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Arquitectura y urbanismo para la resiliencia
Fernando Murillo*
* Arquitecto, Magíster en Planificación Urbana y Regional (UBA) y Doctor en Arquitectura y Urbanismo (UBA).Docente e investigador UBA especializado en temas urbano-habitacionales con foco en comunidades vulnerables y desplazados. Líder del equipo de evaluación del Global Development Network (GDN) en investigación aplicada a los procesos de urbanización en América Latina, Asia y África. Consultor de la Agencia Hábitat de las Naciones Unidas (ONU Hábitat y ACNUR) en temas de planeamiento urbano-regional y construcción de vivienda social y consultor de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
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Este artículo explora proyectos de respuesta a emergencias de diversa índole en diez países, procurando extraer lecciones de resiliencia, o capacidad de adaptación al cambio, en el campo de la arquitectura y el urbanismo. A diferencia de los paradigmas proyectuales surgidos a partir de las dos guerras mundiales ocurridas en el siglo XX, el siglo XXI parece apelar a las ideas de la sustentabilidad y la adaptabilidad al cambio permanente. Estas condicionantes llevan a que la arquitectura y el urbanismo necesiten de la participación y la interacción permanente con comunidades para desarrollar proyectos con una naturaleza experimental de edificios y espacios utilizables a partir de nuevas reglas de uso y producción.
La adopción de diseños con usos flexibles, los específicos y aquellos que se saben que serán imprevistos relacionados con los cambios climáticos y la irrupción de emergencias, obliga a pensar en materiales locales reutilizables y adaptables, lo cual implica considerar una combinación de recursos efímeros y durables, optimizando los recursos de la naturaleza como el clima, la forestación y la biodiversidad.
A partir del repaso de proyectos que indagan respuestas alternativas a distintas formas de emergencias se busca descubrir resultados a corto plazo, fundamentales en el contexto de emergencia, pero tambien políticas públicas de mediano y largo plazo. Así pues, a la preocupación por la eficiencia energética, la no emisión de gases invernadero a la atmosfera y la utilización de materiales reutilizables, componentes centrales del diseño contemporáneo, se suma la cuestión del no dejar a nadie atrás como versa la Nueva Agenda Urbana, demandando participación, consensos comunitarios y nuevas reglas de subsidio a partir de componentes parametrizados a medida de las necesidades de distintos grupos y políticas.
Introducción
Desde tiempos inmemoriales la arquitectura y el urbanismo han procurado responder a los distintos problemas de abrigo y protección frente a los peligros e inclemencias climáticas utilizando materiales y técnicas constructivas más eficientes y eficaces, hasta cuestiones de prestigio social, identidad y más recientemente sustentabilidad y bio-diversidad. Las últimas décadas han sido signadas por el aumento de riesgos sociales y ambientales a escalas inéditas. La sociedad contemporánea enfrenta desde el aumento de las temperaturas globales de la mano del fenómeno conocido como cambio climático, generando sequías e inundaciones, especialmente en áreas costeras, amenazando la supervivencia misma de ciudades y países, hasta la emisión de gases de carbono y contaminación permanente no resuelta por los volúmenes de residuos sólidos generados y no tratados. El paradigma de crecimiento social y económico infinito ha sido formalmente declarado obsoleto en los múltiples acuerdos internacionales, desde Río 92, pasando por el acuerdo de Paris y la adopción de la Nueva Agenda Urbana1 en Quito, en 2016. Pero a pesar de ello, las tendencias indican que tales esfuerzos son insuficientes para detener la catástrofe en las próximas décadas. La arquitectura y el urbanismo como disciplinas no se encuentran exentas de responder con soluciones prácticas y viables, no ya como proyectos-productos de las elucubraciones de ciertos iluminados, sino como resultado del trabajo de profesionales comprometidos con sus comunidades a través de un proceso de prueba y error, en desastres de distintos tipos.
Este artículo intenta repasar algunas de esas soluciones que comienzan a aparecer como ilustrativos de estos procesos en distintos países que han innovado en la respuesta a la emergencia intentando engendrar nuevas formas de arquitectura y urbanismo. En verdad, los limites formales entre ambas disciplinas, ante la emergencia, parecen diluirse en un continuo técnico y necesariamente complementario para efectivamente encontrar soluciones integrales y escalas para resolver los problemas acuciantes de comunidades que han sufrido desastres y sus consecuencias en el tiempo en un contexto generalizado de pobreza y marginación. En los casos estudiados se han seleccionado adrede desastres generados por los efectos de la naturaleza, como terremotos y ciclones, pero también producidos por el hombre como guerras y conflictos. Subyace en los casos seleccionados y ciertamente recogido en la bibliografía especializada desastres provocadas por crisis económicas, políticas y alimentarias, disparadoras de efectos similares en términos de crisis humanitarias.
