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EJÉRCITO, REVISTA DE LAS ARMAS Y SERVICIOS. EL REFLEJO DE LA TRANSICIÓN EN UNA PUBLICACIÓN PROFESIONAL MILITAR Miguel Ballenilla y García de Gamarra Universidad de Almería
La revista Ejército, Revista de las Armas y Servicios era la principal publicación periódica dirigida a los cuadros de mando profesionales del Ejército de Tierra español. El análisis de sus editoriales, colaboraciones y artículos en el periodo de la Transición, refleja con claridad el control inicial de la publicación por el sector más inmovilista del Ejército y su desalojo tras las primeras elecciones generales. El intento de la nueva dirección por crear un espacio para la opinión militar sobre temas profesionales fracasa por la censura que mantiene sobre las colaboraciones cuando estas, inevitablemente, abordan los temas que inquietan y centran el interés de los profesionales, con el resultado de perpetuar la publicación como medio de transmisión del mensaje institucional oficial. 1. Los orígenes de la Revista Ejército. El tema de la Prensa Militar se encuentra evidentemente sin tratar y a juzgar por las características sociológicas de las Fuerzas Armadas, fundamentales en la evolución política de España, ofrece una sugestiva atracción ante la posibilidad de desvelarnos y proporcionarnos claves concretas de parcelas insospechadas de nuestra Historia1. Este párrafo del coronel de Infantería e historiador Mariano Aguilar Olivencia, posiblemente el único que ha profundizado con rigor en el terreno, muy poco explorado, de la prensa militar, justifica suficientemente el interés que tienen realizar un estudio de las publicaciones militares durante la Transición, en la que este trabajo constituye una primera aproximación a la principal publicación periódica del Ejército de Tierra tras la Guerra Civil: Ejército, Revista de las Armas y Servicios. Siguiendo al ya citado Aguilar Olivencia y el capítulo dedicado a la prensa militar en en Historia Social de las Fuerzas Armadas2, los antecedentes del periodismo militar 1
AGUILAR OLIVENCIA, M., “Historia del periodismo militar español”, en Ejército. Revista de las Armas y Servicios. 1980, 485, pp. 68-71. 2 Social de las Fuerzas Armadas, Tomo V. Madrid, Editorial Alambra, 1986.
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se remontan al origen mismo de la prensa y en España se vincula a la ocupación francesa de la Península. Unido al principio revolucionario francés de la libertad de expresión, y alimentado por las exaltaciones patrióticas de la Guerra de la Independencia, surgen en España los primeros diarios de carácter militar que seguirán, curiosamente, el modelo napoleónico de la “imprentas de campaña” que acompañaban a las unidades militares, y las que no se editaban en el seno de la milicia tenían amplios espacios dedicados a lo militar dado los acontecimientos que se ventilaban en aquellos años. En 1810 destaca el Memorial Militar y Patriótico del Ejército de la Izquierda (1810-14) entre la cerca de decena de cabeceras nuevas que surgían cada año de los que duró la guerra. Con el mismo empuje que surgieron impulsados por los vientos de guerra, fueron desapareciendo una vez terminados estos y el retorno del absolutismo puso punto final a toda los que hubieran subsistido. El pronunciamiento de Riego abre una nueva etapa que se ve suspendida con el decenio absolutista en 1823. En 1834 resurge dividida entre carlistas e isabelinos. Destaca entre todas la Revista Militar, nacida en 1838 con un importante carácter técnico que alumbraba el camino que seguirían importantes publicaciones militares en cuanto a rigor y profesionalidad. El 6 de agosto de 1841, Espartero intenta prohibir las publicaciones militares, especialmente las que se oponen a su política, pero encuentra la oposición del Ejército, encabezada por su Ministro de la Guerra, Evaristo San Miguel, que había sido el fundador y primer director de la ya mencionada Revista Militar. “El Ejército no está excluido de ningún modo del derecho a escribir que concede la Constitución, pero no puedo ejercerlo por estar regido por la Ordenanza. El Ministro de la Guerra no se opondrá nunca a que los militares escriban”3. Tras las dificultades de esta mitad de siglo se producirían una verdadera eclosión de la prensa militar. Surgen los Memoriales de las distintas Armas, Cuerpos y Servicios y, simultáneamente, aparecen y desaparecen multitud de cabeceras –algunas de efímera vida- que dan cuenta de la vitalidad que la prensa militar llegó a tener.
3
Citado en Historia Social de las Fuerzas Armadas, Tomo V.
