UN Periodico No. 158

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Universidad administrativas y, según indagaciones recientes, se utilizaron materiales donados con muy buena voluntad, pero que no eran los adecuados para el tipo de obra. Lo anterior –agudizado por la escasez presupuestal para el mantenimiento– llevó a que las instalaciones de la Facultad llegaran a un estado crítico, que representaba un riesgo inminente para sus 2.500 ocupantes; por eso, desde el pasado 23 de julio fue desalojado. La solución es demolerlo (su reparación es inviable por los costos) y levantar una nueva casa para las artes de la UN. El proceso de diseño, estudios técnicos, licenciamiento, construcción, interventoría y dotación costará unos 60 mil millones de pesos. El proyecto se dividirá en tres etapas, la primera de las cuales tendrá un costo de 20 mil millones y cuenta con el aval del Consejo Superior. El decano sostiene que es la decisión más certera, porque, además, le solucionará la necesidad de espacio a la Escuela de Cine y Televisión, la cual se ubica, desde hace 25 años, en un edificio provisional al lado del Estadio Alfonso López. “Los 12 mil millones de pesos para construir los Laboratorios de Imagen y Sonido serán utilizados en el nuevo edificio, lugar en donde se concentrarán tres de las seis escuelas de la Facultad”.

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12 de agosto de 2012

Miles de millones de inversión En el campus, 62 edificios afrontan diversos problemas de vulnerabilidad. María Clemencia Vargas, vicerrectora de la sede Bogotá, afirma que son inmuebles que en su mayoría sobrepasan los 50 años de funcionamiento, con el desgaste propio del tiempo, variaciones en su comportamiento por la interacción con construcciones posteriores, cambios en los diseños originales y perturbaciones por las condiciones del suelo de la ciudad. Sobre esto último, Ignacio Mantilla Prada, rector de la Universidad Nacional de Colombia, recuerda que la Ciudad Blanca –como también se denomina al campus– se ubica en terrenos que alguna vez fueron humedales, lo que afecta la estabilidad del terreno y, por ende, la infraestructura física construida sobre este. “Prácticamente, todos los edificios requieren reforzamiento para que sean antisísmicos y cumplan con la ley, pero obviamente no tenemos los recursos”, sostiene el rector. En total, se requieren dos billones de pesos para intervenir 301.914 m2, valor que no incluye la adecuación del espacio público ni la dotación mobiliaria. La inversión es necesaria para adoptar la nueva regulación de sismorresistencia NSR-10 (en la actualidad, los estudios de vulnerabilidad están ajustados a la norma de 1998), modernizar las líneas hidráulicas y redes eléctricas y reparar las fachadas. La arquitecta Juanita Montoya, jefe de la Dirección de Infraestructura de la UN en Bogotá, indica que la mayor parte de los cableados y las tuberías son obsoletas por su antigüedad. Esto acarrea costos extra en consumo de servicios públicos por escapes de agua y riesgos de cortos circuitos. “Otro tema crítico es el estado de los laboratorios. Muchos se sitúan en edificios viejos, algunos patrimoniales, en los que no se

pueden hacer mayores adecuaciones para no alterar el aspecto original. Hoy, las normas técnicas de aislamiento de estos espacios de investigación requieren altos estándares de calidad y acabados específicos que, en la mayoría de los casos, no se cumplen”, detalla Montoya. Sobre este aspecto, la vicerrectora de la UN en Bogotá resalta que existen proyectos para ampliar la capacidad de laboratorios, aulas de clase e instalaciones deportivas (véase recuadro 2). Estos se llevarán a cabo a través de varias estrategias. Una es solicitarle más recursos de funcionamiento al Gobierno nacional, a través de los ministerios de Educación y de Hacienda y Crédito Público. Lo asignado en la actualidad es insuficiente para cubrir las necesidades reales de sostenimiento. Por otra parte, dice la profesora Vargas, la sede formulará un plan, a mediano y largo plazo, para la conservación de las edificaciones patrimoniales, la actualización de clínicas, laboratorios, talleres y aulas. Para financiarlo, será necesario reformular la reglamentación del Fondo de Construcciones. Añade que en los últimos años la prioridad de la UN estuvo centrada en la promoción de la investigación. “Logramos muy buenos resultados en este campo que hay que mantener, pero definitivamente la Institución necesita desarrollar un plan de conservación de la infraestructura y el espacio público, así como de adecuación de las edificaciones a las nuevas tecnologías de la información”. Juanita Montoya puntualiza: “Una educación de alta calidad requiere también condiciones dignas para la comunidad universitaria, lugares cómodos, seguros y bien dotados. Es así como se podrán mantener los logros en investigación y alcanzar muchos otros”.

