tenía que hacer era acercarse y tomarlo, pero sus extremidades se sentían como si estuvieran llenas de arena. Tragando saliva, abrió el mensaje. Hanna Marin se estrelló.. Para salvarse, a una chica movió... Hanna Marin de la escena huyó... Pero alguien todo lo vio —yo... —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío, Ximena , Ade_Rubiah


13. La gente que flota en botes de vidrio no debería lanzar piedras. -¡Bienvenidos a Puerto Rico! - la voz de Jeremy retumbó por el altoparlante la mañana del Jueves. Lo dijo con un acento español extravagante, alargando las rs. Emily miró cómo un montón de chicos agitaba bufandas hacia la gente en la orilla. Una versión acústica y soñada de “Over the Rainbow” sonó por los altoparlantes, y todos se quejaron. Esa misma canción había sonado cuando habían partido de Newark, luego la mañana siguiente en el mar, luego para convocarlos a la cena la noche anterior. Se estaba poniendo un poco antigua. Se sentó en una banca, inhalando el húmedo aire. Jordan le había dejado una nota en su velador hace un rato, diciendo que iba a buscar un café y que Emily la encontraría allí. Cuando su celular sonó, esperaba ver el nombre de Jordan, pero era el de Hanna. -Tengo a Spencer y a Aria en la línea también - Hanna dijo tan pronto como Emily contestó - Me junté con Naomi. Ella no parece saber que estuvimos involucradas en el accidente de Madison—pero alguien lo sabe. A me envió otro mensaje al respecto. -¿Averiguaste si Madison murió? - Emily preguntó, su corazón se detuvo. Por favor di que no murió, pensaba. SI alguien más moría por culpa de ella, no estaba segura de cómo iba a continuar. Pero entonces, averiguar que Madison no había estado solo desmayada por el alcohol, como pensaron, era suficiente para un juego mental. ¿Cómo podría haber huido de la escena, dejando a una chica herida e inocente atrás? Emily seguía imaginándose al policía leyendo sus cargos, las miradas en las caras de sus padres. Su madre probablemente caería muerta—y sería otra muerte más de la que Emily era responsable. -No sé aún si murió - Hanna admitió - Fuimos interrumpidas antes de llegar a eso, y me sentí rara sacando esa pregunta. -Tienes que tratar de averiguar lo que ocurrió, Hanna. - Aria se urgió. - Si murió, o si fue herida, eso hace que sea un caso más fuerte el que Naomi sea A. -Lo sé, lo sé - Hanna sonaba distraída. Luego suspiró. - Pero estoy confundida. Naomi parece tan serena e inocente. ¿Podría ser una actriz así de buena? -Me llegó un mensaje de A ayer, y cuando lo leí, Naomi me estaba mirando fijamente, Aria dijo - Mi mensaje era otra referencia a Jamaica. Necesitamos averiguar esto pronto y hundir a A antes de que A nos arruine. -¿Saben de quien yo no estoy tan segura? - Hanna dijo - El ex de Tabitha. Él estaba solo en el bar karaoke, Aria, y parecía que me estaba mirando.


-Él no es A - Aria dijo tercamente. -¿Cómo puedes estar tan segura? - Spencer preguntó - Él también estaba allí cuando tú recibiste ese mensaje ayer, ¿o no? -¿Pero cómo podría saber todo lo demás que hicimos? - Aria dijo. - Él estuvo en Sudamérica el verano pasado, ¿recuerdan? -Eso dice él. Hubo una pausa tensa en la línea. Finalmente, Spencer suspiró y dijo que tenía que irse. Las otras chicas también colgaron, pero prometieron juntarse más tarde para conversar sobre su baile hula. Luego de presionar FINALIZAR, Emily masticó su goma de mascar. A pesar de que no creía que Naomi fuera A, también recordaba algo del verano pasado— quizás ella y Naomi sí tenían una conexión. Luego del accidente, cuando Emily estaba en Philadelphia, había estado contoneándose a casa desde el restaurant de pescado donde trabajaba, en una conversación profunda con Derrick, su amigo y colega. Habían estado hablando de lo desgarrador que fue el regreso de la Verdadera Ali a Rosewood para Emily, especialmente por el beso que se dieron. -¿Estás segura de que murió en el incendio? - Derrick preguntó -Algo - Emily dijo, mirando a otro lado. No era como si pudiera contarle a Derrick que Ali no había muerto en el incendio—que ella se escapó por la puerta que Emily dejó abierta. Pero Ali había muerto cuando Aria la empujó por el techo en Jamaica. Luego se detuvo de golpe, mirando a alguien al otro lado de la intersección. Allí, de pie en la ventana de la tienda BCBG, estaba Naomi Zeigler. -Oh dios mío - Ella jadeó, tirando a Derrick por la vuelta de la esquina. Esperó hasta que Naomi se haya ido, luego se fijó en estar segura. ¿Pero y si Naomi había visto? El celular de Emily sonó otra vez, trayéndola de vuelta al presente. Aria, decía la ID del llamante. - ¿Qué harás hoy, Em? - ella preguntó - ¿Quieres ir a desayunar? Justo entonces, Emily vio a Jordan girando por la esquina. Usaba un par de shorts Bermuda color kaki y una remera azul cielo que Emily le había prestado. El mismo cintillo de seda sostenía su largo cabello oscuro. -Uh, no puedo - dijo. -¿Por qué no? - Aria sonaba preocupada. - ¿Todo está bien? -Todo está genial - Emily dijo en una voz más baja - Mejor que genial, de hecho. - Miró a Jordan mientras caminaba hacia ella, con una gran sonrisa. - Me hice una increíble nueva amiga.


-¡Oh! - Aria sonaba contenta. - Eso es bueno. Al menos algo bueno está ocurriendo en este viaje. ¿Podré conocerla? Emily mordió la punta de sus lentes de sol. Aria podría no aprobar el hecho de que ella estaba escondiendo a alguien en su dormitorio. Ya estaban en suficientes problemas. -Um, te avisaré - dijo abruptamente, y luego colgó. Dejó su celular en su bolso y le sonrió a Jordan - ¿Qué haremos hoy? - le dio un codazo juguetonamente. - Más vale que sea bueno. Me saltaré Avistamiento de Pájaros para esto. - Su instructor de avistamiento de pájaros tenía una expedición a la playa planeada, sin embargo, si era algo como el avistamiento de ayer, Emily estaría tan aburrida que casi se dormiría mirando por los binoculares. Había una cierta cantidad de emoción que podía simular por los charranes y pelícanos. Jordan extendió una mano para ayudar a Emily a levantarse. - Iremos hacia la orilla. -¿Estás segura de que es una buena idea dejar el barco? - Emily preguntó incrédula. - No quiero meterte en problemas. Jordan levantó un hombro. - ¡Vive un poco! ¡Ahora vamos, lindura! Lindura. Jordan también la había llamado sexy, cariño, y amorcito. Maya St. Germain solía ponerle nombres como ese, y Emily debía admitir que le gustaba. Desde que Emily había conocido a Jordan, su fascinación se había transformado en una atracción desarrollada. Se quedaban despiertas cada noche, hablando sobre sus vidas. Jordan no se burlaba de Emily por ninguno de los balbuceos que habían salido de su boca, como Ali lo había hecho. Ella solo escuchaba con una sonrisa intrigada, como si Emily fuera la persona más interesante en el mundo. Caminaron por la rampa y caminaron por el húmedo aire de Puerto Rico. El sol brillaba en el agua. Pasaron un grupo de chicos usando poleras de la Preparatoria Ulster, la escuela de Jordan. - ¿Quieres saludar? - Emily preguntó. Jordan la miró sin expresión. - ¿A quién? -A... - Emily se desvió. Ya habían pasado a los chicos de Ulster; el momento había pasado. -¿Qué haremos? - preguntó mejor - ¿Vagar por las calles? ¿Sentarnos en un café y escuchar música mariachi? -Paciencia, saltamontes. - Jordan golpeó la cadera de Emily, luego giró de golpe a la izquierda y caminó a un segundo puerto lleno de yates atados y veleros. Bajó por el muelle como si lo conociera, deteniéndose junto a un largo y cuadrado bote a motor balanceándose suavemente en las olas. - Este servirá - Emily pensó que la escuchó


murmurar. Subió al bote. Se movió ligeramente bajo su peso, y estiró sus brazos para equilibrarse. Se acercó a la cabina y miró los calibradores. Luego abrió una escotilla junto al volante. Luego de un poco de jugueteo, el motor prendió. -¿Bien? - Llamó a Emily por sobre los sonidos rugientes. - ¿Abordarás o no? Emily parpadeó - ¿Este es tú bote? Jordan se rio - ¡No, tonta! -Entonces ¿Qué estás haciendo? Jordan se apoyó en el volante. - A quien sea que le pertenezca no se ha ocupado de él por largo tiempo - Apuntó a un sticker en el costado. - ¿Ves? La licencia está fuera de tiempo. Y hay un montón de polvo a los lados—no ha sido limpiado en años. - Palmeó uno de los asientos de cuero. - Pobre vieja. Extrañas ir al mar ¿o no? -¡Pero nos podríamos meter en grandes problemas! ¡Pensé que querías quedarte bajo el radar! Jordan tomó un gorro de capitán que colgaba de un gancho junto al manubrio y lo puso en su cabeza. - No vale la pena vivir la vida si estás asustada todo el tiempo. Emily miró sobre su hombro, medio esperando ver la sombra de A escondiéndose tras un barco Chris-Craft estacionado cerca de ellas. Pero no había nadie. Eran solo ella y Jordan y un puerto lleno de barcos. Jordan estaba en lo cierto: Ella estaba asustada todo el tiempo. ¿Cuándo se había divertido por última vez? Indecisamente puso un pie en el barco. - Solo una vuelta pequeña, ¿está bien? -¡Yay! - Jordan celebró, apresurándose para ayudar a Emily a subir. Le dio un gran abrazo a Emily, sosteniéndola por unos segundos extras. La piel de Emily sintió un hormigueo. La promesa de más abrazos como ese era la razón de romper las reglas. Jordan desató el bote del nudo. Entonces, con un vuelco al volante, retrocedió el barco en el puerto. Una ventisca de aroma salado azotó, soplando el pelo de Emily alrededor de su cara. En segundos, estaban pasando el crucero, luego un grupo de veleros. Cuando rodearon el viejo fuerte en la periferia de la ciudad, Emily miró abajo y notó algo. EL fondo del bote era de vidrio. Peces nadaban con gracia solo a pulgadas bajo ella, visibles a la brillante luz solar. -¡Oh dios mío! - Puso sus palmas en el vidrio. - ¡Jordan! ¡Ven a ver! Jordan dejó el bote en reposo y caminó hacia el casco también. Peces tropicales fluían bajo sus pies. Plantas oceánicas se balanceaban suavemente. - Wow. - Ella dijo.


-Nunca he visto algo como esto - Emily suspiró - ¡Ni siquiera necesitamos una máscara de buceo! Miraron el agua en asombro por unos minutos. Pero cuando Emily miró el abismo, su ánimo feliz comenzó a cambiar. Ni siquiera un año atrás, Tabitha había sido llevada por el mar en este mismo mar. Peces tales como estos habían nadado alrededor de su cuerpo impacientemente, presenciando cómo se consumía. Algas marinas se habían enredado en su cabello y orejas. El agua salada la había erosionado lentamente, meticulosamente, hasta que solo quedaron huesos. Un extraño sonido gorjeó desde el fondo de su garganta. Jordan se dio vuelta. - ¿Estás bien? -Estoy bien - Emily logró decir. Jordan se acercó, sus ojos verdes estaban expandidos. - No, no lo estás. ¿Tienes miedo porque tomamos este bote? Emily se cruzó de brazos, de repente estaba fría. Tengo miedo por todo, quería decir. Pero si abría la boca, temía que todos sus secretos se le escaparían en cuestión de minutos. No podía contarle a Jordan sobre Tabitha. Era muy peligroso. -Estoy agradecida de que estemos aquí - finalmente se las arregló - Necesitaba hacer esto. Alejarme de mi vida. Jordan movió su cabeza. - Las cosas en casa son así de malas ¿huh? Emily asintió, sintiendo un nudo en su garganta. -¿Tus padres? - Jordan adivinó - Dijiste que no te querían cerca. Las lágrimas llenaron los ojos de Emily, y ella asintió otra vez. - Ellos me odian. -¿Qué ocurrió, exactamente? Emily la miró, luego respiró profundamente. Este era un secreto que ella podía compartir. Supieron que tuve un bebé el verano pasado. Cuando les dije la semana pasada, ellos no solo se asustaron—se apagaron. Jordan pestañeó lentamente. - ¿Tuviste un bebé? Emily se avergonzó por el tono de voz de asombro de Jordan. Probablemente estaba disgustada. Pero luego miró la cara de Jordan. Era amable y acogedora. Continúa, parecía que su expresión decía. Estoy escuchando. Me gustarás de todos modos.


Todo salió de su boca. La parte de Gayle. Incluso abandonar la oferta y dejar el bebé en la entrada de los Bakers - Luego de que Isaac se enteró, pensé que era tiempo de que mis padres lo sepan - dijo - Pero ahora es como que ya no soy parte de la familia. Han estado enojados conmigo antes, pero esta es una liga completamente diferente. Sé que debería odiarlos, pero los extraño tanto. Miró abajo a los peces flotando, con lágrimas en sus ojos. Todo lo que dijo era dolorosamente cierto. Había pasado por mucho con su familia, pero ella pensó que iban a comenzar a entenderse entre sí. Jordan se acercó y tocó la mano de Emily - Eres tan, tan valiente - dijo tranquilamente. Yo no podría hacer lo que hiciste. Nada de eso. Emily parpadeó para sacarse las lágrimas. - Fue realmente muy, muy difícil. -¿Cómo es? - Los ojos de Jordan estaban bien abiertos - Estar embarazada, digo. Dar a luz. Pasar por algo tan...trascendental. No puedo imaginarlo. -Da miedo, - Emily respondió. - Pero también es impresionante. Mi parte favorita era sentirla patear. Podía recostarme por las noches y poner mi mano sobre mi barriga y quedarme así por horas. Al comienzo, es como un pequeño revoloteo en tu interior. Pero luego, cuando ella creció, las patadas eran más fuertes. Era algo asombroso. -Wow - Jordan susurró. Lágrimas se acumularon en sus ojos, y miró a Jordan agradecidamente - Nadie me había preguntado eso, sabes. Siempre fue sobre qué hice mal o la terrible persona que fui. -No eres terrible, - Jordan dijo - Eres increíble. Emily miró a Jordan tímidamente. - Yo creo que tú también eres increíble - Susurró. Jordan puso un dedo en la rodilla de Emily. En vez de sacarlo de allí medio segundo después, lo dejó permanecer ahí. Emily miró la rosada uña con forma de luna, luego se deslizó más cerca. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Antes de darse cuenta, sus labios se estaban tocando. La nariz de Emily se llenó con el fuerte aroma a perfume de jazmín. Corrió sus dedos de arriba a abajo por los desnudos brazos de Jordan. Su piel era tan suave como pétalos. Se acercaron, inhalándose la una a la otra, y cuando se separaron, se miraron a los ojos. -Yay - Jordan susurró atolondrada. - Esperaba que eso ocurriera. -Yay por mí, - Emily insistió, acurrucándose sobre el regazo de Jordan y mirando las nubes.


-Yay por nosotras. - Jordan corrigió. Y luego se sacó el gorro de capitán y lo puso en la cabeza de Emily, y abrió sus brazos otra vez.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío


14. El nado inesperado de Spencer. -¡Aquí tienen! - Una camarera latina puso una gran bandeja frente a Spencer y Reefer. ¡El sabroso menú seis ceviches! ¡Buen apetito! Cuando se alejó, meneando sus amplias caderas, Spencer miró a los seis pequeños bowls. - No puedo creer que me hayas convencido de esto. He estado en el Caribe diecisiete veces, y me las he arreglado para evitar el ceviche hasta ahora. -Aw, ¡Una virgen del ceviche! - Reefer le acercó un tenedor. - Vamos. Tienes que probar algo. Lo amarás. Spencer levantó la mirada, alargando la espera. Era la noche del jueves, y estaban en un restaurant Latino al aire libre en Old San Juan. Palmeras los rodeaban, y cada mesa tenía una vela votiva parpadeando y un florero de flores tropicales. Una banda tocaba alegre y salvaje música, y muchas parejas estaban bailando salsa cerca del escenario. Para añadir el toque sexy, una piscina infinita azul oleaba hasta la distancia. Spencer ya había visto dos parejas desvestirse hasta quedar en trajes de baño y sumergirse en la piscina como un postre alternativo. Antes de su buceo esa mañana, la clase de buceo había visto una película sobre Jacques Cousteau. Por el resto de la tarde, Spencer se había preparado para su salida a cenar. Ahora su cabello rubio caía por su espalda, su piel brillaba gracias a una crema corporal, y sus uñas habían sido pintadas en un tono de rojo llamado Arpía. Estudió a fondo su ropa y la de Kirsten hasta que se decidió por un vestido strapless de lino color turquesa que gritaba Soy hermosa, pero no me esfuerzo tanto. Tan pronto como Reefer vio el vestido, le remarcó que ese era su color favorito. Ella había escogido este restaurant también, navegando entre sitios web sobre la vida nocturna en San Juan y escogiendo el lugar que parecía más romántico. Otros chicos del barco tuvieron la misma idea: En la esquina habían dos parejas de Tate. Al otro lado del camino, Lanie Iler y Mason Byers comían buñuelos. Y Naomi Zeigler se acababa de sentar con un grupo de chicas de Rosewood Day, lanzándole una mirada malvada a Spencer cuando la vio a ella y a Reefer juntos. Spencer rechinó sus dientes ante el vestido turquesa que parecía clon de Naomi. ¿Qué? ¿Acaso Naomi la había espiado cuando se estaba preparando? Pensándolo bien, Spencer era la que estaba en una cita con Reefer, ¿o no? Pero pisándole los talones a ese pinchazo de triunfo, venía una puñalada de temor. A lo mejor Naomi la había seguido aquí porque ella era A. Tragándose la preocupación, tomó el tenedor de la mano de Reefer y delicadamente probó un bocado de ceviche. Un intenso, y ácido sabor la golpeó al comienzo. Luego saboreó algo frío y blando. - Está bien - decidió.


-Prueba de la que tiene chiles - Reefer le acercó otro bowl. - Es increíble cuando lo hacen con chiles reales, no con los secos. Hace unos años me dio por comer mucho ceviche. Estoy tratando de recordar mi receta favorita...- Escribió en su iPhone, inclinándolo a Spencer. RECETAS DE REEFER DESDE LA A HASTA LA Z, decía la pantalla. Ceviche, naturalmente, estaba bajo la C. Spencer se rió. - Eres tan organizado. Reefer cubrió la pantalla con su mano, se veía avergonzado. Pero Spencer no estaba sorprendida. Él guardaba sus reservas de marihuana en pequeñas cajoneras individuales cuidadosamente etiquetadas. Más temprano, cuando abrió su billetera buscando su ID falsa, sus tarjetas estaban alfabetizadas. Una membresía de AAA al frente, una tarjeta de negocios de Justin Zeis, Personal Trainer, al final. -Me gusta todo en su lugar. - Admitió. - No puedo soportar cuando las cosas están desordenadas - Se comió una papa frita. - Puedes decirlo. Soy un menso. Spencer se inclinó sobre sus codos. - Si eres menso, entonces también yo. Todo el dinero en mi billetera tiene que estar en orden de acuerdo al número serial en el frente del billete. Si está desordenado, entro en pánico. Las cejas de Reefer se levantaron. - ¿Por cuánto has estado haciendo eso? -Desde mi primera mesada. Y antes de eso, ordenaba mis juguetes de la bañera junto a ella según tamaño y color. Reefer sonrió - Solía ordenar mis LEGOs por tamaño y temática. E insistía en planchar mi ropa del colegio yo mismo—odiaba como lo hacía mi mamá. -Yo aún plancho mis jeans a veces. - Spencer admitió, luego se sintió un poco cohibida por decirlo. Reefer soltó una risita. - Cuando entré a botánica por primera vez, mi mamá me dio un rack de especias para organizar mis semillas. Me despertaba varias veces por la noche para asegurarme de que nadie las haya puesto en un orden diferente. Spencer tomó una papa frita y se la metió a la boca. - Le rogaba a mi padre que me deje ordenar sus archivos. Él pensaba que había algo malo conmigo. -Habrías sido una gran ventaja en el Ivy Eating Club[1]. - Reefer bromeó. - Una secretaria perfecta. -Que triste que eso nunca ocurrirá. - Spencer miró malhumoradamente la sal en el borde de su copa de margarita. Había estado tan desesperada por entrar a Ivy, pero luego del fiasco de los brownies de marihuana, estaba claro que eso nunca ocurriría.


Cuando sintió la gran y tibia mano de Reefer cubriendo la suya, ella levantó la vista con sorpresa. - Te divertirás mucho más en Princeton sin ser parte de un Eating club, sabes. Él dijo suavemente. - Yo me encargaré de eso. -¿Lo harás? - Spencer se atrevió a sonreír. -Por supuesto. Nosotros la pasaremos genial. Sé toneladas de cosas divertidas que hacer —cosas que son mucho más geniales que lo que hace esa gente Ivy. El corazón de Spencer latía fuertemente. Él había dicho Nosotros. Como si fueran a ser una pareja. Quizás una pareja exclusiva. Una trompeta sonó en su oído, y se dio vuelta. La banda de jazz estaba de pie junto a su mesa para una serenata privada. EL guitarrista rasgueó un ritmo lento. El baterista agitaba unas maracas. El cantante comenzó una canción. A pesar de que las letras estaban en español, Spencer reconoció la melodía, era de “I Only Have Eyes For You.” -Tiene una bella novia, hombre - El cantante dijo en un acento español entre versos. -Lo sé - Reefer dijo, mirando a Spencer con cautela, como si hubiera dicho demasiado. Spencer sonrió atolondrada. ¿Novia? Se lo probó como si fuera un vestido, y le quedaba jodidamente bien. Le sonrió y apretó su mano. -¿Quieren una foto? - Una camarera llevaba una cámara Polaroid. Spencer y Reefer se acercaron y sonrieron. El flash se disparó, y el dispositivo expulsó una fotografía. Spencer la tomó de la mano de la camarera y la puso en la mesa para que se seque. Reefer se levantó y le ofreció su mano. - ¿Quieres bailar? -Sí. - Spencer inspiró. Escogieron un lugar en la pista de baile cercano a la piscina, y Reefer puso sus brazos alrededor de ella. -Nunca pensé que fueras del tipo que baila - ella murmuró mientras se deslizaban. Reefer hizo un sonido de tsk con su lengua. - Deberías saber a estas alturas que las apariencias engañan. Me gusta bailar—especialmente si es con la persona correcta. El corazón de Spencer dio un golpe seco cuando él se acercó a ella hasta que su nariz rozó la mejilla de Spencer. Ella tragó saliva nerviosamente, luego se inclinó hacia él también. El trompetero hizo sonar una serie de notas cuando sus labios se tocaron. Spencer cerró sus ojos y saboreó lima y ceviche y sal. Cosquilleos se sintieron por su cuerpo.


Se separaron y sonrieron. Un músculo tiritó junto a la boca de Reefer. Pero luego, medio segundo después, su mirada se enfocó en alguien tras Spencer. -¿Molesta si interrumpo? La cara angular de Naomi salió a la vista. Ella miraba dulcemente a Reefer, su cabeza ladeada y sus pestañas revoloteando. Spencer se puso tensa, queriendo decir que no. Pero antes de que cualquiera pudiera moverse, Naomi se puso frente a Spencer, tomando las manos de Reefer. Spencer trató de mantener terreno, pero luego Naomi le dio un pequeño empujón a Spencer con su cadera. Spencer se tambaleó hacia atrás. Los momentos en el aire se sintieron como una eternidad, y de repente su cuerpo golpeó agua fría con un ruidoso salpicón. El agua entró a sus oídos y empapó su vestido. Su trasero golpeó el fondo de la piscina y rápidamente se impulsó para nadar a la superficie, salió escupiendo. Se sacó el cabello de los ojos y miró alrededor. La música aún sonaba fuertemente, pero un montón de gente en la pista de baile se había detenido y la estaban mirando. Camareros estaban congelados en su sitio, con bandejas en mano. La boca de Reefer seguía abierta. Los ojos de Naomi estaban bien abiertos. Luego de un momento, se acercó cuidadosamente al borde de la piscina. -Dios mío, Spencer, ¿estás bien? - dijo en una falsa voz de preocupación - ¡Deberías ser más cuidadosa! Spencer quería tomar el tobillo de Naomi y tirarla a ella también, pero Naomi ya se había dirigido de vuelta a Reefer, asumiendo, quizás, que iban a seguir bailando. Pero Reefer se volvió hacia un camarero, quien se apresuró con una toalla. Spencer salió de la piscina y dejó que Reefer envuelva la toalla alrededor de sus hombros. - Eso fue incómodo - murmuró, distraído, mientras la guió hasta su mesa. Quizás no deberíamos haber bailado tan cerca de la piscina ¿huh? No con Naomi cerca, Spencer pensó amargadamente. Su celular sonó adentro de su cartera, y ella se inclinó. Un nuevo mensaje de Anónimo. Ella miró a sus espaldas. Naomi miraba por la ventana, con su celular en sus piernas. Había un matiz de sonrisa en su cara, como si estuviera guardando un delicioso secreto. Spencer miró a Naomi, quien ahora estaba dirigiéndose a la salida con su cabeza en alto, como si su trabajo allí estuviera hecho. Luego Spencer miró el mensaje. Si Sabes lo que es mejor para ti, Spence, te alejarás de él. Hay muchos peces en el mar. O, después de que acabe contigo, en el terreno de la prisión. —A


Eating Club: Club social de las universidades americanas, los participantes disfrutan comidas y discursos. Para ingresar hay que pasar por un contencioso proceso de admisión. Ivy Eating Club: (Ivy=de honor) Uno de los Eating Clubs más prestigiosos de la Universidad de Princeton. [1]

Traducción: Daniela Corrección: Frío


15. Una imagen vale más que mil palabras. La mañana del viernes, Aria y Noel estaban de pie en la cocina del barco en diferentes puestos de trabajo. En un intento por hacer algo juntos, se apuntaron para ser voluntarios en la cocina todo-natural, todo-orgánico. Claro que no sabían que serían asignados al turno de desayuno a las 6 A.M. Aria miró al bowl de Noel y frunció el ceño. - Creo que pusiste mucha harina en la masa susurró, mirando a escondidas a Bette, la alta mujer que estaba a cargo de la cocina. La ceja de Noel se arrugó, y miró la receta laminada junto a él. - Decía doce tazas para este tamaño de tanda. Creo que eso es lo que hice. Aria movió la masa con un tenedor - Creo que se supone que debe ser más espesa. Está muy grumosa. Noel se rio - Tú eres grumosa. Hizo cosquillas a Aria, y ella lo abofeteó con un mitón del horno. Tenía que admitir que esto del desayuno de la madrugada era divertido: Eran los únicos chicos en la cocina, y había una estación romántica de guitarra clásica en la radio, y el aire se sentía fresco y limpio, sin ser tropicalmente húmedo. Cierto, Aria no se había dado cuenta que la mayoría de sus quehaceres de cocina incluirían manipular carne: retirar miles de tiras tocino de pavo de campo del freezer, freír grumosas salchichas de res alimentado con pasto, incluso lidiar con algo llamado “Scrapple”, lo cual ella estaba convencida de que incluía hocicos de cerdo—no obstante hocicos de cerdo orgánicos. Pero incluso eso era un bajo costo que pagar a cambio de tiempo de calidad con Noel. Noel puso más leche en la masa - Hey, ya que estamos levantados temprano, deberíamos ir a dar un paseo por la playa. Podría mostrarte el rap que Mike y yo haremos en el show de talentos el Domingo - le dio un codazo. -¡Eso sería genial! - Aria dijo, pero luego se mordió el labio, recordando. - Pero no puedo hoy. Prometí que jugaría en el mini golf con Graham esta mañana. - Oh - Noel miró su bowl - Está bien. Aria puso otra bandeja de tocino en la plancha. Chisporroteó fuertemente. - Lo lamento mucho. Si me hubieras invitado más temprano, podría haber reorganizado las cosas. Habían cenado con un gran grupo de chicos la noche anterior. Aria y Noel apenas habían


conversado. -Dije que está bien - Noel dijo rígidamente - Pero estás pasando mucho tiempo con ese tal Graham. Aria arrugó su nariz. ¿Ese tal Graham? Eso era algo que su mamá diría. - No es como si me gustara. Él es uno de esos chicos que se viste de armadura y va a justas. -Pero ¿Tú le gustas? Ella se rio. - Definitivamente no. Estoy tratando de hacer que le hable a la chica que le gusta, de hecho. Su anterior novia falleció, y es muy tímido para hablarle por sí mismo. Noel levantó la mirada, sorprendido. - ¿Cómo murió? Aria se mordió con fuerza el interior de su mejilla. - Um, no estoy segura. En realidad, tampoco debería haberle contado a sus amigas sobre Graham—no podían sacar de sus cabezas que Graham podría ser A. La tarde de ayer antes de la cena, cuando se juntaron para repasar su rutina de hula, Emily le había dicho que había visto a Graham merodeando por uno de los pasillos. Y Hanna, quien se había juntado con ellas a pesar de que ahora iba a hacer un acto con Naomi, remarcó que le parecía que Graham no tenía amigos en el crucero—él siempre se sienta solo en las comidas. - ¿Y si abordó por otras razones—como acecharnos? -Él no es A - Aria insistió. - Ni siquiera es como si su relación con Tabitha haya sido reciente. -Si, pero tu dijiste que le gustaba más de lo que a él le gustaba a ella - Hanna le recordó Quizás pensó que ella era el amor de su vida o algo. Quizás él es uno de esos chicos locos que se muere por tomar venganza. -Ni siquiera lo conocen - Aria dijo defensivamente. -Sí, pero tú tampoco. - Hanna replicó. Ahora, se aclaró la garganta y miró a Noel - Solo siento que necesito ayudar al chico. Es divertido jugar al casamentero. Noel tomó un trago del mug de café que estaba junto a él - Siempre y cuando no juegues al casamentero y lo emparejes contigo. Podrías estar dándole falsas esperanzas sin siquiera saberlo.


El tocino crepitó con fuerza - ¿No confías en mí? - Aria preguntó. -Por supuesto que sí - Noel dijo rápidamente. - Es solo...Pensé que el crucero sería diferente. No pensé que esta Eco Búsqueda tuya te tomaría tanto tiempo. Aria le apuntó con la espátula. - Tú eres el que no quiso hacer la Eco Búsqueda conmigo. Tú eres el que insistió en surfear. Tú sabías que yo no podía hacer eso contigo. Tú sabes que no puedo nadar muy bien. Pero lo hiciste de todos modos. -¡Tú dijiste que podía! -Y lo dije en serio - Aria dijo - Creo que es genial que estés divirtiéndote. Pero no me culpes a mí porque yo me esté divirtiendo. Los ojos de Noel se abrieron por completo. - Bueno. No diré nada. No te molestaré para nada. - Bueno. - Aria respondió, subiendo de nivel. Se volvió de vuelta al tocino. Noel revolvió su mezcla. Sus movimientos se volvieron tan forzados y vehementes que el exceso de harina se elevó en una nube y cubrió su cara con una delgada neblina blanca. Parpadeó con fuerza, pareciendo un mimo. Aria no pudo evitar reír. Luego de un momento, Noel se rio también. Negó con la cabeza y cuidadosamente la golpeó en el hombro. - Lo siento. Estoy siendo un idiota. - No, yo lo siento. - Aria dijo, agarrando una toalla de papel y limpiando la harina de su cara. - No quiero pelear. Quiero que nos divirtamos. Pero no deberías estar celoso por Graham, ¿está bien? Te amo a ti. Noel escupió harina de entre sus labios. - Sin embargo, ustedes dos son realmente artísticos. Probablemente tienen mucho en común. La boca de Aria se abrió de golpe. ¿En serio? Habían habido muchas veces en que ella se había sentido inferior estando cerca de Noel—él era tan rico, bello, y popular que a veces ella se sentía como la excéntrica Aria de sexto grado, la estúpida secuaz de Ali. Pero esta era la primera vez que él le había dicho que él no se sentía suficientemente bueno para ella. - Noel... - tocó su brazo. - Estás siendo ridículo. Lo prometo.


