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Playas y pluviales: los impactos de la impermeabilización y el drenaje
De Barreras Medanosas
Federico Ignacio Isla* y Pedro Andrés Garzo**
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* Doctor en Geología e Investigador del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (IGCC – UNMDP/CIC) y del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC – CONICET/UNMDP).
** Doctor en Geología e Investigador del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario (IGCC – UNMDP/CIC) y del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC – CONICET/UNMDP).
Imagen 1
Croquis de la costa bonaerense entre Mar Chiquita y el Río Quequén-Grande, realizado por Florentino Ameghino a finales del siglo XIX. Fuente: Tonni (2016).
Introducción
Una de las mayores particularidades de la Pampa Argentina es la velocidad con la que se puede inundar o tener secas extremas. Esto impresionó a escritores como Julio Verne (Verne, 1867) o a naturalistas como Florentino Ameghino (Ameghino, 1884) –veáse imagen 1–; hoy sabemos que se debe a años anómalos El Niño o La Niña.
Uno de los proyectos con relación al cambio global se orientaba a los embalses de las descargas fluviales y con el consecuente impacto en la provisión de sedimento a las costas (IBAHC). En los años 90 se mencionaba como la neocastorización de los ríos. No obstante ello, también impactan en las costas el aumento de excesos hídricos que normalmente se acumulaban temporariamente y recargaban acuíferos o simplemente se evaporaban.
Las ciudades-balnearios se originaron como parte de la demanda turística de sol-y-playa. Las originales villas balnearias surgieron sin planificación. Las depresiones intermedanosas fueron impermeabilizadas, posteriormente pavimentadas y finalmente drenadas hacia las playas (Isla, 2013) aumentando los problemas de erosión. En el presente artículo se tratan algunas alteraciones al drenaje de los excesos hídricos de la Provincia de Buenos Aires. Particularmente, se analizan los cambios en las barreras medanosas compuestas mayormente de arena fina.
Evolución de los humedales de la bahía de Samborombon

De acuerdo a cartas practicadas en el año 1789 por Juan de Lángara, y posteriormente rectificadas en 1794, existían apenas 6 sectores donde las marismas de la Bahía Samborombón estaban canalizadas. De norte a sur los ríos se denominaban: Samborombón, sin nombre, Salado, sin nombre, Roldán, Ortiz y Díaz.
Las recurrentes inundaciones de la Provincia de Buenos Aires obligaron a crear una Comisión de Canales y Desagües que implementó un plan de drenaje hacia esa bahía de baja pendiente (Mercau et al., 1914). La comisión culminó proponiendo el drenaje desde la cuenca sur del Río Salado hacia la desembocadura de la Laguna Mar Chiquita por medio del Canal Mercau. Esta solución sólo apuntaba al drenaje de la planicie y no tenía en cuenta el tema de las secas que alertaba Florentino Ameghino (Ameghino, 1884). Actualmente, el drenaje de la costa de la bahía posee innumerables desagües que no terminan de solucionar el problema de los excesos hídricos (ver imagen 3); la principal problemática se vincula a los niveles freáticos que aumentan por encima de la superficie topográfica.

El drenaje de las depresiones intermedanosas
La fijación de las barreras medanosas con especies de árboles exóticos de crecimiento rápido fue lograda de modo trabajoso, sobre pruebas y errores que fueron
Imagen 2
Detalle de la carta náutica elaborada por Juan de Lángara entre 1789 y 1794 según Carta Esférica de las Costas de América Meridional. El recuadro rojo indica la zona de influencia de la Bahía de Samborombón, con el detalle de bocas de mareas. Fuente: Modificado a partir de BNC (2015).
Imagen 3
Imagen satelital del sensor ALOS PALSAR (26 de enero de 2011) con detalle de la apertura de canales practicados en la Bahía de Samborombón. El tamaño de las flechas corresponde a la magnitud de anchos y caudales. Fuente: Elaboración propia.
Imagen 4
San Clemente del Tuyú. A. Detalle de drenajes pluviales (flechas rojas) en un sector de playa en febrero de 2021; B. Erosión pluvial en Julio de 2022. Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes de archivo y de imágenes satelitales de la plataforma Google Earth (https://earth. google.com/web/) corrigiéndose, al tiempo que se visualizó el negocio de las villas balnearias forestadas (Juárez y Mantobani 2006; Faggi y Dadon, 2010; Isla, 2013).

Algunas localidades de la Barrera Medanosa Oriental como San Clemente del Tuyú, Partido de La Costa, tuvieron playas amplias y hubo que construir desagües pluviales para drenar sus calles (ver imagen 4).

