Zecharia Sitchin - crónicas de la tierra 2 - el código cósmico

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En los registros bíblicos de las idas y venidas de Abraham por Canaán hay dos digresiones aparentemente innecesarias; en ambos casos, el lugar de la digresión fue el sitio de la futura Jerusalén.

En la primera ocasión, se da cuenta de la digresión como un epílogo a la historia de la Guerra de los Reyes. Tras alcanzar y derrotar a los invasores en el norte, cerca de Damasco, Abraham volvió a Canaán con los cautivos y el botín;

Y el rey de Sodoma le salió al encuentro, a su regreso, tras batir a Kedorlaomer y a los reyes que estaban con él, al Valle de Shavé, que es el valle del rey. Y Melquisedec, el rey de Salem, y éste era sacerdote ante el Dios Altísimo, sacó pan y vino, y lo bendijo, diciendo: «Bendito sea Abram ante el Dios Altísimo, Creador del Cielo y la Tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos.»

Melquisedec, cuyo nombre significaba en hebreo exactamente lo mismo que en acadio Sharru-kin, «Rey Justo», le ofreció a Abraham que se guardara el diezmo de todo el botín recuperado. El rey de Sodoma fue más generoso: «Conserva todas las riquezas -dijo-, sólo devuélveme a los cautivos.» Pero Abraham no se quedaría nada; jurando por «Yahveh, el Dios Altísimo, Creador del Cielo y la Tierra», dijo que no se quedaría ni la correa de un zapato (Génesis, capítulo 14).


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