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RECUERDOS

Auto r a: DannyBet a n truoc

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Se fue el amor que alguna vez existió, y en su lugar quedó un vacío en mi corazón.

Ya no hay risas, ya no hay besos, sólo quedan lágrimas y recuerdos.

Me pregunto dónde fue que todo cambió, cómo fue que este amor se desapareció. Quizás fue el tiempo, quizás fue el destino, o quizás simplemente no estaba escrito. Ya no queda nada por hacer, sólo aceptar que esto es el fin.

Aunque me duela, aunque me duela tanto, tengo que dejar ir a ese amor que me ha quitado tanto.

Así que aquí estoy, con el corazón roto, tratando de sanar las heridas de este desamor.

Con la esperanza de que algún día, vuelva a florecer en mi alma un eterno amor.

Era un día soleado cuando descubrió la verdad que yacía ocultaba tras una cortina de engaños. El corazón latía con fuerza, sentía cómo se desmoronaba la confianza que tanto tiempo había construido. Las palabras pronunciadas en quien había depositado su fe resonaban en su mente, como un eco amargo que no podía ignorar.

La traición se había disfrazado de amistad, de complicidad, de lealtad. Pero ahora las máscaras habían caído, dejando al descubierto la verdadera cara del engaño.

Sentimientos encontrados se entrelazaban en su interior: la tristeza por lo perdido, la rabia por la traición y el dolor de una confianza destrozada.

Cada recuerdo compartido se volvía una puñalada en corazón. Los momentos de risas, los secretos compartidos, las promesas susurradas al oído, todo se había convertido en cenizas. Se preguntaba cómo pudo ser tan ciega, cómo no vio las señales que ahora eran tan evidentes.

La traición dejó un rastro de escombros en su camino. Ya no podía confiar en aquellos que alguna vez considero cercanos. La duda se había instalado en su ser, tiñendo cada interacción con una sombra de sospecha. Sabía que sanar llevaría tiempo, pero también sabía que no permitiría que la traición definiera su vida.

Enfrentó la traición con valentía levantando la cabeza y caminando hacia adelante.se prometió a si misma que alguien jugara con sus sentimientos de esa manera. La traición se convirtió en una lección de vida, en una herida que cicatrizaría y se transformaría en fortaleza.

Y así mientras, dejaba atrás el pasado, decidió que su futuro estaría lleno de personas genuinas de conexiones sinceras y de un amor propio inquebrantable. Porque, a pesar de la traición, descubrió que su valor y su capacidad de confiar no se extinguían, sino que renacían con fuerza.

Había una vez un reino próspero gobernado por un rey justo y sabio llamado Eduardo. Su confianza y lealtad estaban depositadas en su consejero más cercano, Guillermo, quien siempre se había mostrado leal y servicial.

Pero detrás de su fachada de lealtad, Guillermo albergaba un oscuro deseo de poder. Envidiaba lo que comenzó a seducir a otros miembros de la corte con promesas de poder y riqueza. Poco a poco, convenció a nobles y soldados de unirse a su causa, sembrando la discordia en el reino

Mientras tanto, Eduardo, ajeno a la traición que se gestaba a su alrededor, se preocupaba por los asuntos del reino y la felicidad de su pueblo. Sin embargo, algunos consejeros