En definitiva, el análisis de la respuesta de proyectos arquitectónicos y urbanísticos en tales contextos procura dilucidar en que medida su accionar disciplinar puntual aporta no solo a resolver problemas habitacionales y edilicios muy concretos, sino además a renovar estándares constructivos y de diseño incorporando aprendizajes devenidos de intentar reconstruir mejor (building back better), generando nuevas reglas y mecanismos sociales de auto-organización y diseño de políticas públicos ancladas en principios de derechos humanos.
El surgimiento del enfoque de la resiliencia
1 Disponible en https://onuhabitat.org.mx/index.php/ la-nueva-agenda-urbana-en-espanol
El enfoque de la resiliencia plantea que para realmente aporte soluciones en el mundo contemporáneo debe satisfacer la premisa de crear edificios o ciudades capaces de adaptarse inteligentemente al cambio y aprender de las crisis. A diferencia de los paradigmas tradicionales la resiliencia hace foco en la capacidad del diseño para transformar sociedades y superar las crisis no ya a partir de proyectos sino procesos. Ya no se trata de diseñar edificios o intervenir en ciudades concebidas como tablas rasas sino por el contrario, de adaptar lo existente progresivamente a través de procesos concertados de consumo más responsable y cuidado de los recursos finitos, como el suelo y la biodiversidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, las características que definen de la resiliencia son cuatro: La redundancia, capacidad para disponer de más de un sistema clave para el funcionamiento de edificios y ciudades, de modo que, si ante la emergencia deja de funcionar uno, los otros sistemas lo complementan y reemplazan. Un caso frecuente es el corte del sistema de energía ante emergencias y la utilización de otras fuentes de energía redundantes pero esenciales para no sucumbir ante la crisis. El segundo factor es la flexibilidad. Muchas veces el diseño tradicional concibe un uso restringido, acotado, pensado para sostener determinadas actividades. La flexibilidad plantea que una escuela, por ejemplo, es mucho más que eso en caso de emergencia, sino que debe ser proyectada para servir como centro de evacuados.
Es decir que lo que era una virtud en los enfoques tradicionales, la precisión en la asignación de usos y funciones puede constituir una desventaja muy evidente ante un desastre como es el caso conocido de escuelas que sucumben ante usos no previstos. Gran parte de las soluciones habitacionales que han surgido han sido pensadas para la adaptación. El tercer factor clave es la capacidad para reorganizar.
No se prevé el desarrollo de reglas de producción y administración de hábitat sin una estructura organizacional robusta no solo para atender eventuales desastres sino también para prevenir aquellos que todavía se ignoran. Este aspecto ubica la resiliencia en un campo muy próximo al científico, obligándolo a un dialogo, intercambio y consenso entre actores diversos y hasta a veces, antagónicos. Por último, y sintetizando los otros tres aspectos se señala la capacidad de aprender como clave para acumular saberes en escalas y problemas complementarios.
Después de muchas décadas y esfuerzos invertidos por gobiernos nacionales y organismos internacionales en procura de responder con eficiencia y eficacia a desastres procurando compensar sus efectos, la comunidad internacional ha alcanzado consenso en que el abordaje de la compensación resulta insuficiente. Que es necesario entender y atender también las causas que motivaron el desastre para reconstruir mejor (building back better).
Es decir, no volver a construir lo mismo que existía antes del desastre sino aprender del mismo y cambiar enfoques y estandares para asegurar que la próxima crisis se disponga de diseños que mitiguen efectivamente el riesgo. Este objetivo establece un desafío inédito, al demandar que la crisis genere la reflexión colectiva e institucional que construya saberes nuevos para enfrentar crisis futuras previsibles.
El surgimiento de nuevos enfoques y metodologías de co-creación, se refleja tanto en el establecimiento de campos de refugiados para atender víctimas de de- sastres, gestionados por Naciones Unidas o Gobiernos como los nuevos saberes para la integración socio-urbana. En ambos casos se produce hábitat utilizando prototipos de vivienda y tecnologías de emergencia que lideran procesos de mejoramiento de hábitat y servicios públicos que garantizan condiciones mínimas de subsistencia. La pandemia COVID-19 tensó ante un crisis de escala planetaria y puso a prueba mucha de estas técnicas, perfeccionadas en contextos específicos recogido por una profusa bibliografía2 que plantea la adopción de proyectos, políticas y planes surgidas en la emergencia, pero cuyos resultados promisorios invitan a escalarse como políticas de estado y organismos internacionales.
