Aporte de la Biología al Conocimiento de los Hemotrópicos en Venezuela Gracias al Dr. Nelsón Márquez Quivera Aso, Pedro María Dpto. Biología Celular, Universidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela. pedrom@usb.ve
En la presente conferencia se expone el aporte al conocimiento científico sobre la anaplasmosis bovina en Venezuela dese el punto de vista de la biología generado por el Grupo de Bioquímica e Inmunología de la Universidad Simón Bolívar y algunas aplicaciones en la seroepidemiología de la enfermedad así como su presencia en bovinos neonatos. Se relaciona con el significativo aporte inicial dado por el Dr. Nelson Márquez Quivera al grupo que lo impulsó a una labor científica que esta ocupando un relevante lugar en la actividad científica de nuestro país. En el campo de la salud de bovinos y equinos con el término hemoparásitos se refiere a un grupo significativo de microorganismos con tropismo hacía las células sanguíneas o que habitan en el torrente sanguíneo una significativa parte de su ciclo vida causando enfermedades, las cuales cursan en forma aguda y crónica, afectando seriamente la sobrevivencia del hospedador. Esta permanente infección genera, en el mejor de los casos, un estado de morbilidad que, según condiciones de edad, alimentación, manejo, climáticas y de abundancia de vectores, sobreviene, en muchos casos, con la muerte del animal. La morbilidad o mortalidad por hemoparásitos en rumiantes conlleva a una merma en la reproducción así como en la producción de carne, leche y sus derivados impactando severamente la disponibilidad y costos de alimentos de origen animal. De igual forma la presencia de hemoparásitos en equinos genera pérdidas económicas al productor y limita su labor agropecuaria. Motivados por la significativa prevalencia de enfermedades hemoparasitarias de interés veterinario en Venezuela, a finales de los años setenta se origina un grupo de investigación en el Departamento de Biología Celular de la Universidad Simón Bolívar conformado por biólogos con formación básica en bioquímica e inmunología que posteriormente incorpora la biología molecular como instrumental de investigación en el área y se denomina “Grupo de Bioquímica e Inmunología de Hemoparásitos” (GBIH). En un inicio se comienza la investigación con Anaplasma marginale y a partir de 1986 se aborda la temática de la tripanosomosis causada por Trypanosoma evansi y T. vivax. En años más recientes se amplia al estudio de la babesiosis bovina por Babesia bigemina y B. bovis, así como también la anaplasmosis equina (antes Ehrlichiosis) cuyo agente causal es Anaplasma phagocytophilum.
Convencidos de que la investigación multidisciplinaria es una apropiada estrategia para abordar el complejo tema de los microorganismos parasitarios que afectan a rumiantes y equinos, desde sus inicios el GBIH interactuó con médicos veterinarios conocedores de esta problemática tanto en el laboratorio como en el campo venezolano. En este sentido en una visita en 1978 al laboratorio del Dr. Manuel Toro Benítez en el Instituto de Investigaciones Veterinarias en Maracay (hoy INIA) vimos por primera vez una lámina con sangre de un bovino infectado con A. marginale coloreada con Giemsa. A ese “acontecimiento” se le sumó el haber tenido la oportunidad de encontrarnos con un profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UCV, el Dr. Nelson Márquez Quivera. Nos presentamos un día en su pequeña pero repleta oficina, muy cerca del Hospital de Grandes Animales llena de varias cajas de herramientas de automóviles pero con medicinas, tubos de sangramiento, gasas, alcohol, agujas e hilos de sutura, montones de instrumental veterinario, además de algún martillo y alicate. Poco o nada estéril, mucha tierra. Se notaba que era un veterinario de “campo”. Conversación franca, por lo demás amena y muy ilustrativa de la tragedia de anaplasmosis en el campo venezolano. Con él realizamos las primeras salidas de trabajo de campo a la entrada de Villa de Cura, Edo Aragua para sangrar un grupo de bovinos de la raza Chianina, material para la tesis de un estudiante de biología. Este afortunado encuentro marcó, hasta hoy, el inicio de las investigaciones del GBIH incluida la formación de casi un centenar de estudiantes de pre y postgrado en estas significativas dolencias de los animales del campo venezolano y de las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Uno de los primeros aportes del GBIH al conocimiento de la Anaplasmosis bovina tiene que ver con la observación mediante microscopía electrónica del ciclo intraeritrocítico del A. margínale con el objetivo de elucidar el proceso de invasión de las células rojas bovinas y de sus posibles vías de salida para infectar nuevos eritrocitos (Giardina et al, 1983). Las micrografías mostraron que el microorganismo entra por un proceso de invaginación de la membrana de la célula hospedera quedando dentro una vacuola donde se reproduce por división binaria conformándose los cuerpos marginales con múltiples unidades. Los cuerpos de Anaplasma maduros modifican las membranas del eritrocito generando poros a través de los cuales la rickettsia escapa sin lisar la célula roja. Concomitante con estas investigaciones ultraestructurales se abordó el estudio de la presencia de proteínas anormales en la membrana de los eritrocitos bovinos después de la infección con A. margínale (Nordelo & Ysern-Caldentey, 1982). El trabajo muestra la aparición de dos nuevos polipéptidos en la membrana de los eritrocitos infectados así como también cuatro nuevos polipéptidos glicosidados y uno que desaparece. En esta misma línea de alteraciones a la célula roja por esta rickettsia se demostraron Medicina Veterinaria Al Día | Segunda Edición 2011| 85