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SACERDOTE y mago en África

P. José Antonio Aceves Álvarez, ma

La cultura africana está llena de color, cantos, gritos, danzas, tambores, saltos y mucha alegría.

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Algo que distingue a los kenianos es que son muy religiosos; siempre en los actos públicos oficiales del país, en las escuelas, en las casas, en las reuniones con amigos, etcétera, se hace oración sin importar qué religión profeses, pues hay muy buena relación entre católicos, cristianos protestantes, musulmanes y las iglesias tradicionales africanas.

Soy sacerdote diocesano, ahora asociado a Misioneros de Guadalupe (mg). Para mí, esta experiencia de “misión Ad Gentes” (de salir del propio país) será por cuatro años. Llevo ya dos años en la Misión y estoy convencido de que todo sacerdote debería darse la oportunidad de tener esta experiencia.

Los retos

Personalmente, mi mayor reto ha sido la lengua. Kenia tiene tres lenguas oficiales o nacionales: el inglés, el swahili y el lenguaje de señas. Además, al estar conformado por 45 tribus, tiene 45 lenguas maternas.

Mi primer año en el país lo dediqué casi exclusivamente al estudio de las lenguas en Nairobi, que es la ciudad capital, y ayudando un poco en la pastoral. Después, estuve cinco meses en la Parroquia de Guadalupe, estudiando inglés, y siete meses en la Parroquia de Cristo Rey, estudiando el swahili. Ahora, me encuentro en la Parroquia de San Pedro Apóstol, ubicada en territorio de la tribu maasai. Así que puedo decir que tengo como 90% de inglés, con el que me comunico principalmente; swahili al 50%, con el que ya puedo hacer pequeñas conversaciones y celebrar por completo la misa; y apenas he aprendido algunas palabras y saludos en maasai.

Lo que voy a extrañar

pues en verdad la convierten en una celebración en la que todos cantan, aplauden, bailan, responden, cierran los ojos para orar, etcétera.

Una misa ordinaria de domingo dura casi dos horas porque se canta y baila muchísimo, no porque el padrecito se alargue en la predicación. Sólo el canto de entrada a veces llega a durar 10 minutos, pues va acompañado de niños o adolescentes que entran danzando; además, cantan muchas partes de la misa que no se acostumbra en otros lugares, como durante el Yo confieso, en la procesión con la Biblia antes de las lecturas y en el Credo. Además de los cantos que acompañan la comunión, se suelen hacer dos o tres más de acción de gracias, que son los más festivos.

Haciendo magia

Sin duda, una de las cosas que más extrañaré será la forma en la que se participa en misa,

Desde muy pequeño, me gustó practicar algunos trucos de magia para sorprender a mis amigos; de adolescente, comencé a trabajar animando fiestas infantiles, presentando espectáculos de magia. Más tarde, como seminarista y luego sacerdote, empecé a utilizar estas ilusiones para la catequesis y la evangelización.

También, incorporé un mono de ventriloquía caracterizado como seminarista, que pronto se hizo popular entre los niños.

Sacar monedas de las orejas, convertir piedrillas en dulces o un globo en bastón, sacar tiras y tiras de papel por la boca, desaparecer y aparecer un lápiz… Siempre he disfrutado mucho presentar estos trucos de magia, pero en África, ha sido una experiencia increíble. Para la mayoría de la gente, es la primera vez que ven actuar a un mago y no pueden ocultar su asombro con expresivos gestos, gritos, manoteos e incluso hasta hay quienes han salido corriendo.

Vida salvaje

Otra de las cosas que me gustaría compartiles es que también he podido ver animales en su hábitat natural, apenas saliendo a caminar, a unos cinco minutos de la parroquia.

Es muy común ver por estos rumbos cebras, jirafas y gacelas; además, adentrándose hacia las reservas naturales, como a una hora de distancia, puedes encontrar elefantes, leones, chitas, jabalíes, hienas… Tal vez para los lugareños ya no es tan asombroso verlos, pero, para los que venimos de fuera, es todo un espectáculo.

Tú también eres misionero

Recuerda que con tu oración y las buenas obras que ofreces en favor de la Misión, tú también eres misionero. Y aunque la distancia nos separe, seguimos unidos en oración.

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