- Está bien, - Noel dijo luego de un momento. - Es solo que realmente quería pasear hoy para poder darte esto. Se sacudió la harina de las manos y sacó un collar de oro de su bolsillo. Un pendiente giró lentamente en una cadena. Estaba deslustrado y un poco magullado, quizás antiguo, con un complejo y enroscado diseño en el frente. El medallón se veía vagamente familiar. - ¿Lo sacaste de una de esas caras joyerías en Old San Juan? - preguntó. Noel negó con la cabeza. - De hecho lo encontré en la playa en nuestro sitio de surf en Puerto Rico ayer. Casi lo pisé. Es como si estuviera destinado que fuera mío—o tuyo. - Es como un tesoro hundido - Aria susurró, dejando que Noel se lo ponga en su cuello. Lo miró. Tenía una inicial en el frente— ¿una I? ¿Una J? Era imposible de saber, ya que la letra casi se había desvanecido. El collar había tenido toda una vida antes que ella, toda una historia de la que nunca se enteraría. - Lo usaré siempre. - Le dijo a Noel, y puso sus brazos alrededor de él, sin importarle que estaba llenándose de harina a ella misma. Y luego, así de fácil, todo se sintió perfecto otra vez. Una hora después, Aria y Graham estaban de pie en la cancha verde de mini golf del barco. Técnicamente, se suponía que deberían estar discutiendo la próxima pista para la Eco Búsqueda del Tesoro—involucraba averiguar qué parte del barco estaba construida con el mayor porcentaje de materiales reciclados—pero sus miradas estaban en una chica doblada sobre un tee en el hoyo 5. Era Tori. Usaba una larga falda de campesina, una blusa azul acanalada, sandalias que tenían pequeñas joyas en cada tira, y una tobillera plateada, lo cual le daba una impresión a Aria tanto de bohemia como de Shakesperiana. Tori balanceó su palo de golf y cuidadosamente tocó la pelota azul de golf hacia la boca abierta del payaso, pero golpeó el riel y se devolvió a la rampa. - Así que he preguntado por ahí, y averigüé que Tori no tiene novio - Aria susurró en el oído de Graham - Estás totalmente listo. Las mejillas de Graham se enrojecieron - ¿Preguntaste sobre ella? - ¿De qué otro modo íbamos a averiguar lo que sea? - Aria tomó un palo de golf del rack Ahora vamos. Vayamos al hoyo que está justo más atrás que ella. Luego quiero que halagues sus habilidades de jugar golf.


- ¿Hablas en serio? - Graham se rio - Se ha pasado de meter la bola por la boca del payaso como seis veces. Aria lo miró. - ¿No sabes nada? Cuando es sobre coquetear, ¡mientes! ¡Dices lo que sea que te tome para hacer que las chicas se sientan geniales y especiales! - giró sus ojos en tono amistoso - ¡No tienes esperanza! - Apuesto que te preguntas cómo alguna vez tuve una novia, ¿huh? - Graham bromeó. Aria hizo un gesto con su mano, no queriendo hablar sobre Tabitha. - Lo hiciste genial con ella ayer en la playa - Graham había hablado con Tori por casi diez minutos antes de asustarse y volver a Aria, diciendo que tenía miedo de que se iban a quedar sin tema de conversación. - Parecía que le gustabas. Ahora solo tienes que sellar el pacto. Caminó hacia el hoyo junto al que Tori estaba jugando. Un pequeño molino giraba destartaladamente. La meta era meter la bola por un pequeño agujero al fondo. Cuando le pasó el palo de golf a Graham, él le sonrió agradecidamente. - Es realmente dulce de tu parte que hagas esto por mí. - Estoy agradecida de ayudar - Aria dijo, su confianza estaba renovada. ¿Cómo podían sus amigas pensar que Graham era A? Más allá del hecho de que no tenía sentido para nada, él era demasiado simpático. Esta mañana, ella lo buscó en su dormitorio, el cual estaba justo al final del de Noel, y Graham y su compañero de cuarto, Carson, estaban jugando videojuegos, riendo. Entonces, Graham le dio unas educadas gracias a la mucama que venía a limpiar su habitación. Los acechadores psicópatas no se llevaban bien con sus compañeros de cuarto ni agradecían al staff, ¿o sí? Tori finalmente se las arregló para meter la bola por la boca del payaso. Cuando sus amigas celebraron, Aria empujó a Graham hacia ella. - Uh, ¡Buena esa, Tori! - dijo un poco tenso. Tori miró, identificó a Graham, y sonrió. - Hey, Graham - Luego miró a su palo de golf. Pero mientes. Soy un desastre. - Eres mejor que yo - Graham dijo tímidamente. Tori sonrió, luego caminó al próximo hoyo. Graham giró de vuelta a Aria, se veía desalentado. - ¿Ves? ¡No tengo esperanzas! - ¿De qué hablas? - Aria dijo - ¡Lo haces genial! - Ella recogió su palo de golf, el cual


había apoyado contra el molino. - Sigámoslas. Quizás nos invitarán a jugar con ellas. - ¿No se va a ver muy obvio? - Graham susurró. -¡Ni siquiera jugamos en este hoyo! - ¿A quién le importa? - Aria corrió las puntas de sus dedos por la punta de la estructura del payaso cuando caminaron. - No es como si alguien se tomara esto en serio, de todas formas. - Miró a Tori mientras puso su bola en el tee y balanceó su palo de golf. - Ahora tienes que averiguar qué le interesa. Luego pretende que también te interesa eso. Le dio otro codazo, y Graham caminó hacia Tori otra vez. Él esperó hasta que ella terminó su lanzamiento—el cual, como siempre, no fue hacia ningún lugar cerca del hoyo—y aclaró su garganta. - ¿Te gustan, um, las Ferias Renacentistas? Aria se avergonzó y consideró abortar la operación. No quería que Graham imponga sus intereses en ella. Pero Tori se iluminó. - Solo he ido a una, pero fue genial. ¿Por qué? Graham sonrió. - Noté tu tobillera y pensé que la habrías comprado en este festival Renacentista afuera de Philly. Hay un chico allí que hace sus propias joyas de plata. Trabajé en el puesto junto al de él un verano. Tori se paró sobre la pequeña división que separaba la parte verde del golf de la cubierta y se acercó a Graham. - ¿Qué haces tú en el festival? - Hago unas cuantas cosas, pero en ese trabajo en particular ayudé a un tipo viejo a construir laúdes. - ¿Qué es un laúd? - Son pequeñas guitarras acústicas,pero suenan diferentes- Graham explicó. - Traje una a bordo, de hecho. Voy a tocar una canción de Death Cab for Cutie en el show de talentos. Tori levantó una ceja. - ¿En serio? Graham comenzó a responder, pero de repente el teléfono de Tori sonó. Lo miró y giró sus ojos - Es mi mamá. - dijo, levantándolo hacia su oreja - Me ha llamado, como, cada día desde que partimos. Tori caminó hacia la cascada en el hoyo 12. Graham se veía confundido. - ¿Ahora qué hago? - Nada - Aria lo guio de vuelta a la caseta de los palos de golf. - Ahora tienes algo para hablar la próxima vez que se vean. Y tu próxima tarea es invitarla a una cita.


Una sonrisa nerviosa apareció lentamente en la cara de Graham. - Está bien. - golpeó el brazo de Aria. - ¿Qué habría hecho sin ti? - Sólo asegúrate de invitarme a la boda - Aria le dio un puñetazo de forma amistosa en el hombro a Graham. Luego, el teléfono de Aria vibró en su bolsillo. Aun sonriendo, lo sacó y miró a la pantalla. Dos nuevos mensajes multimedia. Sus dedos comenzaron a hormiguear, y levantó la mirada, sintiendo como si alguien estuviera mirando. Una sombra se escurrió tras el molino. Las puertas de la caseta de los palos de golf se cerraron ruidosamente. Algo se movió tras un enrejado. Pero cuando Aria miró mejor, no notó nada incorrecto. Presionó LEER. La primera imagen se cargó en la pantalla. El famoso techo terraza del Resort The Cliffs estaba nítidamente enfocado, cinco cabezas fácilmente visibles sobre la cima. La foto era borrosa, pero Aria pudo divisar sus brazos estirados. Tabitha, en su vestido amarillo, de pie junto a ella, a punto de venirse abajo. Cuando Aria presionó la flecha derecha, la siguiente foto apareció. Esta toma había sido tomada medio segundo después, capturando el momento en que Aria había empujado a Tabitha. Su cuerpo sobre el aire. Aria permanecía en la terraza, sus manos en sus caderas. Se veía como una asesina a sangre fría. - ¿Aria? - Graham estaba de pie tras ella. - ¿Todo está bien? Aria saltó y escondió la pantalla con su mano - Uh, todo está bien - mintió. Tocó el teclado para borrar ambas fotos, pero por alguna razón, no desaparecían. Cada vez que hacía click en su galería de fotos otra vez, allí estaban, al centro de la atención. Su corazón latía con fuerza. Solo tenerlas en su celular la hacía sentir como que había una ventana en su cabeza. Tenía que deshacerse de ellas. Su celular sonó otra vez. Un nuevo mensaje, decía una nueva alerta. Aria presionó LEER. ¿Y si un pequeño “pajarito” le mostrara estas a Graham—y a la policía? Yo puedo—y lo haré. —A

Traducción: Daniela Corrección: Frío, Ade Rubiah


16. Al otro lado de la gran división Esa tarde, Emily y Jordan esperaban en la cima del acantilado en el bosque. Había una espesa capa de árboles ondeando tras ellas, las ranas croaban desde un hueco escondido, y una tirolesa se tambaleaba con la brisa. Emily miraba cómo dos chicos frente a ella tomaban los mangos de la tirolesa para dos y se lanzaban. Planearon por el aire, gritando de alegría y riendo, y aterrizaron con seguridad al otro lado de la quebrada. Sin embargo no parecía un asunto como para reírse según Emily. Más bien era como una trampa mortal. Se acercó a Jordan quien no podía estar quieta de la emoción. - ¿Estás segura de que deberíamos hacer esto? Las cejas de Jordan se arrugaron. - ¿No te vas a acobardar y dejarme ahora, o sí? He querido hacer esto por años. -¿Y si la cuerda se rompe? – Emily miró con nervios al abismo hacia abajo. El instructor había dicho que eran al menos cuarenta pies de altura. -Las cuerdas son súper fuertes – Jordan inspeccionó a Emily con cuidado. – Estás realmente asustada ¿no? Emily tragó saliva. – Tenía una amiga que estaba medio loca. Me llevó a una quebrada a comienzos de este año, y tuvimos una pelea, y por un momento estuve segura de que iba a empujarme hacia la orilla - Cerró sus ojos y pensó en esa horrible noche con Kelsey Pierce. Los ojos de Jordan se abrieron por completo. – Wow. -Estuve bien, por supuesto – Emily dijo rápidamente. – Mi amiga también salió bien. Todo eso sólo me asustó, eso es todo. – Ni siquiera quería entrar en cómo Mona Vanderwaal se había caído del mismo barranco el año anterior. A pesar de que había contado a Jordan lo básico sobre Ali y A, no había entrado demasiado en muchos de los detalles. Y ciertamente no le había contado sobre el Nuevo A. -Mira, prometo que yo no te empujaré por el borde ni nada – Jordan dijo. - ¿Y qué tal esto? Si tu cuerda se rompe, me lanzaré al abismo después de ti. Si ambas morimos, al menos podremos explorar el más allá juntas. -Está bien – Emily susurró. Buscó la mano de Jordan. Jordan miró con nervios de un lado a otro, y luego enlazó sus dedos con los de ella. A pesar de que se habían besado en privado muchas veces desde su tour del bote ayer, no lo habían hecho en público aún. Emily dudaba sobre preguntar el por qué. Quizás era muy rápido. O quizás Jordan estaba preocupada sobre lo que sus nuevos compañeros de Ulster dirían sobre ella por tener una


novia, al igual que Emily había llegado a pensar de ella misma. Jordan era totalmente perfecta. Anoche, después de su crucero secreto, fueron abiertas sobre todo, cubriendo temas que Emily no se había atrevido a explorar con nadie antes. Jordan reveló que había tenido unos desastrosos novios, y que se había enamorado de una chica tóxica llamada Mackenzie. Cuando Emily preguntó por detalles, Jordan no pudo seguir. – Fue muy doloroso – admitió. – Eres, de hecho, la primera persona con la que he hablado sobre ella. Oficialmente sabes más sobre mí que nadie. Otro chico se fue por la tirolesa, dejando ir un agudo gemido mientras se dejó llevar al otro lado del barranco. De repente, Emily y Jordan eran las siguientes en la fila. - ¿Están listas chicas? – El instructor preguntó. Los pies de Emily se sentían enterrados en el barro, pero Jordan la arrastró hacia adelante. – Sí– Tomó la mano de Emily y la apretó con fuerza – Te sostendré todo el tiempo. Lo prometo. Emily temblorosamente dejó que el instructor le pusiese el arnés. Apenas podía sostener el mango de la tirolesa, sus palmas sudaban mucho. El instructor hizo la cuenta regresiva y luego gritó - ¡Vamos! – y Jordan saltó. Emily no tuvo otra opción que ir con ella. Sintió que su cuerpo estaba siendo arrastrado hacia abajo por el barranco y gritó. Pero luego notó que no estaba cayendo, estaba flotando. El arnés la sostenía, y el mecanismo la llevó rápidamente al otro lado de la quebrada. El viento pasaba entre su cabello. Bajo ella, pudo ver el piso del bosque, alfombrado con toneladas de flores de colores brillantes. A su lado, Jordan estaba riendo a muerte. Emily le lanzó una sonrisa eufórica. En segundos, estaban al otro lado, sin aire. El cuerpo entero de Emily temblaba mientras el instructor le quitaba el arnés y le sacaba el casco. Luego se volvió hacia Jordan. Sus labios se sintieron poco firmes cuando sonrió. - ¿Podemos hacerlo otra vez? Por supuesto – Jordan dijo – Sabía que te encantaría. Caminaron por la línea a través de la quebrada tres veces más. Cuando abordaron al Jeep que las llevaría de vuelta al barco, Emily chequeó su teléfono. Aria le había enviado un mensaje, preguntando si podía encontrarse con ella y Spencer en la sala común. Emily no preguntó por qué, pero asumió que era para practicar su rutina de hula. -Desearía que pudieras participar en el show de talentos – Emily suspiró, descansando su cabeza en el hombro de Jordan – Hanna se bajó, así que necesitamos a una más – No le había contado a sus amigas sobre Jordan aún, pero quizás debería. ¿Realmente les importaría que Jordan fuera una polizona? Aunque ni la misma Jordan parecía muy preocupada al respecto. -Desearía poder, también – Jordan suspiró – Pero sabes que no puedo. Te veré desde la


audiencia, ¿está bien? Y si ganas, más te vale que me des una vuelta en tu Vespa. -Cuando gane – Emily la corrigió. En el barco, Jordan se escabulló del guardia escondiéndose entre un grupo de chicos para no tener que mostrar su ID. Partieron hacia los elevadores, Jordan decía que iba a descansar en el dormitorio mientras Emily iba a encontrarse con Aria. Luego Jordan se inclinó para darle un beso. Cuando se separaron, Emily puso un mechón de cabello tras la oreja de Jordan. – Pensé que te incomodaba que fuéramos afectivas en público – dijo. Jordan se encogió de hombros – Esto es nuevo para mí. Pero contigo, no tengo nada que ocultar. Besó a Emily una vez más, luego desapareció en el elevador. Emily se dirigió hacia la sala común, tarareando la canción de salsa que había escuchado en la radio de vuelta al barco. Cuando pasó por un gran panel de espejos en el pasillo, se rió. Sus labios estaban hinchados y su piel rosada de tanto sol. No podía recordar cuándo fue la última vez que estaba tan feliz. Rodeó la esquina hacia la sala común y escaneó los sillones. En ninguno de ellos estaban Spencer o Aria aún. Se acomodó en uno de los sofás, mirando la transmisión del satélite de CNN en la TV que estaba montada en la pared. LA PIJA LADRONA AÚN PRÓFUGA decía un banner en la parte inferior de la pantalla. Un reportero apareció. –Hemos estado toda la mañana siguiendo la historia sobre una chica de dieciocho años de New York conocida como la PIJA LADRONA,que escapó de su celda de retención en Philadelphia tres días atrás. Hubo un video de un grupo de abogados caminando hacia un juzgado – Notoria por robar aviones privados, barcos caros, motocicletas,y por dar extravagantes paseos en autos robados. Katherine DeLong estaría retenida hasta que su juicio tuviese fecha para comenzar al final de esta semana . Dijo un vocero – Pero temprano en la mañana del domingo, los guardias de seguridad la encontraron perdida. Las autoridades sospechan que está tratando de salir del país. Es muy peligrosa, y si alguien tiene información sobre su paradero… Una foto de anuario de la Pija Ladrona apareció en la pantalla. Emily entrecerró sus ojos hacia la foto, luego miró una segunda vez. ¿Era esa…Jordan? -¿Emily? Emily miró hacia arriba. Spencer y Aria estaban de pie tras ella, las faldas de pasto que habían hecho unos días atrás estaban en sus manos. Miraron de la televisión a la cara afligida de Emily, confundidas. -Yo… - Emily no sabía que decir.


Su mirada volvió a la TV. Ahora las noticias mostraban un video de Jordan saliendo del juzgado con un traje naranja. Luego una foto de Jordan con un vestido, zapatillas deportivas y un cintillo de seda familiar en su cabello. Otro video de Jordan en la corte apareció. Un abogado susurró en su oído. Había brillantes esposas en sus muñecas y ataduras en sus tobillos. Se sentía como si el cielo estuviera desmoronándose. La ira hirvió en el interior de Emily, súbita y penetrante. Con las manos temblando, tomó su celular y escribió un mensaje a Jordan. Sé quién eres, mentirosa, escribió. No quiero volver a verte. Sal de mi habitación ahora. Presionó ENVIAR y soltó un sollozo. -¿Emily? – Aria se veía preocupada. - ¿Qué sucede? -¿Conoces a esa chica? – Spencer preguntó, apuntando a la TV. La boca de Emily se sentía como si estuviera llena de mantequilla de maní – Ella es mi nueva... ella es…La conozco. - Oh dios mío – Aria susurró - ¿Es ella la nueva chica que conociste? ¿Está en el barco? Emily asintió débilmente, asustada de decir más. Beep. Sus ojos se llenaron de lágrimas, miró su celular, preparándose por lo que Jordan diría. Pero cuando miró la pantalla decía “Un nuevo mensaje de texto de Anónimo”. Hubo una avalancha de calor en su estómago. Miró a su alrededor. La sala común estaba llena de chicos—estaban en los sillones, sentados en las mesas, jugando al pinball en la máquina temática de los Simpsons de la esquina. Creyó ver un flash de cabello rubio desaparecer en un rincón. Emily se levantó a medias y miró al pasillo, pero la silueta se había desvanecido. Miró el mensaje. ¡Tierno! ¡Quizás tú y la Señorita Pija Ladrona puedan compartir habitación en la cárcel! —A

Traducción: Daniela Corrección: Frío/ Ade Rubiah


17. La amistad tiene sus altibajos ¡California Gurls, duh duh duh DUH duh duh! – Naomi y Hanna cantaban mientras caminaban por las calles de adoquines en Old San Juan más tarde esa noche. Estaban camino a un club al cual Naomi había sido invitada esa tarde y había decidido arreglar un rápido ensayo para su rutina del show de talentos en el camino. Los pasajeros seguían mirándolas raro. –

¿No sería divertido si encontráramos a un chico que haga de Snoop Dog? – Hanna sugirió, pensando en el video.

Oh dios mío, eso sería clásico - Naomi chilló. Luego suspiró. – Rayos. El chico que me gustaba habría hecho un Snoop perfecto—es todo un marihuanero. Pero ahora que está con Spencer, es como que no quiere nada que tenga que ver conmigo.

Encontraremos a alguien más – Hanna dijo rápidamente cuando pasaron por una boutique cerrada con maniquíes vestidos con bikinis en la ventana. No quería meterse en el triángulo amoroso de Naomi-Spencer, especialmente si Naomi era A. Lo cual era algo de lo que aún no estaba nada segura.

Naomi frescamente empujó un mechón de cabello tras de su oreja. – O quizás encontraré un modo de obtenerlo de vuelta. Antes de que Hanna pudiera preguntar a qué se refería, doblaron por una esquina y llegaron al club. Se oía el bajo rebotando y ruidosas risas llenaban el aire. Una hilera de gente bien vestida estaba de pie afuera de las puertas dobles. Cuando Hanna y Naomi mostraron sus invitaciones VIP, el gorila levantó la cuerda de terciopelo para dejarlas entrar. –

¡Gracias! – Naomi se emocionó, como si hubiera conocido al chico por años. Hanna la siguió, sintiendo las miradas envidiosas de todos en la fila. Miró los reflejos de ella y Naomi en la larga pared de espejos que bordeaban el pasillo. Habían planeado sus atuendos juntas, ambas usando vestidos de colores de joyas, altos tacones de correas, y joyas coordinadas. Se habían sentado lado a lado para maquillarse, chismeando sobre la gente en el crucero mientras se aplicaban base y se ponían máscara.

El túnel se abrió en una sala grande, cuadrada, y oscura con un gran bar de acero inoxidable a un rincón y un grupo de banquetes en la parte de atrás. Un DJ giraba discos en una esquina, y una gran pista de baile tomaba el resto del espacio. Los cuerpos se retorcían en todos lados, cada chico era más bello que el anterior. La habitación olía a bebidas alcohólicas, cigarrillos, y a los brotes de gardenia que adornaban cada mesa. Cuando el ritmo de la salsa llegó a los oídos de Hanna, ella inconscientemente comenzó a mover sus caderas.


Hanna tocó el hombro de Naomi - ¡Esto es genial! – gritó sobre la música. –

¿Cierto? – Naomi sonrió, pavoneando hasta el bar y batiendo sus pestañas al barman, quien se acercó inmediatamente.

Naomi ordenó dos cócteles naranjo-neón y le pasó uno a Hanna. Hanna tomó un trago pequeño—no quería beber mucho y bajar la guardia. La gente estaba bailando en cada rincón y grieta, incluyendo encima de los banquetes. Había un fotógrafo vagando por el perímetro con una gran cámara digital en su cuello, ocasionalmente deteniéndose y tomándoles fotos a los bailarines. Luego de un momento se detuvo frente a ellas. ¿Puedo tomarles una foto? Preguntó. –

Eso depende – Naomi puso sus manos en sus caderas. - ¿Para qué es?

La sección de estilo del “San Juan Hola”.

Hanna intercambió una mirada de emoción con Naomi—ella siempre había querido estar en una sección de Estilo. Ella puso su trago en una mesa cercana y puso su brazo alrededor de los hombros de Naomi. El fotógrafo disparó y disparó. Primero Hanna le dio una mirada de modelo sensual, luego echó su cabeza hacia atrás. Pero ella sabía que no tenía que dejarse llevar mucho. —La experiencia con el rarito Patrick aún estaba fresca en su mente. –

Bellas – el fotógrafo dijo cuando estaba en eso. Luego miró a la multitud tras ellas – Creo que tienen algunos fans.

Era cierto. Toneladas de chicos en la pista de baile ahora las estaban mirando, incluyendo un chico de edad universitaria con el cabello oscuro en una camisa extra grande y jeans sueltos. Cuando sus miradas se encontraron, él levantó su trago hacia ellas desde el otro lado de la habitación y dobló su dedo, llamándolas. Hanna y Naomi se dieron codazos y rieron. –

Él es lindo, pero lo sabe – Hanna gritó en el oído de Naomi.

Definitivamente. Vamos, bailemos. Naomi dijo, agarrando la mano de Hanna y llevándola a la pista de baile. La canción era algo latino y rápido, y comenzaron a contonearse al ritmo de la música, haciendo poses sexys para el fotógrafo de Hola cada vez que se daba una vuelta. Luego, cuando el DJ cambió a una nueva canción, Naomi tocó el brazo de Hanna - ¿Quién crees que es el chico más hot en este lugar?

Hanna disminuyó su baile y sondeó las opciones. – Es una disputa entre el parecido a Enrique Iglesias y a James Bond en el rincón. Naomi miró a James Bond, quien estaba usando un traje ajustado, zapatos brillantes de apariencia costosa, y RayBans. - ¡Hanna! – ella chilló. - ¡Él tiene como, cuarenta años!


¡No los tiene! – Hanna dijo, estudiando el físico tonificado del chico y gruesas cejas-¡Solo se ve mayor porque es sofisticado!

Definitivamente es solo un seis o siete – Naomi decidió, bebiendo su cóctel – Ahora ese chico es un diez – Usó su pajita para apuntar a un chico rubio junto al bar. Se veía como que pertenecía a la portada de una revista de surf.

¿Bromeas? – Hanna arrugó su nariz – Es un ocho a lo más.

¿Y qué tal él? – Naomi miró a un chico sentado en una mesa cercana. Tenía la cabeza rapada y sexys pómulos.

Cinco – Hanna decretó con fuerza, sintiéndose más y más confiada – Odio las cabezas rapadas.

¿Y él? – Un chico con una quemadura como de langosta en su nariz y brazos.

¡Ugh! ¡Uno! – Hanna gritó.

Lo hicieron un juego, ir a una habitación, apuntar chicos, y asignarles números como hadas madrinas dementes. - ¡Seis! – dijeron a un chico ligeramente con sobrepeso que tenía espeso cabello lustroso. - ¡Nueve! – dijeron a uno que parecía modelo de Abercrombie quien bailaba sin polera. - ¡Siete! - -¡Cuatro! - - ¡Ocho y medio! – Al comienzo, los chicos en el club no entendían lo que las chicas hacían, pero luego entendieron rápidamente. Aquellos estimados ochos y superior miraban complacidos. Un chico que había obtenido sólo un seis entrecerró lo ojos y articuló algo que parecía como Perra. Alguien tomó el brazo de Hanna cuando iba pasando junto a la cabina del DJ - ¿Cómo me calificarías? Se detuvo de golpe y lo miró. Su cabello era grasoso, sus fosas nasales eran muy grandes, y usaba una camisa con el logo de Chanel. Le recordaba al chico que trabajaba en el quiosco Motorola en el Mall. Se volvió hacia Naomi, quien se había detenido también. – Ali tenía una frase para esto, ¿sabes? – gritó en su oído. –

¿Cuál era? – Naomi preguntó.

¡Not it! (No es)

Hanna se dio vuelta y huyó. Naomi explotó de la risa y corrió tras ella. Sin aire de la risa, salieron al patio, el cual estaba mucho más fresco y quieto. Naomi se secó los ojos – No creo haber reído tanto alguna vez en mi vida.


¿Viste la mirada del chico grasoso cuando dije “Not it”? Hanna chilló - ¡Pensé que iba a matarnos!

Naomi colapsó en una silla - ¿Jugabas a ese juego cuando Ali estaba aquí? Hanna se tragó una risa y negó con la cabeza. – No de ese modo. –

No tenía ese juego cuando yo era amiga de ella – Naomi dijo. Luego una mirada incómoda atravesó su cara – Pero supongo que fue porque no era la misma Ali.

El humor de Hanna se atenuó un poco – Sí – dijo, luego buscó su trago, sin saber qué decir ahora. Naomi se dio vuelta el brazalete en su muñeca – Me siento terrible con lo que pasó con ustedes y Ali en Poconos. Todo fue tan increíble. –

Gracias – Hanna murmuró. Luego levantó la mirada, dándose cuenta de algo. ¿Tú te sorprendiste cuando te enteraste que había dos de ellas? ¿Y que la chica que era tu amiga fue una asesina?

Naomi se miró las uñas – Bueno, algo, pero… –

¿Pero qué?

Naomi miró las lámparas colgando de las vigas. – Todo el asunto es triste, ¿sabes? Me siento como una idiota por decir esto, pero a veces aún la extraño. –

No eres una idiota. – Hanna dijo tranquilamente. No se le había ocurrido antes que Naomi también había perdido a Ali. No a Su Ali, por supuesto, pero a una Ali de todos modos.

¿Sabes qué? – Naomi la miró – Es muy fácil hablar contigo. Estoy sorprendida.

Estoy sorprendida por ti también – Hanna dijo dudosamente. La frase estaba mucho más cargada de lo que Naomi podría imaginarse.

Te he contado cosas que no le he contado a mucha gente. – Naomi dijo, apoyándose contra el enrejado.

Oh ¿Cómo qué?

Como el asunto de la comida, por ejemplo – Naomi admitió. La luz rebotó en sus aretes dorados, haciéndolos brillar. – Y lo de justo ahora, sobre Ali.

Mencionaste algo de una prima favorita también – Hanna dijo, su corazón


martillaba - ¿Una chica que estuvo en un accidente? Naomi juntó sus labios – Sí. Madison. Nunca hablo de ella. –

Entonces… ¿murió en el accidente? – Hanna contuvo el aliento.

Naomi negó con la cabeza. – No. Pero quedó muy mal—un montón de huesos rotos, y estuvo en coma por unos días. Tuvo que aprender a caminar otra vez. Fue difícil para todos nosotros – Su voz se quebró. Hanna dio un gran suspiro mental—Madison no estaba muerta. Pero oír lo que había ocurrido la golpeó inesperadamente fuerte, trayéndole lágrimas a los ojos. Ahora tenía una nueva imagen en su mente, una de Madison colgando de una de esas cosas de terapia física que ayudan a caminar, luchando para dar cada paso. Naomi dejó su copa de cóctel vacía en la mesa, sollozando una vez más. – De un modo extraño, sin embargo, el choque fue lo mejor para mi prima. La enderezó. Era una gran alcohólica antes de eso—beber en vez de ir a clases, bebiendo tan pronto como se despertaba en las mañanas, bebiendo y poniéndose tras el manubrio y casi matándose a sí misma. Digo, sí, fue lamentable que destruyera el auto y tuvo que pasar por tanto dolor, pero no ha bebido un trago desde eso. Parece mucho más feliz ahora. –

Eso es…bueno – Hanna dijo, tratando de mantener su voz pareja.

Sí – Naomi levantó sus ojos hacia Hanna y sonrió tan sinceramente que derritió el corazón de Hanna. – Lo es.

Se sentaron en silencio por un momento, escuchando el bajo latiendo al interior del club. De repente Hanna quería acercarse y darle un gran abrazo a Naomi. Todo de lo que se había preocupado, todo lo que temía de repente se esfumó. Sus sospechas sobre Naomi eran infundadas. Naomi no estaba enojada porque Madison haya estado en un accidente —estaba aliviada porque dio vuelta su vida. Quien sea que fuera A, era alguien que se había enterado sobre Madison de otra forma. Era increíblemente liberador. Ahora podía ser amiga de Naomi sin preocuparse. Podía confiar que todo lo que Naomi decía era cierto. Hanna se levantó y le estiró la mano a Naomi. - ¿Estás lista para volver adentro y hacer un poco más de not it? Naomi la miró y sonrió – Definitivamente. Volvieron de vuelta al club como si fueran las dueñas del lugar. Se habían equivocado sobre A antes, Hanna pensaba mientras apretaba la mano de Naomi. Estaban equivocadas esta vez también. A probablemente quería que sospechen de Naomi—y, a cambio, perder una potencial amiga. Sin embargo, Hanna no iba a permitir que eso suceda. No esta vez.


¡Shhh! – Naomi la regañó mientras chocaban torpemente por el pasillo del barco hacia su habitación. Era unas horas más tarde, y habían vuelto a bordo justo antes del límite de llegada, actuando suficientemente sobrias por unos minutos para engañar a los guardias. - ¡Casi tiraste ese extintor de incendios!

Estaba en mi camino – Hanna declaró petulantemente, luego explotó en risas.

Se apoyó en la espalda de Naomi mientras insertó la tarjeta llave en su puerta. La puerta se abrió y las dos chicas entraron. Hanna tomó la puerta del baño para darse balance. ¡Huele tan bien aquí! – gritó, inhalando la fresca esencia de talco de bebé y perfume Twirl de Kate Spade. –

¿Te importa si yo tomo el baño primero? – Naomi preguntó con su mano en la manilla.

Ve por él. – Hanna dijo, desplomándose en la cama.

Naomi cerró la puerta, y el agua comenzó a correr. Hanna se arrastró sus pies en las suaves y sedosas sábanas, sintiéndose satisfactoriamente exhausta. Ping. Abrió sus ojos. Su celular, el cual estaba en el velador, no estaba parpadeando. Su mirada cayó en el laptop abierto en la cama de Naomi. Un mensaje en la esquina de la pantalla decía Nuevo e-mail de Madison Strickland. Miró a otro lado. ¿A quién le importa si Naomi había recibido un e-mail de Madison? Los primos se contactan todo el tiempo. Pero una pequeña mirada no heriría ¿o sí? Hanna acercó su oído hacia el baño. La ducha seguía corriendo. Lentamente, bajó las piernas de la cama y caminó de puntillas hacia el laptop. El somier rechinó cuando se sentó en el colchón de Naomi. A mano derecha del escritorio, había dos carpetas llamadas trabajos escolares y Postulación a Princeton. Hanna las escaneó, luego se salió. Luego movió el mouse al icono de Gmail. Respirando profundo, hizo doble click en él. El programa se abrió y la llevó directo al buzón de entrada. El nuevo e-mail de Madison apareció. Era parte de un hilo titulado Esa noche. Hanna inhaló. El primer e-mail en el hilo era de comienzos de Julio el verano pasado. Hanna avanzó de vuelta al inicio de la conversación, fecha 1 de Julio. ¿Sigues tratando de averiguar el nombre del conductor? Naomi había escrito a su prima. Si, Madison escribió de vuelta ese mismo día. Creo que me estoy acercando. Y luego, el 3 de Julio, Madison escribió otro e-mail: Tenemos que hablar en persona. Creo que sé quién me lo


hizo. Naomi respondió el 5 de Julio: Caerán. Me aseguraré de que tengan lo que se merecen. Luego hubo un tramo extenso sin respuestas, pero hoy, Madison había escrito: Estoy tan orgullosa de ti por lo que haces por mí. Hanna se salió del e-mail de Naomi y miró arriba, viendo su expresión demasiado-sobria en el espejo sobre el bureau. Ellos. Madison podría no solo haber averiguado que Hanna era la conductora, sino también que Aria, Spencer, y Emily la habían ayudado a escapar. Si hubiera compartido esto con Naomi a comienzos de Julio, Naomi habría tenido mucho tiempo para acechar a las chicas y escarbar sus secretos. Y ¿estoy tan orgullosa de que ti por lo que haces por mí? ¿Qué quería decir Madison con eso? Su corazón latía fuertemente. Se había equivocado. Otra vez. Naomi era A. Esto lo probaba. –

¿Qué haces?

