Tras las huellas de Italia en América / Julieta Gargiulo

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Tras las huellas de Italia en América CRÓNICAS, LUGARES Y PERSONAJES EN TORNO A LA CULTURA DEL VINO

Julieta Gargiulo


Ilustración de tapa: Fernando Jereb. América, Tierra de Promisión Acuarela sobre papel, 2016

Según relata el Antiguo Testamento, Moisés envió a Josué con doce espías a explorar la Tierra de Promisión, observar a los habitantes y traer muestras del producto de la tierra. De los 12 sólo dos entraron, Josué y Caleb. La tierra era tan buena y fértil que de ella manaba leche y miel. Cerca de Hebrón encontraron una viña con uvas -de tal tamaño que requirieron dos espías para cargar un solo racimo- y también algunas granadas e higos. Tan impresionante era la cosecha que los espías llamaron a aquella zona fértil “El valle torrencial de Escol” (que significa racimo de uvas) a causa del racimo que los hijos de Israel cortaron de allí.


Tras las huellas de Italia en América CRÓNICAS, LUGARES Y PERSONAJES EN TORNO A LA CULTURA DEL VINO



a mis nietos, los que en el otoĂąo de mi vida son la mejor de mis vendimias


Textos y curaduría iconográfica: Julieta Gargiulo Corrección de textos: Osvaldo Gac Diseño gráfico: Estudio Marius Riveiro Villar Impresión: Talleres Trama Créditos fotográficos: Argentina, Archivo General de la Nación Dpto. Doc. Fotográficos: 20, 22, 27, 28, 49, 50, 53, 98, 124, 127 y 135. Archivo salesiano: 61, 62 y 116. Fundación Antorchas: 97, 118, 130 y 132. Archivo Suárez: 111 y 113. Archivo Díaz: 115. Colección del Museo Nazionale della Montagna, Torino, Italia: 123 y 126. Archivo Giol: 128 y 129. Wikimedia Commons: 16, 24, 29, 32, 37, 38, 47, 67, 71, 73, 76, 79, 83, 136, 138, 155, 157 159, 163, 169 y 170

Gargiulo, Julieta Blanca Tras las huellas de Italia en América : crónicas, lugares y personajes en torno a la cultura del vino / Julieta Blanca Gargiulo. - 1a ed. - Mendoza : Julieta Blanca Gargiulo, 2017. 200 p. ; 22 x 22 cm. ISBN 978-987-42-5213-5 1. Crónicas. 2. Memorias. I. Título. CDD A863


Tras las huellas de Italia en América CRÓNICAS, LUGARES Y PERSONAJES EN TORNO A LA CULTURA DEL VINO

Julieta Gargiulo

Mendoza, Argentina 2017



Julieta Gargiulo, académica de las Academias de la Vid y del Vino Argentina e Italiana no termina de asombrarnos. Ahora ha dedicado casi 200 páginas de texto para narrar, con estilo y conocimiento, sobre la vitivinicultura italiana y su influencia en la de las Américas. Demuestra, como siempre ha sabido hacerlo, una competencia conquistada a través de experiencias vividas personalmente. La conozco: cuando viene a Italia quiere observar, observar y entender. Y es así también como lo ha hecho en otros países. Su relación con Italia es especial, su padre era de estas tierras, lugares que siguió manteniendo en el corazón; aunque Mendoza se transformó en su verdadera Casa. Sugiero leer con interés estas páginas que van desde el Imperio Romano a la Edad Media y al Renacimiento; el camino que recorrió la vid europea trasladada a las Américas y personajes que brillaron como gemas preciosas al sol: Lucía Miranda o Giovanni Battista Pastene. Las misiones en el Nuevo Mundo las fotografía con una bellísima definición: “la espada y la cruz” destacando el trabajo de los franciscanos, dominicos y jesuitas. Técnicamente describe las importantes condiciones político-territoriales durante los siglos XVIII y XIX, que ayudan para comprender cómo se definen y materializan las nacionalidades y recorre, a través del tiempo, el camino de la vid en algunos países americanos hasta nuestros días. Es un libro interesante que no debe faltar en la biblioteca de quien ama la vid y el vino. Antonio Calò Presidente Accademia Italiana della Vite e del Vino



Índice 11 A modo de prólogo

Primera parte 15 La vitivinicultura en Italia 15 El imperio romano como agente difusor de la vitivinicultura 16 La viticultura en el Medioevo 16 Las crisis climáticas 19 Siglos XV, XVI y XVII: Italia y las Américas 19 Primeros lazos: los italianos del Renacimiento 20 Importancia de los italianos en el descubrimiento de América 21 Marinos italianos en los viajes del descubrimiento: Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Giovanni Caboto y Giovanni da Verrazzano 24 Antonio Pigafetta, en la primera expedición alrededor del mundo, junto a Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano 27 Primer asentamiento europeo en la Cuenca del Plata y primeros cultivos de trigo en territorio argentino 29 Giovanni Battista Pastene en las costas del Pacífico sudamericano 31 Período colonial en América 31 El Cerro Rico del Potosí 36 Vides autóctonas y la llegada de la Vitis vinifera 39 Un poco de historia: los monjes y el vino 39 Los misioneros en las Américas 40 La vitivinicultura andina: conquistadores y monjes 42 La Colonia

45 La espada y la cruz: los primeros misioneros 45 Los franciscanos 47 Los dominicos 49 Los jesuitas 58 Los franciscanos en Alta California

(Siglo XVII) 60 Misioneros Oblatos de María Inmaculada (Siglo XIX) 61 Los salesianos (Siglo XIX)

Segunda parte 65 Condiciones político-territoriales en los Siglos XVIII y XIX en Italia y América 65 Origen de las nacionalidades 65 Causas que producen las corrientes emigratorias y las colonizaciones agrarias. Una somera mirada histórica 76 Vínculos entre Italia y las Américas 80 Comienzan los estudios sistemáticos de la vitivinicultura 83 La vitivinicultura en Italia 85 La vitivinicultura en América del Sur 85 Brasil 89 Uruguay 96 Argentina 145 La vitivinicultura en América del Norte 145 México 153 Estados Unidos 168 Canadá 181 Epílogo 183 Rastreo bibliográfico 191 Agradecimientos



A modo de prólogo

Después de largos años de investigaciones, en las que el entusiasmo y el desánimo anidaron juntos, estas crónicas finalmente ven la luz luego de que se festejara –por una fortuita coincidencia– el Año de Italia en América Latina. Valga esta obra como mi pequeño aporte para homenajear a esa otra patria, a la que me siento profundamente incorporada. Fue Italia la gran difusora de la vid desde los comienzos de la conquista de la península, alrededor del siglo IV a C., a través de sus colonias latinas y romanas. Como veremos posteriormente, esas vides anidan en España y desde allí parten a las tierras recientemente descubiertas, donde comienza el desarrollo de la industria y de la cultura del vino1 en América. Esto es objeto de interés y de estudio en la actualidad, no sólo para especialistas que investigan el tema sino también para el público en general que se interesan por su historia, el incremento de su calidad y el progreso logrado en las regiones vitivinícolas, marcado por destacados protagonistas. La impronta de la vid en el nuevo mundo está presente desde la época de los viajes exploratorios, ya que sus condiciones alimenticias y bacteriológicas eran necesarias para emprender esas largas travesías. Posteriormente, durante la colonización, su importancia se acrecentó pues en ella convergen motivos religiosos, económicos, políticos y culturales. Desde el punto de vista religioso, al no permitir el derecho canónico la celebración de la liturgia con ninguna otra bebida que sustituyera al vino, se hacía

imposible celebrar las misas sin él. Fue ésta una de las causas por las cuales, en el proceso de colonización, los monjes implantaron en sus misiones parras, olivos y trigo, elementos esenciales para el culto. Por otra parte, así como hicieron los romanos en la conquista de las colonias latinas y romanas, la introducción de la vid y –en muchos casos– del olivo, plantas civilizadoras, obligaba a las poblaciones a afianzarse en el territorio, ya que sus frutos sólo se logran después de algunos años de su implantación. A ello se sumó que la cultura de los pueblos conquistadores mediterráneos traía incorporados estos elementos en su hábito alimentario y finalmente, que el resultado económico de su cultivo ayudaba al mantenimiento y desarrollo de las poblaciones. En la primera época de este relato, los datos de los que me valgo en muchos casos son genéricos. Sólo se destacan algunos nombres de protagonistas, ya que en el valor testimonial aparecen más las acciones que sus actores. Más adelante, con el correr de los tiempos, van llegando mayores testimonios con personajes ya diferenciados. Soy consciente de que al tratarse de un tema tan vasto, este trabajo solamente aportará las experiencias logradas a través de algunos años de investigaciones y de viajes por regiones del vino de Europa y de nuestra América. Mucho quedará en el camino, pero confío en que esta preocupación por investigar el mundo actual de la vitivinicultura, sus realidades, sus orígenes e historias, y el aporte que desde esta cultura del vino se

1 Se entiende por cultura del vino el mundo material e inmaterial que rodea su industrialización. 11


realiza en el mejoramiento de la estructura social que la rodea, ayudará a acercar experiencias y a derribar fronteras. Es mi deseo ofrecer en estas crónicas una visión que logre una identificación transversal entre las culturas más desarrolladas del mundo de la vitivinicultura en las Américas, sus interesantes correlaciones y las similitudes que se producen en nuestros jóvenes países de raigambre multicultural, marcadas por las características de una fuerte inmigración de origen italiano que ha acompañado el despertar y el desenvolvimiento de esta vitivinicultura. En este entramado denso y profundo, para situarse mejor en las realidades que presento, he incluido –desde una mirada sistémica– una suerte de miscelánea y esbozos de entornos históricos, económicos y políticos, con algunas historias particulares, basadas en

relatos de conquistadores, misioneros y pioneros. Estas semblanzas fueron elegidas no sólo por su importancia, sino también porque han calado muy hondo en mi sensibilidad y quizás puedan ayudar a situar al lector en un espacio y una época en la que destacan los lazos que a lo largo de cinco siglos vinculan nuestras tierras. Espero de esta manera haber colaborado a intensificar el diálogo interdisciplinario entre Italia, las Américas y sus principales zonas vitivinícolas. No para establecer competencias sino para contribuir a la complementación de esta fascinante aventura que representa el desarrollo del complejo mundo del vino, tendiendo puentes que privilegien una lectura plural y dinámica de la historia y establezcan un diálogo fecundo entre las naciones involucradas. Julieta Gargiulo

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Primera parte

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La vitivinicultura en Italia El imperio romano como agente difusor de la vitivinicultura

ejército romano— a un tiempo de permanencia en el lugar mientras controlaban el territorio de las invasiones enemigas.1 El procedimiento que se conoce como centurización, consistía en adscribir a cada colonia fundada el territorio (ager) que lo rodeaba. Este espacio se dividía en tres partes: una se distribuía entre los soldados veteranos —que eran los fundadores de la colonia— como propiedad privada, otro sector se reservaba para el uso comunal (ager publicus) y una tercera parte quedaba como tierra no catastrada. Es interesante ver cómo se fraccionaba la tierra.2 Se creaba una especie de damero uniendo una propiedad a otra con estas células que eran autosuficientes. Cada una generalmente tenía una extensión de 54,5 hectáreas, donde estaba delimitado un espacio para el canal de riego, la casa rural, parcelas para viñedos, olivos, frutales y también cereales. De este modo, el colono no sólo lograba su manutención, sino que las autoridades le daban la oportunidad de negociar los excedentes de sus cosechas hasta con los propios pueblos sometidos. Fue así cómo estas formas agrarias se instalaron en las costas africanas del Mediterráneo, el Medio Oriente,

Las vides viníferas —originarias de la zona transcaucásica— tienen alrededor de diez mil años de historia. Aparecieron tras la última glaciación, siguieron su camino hacia el Cercano Oriente y desde allí se expandieron a Egipto y Grecia, que es la que las introduce a través de sus colonias en el Mediterráneo. Así entra en la Magna Grecia (Sicilia y la Italia Meridional) a la que los griegos comienzan a llamar Enotria (Tierra del vino), por la abundancia de vides salvajes que encuentran en su territorio. Pero debemos esperar aún algún tiempo hasta que se produzca la gran expansión de la vitivinicultura en el mundo, fruto de los cuatro siglos en que el Imperio Romano amplió sus fronteras hasta límites insospechados. El éxito de su permanencia en las tierras conquistadas se debió a un sistema de colonización centrado en un eficiente y hábil control estratégico, que lograba el afianzamiento sobre el territorio ocupado militarmente. Una de las bases de esta colonización era la agricultura y dentro de ésta, la vid. Este cultivo obligaba a los colonos —ex legionarios del

1 Se calcula en 4 años el tiempo del desarrollo y de la producción de las vides. 2 Para dividir el territorio (una vez delimitado el ager publicus), se utilizaba un procedimiento relativamente sencillo: se tomaban como referencia las vías principales de la ciudad, el cardo (eje norte-sur) y el decumanus (eje este-oeste), y se procedía a prolongarlas de modo imaginario creando líneas paralelas, de manera que pudieran servir en una especie de damero de parcelas rectangulares. A este proceso se le denomina centuriatio. 15


la Hispania, las Galias, la Britania, dando origen a las poblaciones vitícolas de la actualidad.3 La vid, esa planta civilizadora como bien se la conoce, fue el ancla de permanencia y ampliación del imperio. Puede resultar interesante detenerse un instante en este tema. En la época imperial los cónsules eran comandantes militares que frecuentemente fueron enviados con sus centurias a colonizar nuevos territorios. Estos veteranos debían quedar cuatro años en el ager hasta que se cumpliera el tiempo de la recolección del viñedo. Cuando lograban obtener su vino, regresaban a Roma llevando con ellos el producto del cultivo de esas tierras. Según la tradición, sería este sistema el que ha dado origen a la costumbre por la cual los embajadores y los cónsules, a lo largo de dos mil años, permanecen cuatro años en un destino antes de regresar a la metrópolis.

La viticultura en el Medioevo

Elaboración de vino pisando las uvas según una ilustración del Tacuinum Sanitatis, manual medieval sobre salud y bienestar, siglo XIV.

La caída del Imperio Romano de Occidente (476 d C.) da comienzo a la Edad Media, que termina con la toma de Constantinopla por los turcos en 1453. Durante este período, los pueblos bárbaros saquearon y destruyeron Roma y muchos de los territorios que les pertenecían. Esto motivó que se estancara la producción de vinos y que la viticultura perdiera su importancia económica, pasando a ser una actividad de mera subsistencia. Pero el vino, con el cristianismo, había adquirido sacralidad. La protección de ese patrimonio quedó entonces reducida a la acción monacal que, en los conventos, continuó plantando vides y elaborando los vinos necesarios para el culto. Estas acciones de los monjes fueron imitadas por señores feudales, quienes pensaron en la recuperación de la vitivinicultura como una buena

fuente de ingresos económicos que además de dar prestigio, podía aportar prosperidad. Es en esa época, en Italia, donde nacen proyectos vitivinícolas que aún hoy se mantienen en el tiempo: el Castello di Brolio en 1141, el Castello da Verrazzano en 1150, Frescobaldi en los comienzos del 1300 o Antinori en 1385.

Las crisis climáticas La continua mejora del clima, alrededor del 1100, va produciendo un calentamiento que se mantiene hasta finales del siglo XIII. Estas condiciones permiten que

3 Milani, Giorgio: Storia de la Viticoltura nella Provincia del Treviso. Campus Viticolo Enologico. Conegliano, 2016. Actualmente se encuentran restos arqueológicos de estas divisiones territoriales y en algunos casos, esos canales y divisiones son utilizados aún hoy para la irrigación o como vías de comunicación entre las localidades. 16


el cultivo de las vides, junto al de los olivos, se expanda por todo el continente europeo trepando hasta los altos valles alpinos. Es tan vasta la propagación de la vid que la viticultura se extiende más allá de los confines continentales, llegando hasta Inglaterra y parte de Escocia. Pero a este calentamiento climático le sigue, alrededor del 1300, un efecto contrario: la crisis glaciar. Su punto culminante se produce cuando comienza ese gran invierno, en la noche de Epifanía de 1709, al que le suceden sesenta días ininterrumpidos de temperaturas de más de 20 grados bajo cero. Los canales de Venecia y los ríos se hielan. Transitan sobre ellos los carros como atestiguan pinturas de la época. El fenómeno causa alrededor de un millón de muertos en Europa y la pérdida del 80% del patrimonio vitícola y olivícola. Esto provoca una enorme carencia alimentaria acompañada de una fuerte carestía económica y con ellas la llegada de las pestes que, como la peste negra, atacan a las poblaciones.4 Mientras

tanto, América, ya con su propia viticultura colonial en marcha, comienza a enviar barbechos a Europa, los que infectan los suelos con una nueva enfermedad, la filoxera, que arrasa los viñedos. Pero junto a ellos, entre el 1700 y el 1800, llegan las variedades americanas híbridas —más resistentes y productivas— con las que comienzan los injertos sobre pie americano de variedades europeas. Políticamente, las guerras de las nacionalidades contribuyeron en buena parte a diezmar cultivos, abandonados por los beligerantes o por quienes debieron dejar los territorios. Frente a estas calamidades Europa, con Italia a la cabeza ya organizada como nación, comienza a pensar en la necesidad de promover una vitivinicultura moderna que renueve y recupere el patrimonio vitícola y promueva la formación de especialistas que deberán revertir estas amargas circunstancias. Así nacen, a mediados del siglo XIX, las escuelas de Viticultura y Enología del Reino de Italia y una nueva vitivinicultura científica.

4 Milani, Giorgio: ibidem. 17



Siglos XV, XVI y XVII: Italia y las Américas Primeros lazos: los italianos del Renacimiento

destinos muy lejanos, incentivados por los gobiernos que necesitaban expandirse territorial y políticamente, además de obtener materias primas. Europa había mantenido un activo comercio con el Oriente durante la Edad Media, basado especialmente en la introducción de especias, sedas y piedras preciosas. Las rutas comerciales atravesaban Asia, bajo la vigilancia de caravanas de comerciantes musulmanes, hasta llegar a los puertos mediterráneos del Cercano Oriente, desde donde la mercadería era embarcada y distribuida por navegantes genoveses y venecianos. Los peligros en los trayectos, la lentitud de éstos y la enorme intermediación comercial encarecían los precios finales de las mercancías. La geografía de Europa, como lo atestiguan los mapas de la época, no había sufrido modificaciones desde el siglo II.5 El continente estaba aprisionado y padecía un quiebre de comunicación con Asia debido a la caída de Constantinopla en poder de los turcos en 1453, mientras que España y Portugal soportaban la invasión de los árabes desde hacía siete siglos. Los conocimientos y los relatos de los viajes del veneciano Marco Polo y sus crónicas sobre las riquezas del Catay —nombre dado por él mismo al Imperio Chino— alimentaron el deseo de los reinos de encontrar otras

A comienzos del siglo XV, Europa transitaba por la última etapa del Medioevo en la que había sufrido la supremacía de otras civilizaciones, y se desplegaba en un territorio dividido en pequeñas naciones con magros recursos naturales. Se trataba de un espacio geográfico marginal si se lo compara con los poderosos imperios de enormes territorios de aquella época como el mongol, el turco o el chino (1100-1459) y que, además, contaba con la flota oceánica más importante del mundo. Fue entonces cuando en Italia surgió el Renacimiento, movimiento que produjo una renovación cultural, científica y tecnológica, sumada a la mentalidad de un hombre nuevo, de concepción antropocéntrica que deseaba vivir plenamente en este mundo terrenal persiguiendo triunfos, fama y fortuna. Una de las características de ese tiempo en Europa fue el afán de concretar descubrimientos, realizar conquistas y posteriormente ejecutar las colonizaciones. Adelantos científicos y desarrollos tecnológicos en el mundo de la navegación —como la brújula, el astrolabio y las carabelas, embarcaciones más ágiles y seguras— alentaron a los navegantes a aventurarse hacia

5 El genovés Paolo Toscanelli hizo un mapa del mundo, conocido en el siglo XV, para lo cual se basó en la recopilación del geógrafo griego Tolomeo (siglo II). 19


rutas que llevaran hacia las riquezas comerciales de Oriente. Fue entonces cuando los monarcas de la Península Ibérica, que padecían el peligro otomano pero tenían la ventaja de poseer costas sobre el Atlántico, comenzaron a competir en la búsqueda de nuevas rutas que los vincularan con Asia. Portugal se adelantó y pudo ejercer el control sobre la costa africana, convirtiéndose en el principal rival de la Corona Española en el comercio de especias, situación que le impedía a Castilla llegar hasta el Oriente por esa vía. Estos factores crearon la necesidad de hallar itinerarios alternativos que la acercaran a las Indias, para lograr el monopolio comercial sobre las mercaderías procedentes de Asia.6 Los reinos de Inglaterra y Francia —conscientes de los peligros que suponían los mares en los que navegaban españoles y portugueses y

también en la búsqueda de un paso a la India— optaron por dirigir sus proas a la parte septentrional del Atlántico. En ese período germinó la idea de que la vía posible era la navegación hacia el poniente, y así comenzaron los viajes en las rutas que les resultaron propicias a las coronas europeas, de acuerdo con sus condiciones geopolíticas. En muchas oportunidades, estas expediciones fueron encaradas como misiones secretas a causa de la rivalidad y la competencia comercial que tenían entre sí las monarquías.

Importancia de los italianos en el descubrimiento de América En la vida de América la influencia de Italia, su gente y su cultura, ha sido importante desde sus orígenes (siglo XV). En lo que se llamó la epopeya de los descubrimientos, en muchos casos fueron protagonistas navegantes italianos al servicio de los reinos de España, Inglaterra, Francia y Portugal quienes dejaron marcada su impronta en las tierras a las que arribaron. Estos marinos, avezados profesionales en las artes de la navegación, también fueron exploradores, cosmógrafos, cartógrafos, geógrafos y, reiteradamente, cronistas que describieron esos territorios hasta entonces desconocidos. La época de las grandes exploraciones y descubrimientos se produjo en la última década del siglo XV y principios del XVI. Su impacto fue tan sobresaliente que Europa logró revertir en pocos años el atraso que sufría, hasta establecer a Occidente como el dominador de otros imperios. En octubre de 1492, Cristóbal Colón desembarcó en lo que fue denominado el Nuevo Mundo y tomó posesión de estas tierras en nombre de la Corona Española. Había irrumpido sorpresivamente en un continente ignorado, América, en medio de

Desembarco de Colón en América, xilograbado, Portada de la edición de Giuliano Datis, Florencia, 1493.

6 Toscanelli fue el primero en lanzar la idea de llegar a Asia, navegando hacia el oeste, concepto que siguió Cristóbal Colón. 20


dos océanos no demasiado conocidos. Estos sucesos produjeron la expansión mundial de Europa y la colonización de gran parte de nuestro continente en manos de potencias europeas.7 Como asevera Germán Arciniegas, “América surge en el mundo con su geografía y con sus hombres como un problema”. Esto asombró y descolocó a Europa. Conflictos intelectuales con cuestionamientos insospechados, castigaron el conocimiento del momento. El otro descubrimiento, el mutuo, el de dos mundos que no se conocían entre sí, presentó también interrogantes planteados por esta alteridad. Se discutieron temas vinculados con la religión, la espiritualidad, la geografía y —como lo hicieron Colón y Vespucio— hasta el concepto de razas. Los intelectuales llegaron a preguntarse si los habitantes de esas tierras poseían las condiciones como para ser considerados humanos. Los debates fueron intensos, pero no sirvieron para detener los viajes hacia ese Nuevo Mundo, que planteaba una verdadera oportunidad del hombre. Mientras tanto, el Reino de Portugal alentó otras expediciones que recorrieron las costas africanas hasta cubrir el Cabo de Buena Esperanza (1497). Posteriormente, en 1500, en un accidentado viaje que partiría inicialmente hacia Oriente bordeando África, el navegante portugués Pedro Álvares Cabral fue desviado por los vientos y alcanzó las costas de Brasil. Creyó haber arribado a una gran isla y tomó posesión de ella en nombre de Portugal, como lo establecía el Tratado de Tordesillas firmado pocos años antes por los reyes de España y Portugal.8 Este acuerdo definía

una frontera divisoria —tanto en la tierra como en el mar— que le otorgaba derechos a cada uno de los reinos. Esta división territorial fue la que determinó la actual configuración de América del Sur. Inglaterra y Francia no quedaron ajenas a esto, y enviaron también sus expediciones al Nuevo Mundo.

Marinos italianos en los viajes del descubrimiento: Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Giovanni Caboto y Giovanni da Verrazzano En una rápida mirada podemos recorrer la saga de algunos marinos italianos. Ésta se inicia con los cuatro viajes del genovés Cristóbal Colón entre 1492 y 1502, empresa que financió e impulsó el reino de Castilla una vez firmadas las Capitulaciones de Santa Fe, en abril de 1491. En ellas se estipulaba el otorgamiento a Colón de los oficios de virrey, almirante y gobernador de cuanta isla o tierra firme descubriera, así como la décima parte de las ganancias que se obtuvieran en esos territorios, además del derecho a participar —en condiciones especialmente pactadas— en cualquier expedición enviada a las Indias.9 Por lo tanto, durante ocho años hasta 1500, fecha en la que se lo destituyó, fue el Virrey y Gobernador de las nuevas tierras.10 Pocos estados poseían los conocimientos navales de los venecianos, que los favorecieron para consolidar una flota comercial y militar muy desarrollada para su época. Fue entonces

7 Arciniegas, Germán; Floria, Carlos Alberto; Ruiz, Salvador: Tres ensayos sobre Nuestra América. En: Cuadernos sobre América Latina. París, 1963. 8 El Tratado de Tordesillas (junio de 1494), rubricado por los reyes de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando, y el soberano de Portugal, Juan II, estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista del Océano Atlántico y del Nuevo Mundo, a fin de evitar conflictos de intereses entre la monarquía hispánica y el reino portugués. 9 Altamira, Rafael: Manual de Historia de España. 2ª ed. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1946. 10

Sus sucesores entablaron con la Corona de Castilla los denominados Pleitos Colombinos, que pretendieron la restitución de los privilegios consignados en las Capitulaciones de Santa Fe. 21


del Brasil. En 1501, con la flota portuguesa descubrió el Río de la Plata al que llamó río Jordán.13 En ese tercer viaje a América, según lo atestiguan las investigaciones de la Academia Nacional de Geografía de la República Argentina, descubrió las islas Malvinas el 7 de abril de 1502.14 Los reinos de Inglaterra y Francia pensaron en ir a la India navegando por el noroeste, un mar libre, en busca de las ansiadas Islas de las Especierías. Esto motivó variadas expediciones que los llevaron a explorar y recorrer las costas septentrionales de América del Norte y a descubrir nuevos territorios. Para comprender la importancia que daban los gobiernos a estos descubrimientos, podemos leer en la carta en la que Enrique VII de Inglaterra, en marzo de 1496, les concede a Caboto y a sus tres hijos, antes de su primera expedición hacia el Oriente: “el derecho a buscar islas y países paganos con cinco barcos bajo bandera inglesa, con la siguiente garantía: plena y libre autoridad, permiso y poder para navegar a todas partes, regiones y costas de mares del este, oeste y norte, bajo nuestros estandartes, banderas y enseñas, con cinco barcos o navíos de la carga y calidad que quiera y con cuantos y cuales marineros y hombres desee llevar con él en los dichos barcos, a su propio cargo y gasto, para encontrar, descubrir e investigar, sean islas, países, regiones o provincias

El triunfo de Colón. Dibujo atribuido a Cristóbal Colón reproducido de un manuscrito conservado en el palacio ducal de Génova. Facsímil publicado en Voyageurs anciens et modernes, de Edouard Charton, 1861.

cuando aparecieron de manera orgánica las primeras bancas del mundo, también italianas,11 a las que recurrían los reinos para financiar sus expediciones. En 1499 Américo Vespucio, a quien se le atribuye el haber probado que estas islas descubiertas por Colón eran un nuevo continente,12 acompañó como cartógrafo la expedición de Alonso de Ojeda a las costas de Venezuela. Posteriormente Vespucio navegó las costas

11 Florencia en aquel momento era el primer centro financiero del mundo. 12 Martin Waldseemüller en 1507, creó un mapa en el que nombraba al nuevo continente como América, en homenaje a Américo Vespucio. 13 En 1502, fueron publicados cinco mapas basados en la cartografía de Vespucio, donde aparece la forma del estuario del Río de la Plata entonces denominado río Jordán. 14 Arnaud, Vicente Guillermo: Las islas Malvinas, descubrimiento, primeros mapas y ocupación. Siglo XVI. Academia Nacional de Geografía. Buenos Aires, 2000. “De la consideración y procesamiento de información sobre el portulano de Piri Reis de 1513 (mapa conocido como el primero de América, confeccionado por el cartógrafo turco Piri Reis) y de otros eruditos y documentados estudios, creemos estar en condiciones de afirmar que el descubrimiento original de las Islas Malvinas, al menos en el período posterior a los viajes de Cristóbal Colón, debe atribuirse sin duda al navegante florentino al servicio de Portugal, Américo Vespucio”. Las Islas Malvinas forman parte de los territorios insulares argentinos perteneciendo desde 1991 a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur; su soberanía está en litigio con Gran Bretaña, que las tiene bajo su dominio y administración. 22


de paganos e infieles, sean en las partes del mundo que antes de ese momento fuesen desconocidas para todos los cristianos”. Fue así como en 1497, cinco años después del primer viaje de Colón, el marino veneciano y sus hijos partieron en una misión encomendada por el rey en busca de una nueva ruta hacia el Oriente. En 1497 llegó a Terranova, pero —como le había sucedido anteriormente al genovés— creyó haber alcanzado los dominios del Gran Kan en las costas de Asia y tomó posesión de esa tierra, a la que llamó “Prima Vista” en nombre de la Corona Inglesa. A Giovanni Caboto se lo reconoce como el descubridor de América del Norte.15 Al año siguiente, inició una segunda expedición siguiendo una ruta aún más septentrional. No es mucho lo que se sabe de este viaje, pero se cree que llegó a las tierras de Groenlandia donde los hielos no le permitieron continuar. Siguió hacia el sur, hasta la actual Carolina del Norte. Hay quienes sostienen que alcanzó la península de Florida, aún creyendo que estaba en tierras asiáticas. Como lo hiciera anteriormente, continuó tomando posesión de todo lo descubierto en nombre de la Corona Inglesa. Esto sentó las bases para que Gran Bretaña, posteriormente, reclamara su derecho sobre América del Norte frente a las pretensiones españolas sobre el Nuevo Mundo. El Rey de Francia, siguiendo el mismo objetivo, buscaba un paso por el nordeste que los llevara a la India. Para ello contrató los servicios de Giovanni da Verrazzano, un experto navegante y explorador florentino que era miembro de una familia noble de Val di Greve, vinculada con la viticultura desde 1150, en la región del Chianti.16 Unidos a la producción y comercialización de vinos, otros familiares fueron también navegantes. Da Verrazzano adoptó la ciudadanía

Giovanni da Verrazzano en un grabado del siglo XIX.

véneta para lograr su licencia como piloto de mar. Es entonces cuando comienza una brillante trayectoria. Unía a sus condiciones de marino antecedentes que lo destacaban como un avezado negociante. Había viajado a las costas americanas en una expedición de pesca, en la que exploró la región de Terranova y la desembocadura del río San Lorenzo (1508) y navegado las aguas del Mediterráneo transportando las suntuosas mercaderías asiáticas que, a través del Mar Rojo o por tierra, llegaban a los puertos del Medio Oriente. Finalmente en 1523, Francisco I lo convocó para realizar una misión exploratoria que abarcara el área entre la Florida y Terranova, en búsqueda de ese ansiado paso marítimo que los acercara al Pacífico a través de las Américas recientemente descubiertas.17 Los tres viajes posteriores que da Verrazzano hizo a América, entre 1523 y 1528, son primordiales en la historia de los descubrimientos. Del mismo modo en que a Caboto se lo reconoce en las

15 Los descubrimientos de los vikingos del siglo XI eran aún desconocidos en aquella época. 16 En 1819 se extingue la familia, pero aún hoy la propiedad y los viñedos están en manos del Cavaliere Luis Cappeletini que continúa su historia vitivinícola. 17 Este era posiblemente el mítico Estrecho de Anián, del que había referencias pero nunca se encontró. 23


costas atlánticas del Norte como el primer europeo que exploró esa zona, da Verrazzano es también el primer europeo que explora y descubre la costa atlántica americana entre las actuales Carolinas del Norte y del Sur y Terranova, incluyendo el actual puerto de Nueva York, la bahía de Narragansett y el río Hudson. En 1527 hizo su segundo viaje, en el que logró alcanzar la costa de Brasil y regresar con un cargamento de Palo Brasil, una madera muy valiosa y buscada en los siglos XV y XVI en Europa. En su tercera travesía, después de explorar la Florida, las Bahamas y las Antillas Menores, llegó a la Isla de Guadalupe, donde fue asesinado por los indios Caribes. Escribió detalles de sus viajes en Relazione, y tanto allí como en su correspondencia con el Rey Francisco I, dejó valiosos testimonios sobre los aborígenes, sus costumbres, y la fauna y flora de estas nuevas tierras. Su fama no ha tenido la resonancia que han merecido otros descubridores, quizás porque sus viajes ocurrieron en la época de los grandes descubrimientos, a poca distancia de la extraordinaria hazaña de la conquista de México y del primer viaje de circunvalación del mundo realizado por Magallanes y Elcano, hechos que se sucedieron en un período de tres años (1519-1521).

de Magallanes que fuera rechazado por Manuel I de Portugal, para quien no era necesario ensayar una ruta alternativa ya que tenía el monopolio de las costas africanas para llegar a las Indias, fue expuesto a Carlos I de España, quien lo apoyó con entusiasmo y firmó para concretar la expedición las Actas de Capitulaciones en Valladolid (1519). Zarparon como un emprendimiento venturoso con condiciones y privilegios que se le otorgarían al navegante, como el título de Gobernador y Adelantado de las tierras y las islas que encontrase, el monopolio de la ruta descubierta por el término de diez años, la concesión de una isla, un vigésimo de las ganancias del viaje y varias prebendas más. Esa expedición salió del puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda con cinco naves: Trinidad, San Antonio, Victoria, Concepción y Santiago y una nutrida tripulación de 265 marinos, de los cuales 35 eran italianos. Algunos de éstos eran maestres, contramaestres, marineros, grumetes y calafateadores. El de mayor importancia, ya que era el cronista del viaje, fue Antonio Pigafetta, geógrafo de la República de Venecia quien era uno de los dieciocho

Los italianos en la primera expedición alrededor del mundo, junto a Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano Antonio Pigafetta La Primera Expedición de Circunnavegación del Globo (1519-1522) de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, inició los viajes alrededor del planeta, una hazaña impensada en ese momento y quizás semejante —en comparación con nuestra época— a la llegada del hombre a la Luna. Merece una especial atención este relato, ya que involucra una parte importante de la historia de las Américas. El audaz proyecto

La nao Victoria. Detalle del mapa Maris Pacificis de Abraham Ortelius, fechado en 1589. 24


tripulantes que sobrevivieron a ese largo periplo. En su crónica Relazione del primo viaggio intorno al mondo (1524), por primera vez un europeo dio a conocer al mundo la Patagonia, el Estrecho de Todos los Santos, el Océano Pacífico y el primer documento acerca del idioma cebuano de Filipinas.18 Sin embargo, durante los tres años de navegación que duró la travesía, abundaron dificultades y contratiempos. En primer lugar, las rutas por surcar eran desconocidas, no existían cartas náuticas que las referenciaran. Además, la nave Santiago naufragó en las costas de la Patagonia, mientras que la San Antonio desertó en la embocadura del Estrecho de Todos los Santos y regresó a Sevilla.19 La mala suerte de Magallanes quiso que durante tres meses, entre el Estrecho de Todos los Santos y las islas Molucas, no descubriera ningún punto de tierra firme. La hambruna azotó de tal manera a la tripulación, que pagaba cuantiosas monedas por una simple rata para devorar. El agua se pudrió, apareció el escorbuto y los hombres comían incluso cuero reblandecido y aserrín, como dejara relatado Pigafetta en sus crónicas. Pero no terminaron allí las desgracias. Magallanes fue asesinado en Filipinas en manos de una tribu cebuana y tomó el mando Sebastián Elcano. En el mismo lugar, la nave Concepción se incendió. A medida que iban sucediendo esas desgracias, las tripulaciones se distribuían en las naves restantes, aunque cada vez estaban más diezmadas. Algunos marinos fueron ajusticiados por el mismo Magallanes a causa del motín que realizaron en las costas patagónicas. Otros murieron de hambre y enfermedades, varios resultaron envenenados en una famosa cena en la isla de Mactan y un resto de ellos fue asesinado junto a su Capitán General a manos de los nativos.

Muchos de esos italianos tuvieron un destino trágico, salvo aquéllos que pudieron regresar al puerto de partida después de lograr tamaña proeza. Éstos fueron el contramaestre Francisco Albo, de quien se conoció su famoso Diario de viaje; dos marineros genoveses y, por supuesto, el cronista Pigafetta. Transcurridos tres años y con dieciocho sobrevivientes debido a la pérdida de 247 hombres, la heroica epopeya culminó con el ingreso al puerto de Sanlúcar de Barrameda de una sola nave maltrecha —sugestivamente llamada Victoria— que transportaba un cargamento de especias.

Leone Pancaldo Los italianos Leone Pancaldo y Giovanni Battista Punzoroli, quienes acompañaron la expedición como pilotos durante todo su recorrido también sobrevivieron, aunque sus hazañas no terminaron allí. El regreso de Pancaldo se produjo varios años después, luego de vivir un verdadero calvario que lo arrastró por distintos destinos y prisiones. Cuando las dos últimas naves de la expedición magallánica llegaron a la Isla de Timor, sólo una estuvo en condiciones de navegar, por lo que treinta y cuatro tripulantes quedaron en tierra sin poder regresar a la metrópoli; uno de ellos era Pancaldo. Frente a los padecimientos que estaban soportando, para sobrevivir se entregaron a los portugueses quienes los tomaron prisioneros y los enviaron primero a la Isla de Java, después a Malaca y finalmente a la costa de la India. Unos pocos fueron remitidos a Lisboa donde casi todos murieron en cautiverio. Solamente tres de ellos fueron liberados y enviados a España. De los que quedaron en la India, el único que sobrevivió fue Pancaldo. Por sus relatos posteriores se supo que, gracias a unos extranjeros, él y otro genovés

18 La Isla de Cebu es una de las Islas Filipinas y de allí proviene el nombre del idioma cebuano, hablado actualmente por más de treinta y siete millones de personas. 19 Este fue el nombre con el que Magallanes llamó al Estrecho que hoy lleva su nombre. 25


al que conoció en esas desventuras, consiguieron huir y embarcarse a escondidas en una nave de comerciantes portugueses. Para su desgracia ya en el barco, en la costa este de África fueron descubiertos y apresados nuevamente. Al poco tiempo murió también su compañero de infortunio, el genovés Punzoroli. Finalmente, ayudado por dos marineros consiguió embarcarse en un navío que partía hacia Portugal. Otra vez fue descubierto y llegó como prisionero a Lisboa en 1527. Después de un tiempo de cautiverio, el Rey de Portugal le concedió la libertad. Regresó a su Génova natal y a su familia que lo creía muerto, después de una odisea de ocho años que le permitió girar por el mundo. Esta hazaña le dio prestigio y fama en el ámbito de la marina, por lo que diversos monarcas lo tentaron para contratar sus servicios. Así fue como a principios de 1531 aceptó la propuesta de liderar una expedición a Oriente enviada por ricos mercaderes italianos y franceses y por el mismo Rey de Francia, quien pidió como condición que todo se manejara en un estricto secreto. Sin embargo, el plan llegó a oídos del Rey de Portugal, quien le ofreció abandonar el proyecto, cosa que Pancaldo hizo no sin aceptar antes otra propuesta similar.20 Después de cinco años recibió el ofrecimiento de unos comerciantes españoles de Valencia para vender un cargamento inmenso de mercancías de lujo a los conquistadores del Perú en la Ciudad de los Reyes, quienes ya tenían mucho dinero. Aventurero y osado, nuevamente debía surcar los mares patagónicos por la

ruta de Magallanes a bordo de dos naves para llegar hasta el Perú. En la de Pancaldo venían numerosos italianos, algunos pertenecientes a la nobleza.21 La Patagonia le resultó adversa por segunda ocasión: una de las naves zozobró en la costa de Río Gallegos y sus tripulantes tuvieron que llegar por tierra a Buenos Aires. De esta manera, se le hizo imposible cruzar el estrecho y resolvió regresar a las islas del Caribe con la idea de detenerse antes en el Río de la Plata, porque sabía que hasta ahí había ido una expedición española. Al llegar sólo halló —en lugar de la posible riqueza tan buscada y codiciada por los conquistadores— un miserable villorrio con algunos sobrevivientes de la expedición de Pedro de Mendoza, hambrientos y andrajosos, quienes fueron salvados por la llegada de Pancaldo y sus mercaderías. Otra vez arreciaron los conflictos y las dificultades. Su nave encalló en el Riachuelo, perdió gran parte del cargamento que llevaba originalmente hacia el Virreinato del Perú, soportó dos juicios que le entablaron en el Río de la Plata —que perdió— teniendo que entregar sus esclavos y los productos restantes. Como corolario, enfermo y arruinado financieramente, murió en Buenos Aires en 1541. Una estatua en su honor se erige junto al Riachuelo. Algunos de los tripulantes de la expedición de Pancaldo resolvieron no regresar a Europa y se transformaron así en los primeros italianos que se establecieron en Argentina, ya que quienes vinieron junto a Caboto regresaron a su patria.22

20 El contrato estipulaba que Pancaldo se comprometía a no realizar ninguna expedición, a no trabajar para nadie en lo referente a navegación, a no dibujar mapas y, fundamentalmente, a no revelar, ni de palabra ni por escrito, los secretos geográficos adquiridos en su viaje. 21 Gandía, Enrique de: Los primeros italianos en el Río de la Plata. Librería de García Santos. Buenos Aires, 1931. 22 Gandía, Enrique de: ibidem. 26


Primer asentamiento europeo en la Cuenca del Plata y primeros cultivos de trigo en territorio argentino Sebastiano Caboto A Sebastiano Caboto, hijo de Giovanni, quien había acompañado al padre en la expedición al Labrador, le confiaron la misión de seguir la misma ruta de Magallanes para encontrar una nueva vía que acercara a las Molucas. Después de las consabidas vicisitudes de estos emprendimientos, con su embarcación fondeada en Pernambuco, se enteró de que aguas arriba del Río de Solís existían regiones con grandes riquezas de oro y plata.23 Allí era “por donde con más comodidad se pudiera entrar al rico reino del Perú y al poderoso Inca, que entonces llamaban los españoles Rey Blanco”.24 Así alteró su rumbo, llegó a la costa brasileña, continuó hasta la boca del Río de la Plata y exploró hacia el interior navegando el Paraná, en un proceso de colonización que le sirvió para dominar ese sistema hidrográfico y continuar la frustrada expedición de Solís (1515), con la intención de llegar al Imperio Inca por esa vía fluvial.25 La empresa fracasó, pero en la desembocadura del río Carcarañá construyó un fuerte seguro al que llamó Sancti Spiritu, pensado como la base para entrar por esa vía al Perú. Caboto afirmó lazos amistosos con las tribus de la zona y estableció cultivos para el sustento de la colonia. Con respecto a estos cultivos, recordamos que desde 1519 Carlos I de España, a través de la Casa de Contratación, ordenó que cada barco que zarpaba hacia las islas debía llevar cierta cantidad de

Buenos Aires, poco después de su fundación. Grabado de Ulrico Schmidl, 1536.

estacas de vides para ser plantadas allí. Este mandato fue reafirmado más tarde: “En 1531 se hizo un esfuerzo especial para enviar semillas y vástagos de viñas y olivos a Nueva España donde con éxito homogéneo o resultados negativos cundieron los cultivos”.26 Esto nos hace suponer que en Sancti Spiritu se debe de haber intentado también implantar vides como se les ordenaba, aunque posiblemente con un mal resultado, fruto quizás del clima o por falta de tiempo en su desarrollo, ya que el fuerte sobrevivió escasos tres años (1527-1529). La historia sólo recupera como testimonio, el cultivo de la primera siembra de trigo que se realizó en el territorio argentino.27 Mientras tanto, continuó explorando toda la zona pero sin encontrar la soñada Sierra de la Plata.28 A pesar de estos avances y con el tiempo, el clima con los indígenas ya no era el mismo. Si bien los pobladores en principio se habían entendido en armonía con

23 A este curso ya comenzaban a llamarlo Río de Plata. 24 Tacchini, Giorgio: Cuatro siglos de contribución de los italianos a la colonización de la Argentina. EON Argentina. 2004. 25 Explora el Paraná hasta los Saltos de Yacyretá-Apipé, que no pudo franquear. 26 Furlong, Guillermo: Historia Social Cultural del Río de la Plata (1536-1810). Edit. TEA. Buenos Aires, 1969. 27 Tacchini, Giorgio: ibidem. 28 Gandía, Enrique de: ibidem. 27


cambiado el rumbo preestablecido. Su excursión fue considerada un fracaso; se lo condenó a cuatro años de destierro en Orán. Después de cumplir el segundo año, Carlos I lo restituyó en el cargo de Piloto Mayor del Reino. Sus relatos sobre la Sierra de la Plata activaron el interés de otros viajeros por la región.

Historia de Lucía Miranda, primer amor indoamericano Hay otra versión —cuajada de amores, celos y venganzas— difundida por los sobrevivientes españoles que huyeron al Paraguay después de que el fuerte fuera arrasado. Se la considera como la primera historia de amor indoamericano y testimonio del mestizaje en los comienzos de la colonia. Su dramático argumento sobre el mundo aborigen ha alimentado la inspiración de la literatura, desde Shakespeare hasta en la actualidad, a lo largo de cinco siglos.29 Cuenta el relato que, luego de un período inicial de buena convivencia entre los conquistadores y los nativos, la armonía se rompió por el maltrato de los españoles, sumado al amor desordenado que sintió el cacique Mangoré por la española Lucía Miranda, esposa de Sebastián Hurtado. Llevado por esta pasión resolvió invadir el fuerte para apoderarse de ella y, aunque murió en la refriega, su hermano Siripo lo sucedió en ese ardor desventurado. El esposo, que en esos tiempos se encontraba fuera del fuerte, cayó prisionero al regresar. Cuando Siripo descubrió que Lucía y Sebastián se reunían a escondidas, ordenó sus muertes. Ella fue quemada viva al pie de un algarrobo y Hurtado, luego de ser brutalmente torturado, murió a su lado. Las dos historias deben ser parte de una misma realidad.

Mapa de Diogo Homem que representa la cuenca rioplatense y las tierras australes, 1568.

ellos, Caboto —convencido de que a fuerza de castigo impondría respeto— los había maltratado despertando su odio. Los españoles descuidaron la defensa de la fortaleza que fue tomada por asalto e incendiada. Solamente algunos de ellos lograron salvarse para refugiarse posteriormente en Asunción. Caboto regresó a la metrópoli donde le iniciaron un proceso por haber

29 Ya en La tempestad, de Shakespeare (1611). aparece este mundo indoamericano con personajes cercanos a nuestra historia: su heroína Lucía Miranda, Sebastián Hurtado y el salvaje Calibán. Rui Díaz de Guzmán (1612) recogió el argumento en su novela La Argentina. Eduarda Mansilla, primera novelista argentina, publicó su Lucía Miranda en 1860. Este año también lo hizo Rosa Guerra. En la actualidad sigue siendo fuente de inspiración. 28


Giovanni Battista Pastene en las costas del Pacífico sudamericano

del Sur, persona de mucha honra, fidelidad y verdad”.30 Exploró la rada de Valparaíso y fue el fundador de ese puerto. Posteriormente fue nombrado gobernador de la región (1544).31 En sus viajes recorrió toda la costa chilena, donde fundó varias colonias.32 Siguiendo las investigaciones de Giorgio Tacchini, sabemos que las semillas y las plantas de vid que entraron en Mendoza con los conquistadores españoles fueron provistas por Pastene, quien las había traído desde Europa. Valga destacar que estas expediciones, que le dieron una dimensión insospechada al mundo conocido, se producían casi simultáneamente en un lapso no mayor de 30 años, en épocas de difícil movilización y escasas comunicaciones. Finalmente, y aunque aquí no se agotan los protagonistas italianos del descubrimiento, no se puede dejar de mencionar —ya en las épocas de la colonia— a Nicola de Benino de quien hablaremos más adelante.

Pastene, marino genovés al servicio del reino de España, fue uno de los primeros en recorrer las costas del Pacífico de los actuales Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Con su barco y una soldadesca afrontada por su propio peculio —en la que había muchos tripulantes italianos— se puso a disposición de Pizarro en el Perú y posteriormente a las órdenes de Pedro de Valdivia, quien lo nombró su lugarteniente general con el título de Piloto Mayor de los Mares del Sur, mereciendo su elogio: “El capitán, piloto y señor del navío (San Pedro) y que lo trujo después de Dios y guio acá, se llamaba Juan Bautista de Pastene, genovés, hombre muy práctico de la altura y cosas tocantes a la navegación, y uno de los que mejor entienden de este oficio de cuantos navegan a este mar

Detalle del mapa Americae 1562 (La flota de Portugal), de Diego Gutiérrez, en un grabado de Hieronymus Cock, 1568.

30 Gandía, Enrique de: ibidem. 31 Tacchini, Giorgio: ibidem. El almirante chileno Luis Langlois afirmó, en 1924, que: “desde cualquier punto de vista corresponde a Pastene el honor de haber sido el fundador de Valparaíso”. 32 La ciudad de Capitán Pastene, en la Región de la Araucanía, formada por inmigrantes italianos de comienzos del siglo XX, fue nombrada así en su honor. 29



Período colonial en América El Cerro Rico del Potosí

entre las brasas; a la mañana siguiente descubrió un hilito plateado que corría por la pendiente del cerro. Se trataba de una rica veta de plata. Comenzó a explotarla en secreto con otro indígena pero, al ocurrir ciertas desavenencias entre ellos, le contó a su amo sobre el hallazgo. Fue así como comenzó la historia del mayor yacimiento productor de plata del mundo en los siglos XVI y XVII, al que tantos expedicionarios habían buscado en el Reino del Rey Blanco. Finalmente, habían aparecido las Sierras de Plata.

En la conquista de América, la posesión de los metales preciosos que se sabía que estaban en estas nuevas tierras fue un poderoso estímulo para el Imperio. La mítica Ciudad de los Césares y las Sierras de Plata fueron motivos recurrentes en las búsquedas y, aunque aquella población nunca apareció, es importante referirse al hallazgo del Cerro Rico del Potosí y al rol preponderante que también allí cumplió un italiano. De acuerdo con las leyendas, puede decirse que existen dos versiones en el relato del descubrimiento del yacimiento de plata del Potosí. Según recogieron antiguos cronistas jesuitas, como el Padre José de Acosta,33 antes de la llegada de los españoles el Emperador Inca Huayna Capac ascendió al Cerro Rico. Estando allí escuchó una voz rugiente que desde el fondo de la tierra le advertía no tocar el tesoro que guardaba la montaña, ya que no era para él, sino para otros. Esto dio lugar a que al cerro se lo considerara una huaca.34 Apareció posteriormente otra leyenda. Dice ella que un nativo de nombre Hualpa —criado del español Juan de Villarroel— descubrió accidentalmente el Cerro de Plata en 1545. Un atardecer semejante a los otros, el americano buscaba una de las llamas de su rebaño perdidas en la serranía. Para soportar el frío de la noche prendió una fogata. El calor que produjo esa hoguera fundió los restos de roca que sobresalían

El Cerro Rico del Potosí en la Crónica del Perú, de Pedro Cieza de León, 1553.

33 Acosta, José de: Historia Natural y Moral de las Indias, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Alicante, 1999. 34 Huaca en quechua, idioma ancestral de la gente de los Andes, significa lugar sagrado. 31


Nicola de Benino, un ingeniero florentino en las minas del Potosí El Virrey del Perú, ya en plena producción de la mina, recurrió a los servicios de un experto florentino que era miembro de la familia de los Medici: el ingeniero Nicola de Benino, quien llegó a Potosí alrededor de 1550. Fue él quien proyectó y realizó la perforación del primer socavón de la mina, once años después del descubrimiento de los yacimientos. Era necesaria la búsqueda del material a niveles más profundos para extraer minerales aún más valiosos y hallar la esperada veta rica, una de las principales de Potosí. Para realizar este proyecto Benino formó una compañía con doce mineros vecinos, mientras que la Corona le concedió el apoyo de dieciséis indios mitayos para así poder encarar los trabajos de perforación del socavón, que desde entonces lleva su nombre. Nos detendremos en esta hazaña para comprender la heroicidad de las tareas que en esas épocas y en esos parajes se realizaron. Nuestro ingeniero comenzó a trabajar en un túnel que atravesó el Cerro Rico de este a oeste “en búsqueda de las vetas que corrían de norte a sur”. La tarea fue ciclópea. Logró una extensión horizontal de 210 metros de longitud (250 varas), con una sección importante de la galería: ocho pies de longitud por ocho pies de alto, algo insólito para la época. Era un cerro de roca extremadamente dura donde solamente podían trabajar dos barreteros juntos, que se reemplazaban ininterrumpidamente durante el día y la noche. Para salir y entrar en las profundidades y sacar el material, los mineros usaban escaleras hechas con tientos de cuero de vaca, como relatan las crónicas: “Tienen estas escalas de largo de diez estados, y al fin de ellas está otra escala del mismo largo, que comienza de un releje o apoyo, donde hay hechos de madera unos descansos a manera de andamios, porque son muchas las escalas que se suben. Saca un hombre carga de dos arrobas atada la manta a los pechos, y el metal que va en ella a las espaldas; suben de tres en tres. El delantero lleva una vela atada al dedo

pulgar, para que vean, porque como está dicho ninguna luz hay del cielo, y vanse asiendo con ambas manos, y así suben tan grande espacio que como ya dije, pasa muchas veces de ciento y cincuenta estados”. Con algunas interrupciones por la dureza imprevista de la roca, la tarea le demandó a Benino veintinueve años. Las crónicas del jesuita José de Acosta describen también la construcción del socavón. “Hay hechos ya nueve socabones y otros se están haciendo. Un socabón que llaman del Venino, que va a la veta Rica, se labró en veinte y nueve años, comenzándose el año de mil y quinientos y cincuenta y seis, que fueron once después de descubrirse aquellas minas, y acabándose el año de ochenta y cinco en once de abril. Este socabón alcanzó a la veta Rica en treinta y cinco estados de hueco hasta su fondo, y hay desde allí do se juntó con la veta hasta lo alto de la mina, otros ciento y treinta y cinco estados, que por todo el socabón desde la boca hasta la veta (que llaman el Crucero), doscientos y cincuenta varas, las cuales tardaron en labrarse los veinte y nueve años que está dicho, para que se vea lo que trabajan los hombres por ir a buscar la plata a las entrañas del profundo”. No se conoce mucho acerca de la vida del florentino, pero se supone que ocupó cargos significativos durante su larga permanencia. En 1573 fue Procurador General de la Villa Imperial de Potosí, según el dato que ha quedado registrado en un informe enviado al virrey Francisco Álvarez de Toledo sobre la descripción geológica y social del cerro en el que firma con ese título. En él hace una clara descripción del lugar: “Tierra muy frígida y desabrida y tan estéril, que si no es a doce leguas, lo más cerca, no se produce fruto de sementeras ni de árboles; pero está en buena comarca para ser proveído de bastimentos, aunque los puertos están lejos, porque el más cercano está noventa leguas, y según la población de Potosí despañoles y naturales, fuera proveída con grandísima dificultad y costa, si Dios no proveyera de remedio, ques con el acarreto del ganado de la tierra, que por haber tanta cantidad es proveída 32


bastantemente y con grandísima facilidad”. Nicola de Benino dejó —además de sus obras de ingeniería— esta minuciosa crónica sobre la descripción geológica y social del cerro en su “Relación muy particular del Cerro y Minas de Potosí y de su calidad y labores”.