Lecciones proporcionadas por diez casos de estudio
En los países seleccionados ha existido la intencionalidad de inventar proyectos superadores de los déficit sociales y ambientales que enfrentan sus poblaciones, muy especialmente los más vulnerables. En todos los casos se trata de proyectos en los que, por la magnitud del desastre y sus consecuencias han intervenido varias agencias de las Naciones Unidas en forma coordinada, lo cual permite el acceso a bases de información muy precisas y validadas.
Para las agencias especializadas el diseño de proyectos de respuesta a la emergencia demanda un esfuer- zo de imaginación en planear acciones coordinadas para identificar prioridades en contextos donde todo es realmente prioritario, desde la provisión de agua y saneamiento para el consumo diario y evitar así catástrofes mayores, a la provisión de un techo y abrigo para proteger a las personas y hogares de climas extremos. Precisamente por esta razón surge el concepto de estrategias dirigidas a crear procesos de recuperación temprana (early recovery) como forma de asegurar a todos los decisores de procesos dirigidos a lograr el restablecimiento de comunidades traumatizadas por el desastre, quienes no solo necesitan superar la crisis, volviendo a ser autónomos de toda forma de ayuda, sino también capitalizar el aprendizaje individual y colectivo de la experiencia aplicado en el mejoramiento de sus estrategias de desarrollo comunitario.
Pero como revelan los casos presentados a continuación, la realidad dista bastante del ideal de la recuperación temprana y muchas veces las poblaciones desplazadas terminan permaneciendo largos períodos de tiempo en una situación de dependencia. Esta situación lleva a considerar que en verdad el desplazamiento forzado, deben entenderse como obras que permanecerán en el tiempo a partir del carácter efímero con el que fueran proyectadas.
2 Ver Publicaciones de IADB, Inmigrando. Tomos I y II. Disponibles en https://publications.iadb.org/ es/inmigrando-fortalecer-ciudades-destino-tomo-1 https://publications.iadb.org/es/inmigrando-construirciudades-plurales-tomo-2
La tabla I presenta un resumen de cada una de las experiencias señalando datos claves como país y contexto de desastre con sus respectivos años, el marco de proyecto formulado y la teoría de cambio detras del mismo, la estrategia proyectual adoptada, y los resultados alcanzados en término de proporcionalidad entre las
PALESTINA
Desplazamiento masivo de población. 1948 al presente. Recurrentes crisis de bombardeos, bloqueos e intervenciones militares. Alto nivel de pobreza y aislamiento
Creación frustrada del estado palestino. Crisis de los refugiados. UNRWA y Plan de manejo de campos de refugiados devenidos en barrios
Reconstrucción de 12,000 viviendas e infraestructura urbana para hogares en campos de refugiados cuyas viviendas fueron demolidas. Proyecto de barrios nuevos de expansión urbana reproduciendo vínculos sociales de los campos de refugiados optimizando suelos a partir de tipologías en tres niveles.
Resultados
Construcción del proyecto en 10 años y en forma progresiva. Construcción de comunidad auto-sostenida con mejoras de indicadores sociales sobre los fundamentos habitacionales. Manejo integrado de servicios urbanos e inclusión socio-urbana.
RUANDA
Genocidio. Violencia política entre tribus. 1994. Recuperación socio-económica Plan de pacificación. Migraciones masivas y retornados de la diaspora. 2010 en adelante
Proyecto de vivienda en 1997 de viviendas diseñado para la coexistencia multi-etnica. Segundo proyecto en 2015 en respuesta a inclusión de asentamientos
Elección de terreno en área céntrica de la capital y prototipo de vivienda progresiva para desplazados. Integración de asentamientos informales proyectados a partir de infraestructuras urbanas básicas
Tipología de vivienda asequible de emergencia. Establecimiento regla de re-urbanización de la informalidad basado en acuerdos entre propietarios e inquilinos sobre la base de mejoramiento físico progresivo y desarrollo micro-empresarial
SUDAN DARFUR
SUR SUDAN
Genocidio. Deforestación y desertificación. Desplazamiento masivo de población rural a centros urbanos. 2003 en adelante
Guerra civil prolongada. Retornados y refugiados 1983/2011 2013 al presente
Reemplazo ladrillos cocidos por tecnología de bloques de suelo cemento realizado con prensas manuales.
Campaña de apoyo a retornados y atención a refugiados. Planes de expansión urbana
Construcción de 700 edificios pilotos demonstrativos de bloques de suelo-cemento. Creación de barrios.
