Revista Edificando Familias - Edición 100

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Editorial Edición No. 100 Revista Edificar en Familia Bienvenidos a la Edición No. 100 de la Revista Edificando Familias, editada de manera especial por la sede central del Movimiento de Encuentros Conyugales. Hoy proponemos una nueva imagen en su diseño y diagramación, incluyendo contenido dedicado al crecimiento y fortalecimiento espiritual de las familias. La Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página, donde entra en escena la familia de Adán y Eva, hasta la última página donde aparecen las bodas de la Esposa y del Cordero. Las narraciones son expresión simbólica de tantas situaciones familiares. Por eso, vamos a reflexionar juntos el tema “La familia en el plan de Dios”. En el centro de la familia encontramos la pareja, el padre y la madre con toda su historia de amor. En ellos se realiza aquel designio primordial que Cristo mismo evoca con intensidad: ¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer? (Mt 19,4). Y se retoma el mandato del Génesis: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Esta capacidad del matrimonio es el camino por el cual se desarrolla la historia de la salvación. Bajo esta luz, la relación fecunda del matrimonio se vuelve una imagen para descubrir y describir el misterio de Dios, fundamental en la visión cristiana de la Trinidad que contempla en Dios al Padre, al Hijo y al Espíritu de amor. Esperamos sea de su agrado esta nueva edición.


“La familia es uno de los bienes más preciosos de la humanidad porque forma parte del plan de Dios, para que todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa tarea.” En esta época donde la familia está siendo tan atacada, es cuando precisamente todos los cristianos católicos debemos unirnos, sabiendo que sólo así podremos rescatar tantos valores morales como religiosos que se están perdiendo porque hemos sido muy apáticos en defender el pilar más importante de la sociedad como lo es la familia. En la Sagrada Escritura se narra la creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (cf. Gen 1,27). Y para que esto fuera posible de un modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (cf. Gen 2,19.24). El plan de todo matrimonio es precisamente conformar una linda familia, producto del amor del padre y la madre, hombre y mujer Dios los creó, donde los hijos vienen a ser el complemento y razón de ser de la unión de la pareja, por lo que el plan de Dios es perfecto. “Cuando las familias se forman según la voluntad de Dios, son fuertes, sanas y felices; hacen posible la promoción humana y espiritual de sus miembros contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia”. Es por ello que como Movimiento de Encuentros Conyugales trabajamos en el campo específico de la familia, anunciando la buena nueva de Jesucristo, formando, promoviendo, orientando y difundiendo los principios del Evangelio aplicados a la vivencia familiar, cumpliendo así la recomendación del Papa Francisco de cuidar y defender a la familia, porque en ella se juega nuestro futuro. Solo con la ayuda de la gracia de Dios es posible realizar plenamente el proyecto sobre el matrimonio y la familia, teniendo la oportunidad esta generación de quedar en la historia, como la generación que logró recuperar el valor del amor, de la vida, de los hijos y de la familia sostuvo el Cardenal Cipriani. Entonces queridos hermanos, la invitación es a que trabajemos afanosamente por fortalecer las familias, empezando por el matrimonio, ya que así lograremos familias estables y unidas, donde Cristo es el centro de nuestros hogares. Roberto y Gilda Rivas Secretarios Nacionales Movimiento de Encuentros Conyugales-MFC


Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes. Catecismo de la Iglesia Católica - 2203


La Voz del Papa Palabras del Santo Padre Francisco Vaticano, Audiencia General , miércoles 29 de abril de 2015 Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! Nuestra reflexión acerca del plan originario de Dios sobre la pareja hombre-mujer, tras considerar las dos narraciones del libro del Génesis, se dirige ahora directamente a Jesús. El evangelista san Juan, al inicio de su Evangelio, narra el episodio de las bodas de Caná, en la que estaban presentes la Virgen María y Jesús, con sus primeros discípulos (cf. Jn 2, 1-11). Jesús no sólo participó en el matrimonio, sino que «salvó la fiesta» con el milagro del vino. Por lo tanto, el primero de sus signos prodigiosos, con el que Él revela su gloria, lo realizó en el contexto de un matrimonio, y fue un gesto de gran simpatía hacia esa familia que nacía, solicitado por el apremio maternal de María. Esto nos hace recordar el libro del Génesis, cuando Dios termina la obra de la creación y realiza su obra maestra; la obra maestra es el hombre y la mujer. Y aquí, Jesús comienza precisamente sus milagros con esta obra maestra, en un matrimonio, en una fiesta de bodas: un hombre y una mujer. Así, Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: el hombre y la mujer que se aman. ¡Esta es la obra maestra! Desde los tiempos de las bodas de Caná, muchas cosas han cambiado, pero ese «signo» de Cristo contiene un mensaje siempre válido.


