Habiendo decidido mirar el dolor, viendo si estamos expresando y reconociendo nuestras emociones e intentando hacernos amigos de esta encomienda, los quiero invitar a transitar por dos caminos de dolor, uno, inevitable, y el otro, gracias a Dios, no le toca a todo el mundo, pero del cual todos podemos aprender y mucho. Estos dos caminos en los que me interesa profundizar y los que he vivido e investigado son la muerte y el cáncer.