Etica kant, epi, arist

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¡Así es Judah! La obra de Woody Allen comienza con alegre música de ceremonia festiva (Jazz), ¡así es Judah!, cómo, así. La película “Crimes and Misdemeanors” es un ámbito de reflexión acerca de cómo actuamos los seres humanos, ya que se puede ser un virtuosísimo profesional y a la vez una persona humanamente deshonrosa. Acentuaré la mirada sobre el personaje principal, teniendo en cuenta que la ética surge en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y elección, pudiendo coincidir o no con la moral heredada, a su vez abriré el contenido de la película con un texto perteneciente a la historia paralela, en el cual se sostiene toda la trama, “Lo increíble que les sucedió a los primeros israelitas es que concibieron un Dios que se preocupa. Se preocupa, pero al mismo tiempo exige que te comportes moralmente. Aquí viene la paradoja. ¿Qué es lo primero que pide ese Dios?, Dios le pide a Abrahán que sacrifique a su único hijo. Su hijo amado. En otras palabras, a pesar de miles de esfuerzos no hemos logrado crear una imagen totalmente adorada de Dios. Esto iba más allá de lo que podíamos imaginar”, de esto se trata la película, allí se sumergen los personajes. La Ética es una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral, la ética es un saber filosófico, mientras que la moral contiene el reservorio de miles de años del buen sentido, lo inmoral en cambio contiene el reservorio del rechazo. Podemos por ejemplo distinguir la moral cristiana, islámica o la socialista, como la ética aristotélica, de la epicúrea o la kantiana. Judah Rosenthal es presentado como un filántropo, un hombre que procura el bien del prójimo de manera desinteresada. “Sus horas interminables de recaudación de fondos para el hospital, el nuevo centro médico y ahora, el ala de oftalmología que hasta este año había sido tan sólo un sueño. Pero al que más apreciamos es a Judah, el amigo, el marido, el padre, el compañero de golf… “dice un colega suyo en oratoria, dando comienzo a la obra, la obra que nos confronta con nosotros mismos. En lo personal emerge de mí una simple pregunta acerca de la felicidad, qué clase de personas estamos dispuestos a ser para conseguirla, ¿qué será nuestra felicidad? 1


Judah en la película es un personaje expuesto, no un personaje juzgado, la trama lo construye en sus elecciones. Así es Judah, ¿cómo?, así. Relata, “Siempre he sido escéptico pero me criaron muy religiosamente. Y aunque lo desafié, hasta de niño se me debe haber pegado algo de ese sentimiento. Recuerdo que mi padre me decía: Los ojos de Dios siempre están sobre nosotros. Los ojos de Dios. Qué frase para un niño joven. ¿Cómo eran los ojos de Dios?, supuse que serían penetrantes e intensos”, así ante su círculo de pares, con cierta intención de remate gracioso que refleja en su gesto, finaliza su discurso: “Me pregunto si sería tan sólo una coincidencia que mi especialidad fue oftalmología”, y ríe por supuesto acompañado por los aplausos de la concurrencia. A medida que avanza la obra, Allen lo descubre con su singularidad y su universalidad, Judah es simplemente un hombre como tantos, que mantuvo una relación paralela a su familia durante dos años, pero que ya no desea hacerlo. Su amante, Dolores, no le permite distanciarse, aparentemente no soporta el dolor, se muestra vulnerable, no está dispuesta a perderlo, sufre. Así ella comienza su trágico protagonismo, enviando una carta a la esposa de Judah, la carta es captada antes por él, “Estimada Miriam Rosenthal, llegué al punto más bajo de mi vida al escribirle…”.Judah habla con ella, es un hombre simplemente terminando una relación, le explica su situación, su necesidad, pero ella no acepta y llega a amenazarlo, le dice que sabe lo que paso entre sus acciones y los filántropos, así le acentúa que no es ciega. Ahora va más allá de su mujer, está hablando de sus negocios financieros, él la cuestiona, le pregunta si esa es su idea del amor. Aquí es cuando profundizo con la película, qué es lo justo. Judah simboliza que Dolores quiere arruinar su vida. Distingo también esto de objetivar al otro, el otro es mi objeto, tengo derecho a qué, qué derechos tengo sobre el otro. Luego de reflexionar Judah llega a una decisión que no deja de hablarnos de nuestra sociedad, comete femicidio, esta es una historia pasional como tantas, pero se abre así el debate moral…”Yo oprimo un botón y podría volver a dormir…”, ¿Podrías dormir con eso?, ¿Ese es quién realmente eres?, parece que Dios es un lujo que Judah no puede darse.

