U.N. Periódico No. 186

Page 22

Periódico ­– Nº 186 – Universidad Nacional de Colombia

MARZO 2015 | 22

Mundo

Siria en ruinas

foto: elnacional.com.do

Ciudad & Territorio

Reportes oficiales registran que la guerra civil en Siria ha dejado hasta el momento más de 150.000 muertos, de los cuales 51.212 son víctimas no armadas. Asimismo, el número de refugiados supera los tres millones. Las ciudades están en ruinas y el daño causado a sus patrimonios históricos es incalculable.

Traumas del conflicto entre los no armados Giovanni Clavijo Figueroa, Unimedios Bogotá

Miedo intenso, alteración del sueño, rebeldía y sentimientos de venganza son algunas de las huellas más destructivas del conflicto armado en niños y adolescentes. Psicólogos y trabajadores sociales, entre otros profesionales advierten sobre las dramáticas repercusiones en los procesos de desarrollo y construcción de identidad.

“me cuenta mi mamá que mi hermanita menor se agarró a llorar cuando esos hombres golpeaban a mi papá; ella se pegó a una pierna de él. Lo mataron cuando la tenía de la mano y el impacto de las balas lo tumbó al piso; ella quedó inconsciente y ensangrentada, fue algo que nunca pudo superar. Después de eso no habla, no pudo estudiar y es rebelde”. Relatos como este, de una joven desplazada de Montería, reflejan los traumas, sufrimientos, afectaciones psicológicas y emocionales que ha dejado el conflicto armado en algunas regiones de Colombia. Millones de niños colombianos han padecido diversas modalidades de violencia. Según datos suministrados por el ruv (registro único de víctimas), entre 1985 y 2012, un total de 2.520.512 menores de edad fueron desplazados, 154 fueron víctimas de desaparición forzada; 154, de homicidio; 342, de minas antipersona; y 70, de violencia sexual. Ante este panorama, Martha Bello, docente de la Universidad Nacional de Colombia, coordinó el informe que sobre el tema realizó el Centro de Memoria Histórica con apoyo de un grupo interdisciplinario. Para la elaboración del informe, la docente contó con la participación de seis estudiantes en práctica de pregrado y posgrado

foto: cortesía Centro Nacional de Memoria Histórica - Oficina de comunicaciones

la pérdida de una mascota, un libro preferido o un juguete no figura en el inventario de reparación para los menores.

del Departamento de Trabajo Social. El equipo se dio a la tarea de escuchar no solo a menores de edad, sino también a hombres, mujeres y ancianos, durante seis años en las costas del Caribe y el Pacífico, el oriente de Antioquia, el Putumayo y algunos casos urbanos, como la Comuna Trece de Medellín, con el fin de hacer un inventario de las trasformaciones e impactos causados por los hechos violentos.

Detrás de las historias En el informe se evidencia que las experiencias atroces que vivieron y describieron los jóvenes quedaron estampadas en sus recuerdos. Fueron testigos de asesinatos, torturas de familiares y amigos y destrucción de sus hogares. Según el Grupo de Memoria Histórica (gmh), estas experiencias lesionaron las bases de confianza y protección que requiere un niño para su desarrollo personal, así como los procesos de socialización y construcción de su identidad. Adicional a esto, la profesora Bello señala que niños y jóvenes han estado invisibilizados en cuanto a los impactos de la guerra. Pérdidas significativas como sus mascotas o sus juguetes más preciados no figuran en el inventario de daños y por lo tanto no son objeto de reparación. Los relatos evidenciaron que el miedo intenso, la alteración del

