Capítulo 8
Psicopatología del pensamiento (I): los trastornos formales del pensamiento
psiquiátrica de la esquizofrenia: Para Bleuler (1911), el trastorno de las asociaciones, la ausencia de relaciones entre ideas que debieran estar asociadas, constituía la característica central del pensamiento esquizofrénico. Carl Schneider (1942) caracterizaba el «pensamiento esquizofrénico» por el descarrilamiento, la sustitución, la omisión, la fusión, la retirada o bloqueo y el simplismo. Cameron (1944) afirmaba que la asíndesis, o falta de conexiones adecuadas entre pensamientos sucesivos, era la característica básica de la esquizofrenia. Parece hoy en día que los temas clásicos de la psicopatología del pensamiento deben ser replanteados enteramente. Como decían Nancy Andreasen (1979) o Frith (1992), dentro de la típica práctica clínica de la psiquiatría el término «trastorno del pensamiento» o «trastorno formal del pensamiento» es usado como sinónimo de «habla desorganizada». Si queremos estudiar desde un punto de vista psicológico los fenómenos etiquetados como «trastornos formales del pensamiento» parece que debemos remitirnos más al discurso que al pensamiento. Evaluación La Escala de trastornos del pensamiento, el lenguaje y la comunicación de Nancy Andreasen (1979) se usa para evaluar el discurso individual producido en entrevistas clínicas. Sus categorías, que puntúan la gravedad de los trastornos de 0 a 4 o de 0 a 5 puntos, son las siguientes: pobreza del habla, pobreza del contenido del habla, presión del habla, habla distraída, descarrilamiento, incoherencia, ilogicidad, pérdida de meta y bloqueo, por un lado. Y tangencialidad, neologismos, aproximaciones a palabras, resonancias, circunstancialidad, perseveración, ecolalia, habla afectada y autorreferencia, por otro. La fiabilidad interjueces de las categorías de Andreasen es aceptable sólo en las nueve primeras. No obstante, casi la totalidad de las investigaciones posteriores sobre trastornos formales del pensamiento la utilizan como criterio para la formación de grupos. Las categorías de Desviación Comunicacional (Communication Deviance, CD) fueron propuestas inicialmente por Singer y Wynne (1965a, b). Las categorías de desviación comunicacional ponen el acento en la dificultad de compartir un foco de atención y transmitir un mensaje con significado compartido. Las categorías se agrupan en cinco bloques: Problemas de compromiso, Problemas de referencia, Anomalías del lenguaje, Disrupciones y Contradicciones y secuencias arbitrarias. Las distintas versiones que se ha construido, para analizar la respuesta en conjunto al TAT y para analizar la solución de problemas conjunta, han obtenido una buena fiabilidad interjueces. Teorías Las actividades comunicativas pueden ser estudiadas desde un punto de vista psicológico desde dos enfoques complementarios: el individual, que se centra en las contribuciones de los sujetos cuando afrontan una tarea de comunicación y presupone que las condiciones de la tarea y las metas que la definen no son alteradas por la actividad del propio sujeto, y el interaccional, que se centra en la relación entre las contribuciones de
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los participantes en una tarea comunicativa, de forma que las contribuciones establecen las condiciones y pueden cambiar las metas de los participantes en la actividad conjunta. Estos enfoques pueden además aplicarse para obtener descripciones y explicaciones de dos tipos: estáticas, que se centran en los desempeños actuales de los sujetos, y genéticas, que se ocupan del cambio en los desempeños de los sujetos explorando el modo en que los desempeños actuales y pasados condicionan los futuros. Enfoque individual-estático Se cuenta con bastantes pruebas de que las personas con trastornos formales del pensamiento muestran desempeños peores en tareas comunicativas que otros sujetos. Rochester y Martin (1979) constataron que un 19% de las frases emitidas por sujetos con trastornos formales del pensamiento tenía referentes poco claros. Harvey (1983) y Harvey y Brault (1986) encontraron una correlación significativa y positiva entre el aumento de referencias incompletas (poco claras o ambiguas) y la gravedad de los trastornos formales del pensamiento. Harvey evaluó también varias formas de lazos cohesivos en el discurso de personas normales, de personas diagnosticadas de manía y de personas con diagnóstico de esquizofrenia. Encontró que los discursos del grupo de personas con trastornos formales del pensamiento, agrupados sin tener en cuenta el diagnóstico, contenían un número significativamente mayor de referencias poco claras, menos cohesión efectiva en el discurso y menos referencias que el del grupo de personas sin trastornos formales del pensamiento. Manschreck, con tareas de cierre de frases (tarea cloze), encontró que los jueces tenían más dificultades para completar las palabras borradas cuando los textos habían sido producidos por sujetos esquizofrénicos con trastornos formales del pensamiento que cuando los textos provenían de sujetos esquizofrénicos sin trastornos formales (Manschreck y cols., 1979). Ragin y Oltmans (1983, 1987) encontraron también que los discursos de personas con esos trastornos eran menos predecibles que los discursos de personas sin trastornos formales del pensamiento, fuesen cuales fuesen sus diagnósticos. Por otro lado, parece que los trastornos formales del pensamiento no conllevan dificultades especiales en tareas comunicativas de comprensión (Cohen, Nachmani y Rosenberg, 1974; Cohen 1978). Cohen encontró que los sujetos con trastornos formales de pensamiento tenían problemas para dar indicaciones efectivas a otras personas sobre la ubicación de objetos, pero que no tenían problema en interpretar correctamente las indicaciones de otros. Hay indicios también de que los problemas de los sujetos con trastornos formales del pensamiento, en tareas de producción comunicativa, no provienen de fallos en las etapas de codificación lingüística de los enunciados. Rochester y su equipo constataron que durante la mayor parte del tiempo el discurso de los sujetos que manifestaban trastornos formales del pensamiento era correcto. Las descripciones clínicas de los trastornos formales del pensamiento se dejan interpretar fácilmente como violaciones