Simultáneamente con el descubrimiento de la veta rica, la vid había llegado a América de la mano de los sacerdotes católicos. Esta tierra pródiga americana entregó en sus minas, desde sus entrañas, sus tesoros más preciosos, y acogió en su suelo virgen a esas viñas nuevas que se aclimataron y reprodujeron rápidamente. Las vides en su expansión, fueron conformando polos vitivinícolas importantes: uno el del Virreinato del Perú, que se extendió por la región andina a Chile y al actual territorio de Argentina, y otro el del Virreinato del Río de la Plata, cuyo núcleo era Asunción.35 y 36 La Villa Imperial del Potosí iba creciendo a pasos acelerados sin tener posibilidades de desarrollo agrícola. Por lo tanto necesitaba productos para su subsistencia: alimentos; mulas criadas en Córdoba —corazón de una extensa ruta comercial que unía el Virreinato del Perú con los dominios más australes de la Corona Española—;37 textiles de las misiones, mantas y ponchos andinos; yerba mate del Paraguay y también vinos y aguardientes de uva del Alto Perú, de Asunción y de la Capitanía de Cuyo, hechos que favorecieron el crecimiento de las economías regionales y el progreso de la incipiente vitivinicultura. Los hombres trabajaban duro pero como en todo pueblo minero gastaban y se divertían. Había 80 pulperías en las que el consumo de vino y de chicha era importante. Basta como dato conocer que a Potosí ingresaban 50 mil botijas de vino anualmente y entraban para la fabricación de chicha 50 mil fanegas de harina de maíz con la que se obtenían 1.600.000 botijas.38 Hubo ciudades que nacieron alentadas por el consumo y por el auge de esta nueva población. Ante la importancia que fue logrando la villa, próxima al lugar de extracción del material se instaló

El cerro de Potosí, el comercio y la importancia de la vid El desarrollo de la producción de plata del Potosí causó reformas tanto políticas como administrativas, ya que obligó a conformar una nueva organización y a perfilar la fisonomía de lo que posteriormente sería el territorio de la Argentina actual. La extracción de la riqueza de esa mina hizo surgir, a su vera, una población que en las primeras décadas del siglo XVII contaba con alrededor de 160 mil almas, aproximadamente la misma cantidad de habitantes que en ese momento tenía París, pero a 4.000 metros de altitud. Como consecuencia de esto, comenzó a organizarse un sistema de tráfico, desarrollo e intercambio económico que duró alrededor de dos siglos.

8 Reales de plata, pertenecientes a Carlos IIII de Potosí del año 1807.

35 Lacoste, Pablo: La vid y el vino en América del Sur: el desplazamiento de los polos vitivinícolas (siglos XVI al XX). En: Revista Universum nº 19, vol. 2, Universidad de Talca. Chile, 2004. 36 Aunque Asunción quedara en la jurisdicción del Río de la Plata, se fundó dos siglos antes que ésta. 37 Éste sería, desde el último tercio del siglo XVIII, el Virreinato del Río de la Plata. 38 Bazán, Armando Raúl: Historia del Noroeste Argentino. Edit. Plus Ultra. Buenos Aires, 1986 33


Mapamundi de Giovanni Vespucci (sobrino de Américo), 1526. El mapa también es notable como expresión de un imperio. El escudo de armas de Carlos V está ubicado sobre Norteamérica y banderas de Castilla y León indican los territorios españoles así como las portuguesas lo hacen en sus dominios.

la Ceca (1770) para la acuñación de monedas. En la vida cotidiana también aparecieron elementos suntuarios: las treinta y seis iglesias tenían altares de plata, las telas de damasco colgaban de los balcones, aparecieron numerosas casas de juego, se decía que los tacos

de los zapatos de las damas en Potosí eran de oro y, lógicamente, llegaron más de ciento veinte prostitutas españolas para ejercer el más antiguo de los oficios.39 La opulencia de esta villa imperial contrastaba con la vida de los mineros, sometidos a un régimen

39 Bazán, Armando Raúl: ibidem. 34


de las minas de azogue se ha consumido y consume muchos indios tributarios. La causa es labrar las minas por socavón, porque como no tenga respiradero el humo del metal, al que lo quiebra lo azoga, sentándoseles en el pecho, y como no curan al pobre azogado, cáusale muchos

de trabajos duros e insalubres.40 Comenzó a ser nombrado el Cerro como la Boca del Infierno. Se calculan en más de veinte mil los mitayos que murieron en las minas a causa del azogue, como dejó testimoniado en sus crónicas Fray Reginaldo de Lizárraga:41 “El asiento 40 Alrededor de 4.200 mitayos trabajaban anualmente en las minas.

41 El mineral molido para amalgamarlo se mezclaba con sal, mercurio metálico (azogue) y “magistrales” consistentes en sulfatos de hierro y cobre de propiedades oxidantes. 35


dolores y muerte. Cuando se labraban (que fue al principio sin socavón) ningún indio enfermaba, iban y venían los indios contentos; ahora como mueren tantos, dificultosamente quieren ir allá”.42 Como bien afirma Enrique de Gandía y se ve a través de los relatos: “la conquista española fue cosmopolita, y la presencia de los italianos compartió en gran medida con los españoles, los portugueses y, en grado menor, con flamencos, ingleses y alemanes, todas las peripecias de la conquista de América y contribuyeron, en los siglos posteriores, a afianzar su colonización encauzándola por la ruta del trabajo y del progreso”.43

trajeron los conquistadores al colonizarla. Cuando llegaron los españoles a estas tierras, en varios lugares del Imperio Azteca encontraron parras silvestres, “que echan muy largos vástagos y cargan muchos racimos y vienen a hacer uvas que se comen verdes, y algunos españoles hacen de ellas vinagre y algunos han hecho vino, aunque ha sido muy poco”,44 según consignó Fray Toribio de Benavente, en su “Historia de los indios de Nueva España”. Existen testimonios que prueban que ya, en tiempo del Olmeca (1200-400 a.C.), se conocía el cultivo de las vides silvestres a las que mezclaban con otras frutas y miel para producir una bebida del tipo del acachulli. También en Monte Albán (de 750 a. C. a 500 a. C.) y posteriormente en Tenochtitlán, los Aztecas (1321-1521) usaban bebidas semejantes en las celebraciones de cambios de ciclo o en las de adoración a los dioses.45 Según cuenta la historia, fue el conquistador Juan de Grijalva el primer europeo que bebió acachulli en 1517, cuando se reunió en Tenochtitlán con los señores aztecas enviados por Moctezuma. Desde entonces se hizo “fiel consumidor, aunque su bebida preferida era el octli (pulque)”.46 Las vides viníferas desembarcaron en la Península Ibérica hace más de veintisiete siglos, de la mano de fenicios, griegos y, posteriormente, romanos que establecieron sus colonias en esos territorios. Finalmente, los llamados viajes del descubrimiento de las postrimerías

Vides autóctonas y la llegada de la Vitis vinifera Nuestra historia se centra puntualmente en el camino que recorrió la Vitis vinifera traída por los europeos al Nuevo Mundo, cómo llega y se instala en América, cuál fue su desarrollo y de qué manera los italianos cumplieron un rol destacado en la expansión y el progreso de esta vitivinicultura. América —como se llamaría nuestro continente después de la llegada de los europeos— estaba habitada desde hacía alrededor de quince mil años por pueblos originarios, algunos de los cuales tenían culturas muy desarrolladas, aunque diferentes de aquéllas que

42 Lizárraga, Reginaldo de: Descripción y población de las Indias. En: Revista del Instituto Histórico del Perú. Imprenta Americana. Lima, 1908. 43 Gandía, Enrique de: ibidem. 44 Las vides salvajes (cimarronas), como la Vitis rupestris, Vitis labrusca, Vitis riparia y Vitis berlandieri, son diferentes de la Vitis vinifera europea, que es la especie más apropiada para elaborar vinos de calidad. Ésta fue la que trajeron a América los conquistadores. 45 El Imperio Azteca, que floreció en el siglo XIV en Mesoamérica, fue uno de los imperios más grandes e importantes de la América precolombina. Compitió con Roma en sofisticación, ya que tenía la mejor tecnología que se podía obtener de acuerdo con las condiciones en que vivían, como acueductos, palacios, pirámides y templos que fueron erigidos como tributo a sus dioses y testimonio de poder para la humanidad. 46 Magoni, Camillo: Historia de la Vid y el Vino en la península de la Baja California. Universidad Iberoamericana-Tijuana. Global Interprint, Inc. Hong Kong, 2009. 36


Mapa de Nuremberg, el más antiguo de la Ciudad de México, publicado en 1524. A la izquierda, una representación del Golfo de México y, a la derecha, la ciudad de Tenochtitlán, que figura con el nombre de Temixtitan.

del siglo XV y principios del XVI, permitieron su difusión hacia las Américas. Estas vides viajaron al Nuevo Mundo con los conquistadores españoles y los monjes católicos que los acompañaban, ya que la campaña se hizo en nombre de Dios y del Rey, de la cruz y de la espada. El vino era un elemento esencial para cumplir con los ritos sacramentales de la celebración de la misa, por ello se cultivaban las parras a la vera de los conventos. Pero sumado a esto, tanto el vino como las pasas de uva eran necesarios para asistir a las tropas debido a sus cualidades alimenticias y bacteriológicas. Sus propiedades medicinales acompañan a la humanidad

desde los orígenes. En la Grecia antigua, Hipócrates ya hablaba de las cualidades del vino cuando decía que “es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si, tanto en la salud como en la enfermedad, se administra con tino y justa medida”. Lo recomendaba además en sus Aforismos “contra el hambre, los bostezos y los ecalofrios”. Los pueblos mediterráneos tenían incorporados a su cultura y a su dieta tanto el vino como el aceite de oliva y el pan, por lo que adonde iban trataban de proveerse de ellos. Los españoles, cuando llegaban a tierras ignotas, fundaban poblaciones en las que reproducían el hábitat de la metrópoli, en donde sus huertas 37


Dos años después de la conquista de Tenochtitlán, el 20 de marzo de 1524, firmó las “Ordenanzas de buen gobierno para los vecinos y moradores de la Nueva España,” las cuales proclamaban que: “cualquier vecino que tuviese indios de repartimiento sea obligado a poner en ellos en cada año, con cada cien indios de los que tuviera de repartimiento, mil sarmientos, aunque sean de la planta de su tierra, escogiendo la mejor que pudiera hallar. Entiéndase que los ponga y los tenga bien pesos y bien curados, en manera que puedan fructificar, los cuales dichos sarmientos pueda poner en la parte que a él le pareciere, no perjudicando terceros, y que los ponga en cada año, como dicho es, en los tiempos en que convienen plantarse, hasta que llegue a dicha cantidad con cada cien indios cinco mil cepas; so pena que por el primer año que no las pusiere y cultivase, pague medio marco de oro [...] que habiendo en la tierra plantas de vides de las de España en cantidad que se pueda hacer, sean obligados a engerir las cepas que tuvieren de las plantas de la tierra”.48 Es notable destacar que al decir engerir se está refiriendo al injerto. Cortés se adelantó tres siglos y medio a esta práctica vitícola al injertar vides europeas sobre las cepas silvestres autóctonas, para lograr la cantidad de plantas necesarias en su plan de colonización.49 Fueron también estos territorios de Nueva España el destino más importante para los vinos y los licores que comercializaba la Península Ibérica. Cuentan las crónicas que, durante el gobierno de Cortés, “dieciséis barcos hispanos llegaban cada año, procedentes de Cádiz, cargados hasta las bordas con Jerez de Chiclana y Puerto Real, y licores de Sanlúcar de Barrameda y Sevilla, y no menos de cincuenta navíos de alto bordo cargados con toneles de vinos arribaban cada año a la

Pulque, néctar de los dioses. Ilustración realizada por tlacuilos mexicas en el Códice Mendoza, c. 1541.

eran réplicas de las de sus pueblos originarios. Junto a los enseres que trasladaban en sus viajes, en esta nueva vida los acompañaban los árboles de Castilla, entre los que estaban las vides.47 Esto destaca la importancia de la presencia de las parras en las provisiones de las expediciones que intervinieron en el descubrimiento y la colonización de nuestro continente. El desarrollo de la vitivinicultura en América comenzó con una fallida experiencia de Cristóbal Colón, quien en su segundo y su tercer viaje (1493-1498) trajo sarmientos y semillas de vides que implantó en las Antillas, donde el clima y otros factores adversos hicieron fracasar su intento. En esos periplos de la conquista o los descubrimientos, los navegantes llevaban no sólo vides, sino también —como figura en el testamento de Colón— vino de Ribadavia, que era el más célebre de la Península Ibérica en aquel momento y el primero, según los documentos, que llegó a América. El gran introductor de las vides en este lado del mundo fue Hernán Cortés, quien desde el momento de la conquista promovió el cultivo de la Vitis vinifera en México, donde comenzó a ser sembrada regularmente.

47 Gálvez, Lucía: Las mujeres de la Conquista. Edit. Sudamericana. Buenos Aires, 2000. 48 Las ordenanzas del Buen Gobierno. Archivo del Duque de Terranova y Monteleone. Hospital de Jesús. México. 49 Europa debió recurrir a esta práctica cuando fue invadida por la filoxera, por lo que desde entonces se la instituyó como práctica vitícola. 38


Villa Rica de la Veracruz, además de las dieciséis embarcaciones de Cádiz”.50 Hacia 1531, Carlos I de España les ordenó a todos los navíos con destino a las Indias que llevasen plantas de vides y olivos, ya que veía prometedor su cultivo en los extensos territorios de las colonias hispanas.

lavar heridas, dormir bien y hacer una buena digestión. Un simpático y antiguo dicho monástico aseguraba que “Quien bebe una copa de vino duerme bien, y quien duerme bien no peca, y quien no peca asciende al cielo. Amén”. Otro fraile importante en la historia de la vitivinicultura —esta vez francesa— fue el Abate Jean-Baptiste François Rozier, agrónomo y naturalista, quien prestó grandes servicios al estudio de la agricultura con su voluminosa obra Curso completo de agricultura o Diccionario universal de la agricultura, por una sociedad de agricultores y su Tratado teórico y práctico sobre el cultivo de la vid, con el arte de hacer el vino, los aguardientes, espíritu de vino, vinagres.52 Los sacerdotes no sólo cultivaron las vides, sino que también realizaron —tanto en el viejo como posteriormente en el nuevo mundo— un trabajo de innovación y mejoramiento de las variedades y de las técnicas enológicas, e investigaciones sobre la aclimatación de éstas a los nuevos terruños. Esto ayudó a perfeccionar y difundir la vitivinicultura, y mantuvo viva la tradición para evitar que se perdiera en los vaivenes de la historia.

Un poco de historia: los monjes y el vino En la rica historia de la vitivinicultura, los custodios de la preservación de las prácticas específicas durante más de diez siglos fueron los monjes y sus monasterios. Durante el Medioevo, las dos órdenes religiosas que dieron mayor importancia a esas costumbres fueron los benedictinos o monjes negros y los cistercienses o monjes blancos. Los primeros fundaron miles de monasterios en Europa. Posteriormente, los cistercienses siguieron y compitieron con ellos en declaradas rivalidades que marcaban las diferencias de formación de sus órdenes. Con respecto al vino, el austero San Bernardo de Claraval, fundador de la orden cisterciense, criticaba la exuberancia de los benedictinos no sólo por sus gustos más recargados, sino también por su apego a las prácticas corales, y llegó a opinar que bebían mucho vino porque “tanto canto les produce sed”.51 Dom Pierre Pérignon, benedictino, confirmó esas características que sus detractores criticaban, pues su definición del champagne es sensualmente poética. Dice la leyenda que cuando lo descubrió llamó a los otros frailes y les dijo: “¡Vengan rápido, estoy bebiendo estrellas!” Como vemos, el vino era primordial por su dimensión espiritual para la eucaristía, pero también por razones terapéuticas, alimentarias y hasta sensoriales y lúdicas. Era recomendado para

Los misioneros en las Américas Los principales propagadores de las vides en las Américas fueron los misioneros. En la transferencia y difusión de la vitivinicultura en el Nuevo Mundo coincidieron motivos religiosos, económicos y culturales. La Iglesia Católica, a través del derecho canónico, no permitía sustituir el vino en la celebración por ninguna otra bebida, pero la exigencia ritual imponía el culto y era imposible celebrar misa sin él. Las órdenes

50 Laso de la Vega, Jorge: La Casa del Agua. En: Revista de Revistas. Septiembre, 1992. 51 Sabogal, Hugo: Los monjes y el vino. En: Revista Cromos. Diario El Espectador. Bogotá, 28 de marzo 2010. 52 Rozier, Jean-Baptiste François: Curso Completo de agricultura. París, 1801. 39


religiosas cumplieron un rol fundamental en el establecimiento de viñedos después de la conquista, los cuales crecieron en torno a los conventos como había ocurrido en Europa siglos atrás. Por eso se dice que los primeros enólogos fueron los frailes y las primeras bodegas fueron los monasterios. Muchos de estos religiosos tenían antecedentes campesinos y conocían el cultivo de la vid y la elaboración del vino, aunque fuese de manera elemental. Fueron ellos quienes difundieron, en ese primer siglo de la colonia, los cepajes entre los colonos. En los virreinatos creados por la Corona,53 las cuatro órdenes mendicantes que llegaron y se establecieron —dominicos, agustinos, mercedarios y franciscanos— plantaron viñas en sus propiedades, elaboraron vinos y fueron dejando su impronta. Pero los protagonistas principales en esta materia en América fueron las órdenes de los jesuitas en América Latina, las de los franciscanos en la Alta California y, desde fines del siglo XIX hasta en la actualidad, las de los salesianos.

ayudaron al desenvolvimiento de las vides a lo largo del continente. El conquistador Francisco Pizarro introdujo las parras en el Perú, desde donde se propagaron al vasto virreinato: Chile, Cuyo, las provincias del Tucumán y de Charcas (actual Bolivia) y parte de Paraguay. El precursor en Chile fue el sacerdote jesuita Francisco de Caravantes, quien en 1548 desembarcó en Concepción y plantó vides con el fin de obtener el vino tan necesario para las ceremonias religiosas. Al norte de Santiago, Francisco de Aguirre hizo lo mismo en sus encomiendas de Copiapó y La Serena en 1550. Las primeras cepas llegadas a Argentina vinieron a Santiago del Estero a mediados del siglo XVI de la mano del fraile mercedario Juan Cedrón, quien introdujo en la región la vid y los árboles de Castilla. Unos años más tarde, en 1562, las cepas también entraron en Cuyo por el oeste desde Chile, con el gobernador Juan Jufré. La vitivinicultura en América mejoró en extensión y calidad, por lo que comenzó a ser un impedimento para el comercio del vino de la metrópoli. Por eso el rey Felipe II lanzó en 1595, un decreto que ordenaba exterminar todos los viñedos plantados en Nueva España y prohibía hacer nuevas plantaciones. Esta orden no se aplicó por variadas razones: los conquistadores contaban con pocos soldados para imponer obediencia; los territorios conquistados cubrían una extensión de alrededor de 2.500.000 kilómetros cuadrados, lo que hacía muy difícil el control de la normativa; los religiosos se negaban a obedecer el mandato, ya que consideraban esencial el vino para el cumplimiento del culto, y los mismos conquistadores tenían el hábito de la incorporación del vino en sus regímenes alimentarios. Esto le permitió a América continuar desarrollando la nueva vitivinicultura.

La vitivinicultura andina: conquistadores y monjes Retomando el camino que recorriera la Vitis vinifera, se destaca además su llegada por la ruta lusitana a Brasil, vía San Vicente y São Paulo en 1532.54 Aproximadamente en esa época entró la vid en el Virreinato del Perú, lo que originó la vitivinicultura andina. Allí anidó en los valles y se extendió a las actuales regiones de Bolivia, Chile y Argentina. La Cordillera de los Andes —ese gran reservorio acuífero—, los valles que ella cobija, la fertilidad de sus suelos y ese imperio donde siempre brilla el sol,

53 Los Virreinatos establecidos fueron: el del Perú, el de Nueva Granada y el del Río de la Plata. 54 Micale, Adriana; Moretti, Graciela: Rutas de ingreso de la vid en Iberoamérica: La Compañía de Jesús como agente difusor de la vitivinicultura y su llegada a Mendoza. Universidad de Congreso. Mendoza, 2013. 40


Los jesuitas cumplieron un importante rol en la difusión de estos cultivos. En Perú, Brasil y allí donde se establecían desarrollaban con mayor o menor resultado la vitivinicultura. En Argentina eligieron, entre sus varias haciendas, la Estancia de Jesús María en Córdoba (1618) para comenzar su producción vitivinícola a mayor escala y repartirla desde allí al resto de sus posesiones. La Corte Española recibió el primer vino llegado

desde las Américas, elaborado por los misioneros en esta tierra, que fue el lagrimilla (vino blanco dulzón), muy ponderado por su calidad.55 Luego de su expulsión del Perú, Argentina y Chile (1767), los agustinos y los dominicos continuaron con la fértil tarea vitivinícola. En la América septentrional, los franciscanos se hicieron cargo de las misiones jesuíticas mexicanas y posteriormente fueron quienes impulsaron la vitivinicultura

Estancia jesuítica de Jesús María, en Córdoba, dedicada principalmente a la elaboración de vino.

55 En el actual Museo de la Estancia se muestran herramientas muy avanzadas para la época que se utilizaban en los trabajos enológicos. 41


en la Alta California. La labor evangelizadora y misional continuó hasta Canadá, donde un sacerdote de la Congregación Oblata de María Inmaculada introdujo la vitivinicultura en ese país. Terminando el siglo XIX, de manera ininterrumpida comenzó la intensa tarea de los frailes italianos salesianos, nuevos misioneros, que desde entonces acompañaron su obra evangelizadora en el lejano sur del continente y fueron artífices importantes en el despliegue de los conocimientos vitivinícolas en la América Meridional.

aparecieron nuevos súbditos con costumbres, religiones, ritos e idiomas ajenos a los de los colonizadores. Salvo algunos imperios, como el Azteca y el Inca, que habían desarrollado un grado de civilización y organización política destacable, muchos pueblos indígenas eran nómades, más o menos guerreros y con hábitos que chocaban con los de los conquistadores del viejo mundo.57 Mario Vargas Llosa analiza este proceso con la lucidez y la dureza de un latinoamericano que, sin embargo, profesa un gran amor por Europa. Describe a esa época de la conquista como “tumultuosa, terrible y responsable del desgarramiento cultural y humano que generó”.58 Pero, con sus enormes aciertos y desaciertos, la epopeya colonial fue sin duda descomunal. El plan de colonización y evangelización de la Corona Española se basaba en un sistema de misiones reproducido en el vasto continente. La manera de ocupar el territorio estaba pensada geográficamente como un “rosario” de representaciones que se distanciarían “a un día de camino a caballo”. Un pueblo se fundaba a la vera de la misión para los indios conversos, y ahí eran construidos un templo y una pequeña fortaleza —llamada presidio— en la que habitaba la soldadesca. Estas misiones se financiaban con dineros recaudados por las órdenes religiosas en sus lugares de origen, los que solamente satisfacían las necesidades básicas de los soldados. Por lo tanto, debían autosustentarse y producir alimentos para su población, ya que la Corona enviaba pertrechos y armamentos de manera irregular. El hecho de acompañar la colonización apoyándose en las misiones excedió la labor evangelizadora de

La Colonia Para tratar de hacer un análisis justo sobre el plan continental de las potencias europeas, especialmente en lo que corresponde a los reinos hispano-lusitanos, es preciso recordar determinados momentos históricos e hitos geopolíticos. En 1492 España expulsó a los moros, después de 700 años de ocupación, de gran parte de su territorio. Portugal había logrado la reconquista con anterioridad, pero también estaba en proceso de consolidación. Por lo tanto, ambas Coronas debían organizar sus propios reinos cuando apareció este nuevo mundo. América surgió entonces con sus inconmensurables tierras de alrededor de 45 millones de kilómetros cuadrados, en donde se diseminaban poblaciones que —según algunas apreciaciones— alcanzarían a más de 50 millones de almas.56 La distancia de la metrópoli y sus difíciles medios de comunicación hacían dificultosa la gobernabilidad, así como el control que se debía tener sobre sus propios representantes. Bien distantes,

56 La dimensión territorial europea tiene una superficie de alrededor de 11 millones de km2, de los cuales 585 mil corresponden a la Península Ibérica. Toda América tiene 43 millones de km2. La Península Ibérica tenía en ese momento una población de 6 millones de habitantes y sólo América del Sur 18 millones. 57 Se calcula que cuando llegaron los conquistadores en 1519, la ciudad de Tenochtitlán tenía 250 mil a 300 mil habitantes y superaba en extensión y planificación urbana a cualquier ciudad europea de la época. 58 Cusco en el tiempo. Diario El País. Madrid, 11 de enero del 2015. (Se refiere al Inca Garcilaso de la Vega como testigo de esa época). 42


cristianizar a los nativos, ya que con ellas además, se lograba el afianzamiento de una colonización agrícola y sedentaria en el territorio. Se los protegía también de los nuevos usurpadores que llegaban a esas tierras recién descubiertas y hasta en algunos casos, los ayudaban a resistir frente a los abusos de los conquistadores quienes, como señalara Hernán Cortés, fueron “hombres de diversos oficios y pecados” de formación cultural —de acuerdo con la época— más bien escasa, como así también lo era su instrucción para la guerra.59 A pesar de ser la conquista esencialmente militar, muy pocos de sus protagonistas fueron soldados profesionales. Los frailes, coherentes con su evangelio, abogaron por la formación espiritual de los nativos y el respeto a su libertad. Como propagadores de la fe dedicada a la evangelización, comenzaban aprendiendo las lenguas nativas. Junto al catecismo enseñaron prácticas agrícolas, como el cultivo de las vides, los olivos, los árboles frutales y el trigo y la introducción del ganado. Todo esto acompañado por las actividades necesarias para el mantenimiento de esos espacios de producción: herrería, carpintería y demás habilidades. No se puede soslayar la acción funcional de los misioneros como uno de esos grandes aciertos de la conquista. En esos 200 años posteriores, durante los siglos XVII y

XVIII, fueron actores importantes en la construcción y la transculturación de nuestro continente. Es en este período cuando aparecieron las bases para el ordenamiento del territorio en sus aspectos tanto geográficos como culturales, religiosos, sociales y políticos, los que han marcado las características de las actuales nacionalidades. Fueron muchos los misioneros cuya labor fundacional se basaba en la defensa y la educación de los aborígenes, acompañados del conocimiento y del catecismo. Pero, así como hubo víctimas en el pueblo indoamericano debido a la conquista, no faltaron mártires entre los religiosos, algunos inmolados por tribus primitivas y rebeldes en los comienzos de esta epopeya; otros, acosados más tarde por la Inquisición y posteriormente por los poderes públicos, durante las luchas libertarias de la Independencia. Merece destacarse el rol que cumplieron sacerdotes rebeldes en la historia de las independencias, a lo largo y a lo ancho de toda América. Unos lucharon con la palabra y otros la acompañaron con el fusil al frente de los ejércitos. Las figuras emblemáticas fueron los curas Miguel Hidalgo (1811), Padre de la Nación Mexicana,60 y su discípulo José María Morelos, continuador de esa lucha (1815), quienes fueron excomulgados y asesinados durante la gesta histórica.

59 Fernández López, Justo: La figura del conquistador. Hispanoamérica, historia e instituciones. Hispanoteca. Madrid, 2015. 60 El Padre Hidalgo fue uno de los grandes precursores de la vitivinicultura en México. 43



La espada y la cruz: los primeros misioneros El patronato indiano les había otorgado a los Reyes Católicos y a sus sucesores el derecho de organizar y dirigir la religión en sus colonias, por lo que tuvieron el control absoluto de toda la Iglesia en la América española. Fue así como la conquista estuvo acompañada con el apoyo de monjes, en primer lugar de las órdenes mendicantes, franciscanos, dominicos y agustinos y posteriormente jesuitas. En esa complejidad social, en la que insertaron una labor que excedió la tarea evangelizadora, estas órdenes conjuntamente hicieron importantes aportes al desarrollo de la agricultura y de la incipiente vitivinicultura americana.

un gran apoyo para los conquistadores y un descubrimiento para los indígenas quienes, asombrados por su aspecto de pobreza que contrastaba con la indumentaria de los conquistadores, repetían en su lengua nativa: “motolinía, motolinía”, cuyo significado en náhuatl es pobrecitos o desdichados. Fray Toribio adoptó desde entonces ese nombre. En su Historia de los Indios de Nueva España (1558), de gran interés para conocer la cultura azteca y el proceso de evangelización, deja un testimonio del asombro que le producían los nativos por la celeridad con que aprendían los nuevos trabajos: “El que enseña al hombre la ciencia, ese mismo proveyó y dio a estos indios naturales grande ingenio y habilidad para aprender todas las ciencias, artes y oficios que les han enseñado, porque con todos han salido en tan breve tiempo, que en viendo los oficios que en Castilla están muchos años en los deprender (en aprender), acá en sólo mirarlos y verlos hacer, han quedado muchos maestros. Tienen el entendimiento vivo, recogido y sosegado, no orgulloso ni derramado como otros”. Motolinía creía que la salvación de las almas de los indios se lograba a través de una progresión espiritual y afirmaba: “El año que vino nuestro Señor es el año que vino la fe”. Desde ese punto de vista, estaba convencido de que la conquista era un medio necesario para la conversión de los indígenas al cristianismo y que con ella había llegado un tiempo nuevo de prosperidad y salvación. “Nunca tanto ha

Los franciscanos Toribio de Benavente (Motolinía) En la génesis de la conquista, la espada de Cortés y la cruz de los franciscanos desembarcaron juntas en México. Para acompañar al conquistador en la colonización del territorio, la Corona Española y el Papado enviaron a 12 frailes franciscanos, a quienes se los conoce como los 12 Apóstoles de México o los 12 Primeros. Los religiosos llegaron a Veracruz y recorrieron a pie y descalzos las 80 leguas que los separaban de la ciudad de Tenochtitlán, donde Cortés los esperaba con grandes agasajos y recibimientos solemnes. Fray Toribio de Benavente era uno de aquellos monjes. Ellos fueron 45


llovido, ni tan buenos temporales han tenido después que se puso el Santísimo Sacramento en esta tierra, porque antes hubo muchos años estériles y trabajosos; por lo cual conocido por los indios, está esta tierra en tanta serenidad y paz, como si nunca en ella se hubiera involucrado al demonio”. No llegó a desestimar la conversión religiosa forzada, ya que sugiere “que se predique el Santo Evangelio por todas estas tierras, i los que no quisieren oír de grado el Santo Evangelio de Jesu-Cristo, sea por fuerza; que aquí tiene lugar aquel proverbio: más vale bueno por fuerza que malo por grado”. El resultado de su obra evangelizadora fue enorme. Fundó conventos y bautizó a millones de indios, su fe fue coronada por la devoción a la Virgen de Guadalupe, que se produjo por la aparición que ésta hizo ante un azteca evangelizado por él.

Uno de ellos, Motolinía, con su obra evangelizadora en marcha, bautizó a aquel nativo con el nombre de Juan Diego. Un sábado de diciembre de 1531, cuando éste iba caminando hacia Tenochtitlán para recibir sus clases de catecismo, se le apareció entre cantos de pájaros una señora de gran belleza con rostro mestizo, que le hablaba en su propia lengua. Se individualizó como la Virgen María y le solicitó que le pidiera al obispo que en ese mismo lugar le erigieran un santuario para “en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra”.61 El obispo se mostró renuente frente al mensaje llevado por el nativo y contestó que la señora le enviara alguna señal para creer en la veracidad del hecho. Transmitido esto, las señales enviadas fueron dos. En primer lugar, se produjo la curación del tío de Juan Diego, Juan Bernardino, quien estaba agonizando. Posteriormente, la Virgen le indicó que subiera al cerro y regresara con flores allí cortadas. Era invierno y al llegar a la cima aparecieron rosas de colores que brotaban entre el hielo. Llenó su manto de ellas y se las llevó al obispo como se le había indicado. Al desplegar Juan Diego el manto y cubrir el piso con rosas frescas, la imagen de la Virgen quedó pintada en su tilma.62 Esta es la imagen venerada en la Basílica de Guadalupe desde hace cuatro siglos y medio. Las flores del cerro y los cantos de los pájaros en las apariciones conmovieron el espíritu de Juan Diego, ya que se trataba de la conjunción de belleza y poesía que utilizaban los antiguos poetas aztecas. Luego, este hombre santo dedicó su vida a la difusión del relato de las apariciones de la Virgen entre la gente de su pueblo. Así, un lazo sincrético de espiritualidad unió dos mundos en un ámbito en el que

Juan Diego y la Virgen de Guadalupe Con la llegada de los conquistadores comenzaron fuertes enfrentamientos entre españoles y aztecas, naciones con firmes convicciones religiosas. Los españoles, aliados a los pueblos adversarios, después de dos años vencieron la resistencia de la ciudad sitiada de Tenochtitlán y arrasaron con todo aquello que encontraron en su camino. Cuenta la historia que un nativo azteca de muy pobre origen, Cuauhtlatohuac, sobrevivió junto a su familia a la destrucción de la ciudad y se dedicó a cuidar su casa y los pobres bienes de la comunidad. Los monjes franciscanos que habían llegado a las nuevas tierras armados de humildad y mansedumbre, trataron de comprender la lengua, los valores y la cultura náhuatl y de acercarse y proteger a los pobres desposeídos.

61 El autor del documento sobre las apariciones fue don Antonio Valeriano (1520-1605), sabio indígena y aventajado discípulo de Fray Bernardino de Sahún. Valeriano recibió la historia por el mismo Juan Diego, quien murió en 1548. La copia más antigua se halla en la Biblioteca Pública de Nueva York: Rare Books and Manuscripts Department. The New York Public Library. Astor, Lenox and Tilden Foundation. 62 La tilma es el poncho que usan los pobres en México. 46


desde entonces cohabitan en armonía. Es por eso que Nuestra Señora de Guadalupe es Patrona y Protectora de las Américas.

Los dominicos Bartolomé de las Casas Los dominicos fueron quienes dieron un importante apoyo a los planes de Colón. En los años 1486 y 1487, el navegante pasó un largo período en Salamanca para estudiar y proyectar su propuesta transoceánica. Estando allí residió en el convento dominico de San Esteban. Tanto en la universidad como en el estudio general de San Esteban hubo catedráticos especializados en astronomía y matemáticas con los que pudo nutrir y confrontar sus planes. Finalmente expuso su proyecto en esa universidad frente a la junta de profesores. Fray Diego de Deza, catedrático de la Universidad de Salamanca y preceptor del príncipe Don Juan, le brindó su apoyo y fue quien le abrió las puertas para que presentara su propuesta ante los Reyes Católicos. Los frailes, sintiéndose preparados espiritualmente y comprometidos con el proyecto, a los pocos años partieron hacia La Española. Desde su llegada se sintieron especialmente conmovidos por los derechos de los indígenas. Fue famoso el Sermón de la Libertad del fraile Antón de Montesinos al año del arribo de la orden a América, en el que proclamó los derechos humanos de los nativos frente a las autoridades gubernamentales, los conquistadores, los encomenderos y los colonizadores. Dijo entonces: “¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad hacéis tan detestables guerras? ¿Es que los indios no son hombres? ¿Es que no son racionales y libres? ¿Es que no estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos?”.63 Esta homilía

Portada del Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Bartolomé de las Casas, publicado en Sevilla en 1552.

marcó a Bartolomé de las Casas, quien comenzó la cruzada que lo convertiría en el adalid de esa causa. Su historia es por demás interesante, pues era miembro de una familia conversa sevillana. Su padre, Pedro de las Casas, y su tío Francisco de Peñaloza fueron amigos de Colón, a quien acompañaron en algunos viajes. Las imágenes de la hazaña del Nuevo Mundo dejaron marcas indelebles en su infancia, especialmente por la

63 Hernández, Ramón: Sermón de Antonio de Montesinos: gestación, desarrollo y consecuencias. Dominicos, 2011. 47


visión de aquellos siete nativos con los que Colón llegó a Sevilla en su primera expedición, junto a “papagayos verdes, muy hermosos y coloreados, y guaizas, que eran unas carátulas hechas de pedrería de huesos de pescado”. A principios de 1502, Bartolomé partió hacia La Española en compañía de su padre y de su tío, quienes nuevamente hacían la travesía. Ya en tierras americanas vivió como un colono más: fue minero, encomendero, tuvo hacienda e indios, y posteriormente tomó los hábitos, en 1507, por lo que fue el primer sacerdote que se ordenó en el Nuevo Mundo. En una de sus obras más importantes: Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión, desarrolla la tesis que lo acompañará en su lucha permanente. Promueve la vía de la persuasión y repudia toda forma de violencia como la única manera de conversión de cualquier ser humano, y acusa a quien actuara así de tener una conducta “temeraria, injusta, inicua y tiránica”. Presentó frente a Carlos I su célebre “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, considerada como el primer informe moderno sobre este tema. En él describe las crueldades con las que los conquistadores sometían a los nativos. Valga un párrafo para comprender la magnitud de su misión: “Otra vez, este mesmo tirano fue a cierto pueblo que se llamaba Cota, y tomó muchos indios e hizo despedazar a los perros quince o veinte señores y principales, y cortó mucha cantidad de manos de mujeres y hombres, y las ató en unas cuerdas, y las puso colgadas de un palo a la luenga, porque viesen los otros indios lo que habían hecho a aquellos, en que habría setenta pares de manos; y cortó muchas narices a mujeres y a niños”.64 Su visión cristiana no podía tolerar estas atrocidades y llegó a denunciar frente a su rey a “la encomienda castellana como una forma de esclavitud encubierta”. La corona escuchó sus quejas y lo nombró “Procurador o Protector Universal de todos los Indios de las Indias”.

Hoy es reconocido como uno de los precursores, en la teoría y en la práctica, de la defensa de los derechos humanos, por lo que se lo considera su santo patrono.

La controversia Entre los misioneros americanos existieron algunas polémicas referidas al modo de evangelizar. Fue famosa la controversia entre el franciscano Motolinía y el dominico Bartolomé de las Casas, donde —a pesar de que ambos dedicaron su vida a la protección de los indígenas— se manifestaban con dos visiones incompatibles frente a la colonización, al juicio que cada uno tenía sobre Cortés y a la manera de ejercitar la tarea evangelizadora. Estas discrepancias entre ellos fueron insolubles. Sus visiones disímiles y honestas transmitían el criterio de la política evangelizadora de cada una de sus órdenes. Fray Bartolomé tenía una idea fija: la cruz no sólo debía preceder siempre a la espada, sino que debía sustituirla. Creía en la comunidad ideal entre misioneros y aborígenes, proyecto que había ensayado en Guatemala y que luego desarrollarían los jesuitas en las misiones del Paraguay. Propiciaba la libre aceptación de la verdad de Cristo como el único camino admisible para la conquista del Nuevo Mundo, y protegía la vida, las propiedades y los derechos de los indígenas en sus respectivos reinos. Aspiraba a lograr una legislación que los liberara de la virtual esclavitud a la que los sometían las encomiendas. Esta cruda pintura sobre la conquista no podía ser admitida por Motolinía, quien pensaba que la postura del dominico era un tanto utópica. Pero la aparición de las Leyes Nuevas instigadas por aquél profundizaron las rivalidades, que llegaron a su punto más álgido cuando una Instrucción de confesiones de Bartolomé de las Casas, colocaba en pecado mortal no sólo a los encomenderos que persistían en mantener a los nativos en cautiverio, sino también a los religiosos que los habían confesado y al propio

64 De las Casas, Bartolomé: Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Edic. Real Academia Española. Madrid, 2013. 48


monarca español, por ser favorecido con los beneficios económicos, según opinó Motolinía.

geográficas, sino también culturales, materiales y espirituales. Por esta vocación misionera sin límites, hoy se los considera como los primeros globalizadores de la historia. Fue la orden más moderna y dinámica de las que actuaron durante la Colonia en América, donde sus prioridades eran las misiones entre los indígenas y la educación, especialmente de las clases dirigentes.66 Ellos han formado a buena parte de las élites centro y sudamericanas desde aquellas épocas hasta la actualidad. Pero indudablemente, la experiencia más importante que les reconoce la historia, fue la que dejaron en América Central, con las misiones de Baja California y en América del Sur, con las misiones guaraníes en los territorios del Paraguay, el Noreste Argentino y el sur de Brasil, durante más de un siglo y medio. A lo largo de este relato, su labor y sus historias nos acompañarán en el recorrido por diversas latitudes. Dentro de las órdenes religiosas y su vinculación con la vitivinicultura, la Compañía de Jesús tuvo un

Los jesuitas En 1534, Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús —junto a un pequeño grupo de discípulos de la Universidad de París— en momentos en los que el mundo se transformaba vertiginosamente a causa del descubrimiento de América y de las implicancias de la Reforma Protestante. Algunos años más tarde, cuando la orden fue aprobada por el Papa Paulo III, Ignacio envió a sus compañeros a todos los confines de una tierra que ya no conocía fronteras. Así partieron hacia la India, Japón, China, Vietnam, África (Congo y Etiopía) y América. “Donde está lo más universal —decía— está lo más divino”. Esta era su premisa y la que ha marcado a su orden. El cardenal Carlo María Martini, en su Historia de los Jesuitas, describe sus particulares características: “Si hay que reconocerles algún mérito, pienso que con todos sus defectos y errores, es haber buscado no asegurarse siempre sobre lo existente o sobre lo ya revisado, sino el haber sentido constantemente la invitación a descubrir, a definir, a alcanzar nuevos horizontes de la evangelización y del servicio a la cultura y al progreso humano. Por lo cual la noción de frontera (que de por sí marca un límite más allá del cual no se va ni se debe andar) atrajo siempre a los jesuitas como un obstáculo a superar, una meta que hay que alcanzar y traspasar”.65 Los jesuitas actuaron como hombres de su época, con un concepto diverso al de los misioneros anteriores. Sin lugar a dudas fueron hombres de fronteras, pero no sólo

Carreras de caballos y, a orillas del río, las casas de la reducción. Dibujo del jesuita Florian Paucke en Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios Mocobíes, 1749-1767.

65 Martini, C.M.: I gesuiti, uomini di frontiera per la reconciliazione. En: La Civiltá Cattolica. Roma, 1991. 66 Desde la Universidad Iberoamericana de México a la Católica Andrés Bello de Caracas, pasando por la Católica de Córdoba (primera universidad argentina, fundada en 1622), la del Salvador, etcétera, hay una treintena de instituciones de enseñanza superior dirigidas por jesuitas en América Latina, además de varias decenas de revistas y editoriales. 49


rol preponderante. Desde su llegada a América (1549) hasta el momento de su expulsión dos siglos después, las vides se fueron extendiendo por Iberoamérica, especialmente a lo largo del cordón andino “dando origen a distintos asentamientos productivos vinculados con su cultivo y el desarrollo de la industria vitivinícola, siendo uno de los máximos productores de vino en distintas regiones durante la colonia”.67 Sus enseñanzas de nuevos desarrollos agrícolas con la implantación de las vides europeas, la divulgación de sus conocimientos acerca de la vitivinicultura, las investigaciones y experimentaciones que hicieron sobre terrenos diferentes de los del lugar de origen de las estacas, así como la posibilidad de lograr réditos económicos con la elaboración de sus caldos, marcaron rumbos en la génesis de esta actividad en América.

las tribus de la Amazonia. En poco tiempo su fama se extendió en el territorio y muchas personas acudían a él en busca de curación y ayuda espiritual. A los pocos años comenzó a ser considerado por su obra misionera, como el Apóstol del Brasil. Como escritor y cronista dejó obras sobre medicina, fauna y flora brasileñas, y un libro de cánticos y poesía.

Roque González Pero sin lugar a dudas, la labor fundamental que desarrollaron los jesuitas en América del Sur, fueron las 30 misiones guaraníes que se establecieron en el siglo XVII entre los pueblos nativos, dependientes en aquel momento del Virreinato del Perú.68 Su ubicación geográfica fue la Paracuaría,69 en el perímetro de los ríos Paraná y Uruguay, dentro de la selva tropical de la mata atlántica. La historia de las antiguas misiones jesuíticas guaraníes está ligada íntimamente a la del jesuita asunceño Roque González de Santa Cruz, fundador

América del Sur José de Anchieta en Brasil El misionero jesuita español José de Anchieta, conocido también como el Padre Anchieta, primo de San Ignacio de Loyola, llegó al Brasil a mediados del siglo XVI. Destacado lingüista, literato, médico, arquitecto, ingeniero, humanista y poeta, se lo considera el padre de la literatura brasileña. Además de desplegar su obra misionera, fue uno de los fundadores de las ciudades de São Paulo y Río de Janeiro. Este sacerdote aprendió y difundió la lengua tupí. En contacto con los hechiceros de las tribus, conoció las medicinas de esos pueblos indígenas que luego aplicaría durante su vida misionera. Enseñó también labores agrícolas, en las que estaba incluido el cultivo de la vid. Inmerso en las selvas, fue un gran pacificador entre los portugueses y

Vista de la reducción de San Javier, a orillas del río Uruguay. Dibujo del jesuita Florian Paucke en Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios Mocobíes, 1749-1767.

67 Micale, Adriana; Moretti, Graciela: ibidem. 68 En aquel momento el Virreinato del Perú abarcaba toda América del Sur, desde Panamá hasta las tierras más australes de la actual Argentina. Recién en 1776 se crea el Virreinato del Río de la Plata. 69 Era el nombre de la provincia de la Compañía de Jesús que ocupaba el territorio del actual Estado de Paraguay y buena parte de Argentina, Brasil y Uruguay. 50


de los pueblos misioneros y primer santo paraguayo reconocido por la Iglesia. En la génesis de esta obra colosal aparece su figura que merece ser recordada. Este sacerdote criollo —nacido en Paraguay— comienza su vida pastoral a los 22 años. Después de su labor como párroco declina la posibilidad de ser vicario general de Asunción e ingresa en la Compañía de Jesús, para poder cumplir con su vocación evangelizadora y misional junto a los nativos. En una intensa tarea que transcurrió durante 15 años, fue el fundador a partir de 1615 de 8 de las Reducciones jesuíticas de la Paracuaría: las Reducciones de Nuestra Señora de la Encarnación de Itapuá, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de la Candelaria, en Caazapaminí (actual territorio brasileño), San Javier sobre la costa del río Uruguay y Reducción de Yapeyú, en la actual provincia de Corrientes (Argentina). Su obra se extendió hacia el sur de Brasil, fundando las Reducciones de San Nicolás, Asunción del Iyuí y Caaró. Precisamente fue esa Reducción el escenario de su martirio en 1628. Por sus intensas diferencias con el cacique Ñezú, éste arrasa la reducción, la incendia y son asesinados el padre Roque González junto a otro misionero, el padre español Alonso Rodríguez Olmedo. Dos días después el jesuita Juan del Castillo, corrió la misma suerte. Durante la refriega los cadáveres fueron arrojados a la hoguera, pero el corazón de Roque quedó milagrosamente intacto. Según cuenta la historia, desde las brasas se escuchó hablar al corazón recriminándole al asesino por la magnitud de lo que había hecho. Este corazón y el hacha con que lo mataron se encuentran en la Capilla de los Mártires (Colegio Cristo Rey) en Asunción. A Roque González se lo reconoce como el fundador de las ciudades de Encarnación en Paraguay y Posadas en Misiones, Argentina.

Entre los jesuitas que le dieron un nuevo impulso a la vitivinicultura la figura de Roque González —cuyo nombre lleva una ciudad del vino en Brasil— es primordial, ya que fue quien plantó las primeras vides en una de las misiones religiosas del sur de Brasil, en 1626. Al tener que abandonarlas y resultar destruidas, quedó interrumpido el desarrollo de la joven vitivinicultura y de la producción de vinos hasta que, finalmente, con la llegada de los inmigrantes italianos, se reactivó esta producción que se destaca en el mundo entero.

Jesuitas italianos en las reducciones del Paraguay La presencia de los 150 jesuitas italianos que llegaron atraídos por el ideal misionero a trabajar en esas reducciones fue trascendental. Acompañaron la evangelización brindándoles a los nativos un espacio importante para su desarrollo artesanal y artístico. Fruto de esto fue el nacimiento de la rica cultura iberoamericana de la que quedan valiosos testimonios. Haciendo referencia sólo a algunos hermanos jesuitas italianos y a sus obras, no se puede dejar de mencionar al hermano Antonio Sepp, pionero de la siderurgia en esta parte del mundo, quien llevó a las reducciones —sobre bases sólidas económicas y agrícolas— a su momento de mayor apogeo.70 En las artes plásticas sobrevivió el testimonio del barroco iberoamericano, donde se destacan las obras escultóricas del hermano José Bassanelli. Por su parte los arquitectos jesuitas Giovanni Prímoli y Giovanni Andrea Bianchi, no sólo dejaron su impronta en las magníficas iglesias de las reducciones, sino que —siguiendo las palabras del padre Guillermo Furlong— “sus obras llenaron los anales de arquitectura de todo un siglo”. Finalmente, la música orquestal y coral encontró su cuna en medio de las selvas bolivianas, por lo que aún hoy en la Chiquitanía pueden ser escuchados los coros jesuíticos y las músicas

70 Trento, Aldo: Los jesuitas italianos en las Reducciones. Edit. San Rafael, Asunción, 2001. 51


del padre Domenico Zipoli, salvados por la tradición.71 Las misiones de la provincia de Paracuaría72 lograron resguardar a unos 150.000 indígenas del esclavismo y del saqueo que los bandeirantes portugueses73 estaban organizando en la zona.74

Uruguay, en la actual Misiones. Los portugueses venían en 300 canoas y se encontraron con el ejército jesuítico compuesto por 10.000 soldados armados con toda clase de elementos: lanzas, fusiles, boleadoras y catapultas que arrojaban troncos ardientes, centenares de canoas y una balsa artillada. La refriega duró cinco días y se libró tanto en el río como en la selva. Finalmente, los portugueses, diezmados, huyeron.76 Esta batalla olvidada impidió que la Mesopotamia argentina y el mismo Paraguay pasaran a ser territorio brasileño, y permitió que el imperio guaraní existiera sin invasiones durante casi un siglo. Pero la misión de los hijos de Ignacio de Loyola no sólo fue ayudar a los indígenas a desarrollar sus bienes espirituales, protegerlos de los abusos de los colonos y de las soldadescas, y defenderlos a ellos y a las Reducciones de los bandeirantes, sino que a la vez quisieron brindarles a través de la educación, especialmente de oficios, la posibilidad de lograr progresos materiales. Con estas acciones lograron de manera inteligente el afianzamiento de los lugareños al territorio y la preparación para su propia manutención. En aquel momento evitaron un genocidio y jugaron un rol clave en la preservación de la lengua guaraní, que aún se habla en todo el Paraguay.77 Durante los dos siglos que permanecieron en América, el desarrollo de sus obras fue tan importante que causó asombro en el mundo entero. Hay quienes sostienen que el éxito que

La batalla de Mbororé Uno de los hechos militares más importantes de la América hispánica, hoy casi olvidado, fue la batalla de Mbororé en 1641, en la cual una milicia guaraní entrenada por jesuitas venció a un ejército de más de 3.000 esclavistas.75 Estas hordas atacaron las misiones durante décadas. Uno de aquellos jesuitas, el padre Antonio Ruiz de Montoya, organizó un éxodo de 12.000 indios hasta la zona que actualmente corresponde a Argentina. Pero eso no bastó. Como los asaltos continuaban, pidieron el consentimiento del rey para armar a los guaraníes, ya que estaba prohibido que los nativos manejaran armas de fuego. A su vez le comunicaron las agresiones a Roma, desde donde el Papa emitió una bula para condenar los ataques. Ya con estas aprobaciones comenzaron a preparar milicias, entrenadas por algunos jesuitas que antes de profesar habían sido militares. Fue así como, al conocer que se estaba gestando una nueva incursión más numerosa que las anteriores, resolvieron defenderse para salvar sus Reducciones y el territorio. Esperaron a los bandeirantes en Mbororé, sobre la ribera del río

71 Todas las Reducciones tenían bandas, orquestas o agrupaciones de músicos y cantantes. En algunas Reducciones se construyeron instrumentos musicales de toda clase: órganos, arpas, violines, trompas, cornetas, chirimías, etc. 72 Paracuaría abarcaba los territorios de lo que actualmente son: Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay y el sur del Brasil. 73 Eran hordas que se dedicaron al vandalaje en procura de tierras, esclavos, oro y piedras preciosas. Los esclavos eran vendidos a los terratenientes paulistas como mano de obra gratuita para sus fazendas. 74 Cada Reducción albergaba a 5.000 nativos y en total hubo unas 35, con una particular organización, estricta y militar, bajo la dirección absoluta de un padre jesuita. 75 Trento, Aldo: ibidem. 76 Luna, Félix: Conflictos y Armonías en la Historia Argentina. 3ª Edición. Ediciones De Belgrano. Buenos Aires, 1982. 77 Lacouture, Jean: Los jesuitas. Paidós. Buenos Aires, 1994. 52


Procesión de los mocovíes en la reducción de San Javier, formados como compañías militares. Dibujo del jesuita Florian Paucke en Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios Mocobíes, 1749-1767.

pagaremos más impuestos a cambio de que no nos quiten a los padres que nos sacaron de la selva”.78 La labor de los misioneros no quedó relegada sólo a la educación de los nativos. Durante el tiempo del virreinato fueron protagonistas activos en la formación académica de las futuras élites criollas, a través de las importantes universidades del Nuevo Mundo, regenteados tanto por dominicos como por jesuitas. En ellas se formaron muchos de los personajes más distinguidos que diera la Nueva España.79 La clausura de las Reducciones y de

lograron en sus emprendimientos, unido a su lucha despareja contra el poder secular absoluto, fue una de las causas de su expulsión. Ésta se produjo en 1767. Muchos de ellos fueron arrancados de las Reducciones y llevados encadenados hasta Buenos Aires o Río de Janeiro y sus indios, desarraigados de sus territorios, en muchos casos terminaron esclavizados u ofrecidos como sirvientes y artesanos en la ciudad. Cuando llegó la orden de la expulsión de los misioneros, los guaraníes enviaron un pedido a Carlos III: “Majestad, 78 Trento, Aldo: ibidem.

79 Valga destacar las universidades de México, Lima y Cuzco en el Perú, Chuquisaca en Bolivia, Córdoba en Argentina, Bogotá en Colombia y otras más. 53


para explorar y colonizar la supuesta “Isla California”. Estas avanzadas fueron de fracaso en fracaso a causa de diversos incidentes y circunstancias y generaron enormes costos económicos, sin haber logrado en sus intentos establecer un asentamiento permanente. Las tierras californianas, con los enormes recursos naturales que hoy conocemos, fueron desconocidas por largo tiempo por los europeos. Existieron falsas creencias, la suponían una tierra desértica, rocosa, poblada de indios bárbaros y donde existía además —de acuerdo con algunos relatos— el reino de las feroces amazonas. Durante esa larga etapa de exploración y de fallidos intentos de colonización, los misioneros buscaban tierras fértiles donde establecer poblaciones. En esas experiencias, el padre Eusebio Chini (Padre Kino) acompañó algunas expediciones y fundó misiones que fracasaron. El Padre Kino y el Padre Salvatierra, jesuitas misioneros italianos, conociendo el estado en que se encontraban los californios, bregaban por lograr el permiso de las autoridades virreinales para llevar el evangelio y la colonización a esos olvidados o desconocidos territorios. Finalmente, el Virrey José Sarmiento de Valladares, viendo la dificultad de reclutar colonos y los costos que una nueva expedición conllevaría, les otorgó la licencia real para entrar a la California con la condición de que ellos se hicieran cargo de los gastos del viaje y del mantenimiento de la colonia (1697). Recién entonces, con la llegada de los jesuitas comienza una colonización estable a partir de las misiones. Los religiosos debieron dar prioridad a la búsqueda de tierras cultivables cercanas a algún manantial de agua dulce para establecer sus misiones. “La huerta fue la

sus establecimientos educativos causó un atraso cultural de proporciones en el desenvolvimiento cultural y social de la región.

América del Norte Jesuitas italianos en Baja California Luego del descubrimiento siguió estando presente— no sólo para el Imperio Español, sino también para los reinos de Francia e Inglaterra— la necesidad de encontrar una vía que los acercara a Oriente y sus riquezas, así como también la de incorporar nuevos territorios a sus dominios. Esto impulsó expediciones en busca de un paso que vinculara los mares y acercara las mercaderías provenientes de China y Manila por un camino más corto. Se suponía que ese paso existía y era el mítico Estrecho de Anián, nunca encontrado. Pero España tenía un territorio estratégicamente favorecido por extensas zonas costeras, que colocaba al imperio de Carlos I en contacto directo con el Mar del Sur. Cruzando por tierra la Nueva España, esas mercancías partían hacia la metrópoli desde el puerto de Veracruz. Por eso tuvo capital importancia en los planes de Hernán Cortés buscar, en el litoral marítimo californiano, un lugar donde establecer un asentamiento permanente que le permitiera ampliar los límites indianos septentrionales y extender la soberanía española en las regiones costeras de la Isla California. Una vez organizada Tenochtitlán, Cortés comenzó a enviar expediciones hacia esa costa donde —según referencias— había mantos perlíferos de posible explotación80 y cuantiosos yacimientos de oro y plata. Allí se podría establecer la base para desarrollar el buscado comercio con las riquezas de Oriente. Comienzan entonces a enviarse expediciones

80 Este proyecto comercial fracasa pues las ostras están a demasiada profundidad y los buzos en aquel momento no contaban con elementos que les permitieran una larga inmersión. 54


cadenas de misiones fueron pensadas para servir de enlace entre las del sur y las que suponían que debían ser fundadas en Alta California. Los jesuitas permanecieron en ellas hasta su expulsión, en 1767. Continuaron los franciscanos, quienes posteriormente fueron reemplazados por los padres dominicos desde 1771 y hasta que el país se independizó, en 1821.

