Carta Universitaria No. 69

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Responsabilidad social

Un amigo de los desplazados

Pinares de Oriente es un sector en el interior del barrio Villatina en la comuna 8 de Medellín. Sus casas están en la zona limítrofe entre el tapiz urbano y el protegido verde del cerro tutelar Pan de Azúcar. Cerca de 700 personas conviven diariamente contra los embates de la pobreza y la inseguridad. Son los hijos del desplazamiento, integrantes de las masivas greyes de personas que abandonan su terruño, aunque no los recuerdos, para dirigirse hacia la capital antioqueña en busca de remansos de paz. En medio de este panorama, la Universidad Nacional de Colombia en Medellín hace presencia en la comunidad, con base en las políticas de Extensión. El objetivo es tejer redes de trabajo entre los campesinos desplazados y otras instituciones, para contribuir a mejorar la calidad de vida de la comunidad, cuyos derechos fundamentales son vulnerados frecuentemente. Todo surgió del curso electivo Desplazamiento Forzado por el Conflicto Sociopolítico en Colombia, en el que se concretó la creación de un programa de voluntariado universitario y social que busca desarrollar el compromiso ético y promover en la comunidad académica la solidaridad, la equidad, la responsabilidad social, el diálogo y la pertenencia. Este proyecto cumple tres años y viene sensibilizando a los alumnos, profesores y funcionarios administrativos. En el 2009 participaron alrededor de 75 personas, en el 2010 fueron 320 los vinculados, dando origen al nombre Caravana de la Solidaridad, y en el 2011, un poco más de 200. Uno de los principales resultados de la gestión en este barrio es la creación de una mesa de trabajo a la que fueron convocadas la Secretaría de Medio Ambiente, Área Metropolitana, Simpad y Corantioquia. Estas aceptaron la invitación y mostraron su buena voluntad de trabajar con la comunidad. Este año, el propósito es convertir a estos ciudadanos en cuidadores de la reserva verde del cerro Pan de Azúcar. “La idea es sentarnos y coordinar una agenda para mirar qué avances y potencialidades podemos ofrecerle a la comunidad y ver en qué nos pueden retroalimentar”, afirma Isabel Montoya, representante del Área Metropolitana.

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Fotos: archivo particular

Gimena Ruiz Pérez y Daniel Gutiérrez Unimedios Medellín

Comprometidos y creativos, así son los integrantes del programa de Voluntariado Universitario y Social de la UN en Medellín, que acompaña los procesos de recuperación social de la comunidad de Pinares de Oriente y promueve el cuidado del cerro Pan de Azúcar. Deforestadores Para los desplazados quedaron atrás las historias de sus territorios, en los que la siembra, la pesca y el contacto con la naturaleza eran el común denominador, y ahora, pese al amor por el mediombiente que aprendieron en las zonas rurales, protagonizan relatos en los que la cotidianidad urbana los avasalla y recrimina. Gisela Quintero, líder de la comunidad, explica: “Nosotros, desafortunadamente, hemos sido señalados de ser los causantes de la deforestación del cerro, lo que ha sido muy negativo, pues cuando el asentamiento inició ya había deforestación”. Estas acusaciones han motivado intentos de reubicación, lo que significaría una nueva movilización, un nuevo desarraigo. Por eso, el grupo de voluntarios de la UN emprendió una iniciativa a la cual llamó ‘Mi cerro renace, abraza mi cerro, que ha contribuido a desvirtuar los señalamientos’. Según Quintero, “les estamos mostrando a los entes gubernamentales que no somos los deforestadores del cerro Pan de Azúcar. Si nosotros estamos acá es porque somos víctimas del desplazamiento forzado. Sin embargo, hemos sido conscientes de que estamos en uno de los cerros tutelares y pulmón de la ciudad, por lo que nos estamos apoderando de él para cuidarlo”.

Febrero de 2012

Rafael Rueda Bedoya, director de Bienestar Universitario, cuenta: “Lo que queremos es ir concretando los compromisos de la administración con la comunidad. De todos modos, no es fácil hacer coincidir los ritmos de nuestro grupo, la administración y la Universidad. Sin embargo, estas jornadas van mejorando las relaciones entre los actores”. Luis Alberto Sánchez, voluntario y alumno de Ingeniería Civil, afirma: “Es importante que los estudiantes desarrollemos el perfil social porque a veces lo perdemos. Tenemos que estar presentes y junto a comunidades vulnerables, fortaleciendo ese quehacer de la universidad pública, ya que el pueblo es el que nos da todo”.

Momentos felices No todo es desarraigo. Hay momentos de esparcimiento. A finales del año anterior, la magia y la alegría de la Navidad llegaron a Pinares de Oriente gracias a la solidaridad de los miembros de la comunidad universitaria de la UN en Medellín. Sus donaciones contribuyeron a dibujar las sonrisas de los habitantes del barrio. Como ocurrió en años anteriores, ese día la UN llevó sus grupos culturales, cientos de regalos, actividades lúdicas y los voluntarios,

Una reflexión “Ir a la comunidad y ver cómo todo el tiempo están luchando en medio de tantas dificultades por conseguir comida, techo, educación, servicios y salud es increíble. Es impresionante su capacidad de resistencia y de ganas de recuperar la dignidad. Así, cuando vean a la Universidad sientan que llegó un amigo”, cuenta el director de Extensión. dándole vida a una fiesta de integración y alegría. Las emociones de unos y otros movieron las fibras más profundas de los asistentes, las lágrimas no fueron de tristeza sino de una inmensa felicidad y gratitud. Las voces temblaron de emoción y no de miedo, y los niños rieron, bailaron, cantaron y gozaron. De esta manera se sigue fortaleciendo el proyecto que busca integrar a este grupo de desplazados al entorno urbano y empoderarlos como cuidadores de una de las reservas verdes de la capital antioqueña.


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