Crónicas Mesoamericanas II

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Florine Asselbergs

Del mismo modo, en cuanto mapa geográfico, el documento se limita a señalar aquellos lugares de relevancia para la narrativa quauhquecholteca. Es un mapa en el que los tlacuiloque, para subrayar la importancia de ciertas regiones, las presentan en tamaño más grande, en una posición central o repetidas veces. El tamaño del glifo de Quauhquechollan, por ejemplo, refleja la centralidad que este lugar tenía para ellos, al ser la región de donde provenían originalmente y en donde vivieron sus ancestros. Otros lugares fundamentales en la narrativa quauhquecholteca son Retalhuleu, donde el ejército cruzó una frontera importante, así como Chimaltenango y la ciudad de Santiago en Almolonga, que aparecen colocados en posiciones centrales en el paisaje. Por su parte, el hecho de que Olintepeque aparezca varias veces es un buen ejemplo de la combinación que el lienzo hace de los órdenes cronológico y geográfico. Presenta, en efecto, una narrativa cronológica en un entorno geográfico y es, en tal sentido, un “mapa histórico”. En otras palabras, aunque en la mayor parte del lienzo la distribución de los glifos toponímicos concuerda con la topografía real del área, es sobre todo la narrativa la que hace resaltar los aspectos territoriales. El territorio representado, además de ser el que interesa destacar de acuerdo con las exigencias de las historias que se narran, se encuentra limitado a los lados del lienzo por una banda de mar, de acuerdo con la manera indígena en que se percibían espacio y paisaje. El camino de Quauhquechollan a Guatemala hasta la segunda representación de Olintepeque se presenta como una narrativa casi lineal: se ve un solo camino por el que los españoles y los quauhquecholtecas viajan.66 Después de este punto, el camino se ramifica y la pictografía se convierte en un paisaje de caminos y ríos que convergen, se entrecruzan o separan, y en una dinámica de rutas comerciales, mercados, jeroglíficos toponímicos, personas y escenas diversas. Esta última parte, que se refiere al Altiplano de Guatemala, muestra tal variedad de elementos geográficos e históricos que da la impresión de ser el área mejor conocida por los autores del documento, especialmente en lo relativo a la región central de Chimaltenango y a la ciudad de Santiago en Almolonga. Por otra parte, el hecho de que haya aquí tantas escenas diversas y detalladas sugiere una participación de quienes lo pintaron en la vida social, económica y política local. Es otra razón a favor de la

hipótesis de que el lienzo original fue elaborado por quauhquecholtecas que se habían establecido en esta área, aunque después se pudiera haber enviado a Quauhquechollan. Además de documentar los eventos y lugares que fueron importantes para los quauhquecholtecas, el lienzo revela también la manera en que se veían a sí mismos: de acuerdo con conceptos prehispánicos, como conquistadores y, por consiguiente, como personas que habían alcanzado prestigio y merecían una posición privilegiada. Se representan con piel blanca y junto a los españoles, para crear un contraste con sus enemigos indígenas a los que representan con piel morena. Aparecen entonces más relacionados con el mundo de los españoles que con el de los otros grupos indígenas, ante quienes se muestran como una clase claramente separada. Probablemente pintaron el lienzo para recordar a sus gobernantes municipales, y quizás también a los españoles, su importancia como conquistadores indígenas y para insistir en las reclamaciones derivadas de esa posición. Puesto que los eventos representados en el lienzo ocurrieron entre 1520 (año en que Quauhquechollan fue sometido a la Corona española) y 1529, creería que fue pintado en los primeros años de la década de 1530, cosa que parece confirmar la ausencia en el documento de representaciones de iglesias. Casi todos los documentos pictográficos coloniales que conocemos de México muestran iglesias. Ahora bien, en Guatemala se empezaron a construir iglesias sólo a finales de la década de 1530, más tarde que en México. Es de suponer que, si el lienzo hubiera sido elaborado en ese período o más tarde, sus tlacuiloque las hubieran incluido. Aunque parece que no sobrevivió ningún otro lienzo relativo a la conquista española de Guatemala, comparable al Lienzo de Quauhquechollan (en el caso de las varias versiones del Lienzo de Tlaxcala, que muestran también conquistas en Guatemala, debe hacerse la salvedad de que fueron hechas en México), hay indicios de que sí los hubo en el pasado. En el Título de Caciques (1544), por ejemplo, se hace referencia a un mapa pictográfico compuesto por caciques de México central que se habían establecido en San Miguel Totonicapán.67 Además, en un documento fechado en 1571, el español Juan Hernández Nájera, intérprete oficial de náhuatl en la real Audiencia de Guatemala, testifica que había visto personalmente

66 La ruta representada aquí es la misma ruta hecha por Pedro de Alvarado entre 1523 y 1524, y por muchas otras personas antes y después de él. Era una ruta de comercio mayor desde tiempos prehispánicos y siguió siéndolo también después de la conquista. Debieron de haber sido los conquistadores indígenas, que ya conocían esa ruta, quienes guiaron a los hermanos Alvarado por ella. 67 Véase Carmack y Mondloch, 1989:212-213 y 218.

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