En la Barrera Medanosa Austral de Buenos Aires, las lluvias estivales son menos copiosas y frecuentes. Así y todo, el diseño de Claromecó, Partido de Tres Arroyos, con calles oblicuas a la costa, produce concentración de excesos hídricos que originan cárcavas que afectan la playa (imagen 6). Aún menor es el régimen de lluvias en la localidad de Las Grutas (San Antonio Oeste, Río Negro). El crecimiento de esta localidad balnearia se ha desarrollado sobre acantilados naturales con bajadas peatonales artificiales hacia las playas. El abastecimiento hídrico a través del Canal Pomona-San Antonio y el suministro de agua por medio de camiones, han
Imagen 5
Villa Gesell. A. Desagüe pluvial (flecha roja) en un sector de playa; B. Disipadores de escorrentía superficial en playas céntricas; C y D, erosión pluvial de playas a partir del escurrimiento canalizado en calles asfaltadas perpendiculares al mar. Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes de archivo.

En otras localidades, como el caso de Villa Gesell, la urbanización se desarrolló muy cerca de la línea de costa, a la vez que esta fue retrocediendo. Esto generó que los excesos hídricos superficiales fueran canalizados por las calles asfaltadas directamente hacia las playas producto del desnivel topográfico. En la década del ‘90 se construyeron disipadores pluviales que captaban el agua 100 m antes del mar y lo volcaban directamente en los sectores de playas; sin embargo estos no fueron suficientes para subsanar el incremento en los coeficientes de escorrentía superficial por la urbanización del cordón medanoso y el asfaltado de las calles perpendiculares al mar (ver imaten 5).
Imagen 6
Las intersecciones de las calles oblicuas a la costa inducen cárcavas (B) que erosionan la playa en Claromecó (flechas rojas en A – febrero 2021). Las bajadas artificiales a la playa en Las Grutas han originado cárcavas y cursos pluviales (flecha roja en C – diciembre 2020) que drenan la costa acantilada (D). Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes de archivo y de imágenes satelitales de la plataforma Google Earth (https://earth.google. com/web/) originado el aumento del escurrimiento superficial hacia diferentes sectores de la playa. A estos vertidos se suman los líquidos que percolan en las arenas hasta el sustrato impermeable de la Formación Patagonia (imagen 6).
Pluviales que aportan sedimentos en suspensión
Algunos excesos hídricos han sido desviados hacia zonas resistentes y menos erosionables de costa acantilada, tal es el caso de los desagües pluviales de Mar del Plata (imagen 7A). En otros casos han sido encauzados hacia desembocaduras de arroyos como el caso del Arroyo Claromecó (imagen 7B). Estos excesos hídricos con material en suspensión o desechos domiciliarios han originado sectores de la costa con compromisos de balneabilidad (Isla et al., 1998).
Encausamiento de humedales
Los humedales de Punta Mogotes, Mar del Plata, fueron creados artificialmente a partir de la retención sedimentaria provocada por la construcción de la escollera sur del Puerto de Mar del Plata. Rápidamente se transformaron en bañados dominados por juncos y totoras. La construcción de los balnearios de los años ‘80 encauzó aquellos bañados en lagunas y fueron caracterizadas como afloramientos de niveles freáticos de agua dulce (Cionchi et al., 1982). Posteriormente se dragó un canal para drenarlas entre el último balneario y lo que fue denominado Reserva Natural
Imagen 8
Los humedales de la playa de la Bahía de Punta Mogotes (A) fueron profundizados en lagunas que fueron drenadas hacia sectores al norte del Complejo de Balnearios (B). Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes satelitales de la plataforma Google Earth (https://earth. google.com/web/)


Imagen 7
A. Pluma originada por el desagüe pluvial ubicado en el Torreón del Monje, Mar del Plata; B. Pluma de material en suspensión drenada por el Arroyo Claromecó, Partido de Tres Arroyos, en agosto de 2021. Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes de archivo y de imágenes satelitales de la plataforma Google Earth (https://earth.google.com/web/)
Imagen 9
Manantial en playas de los barrios residenciales del sur de General Pueyrredon. Fuente: Modificado a partir de Isla et al. (2018).

