Cujo

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necesita saber que ha estado a punto de caer en él. No necesita tener miedo. Siempre y cuando la luz esté apagada. Bueno, él no había caído. A él le habían empujado. La cuestión era saber qué iba a hacer al respecto. La parte enojada de su persona, dolida, lastimada y rugiente, no se mostraba en modo alguno inclinada a ser «adulta», a reconocer que había deslices en una o en ambas partes de muchos matrimonios. Que se fueran a la mierda el «Forum» o las «Variaciones» de Penthouse, o como las llamen hoy en día, estamos hablando de mi mujer que se acostaba con otro(allí donde un amigo es un amigo) cuando yo daba media vuelta, cuando Tad no estaba en casa... Las imágenes empezaron de nuevo a sucederse, sábanas arrugadas, cuerpos en tensión, suaves rumores. Unas desagradables frases, unos terribles vocablos seguían congregándose como un grupo de morbosos mirones que estuvieran contemplando un accidente: escondrijo, empanada de pelo, follar, soltar el paquete, no-jodo-por-dinero-ni-jodo-por-jamapero-mi-manera-¿e-joderte-mamá-es-de-auténtica-vergüenza, mi tortuga en tu barro, violación colectiva, entregarse a la tropa... ¡Dentro de mi mujer!, pensó angustiado al tiempo que apretaba los puños. ¡Dentro de mi mujer! Pero la parte enojada y dolida reconocía -a regañadientes- que no podía ir a casa y pegarle una soberana paliza a Donna. Podía, eso sí, tomar consigo a Tad e irse. Sin dar explicaciones. Que ella intentara impedírselo, si tenía el descaro de hacerlo. No creía que lo hiciera. Llevarse a Tad consigo, irse a un motel, buscar un abogado. Cortar limpiamente la cuerda y no volver la mirada hacia atrás. No obstante, si se limitaba a llevarse consigo a Tad a un motel, ¿acaso no iba el niño a asustarse? ¿No querría una explicación? Tenía apenas cuatro años, pero era una edad suficiente para darse cuenta de si ocurría algo terriblemente malo. Estaba después la cuestión del viaje... Boston, Nueva York, Cleveland. A Vic le importaba un bledo el viaje, sobre todo ahora; el viejo Sharp'y su chico podían irse al cara jo por lo que a él respectaba. Pero no estaba solo en el asunto. Tenía un socio. El socio tenía mujer y dos hijas. Incluso ahora, a pesar de lo dolido que estaba, Vic reconocía que tenía por lo menos que asumir la responsabilidad de intentar salvar la cuenta... lo cual equivalía a tratar de salvar a la propia Ad Worx. Y, aunque no quería planteársela, había otra pregunta: ¿por qué razón concreta quería tomar a Tad a irse, sin escuchar siquiera la versión de Donna? ¿Porque el hecho de que ella estuviera acostándose por ahí estaba destrozando el sentido ético de Tad? No lo creía. Era porque su mente había comprendido inmediatamente que el medio de causarle un daño más cierto y más profundo (tan profundo como el que estaba experimentando él en


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