Eusebio Chini (Padre Kino) Jirones de su historia resultan interesantes para incluir en este relato. Durante su adolescencia sufrió una gravísima enfermedad de la que sanó milagrosamente. Estando desahuciado le prometió a su patrono, San Francisco Javier, que si mejoraba, dedicaría su existencia a llevar el evangelio a los infieles. Su sólida formación en las universidades más destacadas de Europa —como la de Friburgo— podía predecirle un destino diverso, pero el deseo ardiente que manifestó reiteradamente a sus superiores era el de partir como misionero a los confines más extremos del mundo. Fue propuesto para realizar su labor en América y así se cumplió su anhelo. En 1681, el mundo entero vio el paso del cometa Halley. En ese momento, mientras estaba demorado en Cádiz esperando el momento de embarcar hacia Veracruz, el Padre Kino estudió el curso del astro y redactó su primer trabajo sobre estos temas, que continuó posteriormente en México. A su llegada a América fue elegido “Cosmógrafo mayor y Rector de las misiones en la empresa de exploración y colonización de la Baja California”, con lo que inició su actividad misionera. Su manera de llegar a los nativos tuvo particularidades. Aprendió a no caer en las redes burocráticas oficiales que dificultaban su tarea, y comenzó a actuar de manera independiente. Interesado por la cosmogonía nativa valoró siempre la idiosincrasia de los indígenas, acercándose a ellos sin

Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, fundada en 1697 por el padre Salvatierra en Baja California Sur, México.

célula madre de los pueblos, lo primero en lo que se pensaba aún antes que en la iglesia”.81 La historia colonial de la Baja California está jalonada con las obras de los misioneros jesuitas, muchos de ellos italianos, como Chini, Salvatierra y Piccolo. Sus historias han dejado una huella indeleble en México. El primer asiento jesuita en la Baja California fue la Misión de San Bruno, fundada por los sacerdotes Chini, Gañí y Copart. Este intento fracasó. Finalmente, en 1697 fue fundada la Misión de Loreto, esta vez con éxito, y que fue la primera de las 18 que se extendieron desde Los Cabos hasta Santa María en el norte. Ahí, la figura del trentino Chini (Padre Kino) fue primordial —así como lo fueran sus compañeros misioneros Piccolo y Salvatierra— quien además fue fundador de colegios y provincias de su orden en México. Estas

81 Bayle, Constantino: Historia de los descubrimientos y colonización de los padres de la Compañía de Jesús en la Baja California. Edit. V. Suárez. Madrid, 1933. 55


la prepotencia ni la grosería con que se manejaba la soldadesca española. Aprendió sus lenguajes, y posteriormente escribió un diccionario y una gramática de la lengua nebe, que era la más usada en California. En su incansable tarea fundó alrededor de 25 misiones y aldeas e incorporó Baja California, Sonora y Arizona a México.82 Junto a su tarea pastoral realizó otras actividades notables. Fue explorador, geógrafo, cartógrafo y astrólogo; descubrió que Baja California era una península y no una isla como se suponía; realizó mapas y siguió escribiendo sobre los cometas, de la misma manera que había hecho antes con el paso del Halley. Como agricultor y ganadero, introdujo el ganado, la vid y el trigo. Jinete incansable, en 24 años cabalgó más de 40.000 kilómetros y realizó alrededor de 50 viajes en un territorio de más de 125.000 kilómetros cuadrados. El resultado de su labor evangelizadora le permitió llevar el cristianismo hasta lo que en aquel momento fue el extremo más septentrional de América. Su sencillez y vida ejemplar han perdurado en el recuerdo y en el tiempo. Por una cruel ironía del destino, el Padre Kino, quien fue el impulsor del esfuerzo jesuítico para establecer una Misión, fracasó en dos oportunidades y finalmente, cuando se concretó la fundación de la primera, la de Loreto, no pudo participar. Fue el padre Salvatierra, su compañero, quien la llevó a cabo.

Debido a la preocupación que tuvieron con el Padre Kino por el estado de los nativos californios, lograron el permiso para colonizar y evangelizar esa región. Así, fue fundada la primera Misión, la de Loreto, donde Salvatierra fue un religioso solitario hasta la llegada, un mes después, del Padre Piccolo en su ayuda. En los siguientes siete años los jesuitas fundaron otras seis Misiones a lo largo del Mar de Cortés. Salvatierra aprendió las lenguas nativas, y las Misiones prosperaron por la humildad y el trato amable que supo prodigarles a los indígenas. Sus escritos: Cartas sobre la conquista espiritual de Californias, México, 1698 y Nuevas cartas sobre Californias, 1699 fueron usados por el padre Miguel Venegas para escribir su Historia de Californias, obra con la que la posteridad ha podido conocer los orígenes californianos. La memoria del padre Salvatierra es venerada en México.

Francesco Maria Piccolo Recién llegado a México (1684), Piccolo comenzó su tarea entre los tarahumara de Chihuahua, con los que convivió 13 años hasta que fue enviado en ayuda del padre Salvatierra a las nuevas Misiones de Baja California. Fue el fundador de la segunda Misión, la de San Francisco Javier, que debió abandonar ante las amenazas de la población indígena lugareña. Sin embargo, a estos hombres nada los amilanaba y continuaron con sus tareas fundacionales que fueron cumpliendo a lo largo del nuevo territorio. Una vez de regreso en la capital fue designado visitador para todas las Misiones de Sonora. Finalmente regresó a Baja California, hasta que la muerte lo encontró en la Misión de Loreto. Sus informes y cartas han servido como testimonio para el

Juan María Salvatierra No menos importante en este proyecto fue su compañero, el Padre Salvatierra. Comenzó su labor misional en México, en lo más profundo de la sierra tarahumara, adonde llevó el evangelio y vivió entre los indígenas, a quienes se dedicó a pacificar y civilizar.

82 En su prolífica vida de misionero, el padre Kino fundó las Misiones de Nuestra Señora de los Dolores (1687), de Nuestra Señora de los Remedios (1699), de Nuestra Señora del Pilar y de Santiago de Cocóspera (Sonora, México), de San Ignacio de Cabórica (Sonora, México), de San Pedro y San Pablo de Tubutama (Sonora, México), de La Purísima Concepción de Nuestra Señora de Caborca (Sonora, México), de San Diego del Pitiquí, Pitiquito (Sonora, México), de San Cayetano de Tumacácori (Arizona, Estados Unidos) y de San Xavier del Bac (Arizona, Estados Unidos). Además, las Misiones del Alto Santa Cruz y pequeñas Misiones repartidas entre Sonora y Arizona, y las Visitas del Río Altar (Sonora, México). 56


Juan de Ugarte El Padre Miguel del Barco, en su Historia natural y crónica de la antigua California,84 describió las características de las parras silvestres o cimarronas que encontró en terrenos cercanos a los manantiales85 y nos lega, en su colorido relato, cómo fue la introducción de la parra en California. Juan de Ugarte, jesuita oriundo ya de Mesoamérica, fue enviado por sus reconocidos conocimientos agronómicos a la recién fundada Misión de San Francisco Javier (1701). Al ver la abundancia de parras silvestres en la región, pensó con buen tino que si éstas podían darse naturalmente, podría ser factible implantar ahí las vides europeas. Así lo hizo y la parra fue el primer árbol extranjero que se plantó en esa tierra. Retomemos la crónica: “El dicho P. Ugarte hizo llevar a las misiones del Yaqui unos sarmientos que plantó en su misión de San Javier diciendo a los indios que brotarían, crecerían y darían uvas muy sabrosas. Los indios se reían, no pudiendo persuadirse que aquellos palitos, traídos de la otra parte del mar y al parecer medios secos, pudiesen brotar y crecer. Y mucho más los extrañaba porque no sabían poco ni mucho de agricultura; no habían visto jamás plantar ni sembrar alguna cosa. Mas cuando a su tiempo vieron brotar los sarmientos y echar hojas, se admiraron mucho e iban a verlos con maravilla. Los cochimies llaman kaidebí tanto a las uvas silvestres como a sus uvas y el mismo nombre le dan a las parras y uvas de origen europeas”. Acompañaron a este cultivo el de maíz, trigo, frijoles, caña de azúcar y árboles frutales. Tratándose de un lugar demasiado árido, construyó canales y piletas de piedra para conservar el agua que lograba alcanzar de algún manantial y usaba

estudio de la etnografía y los comienzos de la historia de Baja California. No sólo fueron italianos los jesuitas misioneros que colonizaron California, aunque ellos se destacaron en la tarea exploratoria y la obra fundacional en esa parte del mundo. Quisiéramos destacar, asimismo, al jesuita hondureño Juan de Ugarte, fundador de la Misión de San Javier, que fue quien plantó las primeras vides y con ellas comenzó a hacer los primeros vinos de California. Su vida —como las de sus otros compañeros— estuvo dedicada al desarrollo de esa región. Por su obra, fue llamado el Atlante y es considerado el Apóstol de las Californias. Hubo otros misioneros de esta orden que también fueron importantes actores en el desarrollo de la región y cuyos nombres no ha recogido la historia, a pesar de que con su fortaleza y perseverancia llevaron las colonizaciones a territorios aún inhóspitos. Los jesuitas que con sus obras nos han dejado un importante legado escrito, no sólo sobre la historia sino también acerca del desenvolvimiento de la vitivinicultura en Baja California, son Miguel del Barco, Francisco Javier Clavijero, Johann Jakob Baegert y Miguel Venegas.83 El escudo oficial del estado de Baja California lleva la imagen de un misionero, en recuerdo a la obra de los jesuitas, “padres de los pobres y defensores de los nativos”. En la historia de las Misiones de esa región, fueron los fundadores de 25 de ellas. Posteriormente, cuando los franciscanos se hicieron cargo, en su corta estadía fundaron una más: la de San Fernando de Velicatá. A su partida, los dominicos desplegaron otras Misiones en la península. 83 Magoni, Camillo: ibidem.

84 del Barco, Miguel: Historia natural y crónica de la Antigua California. [Adiciones y correcciones a la noticia de Miguel Venegas]. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. México, D.F., 1988. 85 Magoni, Camillo: ibidem. Las vides silvestres son de las especies Vitis giardina, Vitis arizónica y Vitis californica, autóctonas y endémicas de las costas que van desde el norte de California hasta el extremo sur de la península. 57


para el riego. Fue, asimismo, el introductor de la crianza de los animales domésticos en ese lugar. Con respecto a la viticultura, las crónicas jesuíticas coinciden en señalar como suficiente la producción de la península, mientras que Miguel del Barco las cataloga como “muy buenas” y Miguel Venegas, al hablar de la producción, decía que: “El producto era tan bueno que en tiempos del padre Ugarte se repartían con gran liberalidad muchas tinajas de vino y todavía sobraban bastantes para su envío a la Nueva España y a la Nueva Galicia, donde lo vendían o trocaban por maíz y otros artículos”.86 Los religiosos, desde esas misiones fueron expandiendo los cultivos —incluidas las vides— hacia el norte ya que, como era habitual, acompañaron con ellos los pueblos que se iban fundando.

y huertas, y difundió algunos elementos básicos del comercio, las ciencias y las artes, junto al conocimiento del evangelio. Continuó dando misiones por los pueblos de Nueva España. Por su obra en Jalpan se dijo que fue capaz de transformar un erial en un Edén.87 En 1767 se produjo la expulsión de los jesuitas y los franciscanos debieron hacerse cargo de sus Misiones mexicanas. Hacia allí partió el padre Serra en una expedición junto a 16 religiosos. Se estableció en Loreto durante un año, desde donde visitaba otras Misiones. Cuando tuvieron que partir hacia el norte después de algunos años, las Misiones mexicanas quedaron bajo la tutela de los dominicos hasta su secularización. Habían llegado noticias alarmantes: los rusos estaban por invadir desde Alaska la costa oeste de América. Tratando de evitar esto, en 1769 el Virrey de Nueva España Carlos Francisco de Croix, organizó una expedición con el fin de conquistar la zona para la Corona Española. Una ocupación duradera no sólo necesitaba soldados y armas sino también —junto al territorio— conquistar a los indios y esto sólo se lograba uniendo la cruz a la espada. Es por eso que eligieron para acompañarlos al Padre Serra, Presidente de los misioneros, a quien conocían por sus exitosas misiones. Este religioso y el comandante Gaspar de Portolá organizaron los planes y la expedición. La travesía fue hecha por tierra rumbo al norte. A Junípero la lesión de la pierna le causa enormes dolores y dificultades, pero no se desanima y continúa junto a la expedición. Al llegar a San Diego (1769), los militares izan la bandera española y levantan un campamento, mientras Serra enarbola la cruz y funda la primera de las 21 Misiones que, con sus frailes, llevarían la religión a través de toda la Alta California hasta el valle de Sonoma. En cada misión incorporan el trabajo agrícola y desarrollan la vitivinicultura en la zona. Esta es

Los franciscanos en Alta California (Siglo XVII) Junípero Serra Este fraile mallorquín, luego de doctorarse en filosofía y teología, partió junto a 20 misioneros franciscanos hacia el Virreinato de Nueva España, donde comenzó su vida misional. Después de una azarosa travesía llegó al Puerto de Veracruz en 1749. Como ya lo habían hecho algunos misioneros franciscanos que lo precedieron, cubrió a pie las ochenta leguas que lo separaban de la capital. En ese trayecto sufrió la picadura de un insecto en una pierna, produciéndole una llaga que lo acompañó de por vida. Ya en tierras americanas, junto a un grupo de voluntarios, comenzó su labor de misionero en el inhóspito corazón de Sierra Grande. Allí permaneció ocho años y desarrolló una tarea en la que habían fracasado algunos otros. Enseñó a los nativos en su propia lengua el cultivo de la tierra, organizó talleres 86 Bayle, Constantino: ibidem.

87 De su exitosa transformación en Jalpan queda un valioso testimonio: el templo churrigueresco levantado bajo su dirección. 58


la razón por la que esas uvas nacidas en este lado del mundo, cultivadas por los frailes, reciben el nombre de uva misión. No fueron tiempos fáciles. Sufrieron robos y agresiones por parte de los nativos, y hasta en un ataque al campamento fue lanceado el indio que más apreciaba el Padre Serra. A su vez, como ya había sucedido con los jesuitas, los poderes civil y militar no les prestaban ayuda. Pero a pesar de las dificultades su espíritu misionero no lo abandonó y Serra, junto a los suyos, prosiguió bregando por ampliar la frontera territorial y la de la conquista espiritual. Finalmente, nuevas normas dictadas de acuerdo entre el fraile y

Portolá —primer gobernador de las Californias españolas— renovaron las fuerzas de los franciscanos para continuar su camino. En su vida de misionero, Serra fundó nueve Misiones españolas en Alta California y presidió otras quince. Visitó, predicó, bautizó, dio consejos y se ocupó de las necesidades de sus queridos indios, mientras recorría miles de kilómetros valiéndose de su bastón. Pero al fin cayó vencido. Murió en 1784, en la Misión de San Carlos Borromeo, cerca de Monterrey. Los nativos lo lloraron como el Padre Viejo. Su discípulo y biógrafo, el fraile Francisco Palou, dejó grabada esta frase: “No se

Misión de San Carlos Borromeo del río Carmelo, en la actual Carmel-by-the-Sea, California. Fundada en 1770 por el fraile Junípero Serra funcionaba como sede principal de las misiones de la Alta California. 59


apagará su memoria, porque las obras que hizo cuando vivía han de quedar estampadas entre los habitantes de la Nueva California”. Su vida y su labor son un ejemplo para los misioneros que siguen sus instrucciones.

su Misión en Oregon. Su biógrafo, Edmond Rivière, lo describió con acierto como un sacerdote honesto pero no convencional.88 Su estatura superior a 1,90 metros, anchas espaldas, densa cabellera negra, frondosa barba y una potente voz, le confieren una autoridad que se impone sólo con su presencia. Acompañan estas características múltiples talentos: pastor abnegado, maestro, orador, músico, agricultor, biólogo, que lo convirtieron en un notable organizador, protector de los débiles y defensor de los oprimidos. Valga una anécdota para ilustrar su temperamento. Las crónicas de los oblatos relatan su llegada a las orillas del lago de Okanagan, en las que se destaca su carismática personalidad: “En 1859 los superiores le envían a la Columbia canadiense para fundar una Misión en la Anse-aux-Sables. Acompañado por diez colonos, un día llega a la ribera del bello e inmenso lago Okanagan. Se impone un abrigo temporal y se dirigen a un cobertizo para pasar la noche. Nada más acostarse, el sacerdote percibe un extraño ruido fuera de la tienda. Es un ruido seco como el de una rama que casca bajo la pezuña de un animal. No molesta a los colonos que ya se han dormido, pero el oblato se pone en guardia. Sin hacer ruido el ‘Gran Barba’ sale del refugio y percibe en la penumbra una banda de indios shoushouapes con mirada sospechosa, que rodea a los recién llegados. El padre Pandosy tenía experiencia de este género de emboscadas, cuando estaba entre los yakimas. Con su sangre fría, entra en la tienda, coge de su mochila un gran cuchillo y sale lentamente. Se dirige con paso firme hacia un árbol y hace, a la altura de su espalda, un corte en forma de círculo. Los indios, intrigados, miran atentos todos sus movimientos. Dando la espalda al árbol así tallado, el padre se aleja unos diez pasos. Coge su cuchillo por la hoja y le lanza hábilmente al centro del círculo. Impasible, vuelve hacia el árbol, recoge el cuchillo y repite el mismo gesto una segunda vez y luego una tercera, siempre con acierto. Cuando intenta retirar

Misioneros Oblatos de María Inmaculada (Siglo XIX) Jean-Charles Pandosy Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una congregación religiosa fundada por San Eugenio de Mazenod en 1826, tienen por objetivo dedicarse a la educación de niños y jóvenes y a las misiones de evangelización. Pioneros en la divulgación del apostolado en lugares inhóspitos como el Polo Norte, se los conoce mundialmente con el apodo de misioneros especialistas en misiones difíciles. Actualmente, alrededor de cinco mil de ellos están distribuidos en más de setenta países. El padre Charles Pandosy, misionero católico y sacerdote oblato de esa congregación, estableció una Misión en lo que fuera el primer asentamiento blanco en la región, por lo que se lo reconoce como el pionero de Okanagan. Su vida ha marcado a toda la comunidad de la Columbia Británica no sólo por su labor como evangelizador, sino también por sus hazañas y coraje, que han llenado de anécdotas la historia del oeste canadiense. A los veintidós años fue enviado a las Misiones americanas de Oregon. Llegó a Nueva York en 1847 y cruzó el continente a pie. Ordenado sacerdote al año siguiente, ejerció un ministerio apostólico excepcional durante cuarenta años, en un principio entre los indios yakimas de esta región y posteriormente entre los blancos de la Columbia Británica. Durante su estadía se involucró en la defensa de los indios, por lo cual fue perseguido por el Ejército estadounidense y quemada

88 Rivière, Edmond: Jean-Charles Pandosy, Missionaire et pionnier du Nord-Ouest. Presses du Bras-d’Apic. Quebec, 2013. 60


el cuchillo por tercera vez, no se ve un indio por los alrededores. Riéndose en su propia barba vuelve tranquilamente a su refugio, deja su cuchillo en su mochila, se cubre con su manta y se duerme serenamente sin haber despertado a sus compañeros. A partir de entonces todos los indios del valle de Okanagan rodean de un profundo respeto a este ‘Gigante de gran barba’ ”. Su labor pastoral fue acompañada por la enseñanza e implementación de las tareas agrícolas, siendo el introductor en la región de la vitivinicultura, del cultivo de árboles frutales y de la ganadería. En ese Edén en el que se ha transformado el valle, a lo largo de un siglo y medio, en el que las viñas, las bodegas y las frutas hoy lo caracterizan, su memoria permanece inalterable en el alma de su gente.

Cuadro gráfico que ejemplifica el crecimiento de los árboles de la congregación salesiana desde su fundación, en 1859, hasta la canonización de Don Bosco, en 1934.

Los salesianos (Siglo XIX)

conocer las vicisitudes que sufría la niñez en esos tiempos difíciles. Debió trabajar desde muy joven en diferentes oficios para ser el sostén de su familia y a la vez solventar sus estudios. En plena revolución industrial y con las guerras del Risorgimento, que lograron finalmente la unidad italiana, la situación social en el nuevo reino se había tornado ardua. Una gran cantidad de migrantes partieron hacia otras latitudes, pero la pobreza y las dificultades atacaban a una juventud desprovista de posibilidades que quedaba en la península. Recién ordenado sacerdote, en 1860 fundó la Congregación Salesiana cuya principal misión consistió en ayudar a esa juventud desprotegida, por medio de un nuevo sistema educativo. Años más tarde junto a María Mazzarello, crearon el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora para extender sus acciones educativas y solidarias hacia las mujeres de la comunidad. Ambas instituciones se dedicaron especialmente a enseñarles a los niños pobres mediante el Sistema Preventivo, que consistía en brindar el aprendizaje de diversos oficios junto a la formación de la vida cristiana. Otra de las preocupaciones de Don Bosco fue difundir y

Juan Bosco Finalizando el siglo XIX una nueva congregación, la salesiana, comenzó su tarea apostólica y educacional, principalmente en Argentina donde sembró de colegios su geografía. Se adentra en la desconocida Patagonia con una tarea misional extraordinaria, ya que sus monjes —además de educadores— son geólogos, astrónomos y exploradores que incursionan hasta el extremo sur del continente. Llegados a la región de Cuyo, en Argentina, emprendieron una ininterrumpida obra educativa sobre la vitivinicultura que se ha prolongado a lo largo de 120 años. La vida de su fundador merece ser divulgada especialmente en el mundo de la vitivinicultura, ya que en ella se plasma el amalgamamiento pleno de la historia de los monjes y del vino. En un pueblito del Piamonte, Castelnuovo, sobre las colinas astigianas del Monferrato, en 1815 nació Juan Bosco en el seno de una familia de humildes agricultores. Huérfano de padre desde muy temprano, su propia vida lo hizo 61


desarrollar los estudios sobre la vitivinicultura. Desde niño Juan, como buen hijo de una tierra cuajada de viñedos, sintió la preocupación por la enseñanza del cultivo de las vides. Escribió un manual, El enólogo italiano, que distribuía entre los campesinos para enseñarles a lograr mejores réditos en sus cultivos. En la vida de este santo, sus sueños —a veces premonitorios y en muchos casos demandantes— fueron marcando su rumbo.89 “Tira una línea desde Pekín a Santiago, haz centro en el corazón de África y tendrás una idea exacta de cuánto deben hacer los salesianos”. Siguiendo este dictado, la labor educativa y evangelizadora de sus misioneros creció con rapidez en los cinco continentes en busca de crear una sociedad más libre, más equitativa y más cristiana, guiada siempre por “la razón, la religión y el amor”. Estas visiones oníricas, que han sido estudiadas y ordenadas por sus biógrafos, fueron perfilando su derrotero. En un encuentro con el Papa Pío IX le relató aquélla que marcó su camino hacia América del Sur: “Soñé que estaba en una región salvaje, totalmente desconocida. Era una llanura completamente sin cultivar, en la cual no se veían montañas ni colinas. Solamente en sus lejanísimos límites se veían escabrosas montañas. Vi en ellas muchos grupos de hombres que las recorrían. Estaban casi desnudos. Eran de altura y estatura extraordinaria, de aspecto feroz, cabellos largos y ásperos, el color de su piel era oscuro y negruzco y sobre las espaldas llevaban mantos de pieles de animales. Usaban como armas una lanza larga y una honda para lanzar piedras”. Siguiendo este mensaje supo que el camino misional de su congregación debía comenzar en la lejana Argentina, entre los indios patagónicos. En 1875, los 11 primeros misioneros de esa congregación recién fundada siguieron ese dictado. Desde entonces en estas tierras del sur continental su tarea fue ciclópea.

Jóvenes elaborando vino en la Escuela Don Bosco, Mendoza, 1903.

Más adelante, en sus escuelas de agricultura, sentó las bases de una labor educativa específica vinculada a la vitivinicultura. Esta iniciativa culminó con la obra de su seguidor, el Padre Francisco Oreglia, quien en 1965 fundó y dirigió en Mendoza la famosa Facultad Tecnológica de Enología y de Industria Frutihortícola Don Bosco, la primera de su tipo en América.90 Esta casa de altos estudios es un semillero de donde egresan profesionales del vino que no sólo han sembrado el continente sudamericano con su conocimiento, sino que en algunos casos se han extendido hacia otras latitudes del mundo. Su presencia en el mundo de las instituciones y en el académico ha sido y es destacada. Don Bosco murió en Turín en 1888. Su obra la continuó el Padre Miguel Rúa, quien durante 22 años dirigió la congregación y la extendió a los cinco continentes. A Juan Bosco hoy se le reconoce como el Santo Enólogo y al padre Oreglia —quien sumó a su tarea apostólica y educacional una obra matriz en la enseñanza, Enología I y II— se le reconoce como el Padre de la Enología Argentina.

89 Estas ensoñaciones han sido fuente de investigación de diversos especialistas. 90 Esta facultad depende actualmente de la Universidad J.A. Maza y de Don Bosco. 62


Segunda parte

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Condiciones políticoterritoriales en los Siglos XVIII y XIX en Italia y América Origen de las nacionalidades

Los gobernantes europeos y los hombres instruidos advirtieron los cambios que se estaban produciendo potenciados por los grandes filósofos y pensadores del humanismo moderno, y empezaron a incorporarlos a las acciones de sus gobiernos. Ya no se sentían reyes absolutos, sino representantes de un “absolutismo ilustrado” en el que permitían el desarrollo de las nuevas ideas. Fueron éstas las que en definitiva condujeron, en el siglo XVIII, al establecimiento de los sistemas democráticos en todo el mundo europeo occidental y en las Américas. El adalid de este pensamiento fue JeanJacques Rousseau, cuyas ideas inspiraron la Revolución Francesa. Bajo el lema “Liberté, egalité et fraternité” se produjo esta rebelión, que no sólo modificó la vida política de Europa, sino que también encendió la mecha de las libertades en América.

Con posterioridad al Renacimiento se abría una nueva etapa: la era de la Ilustración o el Iluminismo que transformó el pensamiento occidental. Este movimiento sometió a una crítica racional la filosofía, la cultura, las creencias religiosas y, por supuesto, la visión del hombre y de su entorno. Su característica fue el deseo de conocimiento. En el campo científico, el empirismo; el racionalismo en los análisis; y en lo político, una fuerte exigencia de respeto por las libertades y derechos de los individuos, planteados como objetivo prioritario para lograr el progreso y la felicidad. Fue un proceso esencialmente optimista que impulsó al siglo. La vida se hizo más fácil y las personas comenzaron a pensar que el progreso era infinito. Se situó al hombre como el centro del universo y se desarrolló un concepto materialista de la sociedad. El filósofo Emmanuel Kant definió la Ilustración como “la salida del hombre de la minoría de edad e incapacidad para servirse, sin ser guiados por otros, de su propia mente. Y esta minoría de edad es imputable a él mismo porque su causa estriba no en la falta de una mente, sino en la falta de decisión y de valor, del valor de utilizar sin ser guiado por nadie”.

Causas que producen las corrientes emigratorias y las colonizaciones agrarias. Una somera mirada histórica Italia Para comprender la presencia italiana en América hay que analizar las condiciones político-territoriales de 65


los países del Nuevo Mundo, como lo que sucedía simultáneamente en Italia, y así encontrar las causas que produjeron los movimientos migratorios. Después de la época colonial comienzan, tanto en Italia como en América, las luchas libertarias que fueron produciendo el comienzo de las actuales naciones. Para ello recorreremos en una breve mirada los orígenes del nacimiento de esas nacionalidades. En Italia, desde que desapareció el Imperio Romano, los pueblos no habían logrado formar un solo estado. Ni los tiempos medievales ni el impulso renacentista, tanto en lo cultural como en lo socioeconómico y lo político, pudieron suturar la fragmentación que caracterizó a las poblaciones italianas. Normandos, franceses y españoles hicieron de distintas regiones de Italia un espacio de dominio que convalidaba con eficacia el poder de sus respectivas Coronas. Ese territorio también sufrió el impacto de las apetencias de poder de la Iglesia, cuyas ambiciones territoriales y de dominio político incidieron en esa fragmentación de Italia. Hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX, precisamente entre 1796 y 1815, sufrió la invasión napoleónica y quedó anexada directa o indirectamente al imperio francés, llegando Napoleón Bonaparte en 1805, a proclamarse Rey de Italia. Sólo Sicilia y Cerdeña permanecían independientes. Vencido Napoleón en Waterloo, las potencias triunfantes en el Congreso de Viena de 1815 se distribuyeron el poder. El imperio austríaco comenzó a implementar una política absolutista, en desmedro de la unidad italiana. El reino Lombardo-Veneto era gobernado directa o indirectamente por el emperador de Austria, quien también controlaba los ducados de Parma, Piacenza, Modena, Lucca y Toscana. El Reino de las Dos Sicilias dependía de los Borbones,1 mientras

que Cerdeña, Piamonte, Niza, Saboya y Liguria estaban gobernados por la Casa de Saboya, y los Estados Pontificios eran regenteados por el Papa.2 Existía una marcada dicotomía entre el norte y el sur de la península. Mientras que en el norte iba surgiendo una economía progresista que comenzaba a destacar la importancia de la industrialización, el sur —gobernado por los Borbones— tenía una economía agraria primitiva y un comercio no desarrollado. Era difícil neutralizar esas diferencias que perjudicaban aún más los planes de la unidad italiana. En 1820, la revolución de los carbonarios en Nápoles obligó a su rey a conceder una constitución liberal. En 1848 fracasó otra revuelta en Nápoles, apoyada por el rey Carlo Alberto de Cerdeña, quien nuevamente fue vencido por Austria en las batallas de Custoza y Novara. Frente a estas derrotas abdicó a favor de su hijo Vittorio Emanuelle II, quien le confió el gobierno a Massimo D’Azeglio, literato y patriota liberal. Dos años después, en 1852, lo reemplazó Camillo Benso, conde de Cavour, verdadero artífice de la unidad italiana.3 Cavour, ministro del Reino de Piamonte, buscó la unificación territorial de la península con una hábil negociación en la que interesó a Napoleón III. Su plan era expulsar a los austríacos del norte y crear una confederación. A pesar de haber logrado derrotar a los austríacos, el proyecto no se cumplió por el temor que sintió Napoleón de la repercusión que el hecho podía provocar en los católicos de Francia. Sin embargo le entregó la Lombardía al Piamonte. Hubo insurrecciones en los ducados del norte, que también fueron anexados al Piamonte. En el sur, un guerrero patriota, Giuseppe Garibaldi y sus camisas rojas, libraron batallas hasta conquistar Sicilia, Calabria y Nápoles. Disconforme con el acuerdo de Cavour con

1 El Reino de las Dos Sicilias era un antiguo estado de Italia meridional, creado en 1816 y anexionado por el Reino de Italia en 1861 que comprendía los territorios de Nápoles y Sicilia. 2 Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: Il vino si fa così. Editorial Polo Rossi. Mendoza, 2005. 2ª Edición Edit. Zeta. Mendoza, 2011. 3 Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: ibidem. 66


Napoleón III, se negó a entregarlas al Piamonte. Sin embargo, cuando las tropas piamontesas llegaron hasta la frontera de Nápoles, Garibaldi —quien bregaba por la unidad italiana— cedió los territorios ocupados al futuro Rey de Italia: Vittorio Emanuelle II. Mediante plebiscitos, Nápoles, Sicilia y los Estados Pontificios se anexaron al Reino del Piamonte. Las constantes insurrecciones y luchas se sucedieron hasta que, en 1861, Vittorio Emanuelle II fue proclamado Rey de Italia y se logró finalmente la tan ansiada unidad. El proceso de unificación fue arduo. Desde el punto de vista político, y a pesar de los plebiscitos convocados por Cavour, esta tarea no había sido fruto de la voluntad popular; por lo tanto, el Reino tuvo la necesidad de abocarse a la construcción de una verdadera nacionalidad italiana. Había mucho por hacer para crear un estado unificado: organizar las finanzas lastimadas por las guerras, administrar el territorio, crear un ejército y una marina nacional, promover el desarrollo comercial e industrial extendiendo las vías de comunicación que vincularan las regiones, combatir el analfabetismo con fuertes inversiones en la instrucción pública y luchar contra las desigualdades territoriales. Lograr estas metas afectó lógicamente las finanzas del Estado el que, para conseguir un equilibrio entre los ingresos y los gastos, adoptó medidas extraordinarias: aumento de la deuda pública, incremento de los impuestos existentes y creación de otros nuevos. Pero el país respondió con un gran sentimiento patriótico. Se lanzó una suscripción voluntaria para paliar el déficit y en pocas semanas se lograron más de 300 millones.4 En América, las luchas independentistas habían determinado la construcción de las naciones, que implementaban hábiles políticas inmigratorias para favorecer el progreso de sus economías y el desarrollo

Vittorio Emanuelle II de Savoia-Carignano (Turín, 1820 - Roma, 1878), último monarca del Reino de Cerdeña y el primero de Italia.

poblacional de los territorios. Las dificultades económicas —fruto de la guerra del Risorgimento,5 así como las crisis agrícolas y laborales, estas últimas producidas por los comienzos de la revolución industrial— sacudían a Italia en los finales del siglo XIX. Eso incentivó

4 Orsi, Pietro: L’Italia Moderna. Ulrico Hoepli. Edit. della Librería della Real Casa. Milano, 1928. 5 Fue un movimiento ideológico que se desarrolló en los estados que componían la península italiana en el s.xix para conseguir el renacimiento nacional del país y que culminó en la unificación de Italia en 1861. 67


el deseo de los italianos de partir hacia esas tierras lejanas colmadas de posibilidades, lo que provocó el éxodo masivo más grande de los conocidos en un estado moderno, con cerca de 28 millones de expatriados durante este último siglo y medio.6 Estos migrantes peninsulares llegados a las Américas favorecieron la vitivinicultura americana actual.

como lo fue el presidente Carranza en 1920 en manos de los hombres de Álvaro Obregón, quien luego tomó el poder. Este proceso terminó —según algunos autores— en 1917 con la aprobación de la nueva Constitución Mexicana de Querétaro, un documento impulsado por el líder del movimiento constitucionalista Venustiano Carranza, de máxima importancia para los fines de la Revolución Mexicana. En ella se establecieron principalmente: la secularización del clero y la educación; la reforma agraria con la expropiación de las tierras a favor de los campesinos; leyes sociales que fijaron las relaciones entre trabajadores y empleadores; la restricción del poder de la Iglesia y la nacionalización del petróleo.8 Este nuevo orden social sentó las bases para el México actual, aunque el proceso de consolidación demoró algunos años más. Recién en 1937 el presidente Lázaro Cárdenas hizo realidad la reforma agraria y, al año siguiente, la nacionalización del petróleo.

México En el momento del descubrimiento de América hubo un rasgo común a todos los territorios precolombinos: eran un gran mosaico de pueblos y culturas. En la historia de México, el Virreinato español que duró tres siglos, logró una suerte de uniformidad basada en características compartidas. El proceso de independencia del imperio español fue muy largo, ya que se inició a principios del siglo XIX y recién culminó en 1821. Dos efímeros imperios mexicanos, el de Agustín de Iturbe (1821/1824) y el de Maximiliano de Habsburgo (1864/1867) y posteriormente, a lo largo del siglo XIX, guerras y disputas internas sumadas a la pérdida de parte del territorio por obra de una potencia extranjera,7 dieron inicio a la consolidación de México como nación, con un enorme territorio de casi dos millones de kilómetros cuadrados de superficie. Sin embargo, en 1910 un movimiento popular campesino, antilatifundista y antiimperialista, dio comienzo a una sangrienta rebelión que marcó definitivamente la historia de México. Finalizada esta revolución, dos de los líderes de los campesinos, Emiliano Zapata y Pancho Villa, fueron asesinados en 1919 y 1923 respectivamente, así

Estados Unidos El origen de Estados Unidos se remonta a las 13 colonias fundadas por inmigrantes ingleses en la costa atlántica de América del Norte, entre los siglos XVII y XVIII, vecinas de las posesiones francesas de Quebec y Luisiana. La guerra entre los ingleses y los franceses del norte obligó a crear cuerpos de ejército coloniales, que les dieron un cierto sentido de identidad local a los beligerantes. El sentimiento de marginación que comenzaron a sentir los colonos —obligados a pagar impuestos a la metrópoli para saldar la deuda de esta

6 Fundación Migrantes y el Comité de Promoción (ACLI, INAS-CISL y Misioneros Scalabrinianos Mcl). Informe sobre los italianos en el mundo. Roma, 2006. 7 Referencia a la guerra de los Estados Unidos. 8 Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en el año 1917, con la proclamación de la Constitución, algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la Huerta o 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se extendió hasta los años 40. 68


Guerra de los Siete Años,9 y sin representación política en el Parlamento británico— los indujo a creer que no era necesaria su dependencia de Inglaterra. No taxation without representation (Ningún impuesto sin representación) se convirtió en el lema de los colonos. Comenzó entonces la revolución estadounidense que culminó con la Guerra de la Independencia. Más tarde, alentadas por las ideas de la Ilustración, comenzaron las sublevaciones. Se iniciaron en 1773 con el Motín del Té en el puerto de Boston, en donde fue lanzado al mar todo un cargamento de té como protesta por restricciones y medidas impuestas por el Reino Unido a sus colonias americanas, que limitaban su economía. Esta política se fue endureciendo durante 1774 y 1775, siendo una de las causas que provocaron la guerra de las 13 colonias primigenias en contra de la metrópoli. Los colonos formaron un ejército de combatientes bajo el mando de George Washington quien, al no poder luchar contra la fuerza del Imperio, les pidió apoyo a Francia y España, que accedieron a ayudar a las colonias. Éstas finalmente triunfaron y declararon la independencia de Estados Unidos de América el 4 de julio de 1776. El héroe de esta guerra, el general Washington, fue elegido primer presidente de la flamante nación. La Constitución de Estados Unidos, redactada y ratificada por los 13 estados en 1789, inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados, establecía un régimen republicano y democrático acorde a los preceptos del liberalismo político. La independencia y la democracia estadounidenses no sólo impactaron en la opinión y la política de Europa, sino que además encendieron la mecha de las posteriores independencias de las naciones americanas. El país fue creciendo y agrandando su territorio, pero a mediados del siglo XIX surgió un conflicto significativo: el enfrentamiento entre los estados del norte

y los del sur. El norte pedía un mayor proteccionismo comercial y la liberación de los esclavos, y creía en la república como condición ineludible para la gobernabilidad, mientras que los estados confederados del sur defendían su independencia, el liberalismo económico y la posesión de siervos. Esto produjo el enfrentamiento conocido como la Guerra de Secesión o Guerra Civil Americana (1861-1865). Finalmente triunfaron los federales del norte, se abolió la esclavitud y fue fortalecido el gobierno central. Finalizada la guerra, el país entró en una etapa de creciente desarrollo económico. La abundancia de recursos naturales, el régimen político que favorecía la igualdad de oportunidades y el contexto mundial de la revolución industrial que privilegiaba la producción en gran escala, sumados a hechos importantes como la ampliación del territorio a lo largo del siglo, el descubrimiento de oro en California en 1848, y la construcción y culminación de la red ferroviaria transoceánica, produjeron una expansión hacia el Lejano Oeste. Todas estas condiciones crearon posibilidades laborales insospechadas para las masas de migrantes que abandonaban Europa. Durante el siglo XIX, entre 1803 y 1900, se produjo la gran ampliación del territorio por medio de compras, posesiones, guerras y conquistas sobre los dominios indígenas. Así, incorporó territorios de Francia (Luisiana) en 1803; de España (Florida) en 1819; la República de Texas en 1845; de México (California, Nevada, Arizona y parte de Nuevo México) y de Gran Bretaña (Oregon) en 1848; de Rusia (Alaska) en 1867, y el Reino de Hawai en 1898. A raíz de la guerra contra España, ese mismo año conquistó Cuba y Puerto Rico en el Caribe y Filipinas y Guam, en el Pacífico. Apoyó a Panamá para que se independizara de Colombia y en 1904 logró un acuerdo que le permitió construir el canal a cambio de cederle a aquel país sus derechos de soberanía sobre la zona aledaña, lo que le permitió ser

9 Guerra entre Inglaterra y Francia (1756 a 1763), que se extiende desde el territorio de los Estados Unidos al continente europeo. 69


durante un siglo su contralor. Logró así la expansión de su territorio, que cubría una extensión de 9.826.675 kilómetros cuadrados, y se erigió como una gran potencia geopolítica imperialista.

la Guerra del Castor, la construcción del ferrocarril transoceánico, y el desarrollo y la explotación de una economía múltiple, agrícola y minera. A diferencia de Argentina y Estados Unidos que pelearon por su libertad, Canadá se transformó en forma pacífica en una federación con autogobierno independiente en 1867, a través de un acuerdo aceptado por la Reina Victoria de Inglaterra. Ese país de gran extensión y bajísima población, ofreció un mundo infinito de posibilidades a quienes estaban expatriándose de una Europa convulsionada y también de Oriente, que lo convirtieron en adalid del multiculturalismo.

Canadá Los primeros habitantes de Canadá fueron diversos pueblos provenientes de Siberia que llegaron a través del Estrecho de Bering. Un poco más tarde lo hicieron los últimos migrantes inuits provenientes de Asia. Después de la venida de los europeos a América, colonos ingleses y franceses llegaron a la parte norte del continente y lucharon por mantenerse allí. A principios de 1600, Francia estableció dos colonias en lo que hoy es Canadá: Quebec en la margen norte del río San Lorenzo y Acadie en las actuales Nuevo Brunswick y Nueva Escocia. Esas colonias fueron conquistadas por los ingleses en el siglo XVIII, luego de varias batallas libradas contra Francia. En esas luchas Acadie resultó destruida y sus habitantes fueron dispersados, pero Quebec sobrevivió a cambio de su lealtad al Reino Unido, que le reconoció el derecho a mantener el lenguaje y las leyes propias francesas. Los colonos ingleses que se mantuvieron leales a su madre patria en Estados Unidos después de la independencia americana, emigraron a Canadá luego de acordar tratados con las tribus aborígenes para establecerse principalmente en lo que hoy es Ontario. En 1871 incorporó la Columbia Británica con la condición de que en 10 años el ferrocarril atravesara la provincia. La Isla del Príncipe Eduardo se unió a la Confederación Canadiense en 1873,10 para completar un territorio de 9.984.670 kilómetros cuadrados.11 Aquí también fueron disparadores importantes el descubrimiento de las minas de oro en Fraser, el rico comercio de pieles que llegó a motivar

Brasil La situación de Portugal durante el siglo XVI era difícil. País pequeño, de escasa población y magros recursos, estaba aislado del resto de Europa a causa de una política hostil ejecutada en su contra por España. Fueron estas circunstancias las que lo convencieron de que su crecimiento debía lograrse a través de los descubrimientos ultramarinos y la posterior tarea colonizadora.12 El hallazgo de ese inmenso territorio americano y la organización que trajo aparejado el Tratado de Tordesillas —al determinar los derechos correspondientes tanto a España como a Portugal— le otorgaron un gran poder entre los reinados de ese momento. Hubo intentos fallidos de rebelión contra los portugueses en Brasil, como el de 1789 liderado por Joaquim da Silva Xavier, conocido popularmente como Tiradentes, que fuera ejecutado al fallar la revuelta y a quien se lo considera como el héroe nacional. En Europa las guerras napoleónicas afectaron también a Portugal. La Corona en pleno —con el príncipe regente y su corte, la alta jerarquía civil, religiosa y militar, aristócratas y profesionales liberales— se trasladó a Brasil (1807) y se

10 El ferrocarril transcontinental se terminó en 1885. Los primeros servicios transcontinentales empezaron en 1886. 11 Canadá es el tercer país más grande del mundo con una población de más de 35 millones de habitantes. 12 Portugal tiene un territorio de 92.300 km² y Brasil lo centuplica con una extensión de 8.500.200 km². 70


convirtió así en un caso excepcional: una colonia era sede del gobierno de su madre patria. Tamaña empresa dio comienzo a una época imperial de gran prosperidad para el país, que hasta ese momento había sido solamente una colonia.13 Tras la derrota de Napoleón en Waterloo, el Congreso de Viena reorganizó el mapa político del nuevo continente. La Corona portuguesa pensó en el beneficio de seguir vinculando su colonia con la metrópoli, por lo que en 1815 estableció el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Pocos años más tarde, João VI resolvió regresar a Lisboa y dejó a su hijo Pedro como Príncipe Regente. Un sentimiento patriótico y nacionalista, que había producido un ambiente políticamente efervescente, buscaba instaurar al príncipe como Emperador del Brasil. En 1822 el príncipe fue coronado con amplios poderes bajo el nombre de Pedro I, emancipándose de Portugal. Esta independencia se logró sin rivalidades importantes entre João VI y su hijo Pedro I. Cuenta la tradición que João VI antes de partir le recomendó a su hijo: “Pedro, Brasil pronto se separará de Portugal. Si eso pasa, colócate la corona antes de que un aventurero la coja”.14 A causa de los movimientos republicanos y separatistas, y por el fracaso que sufrió Brasil en la guerra argentino-brasileña y la pérdida de su Provincia Cisplatina (actual Uruguay), el emperador abdicó en favor de su hijo Pedro II. Durante este reinado su hija, la Princesa Imperial Isabel I de Bragança, instauró mediante un decreto la Ley Áurea que estableció la abolición de la esclavitud. Era Brasil el único país de América que aún permitía legalmente la posesión de esclavos. Esta nueva norma fue una de las causas que hicieron acercar hasta sus costas a una importante masa inmigratoria europea. Finalmente en 1889,

Pedro II fue destituido por un golpe militar republicano, convirtiéndose el país en los Estados Unidos del Brasil. Finalizando el siglo su territorio se incrementó al recibir la Isla de Trinidad y el Pirara, cedidos por el Reino Unido, sumados a los territorios ganados al Paraguay en la Guerra de la Triple Alianza. Así Brasil se transformó en el país más extenso de Latinoamérica y el quinto en tamaño en el mundo.

La Ley Áurea, del 13 de mayo de 1888, por medio de la cual se abolió la esclavitud en el Brasil.

13 Para muchos estudiosos del traslado de la corte hacia Río, fue en ese momento cuando se inició la fundación del Estado brasileño y se dieron los primeros pasos para su verdadera independencia. 14 En 1825, terminadas las luchas con las tropas portuguesas, don João VI reconoció la independencia a cambio de compensaciones económicas y la concesión del título honorífico de Emperador de por vida. 71


Uruguay Las historias de Uruguay y Argentina están ligadas regional y políticamente, pues ambos territorios pertenecían al Virreinato del Río de la Plata. Los españoles que arribaron en 1516 no colonizaron por completo el país hasta el siglo XVII, debido a la hostilidad de los nativos lugareños: los charrúas. Tampoco despertaba en ellos interés de colonizarla, ya que a diferencia de otras colonias latinoamericanas, el área no contaba con oro ni plata. En los momentos de la rebelión contra España en 1810 y 1811, el general José Gervasio Artigas y sus revolucionarios orientales se unieron a los patriotas de Buenos Aires en contra de la Corona. Fue muy complicada la situación de la Banda Oriental entre 1814, momento en que el comandante del Ejército argentino Carlos María de Alvear levantó el sitio de Montevideo y ganó el territorio para los revolucionarios, y 1816, cuando la corte portuguesa dio un nuevo impulso a sus ambiciones expansionistas contra las vecinas posesiones españolas, especialmente sobre el Río de la Plata, y sus tropas invadieron el territorio. En esos dos años estuvo bajo la órbita de la autoridad central del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero en permanente disputa con el poder de Buenos Aires. Las autoridades españolas fueron expulsadas de Montevideo en 1814 y 1815. La conquista portuguesa terminó en 1821 con la anexión de la región bajo el nombre de Provincia Cisplatina.15 Esto no fue aceptado por los patriotas y un movimiento de insurgentes, llamado los 33 Orientales, ayudado por Argentina, reivindicó nuevamente la independencia de su país en la guerra contra Brasil, que duró desde 1825 hasta 1828.

Finalmente, el acuerdo de paz firmado, en el que argentinos y brasileños fueron garantes, implicó la independencia absoluta de la Banda Oriental.

Argentina Con la caída de Fernando VII en España, algunos pueblos latinoamericanos rompieron sus lazos con la metrópoli e iniciaron el camino hacia la meta de la emancipación definitiva. Así fue como Argentina tuvo su primer gobierno patrio en 1810. Muchos de los protagonistas de la Revolución de Mayo y miembros de la Primera Junta de Gobierno eran hijos de italianos: Antonio Berutti, Manuel Alberti, Juan José Castelli y Manuel Belgrano,16 como lo fueron otros próceres y patriotas que lucharon por la independencia nacional. Los años siguientes fueron intensos. Las tropas locales debieron luchar contra las fuerzas realistas que habían recuperado España. La figura emblemática de esa época fue el General José de San Martín, quien libertó no sólo a Argentina, sino también a Chile y al Perú. Finalmente, en 1816 fue declarada la independencia nacional. Comenzó entonces un período de guerras fratricidas hasta que se logró sancionar la Constitución Nacional en 1853. La provincia de Buenos Aires no convalidó los acuerdos previos para la reunión de la Convención Constituyente y permaneció separada del resto de sus hermanas entre 1852 y 1861. La Carta Magna, que establecía la organización del país bajo la forma representativa, republicana y federal, implicó un cambio significativo. Hasta entonces la sociedad argentina aparecía con una marcada homogeneidad étnica, sin que se hubieran producido cambios sustanciales en su estructura socioeconómica. El país se caracterizaba por ser un desierto poblacional con escasos asentamientos urbanos. Sus habitantes estaban

15 Desde la independencia brasileña en 1822, la Cisplatina había quedado bajo su dominio. 16 Su padre, Domenico Francesco Belgrano Peri, natural de Oneglia, perteneciente por entonces al Reino de Cerdeña, fue el primer piamontés que se instaló en estas tierras en 1750. 72


diseminados en un inmenso territorio de alrededor de 3.000.000 de kilómetros cuadrados. Las clases sociales exhibían la tradicional división entre sectores muy altos y bajos, mosaico en el que se destacaba la primacía de los grandes terratenientes y la ausencia de las clases medias. Una nueva clase política progresista y liberal, que surgió a partir de la organización del país, contempló las necesidades nacionales y las tendencias expansionistas europeas y comenzó a sentir la fuerza de la fe en el progreso, la paz y el trabajo, que esperaba fuese ininterrumpida. Para lograr este cometido, el preámbulo y las cláusulas programáticas de la Constitución de 1853 aseguraron la vigencia de la organización.17 Esto suponía además, establecer una economía moderna que le permitiera al país integrarse a la competencia internacional con la instalación y el

desarrollo de industrias, y la producción de materias primas exportables, agrícolas y mineras, y su posterior comercialización. Era importante lograr el desarrollo demográfico con la aplicación de apropiadas políticas inmigratorias,18 la conquista definitiva del sur, la seguridad del territorio y una vasta red de comunicaciones que acercara las materias primas al puerto, para comunicar socialmente las regiones. Esta actividad movilizó la formación de nuevos grupos sociales y a su vez dinamizó los antiguos estamentos.19 Alcanzados los cometidos se produjeron cambios en las estructuras sociales.20 Con la política de apertura a la inmigración comenzaron a llegar europeos, principalmente italianos, españoles y franceses, muchos de los cuales eligieron las provincias cuyanas de Mendoza y San Juan para desarrollar sus nuevas oportunidades agrícolas, especialmente las viñas. Italia, pueblo de emigrantes, incrementó su relación con Argentina. Cuando la situación de Europa se tornó difícil, miles de personas buscaron otros horizontes. En este contexto, uno de los países elegidos fue el nuestro. Desde 1870 hasta 1960 —con algunos altibajos en las cifras— se radicaron aquí más de dos millones de ciudadanos italianos, quienes por momentos llegaron a ser casi la mitad de la población nacional.21 Se estima que en la actualidad, el 90% de los residentes argentinos tiene alguna ascendencia europea y que, al menos 25 millones de habitantes están relacionados con algún inmigrante de Italia. Según afirma el economista e historiador italiano Marcello De Cecco, en dos países son una mayoría de la población: Italia y Argentina, aunque

Constitución de la Confederación Argentina, Corrientes, 1853.

17 “Constitución de la Nación Argentina”: Preámbulo, art. 14, art. 20, art. 25, art. 75 inc. 18. 18 En 1876 se promulgó la Ley Nº 817, conocida como “Ley Avellaneda de Inmigración y Colonización”. Ésta marcó un punto de partida para una política atrayente hacia los colonos del exterior que quisieran venir a cultivar nuestras tierras. 19 Gargiulo, Julieta: Tesis Diplomatura en Historia de Mendoza, Universidad de Congreso. Mendoza, 2010. 20 Laclau, Ernesto: Un impacto en las luchas de clases: el proceso inmigratorio. En: Revista Situación, nº 4. Buenos Aires, 1960. 21 Informe del Departamento de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de La Matanza. Buenos Aires, noviembre de 2011. 73


su presencia es muy importante en otras naciones de América, como Estados Unidos, Brasil y Uruguay. Cada uno de estos países americanos —aún con muy poca población y grandes potencialidades mineras, agrícolas, industriales y del rubro de la construcción— tenían una extensión casi tan grande como la de toda Europa.22 Esto alentó a millones de italianos a buscar otro destino en estas tierras de promisión.

la gran corriente inmigratoria europea, especialmente italiana, llegada a las Américas. Otros adelantos técnicos de las últimas décadas del siglo XIX acompañaron esta revolución tecnológica y científica.24 En el nuevo siglo el mundo se tornó más amplio pero también más cercano, incrementándose la comunicación y el comercio. Sin embargo, esto tuvo una contracara: una gran desocupación en los países centrales dejó al descubierto una enorme masa de trabajadores que, corridos por el hambre, optaron por la búsqueda de nuevos destinos. La traza y construcción de ferrovías, especialmente en Estados Unidos, Canadá y Argentina, así como la edificación de diques, puentes y caminos, les dieron posibilidades laborales a muchos italianos que salían de Europa buscando fuentes de trabajo. Los nuevos medios de transporte cumplían un doble propósito: acercar los inmigrantes a tierras lejanas y trasladar las mercaderías a los puertos en tiempos más cortos. Así, nuevos pobladores trajeron junto a sus costumbres el ADN de la vitivinicultura y con él intensificaron su cultura en el Nuevo Mundo. La tarea de organizar Italia fue ardua. Las guerras de la unidad nacional habían dejado muy heridas las regiones, lo que atentaba contra el desarrollo económico de la península. No era sencillo ordenar un gobierno con enormes desigualdades regionales que, hasta hacía poco tiempo funcionaba como un mosaico de particularidades geográficas y políticas con intereses disímiles. El lento avance de la revolución industrial aumentaba la desocupación; el cólera hacía estragos; la agricultura estaba devastada por el abandono que las guerras habían producido en los territorios; la viticultura —especialmente— fue castigada por algunos

Italia y el Éxodo Durante el siglo XIX y comienzos del XX, los países americanos transitaban momentos de formación política y territorial, así como lo hacía Italia que salía de sus guerras de la Unitá. Esto favoreció el éxodo migratorio hacia el Nuevo Mundo y con él el desarrollo de la vitivinicultura, parte de la cultura europea, principalmente italiana que llegaba. Estos movimientos migrantes de las últimas décadas del 1800 estuvieron signados por diversas causas: la revolución industrial y las condiciones político-territoriales que se vivían en Italia, fueron quizás las más importantes. Una de las principales innovaciones que produjo el desarrollo de la revolución industrial en Europa fue la utilización del vapor de agua como instrumento transformador y transmisor de la energía.23 El motor de vapor impulsó la idea de crear locomotoras que pudieran arrastrar trenes por líneas férreas, así como también alimentó buques y maquinarias en las industrias, que ayudaron a producir en serie para abaratar los costos. Nuevos transatlánticos surcaban los mares con tarifas más accesibles y viajes realizados en menor tiempo. El ferrocarril adoptó este combustible y las redes ferroviarias comenzaron a cruzar los territorios, lo que favoreció 22 Toda Europa tiene una superficie de 10.530.750 km2.