Naomi estaba de pie en el marco de la puerta del baño en una bata. Hanna se alejó de la cama de Naomi. - ¡H-Hey! –

Hey – Naomi dijo lentamente. Su mirada iba de Hanna a su laptop, luego de vuelta a Hanna. - ¿Todo bien?

Uh, solo estaba buscando mi máscara para dormir – Hanna dijo, hurgando en la cama de Naomi, luego en el piso. Estaba segura de que Naomi podía escuchar su corazón latiendo desde el otro lado de la habitación.

Naomi se acercó a la cama y se sentó. Miró por largo rato a Hanna pero no dijo a nada. Por un momento su cara se iluminó por la luz de la luna, y cuando sonrió, sus dientes se veían largos y estridentes, casi como de lobos. – El baño es tuyo si quieres – finalmente dijo. –

Estoy bien – Hanna dijo – Sólo me iré a dormir – Si sólo pudiera enviar un mensaje a Mike y rogarle para quedarme con él otra noche...

Pero entonces Naomi estaría tras ella de seguro. –

Bien – Naomi puso su laptop en el piso y se puso las sábanas sobre ella - ¡Buenas noches, Mejor amiga!

- Buenas noches – Hanna croó, poniéndose en cuclillas bajo el edredón y sabiendo que no dormiría nada.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/ Ade Rubiah


18. Demasiado caliente para manipular La mañana del sábado, Spencer se apresuró hacia el arcade vacío donde sus amigas estaban esperando. Emily paseaba nerviosamente por las videoconsolas vacías de Modern Warfare y Dance Dance Revolution. Aria golpeaba sus uñas en una máquina de cambios. Hanna se sacaba un hilo suelto de sus shorts de jean, las luces de una máquina de pinball brillaban en su cara. Su cabello estaba apelmazado, y había círculos oscuros bajo sus ojos. Esa mañana les había escrito diciendo que necesitaban hablar pronto. –

No tengo mucho tiempo - Spencer dijo, mirando su reloj. Tenía que juntarse con Reefer en la sauna a las 10— y eran las 9:45.

Supe algo anoche – La voz de Hanna estaba aguda y temblorosa, como si hubiera bebido demasiadas tazas de café. - Vi el email de Naomi, tal como me lo dijiste. Había un hilo de mensajes con Madison Strickland sobre el accidente. Estoy casi segura de que saben que fuimos nosotras.

Espera – Aria parecía sorprendida. - ¿Entonces Madison está viva?

Naomi dijo que estaba viva, pero fuertemente herida – Hanna dijo – La cosa es que, Naomi también dijo que, en un modo extraño, estaba feliz de que Madison haya tenido el accidente. No hay modo de que eso sea verdad—no con lo que esos emails decían.

Spencer cerró sus ojos y soltó el aire. Una vez más, ese crack de hueso resonó en su mente. Ella había hecho eso. Ahora podía identificarse con Aria sobre cómo se sentía por Tabitha—era diferente, de cierto modo, cuando tú fuiste quien empujó o dejó caer a alguien. - ¿Esos emails decían nuestros nombres específicamente? –

No específicamente, pero uno decía Van a caer. Van. Naomi debe saber que todas estuvimos involucradas. Escribió un email el 5 de Julio también—antes de que le enviásemos ese dinero de vuelta a Gayle, antes de que la cosa de Spencer-yKelsey ocurriera, antes que todo el verano pasado. Y había un nuevo email de Madison que decía Estoy tan orgullosa de ti por lo que haces por mí .

Emily corrió sus dedos por su frente. – Está bien, entonces pensamos que Naomi es A. O uno de los As. –

Eso parece – Hanna parecía dolida solo con decir las palabras – Parecía que no sabía nada, pero supongo que es una muy, muy buena actriz.

Si Naomi es A, o incluso si está trabajando con otro A, entonces Naomi lo sabe todo – Aria sacó su celular y se lo mostró a las chicas – Miren lo que A me envió a


mí. Todas estudiaron la borrosa imagen de The Cliffs resort que había aparecido en la pantalla. En la parte de arriba había cinco chicas en la terraza del techo. Una chica rubia estaba de pie haciendo equilibrio cerca del borde; una morena de la altura y contextura de Aria tenía sus brazos estirados, lista para empujar. Si sabía lo que buscaba, esto sellaba su sentencia de prisión de por vida. –

¡Tienes que borrar eso! – Spencer tomó el celular de Aria y apretó varios botones.

Ve y trata – Aria se cruzó de brazos – Hay algo malo con mi software—no puedo borrar nada. Si cualquiera lo ve, Graham, los profesores en el viaje, la policía...estamos perdidas.

La cabeza de Hanna se levantó - ¿Aún hablas con Graham? Aria entrecerró sus ojos – Él no es A, ¿está bien? –

¿Pero y si Naomi le dice lo que hicimos? – Spencer susurró – ella podría haber sido quién te envió las fotos, Aria—quien sea con quien está trabajando podría haberlas tomado y compartido con ella. ¿Y si menciona la foto en tu teléfono?¿Qué pasa si él se vuelve como loco con la venganza y te hace daño?

Aria golpeó la ranura de devolución de monedas en la máquina de cambios. – Él realmente no parece ese tipo de personas. Luego Hanna tragó saliva. ¿Qué haremos con Naomi, chicas? –

¿Y con quién sea que pueda ser este segundo A? – Aria añadió.

Un A a la vez – Spencer se apoyó en una consola de conducción Gran Turismo. ¿Hay algún modo de probar que Naomi es A definitivamente?

Hanna se tocó los labios – Spence, dijiste que viste a alguien corriendo en la otra dirección la noche que Gayle fue asesinada. ¿Crees que podría haber sido una chica? – –

Supongo – Spencer respondió insegura – Pero no le vi la cara. – Spencer miró a Hanna. ¿Puedes entrar al computador de Naomi otra vez? Podría haber algo allí que la conecte con el asesinato de Gayle. Deberías ver si tiene las fotos que ella le envió a Aria en su computador también—eso probaría que es A. Si las encuentras, bórralas. De otro modo, podría enviárselas a la policía.

Hanna abrió su boca – Pero me atrapó mirando su laptop. ¡No quiero volver a mi habitación nunca más!


Escabúllete cuando no esté allí. – Aria sugirió.

¿Y si ella ya envió las fotos a los policías? – Hanna dijo – Incluso si encontramos algo sobre Gayle, pensarán que las pusimos allí sólo para destruir su credibilidad.

Dudo que Naomi lo hiciera –Aria dijo - ¿Por qué estaría molestándonos aún? ¿Por qué no han golpeado nuestras puertas para arrestarnos?

Todas se miraron entre sí, sin tener una respuesta. Las manos de Hanna temblaban. Emily se enrollaba el mismo mechón de pelo una y otra vez en su dedo. –

¿De qué hablan, chicas? – Una voz retumbó tras ellas, y todas saltaron y se dieron la vuelta. Jeremy estaba en el umbral, sus ojos estaban ocultos tras sus lentes con forma de estrella. Spencer tembló. ¿Por cuánto tiempo habría estado de pie allí?

Aria se encogió. – Uh, nada – dijo, guardando su celular de vuelta en su bolsillo. Todas agacharon sus cabezas y marcharon hacia la salida; reunión finalizada. Jeremy las miró, con una sonrisa extraña en su cara. Cuando Spencer pasó, le puso algo en su mano. – Olvidaste esto en el restaurante anoche. Lo tomé por ti antes de irme. Miró el objeto en su palma. Era la Polaroid que el mesero en el restaurante, en Puerto Rico, les había tomado cuando estaban recibiendo la serenata. Hubo un sentimiento agrio en su estómago; no recordaba que Jeremy estuviera allí. –

Ustedes dos hacen una linda pareja – Jeremy se emocionó – Es lindo ver florecer el amor joven.

Pero cuando levantó sus lentes de su nariz e hizo un giro estilo militar, el cuerpo de Spencer se llenó de miedo. Reefer. Tenía que terminar con él—ahora. No había modo de que fuera a robarle el chico a A. Cinco minutos después, estaba de pie afuera del sauna. La puerta estaba hecha de tablones de madera que se habían oscurecido por la humedad y por el tiempo. Calor seco emanaba de sus poros, y la esencia de cedro flotaba pesada en el aire. El olor siempre le recordaría a su Abuelo Hastings, quien amaba tanto los saunas que construyó uno en su casa en Florida. Ella una vez lo vio allí desnudo y nunca más volvió a poner un pie en esa ala de la casa. Respirando profundo, ajustó los tirantes de su bikini y abrió la puerta. Hacía tanto calor dentro, que comenzó a sudar inmediatamente. La única luz en la habitación era de las brasas brillando en el rincón. Apenas podía ver a alguien sentado en el escalón de más abajo. Sus dreadlocks colgaban sobre sus hombros, y tenía una toalla enrollada en su cadera. Su estómago se dio la vuelta. Esto iba a ser tan, tan difícil.


Qué casualidad encontrarte aquí – dijo él coquetamente, levantándose.

Reefer, yo—- Spencer comenzó, pero Reefer deslizó sus manos por la espalda de ella y sus labios tocaron su cuello. Spencer cerró sus ojos y se quejó. Él olía tan bien, como a limón y sal.

Reefer, espera. – Spencer se alejó de él y guardó la respiración.

¿Qué ocurre? – Reefer preguntó - ¿Hace mucho calor aquí? ¿Quieres refrescarte en la piscina?

Spencer tragó saliva. – Sí, pero…Reefer, no creo que pueda seguir haciendo esto. Reefer la miró. El único sonido eran los crujidos de las vigas de madera del sauna acomodándose. - ¿Por qué? – preguntó, su voz quebrándose. Spencer se secó un poco de sudor de sus ojos – Es Naomi. – Ella dijo. –

¿Qué hay con ella?

Se sentó en la banca y miró a la oscuridad. Si sólo pudiera decirle la verdad. Es una chica quien ya me quiere matar, deseaba poder decir. Ha matado antes. No tengo idea de lo que es capaz de hacer. Y estamos en medio del océano, sin lugar para esconderse, sin policía… Pero no podía decir nada de eso. En cambio, aclaró su garganta. – Realmente le gustas. –

Pero a mí no me gusta ella – Reefer se oía confundido.

Spencer se rascó una costra de su rodilla, luego levantó la vista. Dándose cuenta de algo. –

Dijiste que conociste a Naomi en una fiesta en Princeton. ¿Cuándo fue eso?

Meses atrás. Mucho antes de conocerte.

¿Fue de visita alguna otra vez?

Reefer pensó por un momento. – Sí. El mismo fin de semana en que estuviste en Princeton para la cosa del Eating Club. Pero sólo fue de pasada, no ocurrió nada entre nosotros. Spencer parpadeó. – ¿Naomi estuvo allí ese fin de semana? –

Sí. ¿Por qué?


Su corazón latía muy fuerte. - ¿Estuvo en la fiesta donde… ocurrió el incidente del brownie? – cerró sus ojos y pensó en todos los chicos en esa casa fuera del campus. No había visto a Naomi allí, pero había estado drogada, y su atención estaba en Harper y en las otras chicas de Ivy. –

No, en otra. – Reefer arrugó sus cejas - ¿Por qué importa?

Por nada – Spencer dijo débilmente. Su cabeza daba vueltas. Si Naomi había estado en Princeton el mismo fin de semana que fue a la Olla común de Ivy, podría haber sido ella quien metió LSD en los brownies de marihuana de Spencer. ¿No había oído Spencer una risa extraña cuando salió de la casa de Ivy? ¿No había pensado que vio un mechón de cabello rubio como el de Naomi corriendo por el bosque?

¿Y era posible que el accidente de Hanna hubiera empezado todo esto? Spencer le había rogado a Hanna que confesase. Después de Jamaica, no necesitaban otros secretos en sus manos. Hanna sacudió su cabeza. – No puedo hacerle eso a la campaña de mi papá. - Hanna dijo unos días después. Ella y Spencer habían estado sentadas en Wordsmith’s, una librería cerca de Rosewood Day. –

Pero ni siquiera fue tu culpa – Spencer dijo, sacudiendo sus pies – Ese otro auto giró hacia ti de la nada, y luego desapareció.

Creo que eso es lo que ocurrió. – Hanna cerró sus ojos, como tratando de reproducir la escena tras sus párpados. Pero ahora no estoy segura. Quizás yo estaba en el carril equivocado. La lluvia estaba tan fuerte y el camino es tan retorcido que…

Se desvió, poniendo su cabeza entre sus manos. Por un tiempo, el único sonido en la tienda fue la música clásica que sonaba por los parlantes. Spencer miró su celular, había recibido un mensaje de Phineas, un amigo que había conocido en el programa de verano en la Universidad de Pennsylvania al que había ido, le preguntaba si quería ir a una fiesta esa noche. Estaba a punto de responderle cuando miró y vio a alguien de pie completamente quieto en uno de los pasillos, con la cabeza agachada. La persona se perdió de vista antes de que Spencer pudiera ver quién era, pero ahora le parecía que tenía el mismo color rubio de cabello que Naomi. En ese momento Spencer miró cautelosamente a Reefer – Es sólo que no quiero a nadie enojado conmigo en este momento. Reefer levantó sus palmas. - ¿Ayudaría si le dijera que se aleje? –

¡No hagas eso! – Spencer dijo rápidamente – Yo sólo creo que no deberíamos comenzar nada hasta que nos bajemos del barco.

Reefer parecía devastado. - ¿Realmente crees que eso es lo mejor?


Sí.

Se alejaron el uno del otro. Reefer se dio la vuelta y se ajustó la toalla alrededor de su cadera, y Spencer cometió el error de mirar su húmeda piel y su firme torso. Su estómago se revolvió. Como si fuera tirada por una cuerda invisible, cayó en él otra vez. Él la presionó contra la pared de madera y la besó con pasión. –

Sabía que no te resistirías a mi – Reefer bromeó.

Spencer se rió tímidamente. – Está bien, quizás podamos besarnos en privado hasta que nos bajemos del barco. –

Si eso implica besarte, me parece bien – Luego abrió la puerta – Vayamos a la piscina. Mi piel se siente como si estuviera hirviendo.

Spencer asintió de mala gana. – Pero si vemos a Naomi, tenemos que irnos. –

Trato hecho.- Contestó Reefer.

Bajaron por el pasillo de baldosas hacia el área de la piscina. Un grupo de chicos estaban en un juego de pelea de pollos en la zona que era poco profunda, y había chicas bronceándose en reposaderas cerca del bar. Hubo un crujido bajo los pies de Spencer, y no fue hasta que ya estaba en el aire cuando se dio cuenta de que se había resbalado. Se cayó fuertemente contra las baldosas, golpeando su codo. Un dolor candente se lanzó por su tobillo. –

¡Ow! – chilló, haciéndose una bolita.

Reefer se arrodilló. - ¿Estás bien? –

No lo sé – Spencer se tocó el pie, que ya se estaba hinchando.

De todos modos ¿Con que te resbalaste?– Reefer preguntó.

No lo sé – Spencer miró alrededor en busca de algo que pudiera haber bloqueado su camino, pero el corredor estaba vacío. Luego la familiar esencia de aceite de bebé entró por sus fosas nasales. Había un charco a unas cuantas pulgadas de donde había caído. Pero Spencer había tomado esta ruta camino a la sauna. El aceite de bebé no estaba allí hace unos minutos—estaba segura de eso.

Un sentimiento frío corrió por sus huesos. Todo de una sola vez, una aguda risa se escuchó al otro lado del pasillo. Mientras Reefer ayudó a Spencer a pararse, su celular sonó. Torpemente lo sacó de su bolso de playa y leyó el nuevo mensaje.


¡Cuidadito, cuidadito! Podría escurrirme también y contarlo. —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah/ Frío


19. El flote del hombre muerto. –

¿Aria? – Noel llamó desde fuera de una pequeña tienda-cambiador rayado cerca de la cubierta de la piscina - ¿Vas a venir?

No lo sé – Aria dijo, mirando su cuerpo en el bikini morado de cuerdas que Hanna había insistido que se comprara para el viaje. Había estado tan ocupada con la búsqueda del tesoro que aún no lo había usado, pero ahora se sentía consciente de sí misma. Era mucho más revelador que cualquier traje que había usado antes, el corte de las piernas era alto, el corte del top era bajo.

¿Cómo puedo enseñarte a nadar si no sales del vestidor? – Noel señaló.

Era la tarde del sábado, y Aria y Noel acababan de terminar su turno del almuerzo en el café y finalmente tenían tiempo para pasar juntos. Cuando Noel le sugirió enseñar a Aria a nadar apropiadamente, Aria pensó que bromeaba – Soy el mejor profesor de todos los tiempos, lo prometo – insistió. Emergió de la tienda. El aire se había puesto fresco en la última hora, y el área de la piscina se había vaciado. El vapor subía del jacuzzi. Divanes flotantes, tablas de natación, y fideos flotadores estaban guardados en tarros de plásticos en la cubierta. Pero había algo espeluznante en la soledad—las decoraciones con forma de estrella de mar, delfín, y pulpo en el techo parecían enojados en vez de amigables. Se bajó la toalla y la dejó en uno de los divanes. Noel, quién estaba vestido con short de baño floreado, tomó aire. – Whoa. –

Oh, para – Aria dijo, sonriéndose a sí misma. Bajó por los escalones y entró a la piscina. El agua envolvió sus pies, luego sus pantorrillas, luego su sección media. Agachó su cabeza bajo el agua y salió escupiendo. - ¡Frío! Te acostumbrarás. – Noel flotó hasta ella. – Ven aquí – susurró, tomándola de la cadera y sosteniéndola cerca.

Aria puso sus piernas alrededor de él, sintiéndose liviana y libre. Se besaron por largo rato, el agua llena de cloro rozaba sus cuerpos. En las entrañas del barco, la música New Age del Cirque du Soleil comenzó a sonar. –

Veamos tu técnica de nadar – Noel dijo cuando se separaron.

No digas que no te lo advertí. – Aria anduvo por el agua hacia el borde hondo hasta que sus pies ya no tocaban el suelo. Luego sus piernas se sacudieron locamente. Sus brazos iban de un lado a otro. Al cabo de un rato, comenzó un tipo de nado que Mike llamaba el Remo de Aria.


Cuando finalmente llegó hasta la pared, se dió la vuelta. Noel parecía horrorizado. – Tú desde luego nunca tomaste una clase de natación cuando eras niña. Aria negó con la cabeza – Mike sí, pero mis padres nunca insistieron en eso. Siempre escogí escultura. O teatro. O baile hip-hop. –

Probablemente deberíamos enseñarte lo básico – Noel dijo. - ¿Sabes flotar como un muerto?

Aria hizo un gesto al oír el nombre – Uh, no. Noel la guió hasta la orilla más baja. – Esto te ayudará en caso de que quedes parada en el mar. Aria lo miró como si estuviera loco. – Gracias, pero no espero que eso ocurra. –

Nadie lo hace – Noel puso sus manos en sus caderas. – Recuéstate cara abajo en el agua. Yo te sostendré.

Aria hizo lo que le dijeron. Sintió las manos de Noel sosteniéndola por la cintura. - ¡Estira tus brazos! – él dijo. - ¡Ahora relájate totalmente! – Era raro no revolcarse para mantenerse a flote—seguía pensando que iba a hundirse. Pero luego de un momento, lo consiguió y abrió sus ojos bajo el agua. El fondo de la piscina tenía baldosas con forma de diamante. Apenas podía ver los borrosos pies de Noel. Levantó su cabeza para respirar, luego volvió a hundirse. Sus extremidades se sentían pesadas, pero flotantes. Era Zen, como si de verdad estuviera muerta. El cuerpo de Tabitha flotando en las olas apareció en su mente. Luego vino una voz: Tú hiciste eso. Tú vas a ser castigada. Instantáneamente, se desconcentró. Respiró una bocanada de agua y salió escupiendo, mirando a Noel como si él hubiera visto sus pensamientos. -¿Qué ha ocurrido? – Noel gritó, distraído - ¡Lo estabas haciendo genial! Aria se secó el agua de sus ojos – Me asusté – murmuró. No era mentira. Por la siguiente hora, Aria aprendió cómo no hundirse con el pataleo de rana y de flauta. Se esforzó con el remo corto, pero tuvo un primer intento bastante decente con las brazadas de espalda elementales. Para cuando el sol volvió a salir y unos cuantos chicos aparecieron en la cubierta de la piscina, Aria se sentía exhausta pero casi exitosa. Ella y Noel se retiraron al jacuzzi y compartieron un jarro de limonada. –

Haces muy bien de profesor – le dijo a Noel, besándolo en la mejilla. – Es romántico también. Ambos semidesnudos, tú sosteniéndome…

¿Quieres hacer de eso algo regular? – Noel bebió su refresco – Si supieras cómo nadar, podríamos surfear juntos. Te encantaría. Es adictivo.


No creo que debiera surfear por ahora – Aria dijo, cerrando sus ojos y dejando que los chorros del jacuzzi masajeasen sus piernas. – Pero seguro. Podemos tomar más clases.

¿Qué tal más tarde? Podría tomarme un día sin surfear.

Aria abrió sus ojos. Había una cara tan tierna en Noel que odiaba desilusionarlo. – No puedo – dijo arrepentida – Tengo que juntarme con Graham. –

Oh – Noel parecía decepcionado – Está bien.

Lo siento – Aria se sentía realmente mal—Noel se veía tan molesto. – Sólo somos amigos.

Lo sé, lo sé. Pero tú le gustas. Un chico puede saberlo.

No, no es así – Aria dijo rápidamente – Él está así de cerca de tener una cita con Tori. Se encontraron en la cena anoche, y ella lo invitó a sentarse en su mesa, pero realmente no contamos eso como una cita, porque no fue planeado.

Noel se rió. – Realmente te gusta jugar a ser Cupido. ¿O no? –

Definitivamente – Aria dijo. – Me hace sentir bien – Lo dijo en más de un sentido.

Alguien prendió una radio, y una canción de Shakira sonó. Los camareros comenzaron a servir un buffet, y unos cuantos chicos se pusieron en fila. Noel levantó el medallón que colgaba del cuello de Aria. – Me alegro de que sigas usando esto. –

Es la cosa más linda que alguien me ha regalado – Aria murmuró.

Noel soltó el medallón de vuelta en su pecho, y ella lo miró otra vez. Había algo tan familiar en él, algo que no podía recordar. Algo junto a su toalla llamó su atención. La pantalla de su celular se había prendido. Se salió del jacuzzi y miró la pantalla. Un mensaje nuevo. Le dio la espalda a Noel para que no lo pudiera ver. Después de leerlo, presionó BORRAR y, afortunadamente, el mensaje desapareció. Pero no olvidaría el mensaje por mucho tiempo. Los peces payasos son lindos Las estrellas de mar son color pastel ¿Irá el novio de Aria A visitarla cuando esté en la cárcel? —A Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah/ Frío


20. Resistirse es algo difícil de hacer. Una hora más tarde, Emily estaba de pie junto a Aria y Spencer en un rincón alejado cerca de la cubierta del juego de tejo, con faldas de pasto alrededor de sus cinturas. Escuchó los compases iniciales de la música Hawaiana que habían escogido para el show de talentos saliendo por los parlantes portátiles del iPod. Luego de un momento, contó. –Cinco, seis, siete, ocho… Todas hicieron movimientos de manos con gracia y comenzaron a contonear sus caderas. Como treinta segundos después, Aria miró a las otras. – Todas movemos nuestras manos en diferentes direcciones en esa parte – dijo – Tenemos que moverlas a la derecha primero, luego a la izquierda. –

Lo hago lo mejor que puedo, considerando el hecho de que mi tobillo me está matando – Spencer levantó su pie izquierdo, el cual tenía una venda marca Ace alrededor. Dijo que se había caído en aceite de bebé hace un rato.

Y hablamos sobre añadir ese paso de tambaleo-como-pato – Aria dijo cuando pausó la música. - ¿Alguien recuerda cómo hacerlo exactamente? Ali definitivamente era la mejor en eso.

Estoy tan cansada de Ali – Emily murmuró enojada para sí misma.

Las cabezas de Spencer y Aria se levantaron de golpe. - ¿Que fue eso, Em? – Aria preguntó. –

Nada – Emily dijo tensa, estirándose la falda de pasto. Una de las hebras se le enterró con fuerza, y se dobló de dolor. - ¿Alguien más cree que estas faldas apestan? – Dijo bruscamente.

Spencer se apoyó en una baranda, se veía preocupada. - ¿Estás bien? Emily suspiró. - Simplemente no estoy de ánimo para seguir haciendo esto. Digo, ¿cuál es el punto? – Se volvió a poner sus sandalias, manteniendo sus ojos aparte de sus amigas. –

Estamos siendo torturadas por A. Prácticamente somos buscadas por la policía. ¿No creen que hacer una rutina para el show de talentos es un poco ridículo? ¿Cómo vamos a conducir una Vespa en la cárcel?

Es una buena diversión – Spencer dijo tranquila.

¿Ocurrió algo, Em? – Aria dijo - ¿Algo con A? ¿Algo con esa chica que viste en la TV ayer? ¿De verdad está en el barco?


Emily miró a otro lado, mordiéndose el labio. Se arrepentía de que sus amigas hayan estado allí para presenciar su colapso de la Pija Ladrona de CNN. No quería arrastrarlas al escándalo. – Se bajó del barco ayer. - Mintió—aunque, hasta donde sabía, era cierto. No había rastro de Jordan cuando Emily volvió a su habitación el día anterior, y no había oído de ella desde entonces – Y nunca más hablemos de eso, ¿está bien? Hubo una larga e incómoda pausa. – Está bien – Spencer dijo, con preocupación en su voz. – Bueno. – Emily dijo mecánicamente. Pero cuando cerraba sus ojos, todo en lo que podía pensar era en esa transmisión de noticias. La pija ladrona. Jordan siendo llevada a la cárcel en un traje naranja. Google le había provisto un centenar de links con todos los horribles detalles. Jordan—o Katherine DeLong, o cual sea que fuera su nombre—no venía de una familia pobre, como le dijo a Emily, sino que de una muy pudiente de las afueras de New York. Había fotos de ella en eventos sociales en Manhattan y fiestas de debut en el Hamptons. Había estado robando botes, autos, aviones—básicamente, lo que sea en lo que pudiera poner sus manos—por dos años a la fecha, viajando por el mundo para intentar robos más grandes y atrevidos. Finalmente fue arrestada y puesta en una cárcel cerca de Philly unos meses atrás, cuando fue pillada conduciendo el Ferrari de la pareja de hecho de su papá. Ahora el FBI estaba tras ella. Los artículos la describían como una “estafadora” capaz de convencer a la gente de lo que sea sólo para salirse con la suya. Otros reporteros la llamaban una “sociópata”, una “chica Houdini” y una “malhechora sin respeto por la propiedad privada.” Aparentemente, Jordan no robaba los vehículos porque tuviera alguna utilidad—era por la emoción. Era destrozador. Emily había sentido como que había vuelto a nacer con Jordan. Por unas cuantas dichosas horas, había habido algo bueno en su mundo otra vez. ¿Pero cómo pudo haber caído por otra mentirosa? ¿Acaso le gustaba a Jordan, o estaba explotando la generosidad y simpatía de Emily para mantener un perfil bajo? ¿Y si Emily se metía en problemas sólo por asociarse con ella? A sabía de esto, también— ¿Y si A lo contaba? Suspirando, tomó su bolso del estante en que lo había dejado. – Iré de vuelta a mi habitación un rato. Estaré lista para el show mañana. Lo prometo. Caminó hacia el elevador, mirando sobre su hombro sólo una vez. Aria y Spencer estaban susurrando, probablemente tratando de decidir si seguirla o no. Estaba agradecida de que no lo hicieron. No había nadie en el elevador en su vuelta a su piso, y el pasillo hacia su habitación estaba vacío. Pero cuando vio a una silueta sentada en su puerta, se congeló, su corazón de repente se aceleró. Era Jordan. Jordan levantó la vista al mismo tiempo. Sus labios se abrieron, y se comenzó a levantar. - ¡Emily!


Emily se dio la vuelta y caminó en la otra dirección, la falda de pasto le rasgaba las piernas. –

¡Emily! – Jordan llamó otra vez, corriendo tras ella. - ¡Espera!

Emily siguió alejándose, sin decir nada. – Sé que estás enojada – Jordan dijo. – Lo siento por no habértelo dicho antes. Traté, unas cuantas veces, pero… no sabía cómo. –

Bueno, ahora todo está descubierto, ¿o no? – Emily dijo bruscamente, abriendo las pesadas puertas a las escaleras. No tenía idea a dónde iba. Solo sabía que tenía que ir a algún lugar.

¿Así que eso es todo? – La voz de Jordan se rompió - ¿Simplemente vas a irte caminando, alejarte de nosotras?

Emily juntó sus labios y subió el primer set de escalones, la falda de pasto latigueando ruidosamente contra sus piernas. –

Emily por favor – Jordan dijo – Eres lo mejor que me ha ocurrido en mucho tiempo.

Emily se detuvo en medio de un paso. Cuando se dio vuelta, la cara de Jordan tenía marcas de lágrimas. Su coqueta nariz estaba roja de llorar, y sus manos estaban arrugando el borde de su blusa. Una blusa, casualmente, que había sacado del closet de Emily— porque Emily era tan malditamente inocente y buena. La imagen de Jordan en la TV parpadeó en su mente. Aléjate, una voz dijo en su interior. Pero también sabía lo que decía Jordan. Algo increíble había ocurrido entre ellas. Tragó saliva. – Me mentiste. No sé nada sobre ti. ¡Ni siquiera sé tu nombre real! –

Lo sé. Y me siento terrible por eso. Pero no era porque quisiera herirte. Quería protegerte.

Emily corrió sus dedos por una trizadura en una pared. - ¿Realmente te escapaste de la cárcel? –

Si – Jordan dijo con voz tranquila.

¿Por qué no usabas un traje naranja cuando te vi la primera vez?

Usaba mi ropa cotidiana en la celda.

¿Y por qué escogiste el nombre Jordan?

Es mi segundo nombre. – Jordan miró sus pies – Y Richards es el apellido de


soltera de mi mamá. Siempre me han gustado más esos dos. –

¿Por qué robaste aviones? ¿Autos?

Jordan bajó sus ojos. – Fue algo que mi mejor amiga me retó a hacer. Estamos en esto juntas. Emily mofó. - ¿Tu mejor amiga te hizo robar un avión? –

Fue esa chica Mackenzie de la que comencé a hablar. Me retó a robar cosas más grandes, a hacer cosas más peligrosas, básicamente porque amaba el poder sobre mí. Me prometió que me amaría si lo hacía, pero no funcionó de esa forma.

Emily dobló los dedos de sus pies. La historia era horriblemente familiar—Ali la había amenazado de esa forma también. –

Mackenzie fue quien me entregó, de hecho—Jordan continuó—Le dije que no quería seguir robando cosas, que me estaba volviendo muy loca. Así que llamó a los policías.

Emily hizo un sonido de sorpresa - ¿Ella se metió en problemas? Jordan negó con la cabeza – No. –

¿Por qué no? ¿No robaba cosas ella también?

Los labios de Jordan temblaban. – No les conté a los policías – Miró a Emily con timidez – Patético, ¿cierto? Emily miró el gran número seis pintado en el muro junto a las escaleras. Ella había cubierto a Ali también. Diablos, incluso la dejó escapar de la casa en Poconos. – No es patético. Pero tu relación con tu amiga no es amor. Ni siquiera es amistad. –

Lo sé – Jordan dijo tranquilamente. – pero una vez que me di cuenta, era muy tarde. Ahora realmente sé lo que es el amor.

Emily levantó la vista; el aire se sentía cargado eléctricamente. Jordan miraba tan profundamente a los ojos de Emily que Emily sintió un impulso magnético hacia ella. Pensó en cómo Jordan la había sostenido cerca en el bote de fondo de cristal, aceptando todo sobre ella. Y cómo la había besado en público en el elevador. Y cómo podían hablar de lo que sea, y lo mucho que se reían, y lo correcto que se sentía besarla. Caminó lentamente de vuelta por las escaleras hasta que estuvo junto a Jordan. Cuando puso su mano en la de Jordan, se sintió como si hubiera llegado a casa. Pero luego el terror la azotó. - ¿Y si alguien más sabe dónde estás? – Pensó en la nota de A. ¡Tierno! ¡Podrían compartir una habitación en la cárcel!


La boca de Jordan hizo una línea - ¿A qué te refieres? Emily tragó saliva - ¿Y si alguien te reconoce de las noticias…y lo cuenta? –

He mantenido el perfil muy bajo, Jordan insistió – No creo que nadie en el barco esté buscándome, de todos modos. No deberías preocuparte.

Pero… - Emily se descarriló, pensando en las cosas que A podría hacer con la información - ¿Que vas a hacer cuando este crucero termine y estemos de vuelta en tierra? Van a pillarte—y no puedes escaparte por siempre. ¿Qué pasará con nosotras? ¿Volveré a verte alguna vez?

