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¡A todos lados con la música!

Escuchar música es una actividad que siempre se encuentra presente en nuestra vida, porque es una gran compañera que nos ayuda a enlazar, interpretar y vivenciar emociones, situaciones y recuerdos.

Quizás no lo habíamos pensado así porque escuchar música es algo que hacemos de manera habitual, pero debemos de reconocer que influye en nosotros de una forma muy poderosa.

Cuando escuchamos música liberamos dopamina, un neurotransmisor que provoca un efecto positivo en nuestro estado de ánimo. También se ha demostrado que es una fuente de aprendizaje, pues nos ayuda a: aprender idiomas, ser más creativos, fortalecer la memoria, generar energía, regular el estrés, reflexionar y meditar, mejorar nuestro estado de ánimo, ser más productivos, mejorar nuestra concentración e incrementar nuestro vocabulario.

La música también es un estímulo para poder explorar nuevas rutas interiores y aprender algo nuevo todos los días, y cada pieza y canción que escuchemos nos ayudará a sobrellevar y transformar nuestra vida. En suma... ¡una magia indescriptible!

jennifer galindo MonteS

La Asociación Internacional de Musicoterapia define esta actividad como: “la utilización de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, armonía y melodía) para promover y facilitar la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento y la expresión, satisfaciendo así las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas de las personas”.

Esta terapia ayuda a tener una mejor calidad de vida en personas que están pasando por enfermedades terminales, problemas de salud mental, demencia y autismo, y muchos especialistas la utilizan como una herramienta positiva para sus pacientes.

Este proceso debe ser guiado por un musicoterapeuta cualificado, que no es exclusivamente una persona con una amplia educación musical, sino que va mucho más allá. La musicoterapia no es educación musical, ya que la música no es el fin, si no que es un medio para producir cambios en el individuo.

La terapia se puede realizar de cuatro formas diferentes, según se necesite:

Improvisación. El paciente crea su propia música, cantando o tocando un instrumento.

Recreación. Se canta una canción o se toca una pieza musical ya compuesta, de memoria o leyendo la música.

Composición. Se compone una canción o una pieza musical en base a las estructuras musicales conocidas.

Escucha. Escuchar música ya creada que esté grabada o en vivo (por ejemplo, un concierto).

la musicoterapia

La música es un estímulo para poder explorar nuevas rutas interiores y aprender algo nuevo todos los días.

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