Construcción de 15000 unidades de vivienda y lotes auto-construidos con suelo estabilizado de cemento y adobe,
Creación de programas de expansión de las principales ciudades de Darfur a partir de programas de lotes con servicios y prensas manuales de bloques estabilizados de suelo-cemento.
Creación Ministerio de Hábitat con mandato de utilizar la industria de la construcción como medio de desmovilización de ex-combatientes, generación de empleo, creación de regiones
MOZAMBIQUE
Varios ciclones y destrucción masiva de ciudades costeras
1977/2018
Reconstrucción masiva de ciudades utilizando materiales locales introduciendo procesos incipientes de industrialización
Introducción de nuevas técnicas de construcción en función de su capacidad de resistir ciclones y desastres. Desarrollo de industrias locales de producción de materiales
Enormes dificultades en cambio de paradigma proyectual por predominancia de modelos de negocios post-coloniales basados en el prestigio de clases. Desprecio de técnicas vernáculas por prejuicios raciales y falso modernismo.
HAITI
EL SALVADOR
Terremotos recurrentes, crecimiento de la pobreza y violencia política.
2010/2022
Terremoto. Creciente situación de pobreza de la población e inseguridad. 2001
COLOMBIA Guerrillas e inseguridad interna con desplazamientos 1995/2016
BOLIVIA
ARGENTINA
Sequías extremas y desplazamientos poblacionales
2016
Inundaciones 2014. (Santa Fe). Proliferación de barrios populares (asentamientos informales). Programa de Inclusión Socio-Urbana (PISU, 2019)
Replanificación territorial a partir del riesgo.
Plan de reconstrucción basado en la reutilización de materiales y disponibilidad de recursos locales.
Materialización de proyectos en zonas rurales. Dificultades en reconstrucción urbana a causa de la multiplicidad de crisis de gobernabilidad, social, económica y recurrencia de desastres.
Necesidad de reconstruir rápida y efectivamente las escuelas para mitigar el riesgo de crisis humanitarias
Desarrollo de prototipo de construcción de escuelas amigas de los niños (UNICEF). Estructuras antisísmicas utilizando fabricas sociales
Reconstrucción masiva de escuelas a partir de planificación nacional. Resolución de conflictos asociados a la tenencia del suelo y lecciones de resiliencia incorporadas en el diseño y construcción de escuelas.
Políticas habitacionales no sensibles a la compleja realidad de los desplazados.
Fuertes procesos de desplazamientos internos de población campesina hacia grandes centros poblados
Inundaciones recurrentes en Santa Fe y proliferación de asentamientos informales en todo el país aislados de la dinámica de progreso de las ciudades.
Proyectos de vivienda y espacios públicos concebidos dentro de una política de expansión urbana
Organización comunitaria incorporando la noción de resiliencia
Cochabamba Proyectos de mejoramiento de barrios centrados en la regularización
Programa de atención y prevención del desastre en Santa Fe. Relocalización a Recreo. Programa Nacional de Inclusión Socio-Urbana, aplicado a todos los asentamientos informales del país obras realizadas, su aporte a superar la crisis cuando fueran construidas y su legado a mediano y largo plazo en término de mejorar estándares y modalidades de respuesta a nuevas crisis.
Ampliación de viviendas y empleo de tecnología adecuada para la provisión de servicios sanitarios dentro de un modelo cooperativo.
Relocalización voluntaria de familias afectadas a la localidad de Recreo con viviendas semipermanentes e infraestructura sanitaria. Infraestructura para prevenir el problema de las inundaciones.
Programa de Inclusión socio-urbana define estrategia nacional de intervención.
El caso de Palestina es ciertamente la escuela de la resiliencia, no solo por la alta representatividad del tema en las noticias e interés internacional, sino también por contar con la edad misma de las Naciones Unidas, más de 75 años; sin resolverse. Es un caso frustrante en el que todos los esfuerzos desplegados, diplomáticos y proyectuales, si bien han logrado algunas batallas valiosas de dignificación, no han logrado evitar derrotas estructurales como la negativa a la creación de un estado, ni la materialización de un muro de separación, sometiendo al aislamiento más abyecto a una población vulnerable por tiempos indefinidos, así como los bombardeos recurrentes con su consecuente nivel de destrucción física y de dignidad humana. De ahí el valor del proyecto de construir barrios de refugiados cuyas viviendas fueron demolidas, planteando una apuesta a la esperanza de representar a partir de ello el deseo insatisfecho de contar con un estado propio, encargado de velar por la seguridad y prosperidad de sus ciudadanos. La imagen 1 muestra justamente una escena de uno de estos barrios proyectados a partir de una pauta de viviendas progresivas diseñadas como un sistema que relaciona tipologías arquitectónicas con vínculos familiares y vecinales, de modo que cada triplex es compartido por miembros de una misma familia o vecinos. El sistema permite establecer reglas de protección a grupos más vulnerables, como reservar las plantas bajas para familias con discapacitados o personas de la tercera edad, las esquinas para locales comerciales de aquellos con emprendimientos comerciales sociales. También el diseño de fachadas y escaleras ciegas y colocación de ventanas nunca enfrentándose entre sí, responden a la pauta islámica de preservación de la intimidad. La utilización de losas de hormigón armado recuperado de demoliciones locales, en un territorio aislado como la franja de Gaza, permite la construcción de plantas adicionales en función del crecimiento de la familia en el tiempo, replicando la práctica corriente de crecer en vertical de los campos de refugiados3 .
