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Las huellas del “incesto emocional”
Amor incondicional
O DEPENDENCIA DAÑINA
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A pesar de ser un término poco conocido por la población boliviana, el “incesto emocional” es un problema que forma parte de la realidad de diversos jóvenes: camuflado ante los ojos de todos como una forma de amar incondicionalmente, puede llegar a transformarse en el origen de un patrón de dependencia tanto en hijos como en padres.
Dana Castedo/Natalia Paola Mercado Villegas Estudiantes
odeada de todo lo que
Rconsidera conocido y normal, Carolina Marinkovic se da cuenta de que el ambiente que comparte con su familia es muy tóxico. La sutilidad de actitudes que hieren y controlan se camuflan como actos de amor. El extremo control, la sobreprotección sin límites y el chantaje emocional calan en su psique hasta llegar a establecer un terreno propicio para cultivar lo que psicológicamente se denomina como incesto emocional.
Incesto emocional. La connotación de la palabra automáticamente trae de por sí una mala impresión. Una terapeuta anónima, experta en narcisismo, redacta en una página web especializada en el tema: “El incesto emocional es una dinámica que ocurre dentro de una familia disfuncional en la que el padre (o la madre) busca apoyo emocional en sus hijos como si fueran adultos”. Esto ocasiona una reinterpretación de los papeles dentro de una familia, desdibujando las líneas de autoridad y, a su vez, generando vínculos confusos, pero, sobre todo, muy fuertes.
Relaciones interpersonales débiles, sensación de expectativas insatisfechas, desconfianza e incapacidad de crear vínculos fuertes con otras persona son parte de los problemas que atraviesa la joven Carolina a sus cortos 20 años de vida. Subconscientemente, ella sabe que nadie puede competir con el lazo que comparte con su madre, y, de alguna manera, también sabe que ella misma es quien no tiene la disponibilidad emocional para abrir esa posibilidad a alguien más. Mientras tanto, en un consultorio clínico en Obrajes, se encuentra la psicóloga Patricia Patzi. Ella, ajena a lo que sus colegas escriben en blogs en línea, se encuentra sentada en un diván de madera ubicado al lado de una ventana sin cortinas, mientras explica un poco más a profundidad la relación entre el apego emocional tóxico y los vínculos entre padres e hijos. “Los hijos no pueden tener relaciones estables, no forman este vínculo porque están vinculados a un padre, lo que tienen que hacer es sacarlos de esa relación. Casi toda la terapia se basa en ese tipo de situaciones”, dijo al respecto.
El diagnóstico y el tratamiento de los casos de incesto familiar se da a partir de la implementación del reconocimiento de señales y signos. “Yo trabajo con el enfoque sistémico. Dentro de este enfoque, estas se denominan triangulaciones. Entonces cuando existen casos donde hay síntomas como anorexia, bulimia, dependencias (a sustancias u otras), entre otras
El incesto emocional se presenta en familias disfuncionales
cosas, ese es el primer síntoma y es el reflejo de haber estado o estar en una triangulación”, menciona la profesional. Como su nombre lo dice, la triangulación hace referencia a la existencia de una relación irregular entre tres personas que termina siendo perjudicial debido a que se incluye al tercero para opacar cierta problemática o, a veces, ignorarla.
Desde la comodidad de un café en Sopocachi, mientras toma un expreso a sorbos, Carolina cuenta su experiencia. “Este año por la pandemia ha sido difícil para el trabajo de mi papá y ha habido muchos problemas de comunicación entre mis papás en ese tiempo. Mi mamá me encargaba preguntarle a mi papá cuando le iban a pagar, cómo, cuánto, etc. Cuando yo no hacía bien algo de lo que ella me pedía, me gritaba y me decía cosas horribles. Siento que usar a tu hijo de puente para averiguar cosas del trabajo de tu esposo no está bien”, se queja la joven.
Sin embargo, los síntomas son difíciles de atribuir de manera directa hacia un caso de incesto emocional. No basta con determinar la presencia de triangulaciones irregulares en la relación entre padres e hijos, también se debe prestar atención a otras señales que denotan las secuelas que provocan los casos que se presentan. “La falta de compromiso en una relación seria, la necesidad de complacer a su progenitor en la mayor parte de las dimensiones de su vida, la dependencia económica hacia su madre/padre, son algunas señales de que él no es un nene de mamá, sino el resultado de un incesto emocional”, explica Fernanda Gonzales, bloguera del sitio web Familias.