Jordan la acercó a ella y la movió de un lado a otro – Oye – dijo tiernamente, haciendo una forma de ocho en la espalda de Emily – No te preocupes. –

¡Pero tengo que preocuparme! – Emily gritó - ¡Necesitas un plan! ¡Tienes que buscar un modo de quedarte a salvo!

Jordan sonrió plácidamente – Em, si tengo un plan. Emily parpadeó - ¿Cuál es? Lentamente, Jordan la guio afuera de las escaleras, pasaron el ocupado arcade, y llegaron a una de las estancias, la cual tenía grandes cabinas de terciopelo y grandes acuarios en las paredes. Además de Jeremy, quien estaba apoyado contra el bar, hablando con uno de los barman, eran las únicas personas en la sala. Se sentaron en una cabina en la parte de atrás cerca de un cajero automático. La segunda manilla del reloj art decó en la pared dio una vuelta entera antes de que Jordan hable otra vez – Nunca voy a volver a los Estados – comenzó – Estás en lo cierto—me arrestaran tan pronto como ponga un pie allí. Pero mientras tanto me quede en otro país, estaré segura. Así que cuando nos anclemos en Bermudas, me subiré a un avión. Iba a hacerlo en la primera parada en St. Martin, pero luego te conocí, y yo simplemente…no pude. Los ojos de Emily se ampliaron - ¿A dónde irás? –

Tailandia. Lo tengo todo arreglado. Hay un pasaporte falso esperándome en Bermudas, junto con un ticket de avión.

Emily se imaginó un mapa mental del mundo, tratando de calcular la distancia entre Rosewood y Tailandia. Se sentía como que Jordan iba a la luna. - ¿Qué harás allí? –

Vivir una increíble vida-Jordan dijo melancólicamente, enrollando una servilleta de tela que estaba puesta en la mesa. – Allá es increíble, Em—bellas playas, una


increíble cultura, y puedes vivir como un rey con nada. Estaba pensando en enseñar inglés para ganar dinero. Y quiero que vengas conmigo. Emily se echó hacia atrás en la acolchada cabina - ¿Qué? –

¡Piénsalo! – Jordan tomó las manos de Emily desde el otro lado de la mesa, casi chocando con un vaso de agua – Viviríamos en la playa. Podrías nadar en el océano cada día. Podríamos viajar, tener increíbles aventuras, y podrías escaparte de todo lo de aquí que odias.

Un chico que Emily no reconoció pasó junto a ellas para usar el cajero automático, y Emily junto sus labios hasta que él terminó. Luego miró a Jordan quejumbrosamente. - ¿Pero y si quisiera ver a mi familia? ¿No sería muy caro un ticket de avión? –

No podrías ver a tu familia otra vez. Las autoridades se imaginarán que nos escapamos juntas—serías considerada como un accesorio para ocultarme. Si volvieras a los Estados, serías arrestada también.

Las palabras golpearon a Emily como un puño en su estómago. ¿No volver a ver a su familia? ¿No volver a vivir en Estados Unidos? Pensándolo bien, ¿Qué tenía en los Estados que apreciara tanto? ¿Una familia que la odiaba? ¿Una futura universidad que no la emocionaba? Buenos amigos, sí, pero probablemente se irían a la primera oportunidad para irse de la ciudad también. Y estaba Violet, por supuesto, pero los Bakers eran los mejores padres que podía pedir. Si Emily se iba, nunca tendría que volver a preocuparse por ser arrestada por el asesinato de Tabitha. Nunca tendría que preocuparse porque A viniera tras ella, y nunca sería perseguida por el fantasma de Ali—ni cualquier otro fantasma del pasado de Rosewood otra vez. Su familia probablemente celebraría su desaparición. Ni siquiera se registraría en el radar de Isaac. La UNC encontraría a una nueva nadadora. Miró los grandes y esperanzados ojos de Jordan, sus labios partidos, y el adorable hoyuelo junto a su ceja. Había encontrado tanto en una sola persona, que dejarla ir le parecía un tremendo error. ¿Y realmente podía permitirse cometer otro error de ese tipo?

Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah/Frío


21. –

La Pijamada de Hanna.

¡Vamos gente, dos repeticiones más! – gritó la imitadora de Jillian Michaels mientras estaba de pie frente a la pequeña sala de ejercicios, levantando dos mancuernas color celeste sobre su cabeza. - ¡Háganlo aunque duela! ¡Sientan cómo queman!

Los brazos de Hanna se sentían de goma, pero de todos modos levantaba las mancuernas tan alto como podía, dejando salir gruñidos. Cuando se miró a sí misma en el espejo, estaba haciendo una mueca de anciana constipada. Luego dejó caer las pesas al piso y suspiró - ¡Apláudanse! – La instructora celebró. Unas cuantas personas aplaudieron con poco interés. Hanna se dejó caer en su alfombrilla. Era la tarde del sábado, y había estado en el gimnasio por dos horas . Antes de tomar la clase de 7 días para quemar grasa, había ido a la caminadora por treinta minutos, luego trató de perderse por otros veinte en la StairMaster. Pero nada de eso la ayudó a olvidarse de Naomi, o A, o a Naomi como A. Todos en la clase se dirigieron a la puerta, y Hanna se puso una toalla sobre sus hombros y siguió. Pero cuando vio la brillante cara de Naomi en la ventana, se retractó. –

¡Hola, superestrella! – dijo Naomi efusivamente, entrando a la habitación. Estaba vestida con shorts grises de tejido de rizo, una blusa blanca sin mangas, y zapatillas deportivas New Balance. - ¡Te esfumaste tan temprano esta mañana! ¿Has estado aquí todo el tiempo? Deberías haberme dicho que vendrías al gimnasio,¡habría venido contigo!

Uh, fue una cosa de último minuto – dijo Hanna, evitando la mirada de Naomi, la cual se sentía demasiado intrusiva.

Naomi puso su brazo alrededor del de Hanna. – Justo estaba hablando con la instructora de Pilates—se oye genial. ¿Quizás podríamos apuntarnos para una sesión mañana? –

Uh, claro – Hanna jugó con su toalla, perturbada por lo cerca que estaba Naomi de ella. Una visión del cuerpo muerto de Gayle en la entrada hizo un flash en su mente. Naomi hizo eso.

Naomi puso sus manos en sus caderas - ¿Estás enojada conmigo? –

Por supuesto que no – dijo Hanna, tratando de sonar inocente.

Bueno, estás actuando extraño – dijo Naomi, con dolor evidente en su voz – Me tratas como si tuviera vómito en mi cabello.


Hanna gesticuló un encogimiento de hombros despreocupado – Solo estoy cansada – Luego hizo un gesto hacia la fuente, murmuró que se moría por un refresco, e hizo una línea de abeja hacia el grifo. Lo sabe todo, una voz en el interior de su cabeza rugía. Todo lo que te dijo era una mentira. No está feliz de que su prima estuviera en el choque—está furiosa, y está en busca de sangre. Cuando terminó de beber, Naomi estaba esperando. - ¿Al menos podemos ensayar para el show de talentos esta tarde? Hanna se sentía atrapada. Agradecidamente, justo en ese instante, su celular sonó. Solo era un e-mail de Shopbop.com sobre los debes-tener del verano, pero Naomi no sabía eso. – Mike quiere juntarse conmigo—dice que es una emergencia. Qué mal. Naomi miró con sospecha - ¿Aún quieres ser mi compañera para el show de talentos? –

¡Por supuesto! – Hanna mintió, asustada de lo que Naomi haría si decía que no. La miró con una sonrisa de Lo-siento-pero-estoy-muy-ocupada. – Nos vemos luego, ¿está bien? – Y luego, agachando su cabeza, se fue como una bala hacia la puerta de las escaleras y fue rápidamente hacia el piso en el que estaba su habitación— estaba desesperada por un cambio de ropa. Tenía miedo de que Naomi pudiera seguirla, pero no estaba a la vista.

Hanna desbloqueó su puerta y entró rápidamente. A pesar de que sólo habían sido unas pocas horas desde que estuvo allí, la habitación ya no se sentía suya. La maleta de Naomi estaba en un lugar completamente diferente. Había ropa diferente en su cama, y la silla se había movido hacia la ventana. Hanna miró a su alrededor en busca de la laptop de Naomi, pero no estaba en ningún lado a la vista. Probablemente nunca más la dejaría desatendida. Se dejó caer en su cama por un momento, a la vez sintiéndose tan cansada como pretendía estar en el gimnasio. Su cabeza se hundió en la fresca y suave almohada. Sus extremidades doloridas se relajaron en el esponjoso colchón. Se sentía tan bien estirarse después de tantas horas de ejercicio... El sonido blanco del ventilador era tranquilizante y suave. Sólo cerraré mis ojos por un minuto, pensó para sí misma, su respiración se hizo más lenta. Y entonces, la oscuridad la rodeó como una sábana pesada, apagándolo todo. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba sentada en un BMW desconocido. Un aromatizador con forma de pino daba vueltas en el espejo retrovisor. La radio estaba puesta en una estación de hip-hop. Parpadeó y miró por la ventana. Estaba lloviznando. Altos edificios la rodeaban, y un letrero neón que indicaba Street Steaks Sur, se iluminó a la distancia. La puerta del pasajero se abrió, y una silueta se desplomó sobre el asiento del pasajero. – No es necesario que hagas esto, Olivia – dijo una voz que le era familiar, articulando mal.


– Estoy súper bien para manejar. Hanna parpadeó con fuerza. Era Madison. Su cabello rubio estaba desordenado, su cara estaba colorada, y estaba usando la misma remera a rayas que había usado esa noche en el bar. Hanna miró a su alrededor otra vez. Esta era esa noche en el bar. El aire se sentía veraniego. El aliento de Madison olía fuertemente a alcohol. Hanna tenía gusto a margarita en su boca. Luego tuvo una epifanía. ¿Tenía la oportunidad de rehacer esa noche? ¿Podía cambiar el destino? ¿Podía salirse del auto, llamar a un taxi para Madison, y enviarla a casa de otra forma, quedándose completamente fuera de este desastre? Entonces Naomi nunca habría tenido nada en contra de ellas. Nunca se hubiese convertido en A. Esta pesadilla no estaría ocurriendo. Pero cuando trató de tirar de la manija del auto para bajarse, sus dedos no respondían. Y entonces, inconscientemente, sintió su mano girando la llave en la ignición y encendiendo el motor del auto. Antes de saberlo, estaba metiéndose en el tráfico. ¡Para! Se dijo a sí misma, pero sus pies seguían presionando el acelerador. –

Entra en 76 West – Madison murmuró, apuntando a un letrero arriba de ellas. Hanna trató de girar el auto en otra dirección, pero era inútil. Se encontró a sí misma incorporándose en la autopista, tal como le ocurrió la primera vez.

Se enfocó en el camino, el cual apenas era visible por la lluvia. – Sigue en la 76 hasta la 202 – Madison instruyó. Esas eran las indicaciones para ir a Rosewood - ¿Dónde vives exactamente? – Hanna preguntó, a pesar de que ahora lo sabía. Madison se rió – Vas a odiarme, pero no recuerdo exactamente dónde. Mis padres acaban de comprar una casa nueva, como, la semana pasada, y siempre se me olvida la dirección. Pero creo que puedo llevarnos hasta allí. Un auto que venía lanzó una columna de agua contra el parabrisas ¡Estaciónate! Se dijo a sí misma ¡Espera hasta que la lluvia se detenga! Pero, frustrantemente, siguió conduciendo. Madison indicó a Hanna hacia Reeds Lane. El corazón de Hanna se aceleró mientras conducía por las curvas, asustada por el momento que estaba a punto de llegar. Y entonces, allí estaba: Un auto apareció de la nada, girando directo hacia su carril. Gritó y giró el manubrio. Madison soltó un extraño sonido de urp, y su cabeza se golpeó contra el asiento. Los neumáticos se deslizaron por el camino húmedo, y antes de que Hanna lo supiera, el auto había bajado por el dique. Presionó los frenos con fuerza, y las ruedas se bloquearon y la cola del auto aleteó. –

¡Ayuda! – gritó. Un gran roble se acercaba al parabrisas. Trató de girar y


esquivarlo, pero era muy tarde. Hubo un ensordecedor crunch, y luego la sinfonía de vidrio rompiéndose. Hanna cubrió su cara y sintió al airbag desplegarse. El cinturón de seguridad le apretó con fuerza el hombro y el estómago, y luego todo se detuvo. Cuando abrió sus ojos, la radio seguía funcionando. Había vidrio por todas partes. Hanna miró a su derecha. La cabeza de Madison estaba doblada en un ángulo extraño. Una delgada franja de sangre fluía de su nariz. Cuando Hanna miró al piso, gritó. Madison no tenía piernas. Era solo un torso. –

¿Madison? – Hanna susurró temblorosamente. Agitó el hombro de Madison. ¿Madison?

De repente, los ojos de Madison se abrieron de golpe. Hanna retrocedió. Los ojos de la chica estaban claros y lúcidos, y miraba impasible a Hanna. –

Tu nombre no es Olivia – dijo con una voz encantada – Es Hanna Marin. Lo sé todo sobre ti.

Los ojos de Hanna estaban atónitos. Sacó el airbag de su camino y trató de salirse del auto, pero Madison la tomó del brazo antes de que pudiera. Cuando se dio la vuelta, no era la cara de Madison mirándola. Era la de Ali. –

¡Hey, Hanna! – Las orillas de los labios de Ali se estiraban en una amplia sonrisa. ¿Me extrañas?

Hanna se levantó de golpe en la cama, respirando con fuerza. Estaba en la tranquila y quieta habitación del barco. Las cobijas habían sido tiradas hacia atrás y estaba apretando un cojín con sus dedos temblando. Se pellizcó el puente de su nariz tratando de borrar la cara de Ali de sus pensamientos, pero su sonrisa estaba quemándose en su cerebro. –

¿Estás bien?

Naomi estaba sentada en su propia cama, mirando con curiosidad a Hanna. Hanna saltó. - ¿P-por cuánto has estado sentada ahí? Naomi sonrió, sus grandes ojos azules se veían inocentes. – No mucho. Pero tú estabas realmente ida. Diciendo cosas locas también. –

¿C-cómo qué? – Hanna dijo. El sueño daba vueltas en su cabeza. ¿Y si había dicho el nombre de Madison?

Naomi se encogió de hombros pero no respondió. Tomó las manos de Hanna para


levantarla. – Te tengo una sorpresa. –

¿Una sorpresa? Hanna repitió débilmente.

Naomi sacó una bolsa de plástico de atrás de su espalda y sacó dos pelucas de colores brillantes. - ¡Mira lo que encontré en una de las tiendas, en el piso del vestíbulo! ¿No serán perfectas para nuestra rutina de mañana? – Puso la azul sobre la cabeza de Hanna, luego se arregló la morada en la suya. – Creo que sé por qué estás actuando tan raro, Hanna. Tienes pánico escénico. ¿O no? Estás asustada por cantar frente a toda esa gente. Pero será genial. Yo estaré ahí junto a ti. Nada malo puede ocurrir—Lo prometo. ¿Así que ,aún vienes? El perfume frutal de Kate Spade que Naomi siempre usaba de repente era tan abrumador que Hanna pensó que vomitaría. Se miró a sí misma. Naomi aún la tenía sujeta por la muñeca, y sus ojos brillaban, se veían muy parecidos a los de Madison. Alejó su brazo rápidamente – Y-yo tengo que irme. Naomi frunció el ceño - ¿Por qué? Hanna se levantó, con la mente en blanco. Su única meta era llegar a la puerta frontal tan rápido como fuera posible. – Algo surgió – tartamudeó. –

¿Pero y qué hay con el show de talentos?

Hanna miró atrás sólo una vez. Había una mirada muy dolida en la cara de Naomi, pero Hanna sabía ahora que todo eso era sólo una fachada – Lo siento. – Prácticamente susurró. Luego abrió la puerta, salió al pasillo, y la cerró con fuerza antes de que Naomi pudiera seguirla. Casi estaba junto a los ascensores cuando vio un reflejo suyo en un espejo del pasillo. La peluca azul que Naomi había comprado estaba mal puesta en su cabeza, la mitad del cabello estaba en el aire, la otra mitad asomaba sobre su frente. Cuando iba a quitársela, algo salió y cayó al piso. Se veía como una boleta. En la parte de atrás, había algo garabateado en rotulador azul. Cuando Hanna se agachó para verlo más de cerca, su corazón se detuvo. No puedes esconderte de la verdad, pequeña mentirosa. Obtendrás tu merecido. —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah/Frío


22. Ella ha hecho su cama… A la mañana siguiente, golpearon ruidosamente la puerta de Spencer. - ¿Spencer? – Reefer llamó. - ¿Estás ahí? –

Vete – respondió con voz ahogada. – Estoy enferma.

¿Qué sucede? – Reefer sonaba preocupado - ¿Puedo entrar? ¿Por favor?

Spencer ocultó su cara con un cojín y gruñó. Había permanecido en su habitación tanto como pudo. Habían llegado mensajes de Aria, Hanna, y Emily, a primera hora de la mañana, reportando que Hanna aún no había podido meterse en ell computador de Naomi para encontrar algo más. Luego Emily y Aria la habían llamado, preguntándole si quería repasar la rutina del show de talentos una vez más—la presentación era esa noche, y aún no habían perfeccionado todos los pasos. Dejaron de molestarla después de decir que no se estaba sintiendo bien, pero Reefer no se había rendido. - ¿Por favoooor? – Reefer pronunció otra vez. Spencer suspiró, se levantó, y cojeó hacia la puerta, doblándose del dolor cuando puso peso sobre su tobillo torcido. La luz estaba brillante en el pasillo, y entrecerró los ojos. La mandíbula de Reefer cayó cuando la vio. - ¿Qué te ocurrió? –

¿Qué parte? – Spencer se dio vuelta. - ¿El hecho de que huelo a vómito, o el hecho de que hay goma de mascar por todo mi cabello?

¡Todo! – Reefer gritó.

Spencer miró su reflejo en el espejo desteñido por el sol en el pasillo y se estremeció. Ya era suficientemente malo que había pasado toda la noche vomitando por unos camarones rebozados malos que había comido para cenar—o, bueno, ella asumió que eran los camarones, a pesar de que otra gente había comido lo mismo y ni siquiera habían tenido dolor de estómago. Esa mañana, también se despertó para encontrarse con una gran bola de goma de mascar como un nuevo accesorio para el cabello. Iba a necesitar un milagro para sacarlo sin cortar todo su cabello. –

Alguien lo puso en mi cabello en la multitud para salir del café luego de cenar – Spencer dijo. – Me di vuelta, y de repente estaba allí.

Reefer se sentó en la silla del escritorio, parecía confundido - ¿Viste quién lo hizo? –

No.

Quizás estabas mascando chicle antes de irte a dormir y olvidaste tirarlo.


Negó con la cabeza vehementemente. – Nunca como chicle antes de dormir. Reefer caminó hacia ella y la abrazó por la cintura – Quizás esta es la forma del universo de decirte que no deberíamos escondernos. Spencer se salió de su abrazo. – Tenemos que escondernos. –

¿Aún? – Reefer puso sus manos en sus caderas.

Te lo dije – Spencer dijo. – No creo que sea justo para Naomi. Y tú dijiste que estabas de acuerdo.

Reefer suspiró. – No sabía que serías tan terca al respecto. Luego Reefer pasó sus manos por el cabello de Spencer, aparentemente no asqueado por el chicle. Trató de resistirse, pero Reefer olía a bloqueador solar y a cloro, y en un segundo, sus labios estaban en los de ella y cayeron sobre la cama de Spencer. Su piel estaba tibia por el sol. Spencer cambio de posición para poder ayudar a Reefer a sacarse su remera. Crack. De repente, la cama estaba en el piso. El piso tembló. La foto del barco colgando sobre la cama de Spencer se tambaleó en su clavo, luego cayó. Spencer se cubrió la cabeza justo antes de que el cuadro caiga sobre el colchón. Reefer parpadeó. – Sabía que yo era salvaje, pero no sabía que era así de salvaje. Spencer gateó hasta la alfombra y miró el marco de la cama. Las cuatro patas estiradas horizontalmente, como si ya no hubiera podido soportar el peso del colchón. La madera no estaba astillada, como debería haberse esperado, sino que se había partido de forma pareja, como si hubiera sido serruchada. Luego se levantó y examinó el clavo en el cual colgaba el cuadro sobre su cama. Colgaba precariamente de la pared, en peligro de caerse. Claramente había sido removido. La primera tarde del viaje, el mar había estado turbulento, y a pesar de que los tubos de pasta de diente de Spencer y Kirsten se habían caído de la repisa en el baño, ni un mueble o decoración se había desplazado. Habían bromeado diciendo que todo en la habitación probablemente estaba atornillado, no colgando de un débil clavo. La piel de Spencer picó. El pensamiento que había estado tranquila e insidiosamente dando vueltas en su cabeza por las últimas veinticuatro horas fue empujado al frente en su mente. – Es todo. – Anunció. – No puedo soportarlo más. Ha ido muy lejos. –

¿De qué hablas? – Reefer preguntó.


¿No lo ves? – Spencer gritó, su voz quebrándose – El resbalón en el piso, el intoxicamiento con la comida, lo de la goma de mascar, y ¿ahora la cama? ¡Alguien está haciéndome esto!

La sonrisa de la cara de Reefer se desvaneció. - ¿Hablas en serio? –

Por supuesto que hablo en serio.

¿Quién te estaría haciendo esto? ¿Y por qué?

Respiró hondo. - ¿No es obvio? ¡Naomi! Los ojos de Reefer se ampliaron. – Vamos. Ella no es tan loca. -¡Si, lo es! Spencer miró alrededor de la cabina nerviosamente. - ¿Te parece que la TV está un poquito muy cerca del borde? – Preguntó. Luego miró a la bandeja intacta de desayuno que había pedido al servicio habitacional y olió experimentalmente los pasteles. ¿Podrías probar ese muffin para asegurarte de que Naomi no lo aliñó con ácido? Reefer la miró. – Um, Spencer, si está aliñado con ácido, entonces yo estaría con el ácido. Pero tú has perdido toda la perspectiva. Naomi no te está tratando de volver loca. –

¡Sí, sí lo está! – Spencer gritó. Corrió hacia el closet y miró adentro, preocupada de que sus bolsos estuvieran puestos para caer sobre su cabeza. Luego puso a la luz su frasco de pastillas para la alergia. ¿Eran de la misma forma azul que antes? ¿Y si Naomi las reemplazó con algo más—algo peligroso?

Reefer puso sus manos sobre los hombros de Spencer. – Tienes que calmarte. No puedes ir por ahí echándole la culpa de tu mala suerte a alguien más. Todo lo que te ha ocurrido es porque tú hiciste que ocurra ¿está bien? Un nudo se formó en la garganta de Spencer. Reefer estaba en lo cierto—pero no por las razones que él pensaba. Quizás ella había provocado su mala suerte—quizás esta era una venganza kármica por todas las cosas terribles que había hecho. Inculpar a Kelsey. Ayudar a Hanna con Madison. Tabitha. Esta era la forma del universo de castigarla. Luego parpadeó con fuerza, la realidad la devolvió de golpe al tema. No era karma— ¡Era A! Y A no se detendría hasta obtener lo que quería. Y así, Spencer supo lo que tenía que hacer. Miró a Reefer, con un nudo en su garganta. – Tenemos que romper – dijo. La mandíbula de Reefer se abrió. - ¿Qué?


Lo siento – dijo monótonamente. Sabía que se desmoronaría si lo miraba a los ojos, así que miró sus propias manos. – Esto no se siente correcto.

Realmente crees que te está torturando, ¿no?

Sí.

¿Por qué no me dejas conversar con ella?

Spencer miró a otro lado. - ¿Puedes simplemente hacer lo que te pido? Reefer dio un paso atrás como si ella lo hubiera empujado. Sus ojos brillaron con lágrimas por un momento, pero cuando estabilizó su mandíbula, respiró, y se dio vuelta. – Bueno – dijo con voz abatida. –

Lo siento – Spencer dijo débilmente. Pero él ya había cerrado de golpe la puerta.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío / Ade Rubiah


23.

La idea equivocada.

Esa tarde, Aria y Graham estaban de pie fuera del teatro, en el piso más bajo del barco. Las paredes azul brillante mostraban fotos de los intérpretes del cirque du soleil, quienes se veían raros y poseídos con sus abultados ojos, mallas extremadamente ajustadas, y extremidades absurdamente largas. Otro muro era devoto a letreros del show de talentos de esa noche—comenzaba a las siete, y había una pre- y post-fiesta. Pero el resto del espacio del muro, estaba cubierto con extraños jeroglíficos relacionados con el cirque du soleil. Aria y Graham estaban allí porque la última pista de la Eco Búsqueda del Tesoro, la cuál habían encontrado en un cubo de compost en la cocina del barco, les requería descifrar los jeroglíficos. Pero para Aria, los símbolos sólo parecían unos garabatos sin sentido. -¿Alguna idea? – Aria se hizo a un lado cuando uno de los acróbatas, quien tenía una pluma de avestruz saliendo de su cabeza, pasó por la puerta del teatro. Esa mañana, cuando él y Aria habían reportado a Gretchen, ella les dijo que estaban entre los primeros. –Si desciframos esta pista, esas gift cards de la Apple Store son nuestras – A pesar de que Aria no había estado muy emocionada con esa idea al comienzo, había paseado mentalmente por la Apple Store, contemplando si comprar un iPad blanco con toneladas de memoria o un MacBook Air. -Probablemente por eso es que la hicieron tan difícil – la frente de Graham se arrugó cuando estudió la pared. – Ese se ve como una nube. – Apuntó a una imagen que parecía abultada – Y esa se ve como una chica cayendo. Aria se estremeció. Si volvía su cabeza en cierto ángulo, sí se veía como un cuerpo descendiendo por el espacio. La foto de Tabitha cayendo apareció en la mente de Aria, seguida por la última nota de A. ¿Irá el novio de Aria a visitarla cuando esté en la cárcel? La puerta del teatro se abrió y otra acróbata salió. Ella los miró y sonrió. - ¿Quieren una pista? Aria y Graham asintieron entusiasmados. La acróbata se acercó. – ¿Ven la foto de allí, la que se parece a un tenedor? Significa O. Y la imagen que parece una zanahoria, es por una letra S. Aria miró al muro otra vez. - ¿Así que es como un criptograma? -Precisamente – La acróbata dijo, luego se alejó. Aria miró a los símbolos. Ella y su padre, Byron, solían hacer el criptograma en el Centinela de Philadelphia cada mañana. El puzle siempre mostraba una cita desordenada. El truco era encontrar el código para que tuviera sentido.


Cuando buscó un lápiz en el interior de su cartera, sus dedos tocaron un tee de golf de la cancha de minigolf a la que ella y Graham fueron el otro día. Se golpeó la frente. ¡Graham, soy tan pesada! ¿Cómo te fue con Tori anoche? – Graham le envió un mensaje la tarde anterior diciendo que él y Tori tenían planes para cenar. Ella le respondió con una lista de cosas de las que hablar, añadiendo que él tenía que moverle la silla a Tori cuando se sentara y nunca, jamás, ordenar por ella. No podía creer que se le hubiese olvidado preguntar. Graham se sacó un mechón de cabello de su frente. – Estuvo bien – Luego apuntó una palabra de tres letras con un ícono de tenedor en ella. – Si eso es una O, entonces la palabra es Los. Y también lo son esas dos. -Oh. Cierto. – Aria las escribió, luego llenó las eles y eses en los otros lados del puzle también. Se aclaró la garganta. - ¿Así que estuvo bien? ¿No fue increíble? -Y quizás esa sea Al – Graham apuntó a una palabra de dos letras terminando con L. Era como si él no la oyera. -Sip – Aria dijo, escribiéndolas. Su estómago se hundió. ¿Había sido un desastre la cita? Quizás Graham habló sin parar sobre SAC o sobre su ex novia muerta. Quizás Tori se fue después de los aperitivos. Se moría por preguntar, pero de repente el pasillo se sentía muy tranquilo y expuesto. Miraron el puzzle por unos poco minutos más, escribiendo más letras. En pocos minutos, tenían todo el mensaje: Protege los mares. Salva el planeta. Vive la vida al máximo. -He visto esa frase en algún lugar – Aria murmuró, cerrando sus ojos. Luego la respuesta saltó en su mente: El banner en el casino, del primer día. Lo notó porque juraba haber visto algo—o alguien—moverse entre las sombras por él. -Vamos – dijo, tomando la mano de Graham. El casino estaba oscuro y vacío, las máquinas tragamonedas zumbaban átonas. El banner aún colgaba sobre las mesas. Aria caminó entre ellas y puso sus manos en la superficie de la mesa. Cuando pasó su mano por el lado inferior, sus dedos tocaron la cartulina. Se agachó; dos tarjetas habían sido pegadas justo en la parte en que la mesa se junta con las patas. Sacó la cinta adhesiva y las sostuvo a la luz. ¡Felicitaciones! Ambas decían. Aria abrió una. Era, de hecho, una gift card por $1,000 de la Apple Store. Se la mostró a Graham - ¡Lo logramos! Graham lanzó su puño al aire. Luego abrazó a Aria y le dio vueltas. Ella se rió, pero no lo abrazó tan fuerte, para no darle una idea equivocada. Cuando Graham la soltó, sus mejillas estaban de un delicado color rosado. -Deberíamos celebrarlo ¿No crees? – Él preguntó - ¿Qué tal si almorzamos en el


restaurante que está en la cubierta superior? -Bueno… - La boca de Aria tembló. Ella quería decirle que mejor debería hacer algo con Tori. Ella también quería ver a Noel. Pero Graham se veía tan feliz. Y ellos acababan de ganar. -De acuerdo – decidió, tomando una de las gift cards de su mano – Sólo déjame refrescarme. Una hora más tarde, Aria subió por una escalera de caracol hacia Galileo, un pequeño restaurante de un pequeño sector en la cubierta principal. Centelleantes focos de colores estaban colgados por las barandas y atados entre los árboles de ficus en maceteros. Había chicos sentados en las mesas, una banda de jazz tocaba en un rincón, y los muros estaban llenos de posters promocionando el show de talentos. PRIMER PREMIO: ¡VESPA! Decían todos. -¿Aria? Graham apareció tras ella, vestido con una camisa abotonada azul y un par de jeans limpios. Su cabello estaba cuidadosamente peinado, él saludó, y ella pudo oler su colonia silvestre desde allí. Cuando él la vio, su cara tuvo un tic de nervios. – Te ves bien. -Oh, uso esta vieja cosa todo el tiempo – Aria dijo, apuntando a su maxi-vestido y sus alpargatas. Graham caminó hacia el bar y ordenó dos ginger ales, luego la guió a una mesa alta junto al enrejado. Una vez se sentaron, una mirada astuta apareció en su cara, y luego sacó un frasco de su bolsillo trasero y lo agitó. Se escuchó líquido dentro. -¿Qué es eso? – Aria susurró. -Algo para ayudarnos a celebrar – Graham dijo, luego se detuvo - ¿Está bien? Aria debió tener una cara extraña; estaba sorprendida de que Graham bebiera. Después de todo, él había sido tan persistente por el asunto de que The Cliffs servía alcohol a menores en el sitio web memorial de Tabitha Clark. -Supongo que puedo tomar un poco – dijo después de un momento, y dejó que Graham pusiera el picante líquido en su vaso. Cuando tomó un trago, casi tosió. – Ostras – Tenía que tener unos 150 grados de alcohol. Graham se bebió su trago rápidamente – Necesito esto en este momento. -¿Por qué? – Aria alejó su vaso – Pensé que estabas relajado ahora que hemos ganado – Luego levantó una ceja - ¿Es porque estás nervioso por tu presentación para el show de talentos? Tocar una canción de Death Cab en el laúd suena genial para mí.


-No es eso – Graham murmuró -A Tori va a gustarle también – Aria dijo – Hablando de eso, suéltalo. ¿Cómo fue realmente la cita? Graham movió uno de sus hombros – Te lo dije. Estuvo bien. Fuimos al restaurante de la cubierta principal. Ella ordenó sushi, yo comí hamburguesa de pavo. Aria parpadeó. Que le contara lo que cada uno había comido en una cita no era particularmente una buena señal - ¿Hablasteis mucho? -Supongo – Graham hizo tiras la servilleta que venía con su ginger ale. – Para ser honesto, no estoy seguro de que me guste Tori después de todo. -¿Por qué no? – Aria gritó - ¡Ella parecía perfecta para ti! Y estoy segura de que ella estaba interesada – Se apoyó en el respaldo de su silla. - ¿Estás asustado de permitirte a ti mismo que te guste alguien más por lo de Tabitha? -Definitivamente no estoy asustado. Ella simplemente no era para mí. – Graham levantó su vaso y bebió el resto del trago. Cubos de hielo rebotaron al fondo del vaso vacío. Cuando lo puso de vuelta, la miró larga y profundamente de una forma que Aria no entendió. – Hay algo que necesito decirte. Algo para lo que he estado juntando coraje para decirlo durante todo el día. Aria ladeó su cabeza - ¿A qué te refieres? Graham continuó mirándola. Y luego, de repente, las piezas del puzzle encajaron en la mente de Aria. Le gustas, Noel lo había dicho. Un chico puede saberlo. Podrías estar dándole falsas esperanzas sin siquiera saberlo. Ella corrió sus manos hacia la derecha, casi chocando su vaso – Um, no necesitas decirme nada – ella dijo, tratando de mantener su tono relajado. -No, en serio lo necesito— Insistió Graham. -Deberíamos sólo divertirnos esta noche – Aria interrumpió, buscando su trago—de repente, alcohol sonaba como una estupenda idea – Celebrar que ganamos. -Pero… - Graham se desconcertó abruptamente, sus ojos se ampliaron cuando vio algo en el pecho de Aria. Ella miró abajo, deseando haber escogido un vestido que no mostrara mucho escote. ¿No está escabroso el mar esta noche? – Preguntó fuertemente, haciendo un gesto sobre la baranda.