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Destacamos la Revista Científico-Militar, digna sucesora de la Revista Militar, también La Correspondencia Militar de gran influencia política. La Ilustración Militar que reunió a las más ilustres plumas militares de la época. Durante las primeras décadas del siglo XX, la prensa militar continua con gran vitalidad y la prensa civil trata los temas de interés militar con verdadera profusión. El fenómeno juntero tendrá su reflejo en estos años, dividiendo a los distintos diarios siendo La Correspondencia Militar uno de los más identificados con la oficialidad juntera. El férreo control ejercido por la dictadura de Primo de Rivera a la que seguiría los estrictos límites puestos a la libertad de expresión por la Ley de Defensa de la República ahogaría en buena medida la opinión política en los diarios militares, llegando a terminar con el veterano La Correspondencia Militar en 1932. Tras el paréntesis impuesto por la Guerra Civil, en la que no faltó la prensa denominada “de trinchera”, y recién designado Ministro del Ejército del primer gobierno del nuevo régimen el general Varela, se decide recuperar la publicación de una revista profesional y en el Diario Oficial del Ministerio número ocho, correspondiente al 30 de septiembre de 1939, se publica una resolución para proveer por concurso la plaza de director de una revista que recibiría la denominación de La Ilustración Militar, título que buscaba enlazar de forma directa con la estela de calidad que había dejado en el recuerdo la revista del mismo nombre de finales del siglo XIX, pero, como indica el general Uxó Palasí 4 , posiblemente sus connotaciones decimonónicas serían las que vetarían su empleo naciendo finalmente como Ejército, que con el subtítulo de Revista Ilustrada de las Armas y Servicios y en palabras del mismo general, con el que coincidimos plenamente, “centraba mejor las nuevas ideas de unidad entre todos los componentes de la profesión militar” por encima de la tradicional división -y origen de enfrentamientos- de Armas y Servicios. En diciembre de 1939 comienzan a publicarse en el Diario Oficial del Ministerio anuncios de la nueva revista, señalando que centrada en contenidos de cultura general, cultura profesional e informaciones será “De interés, no sólo para los jefes y oficiales de todas las Armas, Cuerpos y Escalas, sino para cuentos sientan la preocupación de los problemas militares y de la defensa nacional”.
4
UXÓ PALASÍ, J., “Biografía de una revista, Ejército Febrero 1940 – Febrero 1990”, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Febrero 1990, pp. 14-24.
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El primer ejemplar de la revista vería la luz en febrero de 1940, siendo su director, que se prolongaría durante 26 años, el teniente coronel de Estado Mayor Alfonso Fernández Martínez. La editorial de este primer número fijaba sus objetivos, en el que resaltaba el de la unidad del Ejército, un mensaje que se repetirá durante la Transición. “Bajo la unidad que cobija al Estado nuevo, y que siempre fue la tácita aspiración de nuestras Armas, se presenta hoy la revista EJÉRCITO. Al amparo de su nombre pretende ser la compañera inseparable de cuantos contribuyen a que España tenga una Fuerza Armada digna de su pasado; y, en cumplimiento de las órdenes que ha recibido, aspira a servir de enlace para impulsar el común esfuerzo de los que quieran cooperar a la instrucción del que trabaja. Tiene el deber y el firmísimo propósito de lograr que reine la mayor intimidad en la gran familia militar y de hacer que arraiguen la doctrina y orientaciones que el Mando fije […]5. El índice de este primer número concentraba las firmas de relevantes escritores civiles y militares como José María Pemán, que escribía una “Semblanza del Caudillo”, el doctor Vallejo Najera, jefe de los servicios psiquiátricos militares, Manuel Aznar, los generales Aranda, García Valiño y Kindelan, y otros oficiales como Díaz de Villegas, Ignacio Moyano o López Muñiz, consolidándose la publicación, tras treinta y cinco años, como el principal medio de comunicación institucional en el seno del Ejército. 2. Desde la muerte del general Franco hasta el referéndum constitucional. La muerte del general Franco, el 20 de noviembre de 1975, se recogería en el ejemplar correspondiente a enero de 1976, posiblemente por estar cerrado y ya en imprenta el número correspondiente a diciembre de 1975, y su figura será motivo recurrente de artículos y colaboraciones a lo largo de este periodo que marca el inicio de la Transición. Así, en éste mismo número de enero encontramos “Franco, voluntad de vencer”, amplio artículo a modo de obituario que destaca las virtudes militares y de gobernante del dictador. Otras colaboraciones irán salpicando las páginas de la revista destacando abordando su figura desde distintas ópticas: “La clemencia de Franco”, “Carta al Jefe ausente”, “La tumba de un soldado”, “Hace un año”, “Franco”, “Franco y 5
FERNANDEZ MARTINE, A. “Editorial”; Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Febrero 1940, pp. 3.
