Aritzakun

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5- VALOR PASCÍCOLA El valor pascícola medio anual de los argomales oscila entre 247 y 806 UF/ha/año, con una media de 570 UF/ha/año.

P Ca Mg (g/kgMS) (g/kgMS) (g/kgMS) Ulex europaeus 1,32 1,86 0,60 Ulex gallii 1,47 1,62 0,36 González-Hernández et al., 2000; Rigueiro, 1999

800 700 600 500 400 300 200 100

K (g/kgMS) 2,71 2,22

%P.B. 9,2

E.sp

U.sp

0 Cv

En general, se trata de formaciones de baja calidad pascícola, aunque los brotes tiernos del tojo son palatables y con un aceptable valor nutritivo (Rigueiro, 1999). Sólo el 30% del estrato herbáceo está compuesto por especies de calidad media, y la presencia de especies de elevada calidad es nula. Dominan las especies de bajo valor, y es destacable la ausencia de leguminosas herbáceas. Estas comunidades tienen un alto valor como protectores contra la erosión, principalmente en zonas de pendientes elevadas, muy frecuentes en estos parajes.

900

UF/ha/año

Esta variabilidad está condicionada por la cobertura del estrato arbustivo. Los mayores valores se alcanzan en aquellos en los que la argoma tiene una menor cobertura, ya que de esta forma permite un mayor desarrollo del estrato herbáceo.

1000

%A.D.F. %M.O.D. 66,6

41,6

6- DINÁMICA Y RECOMENDACIONES DE UTILIZACIÓN Los argomales pueden ser transformados en pastizales mediante la aplicación de medidas desbrozadoras y pastoreo, o, por el contrario, evolucionar de forma natural hacia las formaciones arbóreas originales si no se interviene sobre ellos. En este sentido, sin embargo, han sido consideradas como formaciones vegetales paraclimácicas (Samanes, 1995), debido a su alto grado de estabilidad. Así, la germinación y supervivencia de plántulas de especies forestales y preforestales se ven dificultadas por su intrincado sistema radicular y su tendencia a formar un matorral muy cerrado (Loidi y Báscones, 1995). El escaso pastoreo que realiza el ganado en estas zonas propicia el desarrollo de la argoma, lo que hace que estas formaciones se vayan cerrando, con la consecuente disminución de la transitabilidad y de la accesibilidad al pasto que crece bajo el estrato arbustivo. El control del tojo puede realizarse mediante desbroces, siempre que esto no desencadene procesos erosivos (no se recomiendan en pendientes mayores del 20%). Una vez desbrozado, el rebrote del matorral debe controlarse mediante la carga ganadera. Aunque no es tarea fácil, debido a su gran persistencia y facilidad de rebrote, una buena gestión de estos espacios supondría unos argomales más abiertos, con un estrato herbáceo de mayor calidad. En estudios realizados en Nueva Zelanda, se ha observado que el ganado caprino es la herramienta más eficiente para el control del tojo (Krause et al, 1984, citado por Osoro, 1999). También en Asturias se ha comprobado que el caprino es capaz de reducir significativamente la altura de las matas de las especies leñosas de un tojal, dejando accesibles las herbáceas que se encuentran en el estrato inferior de la cubierta vegetal (Osoro, 1999) El ganado equino es también una buena herramienta para el control de tojos y gramíneas duras, por ser menos exigente en la calidad del pasto que el ovino y vacuno. Sin embargo, el matorral termina por reinvadir estas zonas, antes cuanto mayor sea la pendiente y menor la carga ganadera. En estas zonas es muy corriente el empleo del fuego como elemento desbrozador. Sin embargo, se trata de “mejoras” muy puntuales. Si no se acompañan de un buen manejo, el matorral vuelve a invadir rápidamente estas zonas, a lo que se une el empobrecimiento del suelo por las quemas reiteradas. Además, tras las quemas disminuye la proporción de especies de valor pascícola medio y alto y aumenta la de las de bajo y nulo. Es por todo ello que las quemas deben ser puntuales y estar siempre bien planificadas y controladas. 34


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