Hoy no parece fácil hablar del matrimonio como de una fiesta que se renueva con el tiempo, en las diversas etapas de toda la vida de los cónyuges. Es un hecho que las personas que se casan son cada vez menos; esto es un hecho: los jóvenes no quieren casarse. En muchos países, en cambio, aumenta el número de las separaciones, mientras que el número de los hijos disminuye. La dificultad de permanecer juntos —ya sea como pareja, que como familia— lleva a romper los vínculos siempre con mayor frecuencia y rapidez, y precisamente los hijos son los primeros en sufrir sus consecuencias. Pero pensemos que las primeras víctimas, las víctimas más importantes, las víctimas que sufren más en una separación son los hijos. Si experimentas desde pequeño que el matrimonio es un vínculo «por un tiempo determinado», inconscientemente para ti será así. En efecto, muchos jóvenes tienden a renunciar al proyecto mismo de un vínculo irrevocable y de una familia duradera. Creo que tenemos que reflexionar con gran seriedad sobre el por qué muchos jóvenes «no se sienten capaces» de casarse. Existe esta cultura de lo provisional... todo es provisional, parece que no hay algo definitivo. Una de las preocupaciones de que surgen hoy en día es la de los jóvenes que no quieren casarse: ¿Por qué los jóvenes no se casan?; ¿por qué a menudo prefieren una convivencia, y muchas veces «de responsabilidad limitada»?; ¿por qué muchos — incluso entre los bautizados— tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes encuentren el camino justo que hay que recorrer. ¿Por qué no confían en la familia? Las dificultades no son sólo de carácter económico, si bien estas son verdaderamente serias. Muchos consideran que el cambio ocurrido en estas últimas décadas se puso en marcha a partir de la emancipación de la mujer. Pero ni siquiera este argumento es válido, es una falsedad, no es verdad. Es una forma de machismo, que quiere siempre dominar a la mujer. Hacemos el ridículo que hizo Adán, cuando Dios le dijo: «¿Por qué has comido del fruto del árbol?», y él: «La mujer me lo dio». Y la culpa es de la mujer. ¡Pobre mujer! Tenemos que defender a las mujeres. En realidad, casi todos los hombres y mujeres quisieran una seguridad afectiva estable, una matrimonio sólido y una familia feliz. La familia ocupa el primer lugar en todos los índices de aceptación entre los jóvenes; pero, por miedo a equivocarse, muchos no quieren tampoco pensar en ello; incluso siendo cristianos, no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza, que se convierte en testimonio de la fe. Quizás, precisamente este miedo de fracasar es el obstáculo más grande para acoger la Palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia. El testimonio más persuasivo de la bendición del matrimonio cristiano es la vida buena de los esposos cristianos y de la familia. ¡No hay mejor modo para expresar la belleza del sacramento! El matrimonio consagrado por Dios custodia el vínculo entre el hombre y la mujer que Dios bendijo desde la creación del mundo; y es fuente de paz y de bien para toda la vida conyugal y familiar. Por ejemplo, en los primeros tiempos del cristianismo, esta gran dignidad del vínculo entre el hombre y la mujer acabó con un abuso considerado en ese entonces totalmente normal, o sea, el derecho de los maridos de repudiar a sus mujeres, incluso con los motivos más infundados y humillantes. El Evangelio de la familia, el Evangelio que anuncia precisamente este Sacramento acabó con esa cultura de repudio habitual. La semilla cristiana de la igualdad radical entre cónyuges hoy debe dar nuevos frutos. El testimonio de la dignidad social del matrimonio llegará a ser persuasivo precisamente por este camino, el camino del testimonio que atrae, el camino de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad entre ellos. Por eso, como cristianos, tenemos que ser más exigentes al respecto. Por ejemplo: sostener con decisión el derecho a la misma retribución por el mismo trabajo; ¿por qué se da por descontado que las mujeres tienen que ganar menos que los hombres? ¡No! Tienen los mismos derechos. ¡La desigualdad es un auténtico escándalo! Al mismo tiempo, reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de las mujeres y la paternidad de los hombres, en beneficio, sobre todo de los niños. Igualmente, la virtud de la hospitalidad de las familias cristianas tiene hoy una importancia crucial, especialmente en las situaciones de pobreza, degradación y violencia familiar. Queridos hermanos y hermanas, no tengamos miedo de invitar a Jesús a la fiesta de bodas, de invitarlo a nuestra casa, para que esté con nosotros y proteja a la familia. Y no tengamos miedo de invitar también a su madre María. Los cristianos, cuando se casan «en el Señor», se transforman en un signo eficaz del amor de Dios. Los cristianos no se casan sólo para sí mismos: se casan en el Señor en favor de toda la comunidad, de toda la sociedad.