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Según Aristóteles, obra moralmente quién elige los medios más adecuados para alcanzar la felicidad, entendida como autorrealización. La felicidad es el fin natural de nuestra vida, y también el fin moral. Obrar moralmente es entonces lo mismo que obrar racionalmente, siempre que entendamos aquí por razón, la razón prudencial. Para Aristóteles la virtud ética se adquiere haciendo, queremos ser justos, veamos al justo y practiquemos la justicia. Quien elige pensando sólo en el presente y no en el futuro es imprudente, y lo que es idéntico, inmoral. Es decir, si trasladamos esta parte de la ética aristotélica a la actualidad de la película, Judah es un personaje inmoral, por el entramado de malas elecciones. Parece ser cierto que estas elecciones sólo lo mantienen en su estatus social, pero al no haber sabido elegir con prudencia, también lo alejan de la felicidad. -¿Qué es el bien?, Aristóteles se pregunta. Toda actividad, ha de tener necesaria, un fin; para aquél que realiza una acción, ésta se le presenta además, como capaz de reportarle un bien, da algunos ejemplos relacionados con las artes y las ciencias: "el fin de la medicina es la salud, el de la construcción naval, el navío, etc.". Para que nuestro desear tenga un sentido, es imprescindible que todos nuestros fines converjan hacia un fin último que valorice a los demás: a ese fin último lo denomina, Bien Supremo o Sumo Bien— y lo compara con el blanco al que deben apuntar los arqueros. Así podemos prestar atención al hecho de que Judah es médico, así su fin es curar, sin embargo comete un asesinato, este es el tipo de hombre en el que se convirtió, con una especie de felicidad ficticia, racionalizada. Para Epicuro, nadie puede vivir felizmente sin ser prudente, honesto y justo; y por el contrario, siendo prudente, honesto y justo, no podrá dejar de vivir felizmente, pues la felicidad es inseparable de las virtudes. La felicidad, para Epicuro está basada en la autonomía o autarquía, y la tranquilidad del ánimo o ataraxia. La ética de Epicuro se basa en dos polos opuestos: el miedo, que debe ser evitado, y el placer, que se persigue por considerarse bueno y valioso. Pero nuestro personaje actuó por miedo, sin ser prudente, honesto o justo, y prefirió los placeres innaturales e innecesarios, que considera Epicuro superfluos, como ser el prestigio.

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Kant cambia lo que se refiere al modo de entender el saber moral, las personas tenemos conciencia de que hay determinados mandatos que debemos seguir, nos haga o no felices obedecerlos. Cuando decimos que no se debe matar o que no hay que ser hipócrita, no estamos pensando en si seguir esos mandatos hace feliz, sino en que es inhumano actuar de otro modo. El asesino, el hipócrita no está actuando como auténtica persona. Se abre un nuevo mundo para la moralidad. El mundo moral es el de la autonomía humana, es decir, el de aquellas leyes que los seres humanos nos damos a nosotros mismos. Precisamente porque nos las damos, podemos promulgarlas o rechazarlas, aceptarlas o abolirías. La razón moral no es una razón práctica monológica, sino una razón práctica dialógica: una racionalidad comunicativa. Así se presenta el personaje en esta película, sabe que no debe matar, pero lo hace, su humanidad de esta forma cae, es el mundo real, en donde transita hipócritamente, con cierto lugar prestigioso en él, y rodeado de hipocresías.

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