Revista EXACTAmente 60

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Epidemia de dengue

Desnudando al virus

Coquetea entre mosquitos y humanos. Con sus cuatro versiones se da el lujo de confundir al sistema inmune. Y hasta corre sangre por su engaño. ¿Podemos evitarlo? Saber cómo actúa el virus del dengue nos da más chances de dar en el blanco. Pero a veces ni eso alcanza.

Romina Carnevale - romicarnevale@gmail.com

Calor, humedad, mosquitos e incertidumbre. Se agudiza el oído, se está atento a la piel. Se revisa y se busca. ¿Habrá? Y los que están ¿serán? Aedes aegypti, digo. Ya es de noche. Tarde para ellos. Pero el vecino de al lado se contagió y el de enfrente también. Y se termina compartiendo. Noticias, opiniones y seguramente algún que otro Aedes… No duermo. Y no por los zumbidos. El que te despierta de madrugada no transmite el dengue. Pienso en el virus. Un virus que pertenece a la familia Flaviviridae, famosa por tener además entre sus miembros a los responsables del zika y de la fiebre amarilla, y que se caracteriza por infectar a células del sistema inmune. Al virus del dengue, y sus 4 versiones o serotipos, DENV1 a DENV4, le va muy bien entrando y multiplicándose en lo que constituye la primera barrera de defensa del cuerpo, las células fagocíticas de la piel. Células anfitrionas si las hay. Son las que toman contacto con el virus recién salido de la saliva del mosquito, lo tragan y lo presentan formalmente a aquellos glóbulos blancos más eficaces para combatirlos.

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Sí, leyó bien. Lo presentan. Así se lo llama al proceso en el cual se activan células específicas en las que recae la eliminación definitiva del patógeno. Ahora bien. Al infectar a las células fagocíticas, el virus del dengue estaría afectando a uno de los principales actores de toda respuesta inmune. Los especialistas coinciden en responsabilizar al DENV de disminuir la maduración y activación de estas células, de alterar su tarea presentadora o, lo que es peor, de inducir su muerte. Como parte de sus mecanismos de evasión del sistema inmune el DENV logra, además, disminuir la producción de sustancias químicas esenciales en las defensas antivirales del cuerpo, como interferón y óxido nítrico, e incluso reducir la respuesta a ellas. La buena noticia es que, a pesar de todos los intentos del DENV, el sistema inmune puede ganar la primera batalla. No todas las células fagocíticas mueren frente al virus. La activación de glóbulos blancos específicos y, en especial, la producción y acción de anticuerpos neutralizantes –moléculas que se unen a partículas virales permitiendo su eliminación– en general logran controlar

una primera infección. Y de esta batalla es posible, aunque no siempre, que nos enteremos. Durante esta respuesta, aumenta significativamente la producción del llamado Factor de Necrosis Tumoral o TNF junto a otras sustancias que incrementan la temperatura corporal y bien pueden hacerse cargo de los síntomas de la llamada fiebre del dengue.

Que no se repita Temperatura más que agradable para estar sentados en el patio compartiendo un mate con amigos. Macetas y vasijas de barro con agua de la última lluvia acompañan la puesta de sol. Y allá por lo bajo, cerquita de los tobillos, andan los Aedes. ¿Estarán infectados? Y si lo están ¿con qué variante del dengue? Las hembras esperan el momento de tranquilidad preciso para posarse y picar... Siento el pinchazo y casi de inmediato viene el recuerdo de la primera infección. A menos que nos toque el mismo serotipo en suerte, en una segunda infección con cualquiera de las otras tres variantes del DENV podría darse el fenómeno denominado potenciación de la infección mediada por anticuerpos, ADE por


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