Nada se entiende de la máscara cómica si se la porta del revés. El péndulo no ha variado en siglos su perfecto trayecto de hemiciclos. Un niño ha arrebato nuevamente a otro niño el juguete más preciado, y se han quedado solos en la habitación, sordos por la explosión, instantáneos de repente como seres sin pasado. Puede suceder que pernoctando en la morada de la palabra perdida se asista a una especie de caza menor: la que obtiene su presa en mitad de la noche, y la libera sin alas con las primeras horas del día.
8