Simplemente, periodismo

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noticias FAPE

Manuel Martín Ferrand

Tristes mañanas sin Manuel Martín Ferrand Luis Ángel de la Viuda, periodista Me ha pasado en un par de ocasiones. Instintivamente, cuando he abierto el diario ABC, por unos segundos he buscado la columna Ad libitum de Manuel Martín Ferrand. Desdichadamente he vuelto a la triste

realidad: nunca tendremos de buena mañana la prosa cuidada, la opinión libre, el análisis documentado y el retintín de ese hombre cabal, de ese periodista total, de ese articulista anhelado que hasta hace unos días era Manuel Martín Ferrand. En España es de sobra repetido la facilidad que se tiene para el elogio póstumo y el cicatero reconocimiento de los méritos de las personas mientras están vivas. Manuel Martín Ferrand, que ha sido reconocido como persona infatigable, como profesional del periodismo en que dominó todas las ramas (prensa escrita, diaria, semanal o mensual, radio comercial e institucional y fundador de televisión privada, tras éxitos interrumpidos en TVE), también conoció en vida la escasez de miras y la falta de generosidad de propios y extraños, de la que Manuel nunca se quejó ni desvió su propósito al hacer del periodismo una razón de ser, un medio de vida y un modelo de conducta libre, abierta y exigente. Era de los mejores. El mejor en algunas cosas, pero indiscutiblemente el mejor en la amistad, la claridad y la exigencia. Habrá mañanas, muchas mañanas que, sin querer, abriremos el ABC por la página de la columna de Manuel Martín Ferrand. Y no estará mañanas en todo caso.

Concha García Campoy

En enero, me llamó para decirme que necesitaba un segundo trasplante. No podría estar con nosotros el 13 de febrero, para recibir el premio Joaquín Soler Serrano.

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Periodistas

Charo Zarzalejos, periodista Fue el 23-F. Julia Navarro y yo, además de otros de la tribuna de prensa del Congreso. Recuerdo que nos tomábamos la tarde con tranquilidad. Era seguro que Calvo Sotelo resultaría investido presidente. Pero en la política, como en la vida, las sorpresas no avisan. La sorpresa llegó en forma de uniforme y metralleta. Llegaron los uniformes y los tiros. Julia y yo nos echamos —nos echaron—al suelo. Recuerdo que caí de manera que mi cara quedó boca arriba y podía mover un brazo. Casi encima nuestro estaba Pilar Narvión. Su serenidad me impresionó. “¿Qué está pasando, Dios mío?”, pregunté aterida de miedo. Y fue Pilar Narvión la que nos dijo: “Niñas, apuntad, esto es un golpe de Estado”. Pilar cogió mi mano y por unos instantes me la apretó: “Estás helada. No tengas miedo”. Fueron apenas unos instantes que me quedaron grabados. La gran, la enorme periodista Pilar Narvión, una de las pioneras, la entrañable y admirada compañera hizo que me sintiera más acompañada y me dio un consejo mundo como es el periodismo: “No tengas miedo”. Ella no lo tuvo ni para vivir ni para morir.

En el podio de la información de la salud

Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de las Ciencias y Artes de la Televisión

Años después, en Onda Cero, entrevistó a Joaquín Soler Serrano, quien en esa tragedia había estado en los micrófonos de Radio Barcelona solicitando ayuda para los damni-

La mano de Pilar

Enrique Beotas

Mi querida amiga Concha

Durante años trabamos una gran amistad que ha durado hasta su inesperada desaparición. Amistad, complicidad y coincidencia profesional. Era periodista vocacional y le apasionaba la verdad. Era valiente y generosa. Cuando la Academia estaba a punto de desaparecer hace siete años, se incorporó conmigo a una candidatura de salvación. Y desde entonces fue nuestra portavoz. Concha venía de una familia muy humilde. Estuvo a punto de morir cuando tenía cuatro años en las terribles inundaciones de 1962 en el Vallés en Cataluña. Toda la familia

Pilar Narvión

Alipio Gutiérrez, presidente de la Asociación de Informadores de la Salud

Le pedí que grabáramos un mensaje para fueran sus últimas imágenes en televisión y desgraciadamente así fue. En todo ese tiempo no le noté un momento de desesperanza, de decaimiento, y unos días antes de su fallecimiento estaba exultante, con mucha fuerza, con mucha ilusión antes de que la doblegara la crisis hepática. Guardo en mi teléfono su SMS tan tierno de la noche del premio. Estaba muy conmovida porque su hijo Lorenzo lo recogía en su nombre. El mensaje decía así: “Manuel: gracias por hacer este acto precioso. Estoy muy emocionada por mi hijo. No hace falta que te diga cuánto te quiero”. Éramos como hermanos. Todos los que tuvieron la inmensa suerte de conocerla saben que era una persona verdaderamente adorable.

Hemos perdido no solo a una persona buena, sino también a un buen profesional que durante décadas ha sabido trasladar a los ciudadanos la mejor información. La Rebotica, el programa sobre salud decano de la radio española y que tras pasar por la Cadena SER, la COPE y en la actualidad en Gestiona Radio, se queda ahora huérfano. Su editor y director durante décadas, Enrique, nos ha dejado,

se quedan con nosotros. Estoy convencido de que sus compañeros y discípulos sabrán mantener la información sobre salud en el sitio que se merece; en el sitio en el que ahora está gracias a la labor encomiable de Enrique Beotas. Su apuesta por llenar las ondas de radio de salud fue visionaria. Lo que hoy es algo cotidiano, ayer parecía un milagro. Descansa en paz. Gracias Enrique por servir de que deseaban acercarse al podio de la información sanitaria donde tú siempre has estado.


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