denominación laboral, lo que hace que las Relaciones Públicas sean una de las disciplinas peor entendidas y valoradas éticamente.
Ese escenario no estaría completo si no se aborda la implicación regional o coyuntural de la disciplina, es decir el estado del arte de las Relaciones Públicas en las diversas realidades donde se aplican.
Las Relaciones Públicas en América Latina comenzaron a demostrar un camino y una tendencia propia a través de la creación de la Federación Interamericana de Relaciones Públicas (FIARP) en 1960. Más tarde, en 1980, transformada en CONFIARP, la entidad ratificó su espacio de diálogo y discusión de las Relaciones Públicas en la proyección regional integral de la actividad.
Uno de los aspectos a resaltar en la tendencia o escuela latinoamericana es que su basamento emerge de las aplicaciones traídas principalmente de Estados Unidos y de Europa en segunda instancia, y por lo tanto es muy difícil hallar un cuerpo teórico innovador aún en los autores latinos más renombrados.
Por tanto, es más que justificado pretender una búsqueda de elementos que identifiquen, por una parte el estado de las corrientes más importantes de Relaciones Públicas (llámense escuelas de pensamiento), como son en Norteamérica y Europa, y por otra, la posible ruta de una tercera corriente: la escuela latinoamericana.
Es por ello que si hemos de partir de alguna base para hablar de una tendencia latinoamericana tenemos que retomar conceptos como el de responsabilidad social, gestión social y vocación social, es decir, orientaciones altamente demandantes de una dinámica social activa, toda vez que en más de una oportunidad las organizaciones latinoamericanas tuvieron que adaptar sus decisiones a las expectativas coyunturales y culturales de las poblaciones con las que interactuaban. 10