El genocidio de Ruanda, el cual desplazó alrededor de siete millones de personas, indujo el desarrollo de un primer ejemplo de proyecto surgido en la emergencia, concebido como respuesta rápida de vivienda transicional proveyendo fundaciones de piedra donde los beneficiarios podían erigir sus estructuras edilicias en un complejo en el que convivían hogares pertenecientes a los etnias rivales, como se ilustra en la imagen 2.
El proyecto tuvo un foco en la reconciliación y cohesión social promovido desde la localización de los terrenos, hasta el diseño del trazado de lotes y decisiones de técnicas y materiales constructivos delineados como de emergencia4. Afortunadamente el país logro superar sus diferencias y la estabilidad socioeconómica redundó en prosperidad que paradójicamente impulsó un proceso de expansión urbana que, trajo consigo la proliferación de asentamientos informales. Los gobiernos locales abordaron el tema de la integración de estos barrios a partir de una estrategia sistemática de provisión de servicios urbanos básicos, especialmente agua, saneamiento, energía y transporte, adaptados a su inserción geográfica, en las laderas de las montañas, en las proximidades de las principales arterias y en las zonas bajas, donde los riesgos de contaminación de las napas freáticas son mayores. Estos proyectos priorizan la emergencia habitacional generando soluciones adaptativas en el marco de un plan maestro de desarrollo urbano.
Sudan y el genocidio en Darfur llevó al desplazamiento de más de dos millones de personas. El disparador de la crisis fue el proceso de desertificación y desforestación que vive la región con enormes impactos en pobla-
3 Para mayor información sobre este proyecto consultar el paper Refugee city. Between Global human rights and community self regulations. Disponible en https://src. lafargeholcim-foundation.org/dnl/5ddb0f81-7c56-44adbcf2-6dedb1e9f2ad/F07-WK-Temp-murillo02.pdf edu/5787245/Refugee_Dwelling_Project_in_Kigali_ Rwanda_Utopia_of_Reintegration ciones campesinas impelidas a migrar por la falta de agua alojándose en precarios asentamientos erigidos con ladrillos de barro cocido. El proyecto planteo el reemplazo del ladrillo cocido por bloques estabilizados de suelo cemento a través de prensas manuales para construir edificios demostrativos de uso público, como escuelas, centros de salud y oficinas administrativas sirvieron al propósito de arraigar población en lugares estratégicos5. Una vez testeada la técnica constructiva utilizada en forma masiva en la autoconstrucción de viviendas en lotes con servicios subsidiando el cemento dieron lugar a circulos virtuosos de vivienda, empleo y territorios. Estos nuevos asentamientos fueron proyectados a partir de una lógica de emprendimiento comunitario de producción e industrialización edilicio, generando el diseño y los materiales para su construcción, como puede apreciarse en la imagen 3, así como resolución del sistema de distribución de agua corriente y saneamiento, forestación y tratamiento de envolventes para reducir el consumo energético y provisión de paneles solares. El método de producción de tres bloques, donando uno para la construcción de los edificios públicos comunales, uno para la construcción de la vivienda de cada hogar y uno para comercializar en el mercado local y generar ingresos resulto una regla social clave para lograr la cohesión necesaria.
4 Para mayor información consultar el paper Refugee dwelling Project in Kigali (Rwanda): Utopía of reintegration? Disponible en https://www.academia.

