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Manual de psicopatología
estas escuelas aportan su propia interpretación sobre cuáles son los métodos y los datos adecuados para el desarrollo de una psicología verdaderamente científica. Por su parte, la psicología dinámica, heredera del sonambulismo artificial y desarrollada sobre todo en el ámbito psiquiátrico, realizará su propia aportación a la nueva ciencia psicológica especialmente en el campo de la clínica. En el ámbito de la psicopatología, a finales del siglo xix se produjo un retorno a la clínica: esto es, al estudio no sólo de los síntomas y signos de la enfermedad, sino también a la investigación de su etiología, patogenia y evolución. Junto a todo ello se instaura también el primado de la utilidad práctica. Kahlbaum planteará que los diversos tipos de enfermedades mentales son en realidad complejos de síntomas que varían con la evolución del propio proceso. Realiza una primera división cuatripartita de especies morbosas que además de tener causas y síntomas propios presentaban también un curso evolutivo determinado. Más influyente fue, en esta línea, Emil Kraepelin, que además de aplicar tempranamente el método experimental al estudio de los trastornos mentales (había sido discípulo de Wundt durante un tiempo), fue elaborando la primera clasificación de los trastornos mentales sobre la base fundamentalmente de la evolución y desenlace de las distintas enfermedades, y no sobre sus supuestas causas orgánicas (que no descartaba, pero que no tenía por inequívocas para todas las enfermedades mentales), ni sobre sus síntomas principales. Su sistema clasificatorio fue sometido a duras críticas, especialmente por parte de Bleuler y Bonhöffer; pero a pesar de todo, y con los naturales cambios, la mentalidad kraepeliniana se impuso con fuerza en el ámbito psicopatológico y pervive todavía hoy en los manuales de diagnóstico y clasificación de las enfermedades mentales. Las críticas de Bonhöffer al sistema de Kraepelin se basaban en la idea de abandonar la idea de especie morbosa y sustituirla por la más modesta de tipo de reacción, puesto que no había una sintomatología específica para cada causa orgánica y todo hacía sospechar que, ante diferentes causas, el organismo respondía con idéntico tipo de reacción psicopatológica. Esta propuesta fue retomada por Meyer, que pretendió sustituir el concepto de enfermedad mental por el de tipos de reacción, con el que intentaba dar relevancia a la historia individual de reacciones psicobiológicas a los múltiples problemas con los que se hubiera podido enfrentar el individuo a lo largo de su historia personal. La propuesta de Meyer fue asumida por la psiquiatría americana de mediados de este siglo, que elaboró su sistema clasificatorio sobre la base de las ideas de este autor. Sin embargo, pronto sería abandonada y de nuevo se retornaría al concepto de enfermedad mental, y al mismo tiempo, los planteamientos de Kraepelin son asumidos por la psiquiatría americana actual (como se manifiesta claramente en los sistemas de clasificación de la American Psychiatric Association —APA— elaborados a partir de 1980). En la línea fenomenológica, procedente de la psicología del acto de Brentano, se sitúa la figura de Karl Jaspers. Su formación médica no le proporcionaba respuestas a lo que él consideraba las preguntas clave de la psicopatología. El
objeto de la misma era, para Jaspers, el acontecer psíquico realmente consciente. Y para su estudio necesitaba de la psicología, al mismo nivel que la fisiopatología necesitaba de la fisiología. Para él, la psicología y la psicopatología debían trabajar con los mismos conceptos fundamentales. Sin embargo, tampoco la psicología oficial, ocupada en procesos mentales excesivamente elementales (como la sensación), le servía para poder aplicar sus descubrimientos al campo de las psicopatologías. Su monumental obra Allgemeine Psychopatologie (1913) es el primer texto que puede calificarse propiamente como un tratado de psicopatología general. Distingue tres formas complementarias de obtener conocimiento sobre el hombre enfermo: la psicopatología general, que estudia los hechos individuales de la vida psíquica; la psicopatología explicativa, que estudia la conciencia en general; y la psicopatología comprensiva, que estudia el espíritu. La comprensión es, según él, el método idóneo para estudiar la vida psíquica, relegando la explicación al mundo de lo físico. Sus planteamientos fueron relativamente bien difundidos, paradójicamente, en la orientación psiquiátrica de la psicopatología, pero no en la psicológica. Y desde luego fueron mejor aceptados en Europa central que en la psicología norteamericana (su obra se tradujo al inglés, por primera vez, en 1963). Sólo se recuperarán sus aportaciones, si bien con escasas referencias a sus trabajos, con el auge del estudio de los procesos psíquicos de la actual orientación cognitiva. Por último se mencionan las aportaciones de la psicología dinámica. Charcot y Bernheim, y sobre todo Janet, son los autores clave. Los primeros porque, pese a sus diferencias escolares, impulsaron el estudio de los fenómenos mentales no conscientes, abogaron por nuevos modos de intervención terapéutica y «rescataron» a las neurosis como concepto y como tema de estudio para la psicopatología. Por su parte, Pierre Janet amplió todavía más el campo, profundizando en el estudio de la histeria. En su trabajo L’état mental des histériques postuló que la disociación o desdoblamiento de la conciencia era uno de los mecanismos fundamentales de los estados histéricos, a los que por esta razón llamó psicasténicos. La psicastenia se definía como una disociación parcial de la capacidad para mantener las ideas en su plena conciencia, debido a la debilidad de las actividades integradoras superiores. Realizó brillantes descripciones clínicas de la histeria, las fugas y las amnesias, entre otros síntomas y síndromes, pero sus trabajos se vieron pronto relegados a un segundo plano, al contrario de lo que sucedió con Freud e incluso con el maestro de ambos, el propio Charcot. VIII. TÉRMINOS CLAVE Planteamientos sobre la locura y la enfermedad mental: Anatomopatológico: Las causas de la enfermedad mental residen en lesiones físicas producidas en alguna de las estructuras del sistema nervioso. Demonológico: La posesión del espíritu o del alma humana por parte del demonio es el origen de las llamadas enfermedades mentales.