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la cría caballar”, “El Ferrol del Caudillo. Versiones sobre una etimología” son algunos ejemplos. Esta presencia, natural en éste periodo de dos años que analizamos contrasta, sin embargo, con el poco espacio que el Rey y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas recibe de la publicación. No es hasta noviembre de 1976, cumpliéndose el primer aniversario de la muerte de Franco y de la coronación de Juan Carlos I, cuando éste es motivo de portada y editorial que, seguida de un recordatorio de Franco, manifiesta la subordinación de la publicación a la Corona y recuerda a los lectores “lo que en realidad constituye la figura del Rey” que, como garantía de estabilidad y continuidad del Orden Institucional, debe ser protegido por el Ejército, como reza el último párrafo del texto: “Por mandato de la citada Ley Orgánica (artículo 6.°) el Rey es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. Pero no es sólo eso; por vocación y por estudios el REY es militar, y él mismo ha manifestado en repetidas ocasiones que la milicia es su oficio y profesión. Consecuente con esta postura, su primer mensaje, su primer pensamiento después de su proclamación, fue a las Fuerzas Armadas, a sus compañeros de armas. El alto sentido de la disciplina y del compañerismo lleva, si es necesario, al sacrifico. Como REY, como primer español y como primer soldado, a Don JUAN CARLOS, que actualmente personifica la Institución Real, ni puede, ni debe faltarle el apoyo y la lealtad de las Fuerzas Armadas de sus compañeros de armas, que son, honrosamente, sus subordinados. Y ello en toda circunstancia”6. Esta figura de compañero de armas que destaca este editorial, había sido el único motivo de presencia del Rey en la Revista cuando, en mayo de ese año, reprodujo una noticia del diario “Pueblo” en la que se hacía eco de la asistencia del Rey a una cena con compañeros de promoción que se encontraban en Madrid. Esta falta de presencia del Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas se corrige en abril de 1977, con ocasión de la presidencia del Rey en los actos conmemorativos de la Academia General Militar, evento por otra parte muy vinculado al recuerdo del General Franco, que está presente en todos los discursos. En junio, la imposición de Fajas a los nuevos oficiales de Estado Mayor es motivo para una nueva referencia al Rey, aunque el motivo de la atención de la Revista son los 6
“El Rey”, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Noviembre 1976, pp. 3.
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discursos del Director de la Escuela Superior del Ejército y la Lección Magistral del general Fernández Jiménez titulada “Actividades y Organizaciones negativas en las Fuerzas Armadas” relativa a los peligros de la Sindicación en el seno del Ejército, tema que será recurrente en otras colaboraciones. En octubre, otro acto institucional, la presidencia de la entrega de Despachos en la primera promoción de suboficiales salida de la nueva Academia General Básica de Suboficiales será nuevamente ocasión para que el Rey aparezca en la revista, si bien, la crónica carece de otras connotaciones, normalizando en cierto modo su presencia y reproducción de sus discursos, dos años después de su coronación. Pero son los artículos de orden político con los que nos interesan más en este periodo porque retrata claramente el pensamiento de la dirección de la revista, encabezada por el Jefe del Servicio de Publicaciones del Estado Mayor del Ejército, el general en situación de reserva Luís Cano Portal, colaborador habitual del diario El Alcázar bajo el pseudónimo de “Jerjes”, aunque también empleaba el se “Sparos” ó “Espiote”7. Precisamente era suyo uno de los artículos más duros contra la reforma que impulsaba el general Diez Alegría en el año 1974, y con igual contundencia escribía contra la reforma política durante los años 1976 y 77. El número de enero de 1976 abre la revista con la sección “Mundo Militar” que recoge el relevo del Teniente General Coloma Gallegos por Álvarez-Arenas al frente del Ministerio del Ejército, acontecimiento que da oportunidad a la publicación para realizar una valoración de la situación política del momento y abundar en los peligros que a su juicio, amenazan a España: El separatismo como principal amenaza y el comunismo y masonería internacional como fuerzas que persiguen la debilitación de la Patria. Ante ellos apela a los Principios del Movimiento y a la Ley Orgánica del Estado recordando cual es la responsabilidad del Ejército, asumiendo la revista la responsabilidad de recordarlos, como señalan los párrafos que cierran el artículo: “Hemos recogido en esta sección de «Mundo Militar››, porque consideramos que el momento y las circunstancias obligan a ello, lo que pudiéramos llamar directivas maestras de lo que debe ser la misión y unidad espiritual del Ejército, que por nutrirse del pueblo y ser la representación genuina del pueblo mismo no tiene otra base que la unidad de España. 7