5 Para conocer mayores detalles de este proyecto llevado delante de la ONU Habitat, consultar el paper disponible en Darfur Early Recovery. Stabilized soil blocks for sustainable urban growth https://www.academia. edu/es/5665878/Darfur_Early_Recovery_Stabilized_ soil_blocks_for_sustainable_urban_growth
El caso de la joven república de Sudan del Sur, es igualmente ilustrativo del diseño de proyectos ambiciosos de alojamiento de población retornada al país posteriormente a la declaración de su independencia en el año 2011. La creación de un ministerio de hábitat e infraestructuras con fuerte apoyo de donantes internacionales trabajó una estrategia de reconstrucción multiescalar en la que se proyectaron infraestructuras viales con un enfoque de soluciones basadas en la naturaleza, como redes viales utilizando técnicas de chinampas en zonas inundables, puentes flotantes y creación de asentamientos humanos nuevos en zonas estratégicas. Un programa de lotes con servicios en las diez ciudades capitales de los nuevos estados constituyó el programa vertebral para lograr el repoblamiento de regiones abandonadas por más de veinte años de guerra civil. La adopción de técnicas constructivas diversas, abarcando desde los bloques estabilizados de suelo-cemento al adobe, en las regiones con suelos y climas aptos, así como tipologías de vivienda de paja trenzada y utilización de maderas de arbustos, posibilitó desarrollar un catalogo de soluciones constructivas adaptadas a la diversidad cultural y geográfica6. La imagen 4 ilustra el aspecto de estos asentamientos utilizando una mixtura de técnicas constructivas y diseños dirigidos a satisfacer pautas culturales muy diversas con programas edilicios flexibles y adaptativos. En paralelo, se aplicaron diseños de refugios transicionales en campos de refugiados erigidos originalmente en carpas permitió demostrar la viabilidad de transformación de estos asentamientos altamente dependientes de la ayuda humanitaria en puestos autosuficientes.

El caso de Mozambique7 es emblemático de país en el que se superponen los desastres naturales como ciclones con el flagelo de la guerra civil prolongada. Sin embargo, los proyectos habitacionales y urbanos en el país han permitido la introducción de técnicas constructivas adaptativas a los fenómenos de ciclones desarrollando prototipos que utilizan materiales no tradicionales, como madera industrializada del cocotero y diseños aerodinámicos que permite que los edificios tengan pandeo ante emergencias, pero no colapsen o se vuelen los techos como ocurre habitualmente. La imagen 5 presenta una típica imagen de un barrio de desplazados que utiliza esta técnica de diseño y construcción posibilitando la urbanización de zonas históricamente pobres por su recurrente amenaza de destrucción repentina. La creación como en los otros casos de fábricas sociales funcionando con reglas comunitarias demuestra la viabilidad de proyectos de reconstrucción que a partir de la mirada de la resiliencia logra reproducir igualmente estructura de estados que velan por el cumplimiento de las normas, así como de mercados, que permiten el intercambio ordenado de bienes y servicios entre la gente y de esa manera proveer la estabilidad necesaria para sobrevivir el desastre y prosperar.
6 Este proyecto fue financiado originalmente por recursos de UNHCR, cuya publicación se encuentra disponible en https://www.academia.edu/7817565/ Shelter_strategy_in_South_Sudan
7 Para más información de estos proyectos de ONU Habitat consultar la publicación “focuss on Mozambique” disponible en https://mirror.unhabitat. org/pmss/listItemDetails.aspx?publicationID=3382

Haiti es famosa por sus recurrentes y múltiples crisis. Las mas recientes han estado relacionadas a terremotos y han desplegado un importante esfuerzo humanitario en reconstruir mejor, desarrollando barrios destruidos con materiales importados ante la ausencia de recursos de un país que bate récords internacionales de deforestación y pobreza. A pesar de ello, la comunidad organizada aliada con algunas entidades gubernamentales han logrado establecer planes y proyectos que procurando la adaptación a los cambios y shocks permanentes a los que la población se ve sometida recurrentemente permitan un esquema de manejo del riesgo que posibilite la materialización de soluciones durables.



La creación de prototipos antisísmicos con materiales locales, ilustrado en las imágenes 6, es un claro ejemplo de ello. La crítica acumulada señala la inconveniencia de la ayuda humanitaria desarrollada por organizaciones no gubernamentales internacionales con poca visión de construcción de capacidad local, generando ciclos viciosos de dependencia de recursos externos. Algo similar ocurre en El Salvador, donde el terremoto de 2001 atrajo organismos internacionales y particularmente la UNICEF dispuso la construcción de escuelas amiga de los niños utilizando estructuras antisísmicas a partir de la utilización de materiales vernáculos que permiten diseños flexibles de aulas donde estudiantes son tratados con técnicas lúdicas en sus traumas relacionadas con la experiencia de sobrevivir el terremoto, presentado en la imagen 7.