sueño, la apatía, la rebeldía, la rabia y los sentimientos de venganza son algunos de los impactos que más reiteran los padres y madres, quienes, como en el caso del municipio de San Carlos (Antioquia), no dudan en afirmar que “la guerra le arrebató el futuro y los sueños a toda una generación”. Asimismo, el informe devela que en la Costa Caribe las niñas fueron sometidas a violencia sexual. Para la docente, “estas experiencias dejaron huellas físicas y emocionales que afectaron su capacidad de confiar en otros, su valoración de sí mismas y la posibilidad de entablar relaciones basadas en el respeto y que resulten placenteras”. De igual forma, se reportaron numerosos casos de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. Frente al tema de los huérfanos, se observó que el impacto es mayor cuando la mujer muere, porque sus hijos suelen ser entregados a familiares y amigos, lo cual desintegra el núcleo familiar y genera mayores pérdidas. Datos del icbf sobre menores de edad huérfanos a causa del conflicto armado en tres departamentos, registran 526 niños en Antioquía, 360 en Nariño y 65 en Casanare. Sin embargo, para la profesora Bello, no hay una cifra nacional consolidada que revele una aproximación real sobre la dimensión de la orfandad en Colombia. De otra parte, la presencia y el control que ejercieron los actores armados transformó la vida

cotidiana de los menores, pues afectó sus relaciones y espacios de socialización. En algunos relatos presentados al gmh se advierte que el encierro se volvió frecuente y se limitaron los espacios destinados al juego, al esparcimiento y a entablar relaciones con personas vecinas, lo que los obligó a abandonar sus estudios y a huir. El reclutamiento ilícito por parte de los grupos armados fuera de la ley convirtió los lugares donde vivían en espacios amenazados e inseguros. Ante el desplazamiento forzado, la Corte Constitucional, mediante el Auto 251 de 2008, señaló que los menores de edad en situación de desplazamiento forzado se enfrentan a pérdidas y desarraigos abruptos y a un deterioro sensible de su calidad de vida por el hacinamiento, el hambre y el encierro en los nuevos lugares donde deben establecerse de forma precaria. Ante esto, la profesora Bello indica que la vida en las ciudades expuso a estas víctimas y las confrontó con nuevas humillaciones, exclusiones y discriminaciones.

Otros casos, otras víctimas El panorama frente a otro tipo de población tampoco es alentador. En el caso de las mujeres, la Corte constitucional advierte que es un grupo que recibe impactos desproporcionados, porque ellas cargan con la responsabilidad del sostén afectivo de sus hijos y del

hogar. Por lo tanto, según la investigadora de la un, “deben hacerse cargo de sus propios daños, tienen que echarse al hombro la responsabilidad de mantener los hogares, la cohesión de su grupo y de responder por el alimento y la seguridad afectiva de todo el núcleo familiar”. Las cifras del ruv registran que de 1985 a 2012, un total de 2.420.887 mujeres fueron víctimas de desplazamiento forzado; 1.431, de violencia sexual; 2.061, de desaparición forzada; 12.624, de homicidio; 592, de minas antipersona; 1.697, de reclutamiento ilícito; y 5.873, de secuestro. Los daños sobre un grupo familiar cuando una mujer es la directamente impactada terminan siendo desastrosos para la cohesión, porque se pierden todos los lazos de estabilidad en el hogar. En el caso de los adultos mayores, son los más expuestos a situaciones de tristeza y depresiones profundas que terminan en muertes por pena moral. El factor que más incide es una menor capacidad de adaptación, frente a la que puede tener un niño o un adulto. Para la académica, “no es fácil para quien ha vivido toda su vida en el campo trasladarse a un entorno citadino en condiciones de precariedad. Literalmente, dejan de ser lo que fueron en toda su existencia. Además, son más vulnerables a enfermedades físicas y a problemas nutricionales”. Este informe, entregado a finales de 2014 a los negociadores del Gobierno y las Farc, intentó sistematizar toda la información cuantitativa y dar una apuesta explicativa a lo que ha sucedió en el país. “Documentamos, entre 1958 y 2012, 220.000 colombianos muertos por efecto del conflicto armado, cuyo 81,5 % fue población civil”, concluye la docente, para quien este registro evidencia que las víctimas son las no armadas.

palabras clave: no armados, víctimas, conflicto. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.