El Papa Francisco, empieza y titula la Exhortación Apostólica Postsinodal, “La Alegría del Amor”, en esa pequeña y profunda frase se puede resumir el plan de Dios en la familia y para toda persona. Dios nos ha creado para que vivamos la alegría auténtica, la cual se encuentra en el Amor verdadero. Toda la frase inicial de dicha Exhortación Apostólica completa el sentido, pues dice: “La Alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia”. Me llama la atención que emplean una afirmación en presente: “que se vive en las familias”. Constato que en toda familia hay dificultades, pero también soy consiente que en toda familia hay algo de amor, el cual hace que también se experimente la felicidad. Hay problemas, pero hay esperanza y fe en que se pueden ir superando y salir adelante de las contrariedades. El documento vuelve a insistir: “a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes”. El plan de Dios para la familia experimentó dificultades desde la primera página del Génesis, pero también ahí Dios intervino para dar esperanza en que el Bien va a triunfar sobre el mal. Todo ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, y Dios es Amor y Familia. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es la familia de donde procedemos y hacia la cual también nos dirigimos, por eso siempre hay un anhelo profundo en cada persona de superar las dificultades familiares y construir una familia según la Misericordia de Dios. En éste Año de la Misericordia, se afianza más al sentido de familia como espacio para recibir y dar perdón. Dios es nuestro Padre, tanto nos ama, que está dispuesto a ser misericordioso con nosotros, pues no quiere perdernos. Dios nos perdona porque quiere ganarnos, quiere tenernos siempre cerca de Él. Un poco más adelante en la misma introducción de “La Alegría del Amor”, el Papa Francisco nos motiva a “valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia”. Tenemos problemas en la familia, pero más grande es el Amor de Dios; tenemos dificultades en la familia, pero dentro de la familia tenemos a Dios y Dios es más grande y fuerte que cualquier otra realidad. El plan de Dios en la familia es Misericordia, poner amor en las miserias humanas. “Pon amor donde no hay amor y sacarás amor” (San Juan de la Cruz) P. Fray Edgardo Hernández Castro o.c.d.


P. Fray Edgardo Hernรกndez Castro Asesor Espiritual Movimiento de Encuentros Conyugales Sede Central


Testimonio

JosĂŠ Mauricio y AmĂŠrica Molina Los Mecos En sus 50 Aniversario de matrimonio


Testimonio de Amor y Perseverancia Era el 18 de junio de 1966, justamente hoy 18 de Junio de 2016 se cumplen 50 años del momento en que unimos nuestras vidas José Mauricio y América Molina. Damos gracias a Dios y a nuestra madre la Santísima Virgen por esta vida matrimonial. Como todo matrimonio iniciamos con un noviazgo lleno de sueños e ilusiones, creyendo que nada cambiaría esta situación, pero luego las cosas cambiaron; vinieron problemas discusiones el reconocernos verdaderamente, tratando de complementarnos, estuvimos en esa situación 11 años y la vida tubo luces y sombras, por la misericordia de Dios fuimos alcanzados y llamados a vivir la experiencia de un encuentro conyugal un 25 y 26 de Agosto de 1979. A partir de esa experiencia, nuestras vidas cambiaron totalmente y estamos infinitamente agradecidos con este gran Movimiento de Encuentros Conyugales, porque a través de Dios cambió nuestras vidas y restauró nuestro matrimonio; por su puesto con la ayuda de muchos hermanos que con mucho amor nos adoptaron y con sus sabios consejos nos encaminaron. Gracias infinitas a la virgen nuestra señora del Carmen, fue ella quien dijo a su hijo “ya no tienen vino”. Nos bendijo Dios con tres hijos, la mayor Zoila América, la segunda María Herminia y un tercero Juan José Mauricio que es la respuesta de Dios a nuestras vidas . Que es la respuesta de Dios al concedernos su amor, su perdón y misericordia, permitiendo renovarnos hasta en la manera de pensar. “sin mi nada pueden hacer” nos dice el señor Jesús en las sagradas escrituras.