Colombia, al igual que los otros países presentados, ha experimentado décadas de violencia interna que han contribuido a la generación de asentamientos informales en sus principales ciudades en las que conviven poblaciones desplazadas, tanto victimas como victima- rios. La política pública respondiendo a la emergencia provee unidades habitacionales mínimas en complejos habitacionales que han incrementado las tensiones entre grupos desplazados. Un caso paradigmático es el de Soacha, próxima a la capital, Bogotá, donde una alcaldía rural resulto urbanizada en forma rápida a partir de población desplazada de otras zonas del país. Impactos ambientales negativos asociados a la urbanización de humedales sumado a la tensión social creada por la respuesta habitacional inapropiada dieron lugar a que el planteamiento de una metodología participativa de planificación territorial introducida por una organización civil diera lugar a un proceso pacífico de cambio de políticas. Se reemplazo la solución tradicional de complejos habitacionales por la generación de soluciones habitacionales concertadas a partir de talleres participativos8 para definir prioridades y acordar acciones colectivas que empezando por la recuperación de los espacios públicos respetando y asociando las condiciones naturales de los terrenos, y a partir del espacio común, proyectar la unidad habitacional recuperando las tipologías rurales de los lugares de origen de la población, aporta claves de recuperación de la crisis humanitaria a partir de reivindicar la identidad comunitaria como factor de cumplimiento progresivo de derechos. La imagen 8 refleja un espacio público producido a partir de la movilización comunitaria confrontando la lógica de proyectos habitacionales masivos proponiendo una alternativa basada en la autoconstrucción utilizando materiales locales y un sistema de tenencia segura de suelo progresiva.

Bolivia también enfrenta un proceso avanzado de sequía y desertificación que ha impulsado importantes contingentes de campesinos a migrar a las principales ciudades del país y metrópolis de los países vecinos. En Cochabamba, la organización Procasha viene desarrollando prototipos de vivienda de emergencia proyectadas con una lógica sistémica de progreso social a partir de aplicar el modelo cooperativo de desarrollo urbano, adaptado de la rica y prolongada experiencia del Uruguay. El proyecto contiene la resolución del diseño de las viviendas realizadas por autoconstrucción, la gestión de la tenencia de suelos, resultado en loteos piratas especulativos aprovechando la necesidad de
8 Utilizando la metodología de la Brújula cuyos fundamentos pueden conocerse a través de los siguientes videos y publicaciones. https://www.youtube.com/watch?time_ continue=30&v=MjlcTWVxP8U&feature=emb_title; https://www.academia.edu/es/5566377/La_Brujula_de_ la_Planificacion_Urbana_Habitacional poblaciones vulnerables desplazadas y la distribución de redes potables en barrios que utilizan distribución de aguateros a tracción animal. La imagen 9 presenta uno de estos barrios en los que se esta produciendo un proceso de empoderamiento comunitario a partir de la facilitación de servicios logrado a partir de la propiedad colectiva del suelo y el manejo de los recursos.

La Argentina ha sufrido múltiples desastres naturales también. Entre ellos es destacable en el año 2004 la inundación de la ciudad de Santa Fe, la cual llevó al dilema de reasentar a sus habitantes en localidades próximas, como el caso de Recreo, o generar la infraestructura que permita la canalización del excedente hídrico. Afortunadamente se logró ambas cosas. La escuela de la resiliencia dejo su impronta también en este caso al introducir soluciones de diseño y construcción de hábitat utilizando recursos fundacionales como plateas de hormigón elevadas que sirven de soporte de estructuras proyectadas en forma modular y preparadas para reconvertirse en infraestructuras preparadas para migrar a pisos superiores en casos de desastre. De alguna manera, las distintas soluciones de vivienda de emergencia, como la casa de Techo, son emergentes de esta escuela de proyectos, en las que se piensa la solución habitacional a partir de una lógica de respuesta al desastre, pero conteniendo la semilla de soluciones a mediano y largo plazo. El Programa de Inclusión
Socio-Urbano creado complementariamente a la ley 27453 del año 2019, abre una oportunidad inédita en el país para aplicar conceptos validados en crisis huma- nitarias utilizando soluciones basadas en la naturaleza para resolver infraestructuras urbanas muy complejas, apertura de calles y los medios más eficientes y eficaces de integración a la ciudad. La imagen 10 ilustra sobre la metodología aplicada para encarar intervenciones en barrios del municipio de Luján en los que se busca la integración y mejoramiento de áreas marginales a partir de las vialidades y la recuperación del espacio público que posibilita la inserción social y laboral de los vecinos a las redes de servicios y oportunidades proporcionadas por el resto del aglomerado urbano.