23 James Watt inventó, en 1779, la máquina de vapor que utilizaba la energía del vapor de agua para mover otras máquinas. 24 Habían aparecido el telégrafo, el fonógrafo, el motor de cuatro tiempos y el frigorífico; fueron aislados el bacilo de la tuberculosis, el vibrión del cólera y el virus de la rabia; se descubrió el proceso de la fermentación alcohólica y la telegrafía sin hilos y comenzaron a rodar los automóviles por las calles. 74


años de desastres climatológicos sobre todo en el norte, sumado a las epidemias de oídio, filoxera y peronóspora que arrasaron con 600.000 hectáreas de viñedos.25 Frente a estas circunstancias América era el futuro. En estos países enormes todo estaba por hacerse. Ese fue el comienzo del gran éxodo de italianos que partieron especialmente a las Américas: Argentina, Brasil, México, Uruguay, Estados Unidos y en menor medida Canadá. La profesora Giuliana Gay-Eynard, en un interesante estudio sobre las motivaciones de la partida de los italianos al mundo, recupera la respuesta que un inmigrante le dio en las postrimerías del siglo XIX al Ministro del Reino, cuando les pidió a sus súbditos no abandonar su Patria:26 “¿Qué entendéis por una nación, señor ministro? ¿Es la masa de los infelices? Plantamos y recogemos el trigo, pero nunca probamos el pan blanco. Cultivamos la vid, pero jamás bebemos el vino. Criamos animales, pero no comemos la carne. A pesar de todo, ¿vos nos aconsejáis no abandonar nuestra patria? Pero ¿es acaso patria la tierra donde no se consigue vivir del propio trabajo?”. Coincide con ese testimonio el pedido que el Presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento le hizo a S.A.R. Tomaso Príncipe di Savoia en la recepción que le ofreció con motivo de su visita a Argentina el 7 de agosto de 1874. En él llama su atención sobre las restricciones impuestas en algunos estados de Europa a la emigración hacia América: “Quisiera daros ocasión, cuando toméis parte en la dirección de los negocios públicos de vuestro país, a fin de que corrijáis errores que tienden a introducirse en la política exterior del gobierno. Alarma a algunos estadistas de Europa el movimiento de emigración hacia este o el otro continente americano, que se desprende de aquellas playas,

y considerándolo un mal, quisieran poner un dique a esta corriente. A más de que tal idea subvierte el orden y contraría las tendencias humanas, que desde los tiempos prehistóricos arrastran a los pueblos a poblar o repoblar los puntos del globo que más ventajas ofrecen, es a mi juicio un grave mal que hacen a sus propias naciones, manteniendo a sus habitantes en condiciones inmutables y hereditarias, y empobreciéndolos, con estorbarles que se enriquezcan donde quiera que haya medios de prosperar”. Añadió finalmente, antes de su brindis: “Dejen, pues, venir a los italianos a América. Yo diría más: estimúlenlos a que vengan, y en medio siglo de relaciones, por cada diez italianos que vengan pobres e incapaces de medrar allá por falta de capital, volveráles uno rico, con el sentimiento adquirido de su propia dignidad, pues la estadística de todos los países, y la de Norte América sobre todo, ha mostrado que un pueblo rico o donde el bienestar se ha difundido en las clases inferiores es más poderoso, aún para la guerra, que una numerosa población pobre y atrasada, pues que la guerra se hace hoy más con dinero que con sangre, más con ciencia que con valor estéril ante las ametralladoras y los acorazados”.27 Las condiciones de Italia eran diferentes de los otros países europeos. Al ser una nación que se organizó tardíamente, no poseía colonias. En esta crisis que afectó a toda Europa, españoles y portugueses emigraron hacia excolonias a las que los unían factores histórico-culturales, pero los italianos no tuvieron esta opción. En un principio, un gran contingente de ellos emigró hacia otros países europeos, sin embargo las buenas opciones de trabajo estaban en América. Brasil, Argentina, Uruguay y, más tarde, Estados Unidos, Canadá y Australia, habían comenzado a buscar nuevas fuentes

25 Garoglio, Pier Giovani: Enciclopedia Vitivinicola Mondiale. Edizione scientifiche UIV. Milano, 1973. 26 Gay-Eynard, Giuliana; Bovio, Marco; Mannini, Franco; Novello, Vittorino con la testimonianza di Marchetti, Giorgio: Migrazione e vitivinicoltura: Italia e mondo viticolo extraeuropeo. Alcuni esempli. Torino, 2015. 27 Sarmiento, Domingo Faustino: Obras Completas. Tomo XXI, Discursos Populares. Imprenta y Litografía Mariano Moreno. Buenos Aires, 1899. 75


de inmigrantes, con ofertas de empleos para quienes ellos no tenían candidatos en sus propios territorios. Así fue como estos países receptores se transformaron en poco tiempo en comunidades multiculturales de fuerte raigambre inmigratoria en los que la ascendencia italiana marcó su impronta.

Vínculos entre Italia y las Américas Giuseppe Garibaldi en América del Sur La inmigración italiana hacia América se incrementó a fines del siglo XIX, cuando miles de personas abandonaron sus tierras en el corazón de Europa en busca de un nuevo horizonte para sus vidas. Como ya se ha dicho, Italia es un pueblo de migrantes. Durante el último siglo y medio sus habitantes se dispersaron hacia los cuatro rincones del mundo. Sus 28 millones de expatriados son considerados como el mayor éxodo en la historia de la emigración. Pero los italianos llegados al Nuevo Mundo, no sólo fueron migrantes económicos que aportaron conocimiento y trabajo, sino que desde los albores de las nacionalidades su presencia se destaca en las causas de las emancipaciones americanas. Valga para ello algunos referentes cuyas figuras son insoslayables. Sin lugar a dudas entre ellas se destaca la de Giuseppe Garibaldi, conocido por su rol tanto en las guerras civiles del sur de América como por las que libró en Italia en pos de la unidad. Este patriota revolucionario piamontés emigró a América en 1836, después de haber sido condenado a muerte por su participación en una sublevación de Génova contra la monarquía de Saboya. Llegó al Brasil donde su temperamento e ideales republicanos lo incentivaron para luchar apoyando las causas de la

Giuseppe Garibaldi, 1861.

libertad rioplatense. Combatió durante 4 años en la rebelión del estado de Río Grande contra el Imperio de Brasil (Guerra de los Farrapos)28 y posteriormente participó en la guerra civil del Uruguay entre Blancos, que obedecían al general Manuel Oribe y Colorados, que respondían a Fructuoso Rivera.29 Con respecto

28 Rio Grande se había constituido como un estado independiente al que no reconocía el Imperio del Brasil (1837-1838). 29 La denominada Guerra Grande se desarrolló entre Manuel Oribe, apoyado por el gobierno de Buenos Aires del gobernador Juan Manuel de Rosas, y el gobierno de Fructuoso Rivera instalado en Montevideo (1838-1851). 76


a su paso por Argentina cabe destacar que estuvo en nuestra tierra en dos oportunidades: la primera como corsario al servicio de la República de Río Grande y unos años más tarde al mando de la flota uruguaya que fue en ayuda de la provincia argentina de Corrientes, sublevada contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas.30 En esa primera oportunidad Gualeguay31 y su gente fueron el escenario en el que vivió su primera y quizás la más importante hazaña de su vida novelesca. Siguiendo la investigación de los profesores entrerrianos Cichero y Ramírez, podemos conocer esta etapa sobre la permanencia y vicisitudes del italiano en Gualeguay.32 Garibaldi al llegar a Brasil se ofreció para luchar junto a la República de Río Grande por su independencia, oferta que rápidamente fue aceptada. Con una nave, a la que bautizó Mazzini y doce hombres, se lanzó al mar en busca de aventuras: “Finalmente éramos libres, navegábamos bajo un pabellón republicano; en fin, éramos corsarios […] capaces de declarar la guerra a un imperio”. Luego de una primera acción y con su barco averiado se dirigió hacia el Río de la Plata, ya que la flota del Imperio había bloqueado el puerto de Río Grande. Él lo recuerda así: “Oribe, que en su calidad de jefe de la República de Montevideo no reconocía a las otras repúblicas, dio orden al gobernador de Maldonado para prenderme y apoderarse de la galera. Felizmente el gobernador de Maldonado era un excelente hombre que, en lugar de ejecutar la orden que recibió, […] me mandó prevenir para que levase anclas y partiese para mi destino, si es que lo tenía”.33 El gobierno de la Banda Oriental mandó a interceptarlo. En la contienda Garibaldi resultó herido en

el cuello. Sus hombres, viendo que su jefe agonizaba, emprendieron la retirada internándose por el río Paraná donde se encontraron con una embarcación de pasajeros que unía los puertos de Entre Ríos con Buenos Aires. En esa nave fue trasladado a la ciudad de Gualeguay. El gobernador de la provincia, Pablo Echagüe, viendo la situación del herido y conociendo ya su fama como aventurero de renombre, le dio el pueblo por cárcel y los servicios de su médico personal, el que le salvó la vida al extraerle la bala que tenía alojada en su cuello. Su estadía en Gualeguay se extendió por más de seis meses; su fama, prestancia y sociabilidad lo convirtieron en centro de atracción de la sociedad. La población había aprendido a estimarlo y le brindaba su hospitalidad y su admiración. “Curado de mi herida comencé a dar algunos paseos, que por orden de la autoridad eran muy limitados. A cambio de mi navío confiscado, me daban un escudo por día, lo que en realidad era mucho para un país en que, siendo todo muy barato, casi no se gasta dinero”. Su vida transcurría mansamente entre visitas a sus nuevos vecinos, paseos por la ciudad y su entusiasmo por aprender a cabalgar como un gaucho. Esa permanencia entre los gualeguayenses le posibilitó salvar su vida y acrisolar su ánimo. Pero esta bucólica permanencia no concordaba con su aguerrida personalidad. Por otra parte Rosas, que evitaba nuevos conflictos con el Brasil, comenzó a pedir su extradición. En alguna de esas tardes en las que recorría los alrededores del pueblo, conoció a otro italiano, Bernardo Gallo, poderoso terrateniente que junto a otros dos amigos le ayudaron a buscar los medios para organizar su fuga. Un baqueano y un caballo debían

30 Entre los años 1852 y 1862, la Argentina estuvo de hecho dividida en dos estados: la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, cada uno con sus autoridades y legislación propias. 31 Ciudad de la Provincia de Entre Ríos en Argentina. 32 Cichero, Gustavo Raul; Ramírez, Eduardo Antonio: Giuseppe Garibaldi: Lo que Italia le debe a Gualeguay. Gualeguay, 2007. 33 Garibaldi, Giuseppe: Memorias. Tipografía Fioretti. Firenze, 1860. 77


envía a Paraná “en condiciones humanas y con el mayor de los respetos que merece su figura”, donde es dejado en libertad. Desde allí se traslada a Montevideo para continuar la lucha contra Juan Manuel de Rosas junto a los unitarios argentinos que estaban en el exilio. Es entonces cuando convoca a los italianos exiliados e inmigrantes y organiza la Legión Italiana que puso al servicio de Montevideo y que se extendió a Argentina donde posteriormente tuvo destacadas actuaciones en las guerras intestinas. Otra parte de ella lo acompañó cuando regresó a Italia a luchar junto a las tropas del Risorgimento. Pero los lazos con América fueron aún más profundos, ya que existieron lazos de sangre. En 1839, estando fondeado frente a la ciudad de Laguna ya tomada por las fuerzas rebeldes y como capitán del Río Pardo, nave insignia de la flota republicana, vio con su catalejo en la costa a una bellísima joven criolla, Ana María Riveiro de Jesús, a la que se acercó diciéndole: “Debes ser mía”. Fue esa chispa la que enardeció una de las pasiones más destacadas del romanticismo heroico. Anita, en esas noches de amor en el Río Pardo acunada por el mar, y con un temperamento tan aguerrido como el del corsario, le pidió que le enseñara las artes de la guerra para ser un soldado más que lo acompañaría en su misión. Para sorpresa de todos, rápidamente se transformó en una gran espadachina y certera tiradora. Muchas batallas los vieron combatir juntos. En una de ellas, en las selvas del Mato Grosso, fue tomada prisionera por el ejército imperial durante una escaramuza logrando posteriormente huir. Ya en su vientre llevaba al primero de sus hijos, Menotti, quien posteriormente luchó junto a su padre en Italia por la causa de la unidad italiana. Garibaldi deseaba volver a su patria para unirse a las tropas del Risorgimento; para ello envió a Anita como la embajadora que debía organizar su regreso. A

llevarlo hasta el puerto donde se embarcaría rumbo a Montevideo, pero su guía lo abandonó en la mitad del trayecto y regresó al pueblo para denunciar la huida frente al jefe de policía. Lógicamente lo atraparon y comenzó el peor de sus martirios. Fue torturado para que confesara el nombre de los que habían colaborado en la fuga: “Excusado es decir que no hice tal confesión, pues declaré que sólo yo la había planeado y ejecutado. Me envió a prisión y dijo en voz baja algunas palabras al oído de uno de los guardas. Esas palabras eran la orden de aplicarme tortura […]. Llegado a la habitación que me estaba destinada, los guardas me dejaron las manos atadas a la espalda, me colocaron en las muñecas una nueva cuerda, y pasaron la otra extremidad a una viga, suspendiéndome a cuatro o cinco pies del suelo. Entonces Leonardo entró en la prisión y me preguntó de nuevo si estaba resuelto a decir la verdad. La única venganza que podría tomar era escupirle en el rostro y así lo hice [...]. Después salió. Quedé dos horas en esta horrible posición. El peso de mi cuerpo sobrecargaba en mis puños ensangrentados y en mis hombros dislocados. Me parecía estar sobre brasas. Al cabo de dos horas mis guardas, teniendo piedad de mi estado o creyéndome muerto, me descendieron. Caí en el suelo sin movimiento. Era una masa inerte, sin otro sentimiento que el de un profundo y mudo dolor. Era casi un cadáver. En ese estado, sin saber yo lo que hacía de mí, me metieron en el cepo. Había sufrido durante dos horas horribles torturas, y cuando volví en mí, me encontré atado como un asesino”.34 Los vecinos, al conocer la noticia de su cautiverio, se solidarizan con él y piden clemencia al comandante Millán, que era quien lo había apresado. Éste resuelve que se le curen sus heridas y le permite recibir visitas. Otros vecinos hacen conocer al gobernador Echagüe las torturas que ha padecido el italiano. Éste, compadecido por los sufrimientos que ha debido vivir, lo 34 Garibaldi, Giuseppe: ibidem. 78


su llegada fue recibida, junto a sus cuatro hijos americanos, como una heroína.35 Finalmente, el guerrero pudo regresar con muchos de sus camisas rojas36 y juntos nuevamente combatieron tratando de llegar a Roma, pero sin lograr tomarla. Tuvieron que huir con sus 3.900 soldados mientras eran perseguidos por un ejército de españoles, franceses y napolitanos. Anita, nuevamente embarazada y como consecuencia de unas fiebres malignas, murió en la fuga con sólo 28 años, en los brazos de su gran amor. Las tropas enemigas que los perseguían obligaron a Garibaldi a abandonar el cadáver, el que quedó semienterrado en la arena.37 Este fue el final de la historia de esta pareja épica que con justicia fueron llamados: Garibaldi, el Héroe de los Dos Mundos y Anita Garibaldi, la Heroína de los Dos Mundos. Detenerse en otros detalles de la historia de esta pasión es tentador pero plumas de mayor prestigio ya lo han hecho. Baste como síntesis del agradecimiento del paso del guerrero por América, las palabras que le dedicó Mitre en 1899 cuando se erigió su monumento en Buenos Aires. Dijo entonces: “Garibaldi es honrado por el Brasil como soldado de su democracia; [por] la República del Uruguay como su defensor y [por] los argentinos como combatiente contra su tiranía, en su tierra y en sus aguas” […]. Otros italianos que lucharon por la libertad de las Américas fueron: Filippo Mazzei en Estados Unidos; los generales Vincenzo Filisola, Luigi Ghilardi, Giuseppe Stavoli y Peppino Garibaldi en las luchas mexicanas, y en Argentina Silvino Olivieri, Antonio Susini, Daniele Cerri, Giovanni Battista Charlone en las luchas de la confederación y las campañas patagónicas, y los patriotas ítalo-argentinos Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Juan José Castelli y Antonio Berutti en el nacimiento de la nación, entre otros. Todos ellos,

Pascual Orozco, Alberto Braniff, Pancho Villa y el general Peppino Garibaldi (nieto de Giuseppe) durante la Revolución Mexicana (1910-1920).

apasionados por la causa americana, pusieron sus vidas a su servicio así como lo hicieron los misioneros, quienes con su labor evangelizadora y educativa cubrieron el extenso continente.

Italia y México Existen vínculos antiguos y profundos en las relaciones entre Italia y México. Desde los tiempos de la conquista se destacaron figuras de italianos que dejaron las huellas de su paso. Basta destacar la introducción de la imprenta en la primera mitad del siglo XVI en México y Estados Unidos, que se le debe a Giovanni Paoli, originario de Brescia, y el imponente fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz proyectado y construido por el arquitecto militar Giovanni Battista Antonelli. En la historia de México el rol que cumplieron los jesuitas, en su gran mayoría italianos, como colonizadores, educadores y evangelizadores, fue muy importante. Durante la colonia numerosos misioneros se establecieron en el norte para evangelizar y explorar

35 Fueron sus hijos Menotti, Rosita, fallecida con dos años, Teresita y Ricciotti. 36 Así se denominaba la legión garibaldina. 37 Dujovne Ortiz, Alicia: Anita cubierta de arena. Edit. Alfaguara. Buenos Aires, 2003. 79


la parte del continente americano que se asoma al Pacífico. Entre ellos se destacaron —como ya vimos— los italianos Chini, Salvatierra y Piccolo. Ya en el siglo XIX, durante las guerras de la independencia, algunos militares italianos llegaron a combatir junto a los insurgentes. Figuras representativas fueron Vincenzo Filisola di Potenza, quien fue el primer oficial patriota que entró en la capital el 24 de septiembre de 1821, y el destacado militar y conde Giuseppe Stavoli di Parma, sobreviviente de las guerras napoleónicas. No puede dejar de mencionarse a otro Héroe de Dos mundos Luigi Ghilardi di Lucca, activista garibaldino republicano que después de luchar en la guerra de la Reforma en México, volvió a Italia a combatir junto a Garibaldi y regresó para participar en la guerra contra los franceses, en la que fue tomado prisionero y ajusticiado. México lo distingue como un héroe nacional. En los comienzos del siglo XX el legendario Giuseppe Peppino Garibaldi —hijo de Ricciotti Garibaldi, el menor de los hijos de Giuseppe Garibaldi, héroe de las guerras del Resurgimiento italiano— se incorporó a las fuerzas maderistas donde alcanzó el grado de general.38 En cuanto a la inmigración, no obstante ser una nación que presentaba condiciones menos rígidas que las de su vecino del norte para ir aceptando a quienes llegaban de Europa, sus crisis políticas en cierta manera dificultaban ese caudal. Sin embargo aunque su flujo migratorio no fue tan importante, recibió población calificada por ser más sencillo y menos oneroso lograr su visa, que lo diferenciaba de las duras condiciones impuestas por los Estados Unidos para entrar en su territorio.

buques, fábricas textiles, fundiciones de hierro y —en el caso que estamos destacando— maquinarias para bodegas, marcaron una nueva impronta de progreso. El nuevo país se transformó en un coloso económico que, con sus brazos abiertos esperaba poblaciones para que cubrieran y desarrollaran su territorio. Muchos italianos dejaron su suelo en búsqueda de un venturoso porvenir en la mítica tierra americana. Terminada la Guerra Civil norteamericana, millares de inmigrantes llegaron desde Italia. Entre 1880 y 1920 Estados Unidos recibió a cinco millones de ellos. Algunos se establecieron en la costa del este, mientras que una gran cantidad se dirigió hacia el oeste. California los atrajo por el clima, semejante al de su patria, y las posibilidades que representaba el despertar de ese gigante. Esto los indujo a dedicarse principalmente a la agricultura para continuar con sus cultivos ancestrales en un nuevo territorio. Los primeros inmigrantes, oriundos de las regiones vitivinícolas del Piamonte y la Toscana, se establecieron en el norte de California. Los que venían del sur se asentaron en la parte meridional y crearon la mayor región vitivinícola del estado hasta que una peste de filoxera destruyó alrededor de 25.000 acres de viñas. Fue entonces cuando en los valles del norte, Napa y Sonoma, emergieron viñedos más pequeños que se transformaron en lo más representativo de la vitivinicultura californiana actual.

Comienzan los estudios sistemáticos de la vitivinicultura El tema que en un breve espacio desarrollaremos tratará sobre la unión de las escuelas italianas de enología con América y la importancia que ellas tuvieron en el desarrollo y la transferencia del conocimiento de las

Italia y Estados Unidos Las máquinas de vapor que acompañaban la revolución industrial se instalaron en Estados Unidos: trenes,

38 La guerra civil en 1910 fue convocada por Francisco Madero para reencauzar la legalidad en México. 80


ciencias vitivinícolas a lo largo de 140 años. Hoy esto es motivo de profundo interés, ya que en la agenda de la vitivinicultura actual la historia del desarrollo de la industria y la cultura del vino cumple un rol determinante, no sólo dentro del mundo académico, sino también frente al público en general cada vez más interesado en este complejo y fascinante universo. La presencia de Italia en la introducción de la vid y del vino en el Nuevo Mundo existe —como ya lo mencionáramos— desde el momento en que pisó tierra americana el primer italiano: Cristóbal Colón. En el período del descubrimiento fue importante el rol que cumplieron los navegantes, exploradores y misioneros italianos. Ellos acrecentaron el desarrollo de una incipiente vitivinicultura guiados por motivos religiosos, económicos, políticos y culturales. Y las vides comenzaron así a anidar en tierras americanas… Pero el mundo siguió evolucionando. Se había ampliado con los descubrimientos territoriales y los nuevos inventos. Entró entonces en una etapa que cambiaría la matriz cultural del Renacimiento, la era de la Ilustración, que provocó una profunda renovación en la cultura de Occidente. Como ya hemos destacado se comienza a privilegiar el racionalismo en los análisis y el empirismo en el campo científico, resultando de esta nueva concepción el surgimiento de las academias científicas como figuras estelares y los centros de enseñanza agrícola, que tienen por finalidad divulgar los conocimientos acumulados durante el proceso evolutivo de la agricultura tradicional. El estudio de la naturaleza se convirtió en un tema primordial de investigación para los nuevos científicos. Se producen avances en el plano político con el comienzo del ciclo de la emancipación de las colonias americanas. Estas nuevas naciones —tanto las americanas como Italia—sintieron la necesidad de hacer competitivas sus economías con el objetivo de participar en

el escenario mundial. Para poder comercializar sus productos debían salir de los conocimientos empíricos y sistematizar la investigación y los estudios agrícolas. Dentro de este espectro se encontraba la vitivinicultura. Así fue cómo en el transcurso de los siglos XVII y XVIII, en los diferentes países vitivinícolas surgieron diversos proyectos que se implementaron e institucionalizaron con menor o mayor éxito. Muchos de ellos fracasaron a causa de confusas condiciones políticas o económicas, pero especialmente porque la escasez del recurso humano era un valor determinante. Para contrarrestar esto fue necesario impulsar la formación de formadores que son los que van surgiendo de las nuevas escuelas. Frente a estos desafíos, en varias partes del mundo comenzaron los estudios sistemáticos de la vitivinicultura. En Estados Unidos, Filippo Mazzei —un florentino perteneciente a una familia de viticultores de la Toscana, médico, filósofo y dedicado al comercio de vinos— fue contratado por el presidente Thomas Jefferson en 1776, recién nacida esa nación, para desarrollar la vitivinicultura en Virginia. Introdujo vides, llevó colonos y estableció la enseñanza organizada de la vitivinicultura. Desinteligencias con el gobierno hicieron abortar este intento educativo apenas creado el establecimiento. Los estudios agronómicos en el país del norte tuvieron que esperar un largo período para concretarse, ya que recién en 1909 abrió sus puertas la University Farm School (actual Universidad de Davis), dependiente de la Universidad de Berkeley, con 18 alumnos matriculados y cursos de corta duración. Durante los siglos XIX y XX se intensificó el desarrollo de los estudios vitivinícolas con nuevos institutos y universidades que perduran hasta la actualidad. Simultáneamente en Italia había surgido la misma necesidad. La Accademia di Agricoltura, presidida por Pietro Caronelli, fue fundada en 1770.39

39 Pietro Caronelli fue el a autor de: Sopra l’istruzione agraria della gioventú. 81


Posteriormente nació la Scuola Agraria di Francesco Gera en 1805, ambas precursoras de las futuras Escuelas de Viticultura y Enología del Reino de Italia. El Ministerio de Agricultura en 1872 fundó las estaciones enológicas de viticultura y enología, de las cuales la de Asti y la de Gattinara fueron las primeras. Los estudios educacionales organizados comenzaron unos años después, en 1876, con la creación de las Reales Escuelas de Viticultura y Enología de Conegliano, Avellino, Alba, Catania y Cagliari. Francia simultáneamente fundó la Escuela de Enología de Montpellier. Mientras tanto en América existían las mismas inquietudes. En Argentina el impulsor de los estudios agronómicos fue Domingo Faustino Sarmiento.40 El Gobierno de Mendoza por sugerencia suya, creó en 1853 la Quinta Normal de Agricultura que funcionó con algunas dificultades presupuestarias durante cinco años. En 1862 siendo Sarmiento el gobernador de San Juan fundó allí la Quinta Normal de Agricultura. Finalmente en 1872, bajo su presidencia, a través de la Ley N° 432 impulsó la creación de escuelas agrarias en Salta, Tucumán y Mendoza. La de Mendoza atravesó numerosos problemas: cambios de programas, conflictos estudiantiles y épocas en las que se cerraba y luego se reabría, sin lograr cumplir la misión para la que había sido creada. Frente a estos inconvenientes, comunes en toda América, algunos estudiantes comenzaron a partir para formarse en las escuelas de Italia, la que en pocos años había revertido su crisis vitivinícola y sembrado de enotécnicos el mundo. La mayoría de los postulantes argentinos financiaron sus

estudios, otros fueron becados por el gobierno para perfeccionarse allá.41 La importancia de los padres salesianos en este tema educacional y en esta parte del mundo fue significativa.42 Recién llegados a América y preocupados por instruir especialmente a los colonos italianos que se estaban afincando en estas nuevas tierras, refundaron en Uruguay la famosa escuela Agrícola Jackson, la que durante casi un siglo formó peritos agrícolas vinculados con la vitivinicultura. En los comienzos del 1900 los salesianos en Mendoza (Argentina) crearon la Escuela de Agroindustrias de Don Bosco y, en 1966, la primera Facultad de Enología de las Américas. La Universidad Nacional de Cuyo en Argentina y la Universidad de Davis en California, así como otras universidades europeas, son otros faros de conocimiento en la especialidad. Las vinculaciones y transferencias de saberes entre profesores y egresados de los diferentes establecimientos pedagógicos que surgieron en Europa y América fueron marcando una nueva particularidad. El desarrollo de la vitivinicultura en los diversos períodos fue sufriendo modificaciones tanto en las técnicas enológicas como en la implantación de sus cultivos. Y así empezó una relación ininterrumpida entre las escuelas italianas y América que se mantiene a lo largo de los años. En este contexto la inmigración europea —especialmente la italiana— ha tenido un rol protagónico en los procesos de la modernización, el desarrollo y el éxito de la agricultura diversificada, concretamente de la vitivinicultura en América.

40 Fue un destacado político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino (1811-1888). Cumplió roles gubernamentales como Gobernador de la Provincia de San Juan (1862 y 1864), Presidente de la Nación Argentina (1868 y 1874), Senador Nacional (1874 y 1879) y Ministro del Interior de la Nación Argentina (1879). 41 La Ley N° 295 de la Provincia de Mendoza del 23 de septiembre de 1904, autoriza a contratar un enólogo de reputación europea y otorga 6 becas a estudiantes argentinos para estudiar en Alba, Conegliano y Montpellier. 42 El Papa León XIII había insistido en una audiencia con Monseñor Luis Lasagna, sacerdote misionero salesiano, en la necesidad de fundar escuelas agrícolas en América para los hijos de los colonos italianos. 82


La vitivinicultura en italia

Por decretos reales fueron fundadas las escuelas especiales de viticultura y enología de las cuales las primeras fueron la Real Estación Enológica de Asti en 1872 y la Real Estación Enológica de Gattinara en Vercelli durante el mismo año. Posteriormente, como vimos, fueron creadas las Reales Escuelas de Viticultura y Enología. La primera escuela enológica de Italia fue la de Conegliano fundada en 1876 en el

A causa de las crisis que habían afectado los cultivos y la producción vitivinícola, el Reino de Italia —a través de su Ministerio de Agricultura, y junto a las cámaras de comercio— se comprometió a desarrollar una política inteligente e integral de apoyo y crecimiento, que ayudara a trabajar los viñedos científicamente. Para lograr este objetivo, hicieron selecciones entre sus cepajes e iniciaron la introducción de algunas nuevas plantas desde Francia y Alemania, en vistas a mejorar la calidad de las viñas. Para combatir los estragos de la filoxera comenzaron a injertar sobre el pie de la vid americana; era necesario curar las tierras y aplicar los progresos de la ciencia que favorecieran la evolución de la agricultura, como un medio de desarrollo económico del país.43 Como resultado de la actualización en las investigaciones vitivinícolas cobraron gran importancia los estudios y las colecciones ampelográficas.44 En Italia se destacó la obra Pomona italiana, de Giorgio Gallesio, publicada a inicios del siglo XIX —en la que dedica una sección a la uva— y los estudios de Domizio Cavazza. Para aumentar el conocimiento de la vitivinicultura italiana se organizaron muestras ampelográficas. Una de ellas fue la de Forli en 1876, que logró una gran repercusión. Un año después de esa exposición fue publicado el trabajo Ampelografía Universal del conde Giuseppe Rovasenda, así como la Ampelografía del barón Antonio Mendola de Favara, miembro de la Comisión Ampelográfica del Ministerio de Agricultura italiano. Ambas publicaciones fueron consideradas obras maestras en toda Europa.

Uva Canaiola. Lámina de Pomona Italiana, de Giorgio Gallesio, 1817-1839.

43 Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: ibidem 44 El conde Giuseppe Rovasenda llegó a tener en 1877, una colección ampelográfica de 3.660 variedades de uva recolectadas de todas partes del mundo, considerada la más rica de Europa. A su muerte la legó a la Escuela Enológica de Alba. Parte de ella, 800 variedades, llegó a Mendoza en 1910, donada por la Escuela de Alba a la Escuela de Vitivinicultura de Mendoza por gestión de su Director, el Ing. Leopoldo Suárez. Tan importante como ésta fue la colección del barón Antonio Mendola di Favara. 83


Treviso. Para controlar las enfermedades de la vid fueron creadas las Reales Estaciones de Patología Vegetal. Este programa fue apoyado por bodegas experimentales estatales a lo largo y a lo ancho de la península, que indicaban las modificaciones por hacer en los sistemas de elaboración y conservación del vino, basadas en pruebas de hecho. Se organizaron Reales Cátedras Ambulantes y Especiales en diferentes regiones del Reino y fueron enviados Reales Enotécnicos al extranjero para informar sobre la legislación italiana y las condiciones y exigencias del comercio de dichas regiones, como así también para conocer el desenvolvimiento de la vitivinicultura en los países del Nuevo Mundo, fiscalizando el comportamiento académico de los enotécnicos italianos en el extranjero. Además se concretaron exposiciones de vinos en Suiza, Bélgica, Alemania y Argentina.45

El esfuerzo de economistas y enólogos de la talla de Ottavi, Cerletti, Pestellini, Marescalchi y Puschi46 puso a Italia a la cabeza del cooperativismo. Otras iniciativas importantes fueron las sociedades enológicas y posteriormente, las bodegas sociales. De esta manera el capital y el Estado comenzaron a transitar un camino conjunto. Los resultados de esta política —acompañada de legislaciones progresistas y liberales, nuevas escuelas que favorecieron la instrucción, e instituciones públicas y privadas dedicadas al tema— se evidenciaron con el aumento de la producción enológica y el mejoramiento de la calidad de los vinos y de los cepajes. Los lazos con el mundo se intensificaron. En sólo 40 años la industria vitícola y enológica de Italia pasó a ser un faro de conocimiento y especialización, en el que abrevaron tanto los pueblos nuevos como otros del Viejo Continente.

45 Scardin, Francesco: Vita italiana nell’Argentina. Compañía Sudamericana de Billetes de Banco. Buenos Aires, 1899. En la exposición en Argentina de 1896, la Cámara Italiana de Comercio y de las Artes fundada en Buenos Aires en 1884, donó 7 grandes medallas de oro para premiar a los mejores vinos. 46 Berget, Adrian: La coopération dans la viticulture européenne. Lille, 1902. 84


La vitivinicultura en América del Sur En los orígenes coloniales durante el siglo XVII la vitivinicultura de América del Sur tenía tres vertientes principales: la del Pacífico, cuyo mayor polo se hallaba en el Perú seguido por Chile; la de la Cuenca del Plata, cuyo polo se encontraba en el Paraguay, y la de Brasil. A mediados del siglo XIX comienza a poblar las costas americanas la inmigración europea, especialmente la italiana, que desarrolla un rol protagónico en los procesos de modernización en las costas californianas y en la periferia austral de América Latina: Argentina, Brasil y Uruguay, donde cumple un importante papel en el perfeccionamiento y éxito de la agricultura diversificada, concretamente de la vitivinicultura.

en el actual Estado de São Paulo, sin lograr vinos de calidad ya que se los consideró demasiado verdes. Un nuevo impulso aparece con la llegada de los jesuitas. Uno de ellos, Roque González, plantó las primeras vides en el sur de Brasil en 1626 en una de las Misiones jesuíticas de la pre-creación de las Misiones de los Siete Pueblos.47 Pero cuando las Misiones fueron destruidas por los bandeirantes,48 en 1630 y 1636, se interrumpieron los cultivos y la producción del vino. Hubo nuevos intentos hasta que en 1789 la Corona Portuguesa, así como lo había hecho la Corona Española en sus nuevos territorios americanos, prohibió la implantación de viñas por la competencia que representaba para sus propios vinos. Pasaron años hasta que llegaron los primeros inmigrantes alemanes en 1825. Comenzó con ellos el cultivo de vides sin fines comerciales ya que las utilizaban, principalmente, para dar sombra a los patios de sus casas y producir un poco de vino para el uso familiar. En el año1850 la Ley Euzébio Queiroz decretó el final de la trata de esclavos, sin mayores éxitos, hasta que en 1888 con la abolición de la esclavitud decretada por la Ley Áurea, hizo necesario preocuparse entre otros

Brasil Las vides llegaron a Brasil con los portugueses en 1532. Un viticultor de Oporto y fundador de la ciudad de Santos, Brás Cubas, plantó las primeras cepas en la costa de San Vicente, pero la humedad y el clima no dejaron desarrollar estas plantas que pronto enfermaron. Intentó entonces moverse hacia la región del altiplano,

47 San Borja, San Nicolás, San Luis, San Lorenzo, San Miguel, San Juan y Santo Ángel. Al sur estaba la Estancia de Yapeyú, cuyos límites alcanzaban el Río Negro. 48 Las tropas lusitanas lideradas por los bandeirantes eran una especie de milicia dedicada al saqueo de ganados y poblaciones y a la caza de indios a los que vendían como esclavos en São Paulo y Río de Janeiro. 85


aspectos, por la necesidad de ocupar el territorio de un país demasiado extenso y con conflictos limítrofes con sus vecinos. Esto favoreció una política de inmigración muy activa. Una gran parte del territorio de Minnesota fue asignada por el ejército brasileño para organizar colonias. Dividió parcelas de diferentes tamaños y comenzó a vender los lotes otorgándoles a los colonos una financiación de 12 años para su pago. Italia, recién nacida como nación, vivía días de desconcierto y miseria. Estos nuevos países de espacios infinitos —donde era posible comenzar a cultivar un puñado de tierra— se convirtieron en el sueño dorado de miles de inmigrantes. Es entonces, en 1875, cuando comienza la historia de la vitivinicultura brasileña con la llegada de inmigrantes italianos, especialmente del Véneto y también de Lombardía y Trento, cuyas regiones habían sufrido el gran aluvión de 1870. Antes de esto el vino en Brasil se había producido en varias partes del país, pero serían estos colonos con quienes se formaría la verdadera industria del vino brasilero. Las noticias del éxito que lograron los pioneros, estimuló la venida de más de un millón doscientos mil italianos que llegaron a Brasil durante las tres últimas décadas del siglo XIX. Sin embargo la inmigración de origen italiano tuvo algunos períodos conflictivos. Hubo una disposición que emitió el gobierno de Italia en 1902, conocida como el decreto Prinetti —nombre del ministro de Asuntos Exteriores de Italia quien lo promovió— que prohibió la emigración subvencionada para Brasil, como consecuencia de las noticias que llegaban a la península del destrato que sufrían los trabajadores, ya que los grandes terratenientes estaban sustituyendo la mano de obra esclava por la de los inmigrantes europeos, en su mayoría italianos. El flujo migratorio decreció, se endurecen las relaciones entre Italia y Brasil y esto intensificó como destino

Argentina. Alrededor de la segunda década del siglo ya las políticas brasileras han cambiado, ha sido derogado el decreto Prinetti en Italia y continúa la llegada de italianos a radicarse en el Brasil. Más allá de estos avatares políticos la nueva viticultura se asentó en el Valle de las Viñas, triángulo que incluye a Caxias, Garibaldi y Bento Gonçalvez. Un paisaje privilegiado entre empinadas laderas de la Serra Gaúcha, condiciones ecológicas particulares, una fuerte identidad donde quedó viva la lengua o el dialecto de los padres y abuelos, el talian,49 la religión, y las costumbres de su región de origen, destacan un patrimonio común y producen vínculos de unión entre ellos. Esta cultura véneta que llegó con los colonos no se limitó sólo al aporte de vides, olivos y la grapa, sino también a su antigua cultura agroalimentaria basada en los productos de la tierra. Quesería y embutidos, frutas de estación, dulces y mermeladas y la infaltable polenta frita, son de rigor en la comarca. Estas marcadas particularidades enamoran al visitante tanto como la calidad de sus vinos. Río Grande do Sul, con una inteligente política de expansión, se convirtió en el mayor productor nacional con más del 90% de los vinos elaborados en el país y hoy recibe turistas del mundo entero.

Empresarios italianos La presencia de empresarios italianos ha ido delimitando la región. En los orígenes fue señera la figura de Alessandro Pasquali, fundador de la primera bodega en Bento Gonçalvez en 1885. Sus vinos fueron elogiados en todo Brasil. En São Paulo creó una empresa que manejaba la distribución del producto: Nardon, Pasquali & Cía., que extendió en 1889 a Caxias do Sul y Río de Janeiro. Giuseppe Miolo llegó en 1897 y con él comienza la larga historia de la Familia Miolo en Brasil. Ellos, en la

49 Talian, versión gaúcha del dialecto véneto. 86


La Cueva y varias más, sustentan el mundo actual del vino. Con respecto al cooperativismo, se dice que en ningún otro lugar de América éste ha triunfado como lo ha hecho en Brasil. En la década del 70 despegó verdaderamente la industria impulsada por el interés de las multinacionales piamontesas, entre las que se destacan Cinzano, Martini & Rossi y Gancia. A partir de 1980, los vinos brasileros dieron el salto al mercado externo cuando comenzaron a realizar un trabajo sistemático de penetración en los mercados internacionales.

Especialistas con formación académica en las escuelas de origen italiano En este desarrollo fueron artífices notables, enólogos y peritos agrónomos de las escuelas italianas y de las aulas salesianas de Mendoza. Valgan algunos datos para ilustrar este tema. Desde sus comienzos, los enólogos italianos dieron un apoyo decisivo a la modernización de la industria del vino en Brasil, siendo el pionero Celeste Gobbato. La escuela de Ingeniería de Porto Alegre contrató en Italia a un grupo de profesionales del vino liderado por este enotécnico de Conegliano, salido de las aulas vénetas en 1907. Su importante contribución a la viticultura brasileña perdura en los resultados hasta en la actualidad. Gobbato fue profesor de Viticultura y Enología del Instituto de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Federal de Río Grande do Sul en 1917. En uno de sus libros, Manual del viticultor brasilero, difunde de una manera sumamente didáctica sus experiencias e investigaciones de varios años, realizadas en la estación Experimental de Viticultura y Enología de Caxias do Sul. Se dice que este libro fue tan ampliamente leído en Minnesota como la Biblia. Fue también autor de un centenar de publicaciones y asesor de establecimientos particulares. En 1908, el gobierno y Celeste Gobbato convocaron a Lorenzo Mónaco y a su hermano Horacio, ambos

Viñedos de Casa Valduga en Bento Gonçalves.

década del 70, fueron pioneros en la plantación de uvas finas. La cuarta generación hoy lidera la bodega que, con sus alianzas estratégicas, tiene presencia en varias comunidades vitivinícolas del mundo. Emanuele Peterlongo llegó en 1899. Cuatro años después comenzó a realizar su sueño de producir champagne en el país que le diera acogida. Fue el primer productor de vinos espumosos del Brasil, como el Asti y el Prosecco. Otros pioneros fueron Antonio Rossato, fundador junto a sus hijos de la bodega que lleva su nombre, seguido más tarde por Louis Allegretti y en 1910 por Antonio Salton, quien fundó la planta Salton y Hnos. Orestes Franzoni introdujo las nuevas tecnologías y la producción de vinos de calidad con su marca Flor de Vin. Quien tuvo el mérito de la difusión de la uva Barbera en Brasil fue Ambrosio Bonalume. Descendientes de las primeras familias inmigrantes se profesionalizaron creando nuevos negocios o sustentando el existente, con un alto nivel técnico y conocimiento. De ahí surgen firmas como Pizzato, Lovara, Dal Pizzol, Don Cándido, Valduga, Lidio Carraro, Don Giovanni, Pedrucci, Valmarino y muchos otros que, unidas a aquéllas de la época más temprana, como la Cooperativa Aurora, Salton, Cooperativa Garibaldi, 87


enólogos formados en la Escuela de Enología y Viticultura de Catania —que estaban trabajando en Mendoza desde hacía 7 años—, para llevar a cabo la difusión de los métodos más modernos del cultivo y la elaboración del vino. Junto a ellos llegó su padre Giuseppe, quien en Italia había sido exportador de vino. Horacio dirigió la bodega de Oreste Franzoni y Giuseppe la vinificación de la bodega de Pietro Andreazza en Caxias. Lorenzo luchó para producir un cambio en la viticultura y enología de la región, con la sustitución de la variedad Isabella por otras cepas europeas y la introducción de nuevas técnicas y maquinarias enológicas. Finalmente los dos hermanos fundaron la bodega Lorenzo & Horacio Mónaco.50 Con ellos se iniciaría la vinificación científica en el país. La saga continúa con la llegada de Luigi Pessetto, perito agrónomo recibido también en Conegliano llamado por Gobbatto. Llegó al Brasil en 1947 al finalizar la Segunda Guerra Mundial después de regresar del frente ruso, implantó numerosos viñedos y organizó bodegas en Bento Gonçalvez. Es muy importante también la presencia de Remo Lovisólo, astisiano de la región del Piamonte graduado en la Facultad de Ciencias Agrícolas en Turín en 1953 y con estudios de posgrado en Viticultura y Enología en la misma universidad, que llegó al Brasil en 1957 contratado por Gancia para desarrollar su actividad en San Roque (Estado de São Paulo). Posteriormente fue profesor de Vitivinicultura y Enología del Instituto de la Secretaría de Agricultura del Estado de São Paulo. Más tarde fue convocado por Martini & Rossi para su filial de Río Grande do Sul. Regresó a Italia para trabajar por algunos años, pero finalmente se naturalizó brasilero y ya en su nueva patria puso una empresa especializada en la producción de licores, destilados y vinos kosher para la colonia

judía del Brasil y del Uruguay. Es autor también del Manual Práctico de Enología, libro de importante alcance y difusión.

Egresados de la Facultad de Enología de Don Bosco y de la Universidad Juan Agustín Maza de Mendoza La vinculación con la otra vertiente de escuelas italianas, la de las aulas salesianas mendocinas, es intensa. Este es un puente vivo. El Padre Francisco Oreglia junto a Don Julio Rouselle, máximo especialista en destilación, visitó Caxias en algunas oportunidades donde no sólo prestaron asesoramiento a establecimientos, sino que recomendaron a algunos de sus discípulos para trabajar allá e invitaron a enólogos brasileros a especializarse en la facultad mendocina de Don Bosco, única en ese momento en América.51 Empresas italianas como Cinzano, Gancia y Martini & Rossi habían llegado a Brasil desde la década del 50 y comienzan a incorporar a enólogos mendocinos en su plantel. Cumple un importante rol en Martini & Rossi Adolfo Lona, quien convoca posteriormente a Luis Borzani y a Daniel Mayorga; Dreher incorpora a Dante Calatayud; la Cooperativa Aurora —la mayor cooperativa brasilera también de origen veneciano—, lleva a Daniel Basile que luego continúa su trayectoria en Subalan, ahora Tecnovin, donde actualmente trabaja; Ángel Mendoza dirige durante años Salton, empresa que queda fuertemente ligada académicamente a Don Bosco. Fue profesor en la escuela de Enología de Bento Gonçalvez Juan Carlos Rodríguez Villa en la década de los 70, quien por esos años tiene una participación activa en EMBRAPA de Brasil (Empresa Brasileira de Pesquiza Agropecuaria) que había inaugurado una estación experimental con

50 Garbin, Edual João; Tuttle, Edward; Tacchini, Giorgio; Hidalgo Fernández Cano, Luis: En: Il contributo italiano alla diffusione della civiltà del vino nel mondo. Centro di Cultura e Civiltà Contadina. Biblioteca Internazionale La Vigna. Vicenza, 2000. 51 Entrevista personal a don Julio Rousselle. 88


orientación vitivinícola en Bento Gonçalvez. Manuel Bug a partir de 1980 trabajó en Domec do Brasil en Bento Gonçalvez y posteriormente en Hublein, al sur de Río Grande do Sul. La influencia de los enólogos mendocinos es reconocida por la crítica especializada que destaca a Adolfo Lona y Dante Calatayud como los creadores en Brasil de nuevos estilos de vinos a partir de 1980. Pero el de la formación académica es un camino de doble vía. También los brasileros salen a perfeccionarse en otras latitudes. Las aulas de Alba reciben a Francisco Mónaco. Otro camino eligen los que van a perfeccionarse a Mendoza en las Facultades de Enología de Don Bosco y de la UNMAZA. Ellos fueron en Don Bosco: Lucindo Copat y Antonio Salton de la Bodega Salton; María Regina Ferreto de la Cooperativa La Agrícola; Adriano Miolo que luego, al volver a Brasil como Licenciado, será el responsable del gran crecimiento de la bodega Miolo —la más afamada en vinos de alta gama—, así como Giuliano Perin, Flavio Durante y Cesar Borbas de Azevedo. En la Universidad Juan Agustín Maza estudian: Michel Giacomelli Motter, Gregorio Bircke Salton, Eduardo Valduga y Bruno Motter.

considera que a partir de 1870 comenzó la vitivinicultura uruguaya con fines comerciales. Un clima propicio generado desde el Estado y apoyado por la prensa, mostraba hacia ultramar las posibilidades que ofrecía Uruguay. Por otra parte la experiencia norteamericana de un país construido por extranjeros estaba presente en el ánimo local, y a su vez hubo políticas proteccionistas que tentaron a empresarios de distintos sectores nacionales y extranjeros para invertir en el agro y también en la vitivinicultura. Algunos compraron tierras, se dedicaron en un principio a la ganadería y la producción de frutas y hortalizas antes de incorporar dentro de sus actividades el cultivo de las vides, tanto para la elaboración de vinos como para el consumo de mesa. En una gran proporción los inmigrantes que llegaban tenían un origen agrícola. Su presencia comenzó a penetrar y transformar las estructuras de la agricultura tradicional uruguaya, siendo el caso más evidente el de la vid.

Siglo XIX Colonia piamontesa La historia de la Colonia Piamontesa en Uruguay es emblemática. Desde 1850 comenzaron a llegar italianos del Piamonte alentados por las buenas noticias que desde allí enviaba Giovanni Pietro Planchon, el primero de esa comunidad en llegar a esas tierras. Lo siguieron en un principio 10 familias y posteriormente 136 campesinos más. Se establecieron en La Florida hasta que apareció la oportunidad de asentarse en la Colonia del Rosario Oriental, en la zona de Rosario, donde construyeron un centro llamado La Paz. Instalados allí conformaron la Colonia Piamontesa, antecedente de la actual Colonia Valdense.52 Hacia 1869 un enviado de los valles del Piamonte había probado alguno de los vinos elaborados en la colonia ponderándolo y, en 1906, en la exposición “Italianos en el extranjero”, que

Uruguay La historia de la vitivinicultura uruguaya cuenta con más de 250 años. En la segunda mitad del siglo XIX el desarrollo de la agricultura estuvo fuertemente vinculado con la presencia de la inmigración europea, fundamentalmente italiana. La formación académica dada por las escuelas de origen peninsular ha acompañado el desarrollo creciente de la vitivinicultura en los últimos 100 años. Aunque la producción del vino se desarrollaba a menor escala desde el siglo XVII, se

52 Esta colonia cuenta en la actualidad con alrededor de 3.000 habitantes. 89


se realizó en Milán, esos vinos uruguayos ganaron una medalla de plata.53 En la rica historia de la vinculación de Italia con Uruguay en el desarrollo de la vitivinicultura no pueden soslayarse algunas figuras. Cuatro hombres son considerados como los pioneros de esta industria, todos hijos de inmigrantes de distintas nacionalidades. Son ellos Pascual Harriegue, Francisco Vidiella, Domingo Portal y Pablo Verzi, hijo de un inmigrante italiano, incansable figura que dinamizó la industria y realizó uno de los primeros intentos de cooperativismo. Fueron todos autodidactas sin conocimientos específicos sobre vitivinicultura pero que, en sus numerosos viajes a Europa buscaron asesoramiento, bibliografía específica e hicieron experimentaciones en sus propias tierras con el material traído desde allí. Así fueron desentrañando los secretos de la actividad. Estos pioneros atravesaron diversas crisis incluidas la de la filoxera que arrasó con viñedos en todo el mundo y llegó a Uruguay en 1893. El trabajo de reconversión de los viñedos y de la importación de vides libres de virus atrasó en muchos años el desarrollo de una vitivinicultura, que en aquel momento se consideraba floreciente.

Esta propiedad situada en una de las zonas iniciales de la actividad vitivinícola en el país, le dio una importancia estratégica a la región. Frente al litoral argentino y con fuertes vínculos con el mercado bonaerense, era un lugar privilegiado desde donde se podían instrumentar algunos planes ambiciosos para impulsar operativos de carácter regional. La zona estaba fuertemente comunicada y vinculada comercialmente con el frente fluvial uruguayo desde Colonia a Salto, la provincia argentina de Entre Ríos, la ciudad de Buenos Aires y con Montevideo, la capital.54 Santa Blanca era el principal productor vitivinícola de la región con instalaciones que lo habilitaban a elaborar vinos en cantidades superiores a las de las uvas de su propia producción, por lo que ejerció una cierta hegemonía en la localidad, ya que existía un núcleo de pequeños y medianos productores sin bodega. Este plan primigenio ambicionaba alimentar las necesidades de la cuenca del Plata incluyendo Buenos Aires. Finalmente el proyecto fracasó cuando comenzaron a llegar los vinos mendocinos con precios más acomodados. Para los proyectos de Caviglia su gran referente empresarial fue un destacado italiano, el barón Bettino Ricasoli (1809-1880), una de las personalidades más influyentes e interesantes de su época. Era el propietario del Castello di Brolio, la hacienda vitivinícola más antigua de Italia (1141) y la segunda más antigua en el mundo. Ricasoli a quien se lo llamó el Barón de Hierro, con sólo 20 años comenzó en Brolio, Chianti, investigaciones y experimentaciones en la búsqueda de lograr un vino que pudiera competir a nivel internacional con los afamados vinos franceses de aquel momento. Convencido de la potencialidad del terroir y con una indudable fe en el progreso tecnológico aplicado a los procesos de vinificación, durante años

Buonaventura Caviglia: un puente con la Toscana Otro italiano destacado en el desarrollo de esta industria fue Buonaventura Caviglia, un joven ligur de 21 años que llegó a Mercedes, departamento de Soriano en 1868. Algunos años más tarde funda su empresa agroindustrial Santa Blanca de 3.600 hectáreas, con un centenar de ellas dedicada a la vitivinicultura, que fue el mayor establecimiento vitivinícola y en el que se concentró casi la totalidad del viñedo uruguayo de esa época, organizado con una mayoría de colonos ligures. 53 Gay-Eynard, Giuliana y otros: ibidem.

54 Inicialmente, la vitivinicultura convocó en esa localidad a pocos productores y, por otra parte, no alcanzó las costas de Montevideo, Salto o Canelones. 90


trabajó en este proyecto. Desde su Castello, después de años de investigación en busca del vino perfecto, encontró la fórmula del Chianti del que afirmó, entre otras cosas, que por sus propiedades: “Este vino sublime puede ser vendido y bebido en todo el mundo, sin perder las características organolépticas durante largos períodos de viaje”. Su interesante personalidad tiende un amplio arco dentro de la historia política y agronómica italiana. Fue partícipe del proceso de la unidad nacional y segundo Presidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia después de Cavour. Su actividad política lo llevó a ejercer un nuevo período como Primer Ministro del Reino. Fue además el fundador del periódico La Patria cuyo programa tenía como objetivo “definir la Constitución de la Nacionalidad Italiana”. Su compromiso con el desarrollo económico de la región se entrelaza con la historia como líder político del Risorgimento. Sus acciones han sido esenciales también en el resurgimiento de la viticultura italiana. Hábil agricultor, miembro de la Accademia dei Georgofili e innovador de la vinicultura de la Toscana, creó un nuevo modelo empresarial en el que la aplicación de criterios modernos en materia agronómica, la diversificación de la producción y la elaboración de vinos finos de diversas variedades en la región de Chianti, modificarían la economía. Caviglia cuando emigró a Uruguay, tenía al Barone di Ferro como el referente necesario para su proyecto. En sus numerosos viajes a Europa, Buonaventura visitó los establecimientos de Ricasoli aunque éste ya había fallecido, e intentó seguir su modelo. Organizó así un establecimiento diversificado que introducía un modelo de actividades innovadoras, con el fin de educar e involucrar a los agricultores en una filosofía de producción destinada a la calidad. Animado por este propósito Caviglia contó, casi desde los comienzos de su empresa, con la capacidad del enólogo italiano Brenno Benedetti, al que nos referiremos posteriormente.

Un espacio interesante que la historia de la vitivinicultura uruguaya ha recuperado es el de las bibliotecas de algunos empresarios dispuestos a divulgar aquello que habían logrado aprender. Para esto organizaron bibliotecas privadas referidas a temas empresariales, tales como organizaciones administrativas, tecnologías, enseñanza industrial, mercado y otros temas de contenidos afines. Fueron tres los italianos que formaron importantes bibliotecas dedicadas al mejoramiento de la industria vitivinícola y a su difusión: Pablo Verzi, Giuseppe Ameglio Bórea y Buonaventura Caviglia. La de Verzi, con eje central en la vitivinicultura; la de Bórea, compuesta por libros técnicos relacionados con la química, la elaboración de bebidas y literatura universal; y la de Caviglia con publicaciones referidas a la organización de empresas, prestando interés especial en la importancia de la relación entre destreza manual sustentada en el trabajo práctico y el progreso técnico característico de los procesos industriales del siglo XIX. No puede dejar de mencionarse también la biblioteca que hoy se encuentra casi intacta del español Francisco Vidiella, uno de los padres fundadores de la vitivinicultura uruguaya, con casi un centenar de títulos sobre el viñedo y la elaboración de vinos. Es importante destacar que este generoso esfuerzo se realizaba en las postrimerías del siglo XIX y en el amanecer del siglo XX. Pero si de huellas hablamos, debemos mencionar las de aquellos pioneros, en su mayoría piamonteses que, llegados de la Península Itálica en los finales del 1800, implantaron viñas y fundaron bodegas. A diferencia de lo sucedido en otras partes de la América vitivinícola, estas empresas familiares fueron continuadas con éxito por sus descendientes en una cuarta, quinta o sexta generación, y en algunos casos, estos descendientes han ampliado el mapa vitivinícola uruguayo con sus propios establecimientos. Aunque sólo mencionaremos algunas bodegas pioneras, queremos destacar a Bruzzone y Sciutto, Familia Stagnari Moise, y Juan Toscanini. 91


Bodegas y viñedos Bruzzone y Sciutto Esta bodega tiene un doble origen piamontés. Cayetano Bruzzone llegó de Alesandria en 1888 y fundó su bodega en la localidad de Punta de Rieles, cercana a Montevideo. José Sciutto, también de Alesandria, llegó a Uruguay en 1910. Estos dos piamonteses se asociaron en 1964. Actualmente la sociedad está conformada por Alejandro Bruzzone, hijo de Cayetano, sus hijos Amado y Juan y por Walter Sciutto, hijo de José. Juan y Walter realizaron estudios vitivinícolas en la escuela Jackson de los hermanos salesianos con el padre Sebastián Barreto, y posteriormente con el padre Cándido Vera. Esta bodega tiene dos datos interesantes: uno es que produce un vino llamado Padre Barreto, en reconocimiento al maestro salesiano que tanto hizo por la vitivinicultura uruguaya, y el otro porque es la única bodega del Uruguay que elabora vino kosher y la única en el mundo que produce Tannat kosher.

la vitivinicultura la continuó su hijo Héctor Nelson, quien tomó la posta de la conducción de la empresa. Actualmente la quinta y sexta generación familiar dirigen el establecimiento.

