La Oficina NERYS TORRALBAS
Cuando el director salió de la oficina, la
Se inclinó un poco hacia ella bajando el
puerta se mantuvo unos segundos en movimien-
tono.
to hacia adentro y hacia afuera, en un lento e
-Sigue lloviendo y el tráfico es terrible.
interminable mugir de los goznes de falso acero
Ella mostró un rostro serio, quizás triste.
oxidado.
-Mi vida se ha vuelto un infierno,
-Bueno, a lo que vamos.
Manuel. Al menos abre los ojos.
El muchacho colocó las carpetas sobre
la mesa.
-Tranquila, Dios vive del otro lado, mi
amor. - Estos son los informes que piden, y
Ella observó alrededor con expresión
estas las cuentas que se deben cerrar.
asustada.
-Déjalos ahí, después los reviso, -dijo la
El muchacho hizo un gesto de cansancio
mujer sin apartar la vista de la ventana.
y regresó a su silla del otro lado del escritorio.
Abrió cada carpeta colocando en grupos dife-
El muchacho caminó alrededor de la
mesa tratando de colocarse entre la mirada per-
rentes las hojas de un mismo color. Ella volvió la
dida y la ventana iluminada al fondo.
vista a la ventana ahora nublada por la tarde de
afuera y el aire muy frio de la oficina.
-¿No oíste nada? Acaba de decir que es
urgente, que nadie se mueve de aquí hasta que no
-Mientras esté aquí voy a cumplir bien
esté completo.
con mi trabajo. Tengo casa que pagar, tengo
-Por favor, ¿podrías apartarte un poco?
hijos, tengo cuentas y deudas.
El se quedó observando a la mujer que
-Tienes mujer que mantener.- Lo dijo sin
se movía de un lado a otro detras el escritorio.
apenas mover los labios.
-Es un mal día para todos, Natalia,
-Tengo que seguir adelante.- El mucha-
tampoco hay que exagerar como en los partes
cho respiró profundo. -No es mi culpa. El
meteorológicos.
mundo es demasiado redondo para no rodar.
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