Invitamos a todos los matrimonios a vivir la maravillosa experiencia del encuentro conyugal, lo menos que podemos hacer es darle gracias a Dios por esta nueva vida afortunada. San Mateos 19,6: “De manera que ya no son dos, si no uno solo pues bien lo que Dios a unido no lo separe el hombre”.José Mauricio y América Molina Los Mecos


Luz Para la Familia La familia está llamada a edificar el Reino de Dios y a participar activamente en la vida y misión de la Iglesia. Los miembros de la familia, enseñados por la Palabra de Dios, confortados con los sacramentos y los auxilios de la gracia, e irradiando el espíritu del Evangelio, vienen a ser una pequeña porción viva de la Iglesia. La Iglesia siempre ha enseñado que la familia cristiana es una comunidad creyente y evangelizadora, que testimonia la presencia salvadora de Cristo en el mundo a través de la unidad y fidelidad de los esposos, y la conservación y transmisión de la fe a los hijos. ¿Cómo podrá una familia cristiana vivir a la altura de su misión si sus lecturas e informaciones se reducen hoy en día al celular y a la televisión? La familia necesita absolutamente el alimento permanente de la Palabra de Dios; necesita escuchar la predicación del Evangelio, leer la Biblia y otros libros cristianos, pues «no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4). Una familia vive cristianamente cuando se procura el alimento del espíritu con tanto o más empeño que el alimento del cuerpo. Los padres deben dar ejemplo con naturalidad de cómo vivir la vida y las tradiciones cristianas. Los hijos deben saber que sus padres tratan a Dios todos los días, que procuran recibir los sacramentos con frecuencia y asistir a la Santa Misa los domingos y otras fiestas. Que veneran al Papa y a la jerarquía de la Iglesia. También evangelizarán con su ejemplo y su palabra, transmitiendo los valores humanos y cristianos: el amor al trabajo, el sentido de responsabilidad, el respeto a los mayores y al buen nombre de los demás; el amor a la verdad, la sinceridad, la vida sencilla, austera y limpia; el saber compartir con los demás los bienes que tenemos, el ser agradecidos con Dios por todo, etc.: porque todas esas virtudes las vivió Jesucristo. Las familias son testimonio y fermento de vida cristiana en la sociedad en la medida en que los esposos viven bien las exigencias de su vocación matrimonial. También pueden hacerse presentes en las actividades propias de la pastoral evangelizadora de la Iglesia a través de las parroquias o movimientos apostólicos. Entonces, la familia tiene, por el bautismo y por el sacramento del matrimonio, un derecho- deber, una especial misión evangelizadora. Desde ella cada uno y todos unidos en familia, están enviados a evangelizar. La familia "misionera", fiel a Jesucristo en el cumplimiento de su misión y a través de ella, crece y se santifica.


Misiรณn Evangelizadora de la familia


Joven AtrĂŠvete a ser Diferen


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El importante rol de los hijos en la familia ‘’El matrimonio se define como la alianza por la cual, - el hombre y la mujer - se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos’’. Los hijos son en el matrimonio, el fruto de este sacramento. Hablando desde mi propia vida, según el ejemplo que puedo ver en mis padres, los hijos son para ellos un motor que día a día los motiva a esforzarse en sus trabajos para llevar a casa lo que sus hijos necesiten. Al ver cómo mis padres desde pequeña han dado todo por mí, al igual que para mis hermanas. Mi rol en mi familia ha sido cumplir con mis estudios y mis deberes. Es importante responder a nuestros padres con lo que ellos nos dan, ellos se preocupan porque tengamos todo lo que necesitamos y nuestro único papel como hijo es cumplir con nuestras obligaciones en signo de agradecimiento. Gracias al ejemplo de mis padres, mis tareas no van relacionadas solo con la universidad y los deberes de la casa, sino que me han enseñado a ser comprometida con los servicios dentro de la Iglesia. He visto su entrega a Dios y a cada servicio que les ha sido asignado en la Iglesia, es por eso que ahora a mis 20 años, no soy como muchos otros jóvenes que llevan una vida normal, sino que el ser una hija entregada a Dios me lleva a cumplir un rol de hija distinto, ya que soy consciente del esfuerzo que ellos hacen siempre por mi y eso me enseña que debo de valorar cada gesto de amor o sacrificio que ellos hacen por mí.

