22 Arte Francisco Tafur,
125 9 de agosto de 2009
Unimedios
Era la época de Navidad en 1994. Entre ‘tutainas’ y buñuelos, la familia Pérez Quinche, radicada en el municipio de Tocancipá (Cundinamarca), asistió a un concierto de la banda del pueblo. Desde ese momento, el hijo menor, de apenas diez años, se enamoró de la música. Hoy, 15 años más tarde, Johnny Ferney no solo es uno de los músicos más destacados egresado del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia, sino que, además, se ha dado a la tarea de interpretar y revelar un instrumento poco referenciado en el medio: el eufonio. El nombre de eufonio proviene del griego eu, que significa lindo, y fonio, que hace reseña al sonido. Es un instrumento que pertenece a la familia de los metales de viento, tiene cuatro pistones y su textura es similar a la tuba. Johnny empezó a tocar los primeros acordes de este particular aparato después de unirse a la banda tocancipeña, justamente tras ese concierto navideño a mediados de los años noventa. “Inicialmente toqué la trompeta, posteriormente el corno y, cuando llegó un eufonio nuevo a la banda, me comencé a ‘engomar’ con este instrumento hasta el punto de estudiarlo profesionalmente”, afirma Pérez Quinche. “En las bandas el eufonio se utiliza mucho gracias a la gran variedad melódica que posee. Por esa razón es un instrumento principal, como la trompeta. Poco a poco me fui inclinando por él, y conforme me fui adentrando en su estudio, escuché al máximo exponente colombiano de música folclórica, Ramón Benítez, interpretando con majestuosidad el bombardino (como se conoce al eufonio en Colombia). Ello afianzó mi interés y definitivamente me enamoré de este instrumento”, recuerda Johnny. Sin embargo, a lo largo de su práctica con el eufonio, Johnny notó que los pocos músicos de este instrumento tenían una formación empírica y que, de hecho, no existía ninguna formación académica al respecto en ninguna parte de América Latina. Por eso, hacia el año 2004, y con el propósito de iniciar su formación como músico profesional, se acercó a la Universidad Nacional de Colombia con la propuesta de iniciar la carrera de eufonio en el Conservatorio de Música, perteneciente a la Facultad de Artes. En ese entonces, a la directora curricular, Carmen Barbosa, literalmente le sonó la idea y la UN le apostó al proyecto de Pérez Quinche. “Inicialmente me admitieron como tubista, pero, por intermedio de manifestaciones musicales y de demostrarles a los directivos que el eufonio era importante, se abrió el espacio para que me empezaran a ver como eufonista. Gracias a Dios soy el pionero y espero hacerlo bien”, destaca Johnny. Lógicamente, por ser el primero, las cosas no resultaron nada fáciles durante su carrera ante la ausencia de maestros especialistas en este instrumento. “Como no tuve un profesor de eufonio, se complicó el estudio. De hecho, para conseguirlo me tocó viajar. Apenas el año pasado recibí clases especializadas en Europa”, dice Pérez.
Único eufonista titulado de América Latina
Johnny Ferney Pérez, recién egresado del programa de Música de la Universidad Nacional de Colombia, se ha convertido en uno de los pioneros del estudio del eufonio en Latinoamérica.
Este instrumento, aunque forma parte de algunas de las orquestas que divulgan el folclor nacional, no había sido formalmente incluido dentro de la formación musical del país. En un principio, Johnny recibió clases de tuba con Freddy Romero y terminó con Rafael Pérez. “La relación entre la tuba y el eufonio es casi nula, pero los conceptos musicales, de respiración y de ataque llegan al mismo punto. Afortunadamente, estos profesores tienen conceptos bastante acertados y pude aprender mucho de ellos”, comenta el músico.
Europa, la oportunidad de oro Gracias al Seminario Internacional de Bandas que realiza la firma Yamaha en Colombia, Johnny tuvo la oportunidad de acercarse aún más al eufonio. El año pasado, actuando como solista en dicho evento, fue contactado por un director holandés que lo invitó a participar con la fanfarria de Trakai (Lituania). “A la par de la invitación, tuve la oportunidad de tomar un curso con el mejor eufonista del mundo, Steven Mead. Fue una buena experiencia porque a Mead le gustó el trabajo que venía haciendo, además de que nunca había escuchado a un eufonista suramericano, lo cual le llamó mucho la atención”, afirma el músico nacional. Posteriormente, el maestro Mead lo contactó para realizar otro concierto en Argentina. En ese país, igualmente, tuvo la oportunidad de continuar con las clases de eufonio con el experto. “Desde entonces se ha abierto un buen camino. He tenido la oportunidad de viajar y observar cómo son las cosas con respecto al mundo de la música. La experiencia es mayor y se van haciendo cosas cada vez más importantes”, destaca Pérez. Por ejemplo, Johnny ha tenido la oportunidad de tocar como solista en República Checa y Perú. En el país vecino, incluso, recibió como regalo algunas melodías para el eufonio por parte de Mead, lo cual es considerado un honor ante la talla y la importancia del maestro inglés. Durante la evolución de su carrera, la UN ha acompañado y apoyado a Johnny Ferney. “No hay que desconocer que la Universi-
“Gracias a Dios soy el pionero y espero hacerlo bien”, destaca Johnny Ferney Pérez. Archivo particular
dad tiene un rubro para movilidad y de ahí me han podido colaborar para la mitad de los tiquetes aéreos. También el Alcalde de Tocancipá me ayudó mucho para el viaje a Lituania”, apunta Pérez. Finalmente, el pasado 28 de mayo, Pérez Quinche presentó su concierto de grado junto con la banda de Tocancipá y se convirtió de manera oficial en el primer eufonista profesional de Colombia. Eso sí, dejó de legado no solo la apertura de la carrera de eufonio en el Conservatorio de Música, sino también un grupo de cinco es-
tudiantes dispuestos a convertirse, como él, en los más importantes del continente. “Nos estamos moviendo para que todo el mundo sepa que en Suramérica hay un proceso eufonístico que se encuentra evolucionando. Mi idea es que los muchachos se interesen y que las universidades pongan sus ojos en este instrumento, porque hay realmente bastantes eufonisitas muy buenos, empíricamente, pero que no tienen dónde estudiar porque no existe la carrera”, finaliza el músico nacional.