En los casos que se presentan, el apego hacia el nido materno es un factor determinante, después de todo, se da a partir de que no se les otorga la libertad y la confianza a los hijos para emprender sus propios viajes y caminos. Lizeth Balderrama, mamá autodenominada “mamá gallina”, le atribuye esta resistencia hacia el cambio a que los padres podrían tener el temor a quedarse solos. “Es bien difícil cuando ya crecen los hijos”, menciona Liz, recordando la difícil experiencia que ha pasado al tener que enfrentar un divorcio y el comienzo de una nueva etapa para su hija, quien empezó la universidad recientemente. “Yo creo que hay que tratar de que, más bien, ellos puedan emprender el vuelo lo antes posible, para que se puedan sentir totalmente seguros digamos, de los pasos que dan”, aconseja la madre, con una actitud cálida. Carolina, mientras tanto, está resignada a tener que convivir en un ambiente en el cual los límites que trata de trazar son cada vez más borrosos. “Ahora que soy mayor, es frustrante poner límites porque yo también tengo mi vida, cosas que me preocupan y cosas que tengo que hacer, y tener que cargar con alguien más no es exactamente lo mejor”, menciona, mientras, de manera sutil, se fija la hora en la pantalla de su teléfono.
En contraparte, Grissel Silva, otra joven paceña de la misma edad que

El contraste de la viva apariencia de las flores y la triste mirada de la joven: semejanza o versus entre una crianza cariñosa y otra dependiente.
Carolina, sí se siente segura de poder abandonar el nido. Ella cuenta que su mamá, Magda, siempre la alentaba a salir de su zona de confort, lo cual, para Grissel, es algo que valora como un gran regalo por parte de la mujer que le dio la vida. “Siempre ha tratado de que me anime a hacer las cosas, a que no me retraiga de nada, y que siempre trate de dar lo mejor de mí”, declara emocionada al momento de hablar del tema.
La psicóloga Patricia, hablando desde sus años de experiencia, asegura que una gran mayoría de casos juveniles que acuden a terapia se originan a partir de problemas en el círculo familiar. Los casos de incesto emocional no son nada fáciles de diagnosticar, ya que aquellos que los atraviesan logran notarlos cuando ya son adultos. Cuando las víctimas jóvenes acuden a terapia, normalmente es para simplemente tratar alguno de los síntomas que producen este tipo de relaciones familiares.
La pregunta principal por responder es: ¿estoy delante de un caso de incesto emocional o es un caso de simple dependencia? El inicio del tratamiento terapéutico de estos casos está basado en el diagnóstico y el comienzo del cuestionamiento hacia los pilares bajo los cuales los hijos han sido criados. Los pacientes se cuestionan el por qué no han podido establecer una relación estable durante años, su incapacidad para priorizar otras cosas por encima de sus padres y, a su vez, la dificultad que tienen para salir de su entorno familiar en busca de uno nuevo que sea propio. Magda Cueto, madre de familia, cree que si hay una persona que está viviendo incesto emocional, “lo primero que hay que hacer es curar emociones”. Ella ve esa etapa como parte de un proceso de crecimiento familiar y emocional. “Personal primero, luego en equipo, y luego obviamente ya, seguir practicando poco a poco, porque pienso que puede ser un proceso largo a veces, o a veces doloroso ¿no?”, pregunta en medio de una entrevista. Cuando la persona afectada por este fenómeno logra darse cuenta de lo que se encuentra atravesando, se abren las puertas a una nueva construcción de su noción de familia. Esta reestructuración se genera a partir de la aplicación de una terapia familiar sistémica, centrada en la propuesta de varias soluciones que ayudarán a la persona a desvelar el juego familiar existente, comprender el problema, poder solucionarlo con éxito y evitar que las consecuencias afecten sus relaciones futuras y su desarrollo como persona en la vida adulta. Con los ojos abiertos y la mente clara, el haber sido criado en un ambiente de incesto emocional pasa de ser un gran obstáculo a ser un simple desvío que habita solamente en el pasado.
(LOS HIJOS) DEBEN EMPRENDER VUELO LO ANTES POSIBLES, PARA SENTIRSE SEGUROS
Lizeth Balderrama. Madre

Representación visual del agotamiento mental de los jóvenes víctimas de incesto emocional; las rosas simbolizan un ser marchito.