Archivo Linz de la Transición española: Índice de Autores. Fundación Juan March. http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Herramientas/PDF/autores.pdf
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En números sucesivos seguiremos insistiendo sobre estos temas, que no por ser políticos nos pueden dejar de afectar8”. Artículo que se publicará, nuevamente y casi íntegro, en noviembre de 1976 coincidiendo con el Aniversario de la muerte de Franco bajo el título de “La Unidad de España”, sin citar autor, por lo que es atribuible a la redacción, y en el que se añaden al final las medidas que deben tomarse ante cualquier intento de debilitación del Ejército. “Por tanto, la unidad debe comenzar por la de las propias Fuerzas Armadas, y ha de ser preocupación constante de todos los escalones de Mando al preservarla, reaccionando con energía y prontitud ante cualquier intento, abierto o insidioso, de atacarla. En este sentido cobran pues especial importancia los siguientes: 1º.- Extremar el celo en la corrección de faltas referidas a los casos de reuniones o proyectos de organizaciones de carácter político sobre las que recaería además todo el peso del Código de Justicia Militar. 2°.- Tenemos la imperiosa e ineludible obligación de hacer frente a la posible acción insidiosa de determinados medios de comunicación social, reaccionando rápidamente, con nuestra unión. 3º.- Evitar cualquier tipo de vulnerabilidad que pueda dar lugar a controversia pública, en la que nuestra ya citada unidad se ponga en entredicho9”. A estos artículos elaborados por la redacción, debemos añadir las colaboraciones e, incluso, la selección de artículos extraídos de otras publicaciones profesionales extranjeras que definen claramente la línea de pensamiento de la dirección de la Revista y el riesgo que, para la Transición representaba mantener un órgano de comunicación institucional tan importante fuera del control directo del Gobierno. En abril de 1976 se publica “La estrategia internacional contra España”, artículo que atribuye las tensiones políticas internas a actores exteriores, fundamentalmente la Unión Soviética, que según el autor, ya había conseguido su objetivo en Portugal, siendo España el paso subsiguiente. “Tengo para mí que el ataque a Portugal constituye una obra maestra del planeamiento comunista a plazo medio. 8 9
“Mundo Militar”; Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Enero 1976, pp. 3-4. “La unidad de España”; Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Noviembre 1976, pp. 70-72.
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Sabido es que el primer objetivo de la U.R.S.S. en estos casos, es provocar la ruina económica del país designado, porque del hambre viene la revolución. […] Surgió entonces, como siempre, la solución democrática con Spínola –cual nuevo Kerensky- quien, también como siempre, fue barrido por las huestes marxistas y minoritarias de Cunhal.” […] Habida cuenta de la filosofía marxista sobre la paz y confirmada por nuestra historia la existencia de un frente permanente activo de combate interior, Franco – como estratega militar que fue- respondió al reto utilizando un viejo recurso, de un modo nuevo. Así, la Ley Orgánica del Estado impuso a las Fuerzas Armadas la misión de defender la unidad de la Patria y el orden institucional. Esto significa una barrera para la estrategia subversiva ya que todo intento de acceso al poder político, fuera de las vías institucionales, será barrido por las Fuerzas Armadas. Los que defienden que el Ejército debe estar únicamente para acciones exteriores, ponen de manifiesto una lamentable ignorancia de la problemática actual en el mundo”10. A este artículo lo seguirá en mayo “Las fuerzas armadas de Chile en defensa de la libertad y democracia en su patria”, reproducido de la revista estadounidense Military Review, escrito por un oficial chileno, en el que se hace una justificación y defensa del golpe de estado del general Pinochet y se afirma “Cuando los países caen en manos de gobernantes inmorales y la política deja de servir al bien común para ponerse al servicio de fanatismos partidistas; hay sólo un poder moral suficiente para contenerlo y evitar la destrucción de la Nación: sus Fuerzas Armadas”11. 3. La toma de control de la Revista. El 10 de noviembre de 1977, el general Cano Portal –director de Ejército- publica en El Alcázar, bajo uno de los pseudónimos que venía utilizando, el artículo 10
NOVAS TORRENTE, D., “La estrategia internacional contra España”, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Abril 1976, pp. 15-20. 11 JARA CORNEJO, J., “Las fuerzas armadas de Chile en defensa de la libertad y democracia en su patria”, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Mayo 1976, pp. 79-82.