Puerto (Del Rio, 2011). Se estableció así una celda de transporte litoral hacia el norte, iniciada en Punta Cantera y terminando en el extremo de la escollera sur del puerto de Mar del Plata (imagen 8). Sin embargo, diversas obras de infraestructura han generado alteraciones a este sistema. La construcción de un espigón clandestino en Punta Cantera (Isla et al., 2018) y de un espigón piloto en la mitad de la bahía, el dragado de la desembocadura de las lagunas a solicitud de Obras Marítimas Buenos Aires, y la construcción de un espigón en la base de la escollera sur para habilitar la Arenera Puerto Mar del Plata son ejemplos de ellas.
El aumento de los niveles freáticos interfase entre las sedimentitas infrayacentes y las arenas del tope de acantilados, se producen emanaciones de agua subterránea en la playa Las Grutas (Isla e Isla, 2020; imagen 10B).

Cambio climático: Aumento de las precipitaciones y del nivel del mar
Imagen 10. A.
Percolación en la barrera medanosa de Pehuen-Có; B.
Percolación por debajo de la barrera medanosa en Las Grutas, Río Negro. Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes de archivo y de imágenes satelitales de la plataforma Google Earth (https://earth.google.com/web/)
La urbanización y la parquización implican riego de jardines y aumento de los niveles freáticos. En sectores medanosos, como Villa Gesell y Pinamar, esto genera que las depresiones con niveles intermitentes de ascensos freáticos resulten permanentes.
Pero estos ascensos freáticos son más evidentes en costas acantiladas. El crecimiento no planificado de los barrios residenciales del sur de General Pueyrredon (Planes Procrear) está promoviendo un aumento en los caudales de viejos manantiales en niveles impermeables de los acantilados (imagen 9; Isla et al., 2018).
Algo similar ocurre con el aumento de las cárcavas en las playas de Pehuén Co (imagen 10A). A la vez, en la
Las barreras de Buenos Aires están compuestas por arena finas, siendo altamente vulnerables y fácilmente erosionables (imagen 11; Hjülstrom, 1935). La Regla de Bruun establece que todo aumento del nivel del mar significa erosión en la costa y depositación por debajo del tren de olas efectivo (Bruun, 1962 y 1988). A la vez, se ha previsto un aumento del nivel del mar (imagen 11; Oppenheimer et al. 2019) y de la recurrencia de tormentas sudestadas para el litoral bonaerense (Fiore et al., 2009), lo que incrementará los ritmos de erosión
Imagen 1 1 actuales. Estas proyecciones deben considerarse al momento de planear el desarrollo y el crecimiento de los núcleos urbanos (Walsh et al., 2004).
Izquierda: Diagrama de Hjülstrom (modificado de Hjülstrom, 1935) (izquierda). Derecha: Aumento previsto del Nivel Medio del mar (NMM) al año 2100 (modificado de Oppenheimer et al., 2019).

Discusión
El diseño de villas balnearias debe necesariamente considerar el aumento del escurrimiento de las depresiones intermedanosas, el transporte sedimentario asociado a los excesos hídricos, el incremento de los niveles freáticos y los cambios en los patrones de drenaje superficial producto de la urbanización. Estas particularidades no son normalmente consideradas en las recomendaciones para el diseño de ambientes urbanos (Taylor, 2007).
Afortunadamente, existen programas que permiten simular las crecidas repentinas del drenaje para áreas urbanas. El MIKE 21 se ha utilizado para mejorar los drenajes en el Partido de la Costa (Estudios y Proyectos, 2014). Estos vertidos pueden significar mayores efectos erosivos en las playas. Por otro lado, el Storm Water Management Model (SWMM) es más versátil para simular los excesos rápidos (flash floods). Su uso requiere de datos más precisos (horarios). Así como los planificadores deben necesariamente prever los problemas físicos, sociales y políticos de las ciudades (Bricker et al. 2017), los problemas particulares de las ciudades costeras (aumento del nivel del mar, presión humana estacional) deben también preverse por ser más sensibles a los cambios ambientales. Otras alternativas proponen técnicas de infiltra- ción (Burchell et al. 2013) que deben considerarse para minimizar los excesos hídricos.
Estos problemas de manejo de excesos hídricos no son únicos para las barreras medanosas de Argentina. En el sur de Brasil con frecuentes, críticos y conocidos como sangradouros (washouts; Portz et al. 2015). Estos pueden ser permanentes, intermitentes y efímeros (Calliari y Pereira Da Silva 1998, Figueiredo y Calliari 2005).
Conclusiones
1. La canalización de los excesos hídricos debe considerarse de manera previa a la planificación de nuevas villas balnearias en áreas medanosas. Los pozos blancos son recomendables de modo de favorecer la infiltración y reducir el escurrimiento.
2. El aumento del nivel del mar y la recurrencia e intensidad de tormentas tropicales aumentará la frecuencia de las inundaciones y los caudales de escorrentía superficial que pueden determinar procesos de erosión de playas.
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