Pero Graham no pareció picar el anzuelo. Apuntó al collar alrededor de su cuello. - ¿De dónde sacaste eso? Aria lo tocó – mi novio me lo dio. La mano de Graham se estiró. Tomó el collar y lo acercó hacia él. La cadena presionaba contra la parte de atrás del cuello de Aria, forzandola a acercarse. Sus labios estaban a pulgadas de los de ella. Aria gritó, dio la vuelta a su cabeza para que no la besara y luego se alejó de él, tan forzosamente que casi derrumbó su taburete. Cuando se enderezó, Graham sólo la estaba mirando otra vez, sin pedir perdón por lo que había hecho. Aria tomó su cartera, evitando contacto visual – Tengo que irme. Graham se paró también – Aria, espera. -No lo hagas – Su cabeza comenzó a doler. – De repente, todo se sentía tan agrio y sucio. -Te llamo después, ¿está bien? Trató de darse vuelta, pero Graham le pilló el brazo. Gritó otra vez. Cuando lo miró a la cara, estaba serio, casi enojado. – Pero tengo que decirte algo – él demandó. -Me haces daño – Aria dijo temblorosa, mirando a las uñas de él en su brazo. Su corazón latía con fuerza en su pecho. Graham la soltó, de repente parecía terrorífico. Ella se fue rápido, bajando por las escaleras de caracol y pisando tan rápido como sus zapatos altos la pudieron llevar. -¡Aria! – Graham la llamó, pero ella no se detuvo. Sólo cuando llegó al fondo miró arriba por la escalera. Graham estaba de pie en la cima, mirando desconcertado con sus ojos amplios y tristes y con las comisuras de sus labios hacia abajo. Ella se escabulló y sintió la culpa bañándola. ¿Había hecho ilusiones a Graham? ¿Él estaba enamorado ahora? ¿Cómo había salido todo esto tan horriblemente mal? El elevador no podía llegar tan rápido. Presionó el botón una y otra vez, asustada de que Graham podría decidir venir a hablar con ella. Luego un sonido de piano tintineando sonó tras ella. Había un piano de cola pequeño en el área de espera, y alguien estaba presionando una nota aguda una y otra vez. Sonaba como el soundtrack de Psycho. Se dio la vuelta, lista para decirle a quien sea que fuera que se detuviera, pero no había nadie en la banca. Parpadeó mirando alrededor de la sala vacía— ¿Había escuchado siquiera el sonido? Pero no, el sonido de una tecla de piano recién tocada hacía eco en el aire. Alguien había estado tocando el piano. Y ella supo, inmediatamente,quién había sido. Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah/Frío


24.

Algo falta.

-¡Bienvenidos a Bermudas! – La voz de Jeremy chilló por los parlantes esa tarde. Los compases iniciales de “Over the Rainbow” sonaron. En vez de correr hacia la baranda a saludar a todos en el puerto, como Hanna había hecho cada vez que habían llegado a una isla, permaneció de pie tras una pila de libros en la biblioteca. Su mirada estaba fija en la puerta de su habitación desde el pasillo. -¿Por cuánto te vas a quedar sentada así? – Mike preguntó, apoyando sus pies en el escritorio de roble junto a ella y hojeando el artículo de trajes de baño de una vieja Sports Illustrated. -Ya te lo dije – Hanna dijo en voz casi inaudible – Voy a esperar hasta que Naomi se vaya. Mike miró por encima del desplegable - ¿En serio no puedes lidiar con ver a Naomi incluso por un segundo? ¿Estás asustada de ella? Hanna lo miró. – Puedes irte cuando quieras, ¿sabes? – Cuando Mike le había preguntado qué estaba haciendo esa mañana, Hanna dijo que quería recorrer la biblioteca en su piso. Mike le ofreció ir con ella, pero luego de ver por media hora a Hanna mirar a su habitación y no mirar ni siquiera un libro, él supo qué estaba haciendo realmente. -Aún creo que luchar en el barro es el modo de arreglarlo – Mike dijo, dando la vuelta a una página para volver a mirar a una supermodelo en un bikini de tirantes y de corte alto. -Gracias por la sugerencia – Hanna dijo – Simplemente no quiero un enfrentamiento. Me pilló viendo su computador, y está enojada. Quiero volver a la habitación cuando no esté, es todo. Era casi la verdad. Hanna no sentía necesario añadir que quería volver a la habitación para poder mirar el computador de Naomi otra vez. O que Naomi probablemente estaba enojada con Hanna porque la había abandonado sin una explicación. -¿Revisaste sus cosas? – Mike dijo - ¿Que se te pasó por la cabeza? Primero acechas a Colleen, ahora a Naomi… -¿Dejarías de hacer preguntas? – Hanna chilló, sintiéndose más y más exasperada. Mike guardó la revista. – Dios, bien. – Se levantó y se estiró. – Iré a buscar a Noel para que podamos repasar nuestra canción para el show de talentos una vez más. Llámame cuando termines de vigilar. Cuando salió, la puerta del dormitorio de Hanna se abrió, y Naomi salió vestida con un vestido blanco con ojal y sandalias azules. Muchos brazaletes envolvían sus muñecas,


llevaba una pequeña cartera de cuero bajo el brazo. Hanna contuvo su respiración mientras Naomi pasó junto a la biblioteca, rezando para que no entrase. No lo hizo. Tan pronto como Naomi entró al elevador, Hanna salió por el pasillo hacia su habitación. Cuando estaba casi allí, una silueta pasó por el pasillo que intersectaba, y se congeló. Era Jeremy. Sus dedos estaban entrelazados tras su espalda, y estaba silbando “Yankee Doodle Dandy” Se inclinó contra la pared, su confianza había sido sacudida. Cuando el elevador sonó, un pensamiento horrible la atacó. ¿Y si Naomi olvidó algo y vino de vuelta? Corrió deprisa de vuelta a la biblioteca y llamó a Spencer – Es Hanna. – Susurró cuando contestó. – Estoy justo fuera de mi habitación, y quiero mirar el computador de Naomi, pero no quiero que me pillen. ¿Puedes hacer de vigilante? Spencer se quejó cautelosamente. – No quiero enojarla aún más. Hanna miró otra vez al elevador. Con suerte Naomi no había ido rápidamente a la tienda de regalos. - ¿Por favor, Spence? Te tomará cinco minutos. Necesitamos atraparla. Spencer dio un largo suspiro, luego colgó el teléfono con un clunk. En menos de un minuto, el elevador sonó, y ella salió de allí. Su cara estaba pálida, y un lado de su cabello estaba apelmazado. Spencer pilló a Hanna mirando y dijo, - Había una goma de mascar en mi cabello. Fue una guerra sacarlo. – Luego hizo un gesto hacia el pasillo. – Hagamos esto rápido. Hanna entró a su habitación. Dentro, la cama de Naomi estaba perfectamente hecha, su ropa estaba doblada en la cómoda. Hanna miró de derecha a izquierda, y finalmente vio el laptop bajo el escritorio de Naomi. Su corazón se dio vuelta cuando levantó la pantalla. Encontró la carpeta de fotos de Naomi rápidamente y la abrió. Su mirada se dirigió inmediatamente a una carpeta titulada vacas. La abrió, luego hizo click en el primer ícono. La misma foto que había estado en el teléfono de Aria apareció. Casi había sido demasiado fácil. -Oh dios mío – Hanna susurró – Aquí están. -¿En serio? – Spencer corrió desde la puerta y miró la pantalla. – Jesús. ¡Bórralas! -Lo haré – Hanna seleccionó las imágenes y las arrastró a la papelera. - ¡Vuelve a la puerta y asegúrate de que no venga! – instruyó. Spencer hizo lo que le dijeron, pero luego de unos segundos vagó otra vez. Asomó su cabeza en el baño de Hanna. – Oye, tu ducha es mejor que la mía. -¿Y de todos modos, cómo crees que Naomi obtuvo estas fotos? – Hanna murmuró, respondiendo sí a un mensaje que preguntaba si estaba segura de querer borrar las fotos.


-Pensé que habíamos cubierto esto. El segundo A debe habérselas enviado. -¿Entiendes las implicancias de un segundo A? – Hanna deseaba que las fotos se borraran un poco más rápido. – Significa que alguien más nos odia también. También significa que alguien más tiene esas fotos. Esa es la persona que vio lo que ocurrió en Jamaica. -Lo sé – Spencer dijo seriamente. -¿Quién crees que podría ser? -Hanna, si supiera, ¡Quizás no estaríamos en este enredo! – Spencer sonaba exasperada. Hanna no sabía tampoco, pero la posibilidad de un segundo A realmente estaba comenzando a tomar peso, y era aterrorizador. Incluso si hundían a Naomi y encontraban pruebas de que ella fuera la asesina de Gayle, no estarían seguras. Este supuesto segundo A aún podría culparlas de todo. Finalmente, un mensaje apareció diciendo que las fotos habían sido removidas. Fiu. -Mierda – Spencer gritó. Emergió del baño llevando una botella de aceite de bebé, tabletas laxantes, y un gran paquete de goma de mascar - ¡Mira lo que encontré en la cartera de Naomi! -¡No te metas en sus cosas! – Hanna chilló, levantándose de un salto. -¿No lo ves? – Spencer ondeó las botellas alrededor. - ¡Esto prueba sin duda que ella es quien me está torturando! Usó los laxantes para hacerme creer que me había intoxicado con comida. Ella derramó el aceite para bebé para que me quedara ciega. ¡Y ella puso esto – levantó el chicle – En mi cabello! -Spence, ¡Te necesito en la puerta! – Hanna la guió por el pequeño pasillo. Luego devolvió las cosas de Naomi al baño y volvió al computador. Ahora que había borrado las fotos, necesitaba encontrar algo incriminador sobre Naomi que la conecte con Gayle. Un e-mail, quizás. Abrió la cuenta de Gmail otra vez, esperando encontrar algún mensaje firmado con A. Quizás tendrían suerte e incluso encontrarían algo que les dijera quien sea que fuera con quien Naomi estaba trabajando. Pero cuando la pantalla cargó, no había ningún mensaje en la bandeja de entrada de Gmail. Frunciendo el ceño, Hanna hizo click en algunas de las otras carpetas en el servidor, pero todas estaban vacías. La conversación que Naomi había tenido con Madison había desaparecido, casi como si nunca hubiera existido.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/ Ade Rubiah


25.

Olvida tus problemas.

Brazada, brazada, brazada, brazada, brazada, respira. Emily alcanzó la pared, dio una vuelta, y se empujó hacia el otro lado de la piscina. Sus brazos cortaban rítmicamente el agua. Sus piernas pataleaban con máximo poder. A medio camino, tuvo que nadar alrededor de un fideo flotador, luego alrededor de un juguete flotando que sospechosamente parecía un pene gigante. La piscina técnicamente no era para una vuelta de natación a esa hora del día —muchos chicos estaban merodeando en el agua, empapándose del sol de Bermudas. Pero dar vueltas nadando era lo único que ayudaba a Emily a pensar, y necesitaba pensar tanto como pudiera. Aún no le había dado una respuesta a Jordan sobre escaparse con ella, pero Jeremy acababa de anunciar que estaban llegando a Bermudas. Tenía que tomar una decisión pronto. Brazada, brazada brazada, brazada, brazada, respira. ¿Realmente podría dejar Rosewood por siempre? ¿No volver a ver a su familia? Y ¿Era realmente seguro escaparse con una criminal? ¿Y si alguien encontraba a Jordan y la mandaban de vuelta a Estados Unidos? ¿Qué haría Emily entonces? Pero luego pensó en Tailandia. Había buscado las playas en internet la noche anterior y casi se desmayó. Habían toneladas de posts sobre el país que decían que era fácil de conllevar, limpio, económico, y tolerante. A nadie le importa lo que hagas aquí, alguien había escrito. Eres libre de ser tú mismo. ¿No era eso lo que Emily quería? ¿No era eso lo que Rosewood—o un futuro en natación en UNC—no le daría nunca? Se podría despertar cada mañana junto a Jordan. Irían de compras a los mercados Tailandeses, viajarían a remotos e increíbles pueblos, harían peregrinajes a otros países. Quizás podría enseñar inglés, tal como Jordan pensaba. La cara de enojo de su mamá flotó en su mente, luego la de su padre. La de Carolyn apareció después seguida por la de Beth y Jake. Ir a Tailandia significaba dejar a su familia atrás. Todo lo que quería era que la amasen, y ellos no podían. Quizás era bueno huir del dolor. Quizás Jordan podría ser su familia. Nadó al otro extremo de su carril y tocó el borde de la piscina. Hanna estaba sentada en una de las reposaderas, y Emily la llamó. Hanna parecía pálida tras su bronceado. Emily sabía que seguía molesta por lo que había encontrado—y por lo que no había encontrado—en el computador de Naomi. -¿Qué hay? – Hanna preguntó. Emily pasó sus dedos por la superficie de la piscina, sin poder encontrar la mirada de Hanna. - ¿Qué sabes sobre Tailandia?


Hanna frunció el ceño. – He oído que es genial, supongo. ¿Por qué? Emily se mordió el labio. – Si tuvieras la oportunidad de ir allí, y dejar todo esto atrás. ¿Lo harías? -Seguro – Hanna dijo enfáticamente. De repente, la mente de Emily se sintió tan limpia y despejada como el cielo. Salió de la piscina, corrió por la cubierta, y tomó su toalla. Hanna la siguió. – Espera. ¿De qué se trata todo esto? ¿Tú vas a ir a Tailandia? -Por supuesto que no – Emily dijo rápidamente. Pero su voz la pilló. Hanna frunció el ceño. – Emily. ¿Qué estás planeando? Emily miró a su amiga por un segundo. De repente, Emily pensó en las pijamadas en la casa de Ali cuando ella y Hanna eran las últimas dos chicas en dormirse. – Miremos los álbumes de fotos de Ali – Hanna susurró una vez, y pasaron las páginas del viejo libro a la luz nocturna. – No se ve tan bien en esa foto – Hanna dijo, apuntando a una de Ali de cuarto grado o a una de Ali sin maquillaje en la mañana de navidad. A pesar de que Hanna buscaba desesperadamente las peores tomas de Ali, parecía entender que Emily veía los álbumes para ver a Ali en las mejores, y ocasionalmente indicaba alguna de Ali viéndose bella. – Tiene los ojos más lindos ¿o no? – dijo melancólicamente. O – Se ve como una modelo – todo para el beneficio de Emily. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el recuerdo. Extrañaría terriblemente a todas sus mejores amigas. -No estoy planeando nada – dijo, corriendo antes de que Hanna la detuviera. Por el estribor del barco, pudo ver los muelles de Bermudas. Los chicos ya estaban llenando en área del elevador para ser los primeros en desembarcar. ¿Estaba Jordan entre ellos? ¿Emily la alcanzaría a tiempo? Los elevadores estaban muy llenos, así que Emily bajó corriendo los tres pisos hasta su habitación con los pies descalzos. Abrió la puerta y miró alrededor con esperanza, pero Jordan ya se había ido. Agitada, se puso un abrigo de toalla, luego tomó su maleta de debajo de la cama y puso sus cosas en ella. Se colgó el bolso en su hombro y corrió deprisa hacia la puerta, uniéndose al grupo de chicos camino a bajarse del barco. Trepó las escaleras y salió por la puerta que llevaba a la rampa. La plancha de desembarco había sido bajada, y una multitud de chicos esperaban para desembarcar. Emily se paró de puntillas y buscó el cabello oscuro de Jordan. Cuando no la vio, su corazón saltó hasta su garganta. - ¿Jordan? – Llamó - ¿Jordan? - ¿Y si la perdía? ¿Se iría Jordan sin ella?


-¿Jordan? – Gritó otra vez. -¿Emily? Emily se dio la vuelta. Allí, bajo el letrero de salida del barco, estaba Jordan vestida con una remera que Emily le había prestado, un par de jeans, una gorra de baseball, y lentes oscuros. Las rodillas de Emily se debilitaron. La boca de Jordan formó una eufórica, aliviada sonrisa. Emily corrió a sus brazos. -¿Entonces esto significa que vendrás? – Jordan dijo al oído de Emily. -Supongo que si – Emily dijo temblando. Jordan retrocedió y sacó su celular de su cartera – Será genial – dijo emocionada, sus ojos brillaban – Lo prometo. Luego marcó un número y se puso el teléfono al oído. – Hola, ¿Jasmine? Me gustaría reservar un ticket extra a Tailandia. Su nombre es Emily Fields – lo dijo lentamente – Te pagaré en efectivo en el aeropuerto, ¿está bien? Emily abrió su boca, lista para decir que ayudaría a pagar, pero luego se dio cuenta—no tenía esa cantidad de dinero. No sabía cómo Jordan tenía acceso a esa cantidad de dinero tampoco, pero no estaba segura de querer saber. La fila para la puerta avanzó lentamente. Emily tomó la mano de Jordan para no perderla en la multitud. Cuando se acercaron, Emily pudo ver los muelles afuera de la puerta. La luz era tan brillante, tuvo que cubrirse los ojos. Cuando fue su turno, Jordan bajó de la rampa primero. Emily la siguió, su corazón latía con fuerza. Jordan estaba a medio camino de la rampa cuando se detuvo de golpe. Emily chocó con su espalda. -¿Qué ocurre? – Emily preguntó. Los chicos a su alrededor como el agua moviéndose alrededor de las rocas en un río. La cara de Jordan se había puesto pálida fantasmal. Su mirada estaba en algo fuera del agua. Emily estiró su cuello para ver lo que estaba mirando. Una lancha estaba anclada junto al barco. Unos cuantos hombres con uniformes de apariencia seria estaban bajándose. Uno estaba hablando en un walkie-talkie. El otro parecía que tenía un arma en su pistolera. El barco tenía un logo que parecía oficial al lado. DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN FEDERAL. Emily se puso la mano sobre su boca. Miró, paralizada, como los federales llenaron el muelles, directo al barco. Y luego escuchó a uno de ellos decir “Katherine DeLong” claramente en su walkie-talkie Jordan se dio vuelta para darle la cara - ¿Tú los llamaste?


-¡Por supuesto que no! – Emily gritó, con los ojos amplios. - ¡Sabes que no te haría eso! La mirada de Jordan fue de Emily hacia los federales y luego hacia Emily una vez más. – Sé que no lo harías – admitió – Pero… no entiendo. Eres la única aquí que sabe quién soy. Un frío y duro nudo se formó en la boca del estómago de Emily. Ella no era la única. Alguien más lo había sabido por un tiempo. Emily tendría que haber advertido a Jordan tan pronto como A la molestó con esa primera nota, pero había sido muy egoísta. El primer agente del FBI caminó rápidamente por el muelle, su cara color rojo brillante. Jordan tomó con fuerza la mano de Emily. – Vamos – dijo entre dientes – Tenemos que alejarnos de ellos. Tiró a Emily de vuelta al barco y por una puerta hacia las escaleras Corrieron deprisa hacia arriba, de a dos escalones por vez. Al comienzo, Emily arrastró su pesada maleta tras ella, pero luego la botó en las escaleras porque la hacía ir más lento. Finalmente se detuvieron en la cubierta 5, donde el teatro y unos restaurantes se encontraban. Habían chicos en la fila del buffet y tomando sus órdenes en la estación de sándwiches. Jordan corrió junto a ellos y se deslizó por una esquina hacia las habitaciones. Algo sonó tras ellas. - ¡Deténgase justo allí! – una voz sonó. Instintivamente, Emily se congeló. Ambos federales habían salido por las puertas de las escaleras y estaban buscando a Jordan. Los chicos en el buffet se detuvieron, boquiabiertos. Alguien dejó caer un plato. Una chica incluso gritó. Las piernas de Emily se sentían pegadas al piso. En segundos, Jordan iba a ser capturada. Ella iba a ser atrapada también. Ladeó su cabeza al lado, odiándose a sí misma por siquiera pensarlo. Cuando miró a Jordan, Jordan le dio una sonrisa apenada. – Está bien – dijo suavemente. – Corre. Pretende que nunca me has visto antes. -¡No! – Emily gritó, avergonzada de que Jordan hubiera sentido el pensamiento que había pasado por su mente. - ¡No te abandonaré de esa forma! Pero Jordan simplemente se apresuró hacia las barandas del barco. – Deténgase justo ahí, Señorita DeLong – el alto agente mandó. Jordan tocó las barandas, sus ojos feroces. Había algo salvaje en su expresión, como que fuera un animal salvaje, arrinconado, buscando una salida. Todos en la cafetería miraban. Y entonces, Jordan saltó a la cima de la baranda. Se balanceó allí por un momento, mirando las olas rompiendo abajo. Fue entonces cuando Emily se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer.


-¡No! – gritó, lanzándose hacia adelante. Pero era muy tarde. El cuerpo de Jordan desapareció por el costado del barco. Segundos después, hubo un salpicón. Todos corrieron a mirar por el costado. El mar turquesa chocaba contra el barco. Grandes pilas de algas flotaban en la superficie. Por favor sube, por favor sube, Emily deseaba, buscando la cabeza de Jordan. Pero no apareció. -¿A dónde se fue? – alguien preguntó a su lado. -Ese es un salto realmente alto – otra persona dijo. – Quizás no sobrevivió. Los federales ya iban deprisa bajando por las escaleras, dirigiéndose a su barco. Emily sujetó tensamente la baranda, escaneando las olas en busca de Jordan. Hubo una horrible espuma café en la superficie del mar. Un pez saltó de las olas. Pero no había señales de Jordan. Por lo menos unos cien niños estaban mirando por el borde para ver si Jordan salía a la superficie. Emily quería gritarles, hacer que se dieran la vuelta. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Quién podría haberle contado todo a la policía? Instantáneamente, la respuesta vino a ella. Sería estúpida por pensar que fuera otro. Como si estuviera predestinado, su celular sonó. Emily lo buscó en su cartera y lo miró enojada, odiando el mensaje que sabía que iba a ver. ¡Oops! ¿Me “pasé por la borda” al llamar a las autoridades, Em? ¡Lo siento! —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/ Ade Rubiah


26.

El mal del buceador.

Esa tarde, a pesar del hecho de que aún tenía un poco de goma de mascar en su cabello y su tobillo dolía infernalmente, Spencer estaba sentada en un bote de pesca con los otros miembros de la clase de buceo. Habían navegado a un pequeño grupo de caletas formadas naturalmente en una parte inhabitada de la isla. Las rocas se veían resbaladizas y húmedas, y el vacío mar turquesa se expandía ante ellos. El sitio era hermoso, pero también tenebrosamente remoto. Tim paró el motor del bote. – He guardado el buceo más pintoresco para el final. El coral en esta caleta está impresionantemente preservado y en perfecto estado. Vean si pueden divisar un pez ángel—aquí es donde les gusta reunirse. ¿Están listos todos? Todos murmuraron sí, y Tim los guió por el meticuloso chequeo de sus medidores y tanques.Después de terminar, Tim miró a Spencer. - ¿Quieren tú y Reefer bajar primero? Reefer. Spencer lo miró desde el otro lado del bote. Reefer estaba sentado junto a Naomi, claramente evitando su mirada. No se habían dicho una palabra desde que Spencer terminó con él. Se habría saltado el último buceo por completo, pero no ir significaría que no pasaría el curso. Y a pesar de que su futuro en Princeton parecía seguro, no le extrañaría que A tratase de arruinarlo otra vez. A—significando Naomi. Spencer miró a Naomi, quien estaba tomando el brazo de Reefer posesivamente. ¿Feliz ahora? Quería espetar. Obtuviste exactamente lo que quisiste, como siempre lo haces. En vez de hacer eso, le sonrió a Tim. - ¿Puede ser Kirsten mi pareja? Tim miró a Kirsten, quien estaba sentada junto a su pareja, una chica llamada Jessica. – Está bien – Jessica dijo, y Kirsten se paró y tomó sus aletas de natación. -Lo único que pido es que nadie se aleje del grupo ¿está bien? – Tim dijo cuando se salió del camino para que las chicas se sumergieran. – Estas corrientes pueden ser muy peligrosas. No quiero que nadie se aleje. Una mano se levantó en la parte de atrás. – Pero escuché que hay unos corales aún más impresionantes unas caletas más allá – dijo un chico de cabello corto con un piercing en la ceja - ¿Podemos ir a verlo juntos? -Definitivamente no – Las cejas de Tim se arrugaron. – El coral en esas caletas es realmente filoso—alguien podría herirse. También es muy profundo allí—no es seguro para buceadores novatos. Quédense donde pueda verlos todo el tiempo, ¿está bien? Spencer suspiró. Eso significaba que tendría que quedarse a la vista de Reefer y Naomi


también. Tomó una máscara de buceo de la caja de leche y se puso el tirante. Luego ella y Kirsten se sentaron al lado del bote, contaron hasta tres, y dieron una vuelta hacia atrás en el agua. El agua estaba tan fría en la piel de Spencer, que sintió que se estaba hundiendo más, más, más. Abrió sus ojos, tomó aire, y miró a su alrededor. Peces tropicales iban y venían. Algas marinas que parecían dedos se balanceaban como en un ballet elegante. Ubicó a Kirsten a unas pocas yardas y le hizo señas. Kirsten hizo un gesto hacia el tanque de Spencer y levantó sus cejas—como pareja, se suponía que tenían que mantener vigilancia en los trajes de cada una. Pero Spencer solo negó con la cabeza—habían estado en el agua solamente unos minutos. No había necesidad de chequear los controles aún. Lo que realmente necesitaba era unos pocos momentos de estar verdadera y puramente sola. Se dio la vuelta hacia la caleta de la que el chico en el barco había estado hablando, ansiosa por explorar las vastas profundidades. Que se jodan las reglas. Vio a todos los demás en el barco descendiendo en el agua, incluyendo a Naomi y Reefer. Una vez que Tim le dio la espalda, nadó graciosamente alejándose del grupo, y por unos minutos, todo lo que pudo oír eran los sonidos de su respiración mecanizada. Burbujas flotaban en su campo de vista. Un banco de pequeños peces rosado-neón pasó rápidamente, seguido por una serpenteante manta raya. Spencer nadó aún más profundo hasta que estaba cara a cara con el coral. Espontáneamente, un recuerdo saltó a su cabeza. Al comienzo de sexto grado, cuando acababan de hacerse amigas, los Hastings y los DiLaurentis hicieron un viaje a sus casas de veraneo en Longboat Key, Florida, para un fin de semana largo, y Ali y Spencer tomaron una clase de buceo. Cuando caminaron por el muelle, Ali le dio un codazo y apuntó a una rubia albina dirigiendo el grupo. – Por un segundo, tuve miedo de que fuera Naomi Zeigler. – susurró. – Su familia tiene una propiedad aquí, sabes. Spencer miró a Ali - ¿Por qué ya no eres amiga de ella? -Tuvimos una pelea – Ali respondió simplemente, ajustando el tirante de su bikini. -¿Sobre qué? – Spencer preguntó. Ali se encogió – Naomi sabe lo que hizo. Ella nunca elaboró algo más detallado. Ahora Spencer entendía que había sido Courtney hablando, una chica que nunca había conocido a Naomi. Nunca había habido una pelea— Naomi nunca había hecho nada. ¿O…sí? Había algo tan escalofriante en la voz de Courtney cuando habló sobre Naomi, una crudeza que ni siquiera la mejor actriz podría inventar. ¿Había ella identificado algo


peligroso en Naomi cuando llegó a Rosewood? ¿Había más parte de la historia de lo que Spencer sabía? Cuando pasó sus dedos por un coral, un dolor agudo aguijoneó su cráneo. Se dio la vuelta, pensando que algo la había golpeado, pero no había una persona o siquiera un pez a la distancia. Parpadeó con fuerza, de repente sintiéndose exaltada. Cuando tomó aire, sus pulmones no se llenaron. ¿Había ido muy profundo? ¿Tenía el mal del buceo? Trató de respirar otra vez, pero no pudo inhalar. De repente desesperada, movió su máscara de buceo—quizás no estaba puesta correctamente en su boca. Pero estaba, y aún no podía respirar. Su corazón comenzó a latir. Trató de nadar a la superficie, pero sus brazos y piernas se sentían como pesos muertos. Chequeó su válvula de presión otra vez, pero el tanque seguía lleno. Eso, sin embargo, era imposible—definitivamente no estaba recibiendo oxígeno. Luchó por aire, formándose una idea en su mente. Había oído sobre este tipo de cosas ocurriendo. La gente podía alterar las válvulas, hacerlas aparecer con los niveles correctos cuando de hecho el tanque estaba vacío. Sabía que eso era lo que había ocurrido. Y sabía quién lo había hecho también. A. Spencer atontadamente miró a través del agua, encontrando a Naomi en el grupo de buceadores a la distancia. Los trucos del aceite de bebé y la cama quebrándose eran juegos de niños en comparación a cortarle el suministro de oxígeno. ¡Por supuesto que Naomi aún la odiaba! ¡Y pensar que Spencer pensó que estaba segura sólo porque había roto con Reefer! -¡Mmm! – gritó, el agua tragándose el sonido. Comenzaron a formarse puntos frente a sus ojos. Agitó sus brazos y piernas y débilmente pidió ayuda, pero los buceadores estaban todos muy lejos para notarlo. Pataleó para acercarse. Para entonces sus pulmones estaban quemando, ávidos por aire. -¡Mmm! – gritó, moviendo sus brazos un poco más. Pero todos los buceadores le daban la espalda. Los ojos de Spencer comenzaron a cerrarse. Su cuello se fue hacia atrás, y su cuerpo de repente se sintió pesado. La oscuridad entró, obstruyendo su visión. Su pierna chocó con una roca, pero no pudo moverse. No tenía energía para moverse. Este era el final, y no podía siquiera pelear. Una sensación tibia bañó su cuerpo, y se permitió hundirse. Ya no podía oír su respiración en sus oídos. Sus ojos aleteando para cerrarse. Lo último que vio fue una luz viniendo hacia a ella, llenando su campo de visión… Luego,el aire entró a los pulmones de Spencer, y abrió sus ojos con impacto. Tosió violentamente, y el agua salada salió de su boca y explotó por su nariz, quemando sus fosas nasales. Estaba tirada en la cubierta del bote otra vez. Reefer agachado sobre ella, con sus labios húmedos, tenía una mirada de alivio en su cara.


-Oh dios mío. – Dijo - ¿Estás bien? Spencer trató de hablar, pero en vez de eso, volvió a toser. Rodó para ponerse de lado y esperó que el agua se drenase de sus oídos. Por medio segundo, pensó que Reefer había estado besándola, que su ruptura había sido un sueño. Pero luego todo volvió. -¿Qué…ocurrió? – dijo. -Comenzaste a hundirte. – Reefer dijo – Te encontré y te saqué a la superficie, luego te hice el boca-a-boca. Tim chequeó tus válvulas—no te quedaba oxígeno en el tanque. Un escalofrío subió por su espina. Miró la multitud de chicos que se había reunido en el barco y encontró a Naomi paseando en la parte de atrás, su mirada rebotaba de Spencer a Reefer. Sus labios estaban apretados tan tensamente que casi estaban transparentes, y sus ojos estaban redondos y amplios. Parecía sacudida—Quizás porque Reefer estaba reconfortando a Spencer. O quizás porque su plan para herir a Spencer había fallado.

Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah


27. Sorpresa al interior. Unas pocas horas después, Aria se miró a sí misma en el espejo de cuerpo completo cerca del auditorio. Usaba el revelador bikini que tenía en su primera clase de natación con Noel, la falda de pasto, un puñado de collares de mostacillas, y sus sandalias. Como toque final, se había puesto una flor tras su oreja. Miró por el recibidor del auditorio. Pasó una chica llevando un caballete portable bajo el brazo. Muchos chicos sostenían cajas de instrumentos. Jeremy, aun con sus lentes de sol con forma de estrella, corrió pasándolos con un portapapeles en una mano, se veía exhausto. Dos hombres en traje y una mujer en un vestido de noche, presuntamente los otros jueces, lo siguieron. Todos conversaban emocionadamente, y la habitación tenía una actitud festiva libre al respecto. Cientos de globos flotaban en el cielo de la habitación, y estrellas del Paseo de la Fama de Hollywood decoraban el piso. Espió a Noel cerca de una de las entradas del auditorio y casi se echó a reír. Usaba un buzo deportivo ancho y brillante y un montón de cadenas de oro alrededor de su cuello. Corrió hacia él. – ¡Te ves más como un profesor de gimnasia que como un rapero! Noel giró hacia el lado el gorro de baseball que tenía en su cabeza y cruzó sus brazos sobre su abdomen, estilo gangsta. – Solo espera a oír mis rimas. Mike y yo estamos tan listos para esto. -¿Cuándo salen? – Aria preguntó. -A las siete y media. ¿Y ustedes? Aria miró su teléfono; ella y todos aquellos que participaban en el show de talentos habían recibido un horario de eventos. – Siete – dijo. – Creo que somos uno de los primeros actos. – Eran las seis y media. Noel entrelazó su brazo en el codo de ella. – Chequeemos la comida. Caminaron al auditorio y bajaron por los pasillos hasta el área del escenario, donde habían puesto un bar y mesas de comida. Muchas hileras de sillas habían sido removidas para hacer espacio para una pista de baile improvisada. Mientras maniobraron para pasar un grupo de chicas que practicaba una serie de volteretas de porristas, Aria marcó el número de Emily en su teléfono otra vez. Buzón de Voz nuevamente. Esta era la tercera vez que trataba de llamar a Emily en las últimas horas. Pensó en la alerta de noticias en la pantalla de la TV cuando salió de su habitación. PIJA LADRONA SALTA DE CRUCERO EN BERMUDAS, decía. AGENTES DEL FBI RASTREAN EL PUERTO. Eso ciertamente explicaba todos los botes del FBI en el puerto la última vez que Aria miró por la ventanilla. Aparentemente, la chica no se había bajado del barco en el último puerto, como Emily había dicho.