Stephanie Palma Coordinadora de Asamblea Secretaría Infanto Juvenil


Actualidad Familiar Desde la creación del hombre y la mujer, Dios puso en un lugar importante a la familia; tanto fue así que quiso que su hijo naciera en el seno de una y gozara del amor y las enseñanzas que solo en un hogar se pueden aprender. ¿Pero por qué Dios le da tanta importancia a la Familia?, ¿Cuál es la misión que tiene la familia para Dios?; tan sencillo como que para Dios, al finalizar su amada creación, dejó a la familia como el gran regalo para el mundo, otorgándole la principal misión de ser co-creadora, evangelizadora e iglesia doméstica. Según palabras del Papa Francisco en la apertura del Sínodo de la familia: “la verdad es que la familia es el camino que Dios ha establecido para la creación y el gran regalo de Dios para el mundo”. Vivir este hermoso plan que Dios trazó para la familia en un mundo lleno de interferencias, obstáculos y desafíos, siempre ha sido y será un reto porque es ir contracorriente, es contradecir los modelos que nos impone el mundo globalizado, que nos invita constantemente al materialismo al Tener y no al Ser, a darle poco valor al tiempo de calidad con los hijos y el cónyuge, y a pensar que una familia es bendecida por Dios cuando económicamente se está bien; sin importar la atención, la armonía, la formación espiritual de sus miembros. Es una lucha constante dentro del seno de la familia por mantener su misión evangelizadora y modeladora de la formación en valores y de la Fe, contra aquellas interferencias de la tecnología mal utilizada y redes sociales también mal utilizados, que poco a poco , desvirtúan la misión principal de la familia en el Plan de Dios, se trata de redescubrir el papel fundamental de la familia en nuestra sociedad, y de redescubrir la belleza de la misión de la familia a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia, y cada día plantearse la interrogante en cada circunstancia o dificultad: ¿Cómo hubiese actuado la familia de Nazaret?, ¿ Esto es lo que yo quiero , pero qué quiere Dios para mi familia?. Redescubramos la misión que Dios puso para la familia, y caminemos por la construcción de su Reino aquí en la tierra.


Misiรณn Evangelizadora de la familia


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Sobre el Amor en la familia

osos primeros capítulos del Génesis nos ofrecen la representación de la pareja idad fundamental. En ese texto inicial de la Biblia brillan algunas afirmaciones ra, citada sintéticamente por Jesús, declara: «Dios creó al hombre a su imagen, o creó, varón y mujer los creó» (1,27). Sorprendentemente, la «imagen de Dios» o explicativo precisamente a la pareja «hombre y mujer». ¿Significa esto que xuado o que con él hay una compañera divina, como creían algunas religiones nte no, porque sabemos con cuánta claridad la Biblia rechazó como idolátricas undidas entre los cananeos de la Tierra Santa. Se preserva la trascendencia de que es al mismo tiempo el Creador, la fecundidad de la pareja humana es caz, signo visible del acto creador.

a, hecha de fe y de amor, de gracia y de compromiso, de familia humana y de templamos la familia que la Palabra de Dios confía en las manos del varón, de la s para que conformen una comunión de personas que sea imagen de la unión ijo y el Espíritu Santo. La actividad generativa y educativa es, a su vez, un reflejo del Padre. La familia está llamada a compartir la oración cotidiana, la lectura de y la comunión eucarística para hacer crecer el amor y convertirse cada vez más abita el Espíritu.

lia se presenta el icono de la familia de Nazaret, con su cotidianeidad hecha de a de pesadillas, como cuando tuvo que sufrir la incomprensible violencia de cia que se repite trágicamente todavía hoy en tantas familias de prófugos mes. Como los magos, las familias son invitadas a contemplar al Niño y a la e y a adorarlo (cf. Mt 2,11). Como María, son exhortadas a vivir con coraje y afíos familiares, tristes y entusiasmantes, y a custodiar y meditar en el corazón ios (cf. Lc 2,19.51). En el tesoro del corazón de María están también todos los e cada una de nuestras familias, que ella conserva cuidadosamente. Por eso interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios.