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“¡Actualizar las ordenanzas! ¿Para qué?” en el que se criticaba con gran dureza la política reformadora emprendida por el Gobierno, llegando a afirmar que la «desintegración de la Patria exija también la actualización, desintegrándolas, de las Reales Ordenanzas de SM Católica, nuestro Buen Rey, el señor don Carlos III»12. Las consecuencias no se hacen esperar, el día 12 es cesado como Jefe del Servicio de Publicaciones del Estado Mayor Central y, por tanto, como director de Ejército, y se le abre un expediente disciplinario que se saldará con dos meses y un día de arresto. La oportunidad es aprovechada para tomar el control pleno de la Revista, no solo por poner fin a la línea editorial de franca oposición del Gobierno que venía demostrando y sino también por constituir un poderoso medio de comunicación institucional dada su capacidad de trasladar el mensaje oficial a todos los cuadros de mando del Ejército, sin los filtros e interpretaciones que, cualquier comunicación oficial, conlleva en su descenso por la cadena orgánica. Muestra de ello es la decisión de poner a su frente al coronel Diplomado de Estado Mayor Juan Cano Hevia, que, junto a Gutiérrez Mellado, formó parte del equipo de colaboradores más directo del Teniente General Manuel Diez-Alegría al frente del Alto Estado Mayor13. Pero este incidente también daría lugar a las Ordenes Ministeriales 263 (19 noviembre) y 266 (23 de noviembre) que, en desarrollo del Real Decreto-Ley 10/1977 sobre el ejercicio de actividades políticas y sindicales por componentes de las FAS, imponía serías restricciones a la Libertad de expresión de los militares. Si bien la revista de diciembre ya se edita bajo la nueva dirección, cuya composición desaparece de la primera página de la revista, no será hasta enero cuando se materialice la nueva orientación de la publicación, y lo hace en forma no utilizada hasta la fecha y que, muy escasamente, volverá a ser empleada: El Editorial. Firmado en diciembre, el editorial vincula la renovación del Ejército a la transformación que la sociedad española está viviendo, y esa renovación, afirma, debe afectar a las publicaciones y de forma preferente a la revista Ejército, que es su “exponente más visible”. Continúa el editorial señalando que “siguiendo los deseos del Mando”, la nueva dirección se propone “modernizarla, rejuvenecerla y delimitarla”, este último propósito, que unido a las recientes medidas restrictivas de la libertad de
12
El País, 8-12-1977 FAJARDO TERRIBAS, R., El Ejército en la transición hacia la democracia (1975-1982). Acercamiento a la Política Reformadora de Gutiérrez Mellado. Tesis Doctoral. Universidad de Granada, 2000, p. 109. 13
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expresión, se sentiría por la dirección como el tema más sensible, es aclarado en los párrafos siguientes exponiendo que: “No se trata de crear impedimentos y ataduras, cuando en lo literario el pensamiento debe ser tan libre como permitan las exigencias tradicionales de nuestra profesión, […]. Creemos que la calidad de las publicaciones está muy directamente relacionada con la libertad del que escribe, que estamos dispuestos a conceder al máximo a nuestros colaboradores, pero una revista que crea y apoya el Ejército tiene que responder a los planes del Ejército. No es lo mismo proponer al Mando un cambio razonable que proponer un cambio de Mando. Esto último, por “razonable” que pudiera ser, no cabe en una revista militar”14. El Editorial expone seguidamente las ideas que servirán de guía a la dirección de la Revista en su nueva orientación editorial, que coinciden con el que constituye objetivo constante de Gutiérrez Mellado en este momento histórico, asegurar la unidad del Ejército y desvincularlo de la política, objetivo que perseguirá, tanto mediante la adopción de medidas legales (Decreto-Ley 10/1977 y desarrollo normativo) como en el de la comunicación, de lo que es buen ejemplo el párrafo que transcribimos del texto que estamos analizando: “[…] Que hombres íntegros y valerosos obedezcan sucesivamente, con igual lealtad, a gobiernos de tendencias diferentes, e incluso a sistemas políticos distintos, es consecuencia natural de dos virtudes que honran a la profesión militar: Disciplina y lealtad. Estas virtudes no obligan a nadie a abdicar de las propias ideas en el terreno privado, pero se oponen radicalmente a cualquier tentación de utilizar la condición privilegiada que proporciona el uniforme para servir a ideas particulares. Servimos a una institución, y no nos servimos de ella. Y la servimos no porque sea un fin en si misma, sino porque sirve a la Patria. Creemos que sólo así, deslindando lo profesional de lo privado, es posible conservar la unidad de los Ejércitos. Esa unidad, que España nos demanda, no significa uniformidad en las ideas personales, sino disciplina, lealtad y capacitación profesional. Unido es este sentido, el Ejército es un instrumento útil;
14
“Editorial”, Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Enero 1978, p. 3.