Hubo un beep, entonces Aria dijo – Em, estoy en el show de talentos. Espero que todo esté bien y que aun vayas a actuar. Llámame cuando recibas esto. – Dejó su teléfono de vuelta en su cartera, luego escaneó la masa de chicos corriendo en todas direcciones. Spencer también estaba desaparecida, igual que Hanna. Noel tomó un plato vacío y esperó en la fila en una mesa llena con soperas llenas de comida. - ¿Y dónde está Graham? Aria miró a otro lado, sintiendo un tirón fuerte en su estómago. – No lo sé. Noel levantó sus cejas – Pensé que eran mejores amigos. Aria pasó sus dedos por su falda de pasto. – La búsqueda se ha acabado. Supongo que no teníamos tanto en común como pensamos. -¿Le conseguiste esa novia como prometiste? Ella mantuvo sus ojos fijos en la bandeja de brillantes tenedores y cucharas en la mesa. – Resulta que no era de su tipo. Pudo sentir la mirada de Noel en ella, tratando de averiguar qué no estaba contándole. Probablemente debería decirle la verdad—era parte de su trato después de todo—pero si él se enteraba de que el chico prácticamente había tocado sus pechos, probablemente echaría abajo su puerta y trataría de golpearlo. Era mejor que pensara que Graham solo había perdido interés. Si solo eso realmente fuera lo que había ocurrido. Los músculos en su cuello dolían de cuando Graham la había tirado. Su expresión furiosa volvía a su mente una y otra vez, y su estómago dolía cuando pensaba en cómo él la había perseguido a las escaleras. -¡Hey, festejantes! – Jeremy llamó desde el escenario. Chicos desaliñados con remeras de roadie y jeans con tajos se escabullían tras él, poniendo el equipamiento. – Entiendo que aún estamos arreglando, pero para ponerlos de ánimo, tengo una gran sorpresa para ustedes. Un invitado especial se nos ha unido para presentar unas canciones como evento previo al show. Sin más preámbulos, junten sus manos por… ¡Vegan Sunrise! Aria miró a Noel interrogantemente; nunca había oído de ellos. Los chicos aplaudieron desganados, se veían igual de confundidos. Pero cuando los cuatro miembros de la banda tomaron el escenario y comenzaron a tocar un cover de “When I Come Around” todos se encogieron y comenzaron a bailar. La línea de la comida avanzó, y Aria y Noel llenaron sus platos. Ella chequeó su teléfono unas pocas veces más, pero aún nada de Emily o Spencer. La multitud se puso más ruidosa y emocionada, y el codo de una chica salió de la nada, chocando y expulsando el plato de Aria de sus manos. Trató de tomarlo, pero su tobillo se dobló de forma rara, y se fue al piso también. Se sintió cayendo pero sin poder hacer nada; en segundos, estaba en el piso, con fideos vegetarianos en su cabello. Un ping se escuchó en su oído. Al


comienzo, pensó que era el tenedor cayendo al piso, pero cuando se levantó, se dio cuenta de que era su relicario. Las dos mitades se habían abierto de la caída. -¿Estás bien? – Noel preguntó, extendiendo su brazo para ayudar a Aria a pararse. -Seguro – Aria dijo, recogiendo su comida del piso lo mejor que pudo y tirándola a un basurero cercano. Luego volvió a mirar el relicario. Adentro había una foto de dos chicas rubias, sonrientes, sus mejillas juntas. Entrecerró sus ojos, lentamente se dio cuenta de que conocía a las chicas. La de la derecha tenía cara redonda, grandes ojos azules, y sutiles cicatrices de quemaduras en el cuello. Tabitha. Luego miró a la chica en la derecha. Sus ojos lentamente escanearon su conocida cara con forma de corazón, sus grandes ojos azules. Se echó para atrás, atónita. No. No podía ser. Sostuvo el relicario lejos de su cara, pero los ojos de la chica parecían seguirla. Tenía una sonrisa manipuladora encantadora que había extasiado a Aria por años. Un grito se congeló en la garganta de Aria. De repente, no pudo respirar. Ali. -¿Aria? Aria miró a Noel y parpadeó. Noel la miraba desde unos pies más allá. Le dio una tensa y nerviosa sonrisa, y cerró el relicario rápido. Pero el cierre se había roto, y el relicario se volvió a abrir. Miró la foto una vez más. No podía ser. De seguro su cerebro estaba jugándole una mala pasada. Trató de cerrarlo otra vez, luego miró cuidadosamente la parte frontal del pendiente. A la fuerte luz del escenario, la inicial inscrita en la plata no era una I, ni una J. Era una T. ¿De Tabitha? Algo de repente hizo click en su cerebro. Su corazón latía fuertemente, tomó su celular, abrió el sitio web del Memorial de Tabitha Clark, y miró a la foto de la chica en la página principal. Allí era donde había visto ese collar antes. En Tabitha, antes de que muera. Levantó el collar. - ¿D-dónde encontraste realmente esto? Noel parecía confundido. – Te lo dije. En la arena en San Martin. ¿Por qué? Los pensamientos de Aria iban en un millón de direcciones distintas. – Eso es imposible – susurró. No podía ser una coincidencia. ¿A lo había puesto para que Noel lo encuentre? Y Dio un paso, pero sus piernas se sentían torpes. - ¿Aria? – Noel tocó su brazo. - ¿Qué ocurre? -Yo sólo tengo que… - dijo débilmente. Se tambaleó hacia la salida. Su celular sonó. Era


Graham. En pánico, Aria presionó IGNORAR, luego marcó el número de Spencer. Pero la llamada fue a buzón de voz. -¿Dónde estás? – Aria demandó después del beep. – Tenemos que hablar. Pero tenía miedo de decir cualquier cosa por teléfono, así que colgó y siguió corriendo. Luego llamó a Emily, pero tampoco contestó. Lo mismo con Hanna. Corrió por los pasillos y se apresuró hacia el elevador, presionando repetidamente el botón para subir. -¿Aria? Aria se dio vuelta. Graham estaba de pie junto a la ventana, mirándola. – Caminaste junto a mí – dijo, se veía molesto - ¿Por qué no respondiste mi llamada? Tengo que hablar contigo. -Yo… - Aria se desconcentró, su mirada cayó al relicario en sus manos. Graham lo estaba mirando también. Sus cejas se juntaron. Su boca se hizo muy pequeña, y de repente, él la alcanzó y tocó su muñeca. Ella suspiró y cerró su puño con el relicario, pero era muy tarde. Por supuesto Graham reconocía el viejo collar de su novia. Probablemente lo reconoció antes. -Y-yo puedo explicarlo – Aria tartamudeó. Graham parpadeó con fuerza. - ¿Puedes? Sus mejillas estaban rojas. Sus ojos quemaban. En un momento, otro cañón hizo click en su cerebro, y un pensamiento horrible expulsó a los otros. Él sabe lo que hice. Tenía sentido perfectamente. Graham no había querido hablar con ella sobre su creciente atracción: Él quería confrontar a Aria por ser una asesina. Se dio la vuelta, buscando frenéticamente algún lugar a donde ir. El letrero rojo de SALIDA en las escaleras brillaba a la distancia. -¡Aria! – Graham gritó, yendo tras ella. Él tomó su brazo y lo tomó con fuerza. Sus dedos se sentían como metales calientes en la piel de Aria. Ella gritó y se soltó de él, pasando por la pesada puerta y bajando. Nunca había ido más abajo del nivel del auditorio y no sabía lo que había allí. Adelante había una puerta marcada con un NO ENTRAR. Los pasos de Graham hacían eco. - ¡Aria, vuelve! – rugió. Ella pasó por la puerta de todos modos, y entró a una gran sala vacía llena de maquinaria del barco. Calderas resonaban, unidades de aire acondicionado zumbaban. Otros aparatos de utilidades repiqueteaban y se agitaban. El lugar estaba iluminado por unas pocas luces de techo y se dividía en muchos pasillos largos que parecían un laberinto. No había ni un alma cerca.


Tras ella, la puerta se abrió. - ¡Aria! – Graham llamó, su voz revibrando. Aria se deslizó tras una caldera, pero Graham la vio y comenzó a correr, su cara roja, sus fosas nasales estallando, sus dientes a la vista. Se dio la vuelta, desesperada buscando a alguien que la ayudase, pero estaba sola. Luego buscó algún lugar a donde ir, a donde esconderse. Había otra puerta pasando las calderas marcada como SOLO PERSONAL. Corrió hacia ella y la abrió. Esta habitación estaba llena de tuberías y monitores y más calderas. El quejumbroso sonido casi era ensordecedor, recordándole un motor de motocicleta acelerando. La manija de la puerta sonó, y Aria corrió para girar el pestillo, luego se apoyó contra ella. Lágrimas de miedo corrían por sus mejillas. -¡Rayos, Aria, no puedes esconderte por siempre! – Graham golpeó la puerta. -Por favor – Aria gimió. – Solo vete. Por favor. -No me iré hasta que... Un motor chisporroteó. Él trató de gritar sobre los sonidos de la maquinaria. – Solo necesito—Necesito… -¡Solo déjame sola! – Aria sollozó – Lo siento ¿está bien? ¡Lo siento mucho! ¡No quería hacerle eso a ella! ¡Estaba muy asustada! ¡Todas lo estábamos! No puedes… Yo… él….y… - La voz enojada de Graham subía y bajaba. Aria solo podía entender algunas palabras. -… ¡vigilándote! -¡Por favor vete! – Aria gritó - ¡Dije que lo siento! ¡Por favor déjame ir! -…hay una foto! – Graham continuó - …vigilándote! La sangre de Aria hervía. Él tenía que estar refiriéndose a la terrible foto de Aria empujando a Tabitha por el techo. Quizás él había tomado esa foto. Quizás a eso se refería con vigilándote. Los pensamientos iban en cascada en su mente como una fila de dominós cayendo. ¿Y si Graham estaba loco por Tabitha y no la había dejado ir cuando terminaron? Quizás él la había seguido a Jamaica para revivir las cosas. Quizás él había tomado fotos de ella sin que ella lo sepa, y había estado en la costa para tomar fotos de Tabitha en la cubierta. Solo que, en vez de documentar a Tabitha con unas amigas nuevas, él había presenciado un asesinato. Quizás él había tomado una foto de ella tirada en la playa también, luego de que cayó y murió. Quizás él incluso había sacado su collar de su garganta y lo puso para que Noel lo encuentre. No tenía sentido por qué Graham no le dijo a alguien del resort en ese instante, pero quizás él quería vengarse a su modo. Así que…se convirtió en A.


Aria comenzó a temblar. ¿Era posible? Todas las advertencias que sus amigas le habían dado, todas las veces que ellas habían dicho que él tenía un motivo, y allí estuvo ella, del lado de él, haciendo excusas por él. Él sí tenía un motivo. Él podría haberse puesto en contacto con Naomi, de algún modo, luego del choque, y haberla reclutado en su equipo. Él podría ser un asesino. Un torturador. Y ahora ella estaba atrapada en esta habitación con él al otro lado. La puerta se azotaba y sonaba con los puñetazos y patadas de Graham. Cuando Aria cerró sus ojos, vio la cara aterrorizada de Tabitha cuando cayó. Se imaginó su cuerpo roto en la arena, siendo besado por la marea entrante. Aria era una persona terrible. Se merecía que Graham esté enojado con ella. Pero ella no se merecía lo que él había hecho como A. Boom Aria gritó y se cubrió la cabeza. El sonido era tan cercano, y la habitación vibró. Las luces parpadearon sobre su cabeza, y el sonido de metal golpeando el piso sonó por todos lados. Exhaló y miró entre sus dedos. ¿Había explotado algo? Había un olor horrible en el aire como a pólvora y a electrónicos chamuscados. Como que le recordaba a fuegos artificiales. O, quizás, a una bomba casera. Una alarma de incendios comenzó a sonar. - ¡Todos! – La voz de Jeremy sonó por el altoparlante luego de cerca de un minuto - ¡Necesitamos que evacuen ahora mismo! ¡Por favor diríjanse a sus estaciones de bote salvavidas en forma ordenada! ¿Evacuar? El corazón de Aria se aceleró. Ella ni siquiera iba a abrir la puerta. Agachó su cabeza, esperando que Graham comience a golpear otra vez. Unos pocos segundos pasaron, y luego un minuto. Finalmente, Aria abrió la puerta un poco. Luces de emergencia iluminaban en el techo. La habitación estaba densa con humo. Una caldera se había volcado. Trozos de metal estaban desparramados por todo el piso. Humo negro salía aparentemente de todos lados, y llamas se elevaban hasta el techo. La explosión definitivamente había ocurrido justo en esa habitación. Gritó, luego abrió la puerta. Tenía que salir de allí. Miró a su alrededor buscando a Graham, esperando que él la tome. Pero incluso a través de la confusión, se dio cuenta rápido. Graham no estaba.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/ Ade Rubiah


28.

Mujeres y niños primero.

Emily siguió el grupo de chicos hacia las escaleras, sus fosas nasales quemaban con humo. Sobre ella, las luces de emergencia brillaban. Los chicos gritaban sobre la extraña explosión, riendo histéricamente, o haciendo comparaciones nerviosas con el Titanic. Y a pesar de que habían ido a un encuentro de seguridad el primer día en el barco, nadie parecía recordar donde estaban sus estaciones de barco salvavidas. -¡Todos! – Jeremy gritó por el altoparlante. – Si nos separamos, recuerden juntarse con nosotros en el hotel Royal Arms en Hamilton, Bermudas. Jeremy repitió el mensaje tres veces más. Mientras Emily esperaba para bajar por las escaleras, miró al cielo. Un avión los sobrevoló, saliendo del aeropuerto de Bermudas, el cual ahora estaba a un viaje en bote de diez minutos. ¿Sería ese el avión en que ella y Jordan se suponía que deberían estar? Se imaginó a las personas sentadas en sus asientos, a las azafatas pasando por los pasillos, el aroma de café recién preparado saliendo de la cabina—y los dos asientos vacíos que eran para ella y Jordan. La fila avanzó un poquito, y unos pocos chicos pasaron por la puerta de la escalera. Una chica frente a Emily con trenzas africanas codeó a su amiga. – Oí que los terroristas quemaron la cafetería. -No, esos dos tipos que estaban en el show de talentos lo hicieron – su amiga respondió con seguridad – Sabían que su acto fue basura así que decidieron detonar el lugar y robarse la Vespa. -Estás inventando eso – Trenzas Africanas giró sus ojos. -Quizás era esa chica que saltó por la baranda temprano – otra voz dijo – Quizás esta era su venganza por quien sea que la delató a los Federales. -Eso es una locura – alguien se oía molesto. – Esa chica nunca salió por aire. Está muerta. -¿Puedes creer que estuvo en este crucero todo el tiempo? ¿Quién crees que la entregó? ¡Dejen de hablar sobre ella! Emily quería gritar. Era como si Jordan fuera una celebridad infame, alguien raro y misterioso. Le gusta un montón de leche en su café, pensó. No le teme a nada. Es la chica más increíble que he conocido. Cerró sus ojos e imaginó el cuerpo de Jordan hundiéndose más, y más, y más, y más, a las profundidades de la bahía, tal como había sido con Tabitha. Quería estrangular a A con sus propias manos. ¿Por qué no podía A solo haberlas dejado ir? ¿Por qué A tenía que arruinar Cada. Cosa.?


Sintió una mano en su hombro. Aria estaba en las escaleras tras ella, vestida con bikini y su falda de pasto de hula y bañada en sudor. Hanna y Spencer estaban allí también, vestidas normales pero se veían histéricas. -¿Qué ocurre? – Emily preguntó. Aria miró adelante y atrás a todos los chicos en las escaleras, luego arrastró a Emily al descansillo, el cual estaba frío, oscuro, y vacío. Chicos pasaban, pero nadie parecía notar que ellas estaban allí. -Mira – Aria buscó el relicario redondo y dorado que había estado usando toda la semana en su bolsillo y lo puso bajo la nariz de Emily. Las dos mitades del pendiente se abrieron. Emily miró a las dos chicas en la foto del interior. Una de las chicas era Ali. Cuando se dio cuenta de quién era la otra, dio un paso atrás, confundida. -¿Es esa Tabitha? – Susurró. -Este era su collar – Aria dijo – Noel lo encontró en la playa, pero busqué las fotos de Tabitha online, y definitivamente era de ella. Spencer negó con la cabeza, asombrada. – Apuesto que Naomi lo puso para que Noel lo encuentre y se lo dé a Aria. -O quizás Graham lo hizo – Aria dijo, aun respirando agitada. Se veía como que estaba a punto de romper a llorar. – Estaba equivocada sobre él, chicas. Miró directo al collar como que él sabía lo que era, y luego me miró como si supiera todo lo que he hecho. Corrí de él y me encerré en la sala de calderas, pero él me gritó por la puerta. Grité una disculpa por lo que le hicimos a Tabitha, pero no lo detuvo. Él dijo que me estaba vigilando, y mencionó una foto. Creo que él es quien puso la bomba también. Él mencionó pólvora una vez cuando estábamos conversando—él podría haber sabido cómo hacer una explosión. Spencer se tapó la boca con la mano. - ¡Podrías haber sido asesinada! -Lo sé – Aria tragó saliva. Emily tembló - ¿De qué foto crees que hablaba? -No lo sé – Aria dijo – Quizás la de Tabitha en la playa. Yo creo que él es quien está trabajando con Naomi. -Oh dios mío – Spencer se dejó caer en un escalón, se veía atontada. -¿Pero por qué Naomi—o Graham, o quien sea—pondría ese collar para que Noel se lo dé a Aria? – Hanna preguntó. -Prueba que matamos a Tabitha – Spencer dijo, inclinándose para que un grupo de chicos


que bajaban las escaleras no escucharan – nos conecta con ella y esa noche. A está tratando de construir un caso impenetrable. Emily se apoyó contra la pared. – No lo entiendo. ¿Por qué A necesitaría construir un caso aun mayor sobre nosotras? A—ambos—tiene las fotos. Uno de los A nos vio. Y nosotras sí lo hicimos. ¿Por qué A necesita juntar evidencia extra? Spencer se encogió de hombros, la luz de emergencia brillaba en su cara – No lo sé. Pero el FBI está cerca, buscando a esa chica que saltó por la borda – Miró a Emily cuando dijo eso, luego miró a otro lado. – Sería un momento perfecto para contarlo. Nos arrestarían en horas, especialmente si tenemos este collar. Hanna miró a Aria - ¿Dónde está Graham ahora? Aria tocó la baranda con sus uñas – No estoy segura. Desapareció luego de la explosión. Spencer frunció el ceño – Eso es extraño ¿No creen? Aria se encogió de hombros – Estoy agradecida de que no esté. Tenía miedo de que fuera a saltar y herirme. -Eso tendría mucho sentido, ¿no crees? – Spencer abrazó sus rodillas. – Digo, agradezco que estés a salvo, pero ¿por qué no estaba esperándote luego de que la bomba explotó? ¿Se fue? Emily pensó por un momento, inconscientemente escuchando cómo más chicos bajaban por las escaleras. – Quizás calculó mal donde puso la bomba, y tuvo que correr de ella para no herirse. -¿O y si Graham no estaba seguro de que éramos nosotras en el techo esa noche? – Hanna preguntó, parando para toser – Incluso esas fotos de nosotras son bastante borrosas. Pero quizás cuando corriste de él, Aria, tuvo su prueba. Quizás él y Naomi irán a decirle a la policía. Spencer usó la baranda para apoyarse para pararse – El collar definitivamente nos conecta al crimen. La policía pensara que se lo sacamos a Tabitha esa noche. Hanna asintió. – Tenemos que deshacernos de ese collar ahora. No necesitamos nada que nos conecte a Tabitha—especialmente con la FBI aquí. -Deberías haberte deshecho de él tan pronto como supiste qué era. – Emily le dijo a Aria ¿Por qué no lo tiraste por la borda? Aria parecía aturdida. La luz fluorescente en la escalera hacía que su ya-pálida piel se viera aún más fantasmal. – No estaba pensando exactamente bien.


-Es bueno que no lo hayas tirado por la borda – Hanna dijo enérgicamente. – Hay cientos de policías dragando el puerto. Uno de ellos podría haberlo encontrado. Todo tipo de persona te vio usándolo, Aria—lo conectarían contigo en un segundo, y entonces A se aseguraría de que lo conecten a Tabitha también. Necesitamos deshacernos de esto para que no vuelva a perseguirnos. Deberíamos hundirlo con algo para que nadie nunca lo encuentre. Hubo un chirrido de acople en los parlantes, y las chicas miraron. Jeremy respiró en el micrófono – Una vez más, es en el Hotel Royal Arms. Les enviaremos un e-mail a todos en caso de que lo olviden. -Tengo una idea – Spencer dijo luego del anuncio. – Hay un golfo de buceo no muy lejos de aquí—mi grupo de buceo fue allí cerca esta tarde. Aparentemente es realmente profundo. ¿Y si tomamos uno de los botes inflables y vamos allí? Podemos nadar hasta el fondo y enterrar el collar bajo el coral. Los ojos de Emily se ampliaron. – Pero no estamos todas asignadas al mismo bote. Y suelen haber más que solo cuatro personas por bote ¿cierto? ¿Y si afectamos a la seguridad de alguien? Spencer se encogió de hombros. - ¿Has visto cuantos botes salvavidas hay en este barco? Hay suficientes. -De hecho, es cierto – Hanna dijo pensativa – Algo del registro de datos con el que trabajé en la oficina administrativa mencionó la capacidad del barco y cuántos chicos hay en este momento. Parecerá que hay como un millón a bordo, pero usualmente meten cien personas más en este barco para los cruceros normales. Aria tragó saliva – Spencer, no sé nadar. -Yo sí – Spencer le recordó – Estoy certificada para bucear. Yo lo enterraré. Tú no tienes siquiera que bajarte del bote. -¿Y qué haremos cuando acabemos? – Aria preguntó – Estaremos ahí en medio del océano. ¿Cómo encontraremos a los otros? Spencer no parecía preocupada – Oíste el anuncio—nos juntaremos en el Hotel Royal Arms en Hamilton. Podremos llegar allí. Hanna tocó una pintura descascarada en la pared. – Podría ser peligroso sacar un barco solas, especialmente a un lugar tan segregado. Spencer expulsó esa idea – He estado en Bermudas seis veces con mi familia. Conozco estas aguas. -Te sigo – Emily decidió – Vamos.


-Lo haré – Aria finalmente accedió. Todas miraron a Hanna, y ella se encogió de mala gana. Se reagruparon con la masa de chicos dirigiéndose a la cubierta del fondo, deteniéndose en el closet de almacenamiento de buceo para tomar una máscara, un tanque, y aletas. Las puertas de los barcos salvavidas habían sido abiertas, y el océano azul-negro y un brillante atardecer se abrían ante ellas. Todos estaban caprichosamente subiéndose a los botes salvavidas, sin poner mucha atención a sus asignaciones aparentemente. Los amigos se sentaban con sus amigos. Las parejas se apiñaban juntas. La gente aun sostenía sus refrescos de la fiesta previa al show de talentos. La mayoría estaba vestido en sus trajes de presentación, incluyendo a Aria. -Vamos – Spencer dijo, apuntando a un bote salvavidas vacío al final del corredor. Todas corrieron por él, y se subieron a bordo mientras los miembros del staff de seguridad del barco estaban ocupados cargando los otros botes. Emily sostuvo los lados de goma del bote y miró al agitado puerto frente a ella, enviando un burbujeo a su estómago. Todas se ajustaron sus chalecos salvavidas, que olían ligeramente a moho. Cuando se habían acomodado seguramente en los asientos, Spencer tiró la cadena para iniciar el motor de fueraborda. Luego, una mano tomó el brazo de Emily. - ¿Espacio para una más? Emily se dio vuelta y se tragó un grito. En la cubierta del barco, mirándola a ella, estaba Naomi. – Um… - dijo, sin moverse. La mirada de Naomi se disparó de Emily a Spencer a Aria a Hanna. Todas miraron igual de shockeadas. Las orillas de su boca se volvieron hacia abajo con disgusto. - ¿Puedo unirme o no? – preguntó agresivamente. -Lo siento, Naomi. No hay espacio – Hanna tomó el brazo de Spencer - ¡Vamos! Spencer presionó el acelerador y partió de la cubierta, casi botando a Naomi al agua. Emily se rascó el lugar en su brazo que Naomi había tocado. Su piel picaba. -¡Oye! – Naomi les gritó - ¿Qué rayos? -No le respondan – Hanna dijo entre dientes. -¡Oigan! – Naomi volvió a gritar, viendo cómo Spencer alejaba el bote de la orilla. - ¿A dónde van? ¡Ese es el camino equivocado! Aria lloriqueó. Hanna parecía que iba a vomitar. El corazón de Emily latía muy acelerado. La mandíbula de Spencer estaba cerrada con fuerza mientras conducía hacia el golfo. En un minuto, habían llegado tan lejos que tenían una vista panorámica del barco entero. Pequeños botes salvavidas salían del casco. Una luz de alarma brillaba en la cubierta


superior. Humo negro salía por las ventanas. Y entonces, la mirada de Emily volvió a la cubierta donde el staff estaba organizando los botes que quedaban. Naomi seguía allí, con las manos en las caderas, mirando. Emily miró su rígida silueta hasta que se hizo más y más pequeña, más y más borrosa, hasta que finalmente se desvaneció en la creciente oscuridad.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío


29. S.O.S. Tomó cerca de veinte minutos llegar al sitio de buceo al que el grupo de Spencer había ido esa tarde. El sol casi se había puesto; la última luz restante bailaba por el cielo en rayos morados. Spencer giró el bote en dirección a la sección de la costa que estaba marcado con grandes formaciones rocosas, acantilados naturales, y pequeñas cuevas. Escarpado coral sobresalía por todos lados. El agua chocaba contra resbaladizas y altas rocas cubiertas de algas. La cueva de la que estaban más cerca era muy profunda y oscura, parecía una tenebrosa boca enojada. Spencer paró el motor, luego se puso el tanque de oxígeno y aletas, sintiéndose un poco incomoda al usar el equipamiento de buceo luego de casi ahogarse. Pero chequeó las válvulas tres veces, y no había modo de que Naomi las hubiera alterado antes de partir. La parte más profunda es en esa cueva. Iré sola ¿está bien? Ustedes chicas quédense aquí. -¿Estás loca? - Emily dijo. - No puedes nadar allí sola. Iré contigo. Yo me mantendré a flote en la superficie mientras tú buceas. -Yo igual - Hanna dijo. Los ojos de Aria se expandieron. - ¡No me dejen aquí! Yo iré también. Spencer la miró con preocupación. - ¿Puedes hacerlo? Aria tiró un tirante de su chaleco salvavidas. - Estaré bien. Estamos en esto juntas, ¿cierto? -Me quedaré cerca de ti Emily se ofreció. Las chicas ataron el bote salvavidas a un afloramiento natural de rocas y se metieron al agua fría y llena de algas. Nadaron hacia el angosto pasaje y dentro de un oscuro y turbulento estanque. Luego de unas brazadas más, el pasaje se abrió a una caverna más amplia, donde el agua estaba mucho más calmada y tibia. Pero estaba negro como boca de lobo aquí también—Spencer apenas podía ver a unos pocos pies frente a ella. Apenas era mejor cuando prendió la linterna de buceo que tomó de la sala de equipamiento. La vaporosa y babosa alga marina seguía escurriéndose por sus piernas como sanguijuelas. Miró preocupada a Aria, pero estaba flotando cómodamente en su salvavidas. Tomó el collar de la mano de Aria. - Deséenme suerte - declaró, luego desapareció bajo el agua. Se hundió como lo había hecho más temprano ese día. Esta vez, su equipamiento funcionó, y el oxígeno llenó sus pulmones. Una vez que estuvo suficientemente abajo, encontró un afloramiento de rocas y puso el collar profundo en el golfo, soltando una nube de arena. Cuando se aclaró, el collar se había ido. Estaba oculto—ojalá para siempre. Cuando volvió a salir, las chicas seguían flotando. Había un tenso silencio—Spencer pudo adivinar que ninguna de ellas había hablado todo el tiempo que estuvo abajo. Los dientes


de Hanna temblaban. Aria estaba respirando con dificultad. Los ojos de Emily iban de un lado a otro hacia la orilla, la que parecía a un millón de millas de distancia. -Está hecho - Spencer dijo cuando se sacó la máscara de la cara. - Vamos. Patalearon de vuelta por el pasaje. El mar se había puesto aún más frío con la puesta del sol, y Spencer no podía esperar para volver a subir al bote salvavidas y dirigirse a la tierra. Entrecerró sus ojos al mirar el pequeño pedazo de sol en el horizonte. Apenas se podía distinguir entre el agua azul marina y el cielo oscureciendo. El único sonido que escuchaba era el pacífico oleaje. Miró de derecha a izquierda, desorientada. Algo parecía diferente. Emily apareció tras ella. Aria llegó después, luego Hanna. Todas se mantuvieron a flote junto a Spencer, mirando alrededor confundidas. -¿Dónde está el bote? - Emily dijo finalmente. Spencer parpadeó. Así de simple, su orientación vino a ella. Vio el crucero a la distancia. Allí estaba la roca con forma de dedo que recordaba del buceo más temprano ese día. Pero cuando buscó el gancho natural a donde habían atado el bote, todo lo que vio fue un trozo de cuerda suelto. Lo tiró, sintiendo un peso subir de la profundidad. Un motor de fueraborda apareció a la superficie. Luego de eso, la carcasa de una balsa, sin aire. Aria dio un grito ahogado. Emily y Hanna intercambiaron silentes y horrorizadas miradas. Las olas golpeaban violentamente las rocas. Una débil risa aguda dio vueltas en el aire. Hanna dio un pequeño grito y miró a todas las otras con los ojos aterrorizados y amplios. N-no entiendo. -Algo debe haberlo perforado. - Spencer sugirió, su voz temblando. Emily gimió. - ¿De verdad está ocurriendo esto? ¿Cómo vamos a volver a la orilla? Se miraron las unas a las otras, luego a la vasta distancia entre ellas mismas y el barco. Spencer dio vuelta y trató de calcular el nado hasta la tierra, pero era muy lejos también. Emily podría nadarlo, quizás, pero junto a ella, Aria estaba luchando y respirando con fuerza, incluso usando un chaleco salvavidas. -Debí haberme quedado en la balsa - Aria dijo entre tragos de agua marina. - Quizás esto no habría ocurrido. Podría haberlo mantenido a salvo. -Para. - Spencer dijo severamente. - ¿Y si te hubieras quedado en la balsa, y hubiera comenzado a hundirse, y no pudieras salir? Aria miró las suaves paredes de los acantilados. - ¿Cómo podría haberse pinchado con algo? No parece posible. Y entonces, como respondiendo, lo escucharon otra vez: esa risa aguda, parecía salir de las profundidades del océano. Era una risa vengativa, una risa de satisfacción, una risa que decía, ¿Ahora que van a hacer perras? Y de repente, un pequeño vástago de idea se formó en la mente de Spencer.


-Naomi hizo esto - susurró. La garganta de Aria se movió cuando tragó. El mentón de Hanna tembló. Los dedos de Emily temblaron cuando se puso su cabello tras sus oídos. Tan pronto como las palabras salieron de la boca de Spencer, supieron que era verdad. Naomi las había visto salir. De seguro había sabido lo que iban a hacer, y de seguro, como A, vio una oportunidad a prueba de tontos. Spencer ya podía ver las noticias de mañana: Cuatro lindas chicas van de paseo en un bote salvavidas cuando un crucero es evacuado. El bote tiene una fuga, las chicas se ahogan. Probablemente había ocurrido antes. Cuando los equipos de rescate finalmente las encuentren, sería estimado un horrible accidente, pero ciertamente no un nauseabundo juego. Nadie iría a la cárcel. Era el crimen perfecto. Todas se miraron. - Naomi nos dejó aquí para morir - Spencer susurró - Hasta donde sabemos, ella y Graham estuvieron en complot todo el tiempo. Una vez que su bomba no acabó con Aria, se movieron al plan B. Emily comenzó a llorar. - ¿Que vamos a hacer? ¡No quiero morir así! -¡Ayuda! - Hanna gritó. Pero las olas ahogaron su voz. -No deberíamos haber venido aquí nunca - Emily balbuceó. -Todo esto es mi culpa - Aria balbuceó - Si yo no hubiera recibido ese collar, no estaríamos aquí. No estaríamos en nada de esto si yo no hubiera empujado a Tabitha -No hables así - Spencer dijo. -¡Pero es cierto! - Aria lloró - Soy la única que se merece esto de A. ¡Ustedes no! Spencer vio como una ola pasó la cabeza de Aria. Volvió a flotar a la superficie, tosiendo, cuando otra ola la hundió. Sus brazos se movían inútilmente. Había terror en sus ojos. Emily tomó a Aria de la cintura y la tiró a la superficie. - Tienes que quedarte calmada - le gritó al oído - Entrar en pánico malgasta energía. -¿Cómo puedo no entrar en pánico? - Aria gritó - ¿No lo ves? A ideó un poético final para nosotras, lanzándonos al mar igual que como las olas se llevaron a Tabitha. Incluso si sobrevivimos, ¿Cuál es el fin? A va a encontrarnos otra vez y hacer algo aun peor. -No digas eso - Spencer calmó - Vamos a vencer a A. Vamos a encontrar un modo. - Pero cuando miró a la luz apagándose, se dio cuenta de que todo lo que Aria decía era verdad. Estar a la deriva en el mar era como la peor muerte posible, pero si sobrevivían, ¿quién decía que A no saldría con algo aún más aterrador? ¿Cómo podría vivir sabiendo que A tenía algo guardado para ella justo a la vuelta de la esquina? Aria se secó el agua de sus ojos. - Si salimos de esto vivas, le diré a la policía lo que hice en Jamaica. Todas giraron sus cabezas y la miraron. - No, no lo harás. - Spencer chilló.