Catecismo de la Iglesia Católica

372 El hombre y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que D los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el porque son a la vez iguales en cuanto personas ("hueso de mis huesos y complementarios en cuanto masculino y femenino (cf. Mulieris dignitat 7). En el matrimonio, Dios los une de manera que, formando "una s carne" (Gn 2,24), puedan transmitir la vida humana: "Sed fecundo multiplicaos y llenad la tierra" (Gn 1,28). Al trasmitir a sus descendiente vida humana, el hombre y la mujer, como esposos y padres, cooperan una manera única en la obra del Creador (cf. GS 50,1).

373 En el plan de Dios, el hombre y la mujer están llamados a "somete tierra (Gn 1,28) como "administradores" de Dios. Esta soberanía no d ser un dominio arbitrario y destructor. A imagen del Creador, "que ama t lo que existe" (Sb 11,24), el hombre y la mujer son llamados a participa la providencia divina respecto a las otras cosas creadas. De ahí responsabilidad frente al mundo que Dios les ha confiado


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El Rincón de la Salud

en afecciones genitourinarias (cistitis, pielo gripe, resfriados, sinusitis). Externamente hongos en uñas.

Uso Órgano utilizado es el bulbo, puede usarse fresco, en aceite, y en ungüentos. Para ev elimina el mal aliento y el olor desagradable

Contraindicado en: hemorragias, hipertiro sangre). En tratamiento con anticoagulante irritación intestinal. No administrarlo durante


EL AJO, SUS BONDADES Y CONTRAINDICACIONES. Componentes activos Fructosanas (por 75%), el aceite esencial (garlicina, aliína o sulfóxido de alilcisteína que hidrolizada por la aliinasa produce alicina, responsable del característico olor del ajo), pequeñas cantidades de vitaminas (A, B1, B2, B6, C), adenosina y sales minerales (hierro, sílice, azufre, yodo).

Propiedades El ajo podría ser el remedio vegetal más antiguo, con más propiedades demostradas experimentalmente, y con numerosos estudios científicos que las respaldan. Gracias a las fructosanas el ajo es diurético. El aceite esencial es también amebicida, antiagregante plaquetario, antibiótico, antifúngico, regulador de la presión arterial,antiviral, bactericida, depurativo, desintoxicante, estimulante de las defensas, baja niveles altos de glucosa, triglicéridos y colesterol; normalizador del funcionamiento digestivo, vermífugo ( contra lombrices), regulador de la flora intestinal, tonificante general del organismo, vasodilatador periférico. Indicado onefritis, ureteritis, uretritis, urolitiasis) y respiratorias (asma, bronquitis, enfisema, faringitis, en dermatomicosis, (contra infecciones en la piel causadas por hongos), infecciones por

e crudo, en polvo (cápsula), tintura, extracto fluido, extracto seco y en perlas. Uso externo vitar el poderoso compuesto aromático en el sudor, se puede masticar perejil fresco, esto e del sudor.

oidismo(mayor producción de tiroides), trombocitopenia ( bajos niveles de plaquetas en es o reguladores sanguíneos. El consumo de ajos en grandes cantidades puede producir e el embarazo y la lactancia ya que la leche materna adquiere este sabor y olor.


San Pedro y San Pablo Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad. Tan atrás como en el siglo cuarto se celebraba una fiesta en memoria de los Santos Pedro y Pablo en el mismo día, aunque el día no era el mismo en Oriente que en Roma. El Martirologio Sirio de fines del siglo cuarto, que es un extracto de un catálogo Griego de santos del Asia Menor, indica las siguientes fiestas en conexión con la Navidad (25 de diciembre): 26 dic. San Estéban; 27 dic. Santos Santiago y Juan; 28 dic. Santos Pedro y Pablo. La fiesta principal de los Santos Pedro y Pablo se mantuvo en Roma el 29 de junio tan atrás como en el tercero o cuarto siglo. La lista de fiestas de mártires en el Cronógrafo de Filócalo coloca esta nota en la fecha La fecha 258 en las notas revela que a parir de ese año se celebraba la memoria de los dos Apóstoles el 29 de junio en la Vía Apia ad Catacumbas (cerca de San Sebastiano fuori le mura), pues en esta fecha los restos de los Apóstoles fueron trasladado allí (ver arriba). Más tarde, quizá al construirse la iglesia sobre las tumbas en el Vaticano y en la Vía Ostiensis, los restos fueron restituidos a su anterior lugar de descanso: los de Pedro a la Basílica Vaticana y los de Pablo la iglesia en la Vía Ostiensis.


Festividades de la Iglesia


Dejad que los niĂąos vengan a Mi La Familia en el plan de Dios


Prรณximas Actividades


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