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desunido constituye un problema para esa patria española que subsiste a lo largo de la historia y que no es más patria hoy que ayer, ni a la inversa”15. Este numero de enero incluiría el articulo “Las Fuerzas Armadas en el Derecho político”16 que analiza el papel de los ejércitos en las democracias y aborda el principio de la subordinación al poder civil, materializando la selección de colaboraciones y traducciones que realiza la dirección en aquellos que se salen de lo que constituye el contenido principal de la publicación que siguen siendo los temas de carácter fundamentalmente profesional. Sin embargo, no tardaría la dirección en comprobar que, al margen de estos temas profesionales y las limitaciones impuestas a la libertad de expresión, los cuadros de mando siguen sintiendo la necesidad de ejercerla y exponer su opinión en momentos intensos del devenir político español, por lo que la dirección de la Revista emplea nuevamente un editorial para insistir en la necesidad de renunciar a este derecho en beneficio de la unidad del Ejército. “En el editorial de enero de “Ejército” se expuso la nueva orientación que se va a dar a la revista. Se habó del respeto a la libertad del que escribe y se señalaron los límites que en nuestro caso hay que poner a la libertad. En relación con tales límites hemos de hacer saber que se están recibiendo bastantes artículos de carácter político o con implicaciones políticas más o menos claras. En casi todos ellos se aprecia buena voluntad, con frecuencia preparación y agudeza intelectual y prácticamente siempre un gran amor a España. Mas la lectura de todos confirma en la idea expuesta en el editorial de enero antes citado: La unidad del Ejército sólo puede lograse respetando las diferencias personales”17. Idea que se repetirá en todos los párrafos, pues en aras de su afianzamiento aspira a que se renuncie a la exposición de ideas políticas que alimenten el enfrentamiento: • “Se recomienda a los colaboradores no enviar determinada clase de artículos […] nuestro principal fin: Mantener el Ejército unido, alrededor de valores profesionales universalmente admitidos (como disciplina, lealtad y
15
Ibidem. FERNÁNDEZ GÁLVEZ, C. “Las Fuerzas Armadas en el Derecho político“, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Enero 1978, pp. 73-75. 17 “Editorial”, Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Diciembre 1978, pp. 3-6. 16
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profesionalidad) y por encima de las inevitables diferencias personales en cuestiones que entran dentro del ámbito de la libertad privada.” • “La unidad es nuestra finalidad, […]” • “Somos “el brazo armado de la nación”, el instrumento defensivo de nuestro pueblo, que ofrece utilidad sólo en cuanto estemos unidos; desunidos no seríamos más que un problema.” • “En los momentos de transición que vivimos, nuestro Ejército tiene que hacer frente a un reto contra la unidad”18. No es hasta el mes de marzo cuando la Revista recupera en su mancheta los nombres de quien la dirigen, apareciendo por primera vez el ya mencionado coronel Juan Cano Hevia como director y, el también coronel Diplomado de Estado Mayor, Juan de la Lama Cereceda como subdirector y jefe de colaboradores. Posiblemente este cambio de criterio, que obedecería posiblemente a dar un mayor carácter institucional a la publicación, debió producirse a raíz de recibirse un artículo, que no se publicaría hasta el mes de julio, titulado “A propósito de un Editorial”19 que alababa la nueva línea de la revista pero criticaba la falta de publicidad de los nombres de la dirección y el Consejo Editorial. Consejo Editorial que se añadiría precisamente ese mismo mes de julio y cuya composición mostraba un importante cambio generacional. De tres generales -dos de división-, dos coroneles y dos comandantes, se pasaba a un general de brigada, dos tenientes coroneles y seis comandantes, siendo uno de estos, Pedro Luis de la Puente Sucre, el único que figuraba en el Consejo anterior. Los dos generales de división, Salcedo Ortega y Ariza García, pasaban, imaginamos que como deferencia, al puesto de “Consejeros consultivos”. Pendiente de una investigación más detallada que revele los motivos de su selección, posiblemente vinculados al desempeño de determinados destinos en el Estado Mayor, conviene significar la presencia de nombres que, posteriormente, se distinguirían por distintos motivos como los comandantes el comandante Pardo Zancada y Alberto Piris o el teniente coronel Porgueres que alcanzaría la jefatura del Ejército.
18
Ibidem. CONDE MONGE, L., “A propósito de un editorial”, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Julio 1978, pp. 40-42.
