PRUEBAVOLKSWAGEN VIRTUS
AL VOLANTE DE
un virtuoso
El Virtus está equipado con un motor gasolinero de 1.600 cc (110 CV), un valioso recurso cuando más que alto performance buscamos máxima eficiencia y consumos acotados. Es un sedán espacioso y bien equipado, correcto en todo el sentido de la palabra, pero que falla en asuntos inesperados, lo que por supuesto le resta puntaje.
S
u nombre insinúa muchas cosas, todas positivas por cierto, pero lo mejor es que el Virtus es un fiel representante de su marca, portador de una carrocería con la clásica elegancia de Volkswagen, incluyendo además una carga tecnológica no habitual en este segmento, y sumando al banquete una transmisión automática de seis velocidades; no una caja cualquiera sino que una Tiptronic. Por tamaño se ubica entre Voyage y Jetta, punto en el que anuncia un largo de 4.482 38
Por Leonardo Pacheco / Fotos: Sergio Salazar
mm, un ancho de 1.751 mm, una altura de 1.468 mm y una distancia entre ejes de 2.650 mm. El frontal luce discreto, desde una perspectiva ornamental al menos, con esos recursos archiprobados en otros ejemplares de esta misma familia; faros, mascarilla e incluso las nervaduras del capó son rasgos conocidos. De perfil destacan dos características: que los voladizos son cortos y que a los pasos de rueda parece sobrarles espacio. Lo primero es muy positivo porque beneficia el equilibrio dinámico,