Valores de objetos con relación al hombre.
Valores de personas.
Como se ha visto en referencia a la definición y clasificación de los valores, existe una gama tan compleja que en ocasiones resulta muy difícil llegar a una conclusión de qué son, de cómo entender su concepto, y de cómo se pueden valorar en el sentido más amplio su definición, para de ahí partir hacia qué se puede, o debe hacer, para su formación. En realidad, para entender qué es el valor, se debe tener claro un conjunto de aspectos o elementos que pueden ayudar a construir su definición en un sentido amplio: En primer lugar, partir del hecho de que los seres humanos establecen relaciones con el medio natural y social en que ellos se desenvuelven. En esas relaciones, y a través de su actividad, tanto productiva, como intelectual, artística, deportiva y científica, entre otras, se ponen en contacto con objetos materiales e ideales, tales como, en el primer caso, un producto u objeto concreto y tangible, o como, en el segundo, una cualidad de la personalidad, una concepción, un sentimiento. En este proceso de la actividad humana, en permanente comunicación de unos individuos con otros, surgen en el ser humano necesidades materiales y espirituales, que al concretarse en objetos materiales y espirituales que las satisfacen, se convierten en valores. Los valores, entonces, se identifican con cualquier objeto material o espiritual que, al satisfacer una necesidad humana, son interiorizados y aprehendidos a través de la propia experiencia vital de cada sujeto, lo que le da un sentido personal a las significaciones del mundo exterior a él. A partir de esto, cada persona interioriza aquello que satisface sus necesidades personales y, sobre esta base, construye intereses (los intereses son las necesidades hechas conciencia), forma convicciones, precisa sus aspiraciones futuras y llega a analizar las posibilidades que tiene de alcanzarlas, lo que promueve la manifestación de los valores. Estos valores que surgen, dirigen y orientan las acciones humanas de forma consciente y, a la vez, como proceso individual, permite diferenciar a unos hombres de otros como entes únicos e irrepetibles, pues dos individuos pueden llevar a cabo una misma actividad y estar impulsados por
8