Bodega Juan Toscanini e hijos La historia uruguaya de Juan Toscanini comienza en 1894 cuando, junto a su esposa María Bianchi, llegan desde la Liguria y se establecen en la zona de Canelón Chico, al norte de Montevideo. Sus comienzos como trabajadores rurales son ásperos pero en poco tiempo adquieren una parcela de tierra y en el año 1908 fundan su propia bodega. A partir de entonces continúan sus pasos hijos, nietos y bisnietos. Siglo XX Bodega Stagnari Moise En los comienzos del siglo XX continúa la llegada de piamonteses, quienes se dedican a la vitivinicultura y cuyas bodegas en la actualidad están dirigidas por sus descendientes en una tercera o cuarta generación. Pablo Moise con sólo 16 años llega a América desde Torino, Piamonte, alejándose de una Italia convulsionada donde se asoman las sombras de una guerra que se avecina. Luego de trabajar varios años en Argentina se instala en 1929 en Uruguay, donde adquiere una propiedad en Canelones. Una de sus hijas se casa con Héctor Nelson Stagnari, hijo de un viticultor de Ancona, y en 1965 los Stagnari y los Moise se asocian. La familia Stagnari Moise, ya con su 4ª y 5ª generación, está actualmente a cargo de la bodega.

Antigua Bodega Stagnari Otro caso similar es el de los Stagnari. Vicente, ferviente garibaldino de Ancona, implantó sus primeras viñas allá en su tierra desde 1880, donde elaboraba vinos no sólo para su consumo sino también para comercializar en pequeñas partidas. Según cuentan sus descendientes el patriarca tenía fórmulas enológicas secretas que transmitió a sus hijos. Uno de ellos, Pablo, partió hacia América y llegó a Uruguay en 1898. Como era común en la época, comenzó a trabajar con otra familia italiana, los Ascardi en Canelones. Se enamoró de una de las hijas, Adela, con la que conformó una numerosa familia. En 1910, comenzó con las plantaciones de vides en Melilla. En poco tiempo y con gran dedicación consiguió producir alrededor de 110.000 litros anuales de vinos. Siguiendo la tradición ancestral el mayor de sus siete hijos, Héctor Stagnari Ascardi, asumió el liderazgo de esta tercera generación siendo el enólogo del establecimiento hasta su prematura muerte. Pero la transmisión de sus secretos y la pasión por

Bodega Ariano Hnos. Los hermanos Adelio y Amílcar Ariano, oriundos de Santo Stefano Belbo, muy cerca de Asti, pertenecían a una familia que tenía viñedos y bodega allí. Uno de ellos, Adelio, por su vinculación con Cinzano —vecinos en su bodega matriz en Italia—, resuelve viajar a Buenos Aires para trabajar con esa empresa. Debe volver un 92


año más tarde a Italia por el fallecimiento de su padre y regresa junto a su hermano Amílcar a Sudamérica, esta vez a Uruguay, donde en 1927 plantaron las primeras viñas y fundaron su bodega Ariano Hnos.

vecina a Montevideo. Su nieto Carlos, enólogo, y su mujer Ana, médica investigadora, han ampliado esta bodega. Actualmente no sólo tienen la inquietud por lograr la excelencia en sus vinos, sino que Carlos, siempre preocupado por el sector vitivinícola, preside la A.B.E. (Asociación de Bodegas Exportadoras), mientras Ana trabaja en una investigación en el Instituto de Oncología de Montevideo, donde estudia los efectos de los polifenoles del tannat uruguayo en 5.000 pacientes.

Bodega 3 Palmas Casi en la misma época, 1922, llega Constante Dardanelli desde Cuneo, quien funda en 1949 su Bodega 3 Palmas. Nace así una empresa familiar que hoy ya cuenta con la tercera y cuarta generación incorporada a su desarrollo.

Siglo XXI Un nuevo emprendimiento: Bodega Garzón Como epílogo de esta influencia de Italia en Uruguay, comenzando el siglo XXI un gran emprendimiento agrícola-ganadero de la empresa Agroland ha convertido a

Carlos Pizzorno Family Estates Otro piamontés, Prospero Giuseppe Pizzorno, llegó en 1910 y estableció una pequeña bodega en la campiña

La Toscana uruguaya. Viñedos y olivares en Colinas de Garzón con la bodega al fondo. 93


las colinas entramadas de viñedos en Garzón, en lo que hoy se denomina la Toscana uruguaya. Y aquí también la historia de la inmigración está presente. Giovanni Alessandro Bulgheroni llegó a Argentina desde Olgiate Comasco, Lombardía, estableciéndose en Santa Fe en 1873. Su hijo, Alejandro Ángel Bulgheroni, comenzó una empresa vinculada con la actividad petrolera que continuaron y ampliaron sus nietos, Alejandro y Carlos, transformándose en la mayor empresa privada de este rubro de Argentina sumada a una amplia gama de negocios en otras áreas. Alejandro P. Bulgheroni actualmente ha incluido en sus intereses la incorporación al mundo vitivinícola a nivel internacional con bodegas en Argentina, Francia, California y en Uruguay, con su bodega Garzón junto a su esposa Bettina Guardia, también descendiente de italianos. En el equipo que los acompaña en este emprendimiento predomina la raíz itálica. Con el asesoramiento del bodeguero mendocino Carlos Pulenta, de destacada trayectoria familiar de raíces itálicas en Cuyo y socio suyo en la bodega Vistalba de Argentina, del asesor vitivinícola florentino Alberto Antonini y de su enólogo principal Germán Bruzzone, perteneciente a una antigua familia uruguaya de origen piamontés vinculada con la vitivinicultura en Canelones desde hace más de un siglo —a la que nos hemos referido anteriormente— sus vinos han logrado importantes distinciones, entre ellas la de obtener el premio como el mejor tannat del mundo. Pero en estos lazos de comunicación con la península con la que los Bulgheroni se sienten muy unidos, Alejandro ha sumado a sus propiedades vitivinícolas las haciendas de Poggio Landi y Podere Brizio en Toscana, en la región de Montalcino, Le Colonne en Bolgheri y Dievole en la región Chianti Classico, dirigidas también por el asesor vitivinícola Antonini. Por esos caminos infinitos de la historia, ese puente que hace un siglo comenzó a transitar Caviglia entre la

Región del Chianti Classico y el Uruguay, hoy vuelve a activarse de la mano de Bulgheroni. Sabemos que han quedado sin destacar otros nombres que merecerían estar en el relato como son los de Cesar Pisano; de Pablo Fallarbrino; de las dos familias Moizo con los cinco hermanos enólogos; de los hermanos Nelson y Santiago Giacobbe; de los hermanos Traversa o de Leonardo Falcone que tanto hacen y han hecho por la nueva vitivinicultura oriental, pero seguramente en otra investigación podremos profundizar sobre sus acciones e historias.

Especialistas con formación académica de las escuelas de origen italiano Enotécnicos de Conegliano Al Uruguay no sólo llegaron de Italia agricultores, sino que también vinieron enotécnicos de la Real Escuela de Viticultura y de Enología de Conegliano. Éstos fueron: Ercoli Cantoni, Brenno Benedetti, egresados en 1889 y Fulvio Abertoni, egresado en 1913. Todos ellos, además de su rol como enotécnicos, fueron profesores de vitivinicultura en Montevideo. La vida en Uruguay de Brenno Benedetti no fue sencilla. Llegó a Montevideo con 24 años, cuatro años después de haberse recibido. Por su especialidad como ingeniero en química y enólogo compró una farmacia en Paso de los Toros, una población de Tacuarembó. Desgraciadamente este ensayo empresarial fracasó pues fue estafado por el vendedor que le entregó las cajas de medicamentos vacías. Según recordaba su hijo, cubiertos de deudas partieron a Montevideo donde tuvieron que vivir en condiciones muy duras acosados por los compromisos económicos, en una casa humilde con techos de chapa. Sin embargo sin amilanarse, con la firme estirpe del inmigrante, deseoso tanto de su progreso como del de sus hijos, los mandó a estudiar al Colegio Alemán de Montevideo. Inició entonces su carrera vitivinícola. Benedetti trabajó como enólogo en la bodega de Francisco Piria en Piriápolis. 94


Posteriormente fue contratado por la Granja Pons durante 10 años como responsable de la bodega de la empresa en una relación que no fue sencilla. A su vez, asesoraba a otros establecimientos hasta que comenzó su destino definitivo convocado por Buonaventura Caviglia para hacerse cargo de la dirección de la parte vitivinícola de su establecimiento Santa Blanca. Ejerció paralelamente la docencia como profesor de vitivinicultura en Montevideo. Su nombre como enólogo es legendario en Uruguay, aunque quizás su mejor producto fue aquel hijo que se educaba en el Colegio Alemán, Mario Benedetti, el escritor uruguayo más destacado y uno de los grandes nombres de la literatura latinoamericana. Desde épocas tempranas partieron uruguayos a estudiar en las escuelas del Reino de Italia, como fue el caso de Nicolás Arzeno, que logró su título de enotécnico en la promoción de 1896 en la Escuela de Conegliano y a quien mencionaremos más adelante al tratar sobre la conferencia que dictara en Italia acerca de los vinos de Argentina. No podemos dejar de recordar a otro gran enólogo que ha marcado rumbos: el uruguayo Cayetano Cano Marotta. Químico de la Universidad de la República, fue el primer enólogo en ser diplomado como tal en la Universidad de

Bordeaux (ya que hasta ese momento no existía este título en Uruguay). La Universidad de Torino también aportó sus frutos a su trayectoria. Allí se doctoró Cano Marotta en Viticultura y Enología con el famoso Profesor Giovanni Dalmasso en 1957. Durante más de 60 años desde la Cátedra formó especialistas en la materia siendo en la actualidad asesor de importantes bodegas de la región. Se le considera por sus condiciones y trayectoria, el decano de los enólogos uruguayos.

Formación salesiana Fue importante en el desarrollo agronómico uruguayo la labor de los padres salesianos ya que, como había sucedido en otros países y especialmente en Argentina, en su Escuela Agrícola Jackson se formaron decenas de generaciones de peritos agrícolas. En 1839 un inmigrante inglés, John Jackson, adquirió tierras próximas al Arroyo Manga en el límite del departamento de Montevideo. Sus herederos donaron a su muerte, en 1894, esas tierras a los sacerdotes de la Sociedad de San José de Citeaux para crear un establecimiento de enseñanza agrícola semejante a los de la congregación que habían visitado en Francia. Ese fue el comienzo de una escuela que funcionó sólo durante 4 años, ya que debieron abortar el proyecto por motivos internos de la misma congregación. Frente a estas dificultades los Josefinos transfirieron el predio en 1897 a los padres salesianos, también vinculados con la familia Jackson, que habían llegado del Piamonte y estaban establecidos desde 1876 en Montevideo. Éstos finalmente después de algunos años y muchos inconvenientes, búsqueda de personal especializado y elementos traídos desde la misma Italia, cumplen el mandato fundando la Escuela Agrícola Jackson en 1915. Comenzaron las clases con apenas doce alumnos bajo la dirección del padre Pablo Peruzzo. Dentro de la currícula de la escuela una de sus actividades destacadas fue la enseñanza de la vitivinicultura basada en la formación técnica vitivinícola italiana. En ella se formó un importante

Visita de los profesores italianos Tullio de Rosas y Luciano Useglio Tomasset junto al Lic. Juan Carlos Rodriguez Villa, 1990. 95


número de enólogos, muchos de ellos bajo la tutela del padre Sebastián Barreto, como fueron Juan Bruzzone y Walter Sciutto. A los pocos años el colegio ya contaba con una bodega, 50 hectáreas de viña, 10 hectáreas de olivares y plantaciones donde los alumnos podían hacer sus prácticas agrícolas. En 1998 luego de casi un siglo, los salesianos se retiraron del lugar.55 En busca de una formación específica superior en las ciencias vitivinícolas, algunos jóvenes uruguayos partieron hacia Argentina para completar su formación en las aulas mendocinas también de origen salesiano, donde recibieron su título de Licenciados. Ellos fueron en la Facultad de Don Bosco: Marcelo Pisano, Edy Gamba Cabrera, Andrés Mariscal Santos y Juan Bruzzone y en la Facultad de Enología de la Universidad Juan Agustín Maza: Gustavo Gutiérrez Simón y Martín y Eduardo Roses Casas. En este corto viaje por la historia de la vitivinicultura uruguaya hemos querido dejar un breve testimonio del aporte que los inmigrantes italianos y sus descendientes han acercado a ese espacio de América, así como también de la contribución de las escuelas de enología de origen itálico en la formación académica de sus profesionales del vino.

forjado por una trama de presencias, sangre, afinidades y costumbres que han tendido puentes fraternales entre nuestras historias, contribuyendo a consolidar un rico intercambio en su desarrollo político, productivo, cultural, artístico y social. No en vano veinticinco millones de argentinos llevamos en nuestra sangre parte de aquélla. Haciendo uso de unas palabras dichas por un viejo inmigrante italiano, la República Argentina cobijó con sus brazos maternales a millones de inmigrantes que llegaron a forjar un futuro ayudando, con su fe y con su esfuerzo, a formar ese país promisorio que era la Argentina de finales del 1800. En el mundo de la vitivinicultura argentina el espíritu del paisaje nos conduce a una experiencia por demás interesante. Las viñas que anidan en los valles del lado oriental de la Cordillera de los Andes, en oasis de alturas y a lo largo de 2.400 kilómetros, se caracterizan no sólo por su riqueza histórica, sus contrastes geográficos, sus diversos ecosistemas y variaciones en sus terruños sino, y especialmente, por la importancia que en ella tiene la cultura hídrica, ya que es esa cordillera la que nutre los cultivos con el agua del deshielo. Todo esto le otorga a la vitivinicultura argentina características singulares. Su variada geografía aloja desde los viñedos más altos del mundo en los Valles Calchaquíes, hasta las viñas más australes del continente en la lejana Patagonia. En esta larga columna vertebral, en la que fluye el vino como una vivificante corriente sanguínea, existen tres zonas perfectamente delimitadas: la Región Andina del Norte a la que pertenecen Salta, el Noroeste de Tucumán, La Rioja y Catamarca, con viñedos ubicados desde los 1.000 hasta más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar; la Región Andina Central o Cuyana a la que pertenecen San Juan y Mendoza, con viñedos que se desarrollan entre los 600 y 1.400

Argentina Origen y evolución de la vitivinicultura En las descripciones sobre la historia de la vitivinicultura en los distintos países que estamos analizando, y especialmente en lo referido a sus vinculaciones con Italia, Argentina es la que ha recibido la mayor influencia peninsular ya que en ella se asentó una gran masa inmigratoria agrícola dedicada a esa actividad. Es por ello que el camino de la Argentina moderna está

55 Ospitaletche, Martín: Una tierra de grandes proyectos. Historia de la Manga y de la Escuela Agrícola Jackson. Edit. Fundación Zonamérica. Montevideo, 2002. 96


Benito Panunzi. La aduana nueva desde el río, c. 1867.

metros de altura y constituye el 90% de la producción total del país, y la Región Patagónica con viñedos que se encuentran desde los 850 metros de altura sobre el nivel del mar hasta la costa atlántica.56 Existen otras regiones más pequeñas en Córdoba y últimamente en la Provincia de Buenos Aires y en la Patagonia. Estas particularidades permiten el cultivo de una amplia gama de variedades con las que se producen vinos de los más altos estándares de calidad internacional. La gran región andina del noroeste contiene a los Valles Calchaquíes que atraviesan las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca.57 En esta región cohabita un rico patrimonio cultural ya que ella es heredera de la civilización diaguita-calchaquí, del Imperio Inca,

dueña de un rico pasado hispano-colonial y cuna en la que dejó su impronta un pueblo criollo aguerrido que luchó ferozmente por la independencia del país. En ella anidan viñedos enclavados en paisajes de ensueño entre poblaciones autóctonas. Allí es donde se producen los famosos vinos de altura. Existen las subregiones occidentales de Catamarca y La Rioja donde las viñas asoman, custodiadas por volcanes, entre característicos pueblos de barro. La región de Cuyo, siempre emblemática, es la que contiene la mayor extensión de viñas de Argentina, dentro de un territorio desértico donde sólo el 3% está cultivado.

56 Su subregión del Alto Valle del Río Negro, en la confluencia de las provincias de Neuquén y Río Negro, contiene el 80% de la superficie vitícola de esa región. 57 Toman su nombre de un cacique indígena, Juan Calchaqui que habitaba la zona a la llegada de los colonizadores españoles. 97


diferentes momentos de su desarrollo, y costumbres que les otorgan características singulares. Esta larga historia de la vid en Argentina ha seguido, con mayor o menor intensidad, un camino ininterrumpido a lo largo de 450 años, lo que hoy la coloca en un quinto lugar en la producción mundial, siendo el polo vitivinícola más importante de América del Sur.59

El camino de la vid La época colonial También en la Argentina la historia de la vitivinicultura nos remite a la época de la colonización, ya que la vid estuvo estrechamente ligada con las prácticas agrícolas del colono español. Según se afirma, a mediados del siglo XVI los conquistadores llevaron a Cuzco (Virreinato del Perú) las primeras plantas de vid de la especie Vitis vinifera traídas desde Canarias, ideales para la elaboración de vinos. Desde allí fueron conducidas a Chile y luego ingresaron a Argentina por dos vertientes casi simultáneamente, una por el norte y otra por el oeste.60 En el año 1555 Hernán Xavier de Mirabel61 acompañado con otros cinco vecinos de la nueva ciudad de Santiago del Estero, se trasladó a Chile de donde dependía la nueva ciudad en busca de sacerdotes y los auxilios necesarios para la subsistencia. Junto a ellos iba el padre Juan Cedrón, sacerdote mercedario amigo y confesor de Francisco de Aguirre, Gobernador del Tucumán. De regreso trajo de las haciendas del gobernador semillas de trigo, algodón, árboles frutales y

Desembarco de inmigrantes llegando a Buenos Aires.

En Mendoza sus cuatro fértiles oasis productivos, fruto de la domesticación de sus ríos principales,58 alojan las casi 160.000 hectáreas de sus viñas. En ellas marca su presencia las expresiones arquitectónicas más avanzadas, donde siluetas de bodegas emergen entre mares de viñas recostadas en la cordillera. La historia también allí está presente, ya que fue la cuna de la campaña libertadora sanmartiniana y es la hija dilecta de la gran inmigración italiana. Finalmente aparece la infinita Patagonia —tierra de leyendas aún no totalmente conquistada— donde nuevos pioneros desplazan hacia el sur las fronteras vitivinícolas argentinas. Todas ellas no sólo atraen a enófilos del mundo entero, sino que pueblan de turistas la geografía andina de norte a sur. Con sus particularidades cada una muestra, además de sus diversas geografías, los

58 Ellos son los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel que alimentan las subregiones del Valle Central, el del Este, el de Tunuyán y el del Sur. 59 Sus 224.707 hectáreas de viñedos se encuentran principalmente en estos valles andinos aunque existen otras regiones menores como Córdoba, San Luis y provincia de Buenos Aires que nuevamente están apostando a la vitivinicultura. Corresponde a la región de Cuyo el 92 % de la producción nacional. Mendoza con 158.585 hectáreas y San Juan con 47.530 hectáreas. (Datos del INV. 2016). 60 Arroyo, Paulino y Figueroa, Salvador: Origen de la vid en la Provincia de Salta. 61 Fue un vecino conquistador y colonizador de las primeras poblaciones hispanas en la actual Argentina. 98


nativo de Soria, una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas de España, se instaló luego en Chile y fue uno de los pioneros de la vitivinicultura allí”.62 Como vemos, alentados por estos conquistadores nace la vitivinicultura cuyana, la que en poco tiempo comienza a destacarse, como lo afirmaron diferentes viajeros. Dijo Fray Reginaldo de Lizárraga, refiriéndose a ella en su paso por Mendoza pocos años después de la fundación: “la ciudad es fresquísima, donde se dan todo tipo de frutas nuestras, árboles y viñas, y sacan muy buen vino que llevan al Tucumán o de allí vienen a comprar”.63 Otro cronista de la época, Alonso González de Nájera cuando visita Mendoza en 1601 deja este testimonio. En él comenta que: “tiene su jurisdicción fértiles valles que abundan de ganados y toda la tierra de mucha caza. Sus posesiones son de regadío y producen en abundancia maíces y trigo de España, muchas viñas, cerezas, higos y membrillos que llevan a vender en carros más de 200 leguas a las provincias del Tucumán y Paraguay”.64 Este fue el comienzo del extenso trayecto de nuestra vitivinicultura. Haremos un breve recorrido por la historia de las regiones y remarcaremos la importancia de algunos de sus protagonistas.

plantas de vid. Estas cepas fueron las primeras que entraron en el Tucumán, territorio que hoy integran las actuales provincias argentinas de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Tucumán y Córdoba. Las vides posteriormente se extendieron hacia el sur. Pocos años más tarde y también desde Chile, otras plantas llegaron a Cuyo con la corriente colonizadora del oeste. El 2 de marzo de 1561 Pedro Ruiz del Castillo fundó la “Ciudad de Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja”. Ese mismo año Juan Jufré de Loaiza y Montesa fue nombrado Teniente Gobernador de la Provincia de Cuyo, circunstancia por la que debió trasladarse a la nueva ciudad. Al llegar encontró muy precaria la población establecida y en una zona de poca salubridad; por ello resolvió trasladarla a un sitio más propicio para la buena sanidad de los habitantes. Refunda así nuevamente Mendoza el 28 de marzo del 1562. Dos meses después, el 13 de junio de 1562, funda la ciudad de San Juan de la Frontera. Es interesante saber que estos conquistadores ya estaban vinculados a la vitivinicultura. A Juan Jufré, en reconocimiento a sus servicios, la Corona le entregó en 1554 tierras en Chile, en Ñuñoa y Macul, y se convirtió en un rico terrateniente con un molino propio y algunos barcos. En su propiedad de Peñalolén implantó parras que, según se afirma, existieron hasta hace poco tiempo en las viñas Cousiño Macul de las que fue su primer propietario. Junto a Francisco de Aguirre se los considera como los fundadores de la vitivinicultura chilena. Estos colonizadores llegaban desde una zona en la que se estaban desarrollando las viñas con buenas perspectivas y venían, además, de regiones españolas donde había un interesante desarrollo vitícola. Según señalara Raúl de la Mota: “Pedro del Castillo, que era

Norte Argentino Una somera mirada histórica Durante el tiempo indígena, la región del Tucumán fue la más poblada y la que tenía un mayor nivel cultural en el actual territorio argentino. Hacia 1480 el Tahuantinsuyo65 había incorporado al Tucumán a su imperio. Esta dominación de corta duración dejó en los hábitos y culturas de los naturales influencias del Imperio Incaico que enriquecieron sus prácticas agrícolas, como fueron el cultivo en terrazas en las laderas

62 Fermosel, Luis: Historia del vino en Mendoza: ¿el padre Cedrón o los conquistadores? En: Diario Los Andes. Mendoza, mayo 2002. 63 Lizárraga, Reginaldo de: ibidem. 64 Correas, Edmundo: Historia Económica de Mendoza. UIA. Buenos Aires, 1945. 65 Así se le denominaba al territorio del imperio incaico. 99


de las montañas y el mejoramiento de los sistemas de regadío artificial, a través de la construcción de canales y acequias. Con el arribo del español llegaron también las viñas que comenzaron humildemente a acompañar las huertas. Las cepas introducidas en 1555 por el padre Juan Cedrón se difundieron luego en el Tucumán. Las otras cepas que llegaron a lo que actualmente es la provincia de Salta —no incluyendo los valles Calchaqueños o Calchaquíes— las deben de haber implantado Diego de Heredia y Juan de Berzocana, fundadores de la ciudad de Cáceres después llamada Esteco (1566). Los numerosos españoles que en sus viajes hacia Santiago del Estero pasaban por el valle de Salta, entonces “ciudad poblada pero no fundada”, pudieron haber dejado asimismo algunas cepas. Sin embargo los cultivos estables de la vid en esa zona debieron esperar algunos años, pues datan de la fundación de la ciudad (1582) por don Hernando de Lerma.66 Nuevamente el desarrollo de esa incipiente viticultura venía de la mano de las órdenes religiosas existentes en esos tiempos: jesuitas, mercedarios y franciscanos. Las primeras viñas que se plantaron en la región fueron en la hacienda del mercedario Ciro Hernández (1586) y luego en la hacienda del padre jesuita Alonso de Osma (1600) en el actual Departamento de La Viña, aprovechando que el Valle Calchaquí estaba transitoriamente pacificado. Posteriormente las llevaron a las Misiones de San Carlos Borromeo y Santa María de Yacavil donde sufrieron perturbaciones forzosas por

las nuevas sublevaciones calchaquíes.67 Con respecto a las vides en los Valles Calchaquíes es difícil marcar el momento de su origen, ya que las primeras incursiones españolas a la región y las nuevas aldeas fundadas fueron arrasadas y quemadas por los indígenas y destruidas las plantaciones durante las guerras calchaquíes.68 En 1563 se había creado la Gobernación del Tucumán, separada de Chile y dependiente en lo político del virrey del Perú y en lo judicial de la Real Audiencia de La Plata (Charcas, Perú), que dio comienzo a una verdadera política fundacional.69 Poste­ riormente Salta será en el siglo XVIII capital de esta gobernación. Estas ciudades-aldeas fundadas por los colonizadores fueron distribuidas estratégicamente en los espacios que debían cubrir las vías de comunicación comercial y política del virreinato, especialmente vinculando al Alto Perú con el Río de la Plata. Para comprender la importancia que tenía la región debemos recordar que la Villa Imperial del Potosí, con su fabulosa fortuna minera, correspondía a esta gobernación siendo durante dos siglos el polo económico del Virreinato del Perú, y la que aportaba la mayor riqueza a la Corona. Esta ciudad, a comienzos del siglo XVII, era la más importante de Hispanoamérica y, hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata, lo mismo ocurría con la Gobernación del Tucumán, destacada entre todas las del país rioplatense, ya que comprendía a las ciudades de Santiago del Estero, San Miguel, Salta, Jujuy, Córdoba y La Rioja a la que posteriormente se

66 Arroyo, Paulino y Figueroa, Salvador: ibidem 67 Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: Génesis de la vitivinicultura salteña. Centro de investigaciones genealógicas de Salta. Publicación n° 5. Salta, 2007. 68 Los Valles Calchaquíes son un sistema de valles y montañas del noroeste de Argentina que se extienden de norte a sur por la región central de la provincia de Salta, el extremo oeste de la provincia de Tucumán y la región noreste de la provincia de Catamarca. 69 Bazán, Armando R.: Historia del Noroeste Argentino. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires, 1986. 100


unió Catamarca, conformando definitivamente a la provincia del Tucumán.70 Pero la enorme desigualdad entre la población indígena y la reducida cantidad de conquistadores que venían con la misión de colonizar, crearon serios problemas de integración, a pesar de la labor intensa y abnegada de los misioneros católicos. Valga como ejemplo para apreciar la desproporción numérica que existía entre colonizadores e indígenas, el relato de Pedro Sotelo de Narváez de 1583, en el que comenta que en Santiago del Estero había “cuarenta y ocho vecinos encomenderos quienes disfrutan del trabajo de hasta doce mil indios, más o meno”.71 Esto motivó enfrentamientos en los Valles Calchaquíes iniciados cuando algunos pueblos indígenas se negaron a someterse al avasallamiento del español, no mostrándose dispuestos a convertirse al cristianismo y resistiendo la dominación socio-política de la encomienda. Comenzó entonces una larga guerra entre los pueblos del Calchaquí72 y los conquistadores. Fueron luchas sangrientas, duraron más de un siglo (1560-1667), se destruyeron muchas poblaciones recién fundadas, fueron arrasadas haciendas y finalmente se logró aniquilar a los calchaquíes. Aplicaron entonces la ley del desarraigo para aquéllos que sobrevivieron y los enviaron desterrados hacia el Río de la Plata, a un reducto que desde entonces tomó el nombre de Quilmes, ya que aquí trajeron a los diaguitas de esa estirpe. La historia de esos años mostró el

fracaso del poblamiento español en Calchaquí ya que los valles quedaron prácticamente despoblados.73 Estas tierras fueron entregadas a los españoles encomenderos que quisieran habitarlas. Es entonces, desde 1666 en adelante, que entre los cultivos que se comienzan a desarrollar están principalmente las viñas. Las encomiendas entregadas a los colonizadores fueron el origen de muchas de las propiedades vitivinícolas del norte argentino, algunas de las cuales aún perduran, por lo que podemos sostener que la viticultura norteña es principalmente criolla, no así su enología ya que en su mayoría las bodegas durante el último medio siglo, han estado y están dirigidas por enólogos de formación salesiana, siendo habitual la presencia de los consultores italianos Antonini, Paglia y Cipresso que asesoran a destacados establecimientos.74 Merece un reconocimiento especial el trabajo de asesoramiento y la obra del patriarca de los enólogos vallinos, el criollo don Salvador Figueroa.

Los Valles Calchaquíes Es la zona vitivinícola por excelencia. Allí se condensan alrededor de las tres mil ciento cincuenta hectáreas de los viñedos en: Molinos, Angastaco, Cachi, San Carlos y Cafayate y más de treinta bodegas engarzadas en estos extensos valles calchaquíes salteños.75 En esta región plena de curiosidades, la herencia del pasado se destaca hasta en el cultivo de la tierra. Allí, como

70 Bazán, Armando R.: ibidem. 71 de Narváez, Pedro Sotelo: Relación de la provincia de Tucumán, 1583. En: Bazán, Armando R.: Historia del Noroeste argentino. 72 Es un conjunto de culturas diaguitas, como los yacaviles, quilmes, tafís, chicoanas, tilcaras y purmamarcas, entre otros. 73 Bazán, Armando Raúl: ibidem. 74 Daniel Pi es el director enológico y de vitivinicultura de todas las Bodegas Peñaflor, en la República Argentina, en la que está incluida la bodega El Esteco de Cafayate; José Luis Mounier, tiene su propia bodega Las Nubes y la responsabilidad enológica y el asesoramiento en la bodega Lavaque, secundado por Juan Luna; Luis Asmet en la bodega El Tránsito y Amaicha, Juan Carlos Mosca en Etchart. Víctor Marcantoni, Jorge Ricitelli, Susana Balbo, Alejandro Pepa, Claudio Maza, en Esteco; Palero fue enólogo de Michel Torino, y los jóvenes María Carolina Cristofani, Santiago Saldeña, Mariano Quiroga, en El Porvenir. En La Rioja debe mencionarse a Rodolfo Grignol en la Cooperativa La Riojana. 75 Datos del INV (diciembre 2016). 101


Bodega El Esteco del Grupo Peñaflor (antiguo establecimiento La Rosa fundado por Michel Torino en 1892). Cafayate.

bien lo destaca Juan Draghi Lucero, el hombre andino está íntimamente vinculado con su medio: “El Ande amamantó una civilización fiel a la alta piedra, sumisa a su noche y a su sol. Hombres labró con su arcilla y su nieve” […] (que vivieron) “en tremendo diálogo con los aplastantes volúmenes y ante la disparidad de medidas, aceptaron con rumbo matriarcal las duras directivas de la Madre del Cerro”.76 Desde la época precolombina estos pueblos trabajaban de noche para evitar el calor diurno, veneraban el sol, la luna, el trueno y la tierra y regían sus siembras por el cosmos y los ciclos lunares. Las prácticas biodinámicas actuales se apoyan en el legado indígena de los primeros agricultores. Esta región tiene especiales particularidades. En Molinos casi en el techo del mundo, convive una

cultura ancestral con las manifestaciones más modernas del arte contemporáneo internacional. Allí se encuentra la bodega Colomé, la más antigua de Argentina (1831), que perteneció al último gobernador español en Salta, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar, quien poseía extensas tierras en el lugar. Su hija Ascensión casada con José Benjamín Dávalos, en el año 1854 introdujo vides francesas Malbec y Cabernet Sauvignon pre-filoxera. Estas propiedades pertenecieron a esta familia a lo largo de 170 años hasta que fueron adquiridas en el 2001, por el empresario suizo Donald Hess. Éste, enamorado del lugar, resolvió cultivar los viñedos más altos del mundo a 3.111 metros sobre el nivel del mar y crear en esos paisajes alucinantes, un Museo del

76 Draghi Lucero, Juan: El Ande. Poesía inédita. 102


Espacio y de la Luz con la obra del artista californiano James Tourrel. Fue pionero también en los valles don Julián de Lea y Plaza. En el siglo XVII construyó una bodega en Cachi con alambiques, vasija y lagar, en la que se elaboraban vinos y aguardientes. Posteriormente construyó otra en Molinos. Su nieto, el coronel Wenseslao Plaza, continuó con su impronta progresista e introdujo variedades francesas traídas desde Chile y propulsó en sus propiedades el nuevo sistema de regadío por canales, como se utilizaba en Mendoza.77 Cafayate es la nave insignia de la vitivinicultura del norte argentino, donde se asientan 1.300 de las hectáreas de vides salteñas. Dentro de las curiosidades a las que nos estamos refiriendo no queremos dejar de mencionar su particular fundación. Ésta aconteció en 1840, cuando doña Josefa Frías de Aramburu donó terrenos de su propiedad a la Santísima Virgen de Cafayate, dueña desde ese momento de la población.78 En 1863 Cafayate se separa del departamento de San Carlos. Su primer Jefe Político Departamental fue Sigifredo Brachieri, hijo de un ingeniero italiano, Carlo Brachieri Paliano, que arribó al país en las épocas tempranas de la Independencia. A Sigifredo Brachieri se le recuerda por su brillante labor en la intendencia y por su rol como progresista propietario del establecimiento La Rosa, introductor de variedades de cepajes europeos y gran propulsor de los nuevos métodos de elaboración de los vinos El desarrollo de la enología allí no es muy lejano ya que se producía el vino en la zona como era común en la época colonial. Con las vides se elaboraban vinos en

una escala que apenas excedía el consumo familiar y especialmente se cultivaban uvas de mesa. Lo mismo sucedía en La Rioja y Catamarca, donde la producción abastecía sólo a las pequeñas poblaciones. Llegando a los siglos XVII y XVIII en Salta, según explica Plaza Navamuel: “Los mercados de Lima y Potosí demandaban la producción de vinos y aguardientes, entre otros productos, siendo uno de los principales recursos económicos de la región, especialmente del Valle Calchaquí, San Carlos y Molinos. El vino se transportaba en botijas y barriles de madera o tinajones de barro cocido, ya sea en carros o carretas o a lomo de mula en pequeños barriles de madera”.79 La industrialización en mayor escala aparece recién alrededor del 1880.80 Así lo atestigua el historiador y periodista Miguel Solá quien, en la Memoria descriptiva de la provincia de Salta, opina sobre su viticultura en 1899: “El cultivo de la vid ha tomado, desde esta última década, una gran importancia en los valles Calchaquíes y en el valle de Lerma, siendo sus productos cada día más solicitados para la exportación y para el consumo. La uva del valle es de un aroma y sabor exquisitos, y se ven racimos que pesan hasta tres kilos”. Continúa detallando: […] “el clima seco, que necesita la vid y el terreno pedregoso, un invierno fresco y un verano caloroso (sic), todas estas condiciones se encuentran en los Valles Calchaquíes”.81 Solá nos ha dejado en estas crónicas interesantes testimonios sobre las modalidades del cultivo, los sistemas de riego, las características de los vinos y su comercialización: “Los viñedos se forman por medio de encatrados que se levantan hasta dos metros sobre el

77 Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: ibidem. 78 Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: ibidem. 79 Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: ibidem. 80 Arroyo, Paulino y Figueroa, Salvador: ibidem. 81 Solá, Miguel: Memoria descriptiva de la provincia de Salta 1888-1889. Edit. Moreno, 1889. Digitalizado por la Universidad de Harvard. 103


nivel de la tierra ó por cepas, que se riegan cada quincena, bajo protesto de que el temperamento es enteramente seco pero con el designio de aumentar el producido de la cosecha; este excesivo riego produce un vino acuoso muy propenso á avinagrarse, á pesar de la gran cantidad de alcohol que contiene la uva madura. El vino se vende el mismo año de la cosecha, antes de llegar al estado de completa maduréz, siendo el que se consume en este país un verdadero chacolí ó cerveza de uva, que no el precioso líquido que merece aquel nombre. Sin embargo, la corta cantidad de vinos que llega á reservar algún particular acomodado, por dos ó tres años, se confunden unos con el mejor Jerez, y otros con el mas esquisito Borgoña. Uno que otro propietario posee los aparatos modernos para la elaboración del vino; los demás conservan los tipos y sistemas del coloniaje español. Así sucede que los aguardientes se alambican al aire libre sometiendo á la destilación vinos y mostos de la primera fermentación, fuertemente cargados de esencia de aniz, gusto dominante en Bolivia, mercado de estos caldos”. En las postrimerías del siglo XIX una gran inmigración estaba llegando al Río de la Plata. Con ella venía una fuerza laboral significativa junto a especialistas y nuevas técnicas agrícolas. Pero esa inmigración no llegó a Salta en la proporción en que lo hizo a la Pampa Húmeda, el Litoral o a las provincias de Cuyo. El destino presentaba desventajas: el transporte era dificultoso, aún no había comunicación ferroviaria y cuando llegó, dejó zonas donde estaba naciendo la vitivinicultura sin ese esencial recurso. Sumado a esto la lejanía del puerto de Buenos Aires no entusiasmaba al inmigrante agrícola. Las Crónicas del Centenario (1910) ilustran este problema. En ellas se relata cómo, para llegar a Cafayate, debían hacerse “40 leguas a lomo de mula por caminos accidentados”.82 Esto dificultaba el tráfico comercial del vino y la adquisición

de elementos modernos. Valgan como ejemplo el uso de los toneles de roble francés que por la dificultad de su traslado no se importaban al noroeste como ya se hacía en Cuyo y en otras partes de América, sino que debían construirse con maderas locales, especialmente de algarrobo. Lo mismo sucedía con las maquinarias modernas de bodega. Sin embargo, y siguiendo nuevamente el informe de Solá, sorprende saber que en Salta vivían en 1887 unos 6.000 extranjeros, de los cuales 3.000 eran bolivianos, 1.200 italianos, 1.000 chilenos y 500 españoles. También se encontraban viviendo 80 alemanes, 40 franceses y 12 ingleses. Esto nos hace suponer que esos inmigrantes italianos, en su mayoría, deben de haberse dedicado al comercio y a las actividades de la construcción y el artesanado ya que, como detallaremos a continuación, no fueron muchos los propietarios de viñedos y bodegas, pero los que se aquerenciaron allí han marcado una historia que se prolonga a través de cuatro o cinco generaciones de descendientes viticultores hasta el presente. Con respecto a Cafayate la construcción del templo —actual Catedral Nuestra Señora del Rosario de Cafayate—, obra encarada por el presbítero Julián Toscano (1895) y la del Hospital Nuestra Señora del Rosario (1875), arrimó italianos que llegaron a trabajar como operarios y posteriormente se radicaron allí, dedicándose a tareas agrícolas o comerciales. Este es el origen vallino de familias como los Dioli, Cristofani, Maggi.83 En la actualidad Cafayate enamora al visitante, cuna musical del folklore norteño, encuadrado entre cerros de colores de una paleta asombrosa mantiene la calma de las viejas aldeas. En este lugar paradisíaco, casi detenido en el tiempo, nuevas manifestaciones de la modernidad le acompañan. Sus bodegas con una

82 Álbum del Centro Viti-vinícola Nacional: Exposición Industrial del Centenario. La viti-vinicultura en 1910. 83 Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: ibidem. 104


arquitectura de remembranzas coloniales, excelente hotelería y un interesante Museo de la Vid y del Vino incitan sobre todo al extranjero a conocer el terruño.

tiempo actividades comerciales inherentes a cada rama familiar, comparten el honor de haber tenido entre sus descendientes al primer ingeniero agrónomo del valle, Miguel Angel Lovaglio, que desarrolló su profesión durante 40 años en Cafayate, y a políticos destacados en la región y a nivel nacional. Otra actividad por la que se les reconoce es la de ser criadores de caballos Peruano-Argentinos de Paso desde el año 1899, raza a la que se considera la mejor del mundo como caballos de silla. Esta verdadera pasión ha traspasado las generaciones y ha ido perfeccionando su progenie.84

Empresarios italianos Lovaglio Es atrayente recrear las vidas novelescas de los inmigrantes. Así es la historia de los Lovaglio. En 1873 Rafael Lovaglio, un seminarista franciscano oriundo de Anbeta en Salerno, llegó a Tucumán desde Roma acompañando al nuncio a instalar un nuevo obispo. Estando en Tucumán conoce los frutos que los arrieros traían a los conventos desde Cafayate. Esto lo incentivó a viajar al valle y allí le asombró las similitudes que Salta tenía con su tierra natal y las posibilidades que esta región ofrecía, por lo que entusiasmado con la experiencia regresó a Italia, abandonó el seminario y convenció a su hermano José, capitán del ejército, a acompañarlo en la aventura de comenzar una nueva vida en la lejana América. Unos años más tarde José llegó con su esposa y su pequeño hijo Antonio de 4 años. El primer trabajo que lograron fue en la construcción del Hospital y de la Catedral en Cafayate. Posteriormente compraron un campito en Villagran y comienzan a implantar viñedos. La polifacética personalidad de esta familia va creciendo tanto en sus bienes comerciales, viñas, bodegas, flotas de carretas, almacén de ramos generales, como en prestigio. Rafael, rememorando siempre a su patria, llamó a su establecimiento La Bella Italia y construyó la única casa veneciana de la República Argentina que durante casi un siglo acompañó la imagen de la plaza municipal. Las actividades vitivinícolas de los hermanos, ininterrumpidas durante casi un siglo y medio, se han visto reconocidas por las calidades de sus vinos. Y aunque Rafael y José fueron desarrollando con el correr del

Familia Nanni Pietro Nanni Marini llega a Tucumán desde Rosciolo, Aquila (Italia) en 1885. Alentado por sus amigos Lovaglio que han descubierto en Cafayate las bondades de ese territorio y sus promisorias perspectivas de desarrollo agrícola, decide cambiar su residencia. Allí contrae matrimonio, de esa unión nacen dos hijos:

Bodega Nanni en Cafayate.

84 Entrevista a Miguel Angel y Armando Lovaglio. Cafayate, 2015. 105


Benjamín y Pedro. Enviuda y nuevamente unos años más tarde contrae un segundo matrimonio del que nacen seis hijos más, algunos de los cuales posteriormente tendrán sus propios emprendimiento vitivinícolas. El desarrollo comercial de Pietro se inicia el año 1897 cuando funda una pequeña bodega familiar y adquiere en 1905 una propiedad de 11.000 hectáreas. Tras su muerte en 1935, sus hijos mayores Benjamín y Pedro, continúan con el legado de su padre implantando viñedos, construyendo una nueva bodega —la actual Bodega Nanni— e incursionando también en la ganadería, la producción de especias y destacándose por la calidad de sus vinos orgánicos.

donde surgió el deseo de almacenarlos como se hacía en Italia, utilizando para su conservación grandes tinajas de barro cocido. Así comenzó la fabricación de vasijas que se hacían mezclando las arcillas de la zona y recuperando las técnicas ancestrales de su tierra. Durante cuatro generaciones la familia se dedicó a preservar la artesanía de la fabricación y comercialización de estos recipientes, siendo desde entonces famosos en la región. En la actualidad la cuarta generación, María Carolina Cristofani junto a Javier Saldaño, ambos enólogos egresados de la Facultad Don Bosco de Rodeo del Medio en Mendoza, reactivaron la pequeña bodega elaborando sus vinos de manera artesanal los que han logrado importantes premios nacionales.85

Osvaldo (Palo) Domingo Nanni Otro de los nietos de don Pietro Nanni, hijo de una de sus hijas, hoy se destaca en el mapa vitivinícola argentino con su bodega Domingo Hermanos, proyecto que aún conserva intactas sus raíces familiares. Comienza la producción de uva en los años ’60. Por los excelentes resultados que ofrecen sus viñedos, en 1978 inicia la elaboración propia. Para ello construye la bodega. Sus hijos, ya cuarta generación, tienen su propio emprendimiento, Bodega Domingo Molina.

Cuyo Una somera mirada histórica Mendoza y San Juan, como ya hemos visto, tienen una historia vitivinícola en común. La corriente colonizadora del oeste fue la fundadora de estas ciudades y la introductora de las vides en la región. En esta tierra el clima y la fertilidad del suelo, la irrigación que suplía la carencia de lluvias, los estímulos a la producción que habían iniciado los Reyes Católicos y continuado Carlos I, la docilidad de los Huarpes,86 el empuje de los colonos y la influencia de las congregaciones religiosas en el desarrollo agrícola, crearon condiciones especiales que ayudaron al temprano desarrollo de una industrialización.87 Avanzando los finales del siglo XVI la vitivinicultura criolla que, como era lógico, tenía un desarrollo doméstico, comenzó a dar paso a un mayor progreso lo que motivó a la Corona la prohibición “a toda producción de uvas y vinos en estas colinas”. Esta medida decretada en 1595 por Felipe II en sus Instrucciones

Cristofani La historia de esta bodega artesanal tiene sus particularidades. Corría el año 1890 cuando José Cristofani, junto a su familia llegó desde L’Aquila, en los Abruzzos y se estableció en Cafayate. En su finca El Esteco, comenzó a cultivar variedades de uvas finas e introdujo algunas venidas desde Italia. A pesar de ser una propiedad reducida en su tamaño logró vinos de calidad, producto de la experiencia agrícola que le acompañaba. La elaboración la inició en una pequeña bodega familiar 85 Entrevista a Maria Carolina Cristofani. 86 Pueblo originario de la región.

87 Díaz Araujo, Edgardo: La Vitivinicultura Argentina. Edit. Martin Fierro. Mendoza, 1989. 106


a los Virreyes y refrendada en 1628 por Felipe IV fue impuesta para proteger el mercado para los productos españoles. La prohibición, como sucedía en los otros espacios americanos, no fue obedecida optándose entonces por emitir otra ordenanza donde se aclara “que a pesar de haber podido proceder en contra de los transgresores, se opta por usar benignidad y clemencia para que los poseedores de viñas paguen cada año el 2% de todo fruto que de ella saquen”.88 Mendoza desde 1682, hizo reclamos al virrey por los gravámenes que perjudicaban su economía; éstos no sólo no fueron escuchados sino que se incrementaron. Los religiosos se sumaron a la defensa de la producción vitícola contra el aumento de los impuestos al vino: “En cuanto a los ilustrados agustinos, existen numerosos documentos que prueban su gravitación y sana influencia en la evolución de la industria, así como en gestiones de bien público a favor de la producción de Cuyo, como las gestiones del reverendo padre Miguel Chacón para la supresión del impuesto de odres y botijas”.89 A pesar de estas dificultades la vitivinicultura mendocina sigue incrementándose. Raúl de la Mota añade un dato interesante a la época, ya que afirma que: “Hacia 1700 comienzan las primeras transacciones de tierras y las fincas se cotizaban de acuerdo con la cantidad de vides que contenían y a la cercanía de la plaza principal”.90 En 1777 se inició una nueva etapa en la evolución de esta industria con la llegada de los portugueses

expulsados de Santa Catalina que ayudaron a modificar algunas prácticas agrícolas e introdujeron nuevas variedades de vides enriqueciendo la ampelografía local.91 Sin embargo llegada la época de la Revolución de Mayo, luego de doscientos años de esfuerzos, poco había progresado la región. Después de las guerras de la independencia y como resultado de las luchas fratricidas internas, la economía decayó de manera alarmante.92 Sumado a esto hubo factores que perjudicaban la industria, como fue la implantación de un sistema económico de restricciones, la competencia extranjera, la falta de una protección fiscal y el gravísimo tema del precio final de los fletes que debía pagar el vino en su paso por las provincias. Todo ello hacía que el producto llegara al litoral con un precio más alto que el del vino importado. Mendoza alrededor de 1840 conformó un nuevo modelo económico productivo, el de la ganadería comercial con agricultura subordinada. Los vacunos venidos de las provincias de la pampa húmeda se reponían y engordaban en los alfalfares mendocinos antes de ser enviados a Chile durante los meses de verano a través de los pasos cordilleranos, pero ya en la década de 1870, este esquema entró también en crisis.93 La Nación desde su nacimiento tiene conciencia de la necesidad de pobladores, educación y desarrollo. Esto está plasmado en su primera Constitución (1853) en la que en su preámbulo señala el expreso objetivo de

88 Díaz Araujo, Edgardo: ibidem 89 Maurín Navarro, Emilio: op. cit. En: Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: Il vino si fa così. Edit. Polo Rossi. Mendoza, 2005. 2ª Edición Edit. Zeta. Mendoza, 2011. 90 Fermosel, Luis: ibidem. 91 Maurín Navarro, Emilio: op. cit. En: Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: ibidem. 92 Pérez Guilhou, Dardo: Ensayos sobre la Historia de Mendoza. Senado de la Nación Argentina, Comisiónde Cultura. Imprenta del Congreso de la Nación. Buenos Aires, 1997. “Mendoza en estos años vive alternativa y por momentos simultáneamente empeñada en una triple guerra: la inmediata, incesante y cruenta lucha contra el indígena del sur, la conmoción producida por la crisis de 1820 que inicia las guerras civiles y la remota, pero no ignorada conflagración contra el imperio del Brasil”. 93 Barrio de Villanueva, Patricia: Una crisis de la vitivinicultura en el oeste argentino (Mendoza) a principios del siglo XX. En: Historia Económica de América Latina nº 26. México, jul./dic. 2006. 107


poblar el territorio, ofreciéndose “a todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.” En su artículo 25 afirma además que: “El gobierno federal fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan como objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes” y en diversos artículos alienta la venida de inmigrantes. A partir de 1862, con el país ya unificado, comienzan políticas inmigratorias tendientes a proteger la industria vitivinícola en concordancia con los gobiernos cuyanos. La llegada del ferrocarril acercó inmigrantes agrícolas, especialmente italianos y españoles, que comenzaron a vencer al desierto y a hacer parir la tierra convirtiendo el páramo en un vergel de viñedos. El Gobernador de Mendoza Rufino Ortega (1870-1873) promulgó una ley que establecía el pago a un agente que dirigiera la inmigración en Buenos Aires […] “de la suma de un peso por cada inmigrante con destino a Mendoza”.94 Santiago Saglieri fue comisionado para contratar “500 inmigrantes especializados en el cultivo de la vid”. Así comenzó, a lo largo de estos siglos, la presencia de los italianos en Cuyo donde “participaron en el desarrollo de la industria vitivinícola de manera efectiva, mediante la construcción de grandes bodegas, más que otros extranjeros y que los criollos mismos, una vez transcurrido el período inicial. […] A la importación de cepajes que los italianos realizaron por iniciativa propia, debe sumarse la introducción de técnicas y material enológico empleados en la vinificación y la difusión del vocabulario de laboratorio originario de la

península, especialmente por la influencia de la escuela enológica italiana”.95 En 1876 la Nación Argentina promulga la Ley Nº 817 conocida como Ley Avellaneda de Inmigración y Colonización. Esto marcó un punto de partida a una política atrayente para los colonos del exterior que quisieran venir a cultivar nuestras tierras. En concordancia con estas políticas en 1881, el gobierno de Mendoza reconociendo la gran importancia que tendría la industria enológica en el porvenir, dicta una ley que exime de la contribución directa por diez años a aquellos terrenos que puedan estar plantados con viñedos o que puedan plantarse.96 San Juan también dicta una ley semejante. Fue así cómo la política, a través de sus leyes de promoción; el progreso, con la llegada del ferrocarril; la educación, con la formación de profesionales, y las leyes de apoyo a la inmigración, crearon el soporte que hizo mirar la enología como la industria más importante a desarrollarse en la región. Después de más de medio siglo de decadencia, la industria del vino mendocino experimentó un repunte espectacular. En los años siguientes el progreso de la vitivinicultura fue exponencial, multiplicándose por 100 el valor de la producción vitivinícola y alcanzando la fantástica tasa acumulativa de crecimiento del 17% anual. La superficie cultivada de viñas aumentó en Mendoza un 945% y en San Juan un 231%. Sin embargo hubo, como ha sido característico en esta industria, épocas de crisis como aquéllas que sucedieron en 1903 y entre 1913 y 1916 cuando por la excesiva protección y promoción en algunos aspectos, se produjeron superproducciones que motivaron las primeras

94 Scalvini, Jorge: Historia de Mendoza. Edit. Spadoni S.A. Mendoza, 1965. 95 Cozzani de Palmada, María Rosa: Sociedad y espacios de migración. Los italianos en la Argentina y en Mendoza. EDIUNC. Mendoza, 1997. 96 Arzeno, Nicolás: Produzione e commercio dei vini nell’Argentina. Relazione letta al Circolo Enofilo di Conegliano nella seduta del 23 maggio 1896. Tipo litografia Francesco Cagnani. Conegliano, 1896. 108


intervenciones estatales profundas (derrames vínicos y erradicación de viñedos).97 El siglo XX amanece en Cuyo con verdaderos imperios del vino, fruto del esfuerzo de aquellos inmigrantes, especialmente italianos, que llegaron sólo con la fuerza de su fe y el tesón en el trabajo. La identidad cuyana crece y se nutre con la asimilación de millares de inmigrantes, italianos, españoles y franceses, que van marcando el tránsito hacia la modernidad bajo una suerte de culto a la desmesura que se palpa en las extensiones de los viñedos y en sus famosas bodegas de la época, conocidas con acierto como Las catedrales del vino. Cuyo además, tuvo particularidades diferentes a las otras zonas vitivinícolas. En ella existe un nuevo actor determinante en el desarrollo agrícola, el contratista de viña. Señala Orlando Ronchetti Mosso que: “Aproximadamente en la segunda mitad de la segunda década del siglo se desarrolla una nueva actividad provocada por la expansión de la industria vitivinícola comenzando a perfilarse la figura del contratista de viña en gran parte constituida por extranjeros inmigrantes oriundos de regiones en las que se cultiva la vid, generalmente italianos”. Y añade: “Es esta una actividad laboral típicamente local”.98 Esto establece un pacto social entre el propietario y el contratista beneficioso para ambos. Al trabajador se le entregaba la finca por determinada cantidad de tiempo, con la obligación de implantar viñedos, cobraba por su trabajo un valor por cada planta frutal, se apropiaba de una o varias cosechas y, en ocasiones, recibía importantes superficies de tierra. Estos

actores desaparecieron hacia fines de la década de 1920, aunque reaparecen posteriormente con otras características. […] “Esta particular relación que vincula jurídicamente al viñatero con el contratista fue regulada por primera vez en el orden local mediante sendas leyes de las provincias de Mendoza (Ley 1578) y San Juan (Ley 1031) en 1946” .99 Alrededor de 1960, el sistema cubre casi el 41% de los viñedos de Mendoza y una proporción menor en San Juan. El contrato es el origen de muchas de las grandes fortunas de vitivinicultores cuyanos por lo que el sistema fue, en muchos casos, un medio importante de movilidad social ascendente.100 Pero el mundo empresarial vitivinícola cuyano tuvo otras particularidades. Los empresarios vitivinícolas de origen italiano no pierden sus vínculos con su patria. Viajan, buscan allí tecnología para sus bodegas, muchos envían a sus hijos a estudiar en las escuelas de enología italianas. Así lo hacen los Filippini, Graffigna, Mosso, Giol, Brandi, Sardi y muchos otros. Sus propiedades en Argentina rememoran sus lugares de origen y aquéllos que regresan y se instalan en Italia, como fue el caso de Juan Giol, a las propiedades donde estaban sus encargados las llamó con los nombres de las localidades mendocinas caras a sus recuerdos: Maipú, Rivadavia y Trapiche. Estos inmigrantes italianos devenidos importantes empresarios vitivinícolas se unieron entre sí, no sólo en sociedades más o menos permanentes, sino además con lazos de sangre creando verdaderas “dinastías del vino”.