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Los contenidos de la Revista, en el escaso porcentaje de temas no meramente técnicos, que seguirán siendo mayoritarios, se reorientan en la nueva línea editorial. La redacción de unas nuevas Reales Ordenanzas, precisamente el tema que dio origen al cese del anterior director, serán motivo de distintos artículos de la publicación en los números de abril, octubre y noviembre20, todos ellos impulsados desde la redacción. En la intención de hacer llegar los proyectos y planes de reorganización y modernización de las Fuerzas Armadas, y no ajeno a una intención reeducadora, la Revista publica junto al número de abril de 1978 una separata con la intervención del general Gutiérrez Mellado, Ministro de Defensa, en el Congreso para explicar la política del Departamento, el suplemento recibe el nombre de “Política de Defensa y Política Militar” y lo encabeza con la siguiente justificación. “Siguiendo el ejemplo de muchas revistas militares occidentales, que informan a sus lectores de los debates parlamentarios de importancia para la institución militar o la defensa nacional, ofrecemos en el presente número información sobre la Sesión de la Comisión de Defensa del Congreso del día 10 de enero pasado, en la que el Ministro de Defensa expuso la política de su departamento y respondió a preguntas de los diputados”21. Sin embargo, los problemas estructurales del Ejército y los cambios que desde el poder político se anuncian tienen un escaso reflejo en la publicación, apenas algunos artículos abordan temas como los ascensos, las retribuciones, la dedicación exclusiva, la edad de los cuadros de mando, las relaciones con la sociedad y otros asuntos bajo títulos como “Los cuadros de nuestro Ejército, los más viejos del mundo”; “Sobre los ascensos en el Ejército: una opinión más”; “La dedicación plena”; “Las retribuciones del personal militar”; “Las Fuerzas Armadas en el Derecho Político”; “La milicia en Ortega y Gasset”; “Sociedad y Fuerzas Armadas”; “Seminario sobre Libertad de expresión en las Fuerzas Armadas”, “Hacia un Ejército profesional”, etc. Destaca sobre todo ello la ausencia absoluta de artículos que aborden el ingreso de España en la OTAN, cuyo debate estaba ese año en pleno apogeo. 20
MARTINEZ DE GALINSOGA, “Sobre las nuevas Reales Ordenanzas Militares”, en Ejército. Abril 1978, nº 459. JAUDENES REYES, J., “¿Sobre el origen de las Reales Ordenanzas de Carlos III”, en Ejército Octubre 1978 nº 465. LAGUNA SANQUIRICO, F., “¿Siguen vigentes las Ordenanzas Militares?”, en Ejército, Noviembre 1978, nº 464. 21 “Política de Defensa y Política Militar “, en Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Separata Abril 1978.
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Esta ausencia de colaboraciones no está vinculada a una falta de interés de los miembros de la institución, sino a un férreo control de los artículos que se publican, rechazando aquellos que no se ajustan a la línea editorial a pesar de las promesas de libertad que se habían realizado, así se afirma en una larga editorial –más de tres páginas- que cierra el primer año de la nueva dirección de la Revista. “Desde el principio estábamos convencidos de que había que hacer cambios, pero también de que los verdaderamente deseables, los constructivos, tenían que responder al ritmo impuesto por la situación. En nuestra España se estaba produciendo un cambio radical; cambio aún no terminado y que a unos nos agradará más que a otros en lo privado, pero que en cuanto militares, estábamos en la obligación de respetar y servir con nuestra actitud. Ese cambio tiene la consecuencia innegable de aproximarnos a los países del llamado “mundo libre occidental”. La aproximación, tan deseable para todo militar que no quiera ver a su Ejército quedar atrasado respecto a los tiempos en muchos sentidos, era recomendable también que se produjera en nuestras Revistas, que había que modernizar, reordenar y despolitizar. Esto último, en el sentido de ir eliminando lo que de ideológico puedan, a veces, haber mostrado, pero también en el de evitar que cayeran en nuevos modos de politización. Así, desde el primer momento, rechazamos a veces con dolor, pues comprendíamos la buena fe y razón que asistía a algunos, toda colaboración con implicaciones políticas. Esto es lo que hacen las revistas militares de ese mundo libre occidental. Sin entrar en explicaciones
innecesarias,
diremos
que
este
año
hemos
comprobado
reiteradamente lo sabia que es esa medida característica de los países democráticos. En el caso de nuestra sociedad, en periodo de cambios, se ha mostrado particularmente acertada22. Por estos motivos, la dirección reconoce a lo largo del texto, no haber publicado artículos relativos a política internacional, economía y sociología, afirmando sobre estos últimos que “nos duele no haber publicado algunos trabajos, realmente originales y meritorios, que se nos han remitido. Nos duele especialmente porque habíamos animado a escribir en esa dirección, pero ocurre que la sociología tiene a veces insospechadas repercusiones políticas (como la política tiene sociológicas) y esas repercusiones eran 22
“Editorial”, Ejército, Revista de las Armas y Servicios, Diciembre 1978.