-¡Ya no puedo soportarlo! - Aria agitó sus brazos - ¿No ven lo que está ocurriendo? ¡A está usando nuestra culpa y miedo para manipularnos—y podría seguir por siempre si no lo detenemos! El único modo de librarnos de A es confesar. Entonces A no tendría nada sobre nosotras. El mar se calmó por un momento. Hanna se sacó el agua de sus ojos. Spencer aspiró sus lágrimas. Finalmente Emily se aclaró la garganta. -Quizás todas deberíamos contarlo - dijo. -No podemos dejarte hacer eso sola, Aria - Hanna añadió. -Y es cierto - Una ola golpeó la mejilla izquierda de Spencer - A no tiene poder si confesamos. De cierto modo, probablemente nos liberará. Si, iremos a un juicio y si, quien sabe cómo serán nuestros futuros. Pero al menos A se habrá ido de nuestras vidas. Aria tragó saliva. - Ustedes no tienen que arruinar sus vidas por algo que yo hice. Spencer giró sus ojos. - Por última vez, Aria, estamos en esto juntas. Todas vamos a confesar. Nunca te dejaríamos echarte la culpa sola. Luego, a través de un acuerdo no hablado, nadaron juntas y formaron un anillo protector. Se sintió, de repente, como que eran real y verdaderamente mejores amigas. Incluso hermanas. Spencer entrecerró sus ojos a algo a la distancia. - ¿Qué es eso? - De vez en cuando, una vez que una ola pasaba, algo blanco pasaba por el agua. La boca de Aria se abrió - ¡Un bote! Hanna movió sus brazos sobre su cabeza - ¡Hey! -¡Por aquí! - Emily gritó. El suave rugir de un motor sonó por sobre la rabiosa marea. El barco iba directo a ellas. Hanna se rió casi histéricamente. - ¡Nos ven! El bote se inclinó hacia arriba en una ola y luego bajó. Parecía como una embarcación de pesca, con redes colgadas a los lados y postes sobresaliendo del casco. El conductor tenía un gorro kaki de pesca que estaba puesto lejos de sus ojos. Spencer se preguntó si era alguien del crucero. -¡Agárrense! – Una voz gritó. Una cuerda apareció en el agua. Spencer luchó para alcanzarla, pero justo cuando estaba a punto de alcanzarla, Aria le tiró el pie. -No lo hagas – dijo en voz baja. Spencer estaba a punto de protestar, pero luego siguió los abiertos ojos de Aria. Había una chica de pie en la cubierta. La cabeza de Spencer comenzó a dar vueltas.


Naomi. -¡Agárrense! – Naomi dijo otra vez. Enrolló la cuerda y la lanzó otra vez como un sedal. Cuando ninguna de ellas tomó el anzuelo, entrecerró sus ojos. - ¿Qué hay de mal con ustedes chicas? ¿Quieren ahogarse? -¡Naden! – Spencer gritó, dando la vuelta en el agua. - ¡Tenemos que alejarnos de ella! Pero entonces otra voz llamó del barco. - ¡Apúrense chicas, por favor! ¡Necesitamos traerlas a salvo! Spencer dejó de patalear, reconociendo la voz. La boca de Emily se abrió de golpe también. Mientras una ola se salió del camino, una segunda silueta apareció en la baranda. Él usaba una apretada remera de polo rosada, shorts de lino, y lentes con forma de estrella. La mirada en su cara era de preocupación y miedo puros. -¿Jeremy? – Spencer dijo, parpadeando. Unas pocas otras personas aparecieron al lado. Esa chica zorra con la que Emily compartía cuarto, Erin. Kirsten Cullen y Mike. Noel. Estaban a salvo.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío / Ade Rubiah


30. El largo camino a casa. -¡Agárrense! – Jeremy se apoyó en el costado del barco con sus brazos estirados. – Yo las tiraré. La mirada de Hanna iba de Jeremy a Naomi, luego al capitán del barco, un tipo con el ala de su gorro hacia abajo. Luego miró al resto del equipo de rescate. Caras familiares y desconocidas mirando con preocupación por el borde. Mike parecía que iba a comenzar a llorar en cualquier minuto. Noel Kahn estiraba su mano para que Aria la tome, la sangre estaba drenada de sus mejillas. Una ola golpeó el costado de la cabeza de Hanna, y se hundió por un momento. Por mucho que no quería poner pie en una embarcación con Naomi, la situación se sentía segura. Se estaba congelando. Sus brazos y piernas habían perdido sensibilidad, y por la atontada manera en que su cabeza daba vueltas, estaba segura de que estaba exhausta. Tomó la cuerda y dejó que Jeremy, Noel, y otros chicos en el equipo de rescate la suban a bordo. Alguien tiró una gran toalla sobre los hombros de Hanna, y se sentó por un momento, respirando con fuerza. Hubo una ráfaga de actividad en la baranda del bote mientras el equipo de rescate subía a Aria, Emily, y Spencer a la cubierta. Luego Jeremy se paró sobre ellas, con las manos en las caderas. -¿Qué rayos estaban pensando, robar un bote salvavidas y alejarse de la orilla? – Jeremy gritó. Sus lentes con forma de estrella se cayeron, pero no se movió para recogerlos. ¿Se dan cuenta de en cuánto problema están? ¿Qué tienen para decir a su favor? Todas se miraron entre sí. Luego Spencer dio un paso adelante. – Y-yo perdí algo durante mi buceo más temprano esta tarde. Una reliquia familiar. Solo pensé que ya que de todos modos íbamos a evacuar, podríamos hacer un pequeño viaje al golfo y ver si estaba allí. Hanna la miró, impresionada con el rápido pensar de Spencer – Cuando llegamos al golfo, todas nos bajamos y nadamos, buscándolo – añadió. – Y luego nuestro bote salvavidas se desinfló. Jeremy negó con la cabeza – No crean que sus padres no se enterarán de esto. Y su escuela. Hanna tragó saliva y sintió cómo Aria se puso tensa junto a ella. Pero entonces, algo en su interior se liberó. ¿A quién le importaba a quién le contaría Jeremy? Iban a confesar asesinato, después de todo. Un motor rugió, y Jeremy instruyó que todos se sienten. Spencer, Aria, y Emily se sentaron a una orilla. Noel rápidamente ocupó el último asiento junto a Aria, dejando a Hanna sin otra opción que sentarse al otro borde del bote. Un asiento, desafortunadamente, junto a Naomi. Se sentó, evitando contacto visual. Pero Naomi la estaba mirando de todos modos. ¿Estás bien? – preguntó bruscamente.


Hanna miró a otro lado, inclinando un hombro. -Dios, Hanna – Naomi dijo agresivamente – Al menos podrías decir gracias. Hanna se dio vuelta - ¿P-por qué? – dijo. Naomi parecía sorprendida – Uh, ¿por preocuparme cuando vi a las idiotas de ustedes ir en la dirección contraria a la tierra? ¿Por organizar un equipo de rescate cuando no las vi en la orilla? Reamente haces difícil el ser amigas. Hanna cruzó sus brazos sobre su pecho. – Tú nunca quisiste ser mi amiga, Naomi. Lo sé todo. Tú hundiste nuestro bote. Tú querías que estuviéramos a la deriva. Tú y Graham. -¿Quién? Hanna mofó. – El chico con el que trabajas. Naomi miró a Hanna como si un tercer ojo hubiera brotado en su frente. – Cielos, Hanna, estás en lo cierto. Yo y Graham, quien sea que sea, te seguimos en mi bote espía secreto súper-rápido y hundimos tú bote para que mueran. Somos unos completos monstruos. Sí, sí lo son. Hanna pensó débilmente, aun temblando bajo la toalla. Ustedes son monstruos llamados A. Pero había algo extraño. No había una sonrisa astuta en los labios de Naomi. Ninguna expresión desconcertada. No ojos abiertos, ni grito ahogado de me-pillaste. En vez de eso, movía su cabeza como si Hanna estuviera loca. La boca de Hanna sabía salada, y cuando respiraba, sus pulmones se sentían ásperos y molestos. Quizás era el hecho de que estaba exhausta, o quizás el hecho de que había decidido confesar por Tabitha, pero ya nada parecía importar. Cuando Hanna miró a Naomi, se sintió valiente. – Sé que lo sabes – dijo. Naomi frunció el ceño. - ¿Qué? -Tú sabes – Hanna habló con más fuerza. – Sé que tú sabes que yo conduje a Madison a casa la noche del accidente. Yo no estaba borracha, pero un auto salió de la nada, empujándome afuera del camino, y choqué un árbol. Sé que sabes que yo moví a Madison al asiento del conductor y me fui para no meterme en problemas. Tú y Madison lo averiguaron ¿O no? Las manos de Naomi cayeron de golpe en su regazo, y su cara se empalideció. - ¿Qué? Hanna tomó aire y luego miró a Jeremy, quien estaba hablando con el capitán. ¿Por qué Naomi se veía tan sorprendida? Sus e-mails con Madison indicaban que ellas sabían la verdad. Y sus mensajes de A dejaron claro que ella lo sabía todo. Y aun así estaba allí, con cara pálida, sus ojos de un lado a otro, sus manos temblando. Se sentía como que alguien hubiera alcanzado la mente de Hanna y la haya girado noventa grados. ¿Era posible que se haya equivocado respecto a Naomi?


-Tú… ¿No lo sabías? – Hanna preguntó. Naomi lentamente negó con la cabeza. Hanna se dio vuelta y miró la luna sobre su cabeza, luego a un sticker de pesca al costado del barco, luego los estúpidos lentes de Jeremy, tratando de mantenerse en algo estable y conocido. Si Naomi no sabía que Hanna había estado con Madison, entonces no tenía motivo para ir tras Hanna. Y si no tenía razón para ir tras Hanna, ¿por qué era A? ¿Era A? Se sentía como que alguien le acabara de decir que el cielo era verde, el agua naranja. Hanna miró a Naomi. Se veía tan vulnerable y desarmada como la noche del karaoke, o en el club, o en el gimnasio cuando le rogó a Hanna que pasen el rato. Una única lágrima bajó por su mejilla. Se mordió el labio inferior una y otra vez, hasta que estaba rojo y en carne viva. Hanna puso una mano sobre su boca. De una vez, se sintió enferma con remordimiento – Oh mi dios – susurró – Pensé que lo sabías todo. Los ojos de Naomi ardían. Sus labios temblaban, y apretaba y soltaba sus puños, como si estuviera considerando darle un puñetazo. Pero luego de un momento, cerró sus ojos y suspiró. – No, Hanna. No lo sabía. -Lo siento mucho – Hanna susurró Naomi la miró - ¿Crees que sentirlo lo arregla? -Pero lo siento – Hanna protestó. – No es como que hubiera querido que nada de esto ocurra. Madison apenas podía pararse cuando dejó el bar. Por eso es porque la conduje a casa—Tenía miedo de que algo terrible le ocurriera si yo no lo hacía. Y tú misma dijiste que el choque fue, de un modo extraño, algo bueno—la enderezó. Naomi miró con horror a Hanna. – Dios mío, Hanna. Hubiera preferido que el choque no ocurra para nada. Hanna cerró los ojos, de repente, notando lo idiota que sonó – Por supuesto – susurró. Naomi puso sus dedos en su frente – Estoy indecisa si llamar a la policía justo cuando lleguemos a casa y contarles todo. A mi prima le gustaba jugar hockey de pasto los fines de semana, ¿sabías eso? Ahora nunca más podrá volver a hacerlo. Probablemente siempre caminará coja. Fue a una rigurosa terapia física por meses, la cual acumuló una tonelada de cuentas para mi tía y mi tío. Debería hacer que tú las pagues. O quizás tu padre rico. Hanna abrió la boca y la cerró otra vez. No tenía defensa. Naomi estaba completamente en lo cierto. -El accidente causó un montón de angustia para todos nosotros – Naomi chilló, sus mejillas se enrojecieron. – Fue una tortura cuando no sabíamos si Madison iba a salir adelante. ¿Y crees que solo puedes decir que lo sientes y acabar con esto?


-No debí haber dicho eso – Hanna bajó su cabeza. – Puedes contarle a la policía si quieres. Y a tus padres. Y a Madison. Se merecen saber la verdad. Naomi cerró su mandíbula y miró al horizonte. – Es solo que no entiendo cómo pudiste hacer algo así. Y entonces, luego de saberlo, pretendiste ser mi amiga, ¡Como si nada estuviera mal! -No sabía que Madison era tu prima hasta que vi la ID falsa – Hanna dijo. Lágrimas bajaron por sus mejillas. – Cuando hice la conexión, me volví loca. Pensé que sabías sobre Madison y yo desde el comienzo—pensé que por eso eras buena conmigo. Lo sabías y querías vengarte. Naomi se mofó. – Era buena contigo porque quería que fuéramos amigas. Estaba enferma de nuestras estúpidas peleas. – La miró incrédula - ¿Por eso estabas en mi computador cuando volvimos del club? ¿Para asegurarte de que yo sabía? Hanna asintió, abrumada de culpa – Estaba convencida de que sabías sobre Madison. Leí un e-mail entre ustedes, y decías que habías arrinconado quién era el sospechoso. Supuse que sabías que era yo. -¿Has pensado alguna vez en solo hablar las cosas? ¿Confesar?- Naomi preguntó. -Es complicado – Hanna murmuró. No era como si pudiera contarle a Naomi sobre A. -¿Tú pusiste esas fotos en mi computador también? Hanna frunció el ceño - ¿Qué fotos? Naomi empuñó sus manos. – Toda una carpeta con fotos nuevas fue añadida misteriosamente a mi escritorio. Pensé que eran un virus, de hecho, así que no las vi, pero cuando fui a borrarlas, se habían ido. ¿Estabas tratando de echar a perder mi computador? -Lo siento – dijo una vez más, sin saber cómo explicarlo. Naomi se tocó el puente de la nariz. Miró las olas por unos segundos, luego de vuelta a Hanna, agresivamente. – Para que quede claro, no tenía idea de que Madison había estado con alguien en su auto. Estaba tan borracha esa noche que no recordaba tampoco. Lo que sí recordaba, sin embargo, eran los focos delantero acercándose justo antes del choque. A ese es a quien estábamos investigando, idiota. No a ti. Hanna se avergonzó, pero luego asintió tímidamente – Recuerdo ese auto. Fue como que, un segundo no había nadie en el camino, y al otro, allí estaba, yendo directo a nosotras. -Nos las arreglamos para encontrar un testigo – Naomi dijo de mala gana. – Una mujer vive en la casa en el cerro donde el auto chocó. No estaba en casa en ese momento, pero tiene una cámara de seguridad en la entrada del auto, y capturó parte del accidente. Hay una imagen borrosa del auto de Madison—No se notaba que habían dos personas en él.


Había una imagen de un segundo auto también, forzando al BMW a salir de la pista. Fue como que quería hacerlo. El corazón de Hanna comenzó a acelerarse. - ¿Tienes idea de quién fue? -Tenemos parte de una placa de patente, pero es todo. Los policías preguntaron a Madison si conocía a alguien que la odie tanto que querría herirla, pero no conocía a nadie. Supongo que debería hacerte la misma pregunta. Un escalofrío subió por la columna de Hanna. Si ella solo supiera quien quería herirla. Pero quizás así fue como A supo lo que había ocurrido esa noche: A había sido el conductor del otro auto, forzando el accidente. Por supuesto que A había tenido asientos de primera fila para ver lo que ocurrió después. Todo lo que A tuvo que hacer fue estacionarse, apagar las luces, y ver a Hanna desesperarse. El bote bajó la velocidad, y el puerto Hamilton apareció a la vista. Las amigas de Hanna, quienes estaban al otro extremo del bote, fuera del alcance del oído, se inclinaron en sus asientos y luego se dieron vuelta. Probablemente estaban mirando la conversación, tratando de adivinar lo que Hanna estaba diciendo. Hanna se preguntó si solo por su lenguaje corporal pudieron deducir que Naomi no era A. Hanna miró a Naomi otra vez. Había un montón de cosas que quería decirle a Naomi. Un gracias si era adecuado—habrían muerto sin el bote de rescate. Quería tratar de compensárselo, también, a pesar de que no tenía idea de cómo. Pero decir cualquiera de esas cosas parecía completamente inapropiado. Era una cosa cuando lo que había hecho era un secreto, algo con lo que era torturada internamente. Era otra cosa cuando veía a cuántas vidas había tocado, alterado. Añadía toda una nueva capa de culpa y vergüenza. -Lo siento mucho por todo – murmuró una vez más. -Si, bueno, deberías – Naomi gruñó. Cuando miró a Hanna, había disgusto en sus ojos, pero luego se encogió de hombros – No voy a contarlo, si eso es lo que te preocupas. Pero me la debes— ¿Entendido? Y esperemos que averigüen quien fue el otro conductor. -Oh. Gracias. – Hanna estaba sorprendida por la repentina generosidad de Naomi. Pero Naomi solo giró sus ojos y se dio vuelta. Una ola salpicó, goteando en la cara de Hanna. Se acomodó en su asiento, sintiendo una mezcla de vergüenza y arrepentimiento. Al mismo tiempo, sabía que la semilla de amistad que había comenzado a crecer entre ellas probablemente se había perdido por siempre. Se había dicho mucho. Se había dañado mucho—y todo era culpa de Hanna. Quizás no se molestarían la una a la otra en los pasillos de Rosewood, pero tampoco se sentarían juntas en Steam. Era otra cosa que A había arruinado. El bote entró al muelle, y todos hicieron fila para bajarse. – Sabes, hay algo más que probablemente debería decirte – dijo bruscamente cuando se bajaron al muelle. -¿Qué es? – Hanna preguntó Naomi puso un mechón de cabello desordenado por el viento tras su oreja – Ali me llamó


una vez, luego de que volvió a Rosewood como Courtney. Me contó todo. Que ella era la verdadera Ali, pero que había sido aprisionada en el hospital al comienzo de sexto grado por este intercambio casual, y que era algo así como culpa de ustedes que eso haya ocurrido. Los ojos de Naomi se ampliaron - ¿Le contaste a alguien? Naomi negó con la cabeza – Pensé que estaba borracha—la historia era muy loca. Y seguía diciendo “las odio, Naomi. Arruinaron mi vida. Arruinaron la tuya también ¿No crees? ¿No te deben algo? -¿Tú crees eso? – Hanna preguntó. Naomi se encogió de hombros. – Era genial ser la amiga de Ali, y yo estaba realmente enojada cuando nos botó a Riley y a mí por ustedes. Pero con el paso del tiempo, comencé a creer que era algo bueno. Ali era muy mandona. Y guardaba muchos secretos. -¿Cómo qué? Naomi miró a Hanna como si estuviera loca - ¿Quizás que tenía una hermana gemela de la que nadie sabía? – Luego aclaró su garganta. – Dijo algo más al teléfono el año pasado. Dijo “Voy a atrapar a esas perras, Naomi. Vamos a hacerlas pagar por lo que hicieron. -Dios – Hanna susurró. Ali las había hecho pagar. Luego miró a Naomi. – Desearía que hubieras dicho algo antes. Desearía que le hubieras dicho a alguien. – Si Naomi se hubiera tomado más en serio a Ali, las chicas no habrían pasado por esa horrible experiencia en Poconos. Si la Verdadera Ali hubiera sido enviada de vuelta a La Reserva—porque seguramente la habrían enviado, si alguien le hubiera creído—Jamaica no hubiera ocurrido tampoco. Tabitha solo habría sido una rara amiga de Ali de La Reserva quien actuaba extrañamente en representación de Ali. Nada más. Hanna se imaginó el tiempo retrocediendo, cada cosa horrible que habían hecho haciéndose polvo. ¿Qué tipo de vida estaría viviendo ahora? ¿Qué tan feliz sería, que tan despreocupada? ¿Qué tan increíble sería si A no estuviera en su vida? Una mirada inteligente y rencorosa atravesó la cara de Naomi, recordándole más a la chica que había conocido por años, la chica que siempre había sido su enemiga. – Supongo que eso nos deja a mano.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío


31. Una Reunión Agridulce. El lobby del Hotel Royal Arms estaba hecho de piedras en tonos beige y café y estaba lleno con muebles genéricos y feas lámparas de metal, haciendo que Spencer se sienta como que estuviera en un hotel cercano al aeropuerto de Philadelphia en vez de en una de las costas en Hamilton, Bermudas. Lo único especial en el lobby era que estaba rebosando de chicos evacuados del crucero. Chicos de Pritchard estaban sentados en sillones. Un grupo de chicos de Rosewood Day ocupaban el pequeño restaurant, donde había tres televisiones y todas puestas en partidos de cricket. Chicas de Villa Louisa se inclinaban al mesón frontal hablando con sus padres en sus celulares. Todos habían recibido llamadas de sus padres, quienes estaban furiosos de que sus hijos hayan tenido que huir por sus vidas en botes salvavidas. Rumores daban vueltas sobre demandas en contra de la compañía de cruceros. Mason Byers anunció que su papá iba a tomar un avión privado hacia Bermudas esa noche y lo sacaría de una vez por todas de allí. La historia incluso había llegado a las noticias—EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS, un titular decía más temprano en un programa de noticias antes del cricket, seguido por un rodaje de docenas de pequeños botes salvavidas navegando alejándose del barco en llamas. Desafortunadamente, la historia sobre el roce con la muerte de las chicas también tuvo algo de tiempo al aire—los reporteros casi salivaron una vez que se dieron cuenta de que ellas eran las Pequeñas Lindas Mentirosas. Spencer se había enterado a través de las noticias de que las autoridades aún estaban tratando de averiguar lo que había causado la explosión en la caldera. -¡Muy bien todos! – Jeremy gritó en un megáfono, aun haciendo su mayor esfuerzo para mantenerse animado. – Hemos apagado el fuego del barco, pero no es seguro para viajar, así que les reservaremos boletos en avión. Se irán o mañana o al día siguiente. Estamos tratando de conseguirles habitaciones a todos aquí, así que nadie vaya a ningún lado. De otro modo se quedarán varados en Bermudas hasta que sus padres vengan a buscarlos. -¿Cómo si eso fuera una cosa mala? – Spencer murmuró, girando sus ojos. Estaba de pie con sus amigas en un pasillo trasero cerca de un par de terminales de computadores y máquinas expendedoras, observando el caos desde lejos. Ninguna de ellas había estado ni cerca de haberse recuperado de su momento en el agua fría—aún tenían toallas colgadas por sus hombros y piel de gallina. Sus cabelleras se habían secado parcialmente, pero Aria tenía alga enredada en su flequillo. Emily tenía una taza de chocolate caliente en sus manos, y Hanna aún estaba temblando. Pero quizás eso era porque acababa de anunciar que Naomi no era A. -Ella no sabía lo que le hice a Madison – Hanna continuó luego de que Jeremy finalizó su anuncio. – Y, digo, organizó un equipo de rescate para nosotras. Es bastante obvio que el verdadero A nos desvió al camino equivocado otra vez. Spencer asintió, no realmente sorprendida. Tan pronto como Naomi había llegado con un equipo de rescate escoltándola, comenzó a dudar de sus sospechas. Pero era increíble lo


expertamente que había hecho A que parezca que Naomi era quien iba tras ellas Enviarles mensajes cuando Naomi estaba cerca, por ejemplo. Organizar que Hanna y Naomi compartan habitación, otro ejemplo. Cerró sus ojos – Pero A estaba en el bote. Y A sí desinfló nuestra balsa— ¿cierto? Aria asintió. – Es demasiada coincidencia. Definitivamente A lo hizo. Así que eso nos deja a Graham. Quizás él es el único A. -Pero no entiendo cómo Graham podría habernos seguido al golfo sin que lo veamos – Emily dijo, mirando confundida – Estábamos en mar abierto. Y debe haber actuado rápidamente—no estuvimos en el golfo por tanto tiempo. -Quizás él nos escuchó hablando sobre ir al golfo y se dirigió allí primero, - Hanna sugirió – O él podría ya haber estado allí cuando llegamos, escondido en una de los golfos. Aria entrecerró sus ojos – No sé si él podría haber llegado allí tan rápido luego de la explosión. Pero supongo que cualquier cosa es posible. Spencer giró su anillo plateado en su dedo. – Graham probablemente espió todas nuestras conversaciones en la sala común. Y sólo porque Naomi no estaba cerca, nosotras pensamos que estábamos a salvo. -¿Alguien ha visto a Graham? – Hanna susurró – Él podría estar escuchándonos ahora. Todas levantaron la mirada. Spencer escaneó la multitud en el lobby. Jennifer Feldman estaba tocando su iPad junto al escritorio de check-in. Lucas Beattie estaba deambulando por el lobby, tomando fotos para el anuario. No veía a Graham en ningún lado. -Me pregunto cuál será su próxima jugada – dijo molesta - ¿Creen que va a delatarnos tan pronto como volvamos a Estados Unidos? Aria enderezó sus hombros – Creo que nosotras deberíamos confesar en vez de dejar que Graham nos entregue. Confesar. Spencer respiró hondo. Hanna y Emily se movieron incómodamente. Era obvio que todas estaban considerando la promesa que habían hecho en el agua. Emily se picó sus cutículas – Tengo mucho miedo de lo que va a ocurrir cuando lo digamos. -Tenemos que terminar con esto. – Aria dijo – Allá en el agua, tuve una epifanía. Preferiría limpiar mi conciencia a vivir una mentira. Incluso si eso significa sufrir por eso, no creo que pueda vivir otro día con esto sobre mí Spencer asintió – Me siento así también. Pero estás subestimando cuando dices sufrir,


Aria. Podríamos pasar años en corte. Podríamos ir a la cárcel por el resto de nuestras vidas. -A podría atormentarnos por el resto de nuestras vidas también – Aria dijo. -Pero nunca podremos ver a nuestras familias otra vez – Hanna dijo – Todos a quienes queremos nos odiarán. Lágrimas llenaron los ojos de Aria. – Lo sé. Pero como dije, puedo confesar por todas.Y... -No – Spencer, Emily, y Hanna dijeron al mismo tiempo. Spencer tocó la mano de Aria y tragó saliva. – Estás en lo cierto. Tenemos que terminar esto, y confesar es el único modo. Yo voy. -Yo también – Hanna dijo luego de un momento. Emily también asintió. Todas estuvieron en silencio por un rato, escuchando el escándalo de chicos en el lobby. Jeremy una vez más anunció que iban a reservarles vuelos a todos de vuelta a Philadelphia que partían los próximos días. El estómago de Spencer se hundió solo de pensar en eso. Una vez llegaran a casa, sus vidas se habrían acabado. Solo si pudiera quedarse en Bermudas por siempre. De repente, una silueta apareció en el umbral de la puerta. Reefer estaba de pie con sus manos en sus bolsillos. - ¿Podemos hablar? – preguntó, mirando a Spencer. Spencer miró a sus amigas, quienes se encogieron de hombros y asintieron. Caminó cautelosamente hacia Reefer, su corazón repentinamente se aceleró. Tan pronto como él estaba cerca, la tomó y la abrazó. – Acabo de enterarme de lo que ocurrió – le dijo al oído -¿Estás bien? ¿Qué hacías llevando una balsa de vuelta a esos golfos? El cuerpo de Spencer se mantuvo quieto y cauteloso, y miró alrededor para ver quién podría estar viendo. A pesar de que A no era Naomi, A aun le había enviado mensajes de que debía mantenerse lejos de Reefer. Pero luego recordó que iban a confesar pronto. La vida era muy corta para mantenerse alejada de él. – Es una larga historia – admitió – Pero estoy bien. Naomi me rescató, de hecho. Así que supongo que no es tan psicópata después de todo. Reefer negó con su cabeza rápidamente – No, Spencer, lo es. Ella me dijo todo. Spencer frunció el ceño - ¿Te dijo qué? -Ella era la que trataba de volverte loca – Su voz bajó hasta susurrar – Ella puso aceite de bebé en el piso, arregló la cama para que se rompa, después de todo. Todo lo que


pensaste que estaba ocurriendo era cierto. Spencer parpadeó con fuerza - ¿Ella de hecho admitió eso? Reefer asintió – Acabo de hablar con ella. Primero me dijo sobre el rescate, pero luego admitió lo que había estado haciendo. Parecía sentirse realmente mal por eso. Yo me siento mal por eso también. No te creí. ¿Puedes perdonarme? Spencer lo miró como si estuviera loco – Yo debería ser la que esté rogando un perdón. Yo soy la que ha estado actuando loca. Y yo soy la que terminó contigo. Nunca debí haber hecho eso. Reefer la apretujó. – Por supuesto que te perdono – murmuró – Ha sido un viaje raro, ¿o no? Naomi atormentándote, esa chica fugitiva saltando por la borda, y ¿oíste sobre la explosión? Puede haber sido intencional. Spencer tragó saliva – No había oído eso – Esperaba que sonara como la verdad. Reefer asintió – Comenzó en la sala de calderas. Creen que un pasajero lo hizo. Spencer miró abajo, sabiendo que con contacto visual con Reefer soltaría todo - ¿Saben quién lo hizo? – Preguntó. Reefer se encogió de hombros – No hay pistas. Están tratando de sacar las cámaras de seguridad de las calderas, pero dos de ellas fueron destrozadas. Pero oí que vieron a dos personas en la tercera cámara—solo están tratando de averiguar quiénes eran. Spencer miró a Aria, quien aún estaba hablando con Hanna y Emily. Estaba segura de que las dos personas en la cinta de seguridad eran Aria… y Graham. Cerró sus ojos por un momento, considerando a Graham como A. Ni siquiera lo conocían. Todo parecía tan… Impersonal. ¿Qué tipo de lunático acecha y atormenta a las asesinas de su novia en vez de simplemente entregarlas a la policía? Un lunático llamado A, por supuesto. Se volvió a Reefer, queriendo pensar en algo más. – Te he extrañado tanto – admitió. -Te extrañé también – Reefer dijo, y se inclinó para besar su cuello. Spencer hizo hacia atrás su cabeza, saboreando la sensación. Pero de repente, cuando un grupo de turistas usando remeras con la bandera Americana pasaron entre los chicos, la realidad entró a foco otra vez. Iban a llamar al FBI mañana. ¿Cómo iría? Primero una llamada, luego un encuentro con el investigador, luego ¿una llorosa confesión? Se imaginó a sus padres siendo convocados a la cárcel, la prensa clamando en la puerta con preguntas, sus nombres en las noticias otra vez, todos mirándolas. ¿Qué pensaría Reefer cuando se enterara?


Dejó escapar un pequeño y tranquilo gemido y abrazó a Reefer aún más. Cuando era una chica pequeña, ella y Melissa solían jugar un juego que habían inventado llamado “Príncipe Encantador” en el cual ellas hacían una lista con las características que querían en un futuro novio. Al comienzo, Spencer siempre copiaba lo que Melissa quería—alto, oscuro, bello, conduce un buen auto, y tiene un buen trabajo—hasta que se dio cuenta de que estaban, más o menos describiendo a su papá. Pero incluso cuando se imaginaba a un único futuro príncipe, cosas como huele a marihuana o puede hacer citas oscuras de canciones de Grateful Dead nunca estuvieron en su lista. Pero cuando miraba a la generosa, gentil cara de Reefer, las mismas sensaciones de anhelo, de algún-día-mipríncipe-llegará que solía tener cuando jugaba el juego, se acumulaban en su interior. A pesar de que Reefer no era el tipo de chico con el que había anticipado terminar, él era exactamente lo que ella quería. ¿Pero la querría él a ella luego de enterarse de lo que había hecho?

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío


32.

El problema del novio.