97 Coria, Luis Alberto; Fortin de Iñones, Lidia: El boom vitivinícola mendocino (1883-1912) y la acción del Estado. Facultad de Ciencias Económicas, UNCuyo. Mendoza, 1988. 98 Ronchetti Mosso, Orlando: Contratistas de Viñas y Frutales. Antecedentes y consideraciones generales sobre la Ley 22163. Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA). Tucumán, 1981. 99 Brebbia, Fernando P.: Contratos Agrarios. Edit. Astrea. Buenos Aires, 1982. 100 Richard Jorba, Rodolfo: El mercado de trabajo vitivinícola en la provincia de Mendoza y los nuevos actores. El contratista de viña: aproximación a un complejo sistema de empresarios y trabajadores, 1880-1910. En: Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios nº 18. PIEA-UBA. Buenos Aires, 2003. 109


Lazos educacionales y académicos Domingo Faustino Sarmiento Fue Cuyo la cuna del despertar educacional agrícola. En la historia de la vitivinicultura moderna y de los estudios agronómicos en la Argentina no podemos dejar de destacar la figura de Domingo Faustino Sarmiento. No hay espacio dentro del mundo de la vitivinicultura que no transite. Su fuerte y carismática personalidad empuja y arrastra con la fuerza de esa locomotora que quiere arrimar a nuestros desiertos; crea, propone, realiza. Es el mentor y hacedor de las quintas agronómicas de Mendoza (1853) y de San Juan (1862). Trae para dirigirlas a especialistas extranjeros: a Mendoza al sabio francés Miguel Amable Pouget y a San Juan al agrónomo alemán Enrique Roeveder. Estas dos escuelas, con diferentes contratiempos, vicisitudes e interrupciones, fueron las que dieron el puntapié inicial al desarrollo de la instrucción vitivinícola en Argentina. Con la pasión que lo caracteriza por la educación, impulsa la primera y única Ley Nacional de Enseñanza Agrícola (Ley 432) que establece la creación de los departamentos de enseñanza profesional en los colegios nacionales de Salta, San Juan y Mendoza. Busca nuevas variedades de cepas para implantarlas en nuestras tierras; aboga por la tecnificación del agro y de la industria; opina sobre las bondades de los varietales, la calidad de los vinos, su comercialización; abarca todo el abanico de la producción en sus comentarios; con preocupación opina y alerta con acierto sobre la filoxera, enfermedad que devastó la vitivinicultura europea, a la que llama “la abominable infección”, y la compara con la sífilis pensando que “con tal peste se puede perder el porvenir del litoral de los Andes ya que, sin viñas, se haría imposible ningún desarrollo de la industria, ni aun con ferrocarriles, que nada hallarían que cargar”; prohíbe la entrada de barbechos al país y esto salva a Argentina del flagelo; y aboga por la necesidad de la

llegada del ferrocarril para acercar brazos que transformen estas tierras con la agricultura y por este medio sacar los productos hacia el puerto. Y como gesto amable para nosotros, cuyanos, sabemos que en su temprano destierro puso una botillería en Chile, vendió vinos en Buenos Aires y sobre todo fue un gran catador. Cabe añadir que cuando llegó Pouget a Mendoza trajo con él la primera colección ampelográfica que tuvo nuestro país, compuesta de 120 variedades de vides, junto a árboles frutales, legumbres, papas de flores nuevas e introdujo la abeja italiana, hecho trascendental para el desarrollo frutícola de la zona.101

Siglo XIX Vinculación temprana entre las escuelas de enología italianas y la Argentina Promediando el siglo XIX comienza una intensa vinculación académica referente a la vitivinicultura entre Italia y Argentina. La impronta de Italia en el desarrollo de la educación e investigación, principalmente en Argentina, ha sido determinante en el progreso de su vitivinicultura. Detenernos en cada uno de los protagonistas justificaría un trabajo paralelo por lo que, sintiéndonos prisioneros por la extensión de esta investigación, solamente mencionaremos a algunos personajes y casos. Carlos Spegazzini La Real Escuela de Viticultura y Enología de Conegliano, la primera escuela enológica de Italia, nació en 1876. Uno de los primeros alumnos en inscribirse fue Carlos L. Spegazzini, el primer egresado de las escuelas italianas que llegó a la Argentina, con el que se inicia la vinculación académica entre nuestros dos países. La vida de este singular personaje animada por su polifacética personalidad es apasionante.

101 Draghi Lucero, Juan: Miguel Amable Pouget y su obra. Junta de Estudios Históricos. Mendoza, 1936. 110


de Buenos Aires, comienza a realizar misiones científicas de exploración en diversas partes del país, algunas aún inexploradas. En Misiones hace un relevamiento agronómico, realiza una nueva cartografía e indaga sobre la industrialización de la Ilex paraguariensis —yerba mate—. Posteriormente sus viajes ya en representación del Ministerio de Agricultura de la Nación, lo llevan a investigar los territorios argentinos desde el Chaco a Formosa, desde la Puna a la Patagonia, desde Buenos Aires hasta los Andes. En esos viajes estudió sobre la posible utilización del río Negro y del río Colorado como fuentes necesarias para la irrigación de la Patagonia. Recorrió las zonas vitivinícolas argentinas: los Valles Calchaquíes, San Juan y Mendoza, donde investigó y describió las características de la peronóspora (1881), y en el Chaco (1886) comenzó a desarrollar proyectos privados para producir alcohol. Continuaba a la vez sus tareas como profesor de determinadas facultades y como director general de estudios. En 1891 se recibió de ingeniero agrario luego de rendir sus equivalencias en la Facultad en La Plata donde posteriormente fue vicedecano. Pero quizás uno de los episodios más apasionantes de su vida haya sido su participación en la Expedición Científica Austral Argentina o Expedición Ítalo argentina de 1881-1882, patrocinada por Italia y financiada por la República Argentina. Esta expedición lleva a Giacomo Bove, navegante y explorador de la Armada Real de Italia, como jefe científico; como comandante al patriota y marino argentino Luis Piedrabuena junto a destacados científicos italianos: el geólogo Doménico Lovisato; el ictiólogo Decio Vinciguerra; el teniente Giovanni Roncagli, hidrólogo, dibujante y pintor y Carlos Spegazzini botánico. Con dos cañoneras recorrieron a lo largo de un año toda la costa atlántica incluyendo la Isla de los Estados y el Canal de Beagle. Un extenso informe de Bove: Patagonia – Terra del Fuoco – Mari australi, relata el viaje al que se suman

Escuela de Viticultura y Enología de Conegliano, c. 1900.

Spegazzini recibió su diploma de enotécnico el 30 de octubre de 1879, en la primera promoción. Cinco días más tarde, con sus cortos 21 años y junto a su amigo y compañero conegliese de la escuela Gabriel Schileo zarpó rumbo a Brasil, ya que su interés principal era abordar el estudio de los hongos de América del Sur. Una epidemia de fiebre amarilla hizo imposible el desembarco por lo que continuaron su viaje hacia Buenos Aires, nombre que según confirmara en alguna carta a sus allegados, fascinó su imaginación por el significado que podían tener esas palabras. Desde ese momento Argentina fue su otra patria en la que trabajó y vivió los próximos 46 años de su vida, hasta su prematura muerte. Había realizado sus estudios de especialización sobre los hongos parasitarios en la vid y de otras variedades comunes del norte de Italia bajo la dirección del célebre micólogo italiano Pietro Andrea Saccardo. Al poco tiempo de su llegada fue contratado e incorporado al Gabinete de Historia Natural de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales de la Universidad de Buenos Aires donde publicó sus primeros trabajos en los Anales de la Sociedad Científica Argentina, siendo su primer hongo descripto el Agaricus platense. En los finales de 1880, como representante de la Universidad 111


los apuntes de Vinciguerra acerca de la zoología de la zona, los de Spegazzini sobre botánica en los que descubre y cataloga 1.108 especies junto a un vocabulario aborigen de unas doscientas palabras, y los de geología de Lovisato. En el Cabo de Hornos, a causa del fuerte viento, encallaron y naufragaron. Tanto los científicos como la tripulación fueron rescatados, pero la gran cantidad de muestras de especies terrestres y marítimas que habían logrado recolectar se perdieron en el naufragio. Sin embargo Spegazzini logró salvar su herbario y su cuaderno de notas llevándolos a nado hasta la costa. Ya en tierra firme salvó parte de su colección cubriéndola con la nieve de la costa para garantizar su conservación. Esta emergencia del naufragio le dio la posibilidad de conocer las culturas indígenas de Tierra del Fuego y como buen políglota102 aprender sus lenguas por lo que posteriormente escribe un compendio de gramática alakaaluf.103 De regreso desde Tierra del Fuego integró la comisión encargada de definir el emplazamiento de la nueva capital de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, y allí se establece definitivamente desde 1884. Participa en la fundación de la Universidad Provincial de La Plata donde se desempeña como docente en Ciencias Naturales, Agronomía, Química y Farmacia y crea el Jardín Botánico y Arboretum de la Facultad de Agronomía. También organiza y supervisa la plantación de árboles en el Paseo del Bosque de la naciente ciudad. Continuó sus viajes con fines científicos integrando más de 20 expediciones por Argentina, Chile, Brasil y Paraguay. Su colección, dividida entre el Herbario del Ministerio de Agricultura y su herbario particular, contuvo alrededor de 4.000 variedades de hongos sudamericanos; entre 102

ellos 2.000 especies nuevas de la Argentina, 1.000 de Chile y 600 de Brasil y el Paraguay, con un total de 180 géneros nuevos. Antes de sus investigaciones el conocimiento de la flora micológica argentina contaba con menos de 50 especies conocidas. Por su gran aporte Carlos Spegazzini fue considerado uno de los micólogos más reconocidos del mundo en su época. Dejó además numerosas publicaciones y escritos, entre ellos la Revista Argentina de Botánica de la cual aparecen 4 números redactados exclusivamente por él. Pero su generosidad con el país excedió su obra académica; en su testamento dejó su casa, sus colecciones y su instrumental científico al Museo de Ciencias Naturales de La Plata para que fueran fundados con ellos un instituto de botánica que llevara su nombre. El resultado de esta donación fue el Instituto Carlos Spegazzini, abierto en 1930, que continúa hasta el presente. En Argentina en reconocimiento a su contribución a las ciencias argentinas e internacionales y a su generosidad, fueron denominadas en su honor numerosas especies de plantas y hongos. Asimismo desde 1947 llevan su nombre: el Museo de Botánica y Farmacognosia de la Universidad Nacional de La Plata, la calle 116 también de La Plata, otra calle en Almagro en la Capital Federal, el Glaciar Spegazzini en el Parque Nacional Los Glaciares de Santa Cruz y la localidad de Carlos Spegazzini en la provincia de Buenos Aires. La fascinante historia de su vida americana, en la que se conjugan el vasto campo de las ciencias naturales junto a sus descubrimientos, sumado a los numerosos viajes de estudios y exploración por toda la

Ya en Italia se interesaba por aprender los diversos dialectos y estudió lenguas como el francés, el latín, el alemán, el inglés y el japonés. En América aprendió el español, el portugués y algunas lenguas de los indígenas como las de los Alacalufes, los Yamani, los Tobas y el guaraní.

103 Lengua

hablada por un pueblo indígena, los Alacalufes, que habitaban en la Patagonia Occidental Chilena, entre el Golfo de Penas y el Estrecho de Magallanes. 112


República, han cooperado al desarrollo de nuestro país, creando un puente de conocimientos entre Italia y Argentina.

donde Nicolás Arzeno, enotécnico uruguayo licenciado en la escuela de Conegliano, hace una pormenorizada memoria de la vitivinicultura argentina en aquel momento con datos sobre características de cada zona andina, producciones de los viñedos en Mendoza y San Juan, terrenos, enfermedades, vendimias, vinos y vinos artificiales haciendo hincapié en que: “En la viticultura general de la República y también en la enología se nota la falta de la mano de obra necesaria, de capitales y sobre todo de gente experta: falta instrucción” y aboga por la necesidad de escuelas especializadas ya que, como destaca en ese momento, las quintas agronómicas han debido cerrarse. Sin embargo detalla los grandes establecimientos que están surgiendo en Mendoza, describe materiales de su construcción y las características de las elaboraciones, hace referencias a lo que está sucediendo en San Juan y de la poca importancia que tiene la vitivinicultura de otras regiones como las del Norte Argentino, Entre Ríos, San Luis y Córdoba. Acompañan este informe tablas de extensión que indican cómo están repartidas las 27.500 hectáreas que posee Argentina en ese momento, así como las de producción de vinos que corresponden a cada una de ellas, precios y detalles de los vinos importados italianos con sus respectivos impuestos. Termina el informe con la descripción técnica de la degustación de los vinos mendocinos: Borgoña, Malbec y Cabernet de la bodega del Señor Benegas.

Nicolás Arzeno Este puente de comunicación entre Argentina y las escuelas italianas hoy tiene un nuevo testimonio debido a un interesante hallazgo del profesor Giorgio Milani de la Escuela Enológica C. B. Cerletti. Él nos ha acercado una publicación del Circolo Enofilo de Conegliano Produzione e comercio dei vini nell’Argentina de 1896

Siglo XX Producción bibliográfica de enotécnicos italianos Despuntando el siglo, mientras transcurrían sus primeros años, comenzó la llegada a Argentina de enotécnicos italianos diplomados en las Escuelas del Reino, principalmente Conegliano y Alba, los que en su gran mayoría se instalaron en Mendoza. Algunos de ellos dejaron una importante obra escrita como fueron Pompeo Trentin, con su Manual del negociante de vinos italianos en Argentina y La viticultura y la enología en

Revista dirigida por Leopoldo Suarez, 1911. 113


la América Meridional y Arminio Napoleone Galanti, a quien se lo llamó “el sabio enólogo” que fundó una revista técnica, El vino y publicó La vinificación racional (1898) y en 1900, por pedido de Emilio Civit, Ministro de Obras Públicas de la Nación Argentina. Fue de gran trascendencia para el mundo académico e industrial su vigésimo libro La industria vitivinícola Argentina, en el que analiza “su estado actual y los medios de mejorarla y fomentarla”. A esta bibliografía del vino se deberían sumar los escritos de los argentinos que estudiaron en Italia, los de Leopoldo Suárez con su Contribución a los estudios ampelográficos en la Provincia de Mendoza entre otras, o los de Francisco Oreglia con su Enología I y II, considerada obra esencial en los ámbitos donde se dicta esta especialidad.

vitivinicultura argentina quedó plasmada en su trabajo legislativo interesándose en legislar sobre los temas referidos al mundo de la industria y en la función ejecutiva en su fructífica labor ministerial. Su pasión por Italia le acompañó a lo largo de su vida; baste como ejemplo recordar que trató de regresar a Italia durante la primera guerra mundial a luchar junto a sus amigos. Posteriormente Suárez, como epílogo de estos lazos de amistad, siendo Ministro de Industrias de la Provincia recibió al Príncipe de Saboya en su visita a Mendoza en 1923.

Ley 205 del Gobierno de Mendoza En 1904 el gobierno mendocino a través de la Ley 205, becó a seis alumnos para estudiar en las aulas vénetas y piamontesas, en las escuelas de enología de Conegliano y Alba y también en la francesa de Montpellier.104 La ley especifica en alguno de sus párrafos que: “Para dejar satisfechas las necesidades que reclama la industria vitivinícola en nuestra provincia, ya que es un hecho hoy no discutido que en los países jóvenes, expuestos a los trastornos económicos, fruto de la inexperiencia de las clases productoras, corresponde a los gobiernos poner al alcance de los industriales todos aquellos datos y consejos que puedan ayudarles a encauzar sus esfuerzos dentro de las reglas experimentales que la ciencia ha conquistado con sus especulaciones”. Asimismo resuelve contratar por cuatro años a un enólogo europeo105 “de reputación indiscutible”. La presencia argentina aparece en las promociones de las aulas vénetas.106 Aquellos jóvenes que estudiaban en la península entusiasmaron a sus

Leopoldo Suárez Pero éste fue un camino de doble vía. Desde finales del siglo jóvenes mendocinos comienzan a partir a Italia a las nuevas escuelas de enología del Reino. Leopoldo Suárez fue el primer argentino que llegó a esas aulas. Después de haber estudiado en la Quinta Agronómica partió a perfeccionar sus estudios a la ya prestigiosa Escuela de Viticultura y de Enología de Conegliano en el Treviso donde obtuvo el título de Ingeniero Enotécnico en 1904. Al regresar a su tierra, su brillante tarea profesional la desarrolló en el área educativa siendo director y profesor de las escuelas de vitivinicultura de Mendoza y San Juan e investigador y difusor de las ciencias vitivinícolas en sus numerosos libros y publicaciones. Su preocupación por la 104

Estos jóvenes fueron Carlos Montenegro, Enrique Rojas, Filadelfo Gómez, Gervasio Ortiz, Pedro Anzorena y Ernesto Ribero.

105

Biblioteca de la Honorable Legislatura de Mendoza, Registro Oficial de Mendoza, 1905, Tomo único y 1906, Tomo II.

106

Ellos fueron: Leopoldo Suárez, Mario de la Reta, Carlos Montenegro Ortiz, Ernesto y Oreste Moretti, Miguel Neira Encina, José Ramón Guevara, Carlos Tabanera, Pedro Brandi, Pelagio Camus, Atilio y Mario Sardi, Attilio Morseletto, José Juan Toso, Arturo Angeletti, Angelo Sammartino, Aldo Lobba, Domenico Palmisano, Nicolás Papagni, Armando Mosso, Jorge Giol y Giuliano Cettolin, de Mendoza; Juan Graffigna, Agostino Landeau Keller, José Elías Yanzón y Alberto Barros, de San Juan; Gervasio Ortiz, de San Luis; Primo Devoto, Enrique Fallardi, Julio Mezzadrelli, Enrique Rojas, Carlos Storni y Mario Bidone, de Buenos Aires y Carlos Pozzi, Arturo, Enrique y Ludovico Bozzoli, de Santa Fe. 114


condiscípulos italianos a partir hacia la América, donde comenzaron a llegar a Cuyo para dirigir las grandes bodegas nacionales.107

Piamonte: Escuela de Viticultura y Enología Umberto I (Alba) La vinculación con los centros académicos piamonteses como la Escuela Enológica Umberto I de Alba, los salesianos y las Universidades de Torino y Asti ha sido intensa e ininterrumpida a lo largo de casi un siglo y medio. La Escuela de Viticultura y Enología Umberto I de Alba fue la segunda escuela fundada en el Reino de Italia en 1881. Desde el momento de su creación y por más de ciento treinta años, es un punto de referencia destacado en el mundo vitivinícola. Desde su nacimiento, paralelamente a su actividad didáctica, ha desarrollado acciones eficaces de investigación y experimentación. De sus claustros han salido profesionales que, como veremos más adelante, marcaron rumbos también en la vitivinicultura de las Américas. Los lazos entre la Escuela de Alba y Argentina fueron firmes y permanentes. En aquellos primeros tiempos alrededor de una docena de estudiantes argentinos fueron a estudiar a Alba ya que, junto a Conegliano, a principios del siglo pasado dentro del mundo de la vitivinicultura, eran los focos a los que se miraba con mayor interés por su importancia.108 En esta escuela se había recibido el Dr. Giovanni Dalmasso (1905) quien fuera un puente de sabiduría entre las escuelas de Alba, Conegliano y Argentina, en un primer momento como

Facundo y José Gomensoro, Ángel Diaz, Lisandro Guiñazú, Gustavo Landa y Rómulo Castro. Licenciados argentinos recibidos en la Escuela de Alba, 1911.

profesor de esos jóvenes alumnos que se formaron en las escuelas de Conegliano y Alba y posteriormente, como Presidente de la Accademia Italiana della Vite e del Vino. Sus lazos afectivos y académicos incluyeron viajes a Argentina y especialmente a Mendoza, donde visitó a sus viejos alumnos y participó en congresos internacionales. La vinculación de Cuyo con la Escuela de Alba fue tan intensa que no sólo debemos hablar de transferencia de conocimientos sino de raíces, y en este caso además botánicas. La colección ampelográfica más importante del mundo en aquel momento constaba de 3.600 variedades de vides, estaba en Piamonte y era la del conde Giuseppe de Rovasenda. A su muerte fue donada a la Escuela Umberto I de Alba.

107

Ellos fueron: Los hermanos Gargiulo, Giosue, en Tomba, Barraquero y Arizu; y Francisco y Pascual en Arizu; Adriano Fugazza también en Tomba; Genio Dell’Archiprete en Gargantini; Emilio Curto en Gei y posteriormente en Toso como Alfonso Galleti; Ambrosini en Benegas; Tito Soldati en González Videla; Ítalo Antonietti y Santiago Pezzutti en Giol; Astesiano en la bodega Álvarez, de Luján; José Giuliani en las bodegas Settaro de Rivadavia y en las bodegas Carlos Caroglio Hnos. de Medrano; Chioneti, Angelo Sammartino, los hermanos Soldati, los hermanos Hugo y Minervino Pilati, Emilio Curto y otros, no sólo trabajaron en diversos establecimientos, sino que fundaron sus propios emprendimientos.

108

Allí se diplomaron: Filadelfo Gómez (1908), Ernesto Amprimo (1910), Facundo y José Gomensoro, Ángel Díaz, Lisandro Guiñazú, G. Landa, A. Faccio (1911), Renato Sanzín (1913), José Toso (1914), Reinaldo Joung (1916) y Francisco Bertolino (1928). 115


En 1910 ochocientas variedades de dicha colección fueron enviadas a Leopoldo Suárez, exalumno de Conegliano, Director en aquel momento de la Escuela de Agricultura de Mendoza. Recordaba Suárez: “Hoy gracias a la gentileza de mi buen amigo y colega Prof. Sante Cettollini, actual Director de dicha Escuela, esa valiosa colección ha enriquecido la pequeña con la que cuenta la Escuela de Mendoza”. Con ella se completó la que tenía la Escuela Nacional de Vitivinicultura de Mendoza; una parte fue a la escuela de San Juan y suponemos que las vides llevadas a Salta por el enólogo Miguel Hurtado, recibido en esa escuela sanjuanina, han sido parte o hijas de la misma.109 Revisando con una rápida mirada dicho inventario encontramos barberas, moscatos, dolcetos, nebiolos, que desde entonces habitan nuestros suelos. Por su parte otros jóvenes mendocinos se formaron en diferentes escuelas de viticultura y enología de Italia, donde obtuvieron sus títulos de enotécnicos o asistieron a universidades para lograr su especialización. Pedro Anzorena —quien más tarde sería director de la Escuela Nacional de Vitivinicultura— estudió en la R.R. Escuela de Vitivinicultura de Avellino, donde se diplomó como enotécnico. Mario Bidone después de obtener su título en Conegliano, se doctoró en la Universidad de Bologna. En Torino se doctoraron el Padre Francisco Oreglia, patriarca de la nueva enología argentina, Graciela Reta, quien se doctoró en la Universidad de Asti y luego en San Michelle All’Adige con el Dr. Zironi y José Luis Minatti que se doctoró con el Doctor Italo Eynard. Estos enotécnicos italianos y argentinos cubrieron diversos roles a nivel provincial y nacional en ministerios; como legisladores; en instituciones del vino; en la dirección de las escuelas de enología y viticultura de Mendoza y San Juan, como profesores; en cámaras de

industrias; con importantes publicaciones y dejando siempre en alto el honor de haber recibido aquellas formaciones de la especialidad en Italia.

Los salesianos Por otra parte finalizando el siglo XIX, llegaron desde el Piamonte los sacerdotes salesianos que siguiendo los dictados de Don Bosco fundaron en 1901 la Escuela Vitivinícola en Mendoza. Los padres Robotti, Botta, Pedano y tantos otros, desde los comienzos volcaban sus conocimientos agrícolas y enológicos en la formación de sus alumnos, mientras asistían espiritualmente a la población aledaña. Como un testimonio interesante es bueno conocer que su vinculación con Italia llegaba no sólo por su presencia educativa y la búsqueda de materiales necesarios para la elaboración de los caldos en la península sino que, como dato de color, se recuerda la llegada de la gran campana que debía colocarse en el magnífico templo erigido en honor de María Auxiliadora en la localidad de Rodeo del Medio. Como protección para que

Bendición de las campanas llegadas desde Italia en el Santuario de Maria Auxiliadora de Rodeo del Medio, 1901.

109 En

1924 Miguel Hurtado, Director de la Estación Enológica de Cafayate compra a la Escuela Nacional de Vitivinicultura de Mendoza 30 variedades de mesa y americanas para experimentar en la región. En: Plaza Navamuel, Rodolfo Leandro: ibidem. 116


el badajo no rompiera la copa se rellenaron los huecos con estacas de lambrusco. Éstas posteriormente se implantaron en la escuela. Pasando los años apareció la figura señera del padre Francisco Oreglia. Comenzó como alumno en la escuela de Rodeo del Medio, posteriormente fue profesor y en 1950 se doctoró en Turín bajo la dirección del profesor Ettore Garino Canina. A su regreso dedicó los siguientes 50 años de su vida a la investigación, divulgación y formación de una pléyade de profesionales. Su obra bibliográfica es fuente de consulta, no sólo en Argentina, sino en toda América Latina y España. Culminó su legado en 1966 con la creación de la Facultad Tecnológica de Enología y de la Industria Frutihortícola Don Bosco, dependiente de la Universidad Juan Agustín Maza, primera facultad de la especialidad en todas las Américas que ha sido la matriz en la que han abrevado millares de enólogos que hoy cubren el mapa productivo nacional e internacional. Asimismo junto a los salesianos se formaron muchos de los grandes empresarios bodegueros mendocinos: Leoncio Arizu, Antonio y Eduardo Pulenta, Alfredo y Alejandro Roca, Ángel Mendoza, Susana Balbo, Aldo Biondolillo, Laureano Gómez, Jorge y Matías Riccitelli. En la actualidad las bodegas argentinas más destacadas están dirigidas por especialistas de esta formación.110

Giovanni Garoglio, durante cuatro años dictó clases en la nueva Universidad de Cuyo. La venida de los profesores italianos: Alfredo María Mazzei, Giovanni Dalmasso, Italo Cosmo, Tulio de Rosas, Useglio Tomaset, Italo Eynard, Antonio Calò, Mario Fregoni, A. Pirovano, Dino Rui, Ettore Ganino Canina, Giuliana Gay de Einard, Giorgio Milani —recordando sólo a algunos—, ayudaron e intercambiaron conocimientos y experiencias brindando asimismo en muchos casos, asesoramiento a importantes establecimientos mendocinos. Cabe una mención especial en este reconocimiento al Dr. Giorgio Tacchini que ha sido un puente permanente de unión entre el mundo académico italiano y el argentino, al promover fructíferos convenios entre las universidades de los dos países. Llegó a Argentina siendo muy joven donde cursó sus estudios y se recibió de ingeniero agrónomo en la UNCuyo doctorándose posteriormente en Italia en la Universidad de Bologna. Su vida académica la desarrolló en Mendoza dictando cátedras, como decano en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo e investigador del Conicet. En la actualidad es miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria Argentina y miembro fundador y Presidente Honorario de la Academia Argentina de la Vid y del Vino. La visita del Dr. Dalmasso en 1952 merece también un espacio especial ya que fue fructífera para las vinculaciones entre Italia y Argentina. En ese viaje, en una entrevista que mantuvo con el presidente de la

Nuevos lazos académicos entre Italia y Argentina A mediados del siglo XX se intensificaron los vínculos con Italia a nivel universitario. El Doctor Pier 110 Daniel

Pí en las bodegas del Grupo Peñaflor; Juan Carlos Rodríguez Villa en Dante Robino y Bodega Familia Schroeder; Fernando Piotan también en Robino; Víctor Marcantoni en las bodegas de grupo Pernod Ricard en Argentina; Rodolfo Griguol en la Cooperativa La Riojana; Roberto Gonzalez en Nieto y Senetiner; José Galante y Gustavo Bauzá en Salentein; Jorge Ricciteli en Norton; Matías Riccitelli en Matías Riccitelli Wines; José Spisso en O.Fournier; Abel Furlan en Vigneti La Arboleda de Masi Tupungato; Vicente Garzia en Luigi Bosca de la Familia Arizu; Horacio Bibiloni en Humberto Canale; Fabián Valenzuela en Tapiz; Marcelo Pelleriti en Clos de los 7 y Algodón Estate; Germán Páez en Sólocontigo; José Gómez en Finca Agostino; Norberto Ricciardi y Jose Menegazzo en Ricchiardi, Fazio y Menegazzo; Jorge Rodríguez en Vinorum; Alfredo y Alejandro Roca en Bodega Alfredo Roca; Mariano Di Paola en Rutini Wines; Eduardo Pulenta en Pulenta Estate; Ángel Mendoza en Domaine San Diego y Fecovita, Lucas Niven de Bodegas Niven; Marcelo Mira en Estepa. 117


República Gral. Juan Domingo Perón, le sugirió que la Argentina formara parte de la OIV (Organización Internacional del Vino), propuesta que fue contemplada ya que al poco tiempo nuestro país adhirió a ese organismo. Además como presidente de esa recién nacida Accademia Italiana della Vite e del Vino, tendió lazos muy estrechos con Argentina y especialmente con Mendoza. Las primeras personalidades incorporadas como académicos correspondientes extranjeros, casi en sus orígenes, fueron el enólogo Pascual Gargiulo en 1952 y el presbítero Dr. Francisco Oreglia en 1955. Posteriormente otros argentinos recibieron esa membresía.111 La vinculación entre esa academia, bajo las posteriores presidencias de Pier Giovanni Garoglio, Italo Cosmo, Mario Fregoni y en la actualidad de Antonio Calò, no sólo ha continuado a lo largo de 60 años, sino que se ha intensificado. La Accademia ha visitado en dos oportunidades Mendoza y está entre sus próximos proyectos regresar para realizar unas jornadas en conjunto con la AAVV (Academia Argentina de la Vid y del Vino) con la que mantiene fuertes vínculos. Actualmente los convenios vigentes entre las universidades Maza, UNCuyo y la Facultad de Enología de Don Bosco con universidades italianas, intensifican aún más estos vínculos. Como hemos tratado de demostrar, desde épocas tempranas comenzó una vinculación y puente de conocimiento que perdura entre esos centros de estudios y Argentina hasta nuestros días.

Juan Pi. Canal de riego, 1920

de sistemas de canales y acequias que les permitieron desarrollar una incipiente agricultura. La llegada de los españoles en la época colonial, que traían experiencia en la construcción de obras de regadío, fortaleció el sistema del aprovechamiento hídrico pues los condicionamientos del desierto hacían necesario el aumento de obras ligadas a mejorar la explotación de los ríos. A partir de entonces comenzaron a aglutinarse los usuarios para contribuir al mantenimiento de los cauces. Mendoza en 1884, dicta la Ley General de Aguas, hecho sin precedentes en Argentina, la que regula una política hídrica en la que se consideran a estos recursos “bien público”. Tiburcio Benegas, Gobernador de Mendoza en 1887, conociendo las necesidades del aprovechamiento de las aguas, busca el aporte de ingenieros hidráulicos en Europa que hubieran hecho obras de envergadura en distintas partes del mundo. Es así como frente a esta búsqueda se contrata al ingeniero Cesare Cipolletti de probada experiencia y fama internacional, constructor

Los italianos y su importancia en la irrigación La historia de Mendoza está vinculada desde siempre con el recurso hídrico. Ya los pueblos originarios, dada la aridez de los suelos y sequedad del ambiente, se asentaban en las orillas de los ríos. Fueron ellos quienes comenzaron a domesticar sus aguas a través 111

Son ellos el Dr. Ernesto Ciancio, el profesor Juan Guevara, el profesor Dante Floreal Mársico, el Ing. Agrónomo Ángel Gargiulo, el Ing. Agrónomo José Vega, el enólogo Raúl de la Mota, la magíster Julieta Gargiulo, el enólogo Aurelio Sesto, el Ing. Agrónomo José Rodriguez y el enólogo salesiano Agustín Borzi. 118


de obras en Italia, Alemania, Suiza y Egipto. Su labor en Argentina fue de notable relevancia. De los primeros veinte diques que se hicieron, Cipolletti construyó dieciocho en diferentes provincias: Mendoza, San Juan, San Luis, Tucumán y Río Negro, sumados a otras obras hidráulicas y de agua potable. La historia de la irrigación en el sur de la provincia tuvo también el aporte de la presencia itálica. Allí “la historia de irrigación es en cierta manera la historia de la colonización”.112 En el momento de la colonización agraria el sistema hidrológico se implementa a través de canales de riego que van organizando la toma de agua de los ríos, las defensas y los desarenadores. A los canales se los conocen en muchos casos por el nombre de quienes los abrieron. Los canales Marcó, Frugoni y el Socavón los abre el cura Manuel Marcó entre 1875 y 1885.113 Comenzando la colonización de las tierras áridas114 la obra del ingeniero italiano Juan Babacci fue destacada como una de las realizaciones más importantes de la época.115 La red de canales que se alimentaban de los ríos Diamante y Atuel hizo posible el desarrollo agrícola de más de 35.000 hectáreas aledañas a los cauces.116 Fue señera la figura del ingeniero hidráulico Galileo Vitali (1889/1944), nieto de inmigrante pero con profundas raíces italianas, quien cursó sus estudios en

Italia, en Pisa y Bologna. Enamorado del sur mendocino recorrió especialmente la cordillera indagando glaciares y vertientes, cauces y estratificaciones. Sus estudios geohidrológicos quedaron plasmados en su Hidrología mendocina, en la que nos legó un profundo relevamiento de nuestras cuencas hídricas.117 En esta vasta región sureña las obras de infraestructura en diques recién se iniciaron alrededor de 1940. Alrededor de 1950 la irrigación de los viñedos cuyanos evoluciona de la mano del Ingeniero Alberto Zuccardi con el sistema de irrigación Cimalco, aporte fundamental a la tecnificación de la agricultura por medio de la hidrología agrícola.118 Su lema “llevar el agua de su pozo al instante y sin pérdida a cualquier punto de su finca” logró un adelanto en las zonas que carecían de derecho de riego y necesitaban la obtención de aguas subterráneas. Este sistema amplió exponencialmente el mapa productivo. Finalmente el último dique Potrerillos, postergado por decenios en el proyecto de irrigación mendocina, fue ejecutado en los albores del siglo XXI por el consorcio CEMPSA (Consorcio de Empresas de Mendoza) integrado por IMPSA del Grupo Pescarmona y José Cartellone, Construcciones Civiles.119 Estos hechos y protagonistas permitieron transformar la árida geografía en los oasis agroindustriales que

112

Marcó del Pont, Raúl: Historia del sur mendocino. Edit. Buenos Aires. San Rafael, 1939.

113

Este pintoresco sacerdote fue el promotor de la venida de italianos que formarían la “Colonia italiana” de San Rafael.

114

En estas nuevas compañías de Tierras de irrigación de Mendoza o Tierras húmedas la colonización precedía a la llegada del ferrocarril, medida que protegía el futuro rédito económico del emprendimiento que era de índole mayoritariamente privado. Con este sistema nacieron diferentes colonias en el sur mendocino. El Ing. Babacci fue impulsor y copropietario de la Colonia Monte Comán.

115

Construye un canal matriz de más de 25 kilómetros, unido a una red de canales primarios y secundarios, sifones acueductos, kilómetros de defensas, siete saltos de agua y 10 puentes de hierro que cruzaban el canal.

116

La irrigación en Mendoza. En: Caras y Caretas, 1911.

117

Entrevista a su nieto, Octavio Vitali.

118

Consiste en la conducción de agua obtenida de la perforación de pozos por cañerías subterráneas de hormigón comprimido que afloran en puntos determinados para producir el riego por manto.

119

Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: ibidem. 119


hoy conocemos. Como bien lo afirma Miguel Mathus Escorihuela: “la cultura del agua en Mendoza es el resultado de una tarea continua en el tiempo llevada a cabo por muchas generaciones en distintas áreas”.120 Pero sin lugar a dudas, en Cuyo fue Mendoza la que desarrolló mejor el recurso hídrico fruto de la riqueza del cauce de sus cuatro ríos. Sergio Gurgui nos aporta un dato valioso: “los ríos mendocinos tributan un caudal cuatro veces mayor a los de San Juan, ya que su caudal medio en Mendoza es de 250 m3/s, mientras que el de San Juan es sólo de 60 m3/s. Esto motivó que las posibilidades de recepción de inmigrantes y la ampliación de las áreas sembradas guardaran esa proporción. Este hecho natural redujo la potencialidad de desarrollo económico de San Juan”.121

importantes que se instalaron en aquella época fueron las de Genoud, Benvenuto y Martelli, Ditta, Devoto, Rocha y Cía., Fratelli Pini y Cía. Fueron famosos los licores de Giovani Maletti, el vermouth de los Hnos. Mezzara y el Fernet Pini, entre otros.123 Evaluando estos sucesos, en las postrimerías del siglo XIX las empresas italianas, especialmente las piamontesas, que miraban con interés el boom productivo vitivinícola argentino y el aumento del consumo que lógicamente los inmigrantes hacían de sus bebidas regionales, desembarcan en Argentina para instalar sus establecimientos siguiendo esta ola inmigratoria. Desde el Piamonte llegaron Martini & Rossi, Cinzano, Fratelli Branca, con su famoso Fernet, y Gancia.

Cinzano Argentina Esta historia comienza con Giovannni Cinzano, al que se había concedido la licencia para suministrar los vinos y las bebidas espirituosas destiladas al Duque de Saboya por lo que se transforma en un importante proveedor de la Corte. Sus hijos Govanni Giacomo y Carlo Stefano Cinzano, recibidos de “Maestros destiladores” en 1757, comienzan a elaborar su vermouth. Para el año 1816 Francesco Cinzano, nieto de Giacomo, abre una tienda en el Turín elegante, transformándose su vermouth en poco tiempo en la bebida predilecta de la aristocracia italiana. Comienza entonces la transición entre la elaboración artesanal y la producción industrial alcanzando el éxito por demás conocido. El Conde Enrico Marone Cinzano (1895/1968), importante benefactor de la Escuela de Enología de

Empresas italianas de destilados e infusiones Pero la inmigración italiana, junto al trabajo y al desarrollo productivo, trae hábitos y costumbres que no sólo tienen incorporado el vino en su cultura alimenticia sino además el gusto por los licores (destilados) y los famosos vermouth piamonteses. En este rubro el primer empresario en llegar a mitad del siglo XIX fue Pietro Griffero (1860). Comenzó su historia importando los productos de su destilería en Piamonte pero, al evaluar el éxito de la demanda, resolvió establecerse en Argentina en Villa Elisa, lugar cercano a La Plata. Según las crónicas del momento, en los albores del 1900 su fábrica estaba preparada para destilar hasta 450.000 litros de vino cada 24 horas, por lo que se consideraba a su establecimiento como el más destacado de América del Sur.122 Otras destilerías 120 Mathus

Escorihuela, Miguel: La cultura del agua en Mendoza. Discurso de incorporación, Academia de Ciencias Sociales. Mendoza, 2007.

121

Gurgui, Sergio: Entre San Juan y Mendoza. Discurso de incorporación como miembro de la Junta de Estudios Históricos. Mendoza, 2016.

122

Scardin, Francesco: ibidem.

123

Scardin, Francesco: ibidem. 120


Alba, fue quien estableció Cinzano en Argentina en 1922. A su muerte continuó dirigiendo la empresa argentina su hijo Alberto (1929/1989) hasta su trágica desaparición. Sus hijos, ligados por sangre también con Argentina, en la actualidad siguen apostando por los viñedos americanos, Noemí en la Patagonia y su hermano Francesco en Chile, en la región del Maule.

Gancia Argentina Carlo Gancia al terminar sus estudios ya había elaborado una nueva receta del licor que en esa época estaba de moda: el vermouth. Usando moscato como base de la infusión herbal, demostró que era posible obtener un producto comparable al resto de los existentes. Luego de esto decidió ir a Francia para conocer los secretos y técnicas del método antiguo champenoise, que es el que se usa en la producción de champagne. De regreso a Italia funda su empresa en 1850. Carlo finalmente, después de años de experimentaciones, logró producir un tipo de champagne con base de moscato convirtiéndose en la primera persona de ese país en adoptar ese método en 1865. Refiriéndose a esta bebida opinó Pier Giovanni Garoglio: “El moscato de Canelli, óptimo hace 60 años por su aroma y sabor, pero defectuoso por su excesiva sedimentación, fue transformado en el famoso Asti Spumante de Carlo Gancia con la aplicación del clásico proceso del Champagne”.124 Así nació el primer “Spumante italiano”. En cuanto a las otras bebidas, y dispuesto a diferenciarse de los otros vermouth que se hacían con vino rosso, Gancia sacó uno elaborado con “vino bianco”. Su famoso aperitivo Americano tomó su nombre y lleva los colores de la bandera estadounidense en sus etiquetas, en reconocimiento a los soldados de ese país por la colaboración que habían prestado a Italia en la segunda guerra mundial.125 A partir de entonces, esta 124

Garoglio, Pier Giovanni: ibidem.

125

Entrevista a Camillo Vallarino Gancia, 2004.

Gancia. Antigua etiqueta de su famoso vermouth.

empresa influenció no sólo la historia de la ciudad de Canelli y de sus tierras circundantes, sino también ha dejado su marca en la cultura del beber en Italia y por el mundo. Los vínculos con Argentina comienzan en 1934 a través de un concesionario. En 1946 se inician las actividades de la firma SAVA en la provincia de Buenos Aires donde se elaboraba el Americano Gancia. Pocos años más tarde (1960), llega a la Argentina Camillo

121


Vallarino Gancia (1926-2012), gran propulsor del auge de esta empresa, la que se establece en Cuyo, específicamente en San Juan y Mendoza, elaborando allí su famoso vino espumante Asti (1965).126 En los viñedos mendocinos implantó variedades especiales en planteles preparados para un nuevo tipo de cosecha mecánica, siendo pionero en el que hoy es el mentado Valle de Uco, en la región de Tupungato, con el asesoramiento de los profesores del Instituto Experimental de Viticultura de Conegliano de Italia. La compañía siguió sus actividades bajo la denominación de Cepas Argentinas S.A. y se ha transformado en la empresa que tiene el mayor portfolio de marcas de bebidas en Argentina. En la actualidad sus descendientes continúan con la sociedad.

dos de las familias más importantes del nuevo mundo vitivinícola sanjuanino. En aquellas épocas el traslado, tanto de mercaderías como de personas, era muy penoso ya que debía hacerse las mercaderías en caravanas de carretas y las personas en diligencias o a lomo de mula. Las carretas sólo podían llevar 12 bordelesas por lo que el comercio era dificultoso. Se necesitaban casi tres meses para ir y regresar al litoral o a Buenos Aires. El arribo del ferrocarril a San Juan (1885) agilizó estos trámites y dinamizó el comercio, como sucedió también en Mendoza. Con esta llegada y la hábil gestión de Santiago las ventas se multiplicaron. Hombre progresista no sólo introdujo máquinas modernas y nuevas técnicas de elaboración, sino que envió a su hijo Juan a estudiar y perfeccionarse en Italia en la renombrada Escuela de Enología de Conegliano. A su regreso Juan, ya como enotécnico, manejó la dirección técnica de la bodega y produjo cambios sustanciales en los métodos enológicos y en las técnicas de elaboración.127 Este joven enólogo, en 1922 proyectó un nuevo establecimiento en Rinconada, obra modelo en su género que revolucionó el medio y a la que se comenzó a llamar “Bodega Juancito”. El establecimiento contaba con un edificio de tres pisos de piletas, que permitía realizar las tareas enológicas usando simplemente la fuerza de gravedad. Disponía de tonelería, usina termoeléctrica, talleres y desvío ferroviario que permitía el ingreso de los vagones de transporte a la misma bodega. Fue considerada por sus adelantos “la más moderna del mundo” en aquel momento. Santiago continuó siendo un adalid de la industria. Sus avances fitosanitarios fueron importantes, introdujo vides americanas resistentes a la filoxera, se efectuaron los primeros ensayos de injertos en ellas y

Empresarios vitivinicultores italianos en Cuyo San Juan Los Graffigna La historia de los Graffigna se remonta en Argentina a 1862, año en que llegó a San Juan José Graffigna, un italiano que ya había estado radicado en California y Chile. Al ver las condiciones ideales de la provincia compró una finca. Pocos años más tarde llamó a su hermano Juan. Ambos comenzaron a trabajar elaborando vinos que vendían en la zona apoyados por su experiencia vitivinícola italiana. Años después y por las excelentes condiciones que presentaba el negocio, llamaron a su sobrino Santiago para colaborar con ellos, que llegó con sólo 12 años. Dueño de una fuerte personalidad, Santiago fue el motor de esa gran empresa. En poco tiempo le arrendó las viñas y la bodega a su tío Juan y comenzó la construcción de una gran bodega. Su matrimonio con Catalina Del Bono vinculó a 126

Entrevista a Camillo Vallarino Gancia. ibidem.

127

Introdujo en la Argentina el uso del frío en la vinificación, instalando los primeros compresores, como también el uso del anhídrido sulfuroso líquido y dosable, trayéndolo en tubos desde Alemania. 122


Marbetes de bordelesas.

realizó la plantación de la colección ampelográfica en aquel momento más completa del país.128 La muerte lo sorprendió en un viaje a Italia en 1923. La firma perdía a su figura señera, pero continuaron sus proyectos. Sus desvelos habían excedido su vida empresarial. Preocupado por el adelanto del medio en el que vivía, en 1926 se concretó la obra que tanto ambicionaba: la instalación de la primera broadcasting del interior de la República.129 La radioemisora ofrecía al pueblo audiciones literarias y musicales gratuitas para contribuir de esta manera al desarrollo de las artes y la cultura en sus variadas manifestaciones. Se la conocía como la Radio del Vino, ya que cumplía además la función de defender la reputación del vino frente a las campañas difamatorias de la época.

Este pionero de la industria desde sus comienzos ocupó un lugar destacado en la viticultura nacional. La venta de la bodega se produjo en los años 90. En la actualidad es propiedad del grupo francés Pernod Ricard. Un excelente museo en la antigua bodega mantiene la memoria no sólo de la firma sino de la historia de la vitivinicultura sanjuanina.

Juan Meglioli Meglioli, lombardo, llegó a San Juan en 1888 con 22 años y se incorporó con pasión a la industria vitivinícola. Sus comienzos como vitivinicultor fueron modestos pero en pocos años Meglioli se convirtió en un importante referente de la industria. En sólo 30 años de su corta vida en San Juan se dedicó a la política,

128 Con el afán de mejorar los vinos de la bodega, se cultivaron más de 800 variedades de uvas importadas de diversos países de Europa, para estudiarlas y observar cuáles eran las mejores para cultivar. 129 En

1930 funcionó por primera vez en forma oficial y en 1942 se construyó una nueva Planta Transmisora y un nuevo mástil irradiante de 216 metros de altura, en ese entonces, el más alto de América del Sur. 123


Interior de la Bodega Las Casuarinas, San Juan, 1938.

Vicente Cereseto y Juan Bautista Del Bono Estos inmigrantes genoveses crearon dos importantes bodegas en San Juan en los finales del siglo XIX. A Vicente Cereseto se le considera como el artífice de la moderna viticultura sanjuanina. Su historia comercial comienza en Italia donde dirige Casa Cereseto Hermanos, la primera firma que vendió vinos italianos y vermouth a la Argentina. El negocio no funcionó

llegando a ser intendente de Pocito, edificó tres bodegas y fundó el Banco Ítalo Argentino del que fue su presidente. La tragedia lo acechó en la plenitud de sus actividades ya que murió trágicamente mientras acompañaba al gobernador Amable Jones en una gira departamental cuando éste fue sorprendido por 15 opositores a su fracción política y asesinado. Meglioli murió acribillado a su lado. 124


y por ello emigró a la Argentina donde nuevamente intentó esta actividad en Buenos Aires. Allí abrió un almacén, surtido principalmente de productos italianos para la colectividad, con el mismo resultado. Llegó a San Juan y en 1876 se asoció con los italianos Luis Bergallo, Pedro Vicente Caraffa, Juan Tiscornia y Eugenio Bosio constituyendo la bodega Bergallo y Compañía donde Cereseto, sin capital, era el socio industrial que aportaba lo que sabía hacer: realizar los trabajos de viñas, bodega y elaborar los vinos. En 1882 se disuelve la firma y Cereseto adquiere la bodega e incorpora a la sociedad a su hermano Juan, un ingeniero civil recibido en Turín, que fue el constructor de grandes cavas subterráneas, inédita labor para la época. En 1882 Vicente Cereseto muere en Italia, motivo por el que contratan a otro italiano, Juan Bautista Del Bono como gerente. En 1890 Del Bono se independiza y elabora 200 bordelesas en su casa. Posteriormente, acompañado por el éxito, pone su propia bodega vecina a la de Cereseto. Ayudado por sus hijos la empresa creció a pasos acelerados, se construyeron adosadas a la bodega primigenia otras edificaciones. A su muerte en 1908 sus hijos continuaron al frente de la empresa unos años más. Su hijo Bartolomé se independizó y tomó la posta en la vitivinicultura adquiriendo otras bodegas y viñedos en San Juan y Mendoza, a la vez que se destacaba en la faz política como diputado provincial. Se dedicó simultáneamente a la producción olivícola, siendo hasta su muerte en 1960, un gran empresario en ese rubro.

contratistas de finca, primero en Mendoza y seis años después en San Juan a cargo de una propiedad famosa en esa provincia, La Germania. Con la uva que les correspondía por contrato comenzaron a elaborar y a vender a los vecinos pequeñas partidas de vino. Su trabajo se va afianzando como elaboradores y comerciantes de vino que comienzan a enviar a Buenos Aires en cascos de roble, a través del ferrocarril. Crece la producción y a su vez la familia: en pocos años tienen nueve hijos, cinco de ellos varones. Prematuramente muere Palma en 1922 y al año siguiente Ángelo, por lo que los hermanos mayores, Quinto de veintidós años y María de veinte, se hacen cargo de sus hermanos. Con un trabajo familiar en conjunto logran seguir progresando para fundar, en 1930, la Bodega Pulenta Hermanos con la marca Peñaflor para los vinos. Quinto se instala en Buenos Aires comenzando una paulatina penetración en el mercado de los vinos mientras se amplían plantas de elaboración en San Juan y Mendoza y de fraccionamiento en Buenos Aires. También posteriormente lo hace Alfredo y Augusto queda en San Juan.130 Antonio, uno de estos hermanos, estudia en Don Bosco en Mendoza recibiéndose de enólogo en la década del 40. Su hijo Eduardo sigue este mismo rumbo, asistiendo a las mismas aulas salesianas. Así pasaron 30 años y en la década del sesenta la bodega fue la número uno de Argentina y la segunda en América, luego de Gallo en U.S.A. En 1997 esta empresa familiar compuesta por ciento cincuenta miembros de tres generaciones, decide la venta para que cada grupo familiar siguiera el rumbo que creyera conveniente. En la actualidad Peñaflor pertenece a Terold, grupo controlado por la familia Bemberg. La rama de Antonio, que se radica en Mendoza, continúa con la pasión vitivinícola familiar, sus hijos Hugo, Eduardo y Carlos fundan sus propias bodegas siendo su apellido un referente destacado entre los

Los Pulenta, entre San Juan y Mendoza Ángelo Antonio Pulenta con sus 28 años y junto a su joven esposa Palma de 21 años y su hijito Quinto de seis meses, llegaron a Buenos Aires desde su Ancona natal en 1902. Traían desde Italia experiencia en el trabajo de las viñas por lo que se iniciaron como

130 Reina Rutini, Rodolfo: Conferencia de incorporación como Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos. Mendoza, 1985. 125


Lázaro Moretti, Francisco Mosso y los Hermanos Falco desde el Piamonte; Amadeo Frúgoli, Lorenzo Vicchi, Augusto Rafaeli y Luis Filippini desde la Toscana; Ángel Cavagnaro desde la Liguria; Felipe Rutini desde Le Marche y desde el Cantón Ticino, Bautista y Luis Gargantini. Todos ellos fueron sembrando de bodegas el extenso mapa mendocino. Su éxito incentivó la venida de sus compatriotas. Ese fue el despertar del extraordinario boom vitivinícola argentino.

Pedro Brandi Pedro Brandi, caprese, fue el primer viticultor italiano que llegó a Mendoza en 1854. Puso su bodega en Las Heras en 1862. Pocos años más tarde y ya con ella en funcionamiento, viajó a Italia a buscar los últimos modelos de vasijas y maquinarias vitícolas, para perfeccionar los sistemas de elaboración que se utilizaban en ese momento en Mendoza. Su establecimiento fue el más grande de aquel momento en Cuyo. Posteriormente hizo dos bodegas más en la provincia vecina de San Luis, una en la capital y otra en Villa Mercedes.

Marbetes de bordelesas.

vinos argentinos. Mario, hijo de Augusto, continúa la actividad en San Juan. Otros bodegueros italianos destacados fueron: José Paviolo, Gustavo Doria, Corino Bianchi, Angel Grigolo y Felipe Gizzo entre otros. Anteriormente nos hemos referido a la presencia de las multinacionales italianas, Cinzano y Gancia que se establecieron en San Juan.

Luis Tirasso Fue el primer enotécnico y viticultor de Conegliano que llegó a Mendoza (1882). Fundó dos establecimientos, la bodega Santa Ana en Guaymallén, en una breve sociedad con Kalles y otro en el sur de la provincia, en San Rafael, que llevó su nombre. Era llamado cariñosamente por los enólogos de la época “el papá de los enólogos italianos”.131 En su establecimiento Santa Ana elaboró el primer champagne argentino en 1901. Este establecimiento en la actualidad pertenece al Grupo Peñaflor de Terold.

Mendoza En el siglo XIX comienza la llegada de italianos que posteriormente se dedican a la vitivinicultura. En el último cuarto de ese siglo, ese largo camino lo recorrieron Pedro Brandi y Domingo Piccione desde la Campagna; Antonio Tomba, Pedro Orlandi, Juan Giol, Luis Malnis y Luis Tirasso desde el Véneto; Pascual Toso, Luis Lava, Victorio Longoni, los hermanos Gentile, Manuel Cerutti, Bautista Grosso, José Dutto, Juan Antonetti,

Juan Giol La historia de Juan Giol merece ser recordada. Nació en 1866 en Viginovo, en el Véneto. Tuvo una infancia

131 Testimonio oral de Pascual Gargiulo. 126


En 1901 el enotécnico Luis Tirasso elabora el primer espumante argentino en su bodega Santa Ana.

Al llegar trabajó como contratista de Tiburcio Benegas, poco tiempo más tarde se casó con Margarita Bondino. A través de ella conoció a otro inmigrante del Ticino, Bautista Gargantini, casado con la hermana de Margarita. Los cuñados comenzaron a elaborar vinos caseros para vender a los obreros que estaban construyendo el Ferrocarril Trasandino. Al poco tiempo se asociaron con los hermanos Toso y pusieron una bodega en Guaymallén. Esta sociedad no duró demasiado; antes del año los hermanos Toso: Pascual, Juan

triste y pobre. Huérfano de padre y madre siendo muy pequeño quedó a cargo de la familia del padre que se dedicaba a la cría porcina. Comenzó a trabajar en una mina desde sus cortos 10 años. La pésima relación con su madrastra y las dificultades económicas lo incentivaron a partir con dieciséis años a trabajar en la construcción del Canal de Corinto en Grecia. Al cabo de un año tuvo que regresar a Italia muy grave víctima de las fiebres palúdicas. Ya recuperado y resuelto a labrar su porvenir, partió hacia América. 127


Vista general de la bodega La Colina de Oro y los chalets de Giol y Gargantini, en Maipú, c. 1900.

y Sebastián fundaron su propia bodega. Estas tres familias pioneras marcaron rumbos en la vitivinicultura mendocina vinculándose también, como era bastante habitual, con lazos de sangre.132 Giol y Gargantini se asocian legalmente en 1896, compran 50 hectáreas en la zona de Maipú y fundan la bodega La Colina de Oro, cuyos planos fueron encargados al ingeniero italiano Antonio Gnello. En pocos años esta bodega va aumentando su capacidad así como crece la fama y reputación de sus propietarios. En 1911 ya tiene ocho sótanos, mil cubas y toneles de roble; 2 piletas para cortes de 4.000 cascos y 270 cubas de fermentación. En la cosecha se

utilizaban 350 carros y 1.400 mulas. Los viñedos alcanzan a cubrir más de 1.000 hectáreas. Continúa la expansión. Construyen y compran otras bodegas, una en Rivadavia que posteriormente quedaría para Gargantini al disolverse la sociedad, otra en Russell y la Bodega El Progreso en Gutiérrez, ubicada estratégicamente junto al ferrocarril que les permitiera sacar el vino desde La Colina de Oro. Para ello crearon el primer vinoducto aéreo del mundo, de 1.700 metros de longitud.133 En la Exposición del Centenario (1910), asombraron al público nuevamente con un enorme tonel de roble de 800 hectolitros de capacidad, con una chapa de bronce adosada en el frente en la que se

132 El hijo de Juan Giol, Humberto, se casa con la hija de Bautista Gargantini, Margarita. El nieto de Juan Giol, Juan Carlos, se casa con Clotilde Toso. 133 Dalmasso,

Giovanni: Gli italiani nel Mondo, Viti e Vini in Argentina. En: Rev. L’Italia agrícola nº 7, Editoriale degli agricoltori. Roma, julio 1952. 128


Papadopulus-Giol.136 Ya en su patria se transformó en el mayor terrateniente del Véneto, con más de 4.000 hectáreas. Tenía a su vez bodega, tambo y sedería y fue uno de los pocos que aun regresando a su país de origen, siguió con vínculos comerciales con Argentina. Si bien él nunca regresó a su pueblo natal, posiblemente marcado por su difícil infancia, fundó allí un orfelinato y un hospital. Su hijo Humberto, que había estudiado enología en Venecia, continuó administrando sus bienes en Argentina. El resto de la familia se estableció en el Véneto donde continúan con las actividades vitivinícolas.137

ve la representación de la bodega y el perfil de dos cabezas de Toro, emblemáticas de su marca de vinos.134 Es en ese año cuando se disuelve amigablemente la sociedad entre Gargantini y Giol repartiéndose las propiedades.135 Juan Giol comienza a ser reconocido en el país y en el extranjero como el Rey del vino y su bodega como la mayor del mundo en ese momento. En 1915 regresa a Italia donde compra varias propiedades, la primera en San Dona di Piave, a la que llamó Mendoza, pero él se instala con toda su familia en otra ubicada en San Polo di Piave, que se conoce como el Castello

134

Actualmente esta marca centenaria pertenece a Fecovita.