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indeseables en algunos casos; las circunstancias de 1978 han exigido exagerar la delicadeza en el cumplimiento de nuestro primer objetivo del momento: contribuir a preservar la unidad del Ejército.” Este importante texto, que revela hasta que punto se ha ejercido un férreo control sobre los contenidos, dedica un importante espacio a recordar, sino advertir a los lectores, que esas limitaciones que la Dirección impone en el seno de la publicación, deben ser asumidas individualmente por lo militares a la hora de expresar sus opiniones políticas en medios o lugares públicos. “Pero el que en lugar público expone ideas políticas abusa de su condición, y el que lo hace en salas de estandartes o locales militares puede estar atentando contra la unidad del Ejército, que trata de romper en los que piensan distinto a él”. Continua el editorial afirmando que los límites a la libertad de expresión de los militares no son extraños en otros Ejércitos, recuerda la legislación al respecto y advierte que “en todos los países del mundo, incluidos los no democráticos, los Mandos militares y los Gobiernos corrigen con rigor, como en España se corrigió en el pasado régimen” las criticas al Mando, el poder ejecutivo, a las instituciones o a la Constitución. Esta política censora, tan claramente expuesta, tendría su reflejo en la distribución de contenidos en la Revista, ya por la acción de la propia dirección, ya por la inhibición de los colaboradores al saber que sus trabajos no serían publicados. Si en la sección de Economía, Sociología y Política, el número de artículos publicados hasta el año 78 había sido entre 20 y 30, en 1979 solo se publicaría uno, publicado por un civil y con una clara orientación institucional: “Reflexiones sobre la necesidad de establecer un programa de relaciones públicas en las FAS”. En 1980 se publicarían cinco y únicamente dos en el año 1981. Algo similar ocurriría con la sección de psicología y moral, que junto a la anterior, eran las únicas que daban margen a temas y colaboraciones no estrictamente de carácter técnico-militar. De 28 y 36 artículos publicados en los años 1976 y 77, cayo 8 en 1980 y 81, publicándose 18 artículos en 1979, pero casi todos ellos relativos a las nuevas Reales Ordenanzas. Este editorial de diciembre de 1978 sería la despedida del coronel Cano Hevia al frente de la publicación, que dejaría por ascenso a general y su significativa designación como Director de la Escuela de Estado Mayor como parte del plan de reforma de la
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enseñanza militar23. Su paso por Ejército marcaría la “Transición” de la Revista, que ambiciosa en su intención reformadora, no supo canalizarla como medio de debate y expresión de los miembros de la Institución, no ya por la normal depuración de contenidos marcadamente ideológicos que todo cambio de régimen exige, sino seguramente por un excesivo temor a que legítimas opiniones sobre los cambios que afectaban a la Institución, sobre política militar y de defensa, pudieran ser interpretados como coacciones o “ruido de sables” que pudieran sugerir una subordinación del poder civil al militar. Tras la marcha de Cano Hevia, que coincidió con la desaparición de los dos generales de división que, como “Consejo Consultivo” habían permanecido en el “staff” de la Revista, ocupó la vacante el general Enrique Jarnés en una línea continuista en la que destaca, sin embargo, el aumento de espacio dedicado a los discursos institucionales y, de forma especial y como novedad a partir de 1980, la reproducción integra, como separata al número de enero de cada año, de los discursos de la Pascua Militar, tanto del Rey, como del Ministro y del Jefe del Estado Mayor del Ejército, reforzándose con ello el papel de la revista como medio de comunicación vertical y descendente que ya tenía desde su fundación en 1940. Sin embargo, y si bien la Revista a lo largo de 1978 y debido fundamentalmente al relevo de su dirección cambiaba el sentido ideológico de sus contenidos, permanecería en los índices anuales un atavismo del periodo predemocrático que solo desaparecería en enero de 1982, tras la victoria socialista en las urnas: La denominación de la sección XXIV del índice pasaba de ser “Historia general y de nuestra guerra de liberación” a “Historia”. Bibliografía. - EJÉRCITO, Revista de las Armas y Servicios. Años 1940, 1975-1982. - EL PAIS. Año 1977. - VV. AA. Historia Social de las Fuerzas Armadas. Editorial Alhambra. Madrid, 1986. - FAJARDO TERRIBAS, R. El Ejército en la transición hacia la democracia (19751982). Acercamiento a la Política Reformadora de Gutiérrez Mellado. Tesis Doctoral. Universidad de Granada, 2000. 23
RODRIGUEZ SAHAGUN, A., “La reforma militar de los gobiernos de Suárez”, en Revista española de Investigaciones sociológicas. Octubre-Diciembre 1986. pp. 189-194.
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