A pesar de que la compañía del Eco Crucero había fijado vuelos para que todos los niños vuelvan a Philadelphia, aún estaba el asunto de que todos recojan sus cosas del barco. El barco llegó al puerto Hamilton a las 7 A.M. el lunes, y todos tenían permitida una hora para empacar. Aria y Noel subieron la rampa, luego miraron el auditorio, que aún estaba decorado para el show de talentos. Era algo triste ver los globos festivos, serpentinas, y reflectores. Incluso la comida aún seguía puesta, aunque había moscas zumbando alrededor de esta hambrientamente. Noel apuntó a la Vespa del primer premio, que estaba estacionada cerca del escenario – Me pregunto quién la irá a recibir. -Nadie, supongo – Aria murmuró. Él negó con la cabeza sombríamente. – Ayer fue un asco – Tomó la mano de Aria – Simplemente no puedo creer que pensaron que era una buena idea ir a buscar alguna estúpida herencia familiar que Spencer perdió buceando. Podrían haber muerto. Aria bajó la mirada – No creí que fuera la gran cosa. No planeamos que la balsa se desinflara. Fue algo raro. -Debieron haberlo pensado – Noel tomó la cara de Aria con sus manos – Cuando Naomi me dijo que ustedes navegaron hacia la puesta de sol y aún no habían vuelto, mi corazón casi se detuvo. No sé qué haría sin ti. -No seas tan dramático – Aria murmuró, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Esos terribles momentos en el agua estaban tan frescos y vivos en su mente. Ella aun no podía aceptar en su mente la idea de que Naomi no era A tampoco—y de que A podría ser Graham y solamente Graham. Él las había visto, entrando y saliendo de las sombras tan sin esfuerzo. Él había sido quien mató a Gayle y casi las mató a ellas. Mientras caminaron más allá en el barco, el aroma a humo se hizo más fuerte. Noel arrugó su nariz. – Repugnante – Cuando pasaron el casino, Noel miró la mesa al frente, la cual aún tenía un letrero de la Eco Búsqueda del Tesoro - ¿Hablaste con Graham luego de que evacuamos? – Él dijo, poniendo una cara rara – Estoy sorprendido de que él no haya querido rescatarte. Aria tragó saliva, reviviendo esos horribles momentos en la sala de caldera. Spencer le había dicho que el barco pudo salvar una de las cámaras de seguridad, pero estaba indecisa de lo que la cinta podría revelar: En un extremo, sería bueno que Graham sea identificado y pillado. En el otro, ciertamente ella era la otra persona en la cinta. Noel perdería la cabeza si se enterara de que ella casi había sido hecha añicos. Se secó sus ojos y miró a su alrededor a la multitud de chicos dirigiéndose a sus cuartos. La habitación de Graham estaba en ese piso, pero él no estaba entre ellos. De hecho,


Aria no lo había visto en ninguna parte. Había buscado en la multitud en el lobby del hotel, restaurantes, y sitios al aire libre sin parar, pero él no había estado en ningún lado. Pensándolo bien, si él era A, esconderse a plena vista era lo que mejor hacía. Pero pronto ya no iba a importar. Una vez que contaran lo de Tabitha, Graham ya no podría atormentarlas. Serían libres. -¿Tierra a Aria? Saltó. Noel la estaba mirando. - ¿Estás bien? – Preguntó. Aria trató de sonreír, pero su boca no cooperaba. La realidad la golpeó como un balde de agua fría en su cabeza. Iban a contarlo. ¿No debía contarle a Noel también? No quería que él se entere viendo las noticias de las seis. -Yo… - comenzó, su voz quebrándose. Noel parecía preocupado - ¿Qué ocurre? – Preguntó suavemente. -Hi-hice algo terrible – Aria susurró. -¿Qué? – Noel se acercó. No estaba claro si él no había escuchado o si estaba pidiendo que continúe. Alguien cerró una puerta. Otro barco en el puerto hizo sonar una ruidosa y fea bocina. La historia palpitaba en la lengua de Aria, rogando ser liberada. – Yo he… De repente, la voz de Jeremy salió por el altoparlante. - ¡Todos, quedan cuarenta y cinco minutos! ¡Por favor empaquen rápido! Noel le dio la espalda a Aria. Él la miró por unos momentos, esperando. Aria se dio vuelta. – No importa. – dijo. No había modo de que pudiera decirlo todo ahora. Él le dio un gran abrazo, luego se alejó y le tocó el cuello. - ¿Dónde está tu collar? La mente de Aria se desordenó en búsqueda de una excusa. – Debo haberlo perdido en el agua – Esperaba sonar convincente – Supongo que quería ser devuelto al mar. Noel asintió lentamente, sin parecer molesto – Supongo que es mejor que tú lo hayas perdido a él que yo haberte perdido a ti. Le dio un abrazo final, luego se dirigió a su habitación. Aria dio un paso atrás en el elevador—su habitación estaba dos pisos más abajo que el de Noel. Cada músculo en su cuerpo se sentía nervioso y cargado. Ese mismo podría haber sido el último abrazo que se darían. ¿Siquiera le hablaría luego de que se enterara de que ella era una asesina?


De repente, justo cuando las puertas se estaban cerrando, un hombre con uniforme de policía caminó por allí, con postura tiesa, su mirada derecha hacia adelante. Aria golpeó el botón de ABRIR PUERTA y volvió al pasillo de Noel. El policía caminó hasta el final del pasillo, luego entró a una puerta a la izquierda. Aria estaba casi segura de que era la habitación de Graham. Ella recordaba donde estaba por cuando lo fue a buscar para ir al mini golf. Parecía que había sido tanto tiempo atrás. Miró a Noel caminar a su habitación, insertó su llave en la puerta, y entró. Luego, tomando aire, bajó por el pasillo también. Pasó la puerta de Noel, dirigiéndose al final del corredor a la puerta en la que el policía había entrado. Definitivamente era la de Graham—Aria reconocía el sticker de caballero en la pizarra. Miró adentro, preparándose para ver a Graham, pero en vez de eso solo estaban el policía y Jeremy. Sus cabezas estaban cercanas, y hablaban en tono intenso. -¿Por cuánto ha estado inconsciente? – El policía preguntó, con las manos en sus caderas. -Desde la evacuación – Jeremy murmuró. – No estoy seguro de qué tan malas son sus heridas—los doctores no hablan mucho. Su familia volará pronto. Aria parpadeó. ¿Graham estaba en el hospital? El policía hizo una cara irónica. – La inconciencia es un modo fácil de no hablar ¿huh? La cinta de seguridad revela a dos personas, uno de quienes es él – Él miró un celular. – Tiene mucho a qué temerle ahora mismo. -¿Han identificado a la segunda persona? – Jeremy preguntó. Aria contuvo su respiración. Pero luego el policía cambió su peso y dijo, - Aun no podemos obtener suficientes características faciales de la segunda persona. Pero creemos que es un hombre. Aria frunció el ceño, confundida. Pasó sus dedos por su largo cabello, luego miró sus fibrosos dedos femeninos, cada uno pintado de un color coral con glitter. Había sido confundida con un montón de cosas a lo largo del tiempo, pero nunca, jamás, con un hombre. De repente, los dos levantaron la vista y la vieron. Los ojos de Jeremy se expandieron. El policía parecía enojado. - ¿Sí? – ladró. -Um, estoy buscando a Graham – dijo, sorprendida por lo débil y tímida que se sonaba su voz. - ¿Saben dónde está? Algo tiritó en la cara de Jeremy por medio segundo, luego se calmó. – Tienes que empacar ahora, ¿está bien?


Una alarma sonó en su cabeza - ¿Graham está…bien? – preguntó, su voz chillando. Jeremy frunció el ceño y caminó hacia ella. – En serio. Si no sacas todo de tu habitación en la próxima media hora, no te dejaremos volver por ella. Los contornos de su cara se habían afilado, haciéndolo parecer más viejo y amenazador. Aria se dio vuelta y caminó rápidamente de vuelta al elevador, sintiendo que acababa de ver y oír algo que no debería. Una sensación incómoda se apoderó de ella, pero antes de poder pensar claramente al respecto, se apresuró, queriendo estar lejos de la habitación que posiblemente podía haber sido la de A de una vez por todas.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío


33. A Emily se le cumplen sus deseos. Al día siguiente, el transfer se estacionó en la entrada del auto de Emily, y el simpático conductor, quien había hablado a Emily todo el viaje sobre que su hijo de dieciséis años sería perfecto para ella, caminó a la parte de atrás para tomar los bolsos de Emily. Parece que no hay nadie en casa – Miró hacia la casa colonial azul de los Fields. Las ventanas estaban oscuras, las persianas bajadas, y habían hierbas y ramas tiradas por el viento en todo el pórtico. Emily se encogió de hombros. Su papá le había enviado un conciso mensaje poco antes de aterrizar en el aeropuerto Newark diciendo que no podía ir a recogerla y que había contratado un transfer. Él no le dio una excusa, y Emily se preguntó si esto era sólo porque él no quería estar atrapado en el auto con ella por dos tortuosas horas. Aparentemente, él no simpatizaba con el hecho de que tuvo que escapar del barco en un bote salvavidas. Le dio al conductor el último billete de veinte dólares en su billetera como propina, luego marcó el código del garaje y vio lentamente abrirse la puerta. Como era de esperar, los autos de ambos padres estaban estacionados tranquilamente en el garaje. Caminó junto a ellos y abrió la puerta lateral de la casa. El familiar aroma de su casa, una mezcla de popurrí ligeramente añejo, blanqueador, y la colonia de almizcle que su papá siempre usaba, hicieron que su garganta se apriete. Por unas pocas horas, había pensado que nunca tendría que volver aquí. Y luego de todo lo que había ocurrido, no tuvo tiempo para prepararse para volver a esta vida. A la vez, sus piernas no se movían. No podía soportar otra mirada de reojo de sus padres, otro suspiro pesado. No podía tolerar el pesado silencio de decepción, la puerta del dormitorio de su madre cerrada, esas terribles cenas con su padre donde ninguno de ellos hablaba. Y solo se pondría peor una vez que ella y sus amigas confesaran. Se paró en el cuarto de lavandería, una mano sobre la lavadora. Quizás se daría vuelta, caminaría por la puerta, y se quedaría en un hotel por la noche. Iban a llamar a la policía mañana—probablemente estaría en custodia en menos de veinticuatro horas. ¿Por qué no pasar las últimas horas en libertad en algún lugar pacífico y relativamente calmado? ¿Por qué torturarse a sí misma estando cerca de gente que la odiaba? Tragando saliva, comenzó a darse vuelta. Pero luego oyó una aguda, voz de cascarón llamando desde la sala de estar. - ¿Emily? ¿Eres tú? Se congeló. Era su mamá. -¿Emily? – La Sra. Fields llamó otra vez.


Luego hubo pasos. La Sra. Fields apareció en la puerta del living, usando un sweater rosado y jeans. Su cabello se veía lavado. Su cara tenía maquillaje. Y—aún más bizarro— estaba mirando a Emily con una débil sonrisa en la cara. Emily cautelosamente se tocó sus mejillas, preguntándose si estaba soñando. – Uh, ¿hola? -Hola cariño – La Sra. Fields miró sus bolsos. - ¿Quieres que te ayude? Emily parpadeó. Eran las primeras palabras que su mamá le decía en más de dos semanas. – No estaba segura si me querías en casa – chilló, sorprendiéndose a sí misma. La Sra. Fields juntó sus labios. Sus hombros subieron y bajaron, y por un breve segundo, Emily vio decepción formándose en las líneas de la cara de su madre y en las bolsas bajo sus ojos. Aquí viene, pensó. Su madre iba a ponerse a llorar y a desaparecer otra vez. Pero entonces la Sra. Fields dio un paso adelante, con los brazos estirados. Antes de que Emily supiera lo que estaba ocurriendo, había abrazado a Emily. Emily se quedó quieta a presión, con sus brazos a sus costados, aun esperando las lágrimas… o un reto… o algo terrible. Pero su madresóloo descansó su cabeza en el cabello de Emily, inhalando y exhalando quieta. -Oí que hubo una explosión en el barco – La Sra. Fields dijo – Y que ustedes casi se ahogaron en el mar. Emily bajó su mirada – Lo siento – dijo tímidamente. -Solo agradezco que estés a salvo. – La Sra. Fields sacudió las manos de Emily. Emily levantó la mirada. - ¿Lo estás? La Sra. Fields asintió. – Cariño, he tenido un montón de tiempo para pensar. Vamos a superar esto. Vamos a averiguar un modo de ser una familia otra vez. Emily se alejó y miró la cara de su mamá. – Bueno, ¡di algo! – La Sra. Fields urgió, parecía nerviosa. – Eso es lo que quieres ¿o no? -Por supuesto que es lo que quiero – Emily dijo – Yo solo… yo nunca…yo…- Sintió las lágrimas juntándose en sus ojos – Nunca pensé que me perdonarías – murmuró, comenzando a sollozar. La Sra. Fields la abrazó otra vez. – Tuve una larga charla con el Padre Fleming cuando no estabas. Sé que no hablamos sobre muchas cosas. Pero odio la idea de que hayas ocultado algo tan grande. He sido dura conmigo misma durante este tiempo también, Emily. Siento como que te he fallado como madre.


-No digas eso – Emily balbuceó – Es mi culpa. Debí habértelo dicho. Estaba tan… -… asustada, - La Sra. Fields terminó por ella. – Lo sé. Carolyn nos dijo. Emily se hizo hacia atrás. - ¿Carolyn hablo contigo sobre esto? La Sra. Fields asintió. – Siente como que te falló también. Quiere venir a casa para un fin de semana largo pronto para hablar las cosas. Esto es una reflexión para todos nosotros, Emily. Y si alguna vez vamos a sanar, vamos a salir adelante todos juntos. ¿No crees? Emily miró a su mamá sorprendida. – Si – susurró. – Realmente quiero que seamos una familia también. Emily miró alrededor en el cuarto de lavado con sus canastos de pollo, viejas sudaderas en ganchos, y jarras de detergente. Nunca había prestado tanta atención a esta sala, pero de repente, era su lugar favorito en el mundo. Las posibilidades se abrieron ante ella. Reconstruir su relación con su hermana mayor. Hacer lo correcto con su mamá otra vez. Tener cenas normales, vacaciones normales—ser una familia. Y ser honesta con ellos en el futuro, no corriendo de ellos cuando tuviera un problema. Luego recordó: Tabitha. Pero puso eso a un lado por el momento, decidiendo concentrarse en esto y solo esto. Por un día, podía tener a su familia de vuelta justo como quería. Probablemente nunca tendría un momento como este otra vez. -Vamos – La Sra. Fields dijo, levantando uno de los bolsos de Emily y arrastrándolo a la cocina. – Siéntate, te haré un té, y puedes contarme sobre tu viaje. Emily dejó que su mamá la guie por el living y la sentó en la mesa de la cocina. Se sintió bien verla llenar la tetera con agua y ponerla en la cocina. Estaba a punto de comenzar una descripción del barco y de las islas que visitaron, pero luego un sobre de Correo Express llamó su atención. Emily Fields, decía el escrito en la parte de la dirección. Lo levantó. - ¿Qué es? La Sra. Fields lo miró sobre su hombro y sonrió. – No lo sé. Acaba de llegar esta mañana. Emily abrió el sobre y sacó una postal. Cuando vio la foto del Aeropuerto Internacional de Bermudas en el frente, su corazón se dio vuelta. La postal no estaba firmada, pero supo inmediatamente de quién era. Luego leyó la fecha, y su mente se detuvo. 3 de Abril. Era dos días atrás, el día de la explosión del barco. Se imaginó el cuerpo de Jordan saltando de la cubierta del barco, las burbujas en el agua, los botes de FBI buscando en la bahía. Una sonrisa se extendió en su cara. Luego miró abajo y leyó la nota una vez más.


Emily: Estoy bien. No voy a donde habíamos planeado, sino que aun lugar aún mejor. Nos encontraremos algún día— Es una promesa.

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/ Ade Rubiah


34.

La diversión ni siquiera ha comenzado.

El timbre sonó en la casa de Byron a las 8 A.M. la mañana siguiente, y Aria se levantó de golpe del sillón. La casa estaba vacía—Byron estaba en el trabajo, y Meredith había llevado a la bebé Lola a una cita con el doctor. Miró por la ventana en la puerta. Hanna, Spencer, y Emily estaban de pie en el pórtico, con caras serias. -Gracias por venir – Aria dijo en voz baja cuando abrió la puerta. Nadie respondió. Las guió al estudio. Sus tres amigas se acomodaron en el sofá dándole la cara a la TV. Se sentaron con postura perfecta, sus ojos vidriosos y rojizos, como que estuvieran en un funeral. Lo cual, por supuesto, era algo parecido. -¿Están seguras de que debemos hacer esto? – Spencer dijo. Todas se miraron. – Yo no quiero – Hanna susurró. -Yo tampoco – Emily dijo. Su garganta tembló cuando tragó saliva. Aria se apoyó en el brazo del sofá, sintiéndose igual de dudosa. Cada momento de esta mañana se había sentido como el final de una era. Era la última vez que se despertaría en su cama. La última vez que se lavaría sus dientes en el baño. La última vez que besaría a Lola sin un guardia de prisión de pie junto a ella. ¿Siquiera Meredith llevaría a Lola a visitarla en la prisión? Los mensajes molestos de A la perseguían también: ¿Irá el novio de Aria a visitarla a la cárcel? Hanna se picaba sus uñas. Emily miraba una taza de café que sostenía, pero parecía no poder llevarse a sí misma a beberlo. Y Spencer seguía escogiendo una revista, observando la portada, y luego devolviéndola. -Quizás tendremos un juez muy gentil – Emily dijo – Alguien quien entienda lo asustadas que estábamos de que la Verdadera Ali venga de vuelta a herirnos. Spencer se burló. – Ningún juez comprará eso. Dirán que todos sabían que la Verdadera Ali estaba muerta. Emily se contoneó en su asiento, pareciendo que estaba a punto de orinar sus pantalones. – De hecho, no si le decimos a la corte que dejé la puerta abierta para ella el día del incendio. Las cabezas de todas se levantaron de golpe. - ¿Disculpa? – Spencer balbuceó. Emily enterró su cara en sus manos. – Lo siento. No podía simplemente dejarla en el piso


así nada más. No sé si salió, pero dejé la puerta abierta. -Pero vi la puerta – Hanna dijo – La cerraste. -No, no lo hice. Aria miró el techo, tratando de recordar esos momentos horribles, calurosos, agitados antes de que la casa se prendiera. Ella juraba haber mirado atrás y visto que la puerta estaba cerrada— ¿O era eso solo un invento de su mente más allá del hecho? -Dios, Emily – Spencer susurró, sus ojos abiertísimos. Hanna pasó sus dedos por el largo de su cara. - ¿Es por eso porque estás tan convencida de que la Verdadera Ali es quien nos acecha ahora? -Supongo – Emily jugueteó con el posavasos en la mesa de café. – pero he estado pensando en eso, y, chicas, quizás sea bueno. Si testifico que la puerta fue dejada abierta y lo asustadas que estábamos de que se haya escapado, quizás el juez entenderá nuestra paranoia en Jamaica. -O quizás pensará que estamos locas – Hanna dijo. Aria negó con la cabeza. – Deberías habernos contado esto antes. -Lo sé – Emily parecía torturada. – Y lo siento tanto. Pero ¿realmente hubiera cambiado algo? Probablemente hubiéramos estado aún más convencidas de que Tabitha era Ali en Jamaica. -O habríamos ido a la policía en vez de encargarnos nosotras mismas – Aria dijo. -Esto podría no haber ocurrido nunca. – Spencer añadió. Emily se desplomó. – Lo siento. -¿Te das cuenta de lo que significa? – Aria pasó sus dedos por su cabello - ¡La Verdadera Ali podría andar por allí! ¡Podría ser A! -Eso es lo que he estado tratando de decirles – Emily se urgió – Ali tiene más sentido. Ella y Tabitha habían sido tan buenas amigas que Tabitha llevaba una foto de ella en un relicario. Quizás ella estaba con Tabitha en Jamaica, y quizás el plan había sido empujarnos por el techo, no al revés. Quizás eso es por lo que estaba esperando en la arena, tomando esas fotos. Pero entonces, cuando las cosas salieron mal, decidió torturarnos. -¿Pero y Graham? – Spencer preguntó. – Él tiene mucho sentido también. Y estamos seguras de que él está vivo.


Aria tragó saliva. – Pensé que no importaba ya que íbamos a confesar, pero escuché a Jeremy y a un policía hablando ayer, y Graham está en el hospital. Hanna entrecerró los ojos. - ¿Por qué? -No lo sé. Quizás por la explosión. No estaba claro. -¿A quién le importa si Graham está en el hospital? – Spencer levantó sus manos – Saldrá de allí eventualmente. Y luego dirá todo lo que hicimos. -Había otra cosa rara también – Aria dijo. – El policía dijo que identificaron dos siluetas en la cinta de las calderas—uno era definitivamente Graham. No podían identificar a la segunda persona, pero pensaban que era un hombre. Spencer ladeó su cabeza. - ¿Recuerdas a alguien más estando allí abajo? Aria negó. Emily tocó la mesa. – Quizás solo te pillaron en un ángulo extraño o algo. O quizás era un trabajador al azar estando allí abajo al mismo tiempo que tú. -Quizás – Aria dijo lentamente. Luego cerró sus ojos. Estaba tan cansada de hablar de esto, avanzar y retroceder sobre quién podría ser A, dejar que A atormente sus vidas. Estaba harta. -Le diremos a la policía sobre Tabitha ahora mismo – decidió. -Está bien – Emily susurró, abriendo sus ojos ante el tono autoritario de Aria. Spencer solo asintió. Hanna tragó saliva, pero luego inclinó su cabeza hacia el celular de Aria. -Bien – Aria se sentía cargada eléctricamente y un poco loca. Tomó su celular y marcó el número de Michael Paulson, el hombre del FBI a cargo del juicio del asesinato. Era un código de área de Washington DC. Apretó los números en su teléfono innecesariamente fuerte. Marcó el último dígito y escuchó la línea marcando. Luego de un momento, alguien de recepción contestó. – ¿Puedo hablar con Michael Paulson, por favor? – preguntó, poniendo la llamada en altavoz. -¿Puedo saber quién llama? – La mujer dijo con voz aburrida. Aria miró a sus amigas, luego de vuelta al teléfono. – Alguien que tiene información del caso del asesinato de Tabitha Clark. Hubo una pausa cargada. – El Sr. Paulson está en una conferencia de prensa ahora mismo – dijo luego de un momento. – Pero si es importante, podré ubicarlo. ¿Puede llamarte de vuelta en un momento?


Aria dijo que estaba bien y colgó. Puso su teléfono de vuelta en la mesa de café, su corazón martillaba. ¿Qué iba a decir cuando el detective la llamara? ¿Cómo iba a decirlo? Tan pronto como lo hiciera, sus vidas cambiarían. ¿Realmente estaba lista para eso? Hanna tomó el remoto y prendió la TV. – Necesito ruido – dijo. – No soporto esto. – Un comercial de tortas de helado apareció en la pantalla. Todas lo miraron ausentemente. Aria se preguntó si todas estaban pensando en lo mismo—probablemente nunca tendrían algo tan frívolo y celebratorio como torta de helado otra vez. El comercial de la torta de helado terminó, y uno de camionetas Ford apareció. Luego uno de una pizzería local, luego seguros de vida. Después de eso, las noticias locales aparecieron. El hombre del tiempo habló sobre que iba a estar nublado hoy, pero habría un sistema de alta presión entrando mañana. - ¡Saquen sus shorts y remeras! – Anunció ¡Estará extraordinariamente tibio! -Dios. ¿Tiene que ser tan animado? – Spencer gruñó a la pantalla. Emily miraba desesperadamente al teléfono. - ¿Por qué no llama de vuelta? ¿No sabe que es importante? Hanna abrazó un cojín. – Hay algo que no mencioné sobre mi conversación con Naomi ayer. Aparentemente, la Verdadera Ali la llamó cuando estaba de vuelta en Rosewood como Courtney y le dijo todo. Ahora era a ella a quien todas miraron. - ¿A qué te refieres con todo? – Aria preguntó. -La verdad, supongo. Todo lo que estaba en esa carta que pasó bajo la puerta en Poconos. Pero Naomi no le creyó. Pensó que estaba loca. Spencer parpadeó con fuerza. - ¿Por qué Ali daría a conocer un secreto tan grande? Hanna se encogió de hombros – Pensó que Naomi se pondría de su lado. Me dijo que Ali trató de reclutarla, al igual que Mona trató de reclutarte a ti, Spencer. Ali dijo ‘Atraparemos a esas perras, Naomi’. -¿Atraparemos? – Aria dijo. -Eso es lo que ella dijo – Hanna miró pensativa a Aria. - ¿Qué tiene de raro eso? Aria puso su cabello tras su oreja - No lo sé. Solo sonó raro por un segundo, como que Ali tuviera un equipo de gente tras nosotras. Pero quizás no. De repente, Spencer, quien había estado mirando su teléfono, levantó su cabeza. ¿Recuerdas que dijiste que Graham estaba en el hospital, Aria? De hecho, creo que está en coma.


Les mostró su teléfono. EL CRUCERO DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS DECLARA UNA VÍCTIMA, decía el titular de una historia online. Aria escaneó el texto. Graham Pratt fue hospitalizado por heridas luego de la explosión a bordo del Eco crucero Esplendor de los Mares. El staff médico en Bermudas dice que está en un coma, pero descansando cómodamente. -Wow – Aria susurró, su corazón se aceleró. ¿Un coma? ¿Había sido noqueado con la explosión? ¿Pero por qué ella no lo había visto tirado en forma de X en el piso de la sala de calderas, inconsciente? El presentador de noticias apareció en la pantalla de la tv con una historia sobre un accidente de tráfico cerca de Conshohocken Curve, desconcentrándola. Aria tomó el control remoto, queriendo poner algo más, cuando la cámara mostró una cara familiar. Los ojos azules de Tabitha resplandecían. Su sonrisa era brillante y coqueta, como si guardara un secreto. NUEVO ACONTECIMIENTO, decía un subtítulo bajo su foto. El control remoto se cayó de los dedos de Aria al piso. Hanna la tomó del brazo y lo apretó. -Acabamos de recibir nueva información sobre Tabitha Clark, la adolescente que fue asesinada en Jamaica el año pasado – la reportera rubia dijo. – El examinador médico ha terminado la autopsia, y tiene resultados sorprendentes. Por más, aquí está Jennifer Rubenstein. La cara de Emily se palideció – Oh dios mío. -Aquí vamos – Spencer susurró. – Van a decir que Tabitha fue empujada. La imagen mostró a Michael Paulson, el mismo hombre a quien estaban esperando, frente a un mar de micrófonos. Un hombre con una bata de laboratorio blanca estaba de pie junto a él. Aparecieron flashes. -Luego de una larga examinación de los restos de la Srta. Clark. – Paulson dijo, caminando hacia adelante. – Mi equipo y yo hemos concluido que fue asesinada por un severo trauma en su cabeza. Hubo múltiples golpes en su cráneo, y parece que fue golpeada con un objeto desafilado. Hanna, quien había estado cubriéndose sus ojos con sus manos, miró. – Espera, ¿qué? Aria giró su oído hacia la TV, segura de que había escuchado mal también. -Quien sea que la mató lo hizo a poca distancia, - Paulson continuó – Esos son todos los resultados que puedo entregar por ahora. Los reporteros arrojaron preguntas, pero de repente uno de los asistentes de Paulson le tocó el hombro y le acercó un teléfono. Paulson se alejó de la cámara, dijo unas cuantas


palabras concisas al asistente, pero luego tomó el teléfono y lo puso a su oído. El teléfono de Aria sonó, y todas saltaron. Miró el ID del llamante. Era el número de DC que había llamado recién. Paulson seguía en la pantalla de la TV, esperando su respuesta. Aria abrió bien los ojos hacia su teléfono, luego a sus amigas, y luego a la televisión otra vez. TABITHA CLARK ASESINADA POR TRAUMA EN LA CABEZA A CORTA DISTANCIA, decía la leyenda en la parte de abajo. Lentamente, se acercó al teléfono, y presionó IGNORAR. El teléfono dejó de vibrar mientras la llamada fue enviada a buzón de voz; él no dejó ningún mensaje. Luego silenció la TV y se dio vuelta hacia sus amigas. Sus palmas se sentían erizadas. Su cabeza se sentía como si hubiera sido separada del resto de su cuerpo. -No entiendo – dijo temblorosa - ¿Por qué la autopsia no dijo que su espalda fue rota del impacto de una caída? Digo, trauma con fuerza sin filo en la cabeza a poca distancia… -…no es algo que nosotras hicimos – Hanna terminó por ella. – La caída no la mató. Aria parpadeó. Los engranajes en su cerebro se movían lentamente – Así que… ¿Eso significa…que alguien más la mató? En la TV en silencio, los reporteros lanzaban preguntas al Sr. Clark. Aria forzó una sonrisa. Hanna se acercó y apretó su mano. Spencer y Emily se abrazaron, ambas comenzando a llorar. Una extraña mezcla de sentimientos abrumó a Aria: alivio, euforia, pero también miedo paralizante. Alguien más había hecho esto. Eran inocentes. Las palabras eran bella música para sus oídos. Y aún así sus manos temblaban tanto y su corazón latía muy fuerte. Habían estado a punto de confesar un crimen que no cometieron. Arruinar sus vidas, destruir sus relaciones. Lo habían hecho para sacarse a A de sus espaldas, pero quizás eso era exactamente lo que A había querido que hagan todo el tiempo. Porque, quizás, A era el verdadero asesino de Tabitha. No ellas. -Chicas, Graham ya no tiene sentido que sea A – dijo lentamente. – Él no tenía motivo para tendernos una trampa antes de lo de Jamaica. Quien sea que esté haciéndonos esto, es alguien que hemos conocido por mucho, mucho tiempo. Todas se intercambiaron una mirada de horror, definitivamente, pensando en lo mismo al mismo tiempo. – La Verdadera Ali – Spencer susurró. -Tiene que ser ella – Hanna tragó saliva. De repente, el celular de Aria sonó. Al comienzo, pensó que era el detective llamando otra vez, pero luego vio las palabras en la pantalla. Un nuevo mensaje de texto. Su estómago


se revolvió. Cualquier noción restante de que Graham fuera culpable desapareció. La gente en coma no enviaba mensajes de texto. El teléfono de Hanna sonó después. El de Spencer chilló. El de Emily vibró. Todas se miraron entre sí, la sangre drenándose de sus caras. Luego Aria tomó su teléfono y presionó LEER. Me pillaron, perras—Yo lo hice. ¿Y adivinen qué? Ustedes son las que siguen. —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Frío/Ade Rubiah


Lo que ocurre después… Sip, yo lo hice. Y sólo estoy comenzando. El equipo de rescate puede haberles lanzado una cuerda de rescate, pero estas mentirosas siguen en un barco hundiéndose. Sólo es cuestión de tiempo antes de que caigan por siempre. Spencer se está quedando un poco sin aire por perseguir a Reefer por toda la cubierta principal. Puede haberlo pescado y traído de vuelta por ahora, pero nunca nada con drogatas, está tallado en piedra. Si tengo algo que decir al respecto, su relación se derrumbará antes de que lleguen a las puertas Ivy de Princeton. Pobrecita Hannakins, perdiendo otra amiga gracias a “moi”. Supongo que nadie le dijo nunca que los puentes que cuelgan sobre aguas turbulentas siempre se queman. Hablando de quemadas, oí que alguien del barco estará rehabilitándose en la propia clínica de quemaduras de Rosewood. ¡Y nada alivia tanto una conciencia culpable como un poco de trabajo voluntario! La Pija Ladrona robó el corazón de Emily y luego nadó como un cisne hacia la puesta de sol, pero la postal de Jordan lo hace sonar como que su historia de amor aún no se hubiese acabado. ¿O sí? Para Emily, todos los caminos llevan de vuelta a Ali. Y nada es más difícil de extinguir que una vieja llama… En cuanto a Aria, el collar de Tabitha no es lo único que necesita mantener enterrado. Si cierta personita se entera sobre su estrellada y tenebrosa noche del verano pasado en Islandia, explotará mucho más que un crucero. Disfruten del sol mientras puedan, señoritas. Los bronceados se desvanecen tan rápido cuando estás tras las barras... ¡Besos! —A

Traducido por: Daniela Corregido por: Ade Rubiah


Agradecimientos Muchas gracias a mi fantástico equipo en Alloy Entertainment – Lanie Davis, Sara Shandler, Josh Bank, y Les Morgenstein – por ayudarme tanto con Burned. Mi vida ha sido una locura últimamente, pero trabajar con ustedes en reconfortante, enriquecedor, y definitivamente cómico. Muchas felicidades a Kari Sutherland y Farrin Jacobs: Tus comentarios y sugerencias ayudaron a componer este libro. Muchas gracias, también, a Kristin Marang, quien siempre crea una gran prescencia en la web para mi cuando no tengo tiempo de hacerlo. Mucho cariño a mi familia y amigos: Mis padres; mi hermana, Ali; Kristian la pequeña nuez; mis primos Kristen, Colleen, Brian, Greg, y Ryan; y especialmente a mi adorable amiga Colleen McGarry, con quien doy imitaciones de conciertos de Led Zeppelin, hago bosquejos de escurridizas lagartijas, bailo toda la noche en nuestros “atuendos tejidos”, llevamos a nuestros menos-que-entusiasmados hijos a la pajarera, y sobreviví una noche vomitando en ese hostal en Galway. Eres la mejor amiga que podría pedir. ¡Besos!

Sobre la autora... Sara Shepard es la autora de dos series bestseller del New York Times, Pretty Little Liars, y The Lying Game. Se graduo de la Universidad de Nueva York y tiene una Maestría en Bellas Artes de la Universidad de Brooklyn. Las novelas de Sara de Pretty Little Liars fueron inspiradas en su crianza en la Main Line de Filadelfia, donde vive hoy en día.

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