135

Correas, Jaime: Giol, el bodeguero más grande del mundo. En: Historias de familia. Tomo II Edit. Diario Uno. Mendoza, 1970.

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Ambas propiedades aún están en manos de los descendientes de Juan.

137

Testimonio familiar de Rodolfo Massera. 129


Christiano Junior. Campamento de ingenieros en el Ferrocarril Andino, 1880.

Juan Pi. Manifestación durante la crisis vitivinícola, 1925.

Antonio y Domingo Tomba Antonio nació en Valdaño, Véneto en 1849. Muy joven participó en las milicias de Giuseppe Garibaldi. Al dejar sus deberes militares y luego de algunos trabajos fabriles, resolvió cumplir su viejo anhelo de partir hacia América. Llegó a Buenos Aires en 1875 y su actividad, como la de muchos inmigrantes, fue seguir el tendido de las vías férreas. Así continuó durante once años trabajando entre Buenos Aires y Villa Mercedes hasta que, junto al ferrocarril, llegó a Mendoza en 1885 donde comenzó sus actividades vitivinícolas. Establecido en Godoy Cruz se casó con Olaya Pescara, perteneciente a una familia tradicional mendocina. Sus negocios prosperaron y trajo de Italia a sus hermanos para que colaboraran con él, formando junto a ellos una sociedad familiar que finalmente quedó conformada sólo por Antonio y por su hermano Domingo. A esta sociedad se la conoció como Antonio Tomba y Hno. Los viñedos se multiplican y se expande la bodega. Pero esta prosperidad tuvo una amarga contracara: el cáncer estaba instalado en él. Resolvió por ello regresar a Italia para morir en su patria. La muerte le alcanzó en

plena travesía. Su vida, aunque breve, dejó frutos a la comunidad ya que contribuyó activamente en acciones de bien público. Con la muerte de Antonio la sociedad se disolvió quedando importantes fincas en poder de sus hijos y de su viuda. Domingo Tomba prosigue la obra iniciada por su hermano aumentando la capacidad de la bodega de Godoy Cruz y adquiriendo una nueva en El Sauce. Su gestión fue fructífera. Los vinos, que en vida de Antonio habían logrado fama internacional mereciendo premios en Génova, Chicago, Turín, París y Milán, alcanzan en la gestión de Domingo el Diploma de Honor en la exposición Universal de Londres y el Gran Prix de Milán. Estos éxitos y el crecimiento de la fama de su industria llevaron al Rey de Italia a distinguirlo, otorgándole la Orden de Caballero del Trabajo y Caballero de la Corona de Italia. Las distintas crisis vitivinícolas unidas a una grave querella familiar se encargaron de ir menguando la fortuna, pasando su integridad a manos de terceros. La comisión liquidadora de la S.A. termina vendiendo la misma a El Globo S.A., continuadora de La Germania S.A. teniendo 130


participación activa en ellas los señores Hilario Leng y Robert W. Roberts.138 Domingo regresó a Italia donde murió unos años después. Sin embargo, esa bodega que fue conocida como bodega El Globo, más allá del litigio que distanció a la familia, fue señera por la obra de los dos hermanos.139

Cuando Nicolás tomó las riendas de la bodega familiar a mediados de los 60, aún elaboraban los vinos como lo habían hecho su abuelo y su padre, de acuerdo a las antiguas tradiciones italianas. Seleccionaban uvas de sus viñedos históricos y añejaban los vinos en grandes toneles durante 3 o 4 años. Sin embargo, sin desechar las enseñanzas de sus mayores (como él mismo reconoce), siguió y perfeccionó algunas de ellas: “Aprendí de mi abuelo y de mi padre que la calidad de un vino depende del lugar de donde proviene y que es muy poco lo que podemos hacer en la bodega para mejorar lo que la naturaleza nos da”. Él fue pionero en Argentina en hacer resurgir la variedad Malbec y en haber descubierto los terroirs de altura extrema al pie de los Andes.142 Animado por aumentar la calidad del vino comenzó a invertir en investigación y desarrollo. Su hija Laura creó Catena Instituto de Vino, líder en I + D para lograr el perfeccionamiento de los vinos de calidad, no sólo para la bodega Catena Zapata sino para Mendoza y Argentina.

Los Catena Nicola Catena llegó a la Argentina en 1898. Cuatro años más tarde fundó su bodega, tarea que continuó su hijo Domingo, que amplió la empresa de una manera importante. Su hijo Nicolás Catena Zapata nació y se crió en Mendoza. A los siete años acompañando sus estudios trabajaba en los viñedos familiares y a los 10 años ya en la bodega. Pero su camino en algún momento fue diferente al de los vitivinicultores mendocinos. Se dedicó a la rama de la economía y obtuvo un doctorado en los Estados Unidos destacándose en esa disciplina. Durante su estadía como Profesor Visitante en la Universidad de Berkeley, California en los años 80, pudo vivir la experiencia de la revolución que los vitivinicultores de Napa Valley estaban llevando a cabo en ese país. Alentados por el éxito que había logrado Mondavi con su Cabernet Sauvignon, en lo que se llamó El Juicio de París,140 una nueva generación de bodegueros californianos aspiraron a producir vinos de calidad igual o superior a la de los mejores vinos franceses.141 En ese entonces los enólogos de California poco hablaban del terroir y su relación con la calidad; se focalizaban en la mejora de las técnicas de cultivo de la vid y vinificación, la sanidad del acero inoxidable, la selección clonal y la calidad del roble.

La vitivinicultura en el sur mendocino El sur de la provincia comenzó su historia vitivinícola a partir de las últimas décadas del 1800 ya que en los comienzos de esta expansión las actividades estaban fuertemente centralizadas en el área irrigada por el río Mendoza. Las políticas gubernamentales de apoyo a la vitivinicultura, la recuperación de los territorios ocupados por el indio y posteriormente, la llegada del ferrocarril extendieron hacia el sur la frontera agrícola. Nuevos desafíos se presentaron para una explotación moderna. Se iniciaron obras importantes de irrigación

138

Reina Rutini, Rodolfo: ibidem.

139

Reina Rutini, Rodolfo: ibidem.

140

Cata internacional a ciegas en París en 1976 donde el vino de Mondavi le ganó a los vinos franceses

141

Su objetivo era elaborar un Cabernet Sauvignon que pudiese competir con Burdeos y un Chardonnay que pudiese alcanzar la calidad de los blancos de la Borgoña.

142

Catena, Laura: Vino argentino. Edit. Catapulta Children Entertainment. Buenos Aires, 2011. 131


tierras, trabajo y la posibilidad de que esa tierras pudiesen ser pagadas con lo que ellas produjeran. Estos colonos se establecieron en el distrito de Las Paredes y colaboraron en la construcción de los canales Socavón y Frugoni-Marcó que el sacerdote, devenido en empresario, estaba construyendo. Una gran tormenta terminó con sus cultivos y sus proyectos. Marcó no podía responder a esta contingencia; algunas de las familias partieron hacia Mendoza y otras comenzaron a trabajar junto a Iselín amalgamándose en las tareas vitivinícolas al integrarse a su Colonia Francesa.144 La segunda vertiente es la de los enotécnicos italianos que estaban llegando a Argentina en aquellos años y privilegiaron para su proyecto profesional y empresarial estas nuevas tierras del sur. En pocas décadas San Rafael pasó de ser un desierto a constituirse en un polo destacado de la vitivinicultura argentina. No puede dejar de mencionarse el nombre de algunos de estos italianos que se aquerenciaron en el lugar. En este sur mendocino fueron señeras las figuras de Valentín Bianchi, Luis Tirasso, Pascual y Francisco Gargiulo, Atilio y Ricardo Sardi, Ugo y Minervino Pilati, Augusto Zingaretti, Pablo Cuartara, Pablo Bidone, Alejandro Sangalli y tantos otros de esta nacionalidad que colaboraron en su desarrollo.

Juan Pi. Patrones de Finca, San Rafael, 1905.

Valentín Bianchi No se puede hablar de San Rafael sin mencionar a Bodega Bianchi. Sus orígenes se remontan a 1928 cuando constituyen una sociedad: Bianchi y Pilati S.R.L. entre Valentín Bianchi, que había llegado de Fasano (Italia) en 1909 y su cuñado Ugo Pilati, enotécnico diplomado en Conegliano. En 1931 su bodega El Chiche hizo su primera elaboración de “vinos finos”. Por las conexiones que Pilati tenía en Italia pudieron importar

Juan Pi. Lagar de una bodega, San Rafael, 1930.

y llegaron a la zona colonos franceses e italianos que comenzaron el desarrollo regional.143 La importancia de la impronta italiana en este rubro tuvo dos vertientes, la primera tiene que ver con la llegada en 1883 de una veintena de familias italianas convocadas por el sacerdote Manuel Marcó (Cura Marcó), quien les ofreció 143

Rodolfo Iselin fue el promotor de la Colonia Francesa y el padre Marcó de la Italiana.

144

Izuel, María Elena: San Rafael, Jornaleros, Viñateros y Bodegueros.Historias de familias desde los comienzos hasta 1940. 2ª edición. Edit. Armerías. Buenos Aires, 2012. 132


maquinarias desde allí, así como los famosos toneles óvalos característicos de la zona véneta y las primeras cepas de prosecco para implantarlas en esta tierra.145 Unos años más tarde se disolvió la sociedad y, de la mano de Don Valentín y posteriormente de sus hijos, fue creciendo en tamaño y calidad destacándose a nivel nacional e internacional. Sus vinos así como su champagnera son famosos en Argentina. Dentro del mundo del enoturismo esta bodega ha sido pionera en el apoyo brindado a los artistas plásticos con muestras permanentes, así como por sus famosas presentaciones de ópera con los artistas del Teatro Colón de Buenos Aires.

Vinicultura y del proyecto Winecircus,147 consultor de empresas europeas y sudamericanas, especialmente en Brasil y Argentina. Cipresso afianza sus lazos con Mendoza como copropietario desde los orígenes, de la bodega Achával Ferrer y luego de su venta, en la actualidad nuevamente junto a Santiago Achával Ferrer, de Matervini, primera bodega autosustentable. Es autor de tres libros: Romance del vino, Vinosofia y Vineide.

Masi Agrícola El Véneto se ha asentado en el Valle de Uco, Tupungato, con un nuevo emprendimiento: Vigneti La Arboleda de Masi Agrícola. Su historia con el vino se remonta a los finales del siglo XVII. Una antigua familia, los Boscaini, adquirieron un pequeño valle Vaio dei Masi, donde comenzó su origen. El nombre que adopta actualmente la empresa es en homenaje a aquel lugar inicial de su historia. Su primera bodega fue levantada en 1772 en las colinas de Valpolicella, Verona, en la región del Véneto. Con los años fueron ampliando sus posesiones al adquirir propiedades en las mejores áreas históricas de producción: la Toscana y el norte de Venecia, y realizar alianzas estratégicas con dos antiguas bodegas, una de ellas la del conde Serego Alighieri, descendiente directo de Dante Alighieri. Su filosofía empresarial ha sido, a lo largo de más de dos siglos, su amor por el territorio de origen. En la actualidad este deseo se ve coronado por una fructífera acción cultural a través de su Fondazione Masi, la que promociona a través de concursos, premios y la edición de la revista Venezie una misión ímproba en la que une la cultura regional con el territorio.

Siglo XXI. Nuevos pioneros italianos en Mendoza Ya en los finales del siglo XX y en los comienzos del XXI nuevos emprendimientos italianos desembarcaron en Mendoza. El pionero en esta etapa fue el Ingeniero Mario Giadorou quien llegó en los finales de la década del 80 e instaló su bodega Dolium —primera bodega totalmente subterránea— en la que quiso continuar la tradición de la vitivinicultura ancestral del Lacio unida a la más moderna tecnología.146 Unos años más tarde y desde la Toscana llegaron los reconocidos enólogos italianos Alberto Antonini y Attilio Pagli, ambos consultores vitivinícolas en varias partes del mundo, quienes fundan su bodega Alto Las Hormigas y la consultora internacional Matura. Y transitando ese largo puente que une a Mendoza con el Véneto, llegan otros protagonistas importantes, los enólogos Andrea del Cin, laureado en Verona, quien lidera el desarrollo de Vigneti La Arboleda y Roberto Cipresso, fundador de la consultora agrícola enológica 145

Gargiulo, Julieta; Borzi, Agustín: ibidem.

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Dolium es el nombre latino de las ánforas vinarias en las cuales los romanos fueron los primeros en conservar sus mejores vinos bajo tierra en condiciones óptimas de temperatura.

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Bodega experimental, dedicada al desarrollo de actividades orientadas a la investigación de los diferentes aspectos del vino, en colaboración con las universidades de Padua, Turín, Venecia, Pisa, Udine y Palermo. 133


Patagonia Origen y evolución de la vitivinicultura La Patagonia oriental o Argentina es la mayor de las regiones de la Nación. Está formada por cinco provincias y territorios insulares con una superficie de alrededor de 1.000.000 de km2. Comprende las provincias de La Pampa, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, a la que le pertenecen políticamente el sector antártico y las Islas del Atlántico Sur, (Islas Malvinas, Georgias, Sandwich y Orcadas del Sur). Se subdivide a su vez en Patagonia Norte, en la que está la mayor parte de la agricultura —comprendida también la vitivinicultura—, y la Patagonia Sur, mayoritariamente dedicada a las explotaciones ganaderas. La geografía variada de su territorio y su belleza paisajística arriman visitantes del mundo entero. A lo largo de la historia la presencia italiana dejó su impronta en esas tierras australes, sumando actividades a las de argentinos y extranjeros que se aventuraron en ella. Desde épocas tempranas ellos fueron descubridores, exploradores, marinos, misioneros, fundadores de pueblos y empresas y precursores en muchas de las actividades que se desarrollaron en aquellas vastas regiones. La primera referencia que tenemos de un italiano en nuestro territorio es la del marino Américo Vespucio, a quien se le atribuye el descubrimiento de las islas Malvinas el 7 de abril de 1502. El primer italiano que pisó el continente patagónico fue Antonio Pigafetta el 19 de mayo de 1520 que, como ya hemos visto, acompañó como cronista la expedición de Magallanes en su viaje de circunvalación del mundo. Pigafetta dejó en sus crónicas el registro del viaje. Es interesante seguir algunos de sus testimonios.

En los comienzos del siglo XXI Masi busca Argentina como una región apropiada para asentar la cultura vitivinícola del Véneto convencida de que: “En los vinos se encontrarán la naturaleza argentina, generosa, fuerte y exuberante, y el estilo agradable, elegante y siempre cordial de los vinos Véneto”.148 Así nace Vigneti La Arboleda, bodega rodeada de viñedos donde se practica la agricultura biológica en el cultivo de las variedades vénetas Corvina y Pinot Grigio, además de las uvas argentinas Malbec y Torrontés y se aplica el sistema de pasificación149 para la elaboración de algunos de sus vinos bajo el asesoramiento del enólogo italiano Andrea del Cin.150 En este emprendimiento cobra gran importancia el respeto por el territorio al que se lo considera único. Para ello, y en concordancia con su proyecto de sustentabilidad aunado a su práctica de agricultura biológica, se han conservado 11 cerros como oasis de la biodiversidad, en los que habitan numerosas especies de la fauna local y un jardín botánico natural en el que están presentes y protegidas muchas especies autóctonas. La filosofía de la empresa y la elección de establecerse en Argentina la destaca Sandro Boscaini, presidente de ella y de la Federación Italiana del Vino, quien afirma que: “Fuera de Europa, sólo en Argentina el vino es parte de su historia, tradición y cultura”. En estos nuevos emprendimientos la feracidad y sanidad de nuestras tierras vírgenes y la diversidad de los terroirs alientan cultivos donde la biodinámica está presente para lograr vinos de personalidades diversas.

148

Entrevista a Omero Gabbo.

149

Las uvas se ponen a madurar en bandejas de caña orgánica.

150

Masi introduce la variedad Corvina que es la típica de Valpolicella (con la que se elabora el Amarone), y después de numerosos experimentos logra elaborar un excelente blend con la variedad típica argentina, Malbec, uniendo con esos dos productos característicos nuestras tierras. 134


era ancha y teñida de rojo, excepto los ojos, rodeados de un círculo amarillo, y dos trazos en forma de corazón en sus mejillas. Sus cabellos, escasos, parecían blanqueados por algún polvo. Nuestro capitán llamó a este pueblo patagones”.151 Después de dejar asentado el encuentro, se detiene en su relación afectuosa hacia uno de esos indígenas, Pablo. Los marinos —como era costumbre en la época— quisieron llevar con ellos en su viaje de regreso a dos indígenas para exhibirlos como trofeos de su aventura. Pigafetta narra la vida a bordo de estos desdichados que murieron durante la navegación, pero no sólo ellos murieron, sino que por las desgraciadas circunstancias de la larga travesía, motines, enfermedades y hambrunas, perdió la vida gran parte de la tripulación, incluido Magallanes. Sólo llegaron tres años después de regreso a España, 18 sobrevivientes de la tripulación. Y continúa la narración de su relación con el nativo: “Durante el viaje entretuve lo mejor que pude al gigante patagón que llevábamos en nuestro navío (el otro murió muy pronto), y por medio de una especie de pantomima le preguntaba el nombre patagón de muchos objetos, de manera que llegué a formar un pequeño vocabulario. Estaba ya tan acostumbrado que apenas me veía coger la pluma y el papel, venía en seguida a darme los nombres de los objetos que alcanzaba su vista y de las operaciones que veía hacer. Nos enseñó, entre otras cosas, el modo de encender lumbre en su país, frotando un pedazo de madera puntiagudo contra otro, hasta que el fuego prende en una clase de médula de árbol que se coloca entre los dos pedazos de madera. Un día que le mostré la cruz y la besé delante de él, me dijo por señas que Setebos entraría en mi cuerpo y me haría reventar”. Este indio tampoco pudo sobrevivir. “Cuando se sintió en las últimas, dice Pigafetta, en su postrera enfermedad, pidió la cruz, la besó y nos rogó que lo bautizáramos, lo

Fretum Magallanicum. Mapa de Petrus Bertius, c. 1598.

Después de meses de navegación y para escapar a las tormentas, Magallanes resolvió pasar el invierno en lo que llamó la Bahía de San Julián en tierra firme. La colorida narración relata el primer encuentro del hombre blanco con los tehuelches a los que definieron los europeos como “los gigantes patagones”, asombrados por el tamaño de las huellas de sus pisadas que encontraron en las playas. Cuenta el cronista: “Transcurrieron dos meses sin que viésemos ningún habitante del país. Un día, cuando menos esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Estaba sobre la arena, casi desnudo, y cantaba y danzaba al mismo tiempo, echándose polvo sobre la cabeza. El capitán envió a tierra a uno de nuestros marineros con orden de hacer los mismos gestos, en señal de paz y amistad, lo que fue muy bien comprendido por el gigante, quien se dejó conducir a una isleta donde el capitán había bajado. Yo me encontraba allí con muchos otros. Dio muestras de gran extrañeza al vernos, levantando un dedo, lo que quería decir sin duda, que nos creía descendidos del cielo. Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. De hermosa talla, su cara

151 Pigafetta, Antonio: Primer viaje en torno del globo, Editorial Espasa Libros S.L.U. Barcelona, 2004. 135


algunos relatos de sobrevivientes de otras expediciones. Ese interés por encontrarla continuó durante los siglos XVII y también XVIII. Aunque aquí abundan historias que justificarían cada una de ellas una larga exposición, no quisiera dejar de rescatar la de un marino italiano que fue gobernador de las islas Malvinas.

Capitán Pietro Paolo Sanguinetti Este capitán de fragata de la marina italiana en 1780 se incorporó al servicio del Virreinato del Río de la Plata. Sus trabajos de relevamiento y protección del amplio litoral marino del sur no estuvieron exentos de acciones de fuerte heroicidad. Fue un vigía que cuidaba la potestad española de las acciones de corsarios, piratas y pescadores furtivos en las costas patagónicas. Dejó constancia de esos merodeos en un informe de 1791 en el que consigna: “haber comprobado que nueve naves extranjeras merodeaban en las proximidades de Puerto Deseado en una actividad muy sospechosa las que se alejaron ante su vista”. En esos años España, con temores no infundados, temía que otras potencias trataran de apoderarse de algunos puntos de la Patagonia, hecho que sucedió años más tarde en 1833, cuando la Corona Británica usurpó las Islas Malvinas. Por su accionar en numerosas exploraciones y patrullaje se le designó Gobernador de las Islas Malvinas, cargo que desempeñó durante tres años. Una bahía en el extremo sur del Golfo de San Jorge lleva su nombre. La toponimia patagónica está cuajada de nombres de italianos que dejaron sus huellas en ella, lagos, fiordos, bahías, glaciares, montes, pueblos y hasta parques nacionales perpetúan el recuerdo de Mascardi, Schaparelli, Pigafetta, Fagnano, Malaespina, Oneto, Onelli, Sanguinetti, Bove, Spegazzini. Cada una de sus historias merecería detenerse en ellas, pero la brevedad del relato nos hace continuar con el mismo.

Presenta un marinero inglés a la mujer de un gigante patagón un bizcocho para su niño. Ilustración del libro Viaje del comandante Byron alrededor del mundo… de John Byron y Casimiro Gómez Ortega, 1769.

que hicimos, poniéndole el nombre de Pablo”.152 Ese fue el comienzo, no sólo de la historia austral sino también de las leyendas que abundan en esos territorios del fin del mundo. En esa época las exploraciones españolas buscaban en aquella tierra inhóspita la mítica Ciudad de los Césares, ciudad plena de riqueza de la que hablaban

152 Pigafetta, Antonio: ibidem. 136


Los misioneros del sur La tarea de los misioneros en la Patagonia es inconmensurable. Jesuitas y salesianos fundan misiones, descubren territorios, evangelizan, protegen a los nativos hasta en muchos casos de los atropellos del blanco, y principalmente educan. El sueño premonitorio de Juan Bosco pudo cristalizarlo con la llegada a la Patagonia de los once primeros sacerdotes misioneros que en 1875 comienzan a recorrerla de norte a sur. El General Julio A. Roca después de haber terminado la Campaña del Desierto y como Ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda, tenía la difícil tarea de colonizar los espacios que habían quedado vacíos por la derrota de los indios y educar y asimilar a aquéllos que seguían, aun vencidos, en su lugar de origen. Este deseo concordaba con la preocupación de la congregación salesiana que anhelaba lograr la conversión de los indígenas de la Pampa y la Patagonia y a la vez prestar asistencia médica, educación y ayuda a las familias italianas que se encontraban en zonas rurales, lejos de escuelas. Las dos voluntades coincidieron y estos salesianos, más allá de su preocupación evangélica y educacional, supieron suplir las referidas carencias administrativas del Gobierno Nacional ocupándose hasta de los registros de nacimientos, defunciones y de la confección de estadísticas. La expansión de la congregación en el sur y la eficiencia de sus obras le hizo manifestar en 1904 al Presidente Roca: “Por doquiera en mis viajes y excursiones por las tierras patagónicas, que Don Bosco señaló a sus discípulos como un vasto campo de su fe y acción civilizadora, he encontrado siempre en los lugares más lejanos y desamparados de recursos escuelas y colegios 153

salesianos. El esfuerzo y perseverancia de estos virtuosos misioneros son dignos del reconocimiento argentino y de toda alma cristiana”.153 La tarea de los salesianos en el desarrollo de la formación agrícola fue fundante. En el Alto Valle, a la entrada de Beltrán, detrás de la iglesia salesiana se encuentran los restos de la que fue su bodega, puntapié inicial para crear la escuela de enología mendocina de la cual luego saldrían muchos “soldados del vino”.

La vitivinicultura patagónica y su rica historia La vitivinicultura patagónica tiene una historia rica en curiosidades. Tierra de dinosaurios, pioneros, fortines y misioneros fue el escenario, en la mitad del siglo XIX, de las luchas frente al indio cuando Argentina trataba de ampliar las fronteras cultivables hacia el sur. En 1894, la posibilidad de una guerra con Chile puso a ambas naciones en una carrera armamentista.154 Estratégicamente el gobierno argentino debía sortear un grave inconveniente, su posible centro de operaciones distaba a más de 1.000 kilómetros de su capital. Esto hizo imperiosa la necesidad de apurar la llegada del ferrocarril que debería transportar las tropas a la zona del litigio en la cordillera de los Andes. Esta obra titánica se terminó en el tiempo previsto, algo más de dos años, a pico y pala casi sin maquinarias pesadas cubriendo los 554 kilómetros de rieles que cruzaron el desierto patagónico. De este modo quedaron conectadas Bahía Blanca con la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Existió en esa circunstancia una legión ítalo-argentina que se constituyó rápidamente, cuyo capitán expresara: “Defender esta segunda patria donde los italianos con su trabajo honesto han logrado

Gualco, Jorge N.: Epopeya de los italianos en la Argentina. Edit. Plus Ultra. Buenos Aires, 1997.

154 El

conflicto tiene su origen en 1881, cuando se firmó un tratado para establecer el límite definitivo entre los territorios de la Argentina y Chile. Su texto no fue claro y se generaron controversias por la posesión de los territorios australes. El último punto del conflicto recién se terminó el 16 de diciembre de 1998, con la firma del acuerdo sobre los Hielos Continentales, refrendados por los presidentes Menem de Argentina y Frei de Chile. 137


Finalmente, al ser abortada la guerra en 1899, esta gran infraestructura quedaba estéril. Fue por ello que ese mismo ferrocarril inglés financió un sistema de represas y canales para fomentar un desarrollo agrícola que aportaría riquezas y ayudaría a atraer la inmigración. Después de años de estudios se aceptó el proyecto del ingeniero italiano Cesare Cipolletti, quien propuso levantar un dique sobre el río Neuquén y construir un canal de 130 kilómetros para bañar el Alto Valle.156 La sorpresiva muerte en altamar de Cipolletti hizo que el gobierno contratara a otro ingeniero italiano, Decio Severini, quien modificó algunos planos y llevó a cabo el proyectado dique de Ballesteros. La obra se inició en 1910 y hacia fines de esa década el riego estaba funcionando. El aprovechamiento de los ríos fue determinante en la creación de los oasis productivos de los ríos Negro y Neuquén, donde las actividades agrícolas se consolidaron rápidamente, especialmente los cultivos de alfalfa, árboles frutales y vides.157 La industria vitivinícola creció en esa ecología de privilegio. La cualidad excepcional para una vid sana y luminosa ya había sido destacada en sendos libros por los expertos franceses A. Doleris y Louis Ravaz quienes recorrieron la zona en 1910 y 1916 respectivamente. En una sección del libro La vitivinicultura en 1910 se menciona las óptimas características que la zona brinda para la vitivinicultura. En él dice: “el crecimiento de la vid es asombroso, a tal punto que se han visto en Roca brotes del año que medían hasta 10 metros de largo. Y no sólo es esta robustez la característica de la vid en el Río Negro, sino también su precocidad, pues ciertas variedades dan frutos perfectamente formados y abundantes cuando la planta sólo cuenta con tres años de edad”. Agrega que: “en la exposición

Placa de reconocimiento a la obra de Cesare Cipoletti en su lugar de nacimiento, Isla Tiberina, Roma.

y hecho fortunas y a los que están ligados por poderosos intereses, afectos de familia y la memoria de sus muertos; defender este suelo que los hospeda como hermanos y les ha dado el bienestar y la libertad, nos crea un deber sacrosanto como sería aquel de defender la sagrada tierra de nuestra patria”. En menos de tres meses estuvo formada la legión con 492 oficiales y 19.605 hombres de tropa, distribuidos en cuatro regimientos de infantería, dos de alpinos, cuatro escuadrones de caballería, cuatro baterías de artillería, dos compañías del Genius, un tren de la compañía y un completo cuerpo sanitario.155 155

Scardin, Francesco: ibidem.

156

Merced a estos trabajos, la región del Alto Valle vio prosperar la explotación agrícola, gracias a un incremento de la superficie cultivable y la construcción del Dique Ballesteros.

157

Choren, Gustavo: Patagonia: Una historia de trenes y de vino. En: Revista La Nación, Buenos Aires, 31 de enero de 2010. 138


Internacional de Agricultura figuró un racimo que pesaba 3 kilos y 715 gramos”.158 Era una época dorada. Durante el período 19201960 llegó a ser la tercera productora de vinos de Argentina detrás de Mendoza y San Juan con 260 bodegas, pero las sucesivas crisis y alternativas más rentables de producción que se presentaron posteriormente hicieron casi desaparecer esta floreciente industria. Fuese en una época o en otra, los viñedos patagónicos tuvieron siempre como protagonistas a las cepas más destacadas.

mil litros anuales esta bodega trascendió las fronteras regionales, anticipándose en varios años a posteriores establecimientos. Bottazzi cambió el concepto de sus contemporáneos sobre el aprovechamiento rural agro vitícola. El éxito de la empresa, única en aquel momento en la Patagonia no sólo por su capacidad sino también por su calidad, fue descripto en una crónica periodística de Crispín Guerra: “sus vinos fueron servidos durante un banquete celebrado en Buenos Aires, que el excelentísimo señor Gobernador del Río Negro, Ingeniero Carlos Gallardo, ofrecía a distinguidos miembros del Superior Gobierno de la Nación y al Centro Viti—Vinícola Nacional; banquete en el que participaba también la flor y nata de los bodegueros de Mendoza. Benegas, Giol y Gargantini pidieron más adelante muestras y datos, interesándose en las cualidades excepcionales de los vinos del sur”. Señala además que: “el mismo año (1910), la plaza de Bahía Blanca daba entrada por primera vez a los vinos de Patagones, que merecían el aplauso de la prensa local y plena benevolencia de los centros comerciales. Las muestras expedidas han tenido por lo visto la mejor acogida, desde el momento en que los pedidos superan ya a las existencias”. Desgraciadamente y como consecuencia de la crisis económica producida por la Primera Guerra Mundial, se anularon los créditos a largo plazo que había tomado la empresa y en 1916 esto llevó a la quiebra tan promisorio proyecto.

Carmelo Bottazzi Aquí también el rastro de los pioneros italianos ha tendido puentes. A Carmelo Bottazzi, piamontés nativo de Pozzolo Formagaro y prócer de la Ciudad de Carmen de Patagones, se lo considera como el primer bodeguero patagónico. Este visionario agente consular de Italia, en 1900 comenzó un proyecto audaz. Implantó 100 hectáreas de viña irrigadas por molinos de viento con cepas finas que, después de años de investigaciones, eran las que mejor se habían adaptado a la región: Cabernet, Petit Verdot, Malbec, Pinot Noir y Sauvignon Blanc. En 1909 asociado con otros vecinos construye la bodega que primero se llamó La Viti Vinícola, y posteriormente Compañía Vitivinícola del Río Negro. Por la magnitud del emprendimiento, dotó de material específico del mejor nivel a su establecimiento. Valga destacar como ejemplo su vasija de madera compuesta por diez cubas de 10.000 litros y cuatro de 6.000, todas de afamadas marcas de Nancy, 380 bocoys de 700 litros de castaño y roble y un centenar de cascos norteamericanos de 250 litros. En cuanto a las maquinarias, tenía los elementos más modernos de la época. Para sus elaboraciones contrató a un enólogo mendocino, Pedro Boffa. Con una producción de más de 500

Río Negro Finalizando el 1800 comenzó el nacimiento de la vitivinicultura en Río Negro. La historia del vino allí es también apasionante. Las primeras colonizaciones aparecen en la región con la Campaña del Desierto, a fines del siglo XIX. El Coronel Pablo C. Belisle, que había formado parte de esta campaña militar, construye el Fortín Belisle y se instala en la zona de Choele-Choel

158 Centro Vitivinícola Nacional: La vitivinicultura en 1910. Edit. Emilio A. Coll e hijos. Buenos Aires, 1910. 139


con parte de las tropas del Tercer Regimiento de Caballería (1879). Este establecimiento fue innovador en lo que a la tecnología agropecuaria se refiere. Existen testimonios de trabajos de planimetría y construcción de canales para riego alimentados por bombas y compuertas que fueron un anticipo de los sistemas de riego posteriores en el valle. En sus comienzos la actividad de la finca estuvo centrada especialmente en la cría de caballos de raza destinados a la remonta del ejército. Trajo para ello sementales así como también ganado lanar y vacuno. Posteriormente incorporó agricultura de desarrollo con árboles frutales, hortalizas, las primeras cepas y junto a ellas productores italianos para trabajar la tierra. En el informe que presenta sobre los ríos Negro y Colorado frente al Gobierno Nacional (1899), el Ingeniero Cesare Cipolletti, pondera este establecimiento: […] “basta visitar al finca del señor Coronel Belisle, para formar una idea del alto grado de producción del suelo, está regada con el agua levantada de una laguna por dos norias, completamente cercada y subdividida interiormente por altas alamedas de doble hilera que la defienden de los vientos. Allí se cultiva, con resultado insuperable, toda clase de hortalizas y árboles frutales: las peras, manzanas, duraznos, higos, ciruelas, cerezas, aceitunas, etc., que se producen, son una verdadera maravilla por el tamaño, abundancia y sabor de la fruta cosechada.” Pero una crecida de los ríos que arrasó con las plantaciones, el sistema de riego y la posterior muerte del Coronel en 1906, terminan con los planes de colonización. Sin embargo el progreso ya había llegado. El Ferrocarril del Sur acercaba inmigrantes, habían comenzado las obras de irrigación del agro, la labor educacional de los salesianos avanzaba sobre la Patagonia y nuevos pioneros continuaron el camino de los planes del Coronel. Todo esto ayudó al desarrollo de la región. Surgieron así cultivos de alfalfa, uvas 159

y frutales, matriz de la floreciente agricultura de los primeros años del siglo de 1900 en el Valle Medio. El espíritu que sintetizaba esta tierra austral era progreso, inmigración, rieles y optimismo. Un hito importante por destacar es el referido a la fundación de Villa Regina, primer experimento fascista de “emigración planificada”. Resuelta Italia a utilizar hasta el último metro cuadrado de su territorio, y agobiada por la cantidad de su población, pensó en exportar a sus colonias: Tripolitania, Cireneica y Africa Oriental, nuevos pueblos compuestos por colonos italianos. Así surgieron 25 de ellos en el extranjero siendo Villa Regina el primero como una consecuencia natural de la Colonia Regina Pacini de Alvear.159 Nuevamente una cierta conciencia imperial apoyada por siglos de experiencia sobre la culturización, iba preparando un camino que se deseaba hegemónico. En este proyecto se unieron las voluntades de dos gobiernos. Para Argentina era necesario poblar esos territorios infinitos, pero a su vez Italia, finalizada la 1ª guerra mundial (1914-1918), tenía una política que propiciaba una emigración ordenada. Mussolini por medio de sus colonias quería ayudar a sus hijos de ultramar, pero también buscaba protegerlos para que no fueran explotados por los intermediarios ni por los terratenientes locales. En este sentido Il Duce declaró en 1923: “Para bien o para mal, la emigración es una necesidad fisiológica del pueblo italiano. Somos cuarenta millones apretados en nuestra península, estrecha y adorable, que no puede alimentar a todos. Se entiende así cómo el problema de la expansión italiana en el mundo es una cuestión de vida o muerte para la raza italiana. Digo expansión, afirmo, expansión en todos los sentidos: moral, política, económica, demográfica. Declaro aquí que el gobierno italiano tiene la intención de proteger la emigración italiana; no puede desinteresarse de los que cruzan las montañas

Nombre puesto en homenaje a la esposa del Presidente de la Republica Argentina Marcelo T de Alvear, que era hija de italianos nacida en Portugal. Este presidente argentino favoreció el proyecto durante su gestión. 140


Humberto Canale En la saga de los italianos en Patagonia quizás una de las figuras más emblemáticas en el mundo de la vitivinicultura sea la de Humberto Canale, hijo de un joven inmigrante genovés. Su padre José Canale llegó a la Argentina a principios de 1870; aquí conoció a otra genovesa con quien se casó y tuvo cinco hijos. Pocos años más tarde abrió un pequeño negocio en San Telmo, la Panadería Agraria. Muy joven murió quedando su viuda y sus hijos al frente de la empresa que siguió creciendo hasta convertirse en un exitoso negocio, el de los famosos Bizcochos Canale que acompañaron durante más de un siglo la infancia de los niños argentinos. Su hijo menor Humberto, siguió la carrera de ingeniería siendo alumno de Luis Huergo, primer Ingeniero diplomado en la Universidad de Buenos Aires en 1870.163 Sus historias comenzarían a transitar un destino compartido en la Patagonia. El General Julio Argentino Roca artífice de la Conquista del Desierto, en su segunda Presidencia al frente de la Nación Argentina e interesado en el progreso económico de esas nuevas tierras recién recuperadas, consultó a Huergo sobre las posibilidades que podría tener la Patagonia para su desarrollo. Con esta misión Huergo llegó a la región con un grupo de alumnos, entre los que se encontraba Canale.

y van más allá del océano, no los puede ignorar porque son hombres los trabajadores y sobre todo italianos. Y donde hay un italiano está la tricolor, está la Patria y está la defensa del Gobierno para estos italianos”.160 Para este fin se creó la Compañía Ítalo-Argentina de Colonización, C.I.A.C. que compró 5.000 hectáreas en las fértiles zonas ya irrigadas de Río Negro, para poblarlas con 400 familias de colonos italianos del Treviso. Este proyecto estaba auspiciado por el Gobierno de Italia, junto al Banco de Italia y Río de la Plata, al Banco Francés-Italiano para América del Sur y a cinco compañías navieras instaladas en Buenos Aires. Las chacras tenían 10 o 15 hectáreas, estaban alambradas, tenían canales y una rudimentaria casa —que se incluía en el precio de venta, así como el monto del pasaje de venida—. Con créditos otorgados por las mismas bancas, éstos debían ser saldados con lo producido en las chacras en un tiempo acorde al del desenvolvimiento agrícola.161 Finalmente la colonia se fundó en noviembre de 1924. Cuatro años después Exequiel Ramos Mexía, ex ministro de Obras Públicas de la Nación, en ocasión de hacer una visita a Villa Regina dijo: “Encontrar un emporio de riqueza en comparación con el desierto de veinte años atrás: se la llamaría una Obra de los Romanos, pero alcanzará con decir que es un brillante triunfo italiano”.162 160

Sergi, Pantaleone: Un modelo fascista de emigración italiana en la Argentina. Así nació Villa Regina en Alto Valle de Río Negro. En: Revista de Estudios Migrantes Latinoamericanos. España, 1992.

161

Banchieri, Susana: Historia de la Patagonia. Edit. Sudamericana. Buenos Aires 2005.

162 Ministro

de Obras Públicas y Agricultura de los presidentes Julio A. Roca, Manuel Quintana, José Figueroa Alcorta y Roque Sáenz Peña (1898/1913). En su gestión logra promulgar la Ley de Fomento de Territorios Nacionales y crea los Ferrocarriles del Estado, de sustancial importancia para la Patagonia. Promulga y realiza la Ley de Irrigación y las obras del Alto Valle del Río Negro.

163

Luis Huergo (1837/1913) fue un político destacado. Como Ingeniero prestó atención especial al desarrollo de una ingeniería que facilitara la navegación interior del país. Algunos de sus trabajos fueron los estudios sobre la canalización de los ríos Tercero, Cuarto y Quinto que aumentaran el caudal del río Salado; la canalización del Río Bermejo; el diseño de un canal de navegación entre Córdoba y el Río Paraná. Realizó las obras portuarias de Asunción (Paraguay); duplicó la capacidad del embalse del dique San Roque; realizó diseños para la explotación de la cuenca hullera y carbonífera de Mendoza y fue suyo el proyecto y realización del puerto de San Fernando en Buenos Aires. 141


Entusiasmados con el sur, profesor y alumno se asociaron y compraron, en 1909, 150 hectáreas a 8 kilómetros de Villa General Roca y allí construyeron su bodega. La sociedad Huergo & Canale plantó viñas y cultivó frutas en la zona del Alto Valle. Huergo murió en 1913. En 1930, Humberto compró a los herederos de Huergo sus acciones reteniendo el 100% de la empresa. Además del desarrollo de la vitivinicultura, en los años siguientes produjo caldo de sidra, frutas desecadas y confitadas, industrializó tomates y, por supuesto, elaboró vinos. En los años 60 su sobrino, el ingeniero Guillermo A. Barzi, se puso al frente de la empresa asumiendo desde 1973 la presidencia, cuando inesperadamente murió su tío.164

de Cinzano; Chacra, de Piero Incisa della Rocchetta; Bodega Patritti, el nuevo desarrollo de Alejandro Bulgheroni en el paralelo 45 que lo transforma en el viñedo más austral del mundo; y la bodega Aniello que, de un modo original, ha unido dos culturas. Uno de sus antepasados tenía una bodega en Sorrento, Italia, al borde del mar Tirreno. Cuando estos nuevos pioneros encontraron una finca ubicada al borde del río Negro, quisieron asociar los dos proyectos: Sorrento era el lugar “donde habitan las sirenas”, e investigando sobre la cultura local, conocieron la leyenda de una niña mapuche que aparecía en el río y se creía que vivía en él. Este fue el motivo por el cual en sus etiquetas aparece una sirena. De esta manera lograron conectar aquella bodega de Sorrento con el proyecto en la Patagonia.

Nuevos pioneros del Sur En las últimas décadas ha renacido el interés por la enigmática Patagonia. Nuevos emprendimientos con Pioneros del Siglo XXI buscan en las viñas más australes del mundo la calidad de sus suelos y su especial ecología. Los sitios en que hoy anida la vitivinicultura en la región son: Neuquén, con su gran enclave de San Patricio del Chañar; Río Negro, con las bodegas del Alto Valle y sobre el este las de Darwin y Viedma y La Pampa, sobre el río Colorado. Merece destacarse que actualmente la vitivinicultura se ha desplazado hacia los límites más australes con nuevos emprendimientos en el Hoyo de Epuyen, en Viedma y en Capitán Sarmiento en Chubut, donde se elaboran los vinos más australes del mundo. En las postrimerías del siglo XX, nuevos emprendimientos de origen italiano o de sus descendientes han sentado base en la Patagonia. Son casos destacados los de la bodega Noemía, de la condesa Noemí Marrone

Especialistas de formación académica de las escuelas de origen italiano En las viñas patagónicas y en sus vinos la presencia de los enólogos salesianos mendocinos sigue estando presente así como el asesoramiento del consultor enólogo florentino Alberto Antonini a quien ya hemos mencionado en otras latitudes.165 La importancia de la vitivinicultura argentina en el siglo XX En la historia de la vitivinicultura argentina ha quedado una etapa aún por analizar, la de la vitivinicultura del siglo XX, a la que no se ha puesto en valor. Como hemos visto, Argentina recorrió un camino ininterrumpido con mayor o menor éxito a lo largo de casi cinco siglos, desde la época de sus viñedos fundacionales. Nuestro país no sufrió los cataclismos de las enfermedades que diezmaron los viñedos europeos y norteamericanos

164 Centenium. Humberto Canale: Carácter Patagónico. Edit. Planeta. Buenos Aires, 2009. 165

En Bodegas Familia Schroeder, el consultor Juan Carlos Rodríguez Villa, en Bodega Patritti, el consultor Mariano Di Paola y los enólogos Horacio Bibiloni en Humberto Canale, Eduardo García en Infinitus y Marcelo Miras en su propio emprendimiento, Bodega Miras. 142


ni, por su privilegiada situación geopolítica, padeció las terribles guerras del siglo pasado. Y es en ese siglo XX y no de un manera absoluta ya que hubieron otras influencias en su desarrollo pero sí de una manera preponderante, que los empresarios italianos y los especialistas vitivinícolas formados en las escuelas de la península colaboraron para lograr que la Argentina —especialmente Cuyo— se transformara en un faro que iluminó el mapa vitivinícola mundial. Valga como dato rector recordar que en la segunda década del siglo pasado a la bodega del enólogo sanjuanino recibido en Conegliano Juan Graffigna se la consideraba como la más moderna por su tecnología del mundo y su destacada colección ampelográfica era la más completa del país; pocos años después Mendoza tenía la bodega más grande del mundo, Giol, con un vinoducto aéreo único en su momento; Pulenta la segunda bodega de mayor capacidad de las Américas; Arizu el viñedo más extenso que se conocía en ese período,166 implantado por el enotécnico coneglianense Pascual Gargiulo en Villa Atuel; Víctor Cremaschi había revolucionado a nivel mundial el sistema de vinificación; Francisco Rutini y su sobrino Rodolfo Reina Rutini crearon el mayor Museo del Vino de las Américas y los salesianos, bajo la impronta y dirección del padre Francisco Oreglia, fundaron la primera y única Facultad de Enología de las Américas. La vitivinicultura cuyana marcaba

rumbos, las visitas de los empresarios californianos Robert Mondavi y Julio Gallo fueron frecuentes, así como la de Dick Peterson, uno de los enólogos californianos más notables de la época, o la de los especialistas de la recién fundada Accademia Italiana della Vite e del Vino y la de los profesores franceses de Bordeaux y Montpellier. Durante la 2ª guerra mundial Argentina exportaba sus vinos a Estados Unidos, ya que los europeos tenían los suyos expuestos a los submarinos alemanes en el cruce del Atlántico y sus viñas devastadas. Por la calidad de sus productos, en aquel período los vinos mendocinos fueron seleccionados para cubrir los trayectos internacionales de líneas de bandera norteamericanas, entre ellas Panagra. En la década del 70 nuestros vinos se enviaban a Estados Unidos, Canadá y Europa. Catena, Arizu, Flichman y un consorcio bajo la marca Andes Vineyard (Peñaflor, López, Orfila y otros) los exportaban a pesar de que en ese momento era más conveniente un mercado interno —con un consumo de 80 litros por persona— que el mercado externo. Se establecieron intercambios de técnicos y empresarios entre bodegas mendocinas y bodegas californianas.167 Finalmente y entre otros datos, la Fiesta Nacional de la Vendimia que naciera en 1936, se transformó desde entonces en la Fiesta del Vino de mayor resonancia en el mundo y la segunda en importancia de las fiestas de las cosechas.168

166 El viñedo de Arizu en Villa Atuel fue el mayor del mundo en aquel momento. Cubría una superficie de 3.500 hectáreas en las que estaba incluido un paño ininterrumpido de 900 Ha de viñas. De esta manera, superó a de Secondo Guasti de la Italian Vineyard Company en California. Unos años más tarde el récord lo obtuvo Gallo en Sonoma. 167

Entrevista a Carlos Arizu. En el caso del intercambio entre las bodegas Arizu y Mondavi, fue a California Juan Carlos Lara y vino a Mendoza Tim Mondavi.

168

La Fiesta de Acción de Gracias en los Estados Unidos es la más importante de las Fiestas de las cosechas en el mundo. 143



La vitivinicultura en América del Norte México

La Misión de Santa María de las Parras, fundada en 1568 por el fraile dominico Pedro de Escobedo y abandonada posteriormente al ser atacada por los indígenas, le fue concedida por una merced real a Lorenzo García en 1597. Fue en esta hacienda donde alrededor del 1600 se elaboró el primer vino de América con fines comerciales, por lo que se transformó en la vinícola más antigua del continente, la que ha continuado hasta hoy con el nombre de Casa Madero. También se celebró allí, en 1626, la primera Fiesta de la Vendimia de América, que nos parece interesante relatar para poder entender cómo estas dos culturas —la europea y la nativa— comenzaron a amalgamarse. Los nativos celebraban el culto a una deidad demoníaca, Gachiripa, por la que sentían terror. Ella los mandaba a cumplir un rito en el que bebían grandes cantidades de peyote, que tiene poderes rituales y alucinógenos, y debían obedecer los mandatos aunque incluyeran matar a sus hijos.169 Conociendo estos ritos don Lorenzo García quiso darle a su primera vendimia perfiles cristianos y la puso bajo la advocación divina, para tratar de alejar de aquellos cultos a los indígenas. Los festejos fueron la continuación de los ritos dionisíacos, con un matiz católico de fuerte influencia española. Cuentan las crónicas: “La Vendimia

Origen y evolución de la vitivinicultura En la historia de la vitivinicultura americana México fue el espacio desde donde se expandieron nuevas prácticas, tanto del cultivo —como se ha visto debido a la inteligente labor de Hernán Cortés— como de la elaboración de sus vinos. Es por eso que no se pueden dejar de destacar esos hitos importantes en esta historia, en los que nuevamente las órdenes religiosas y la Corona juntas, aportaron al desenvolvimiento de la nueva actividad. Los primeros viñedos en México fueron plantados en la capital del virreinato y desde allí se extendieron a aquellos lugares donde se instalaron los misioneros: Puebla, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Michoacán, Dolores, Celaya, Guerrero, el Valle de Parras, Baja California y Sonora. Los jesuitas, y posteriormente los dominicos, fueron los primeros en hacerlo en la zona de la Baja California y los franciscanos extendieron su cultivo a la parte de la Alta California, la que ahora pertenece a los Estados Unidos. Fue en el Valle de Parras donde se elaboró el primer vino con fines comerciales y la primera Fiesta de la Vendimia de todas las Américas.

169 Documentos

1856.

para la Historia de México: Cartas importantes para ilustrar la Historia. Imprenta Vicente García Torres. México,

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se celebraba el día del Patrono San Lorenzo. Desde las vísperas, mayordomos y peones de la bodega y de las viñas se ponían en movimiento, cuidando que los lagares, las ‘arguendadas’ y las barricas estuviesen limpios. Los peones tenían listos grandes canastos de carrizo, ribeteados de cuero, que se colocaban sobre la cabeza para que en ellos descansasen las canastas ‘copeteadas de uvas’. A continuación penetraba la comitiva en la bodega, se llegaba al pretil de los lagares y los peones se formaban a su alrededor como una muda colección de estatuas. Entonces, el mayordomo alzaba en alto su canasto y decía: ‘¡Viva la gracia de Dios!’, y terminaba con un grito de ‘¡Muera el pecado!’, volcando inmediatamente el contenido del canasto dentro del lagar. Con esta señal, los peones depositaban también su preciosa carga de racimos. Mientras, los que debían bailar sobre ellos hacían el lavado minucioso de sus pies. En uno de los ángulos del lagar se instalaban un arpista y un violinista, y comenzaba la frenética danza. Se bailaba horas y horas, y sin la danza nadie quería realizar el trabajo, que era agotador. El mosto fluía, siendo recogido en cubas portátiles y depositado en las pilas de fermentación. Después se daba por concluida la Vendimia con el ofrecimiento de una suculenta comida que se servía en los viñedos”.170 En pocos años, el vino producido en la Nueva España engendró temores entre los productores peninsulares, quienes influyeron para que la Corona girara órdenes a los virreyes con el fin de evitar la competencia que el vino cultivado en estas tierras les hacía y se ordenó que no se continuaran plantando vides. Las penas para quienes no se sujetaran a dichas ordenanzas eran en extremo severas. El cultivo de la vid decayó y con ello, los buenos vinos que se habían logrado fueron desapareciendo. Hubo que esperar hasta la llegada de la Independencia en la que se rompieron los lazos con España, para impulsar nuevamente la viticultura en el país. Aquí es señera la figura del sacerdote

revolucionario Miguel Hidalgo, quien fue el primero en animar a los mexicanos a desarrollar nuevamente su cultivo. Por desgracia las crisis posteriores del convulsionado país perjudican y postergan el desarrollo de la vitivinicultura. Hay que esperar hasta el régimen del General Porfirio Díaz, en los finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde se hace un enorme esfuerzo para impulsar nuevamente el cultivo de las vides que estaba casi en extinción.

Comienzos de la influencia italiana en el desenvolvimiento agrícola de México Chipilo En la agricultura mexicana, la historia de los emprendimientos de italianos que fundaron colonias, dieron origen a poblaciones importantes aunque en estos casos, no hayan estado especialmente vinculados con la vitivinicultura a causa de los lugares donde se establecieron. En 1882, emigraron a Chipilo italianos del Véneto invitados a establecerse por el gobierno mexicano. Debido a las inundaciones que produjo el río Piave se anegaron algunos pueblos de la provincia de Belluno (Italia) lo que motivó que casi 3.000 colonos italianos se asentaran en esta localidad americana, donde todavía hoy se habla el dialecto veneciano de esos primeros colonos. Estos italianos de Chipilo son famosos, tanto en Italia como en México, por su actuación en la batalla del Monte Grappa en la que participaron en favor del presidente Carranza (1917). Un centenar de ellos rechazaron el ataque del líder revolucionario Emiliano Zapata, el que al frente de 4.000 soldados trató de tomar el pueblo. Por esta acción le fue otorgado el grado de General a Giacomo Berra, jefe de los italianos de Chipilo. Esta victoria fue celebrada también en el Reino de Italia. En la actualidad, la ciudad cuenta con 4.000 habitantes y se la conoce como la única ciudad de América en la que su idioma es el italiano.

170 Documentos para la Historia de México: ibidem 146


La Lombardía y la Nueva Italia La historia del empresario italiano Dante Cusi no puede dejar de relatarse. En 1903 compró la Hacienda de La Zanja, de veintiocho mil hectáreas, paraje desértico y escasamente poblado en el cual no crecía nada, a la que llamó posteriormente Lombardía. En 1909 los Cusi liderados y financiados por Don Dante, compraron la Hacienda Ojo de Agua de la Cueva de treinta y cinco mil hectáreas más a la que llamaron Nueva Italia. Estas dos haciendas sumaban una extensión de sesenta y tres mil hectáreas de las cuales treinta mil tenían sistema de riego. Luego de fundar las Haciendas, Cusi las interconectó con su propio servicio de ferrocarril (traído pieza por pieza por él y por sus hijos desde Alemania). Ambas Haciendas eran para su época muy modernas: contaban con servicio médico propio y con molinos movidos por la fuerza del agua para procesar el arroz, con maquinaria moderna, talleres y empacadoras. En estas propiedades fundó once escuelas para los hijos de los trabajadores, iglesia, jardines y rastro higiénico para procesar carnes. En la Lombardía, Cusi construyó un sistema de riego único en aquel momento en el Continente Americano, que incluía unos sifones colocados sobre el Río del Márquez y un sistema de sifones gemelos, entre la Lombardía y la Nueva Italia para poder abastecer los llanos de agua y así dedicarlas al cultivo del arroz a gran escala. Ambas Haciendas estaban consideradas entre las 10 más productivas y modernas en toda Latinoamérica en su época. En pocos años, con los colonos italianos que Cusi había traído a su hacienda, la Lombardía ya se había convertido en una pequeña ciudad—aldea de mil habitantes. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial su producción agrícola se exportaba a los Estados Unidos, lo que dio mucha riqueza a toda la comunidad pero, alrededor de 1960, comenzó una crisis que dañó la economía local; dejó a la ciudad en un nivel de simple sobrevivencia y con una reducida emigración. En cuanto a

la vitivinicultura, tras las tareas impulsadas desde la época colonial por los monjes y colonizadores, continuaron otros desarrollos vitivinícolas particulares a los que nos referiremos.