Alternativas De algo son conscientes las directivas de la UN: dos billones de pesos es una cifra enorme con la que no cuenta la Institución; pero es indispensable para tener un campus a la altura de la producción académica, científica, tecnológica y cultural que se entrega al país. Por eso, urge encontrar alternativas, como las que se han logrado en las sedes de Medellín, Palmira y Manizales, en donde se cuenta con el apoyo de alcaldías y gobernaciones, a través de figuras como la estampilla regional, con la cual se adquieren recursos adicionales para inversión. Otra opción es la que hace poco utilizó la Facultad de Ingeniería. Allí, varios egresados se idearon una novedosa fórmula para que sus donaciones fueran invertidas en su espacio de formación. Carlos Alberto Barberi, ingeniero egresado, explica que se utilizó una figura llamada donación fideicomisaria, nunca antes utilizada en el país, que permitirá la restauración del septuagenario Edificio de Ingeniería, diseñado por el colomboalemán Leopoldo Rother. Para tal fin, Barberi recordó que en la ley existe una opción de donaciones que nunca se había usado. De inmediato, y con el total apoyo del exdecano de Ingeniería Diego Hernández, así como de otros colegas, se estudió si jurídicamente se podía usar un fideicomiso para donaciones, algo que, en efecto, se logró. Juan Bautista Gómez, otro de los ingenieros y

Patrimonio nacional En el campus de la UN en Bogotá, 17 estructuras son Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional 1. Edificio de la Facultad de Derecho. 2. Edificio de La Imprenta Universitaria (actual Museo de Arquitectura Leopoldo Rother). 3. Estadio Alfonso López Pumarejo. 4. Laboratorio Químico Nacional (en la actualidad ocupado por Ingeominas). 5. Instituto Botánico (actual sede de la Decanatura de la Facultad de Ciencias). 6. Edificio de la Facultad de Ingeniería. 7. Laboratorio de Ensayo de Materiales. 8. Conjunto de edificios de la Facultad de Ciencias Económicas. 9. Conjunto de edificios de la Facultad de Veterinaria. 10. Edificio de la Escuela de Artes Plásticas. 11. Auditorio León de Greiff. 12. Departamento de Sociología. 13. Conjunto de edificios del Departamento de Lenguas Extranjeras. 14. Porterías de la calle 26 y la calle 45. 15. Edificio de la Escuela de Cine y Televisión (antiguo Instituto de Educación Física). 16. Edificio del Departamento de Filosofía. 17. Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas. Recuadro 1

Proyectos para edificios de la UN en Bogotá

⇥ Edificio de Aulas (Facultad de Ciencias). ⇥ Edificio de Laboratorios (Facultad de Medicina

Veterinaria y de Zootecnia).

⇥ Edificio de Clínicas Odontológicas. ⇥ Edificio principal de la Facultad de Artes. ⇥ Edificio de doctorados (facultades de Ciencias

Económicas y de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales).

⇥ Edificio de Aulas (Facultad de Enfermería). ⇥ Edificio de Salud Estudiantil. ⇥ Edificio de laboratorios para proyectar la in-

vestigación aplicada en la región capital.

⇥ Edificio de Deportes y Parque Deportivo. Recuadro 2


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