Imagen 9
A modo de colofón: De la vivienda de emergencia al urbanismo resiliente
Las experiencias comentadas interpelan a perfeccionar modelos capaces de adaptarse al cambio con técnicas y materiales permanentes, soluciones basadas en la naturaleza y nuevas formas de organización comunitaria. La presencia del subsidio via cooperación internacional o políticas nacionales pro-pobres juegan un papel fundamental en el desarrollo de esquemas urbano-habitacionales que no dejen a nadie atrás. Pero en la definición de los grupos asistidos el paradigma de la resiliencia lleva una ventaja conceptual importante respecto a los de desarrollo tradicional. La población asistida es claramente definida y cuantificada por el desastre, lo cual facilita enormemente la respuesta efectiva de atención sobre un criterio de compensación por daños al que se suma el aporte de reconstruir mejor. También puede reconocerse como otra ventaja sig- nificativa el carácter perentorio de la respuesta, lo cual permite encontrar atajos administrativos y normativos por su carácter urgente. De esta manera, los proyectos indagados presentan caminos similares de transición entre prototipos de viviendas e infraestructuras de emergencia proyectados para su mutación progresiva a nuevas formas de urbanismo resiliente, capaz de albergar números masivos de desplazados a partir de un fundamento de fortalecimiento comunitario que permite reproducir reglas y mecanismos de coexistencia, autoconstrucción y gestión integrada de riesgos socioambientales.

Quizá inadvertidamente, la experiencia de la vivienda e infraestructura de emergencia en los barrios populares de América Latina, impulsada por colectivos de vecinos y de organizaciones comunitarias, al surgir programas que procuran su integración socio-urbana con acciones de provisión de infraestructura física y social sistémica, provee la oportunidad inédita para resolver de una vez por todas los dilemas en torno a los modelos de urbanización resiliente.
Cuando tales proyectos se materializan a partir del esfuerzo por transformar los barrios populares con la misma lógica, los mismos diseños, materiales y hasta estética de la ciudad formal, procurando sutilmente hacer que el barrio pierda su naturaleza marginal, espacio único que dio acogida a los ciudadanos que cayeron fuera del sistema, procurando soluciones individuales en lugar de colectivas, vuelve a repetir esquemas propios del urbanismo tradicional. Pero en aquellos casos en que los proyectos de integración surgen a partir de un diagnóstico y una propuesta consensuada con los vecinos, reconocibles por los signos indelebles del desarrollo de mecanismos de asignación justas y reglas de cooperación, dependiendo de la comunidad inclusive trabajando conceptos de cooperativas solidarias que comparten el derecho de propiedad, aporta signos de incipientes formas de nuevo urbanismo. Las diferencias pueden parecer sutiles en las formas de proyectar uno y otro tipo de proyectos, pero las diferencias en sus resultados son abismales. Los modelos tradicionales, aún cuando puedan ser celebrados por sus buenas resoluciones tecnológicas y representaciones gráficas, tienden a reproducir los mismos problemas que se suponían venían a resolver. Pero los modelos resilientes, quizá con menos pompa y más inadvertidamente introducen una lógica de cohesión social que cuando funciona constituye una poderosa herramienta de progreso que dinamiza nuevas formas de proyectación de edificios y espacios públicos. Ciertamente es un desafío muy difícil y complejo el estimular cambios de mentalidad pasando del salvese quien pueda a adoptar un enfoque de manejo de riesgo basado en la solidaridad y la cooperación. Ello implica compartir infraestructuras básicas para la supervivencia, como el suelo, los recursos hídricos y alimentarios y la energía. La hipótesis es que en la medida en que estos esquemas se consolidan en los territorios generando seguridad florecen además engendrando esquemas de prosperidad compartida, paradigma fundamental para avanzar en forma progresiva en la agenda de los derechos humanos.
Bibliografía
IADB, 2020. Inmigrando: Fortalecer las ciudades de destino. Tomo I. Disponible en https://publications. iadb.org/es/inmigrando-fortalecer-ciudades-destino-tomo-1
IADB, 2020. Inmigrando: Construir ciudades plurales. Tomo II. Disponible en https://publications.iadb. org/es/inmigrando-construir-ciudades-plurales-tomo-2
Murillo, Fernando, 2007. Refugee city. Between global human rights and community self regulations. Holcim forum. Shangai. Disponible en https:// src.lafargeholcim-foundation.org/dnl/5ddb0f817c56-44ad-bcf2-6dedb1e9f2ad/F07-WK-Tempmurillo02.pdf
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