Libro feminismo en america latina

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el foro social mundial como espacio de confluencia y de disputa democrática

cas de cambio. La elección misma del foro como espacio de participación e incidencia expresa un posicionamiento que sostiene que las agendas de las mujeres y las agendas feministas son parte fundamental de las agendas democráticas, en lo global y lo local, y que estas agendas necesitan trascender el espacio propio para buscar conectarlo, dialogar y disputar contenidos con otras fuerzas y movimientos sociales orientados al cambio democrático, abriéndose hacia interacciones y alianzas que amplíen los contenidos del horizonte emancipatorio y avancen en el desarrollo de un contrapoder alternativo a los poderes hegemónicos. Estas interacciones amplían los marcos de sentido de otros espacios/movimientos al mismo tiempo que se amplían los propios, a través de un proceso de diálogo continuo que no renuncia a las disputas y a la diferencia. No es simplemente articulación, es un proceso en el que la articulación es vista como práctica política relacional y transformadora que permite «no compartimentalizar las opresiones, sino formular estrategias para desafiarlas conjuntamente sobre la base de una comprensión sobre cómo se conectan y articulan…» (Brah, 2004). Y es que la diversidad está también en referencia al lugar desde el que se habla. Si bien existe una agenda compartida con otros sujetos y movimientos sociales, como son la lucha contra el neoliberalismo y el militarismo, la forma de acercarse a ella y las dimensiones que iluminan los énfasis que coloca, dan cuenta de otros impactos en las relaciones de género7. Existen también otras dimensiones de las agendas feministas, las de los movimientos por orientación sexual, exacerbadas por la globalización neoliberal y que actúan con especial fuerza en la vida y en los cuerpos de las mujeres, las que no son fácilmente asumidas por otros movimientos y actores sociales, de allí su necesaria explicitación. Es el caso de las luchas contra los fundamentalismos que colocan al centro la relación entre sexualidad, producción y reproducción como cuestiones que hacen parte de los planos simbólicos y materiales de las relaciones sociales de explotación y dominación (Ávila, 2003). Su impacto, por lo tanto, va más allá, si consideramos las prácticas y contenidos fundamentalistas en «todas aquellas expresiones religiosas, económicas, científicas o culturales que pretenden negar a la humanidad en su diversidad, legiti7

En el caso del militarismo, además de la confrontación a una cultura bélica que privilegia la guerra, las mujeres inciden en lo que la lógica de guerra implica para el cuerpo de las mujeres. El neoliberalismo no solo flexibiliza el trabajo, sino coloca en lo privado las obligaciones de bienestar social que los Estados deberían dar, lo que aumenta la carga de trabajo y la responsabilidad de las mujeres al ser ubicadas como guardianas de la familia, la salud, etc.

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