Bodegas Ferriño Corría el año 1860 cuando Miguel Ferriño Lander llegó de Padula, en la Provincia de la Campania muy próxima a Salerno y se estableció en Cuatrociénegas, Coahuila, ya que allí no sólo encontró similitudes con su pueblo de origen sino que esa zona tenía ya una historia vitícola. Comenzó en forma modesta, principalmente con la destilación de aguardiente de uva y brandy. Fue ampliando sus viñedos comprando pequeñas propiedades aledañas y en esos primeros años construyó su bodega que en aquel momento llamó La Fronteriza. El negoció giró preponderantemente hacia la elaboración de vinos generosos. Su marca emblemática a partir de entonces es Sangre de Cristo. Después de la muerte de Don Miguel (1921) la empresa la continuaron dirigiendo sus descendientes: hijos, nietos y bisnietos, quienes a lo largo de 157 años siguieron marcando rumbos en la vitivinicultura mexicana hasta en la actualidad.

Ingreso a la bodega Ferriño en Cuatrociénagas, Coahuila. 147


Antonio Perelli Minetti La historia de Antonio Perelli Minetti en América se desarrolla en un amplio territorio ya que sus actividades comenzaron en California (Sonoma), continuaron en México y finalmente terminan en Delano, nuevamente California. Antonio había llegado a los Estados Unidos en 1902 con su título de enotécnico recién logrado en Conegliano. Después de ocho años californianos la sociedad de venta de vinos de la cual formaba parte, se declaró en quiebra. Antonio, con la fuerza de su carácter y de su juventud, transformó la desgracia en oportunidad. Durante muchos años había soñado con cultivar uvas y construir una bodega en México así es que partió hacia allí donde se asoció con un rico terrateniente en el Rancho El Fresno en la zona de Torreón, Coahuila, la patria de Pancho Villa. En siete años Antonio desarrolló el viñedo más grande de México con 800 hectáreas cultivadas, donde introdujo las variedades Zinfandel, Petit Syrah, Tokay y Málaga. Desgraciadamente el país, que había sufrido una larga crisis, se desangra en contiendas entre enemigos internos y algunos externos. La nación se agita de nuevo durante la Revolución Mexicana y las cosas se tornan difíciles. Era un período dramático de la historia de México, con los líderes rebeldes Emiliano Zapata y Pancho Villa asaltando los campos. Viendo que la agitación no daba señales de cesar, Antonio decidió regresar a California. Los coloridos recuerdos de su hijo Mario, que tenía sólo 5 años cuando abandonan el Rancho, hablan del clima que allí se vivía. Afirma Mario que en el éxito del proyecto mexicano que su padre estaba gestando, Pancho Villa se interpuso en el camino. El único recuerdo de aquella infancia en México

que quedó grabado en su memoria fue el del viaje en tren de regreso a California por “la visión de hombres colgando de sus trajes, en los postes telefónicos, con sus cuerpos ensangrentados y cubiertos de moscas”.171 La historia de esta familia de pioneros italianos la encontraremos nuevamente cuando nos detengamos en el desarrollo de la vitivinicultura en California.

Bodega de Santo Tomás Un hecho importante dentro de esta historia vitivinícola es la historia de la Misión de Santo Tomas fundada en 1791 por el fraile dominico José Llorente, al sur de Ensenada. Pasaron los años y luego de la guerra de la independencia el gobierno secularizó algunas propiedades religiosas, entre ellas la Misión (1857) que en aquel momento poseía dos mil parras de uva misión y cien plantas de olivos. Esta propiedad pasó por las manos de diferentes propietarios hasta que en 1888, Francisco Andonegui, italiano junto al español Miguel Ormat la adquirieron y con su labor se consolidó la empresa. Años más tarde, en 1932, ya siendo presidente el general Abelardo Rodríguez compró la bodega y contrató a un destacado enólogo italiano Stefano Ferro, en cuya vida nos detendremos para poder evaluar la importancia y el legado que brindó al vino mexicano. En la extendida historia de esta bodega aparece la presencia itálica, especialmente a través de enólogos de ese origen. Stefano Ferro Nació en 1907 en Calosso d’Asti, en el seno de una familia arraigada en el Monferrato desde el 1500.172 A los pocos años su padre Pascuale fue llamado para combatir en Bassano del Grapa, en la guerra del 14. Su

171 Entrevista de Tim Simmers a Mario Perelli Minetti, publicada en East Bay Times. “Winemaker-hails-from-pioneer-family”. 29 de octubre 2006. 172

Ferro, Enrique: Historia de un pionero piamontés en el desarrollo vitivinícola de la Baja California (México). (Este relato y los materiales fueron gentilmente acercados por el Dr. Enrique Ferro para su difusión). 148


madre no sólo se encargaba de la manutención de su único hijo, sino también del cuidado del viñedo y de la producción de vino durante el período de la larga ausencia del esposo. Fueron tiempos difíciles y ese fue el ambiente en el que se crió Stefanino. En 1926 se graduó en la Escuela de Enología y Viticultura de Alba con altas calificaciones y regresó a colaborar con su padre en la propiedad paterna. El trabajo era duro, sin la posibilidad entonces de mecanización agrícola. Valga como ejemplo saber que para combatir la peronóspora173 salía al viñedo, aun con la lluvia, para aplicar el caldo bordelés a sus parras en la colina que tenía pendientes de hasta 40 grados en sus laderas. Al poco tiempo comenzó a trabajar en la Estación Experimental de Enología y Viticultura de Asti bajo la dirección del Dr. Ettore Garino Canina.174 Cuando terminó ese proyecto Garino Canina lo recomendó para trabajar como enólogo en Marsala en la famosa bodega Florio, trabajo que no aceptó a pesar de la oferta de un buen sueldo. Como su padre había comprado una bodega que producía moscato espumante Stefano partió a Francia, a Epernay, para aprender a hacer todo el proceso de elaboración con el método champenois. La situación en Italia se va deteriorando. La filoxera ataca grandes regiones de la península y Mussolini comienza la guerra de Abisinia. Este panorama hace detener el proyecto de la empresa familiar ya que hay un caos político—económico en la nación. Dos años más tarde el Prof. Garino Canina lo integra en el comité de profesionales responsables de la delimitación de la zona geográfica para DOC Moscato d’Asti y Stefano, pese a su juventud, es elegido Presidente de la Comisión y director del proyecto.175

Su carrera profesional se supone promisoria y ascendente. Pero es entonces cuando comienza su purgatorio. Al presentar públicamente el boceto preliminar del proyecto fue interrumpido bruscamente por el jefe local del partido fascista que le preguntó si deseaba afiliarse. Ante su negativa se le pidió que abandonara el podio y quedó automáticamente eliminado de su cargo. Humillado y con una gran amargura decide dejar Italia. Visita los consulados de Canadá, y de los Estados Unidos pero los trámites del visado son demasiado lentos y caros. Aconsejado por un amigo se dirige al Consulado de México en donde con un trámite sencillo, le fue otorgada la visa. Sin embargo debió inscribirse en el partido para dejar el país. Partió de Génova con destino incierto. En la escala que hizo el barco en Cuba averiguó si allí se cultivaba la vid. Ante la negativa continuó su largo viaje desembarcando con sus 23 años en Veracruz. Allí para poder ser un emigrante regular, debió dejar un depósito de 500 pesos en monedas de oro que eran todo su capital y que le sería devuelto cuando lograra naturalizarse como mexicano, hecho que ocurrió algunos años más tarde. Conociendo estas circunstancias una persona le regala un billete de tren en segunda clase y con él llega a la ciudad de México, rodeado de indígenas y gallinas y con el estómago vacío, ya que llevaba tres días sin comer. Pide a uno de sus compañeros de viaje que lo lleve a algún restaurante italiano, donde consigue que lo contraten como lavaplatos. Su padre para ayudarlo en las necesidades que está viviendo, le envió seis bordelesas llenas de vinos italianos: Barbera, Dolcetto, Freisa y Grignolino. Stefano comienza a venderlos a los italianos de la ciudad. Uno de sus clientes le dice

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(Plasmopara vitícola de origen americano).

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Su puesto estaba a cargo del proyecto “Análisis de los híbridos productores directos”.

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Esta labor implicaba: Limitación geográfica de su producción con análisis de suelos de la conducción de la vid, topografía, análisis de las uvas, de los caldos etc. 149


La situación política lo ayuda. El general Rodríguez en 1934 dicta un decreto-ley Perímetros libre de frontera permitiendo el libre comercio con los EE.UU. Por otra parte la Ley prohibicionista (Ley seca) había destruido el mercado californiano y más adelante, durante la 2ª Guerra Mundial, la viticultura de California (U.S.A.) pasó por una nueva crisis lo que le permitió comprar uvas importadas a muy bajo precio e incrementar notablemente la producción de vinos así como la extensión de los cultivos. Stefano pasa a ser Director General en 1939 y trae a dos grandes enotécnicos recibidos en Alba: Ítalo Domino y Baldi Franco para continuar y mejorar la calidad de los vinos. Logrado el éxito económico y para garantizar la producción, a partir de 1941 Stefano ofreció a través de Bodegas Santo Tomás asesoramiento gratuito, préstamos para comprar tractores y equipo de cultivo y barbechos gratis a los agricultores del Valle de Guadalupe. Estas acciones ayudaron a que en el valle, en la actualidad, haya alrededor de 5.000 hectáreas de viñedos. Bodegas de Santo Tomás al cabo de pocos años consiguió llegar al segundo lugar en producción en el país, después de Casa Madero.

Vista de la actual bodega de Santo Tomás, proyectada en 1995, en el valle del mismo nombre, Baja California.

que hay un amigo suyo que necesita desesperadamente un enólogo. Y así comienza su carrera profesional en América ya que ese personaje era el general Abelardo Rodríguez quien dos años después fue elegido Presidente de México. Rodríguez había comprado la bodega y los viñedos Santo Tomás en la Baja California. Cansado de perder dinero con ellos lo contrató advirtiéndole que si no tenía buenos réditos debía regresar a Italia. El trabajo fue arduo. La maquinaria vinícola era muy rudimentaria y sólo se hacían vinos artesanales. Por su experiencia y sus estudios pudo arreglar vinos que estaban oxidados, vendiéndoselos a los turistas estadounidenses que llegaban de cacería a Ensenada. Con dedicación, trabajo y sabiduría puso a la empresa bajo control. Estos éxitos le permitieron modernizar la bodega, importando maquinaria italiana y las plantaciones, trayendo barbechos de variedades de su Monferrato natal: Barbera, Dolcetto, Freisa, Grignolino y el Nebbiolo de La Morra. Las ventas crecen a tal punto que se hace necesario buscar una bodega más grande y alquilan un cuartel militar de origen histórico que las tropas del general Cantú (veneciano) habían utilizado para sofocar un movimiento separatista.

Bodega Miramar Finalmente Stefano Ferro fundó su primera bodega al sur de Ensenada, a la que llamó Miramar, nombre inspirado en el Castillo homónimo de Trieste desde donde zarpó Maximiliano de Habsburgo en 1857 para ser coronado Emperador de México. Para continuar sus éxitos empresariales convocó a profesionales en Italia. El primer viticultor de Bodega Miramar fue Carlo Bonfante, originario de la provincia de Alessandria, y los enotécnicos Vittorio Bortoluz, licenciado en Conegliano y posteriormente Piero Lovisólo de Nizza Monferrato, enotécnico de Alba. Su hijo Enrique después de doctorarse en Ciencias Agrarias en la Universidad de Turín en 1966, reemplazó al último enólogo, el siciliano Giaccone en 150


edad de jubilarse y toma a su cargo la supervisión de los viñedos y de la producción de los vinos. Stefano y Enrique introducen variedades blancas: Chenin Blanc, Colombard y Ugni Blanc (Trebbiano) y más tarde Primitivo (Zinfandel) y la siciliana Catarrato Lucido y Verdeca para producir el Vermouth Carpano Punt. Comenzando la década del 1970 las ventas se redujeron por causa de que la economía mexicana pasaba por un mal período. Esto hace que Stefano se vea obligado a vender su empresa que es adquirida por la transnacional Domecq (1976). Enrique emigró a California para continuar sus prácticas de enólogo y en 1984, ya ejerciendo libremente su profesión, creó la Enological Consultants Inc. cuya especialidad es la de asesoría vitivinícola, tarea que desarrolla hasta la actualidad. El legado de Stefano en la industria vinícola mexicana es de suma importancia. Fue el primer enólogo que puso sus raíces en Baja California y es considerado el pionero más importante como forjador de la Viticultura y Enología de México. Estos logros de Stefano Ferro en la industria han continuado fomentados por la actual generación de enólogos bajacalifornianos, casi todos educados en Europa, incluyendo a Ugo d’Acosta especializado en la Escuela de Montpellier y posteriormente doctorado en la Universidad de Ciencias Agrícolas de Turín.

la búsqueda de nuevos territorios para el cultivo de las vides se muda al Valle de San Juan del Río, Querétaro, en donde casi por una década se dedica a cultivar viñedos al contemplar las semejanzas con las tierras y clima del cinturón mediterráneo. Nuevamente y debido a su compromiso con la búsqueda de la calidad de las vides es llamado a acudir a la Baja California donde dejó, en el Valle de Guadalupe, la huella importante de su presencia con los primeros vinos mexicanos de renombre Urbinon y Terrasola. En 1972 junto con su hijo Claudio funda Viñedos La Redonda, en el municipio de Ezequiel Montes, en el estado de Querétaro. Planta allí su primer viñedo, siendo el primer viticultor que cultivó especialmente variedades viníferas que se adaptaron a la región queretana.176 Don Vittorio se convierte por su accionar en un pilar de la viticultura queretana y nacional.

Bodegas L. A. Cetto En 1924 llega desde Trento Ángelo Cetto a Veracruz junto a otros 218 agricultores italianos convocados por un proyecto promovido por el entonces presidente Álvaro Obregón para establecer una colonia en la hacienda La Estanzuela en Jalisco. No satisfecho con el lugar, ya que se encontraba en ruinas, se dirigió al norte a las tierras de la Baja California donde establece en Tijuana las bases de la que será la Bodega L. A. Cetto, la empresa vitivinícola más grande de México. Luis Agustín Cetto en 1951 lidera la segunda generación, la que inicia y consolida el cultivo de variedades finas en el Valle de Guadalupe. Un hecho importante es la incorporación del enólogo italiano Camillo Magoni. A partir de 1981 está bajo la dirección de Luis Alberto Cetto, miembro de la tercera generación familiar que es quien impulsa la internacionalización de sus vinos.

Bodega La Redonda Vittorio Giaginto Bortoluz Perencin especialista en viticultura y enología de la Escuela de Conegliano en Italia, llegó a México alrededor del 1940 contratado por la compañía Productos Vinícolas de Delicias en donde a lo largo de 10 años, se dedicó a desarrollar vides para los territorios de Chihuahua y Coahuila. Incansable en

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Importó de Italia y de Francia cepas de Cabernet Sauvignon, Merlot, Chenin Blanc, Ugni Blanc, Moscatel entre otras contribuyendo con ello a rescatar el nombre y la imagen de los vinos mexicanos. 151


Bodegas Magoni La vinculación de Camillo Magoni con el vino comienza con su abuelo. Sus orígenes se remontan a los principios del 1900 en el pintoresco pueblo de Morbegno, en el norte de la Lombardía. Estas tres generaciones crearon un vínculo con la tierra produciendo vinos a la manera tradicional utilizando las bondades que le brinda la naturaleza: el sol, la tierra, la madera y las mejores variedades de uvas. Sus estudios profesionales los realiza en la Escuela de Viticultura y de Enología de Alba, Umberto I donde se recibe en 1962. Ángel Cetto lo invita colaborar con él en la Baja California, se incorpora al equipo técnico de la empresa en la que marca un antes y un después en la calidad de los caldos. A lo largo de más de medio siglo dedicado al cultivo de la vid en el Valle de Guadalupe y valles cercanos como enólogo, ha producido vinos de variadas marcas de excelente calidad. Pero su rica personalidad ha superado el rol de su especialidad. Por más de dos décadas ha sido Cónsul Honorario de Italia en Tijuana. Por su trayectoria en 2007 recibió el más alto reconocimiento que Italia ofrece a sus ciudadanos: La Stella al Mérito del Lavoro en grado de Comendatore. Como investigador independiente y preocupado por dejar los testimonios de la historia de la vitivinicultura, en el 2009 publicó un extenso trabajo Historia de la vid y del vino en la península de la Baja California, libro esencial para conocer la historia desde sus orígenes de esta vasta región. Con su propio proyecto empresarial funda junto a su hijo, su bodega Casa Magoni, en la que se elaboran únicamente uvas de su propia producción.

un ritmo de duplicación de las áreas cultivadas cada tres años, junto con un fuerte crecimiento de las inversiones en equipos, promoción y comercialización. Este ritmo de crecimiento estaba fuertemente motivado por el proteccionismo gubernamental que prohibía la importación de vinos, por lo que varias empresas extranjeras decidieron abrir bodegas en México.

Profesionales de formación italiana en México También México recibe la influencia de las escuelas italianas. Antonio Perelli Minetti en 1910 posee el mayor viñedo de México con 800 ha. Posteriormente en 1917, a causa de las inestabilidades políticas mexicanas regresa a los Estados Unidos donde tiene la mayor bodega de empresa privada de California. Después del paréntesis que producen las revoluciones y guerras mexicanas y la primera guerra mundial llegan otros profesionales como Stefano Ferro, recibido en la escuela de Alba en 1926, que es el pionero allí de los vinos de calidad. Ángelo Cetto llega en 1924, Camillo Magoni recibido también en Alba en 1961, desde su puesto de Director de Producción de L.A. Cetto, la mayor vitivinícola del país azteca, ha brindado un generoso aporte al vino mexicano;177 Vittorio Bortoluz, trevisano y enólogo de Conegliano llega al Estado de Querétaro en la década de los 50, con sus viñedos y la Bodega La Redonda desde hace cincuenta años se convierte en el pilar de la viticultura nacional “escribiendo una nueva etapa en la historia de la viticultura mexicana”; Carlo Bonfante, originario de la provincia de Alessandria y posteriormente Piero Lovisólo de Nizza Monferrato, enotécnico de Alba se incorporan asimismo a la vinicultura mexicana. En 1885, desde Le Marche llega Paolo Paolini doctorado en agronomía con especilización en enología en la Universidad de Perugia, quien luego de trabajar en L.A. Cetto funda su propio emprendimiento

Mientras estas empresas crecían continuamente, pequeñas bodegas iban surgiendo en otras zonas como Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas. Entre 1970 y 1980 la producción de vinos se triplicó, lo que implicó 177

Camillo Magoni fue seleccionado por el Diario del Vino como uno de Los Cinco Sobresalientes del Año 2010 relacionado con la Industria del Vino a nivel mundial. 152


Villa Montefiori en Ensenada en el Valle de Guadalupe. Siguiendo este camino que es de doble vía Augusto Caire Sanchez, mexicano y actual enólogo en la bodega La Redonda, recibió su formación en la Facultad UNmaza de Mendoza. Todos ellos han contribuido al desarrollo de la actual vitivinicultura mexicana. La comunidad italiana en México, como hemos visto no ha sido numerosa como aquella que se estableciera ellos Estados Unidos y Argentina, sin embargo estuvo constituida por elementos calificados que ayudaron al desenvolvimiento social, cultural, de la industria y del comercio mexicano.

raigambre multicultural, destacándose la influencia italiana en el desarrollo de la vitivinicultura americana. Su presencia fue importante en la implantación de viñedos y la elaboración del vino desde los comienzos de su nacionalidad. En sus albores encontramos a Filippo Mazzei, médico y filósofo florentino, amigo personal de Benjamín Franklin y Thomas Adams, como consultor de viticultura del Presidente Thomas Jefferson.178 Por pedido de éste en 1773, lideró un grupo de italianos que llegaron a Virginia para introducir el cultivo de viñedos, olivos y otras frutas mediterráneas además de organizar una promisoria tarea educacional.179 Desgraciadamente esta experiencia no tuvo un final feliz por desencuentros entre Mazzei y quienes lo contrataron. A mediados del 1800 una fuerte corriente inmigratoria europea comienza a llegar a los Estados Unidos. En ella la presencia de italianos es destacada. Valga como dato saber que en 1861 ya habían entrado 100.000 emigrados de la península, cifra que se elevó sólo 30 años después, a 300.000 según el censo de 1891. Esta ola inmigratoria siguió incrementándose exponencialmente. En el 1900 llegaron 665.888 italianos y entre 1900 y 1914, con la gran inmigración, 2.000.000. La guerra de 1914 hizo imposible la comunicación intercontinental por lo que estas cifras disminuyeron. Posteriormente en 1919 Estados Unidos restringió el cupo inmigratorio. Otra ley en 1924, restringió aún más el ingreso limitándolo a sólo 4.000 por año.180

Estados Unidos Origen y evolución de la vitivinicultura La vitivinicultura en California fue introducida por el misionero franciscano Fray Junípero Serra en la misión de San Diego en 1769. Este camino de la vid se extendió de la mano de los monjes a través de la cadena de las 21 misiones que fundaran desde San Diego, en el sur de la bahía de San Francisco hasta Sonoma, en el norte de la misma donde en 1825, se plantó el primer viñedo de esa zona. Los misioneros implantaron la uva “misión” que es la que hoy se conoce en Sudamérica como uva criolla. Las corrientes inmigratorias en América del Norte fueron significativas y forjaron pueblos de fuerte

178

Después de trabajar como comerciante de vinos en Londres durante unos dieciocho años, Mazzei navegó a Virginia en 1773 para satisfacer su interés en la vida política de las colonias y llevar a cabo experimentos agrícolas. La Legislatura de Virginia había prometido a Mazzei unos terrenos. Jefferson le dio 193 acres de tierra en el lado sur de Monticello. Mazzei compró alrededor de 700 hectáreas más para 1778 y nombró a su granja de Colle.

179 La gran doctrina “Todos los hombres son creados iguales” incorporada en la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson, fue parafraseada de la escritura de Philip Mazzei, un patriota, nacido en Italia y panfletista, que era muy amigo de Jefferson. Esta contribución fue reconocida por John F. Kennedy en su libro Una Nación de Inmigrantes y también por Ronald Reagan. 180

Llegado el año 1978, habían inmigrado a Estados Unidos 5,3 millones de italianos. 153


Estos emigrantes fueron en sus orígenes de las regiones del norte de Italia: Piamonte y Lombardía.181 La Fiebre del Oro y el trazado de las vías férreas acercaron italianos a California; las similitudes de sus suelos y sus climas con los de las regiones que habían dejado en su patria, unido a una cultura ancestral vinculada a las viñas, les hicieron elegir esas tierras para desarrollar aquello que les era propio.182 Aparecieron así poblaciones llamadas Asti, Chianti y otras con nombres referenciales a esta vieja historia, donde reproducían sus ambientes territoriales. Los italianos por el mundo allí donde se establecen en muchos casos cultivan viñas y se nutren de las uvas ya que el vino es parte de su cultura y su elaboración toma características casi sacramentales como el pan, las pastas y el aceite de oliva. Al vino se le considera y se lo siente como “La santa sangre de la uva”. En una publicación del diario Italia de San Francisco en 1886 el enotécnico del gobierno italiano en Nueva York, Cav. Rossatti afirmaba que: “los inmigrantes prefieren seguir las costumbres que tenían en Italia dando origen a nuevas industrias y comercios que podrían languidecer o no existir” y añade: “nadie puede negar que gran parte del vino producido en América es consumido por los italianos”.183 Es en este ámbito, el de la vitivinicultura y la elaboración de vinos, donde los inmigrantes italianos se destacaron en mayor medida. Pioneros italianos en la vitivinicultura en California fueron: Antonio Bordelini quien plantó las primeras vides en 1872 en

una propiedad de Joe Livermore, en lo que ahora es Livermore; E. Bustelli en la California Wine Association; Raphaelo Petri que había llegado de Toscana en 1886 fundó Petri Wine Company en 1916 en Escalón;184 Felice Pagani funda Pagani Ranchen en el Valle de Sonoma a finales de los años 1880 y en San José, al sur de San Francisco, Ridge Vineyards tiene sus orígenes en el año 1885 cuando un médico italiano, Osea Perrone, compró 75 hectáreas de terreno en la cima del risco de Monte Bello para construir su Monte Bello Winery y elaborar con grandes esfuerzos personales su primer vino con este nombre en 1892. Martini, Felipe y Juan Bargetto en las montañas de Santa Cruz, Rossi y Sebastiani, en Sonoma, Benito Dusi en Paso Robles. Estos emprendimientos se realizaban con grandes esfuerzos físicos ya que en esa época ni los tractores ni los discos se habían inventado aún. Es tan importante en ese momento la influencia italiana que el Ministero di Agricoltura, Industria e Commercio de Italia en 1900 destaca un enotécnico en Nueva York, Guido Rosatti, recibido en Conegliano y le encarga hacer un relevamiento sobre este tema en California. Este relato es esencial para conocer la realidad del momento de la vitivinicultura californiana por su detallada descripción de las empresas, de las personas y los juicios que emite, tanto de elogio sobre la competitividad y aporte de esas personas, como también en su momento de fuertes críticas a algunos de sus compatriotas.

181

Partieron de Cuggiono (Milán) para el puerto de Nueva York 1.700 personas en un momento en que esta pequeña ciudad en la provincia de Milán tenía sólo 4.000 habitantes. Informe de “Los italianos en el mundo”. Los Migrantes, junto con algunas organizaciones de la Iglesia (Misioneros Scalabrinianos) o cerca de ella (ACLI, INAS-CISL, MCL), para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia. Buenos Aires 2007.

182

En 1848 California fue anexada a los EE.UU. de Norteamérica después de la guerra con México.

183

Rossati, Guido: Relazione di un viaggio d’Istruzione negli Stati Uniti d’America fatto per incarico del Ministero dal Cav. Guido Rossati. Tipografia Nazionale di G. Bertero. Roma, 1900.

184 Petri:

1939.

The generation of wine markers. En: The wine review. vol VII n° 3. Occidental Publishing Company. Los Angeles, March

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inmigrantes comenzó con un trabajo de muy baja relevancia: cocinero en un hotel llamado Italia. Allí descubrió sus dos pasiones: la primera, la hija del dueño del hotel con quien se casó y la otra plantar viñas y hacer vino, tema que no le era extraño ya que en el Piamonte había sido trabajador agrícola. Junto a su esposa exploraron el área desértica alrededor de Cucamonga y descubrieron una abundante capa freática debajo del suelo arenoso, condición apropiada para el cultivo de vides. Asociado con otros inmigrantes italianos que vivían en el sur de California, especialmente en Los Ángeles, compró el primer acre de tierra en 1900. Gracias a su talento y luego de esperar el tiempo necesario para asegurar una cobertura de ventas comercialmente sólida fue creciendo tanto en prestigio como en la extensión de sus posesiones. Compró entonces cerca de 5.000 acres en el área alrededor del sur de

Si bien muchos productores italianos contaban con viñedos propios, dos emprendimientos fueron señeros en el desenvolvimiento de la región: en el sur de California en Cucamonga, Ontario, la Italian Vineyard Company, y en el valle de Sonoma la Colonia Ítalo-Suiza de Asti. Estos establecimientos crearon comunidades autosustentables colaborando así a que el comercio del vino alcanzara su cúspide.

Secondo Guasti y la Italian Vineyard Company Secondo Guasti, astigiano, llegó a Panamá en 1878 con el propósito de trabajar por algunos años en la construcción del canal, pero no pudo quedar allí ya que una epidemia de fiebre amarilla diezmaba entonces la población. Partió hacia Sonora en México donde también lo alcanzó la epidemia y por ello continuó hasta Los Ángeles en California Como muchos de estos

A diez años de la compra de su primer acre, en 1910, Secondo Guasti encargó la construcción de su villa en Los Ángeles. 155


Cucamonga a un precio irrisorio y estableció la Italian Vineyard Company. Pensando en el desarrollo del proyecto trajo familias enteras de Italia para cultivar la tierra y construir la bodega. Preocupado por el bienestar de su gente fundó en 1904 una ciudad italiana a la que llamó Guasti. Fue esta una población autosuficiente, con casas para los trabajadores, habitaciones para los hombres solteros, una posada, almacén de la compañía, panadería, estación de bomberos, escuela, oficina de correos y una iglesia a la que le dio el nombre del patrono de su ciudad de origen, San Secondo. Esta propiedad tenía su propia estación de ferrocarril con rieles que cruzaban los viñedos, acercando las uvas en pequeños carros hacia la bodega, para comenzar la elaboración. A este viñedo, que abarcaba alrededor de 600 acres (2.500 hectáreas), se lo consideraba en aquel momento el más grande del mundo y a su bodega, la más grande de California. De este modo se construyó esa gigantesca empresa vitivinícola. El Distrito de Vino Cucamonga-Guasti-Ontario en el sur de California fue considerado el mayor distrito vitivinícola de California, antes de la prohibición. Gran parte de la prosperidad del valle se debió a Secondo Guasti.

sociedad cooperativa vitícola que empleara inmigrantes suizos e italianos calificados que habían emigrado a San Francisco.185 Así fue como en 1881 fundó la Colonia Agrícola Ítalo-Suiza en Asti (Sonoma) en una extensión de 2.000 acres, dedicada especialmente a la viticultura. El sistema de la colonia era interesante ya que persuadían a las familias inmigrantes de la zona a trabajar la tierra a cambio de acciones en la empresa. El plan de desarrollo de la corporación contemplaba que a los cinco años los miembros asociados pudiesen comprar la propiedad, pero el proyecto fracasó porque los empleados no estaban dispuestos a convertirse en socios prefiriendo en cambio su paga mensual, razón por la cual se mantuvo como una sociedad anónima normal. En 1887 un colapso en los precios de la uva obligó a la empresa a construir una bodega y a comenzar con la elaboración de vinos. Frente a esta circunstancia Sbarboro persuadió a Pietro Rossi a dejar Italia y a acompañarlo en el proyecto como enólogo y socio suyo. La colonia en 1891, a escasos años de su creación, había implantado sobre una superficie de casi 800 hectáreas, 500 hectáreas de viña, 20 de frutales y variados cultivos y construido una gran bodega, la Asti Winery, con maquinarias modernas “a vapor”. Pero en este establecimiento se cuidaba especialmente el bienestar de sus 50 operarios estables y de los 130 contratados para la época de vendimia, todos de nacionalidad italiana, ya que se sabía que lo más importante en una empresa era su gente. Esta preocupación por su personal fue descripta con admiración por el enotécnico Guido Rosatti en su informe de 1889: “Es posible que no exista otro establecimiento, ni siquiera en los países más fuertemente vitivinícolas de Europa, que puedan confrontar con éste por la importancia de su producción y por el extraordinario progreso logrado en

Andrea Sbarboro, Pietro Rossi y la Colonia ÍtaloSuiza de Asti Otro ejemplo por destacar es el de la Colonia ÍtaloSuiza de Asti. Andrea Sbarboro, piamontés, era un banquero que había establecido cinco sociedades de asistencia mutua dentro de la colonia italiana. Con la depresión económica de 1870, surge entre los trabajadores desempleados americanos un prejuicio racial en contra de los extranjeros. Sbarboro frente a esta contingencia y temiendo que sus compatriotas sin trabajo afectasen a la comunidad, pensó en conformar una 185

En los comienzos hubo algunos suizos-italianos del Ticino, dando así a la colonia su nombre, pero pronto se convirtió en una empresa completamente ítalo-americana debido a la falta de interés por la viticultura que mostraron los suizos. 156


Villa Pompeii, casa de veraneo de Andrea Sbarboro construida en Asti en 1902 como una réplica de la Casa dei Vetti de Pompeya.

tan corta duración en años que redunda en honor de estos italianos de la costa del Pacífico, que en esta y otras ramas de producción similares han sido capaces de ganar la admiración de los propios norteamericanos, que no la conceden tan fácilmente”.186 Siguiendo este relato conocemos detalles interesantes: en qué consistían las cuatro comidas del día que se les brindaban a los obreros, acompañadas del vino que se daba a voluntad o cómo eran los alojamientos para solteros o para familias, a los que califica como cómodos y limpios. La colonia era autosustentable ya que en ella abundaron mejoras para la calidad de vida: escuela construida

para los hijos de los obreros, iglesia, oficina postal y telegráfica y asistencia médica gratuita.187 Con esta iniciativa Rossi y Sbarboro estuvieron entre los pioneros en establecer la cultura vinícola en California. La Colonia Ítalo-Suiza fue la cuna en la que recalaron muchos de los futuros vitivinicultores italianos que llegaron a California y uno de los grandes emprendimientos de la época en la región. Muchos de esos colonos posteriormente fueron propietarios de viñedos y bodegas en la zona, como lo fueron Giuseppe Mazzoni, Abramo Trusendi, Antonio y Cesar Perelli Minetti y muchos más.

186

Rossati, Guido: ibidem.

187

Es interesante conocer en qué consistían las comidas diarias: en la mañana, café, huevos o carne; al mediodía sopa, carne, verduras y quesos; a la noche, carne con ensaladas y fruta. 157


Con el correr del tiempo las características propias de esta raza de inmigrantes: el trabajo duro; la familia; la adaptabilidad a una nueva tierra y a una nueva realidad; la frugalidad; el sentido del ahorro; la educación; la solidaridad entre los paisanos; permitieron no sólo su éxito sino también el de sus descendientes ya ítalo— americanos. Cabe destacar el profundo sentido social y educativo que estos inmigrantes o sus hijos aportaron para mejorar y desarrollar la estructura social que los rodeaba.

emprendimientos en aquel país— los resultados fueron espectaculares, ya que logró tener el viñedo más grande del país de 800 hectáreas. La convulsionada situación política en aquellos lares le obligó nuevamente a seguir ese incierto derrotero que marcaba su vida americana y regresó a California. Allí se reincorporó a la industria del vino de California como winemarker de la Pagani Winery en Glen Ellen, Sonoma. Su fuerte carácter e impulso emprendedor no lo abandonaban. En 1920 se involucró en la California Grape Products Company. Su principal producto fue el concentrado de jugo de uva, base ideal para la elaboración de vinos caseros durante los duros años de la prohibición.189 Posteriormente se unió a un grupo que fundó Fruit Industries, Ltd. que a su vez absorbió la California Wine Association. Ya con la ley de la prohibición derogada, en 1936 Antonio fundó su propio establecimiento en Delano, la bodega A. Perelli Minetti. Esta bodega creció y prosperó a lo largo del tiempo. A fines de los años 60, la familia Perelli Minetti empezó a comprar acciones de la California Wine Association que completó en los principios de los años 70. Logró así los derechos exclusivos de más de 200 marcas de vinos y aguardientes. A Antonio Perelli Minetti le interesaba especialmente la experimentación. En sus numerosos viajes a Europa seleccionaba barbechos de vides que suponía aptos para desarrollar en el rico suelo del Valle de San Joaquín y necesarios en la elaboración de vinos de calidad. Su bodega fue la mayor bodega privada de California y su nombre es legendario como un verdadero pionero de la vinificación de California por lo que se le reconoce, por su supremo talento vinícola, como el decano de la enología en esa parte del mundo. Su hijo Mario continuó con la pasión por el vino creando su propia bodega, Mario Perelli Minetti, labor que continúan en la actualidad sus descendientes.

Antonio Perelli Minetti Con su flamante título de enotécnico logrado en Conegliano en 1901, a la edad de 20 años dejó su Puglia natal para unirse a la incipiente industria vinícola de California. Su padre, conocido de Pietro Rossi, presidente de la Colonia Ítalo-Suiza en Asti (California), necesitaba un joven aprendiz confiable y hacia allí partió Antonio. Sus primeros trabajos en América fueron los típicos para un inmigrante de ese período; comenzó fregando barriles de vino, pero inmerso en ese mundo fue conociendo en la práctica muchas facetas que más tarde necesitaría para elaborar vinos de calidad y dirigir una exitosa bodega. En 1907, y ya con algún ahorro, pagó la primera cuota de su primera empresa en California, el viñedo Schmidt y la bodega en Healdsburg. Un año más tarde el viñedo y la bodega pasaron a pertenecer a la Anglo-Californian Wine Company, una asociación de venta de vinos que incluía a Antonio y a su hermano Cesar.188 Esta sociedad duró poco tiempo ya que se declaró en quiebra en 1910. Estos primeros 10 años californianos no fueron fáciles para los dos hermanos. Frente a estas circunstancias Antonio resolvió cumplir su sueño de cultivar vides en México y hacer allí su bodega. En sólo siete años —como ya hemos relatado al referirnos a sus 188

También egresado de Conegliano en la promoción de 1904 sigue el camino de su hermano en América.

189

La ley aceptaba la elaboración de vinos para uso familiar. 158


Enotécnicos de las escuelas italianas También llegaron, como a otras partes del mundo, enotécnicos de las Escuelas Reales de Enología del Reino y de las universidades italianas, trayendo sus saberes a estas nuevas tierras. Allí asoman nombres señeros que marcan la presencia italiana en la región. El profesor Paparelli dicta cátedra en la Universidad de California y posteriormente dirige un importante establecimiento en México. A la Colonia Ítalo-Suiza de Asti llegan Antonio y Cesar Perelli Minetti, licenciados en Conegliano en 1901 y 1904 respectivamente; Paladini, licenciado en la Escuela de Portici y en ese mismo establecimiento, Vasconi como jefe de bodega. Otro enotécnico de Conegliano: Claudio Di Beo trabaja con los hermanos Simi en Sonoma; el Ing. Barzellotti trabaja junto a J. Slatky en Mountain View; Louis M. Martini, egresado de la Universidad de Génova, desarrolla su propio emprendimiento. Años más tarde otros egresados de las escuelas italianas hacen su aporte al vino californiano: Carlo Agazzotto, egresado en 1933, lidera la bodega Opici; Guillermo Bonelli, egresado en la década del 40, dirigió las grandes casas vitivinícolas de Gallo, Schenley, Charles Krug, Chateau Souverain y posteriormente la suya propia, Sonoma Cutrer Winery, donde se dice que se produce el mejor Chardonnay de California. Por su trayectoria fue nominado para ser declarado el enólogo del siglo por sus vinos innovadores. Aquí sólo hemos citado a algunos de aquéllos que marcaron el despertar de esta vitivinicultura.

enfermedad de la vid, en los finales del siglo XIX arrasó y atrasó este crecimiento que posteriormente se deterioró aún más con la prohibición de la elaboración, venta y transporte de alcohol, la llamada Ley Seca. Esta ley se logró por la enmienda XVIII de la Constitución, en 1919. Para comprender el clima político que se vivía en esa época y las razones de esa ley, debemos resaltar la importancia que habían logrado algunos movimientos como el Movimiento por la Templanza y otros pseudo—patrióticos, alentados por el maniqueísmo desatado durante la Primera Guerra Mundial donde, por ejemplo a la cerveza se la consideraba testimonio del capital y de las costumbres enemigas (alemanas). Fueron sugestivas las declaraciones optimistas del impulsor de la nueva norma, el senador Andrew Volstead: “Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación” […] “El demonio de la bebida hace

Nace la vitivinicultura del Nuevo Mundo En Norteamérica, después de las épocas oscuras de la prohibición y de la filoxera a mediados del siglo XX, surgió la Gran Vitivinicultura del Nuevo Mundo en California y el nacimiento de la nueva vitivinicultura en Canadá. Lo mismo sucedió en México, que debió superar tiempos de guerras y confrontaciones. En los Estados Unidos la evolución de la vitivinicultura tuvo severos inconvenientes. La filoxera, grave

A mediados del siglo XIX comenzó el Movimiento por la Templanza, donde tuvieron gran protagonismo las mujeres, que culminó con la sanción de la Ley Seca en 1919. 159


California y la Revolución del Vino Le tomó tiempo recuperarse a la industria del vino californiano. Fue alrededor de la década del 60, en el siglo pasado, cuando nuevas bodegas y jóvenes enólogos ayudaron a marcar el renacimiento del vino de California. Las facultades de la Universidad de Davis y de otras universidades estatales lideraron el camino hacia una viticultura moderna, comenzando a asesorar a los viticultores y vinicultores sobre las variedades de uvas apropiadas para las vinificaciones, los lugares adecuados para su implantación, nuevos métodos de vinificación y técnicas de cultivo e importantes investigaciones en el campo de la genética en la que se ha destacado la figura del genetista ítalo-americano H.P. Olmo. Los apellidos italianos hoy salpican el mapa vitivinícola californiano con más de 300 bodegas de ese origen. Pasado más de un siglo en el nacimiento de la Nueva Vitivinicultura Californiana, dos empresas colosales lideraron la revolución de ese universo del vino: Mondavi en Napa y Gallo en Sonoma. Por ello fueron Napa y Sonoma las que se transformaron en lo más representativo de la vitivinicultura californiana. Estos valles enmarcados por dos cadenas montañosas, entre bosques naturales y onduladas colinas de viñedos cuajados de pueblitos característicos, tomaron auge a partir de los años cincuenta del siglo pasado siendo hoy una de las regiones más cotizadas del mundo, donde una hectárea puede superar el precio de un millón de dólares. Se dice que allí se inventó el enoturismo, una de las especificaciones del turismo del ocio —hoy tan en boga— con alrededor de

testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno”. Esto fue sólo ilusión y utopía puritana como ya lo veremos. Durante este período de abstención se hicieron ciertas y leves excepciones a la norma: estaban excluidos el vino sacramental y el que se consideraba consumo personal. Algunas bodegas con ese pretexto, mantuvieron sus instalaciones. Muchos vinos se siguieron haciendo clandestinamente y esto desató corrupción y guerras entre las mafias que aumentaron la criminalidad, no descendiendo el delito ni la ingesta de alcohol. A este fracaso se le sumó la falta de impuestos que afectaron las arcas exiguas del Estado, producida por la gran recesión del 29 en Estados Unidos. Finalmente después de casi 15 años, en 1933 llegó la abolición durante la presidencia de Roosevelt. En el momento de la sanción de la Ley Seca había 800 bodegas de las que sólo sobrevivieron 140 cuando se derogó la ley.190 Después de la prohibición el vino estadounidense volvió a emerger en condiciones muy pobres. Muchos vitivinicultores habían fallecido como consecuencia de la edad y de los estragos del frente de batalla en la Gran Guerra, las viñas estaban descuidadas, abandonadas o erradicadas y algunas fueron reemplazadas por uvas de mesa. El gusto también había cambiado en materia de vino. Querían vino barato y de alta graduación, dulce y generoso. 190 Moreno,

Francisco: El noble experimento, publicado en www.liberalismo.org: “Durante los catorce años que estuvo en vigencia la Ley Seca, 30.000 personas murieron intoxicadas por ingerir alcohol metílico; 100.000 sufrieron lesiones permanentes como ceguera o parálisis, 270.000 fueron condenadas por delitos federales relacionados con el alcohol, de las cuales un cuarto fueron sentenciadas a prisión y el resto fueron multadas, los homicidios aumentaron un 49% y los robos un 83% con referencia a la década anterior; más de un 30% de los agentes encargados de hacer cumplir la ley fueron condenados o separados de su servicio por diversos delitos (extorsión, robo, falsificación de datos, tráfico o perjurio). La población reclusa en las cárceles federales se triplicó debido fundamentalmente a delitos ligados a infracciones a la “National Prohibition Act”. 160


cuatrocientas bodegas abiertas al público y más de cinco millones de visitantes por año, hecho que ha incrementado exponencialmente el turismo en la costa oeste de los Estados Unidos.

su vieja plaza de ensueños y la inmensidad de sus viñedos. Es allí, en esos valles, donde nació la revolución de los vinos del Nuevo Mundo. De aquel lugar fue el Cabernet Sauvignon, que de la mano de Robert Mondavi triunfó en lo que después se llamó El Juicio de París (cata internacional a ciegas en París en 1976) donde su vino ganara a los franceses. Aquí también Mondavi y otros winemarkers desarrollaron el monovarietalismo tan en boga hoy en el mundo. El camino señero de los Mondavi comienza con Cesare Mondavi, quien se inicia en el negocio del vino con Sunny Hill Winery en St. Helena donde comienza

Napa Valley y Mondavi En Napa las poblaciones se suceden a lo largo de 40 kilómetros a la vera de la St. Helen Highway. Allí Yointville, Santa Helena, Oakville, Calistoga, con pequeños restaurantes, B&B y galerías de arte acompañan la experiencia enófila. Y en el valle cercano nos espera el bucólico Sonoma, con sus casitas victorianas,

Vista de la bodega y viñedos Robert Mondavi en el valle del Napa, California. 161


a trabajar con sus dos hijos Robert y Peter después de haber terminado éstos sus respectivos estudios académicos en las universidades de Stanford y Davis. En 1943 fundaron la bodega Charles Krug y se separaron posteriormente quedando Peter con esta bodega y comenzando Robert su gran carrera empresarial e innovadora. Junto a algunos inversionistas (1966) compra un famoso viñedo en Oakville y funda la bodega que lleva su nombre. Era su deseo producir vinos de excelente calidad en Napa Valley que compitieran con los mejores del mundo. Fue así que muchos vitivinicultores californianos comenzaron a seguir su ejemplo desarrollando la zona. Con el barón Phillipe de Rothschild, dueño del Château Mouton Rothschild, fundan la bodega Opus One (1970) en la que conjuga técnicas y tradiciones francesas con el terroir de Napa Valley. El vino californiano se va internacionalizando. Posteriormente extiende su imperio a Lodi, California, con la bodega Woodbridge y Mondavi lleva a cabo importantes proyectos en su expansión global. Por ejemplo, con la Familia Frescobaldi, considerada como una de las mejores bodegas de la Toscana, produce los vinos Luce, se asocia en Chile con Viña Errázuriz y en Australia y Argentina con bodegas de renombre. Fue tal el crecimiento de su empresa que frente a problemas de índole privada decide hacer su compañía pública y vender acciones. Finalmente culmina su rol empresarial con la venta total de la Robert Mondavi Corporation permaneciendo como Chairman Emeritus de la corporación. Su trayectoria se perpetúa junto a la de su segunda esposa, Margrit Bevier Mondavi, en el legado de millonarias donaciones a favor de organizaciones locales que brindan su apoyo a las ciencias, las artes y la cultura. “Siempre nos ha apasionado mejorar nuestra calidad de vida a través del vino, la comida y las artes”,

comenta Margrit. Juntos comenzaron a impulsar el turismo del vino alrededor del 1980 con las famosas temporadas sinfónicas estivales en su bodega, luego los conciertos de invierno, las clases magistrales de comida con los chefs más famosos del mundo y las publicaciones correspondientes. Sus amigos californianos acompañan estas innovaciones dándole vida al turismo del vino. Los Mondavi fueron impulsores fundacionales de la Opera House de Napa Valley y ayudaron, junto con Julia Child, a fundar C.O.P.I.A., un espacio dedicado a la cultura del vino, la comida y las artes. Finalmente Robert regala a la universidad de Davis veinticinco millones de dólares para la creación del Instituto Robert Mondavi del Vino y de las Ciencias de la Alimentación, hoy señero en el mundo.191 Margrit Bevier Mondavi por su cuenta regala también a Davis el Centro de Arte y actualmente sigue, desde su Fundación, colaborando con las artes y el vino siendo una de las patrocinadoras del nuevo Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad. Robert Mondavi fue innovador también en la nueva imagen que debía tener el vino. Escuchemos su pensamiento: “A lo largo de estos 20 años el mercado del vino se ha globalizado y en la competencia comercial prima evidentemente la calidad del producto, pero éste puede pasar inadvertido. En este punto la arquitectura tiene que desempeñar un doble papel: asegurar al vino las mejores condiciones de crianza y proveerle una morada que lo enaltezca”.192 Y va más allá cuando define el mundo del vino dentro de su marco cultural: “El vino es para mí pasión, familia y amigos. […] Reconforta el corazón y da generosidad al espíritu. […] El vino es arte, es cultura. Es la esencia de la civilización y del Arte de Vivir.” Enumera el patrimonio inmaterial del vino hablando de su historia, de los poetas, de los músicos, de

191

Esta es la mayor donación que un particular ha hecho para una Universidad en los EE.UU.

192

(Wineries Arquitecture and Design. Hans Harje & Jeaviuu Perrier). 162


los filósofos que acompañaron y plasman su presencia, para condensar estos pensamientos haciendo suyas las palabras de Petronio: El vino es Vida.

Sonoma: Sebastiani y Gallo Sonoma es la cuna del vino en California. Fue allí donde los padres franciscanos plantaron por primera vez la vid en la última de las misiones, la de San Francisco Solano en 1825. Con posterioridad y después de la secularización de la misión en 1835, el general Mariano G. Vallejo, Comandante de la frontera norte de la Alta California, produjo vinos con estas uvas misión que merecieron premios significativos.193 Alrededor del 1900 varias familias italianas se instalaron en el valle de Sonoma, donde el clima benigno y su paisaje de colinas con suaves ondulaciones les recordaban su patria. Aquí desarrollaron aquello que conocían en su tierra nativa, la implantación de las viñas y la elaboración de sus frutos. Éste fue sin duda el origen de la nueva vitivinicultura californiana. Aunque son muchos los italianos que se instalaron y que actualmente tienen sus viñedos y bodegas en la región no puede dejar de mencionarse los dos apellidos del vino más importantes de la zona: Sebastiani y Gallo. Los Sebastiani fueron pioneros y grandes benefactores en Sonoma así como los más destacados productores de variedades de cepas italianas en la región. Su historia comienza con Samuel y su esposa Elvira quienes llegaron desde la Toscana en 1895. Sus comienzos, como los de la mayoría de los inmigrantes fueron duros; comenzó trabajando en las canteras de las colinas de Sonoma que eran las que proveían los adoquines para hacer las calles de San Francisco. Con los primeros ahorros fue comprando terrenos en el condado y empezó a elaborar vinos que les vendía a la los vecinos del valle y a los restaurantes de San Francisco. Compró 193

Autoridades de Orange County derraman alcohol ilegal en Santa Ana, California, 1932.

un viñedo en 1904 e inició su vida como vitivinicultor. Poco a poco su empresa fue creciendo hasta que llegaron los años de la prohibición (Ley Seca). Fue la suya la única bodega del Condado que continuó haciendo vinos amparada en una reglamentación que permitía hacer aquéllos que eran sacramentales o medicinales. En la zona, y como una chanza, se dice que gracias a él las personas en esa época se volvieron más religiosas. Fueron años muy duros. Preocupado por la desocupación —consecuencia de la Ley Seca y de los años de la depresión económica— pensó en la necesidad de crear nuevas oportunidades laborales para los vecinos. Sebastiani se convirtió en un pilar de la comunidad, no sólo para la elaboración de vinos, sino también al proporcionarles empleo y trabajo a los pobladores. Para ello inició ampliaciones en la bodega a la que le incorporó una fábrica de conservas donde enlataba duraznos, peras y nectarinas del valle. Al mismo tiempo comenzó la ejecución de construcciones alrededor de la plaza: un motel, el Teatro Sebastiani, una pista de patinaje, la sala de actos de la iglesia católica. Como

México se independiza de España en 1821 y pierde Texas y posteriormente California en 1848 después de la guerra con su vecino del norte. 163


Viansa, fundada por Sam Sebastiani en 1989, una de las bodegas más visitadas de la zona de Sonoma.

activo promotor de la modernización del lugar pagó la iluminación de la calle de Sonoma y más tarde su pavimentación. Gran parte de sus ganancias las invirtió en estas mejoras. En la región su figura es recordada especialmente por todos estos aportes solidarios. Una vez derogada la Ley Seca fue uno de los primeros en pensar en que la población inmigrante europea de Nueva York, especialmente aquella de origen italiano, haría crecer la industria del vino. Tan pronto como 194

las ventas se legalizaron Sam comenzó a enviar uvas en camiones refrigerados a la costa este, para abastecer el auge de la producción de vino que estaba naciendo en los días posteriores a la anulación de la ley.194 A lo largo de un siglo fue uno de los nombres más destacados del vino de California. Poco después de su muerte en 1944, uno de sus hijos Augusto, quedó con la bodega y los viñedos. Siguiendo la huella paterna luego de ampliar las instalaciones

Esta ley fue establecida por la Enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos (1920) y derogada por la Enmienda XXI (1933). 164


incorporó nuevos vinos varietales y blends a su porfolio siendo reconocido como uno de los enólogos más destacados e innovadores de los Estados Unidos de la época. Se le recuerda también por su apoyo permanente al Ducks Unlimited y por su incansable dedicación a la conservación de las aves, como lo evidencia su colección de palomas raras y cisnes negros. Sumado a ello, por el respeto y apoyo que sentía hacia los artesanos de Sonoma, quiso introducir las habilidades de sus trabajos en la bodega, exponiendo e incorporando los famosos Barriles Sebastiani, tallados a mano, que aún están en exhibición.195 El crecimiento de la compañía más grande de Sebastiani se produjo durante este tiempo. La familia construyó en el Valle Central un gran establecimiento, sede de la cartera de marcas denominadas Turner Road Vintners, sin dejar de producir sus vinos bajo la etiqueta Sebastiani.196 Cuando murió Augusto en 1980, su esposa Sylvia y sus hijos asumieron la dirección de la empresa de Sonoma. Su hijo Sam se quedó hasta 1989, cuando salió de Sebastiani para iniciar su propia bodega, Viansa, la que se distingue por su particular acento italiano.197 En ella se comparte con los visitantes del mundo su amor por la comida y el buen vino. Su arquitectura nos remite a aquellas villas antiguas toscanas, rodeada de viñedos y olivos, con jardines floridos, terrazas de piedras y cipreses importados de Italia y con la ornamentación de estatuas, fuentes y frescos que homenajean el recuerdo del campesino de la campiña toscana. Todo esto hace experimentar a los visitantes “un sabor de la Toscana en el Valle de Sonoma”. Apostando fuertemente al enoturismo ofrecen exclusivos programas históricos y culturales. Aunque hoy la empresa ya no pertenece a los Sebastiani, se sigue enorgulleciendo por ser el

mayor productor de variedades italianas de los Estados Unidos. Siguiendo las huellas de Samuel, sus hijos y nietos han continuado la tradición de compartir sus vinos de excelencia beneficiando a la tierra de donde provienen. Del mismo modo mantienen con pasión los humedales, que son vitales para su ecosistema. Los hermanos Gallo también fueron hijos de inmigrantes italianos. Ernest y Julio fundaron la E. & J. Gallo Winery en 1933. Con Ernest dirigiendo la parte comercial y Julio supervisando la producción, la empresa llegó a dominar el sector del vino en EE.UU. Crearon el mercado vitivinícola estadounidense después de los años de la prohibición y convirtieron a Sonoma en el centro más importante de elaboración de vino del país, siendo la mayor productora de vino del mundo hasta el año 2003. Sus bodegas dan trabajo en la actualidad a 4.600 empleados y venden vino en 90 países. “Ernest fue un visionario”, dijo su amigo y colega en la producción de vino Robert Mondavi, “Se dedicó a hacer de Estados Unidos un país consumidor de vino”. Gallo logró nuevos mercados en un país que había perdido el hábito de beberlo durante la prohibición con esfuerzos denodados de marketing, exposiciones, degustaciones en supermercados, avisos de vino en TV, viajes de pueblo en pueblo, precios más baratos que sus competidores y la participación en organismos dedicados a la promoción del vino. Cuenta en su autobiografía: “Sé que los tejanos no beben vino de mesa, pues bien, si no lo compran, se los regalaré”, y creó una demanda de vino en Texas con fuertes descuentos sobre su vino tinto Paisano. Durante años Gallo fue sinónimo de vino barato. A través de la publicidad, el humor y, en gran medida

195

Esta colección fue completada por el tallador Earle Brown, en la década de 1970 y principios de 1980.

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La producción de Turner Road Vintners llegó a 8 millones de cascos al año.

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Con la decisión de volver a centrarse en la calidad y la marca insignia Sebastiani, la familia vendió las marcas de Turner Road Vintners y las instalaciones de vinificación en marzo de 2001 a Constellation Brands (anteriormente Canandaigua). 165


y Pierre de Meuron, en Dominus Estate, el proyecto del canadiense Frank Gehry para Hall Winery en Santa Helena o Artesa del arquitecto barcelonés Domingo Triay. Esto tiene una doble lectura: quizás el espacio paisajístico en muchos casos pierde identidad por esta modificación de su paisaje natural pero responde a una manera de ser y de sentir el turismo que les es absolutamente propio, ya que el americano visita su país buscando las referencias que le son ajenas, tan bien logradas y representadas en lugares como Las Vegas y las Disney. Sin embargo este variado paisaje vitivinícola está protegido por el condado y los ciudadanos que se han opuesto a grandes emprendimientos hoteleros que pudiesen alterar la serenidad de sus colinas. Estas bodegas californianas tienen incorporado el arte en mayor o menor medida en sus propuestas. Algunas, como Hess y Artesa, contienen colecciones de arte contemporáneo de importante valor. Siendo los reyes del glamour del vino son posibles los viajes más sofisticados ya sea en lujosas limusinas, sobrevolando los viñedos en globos aerostáticos o helicópteros, recorriendo el valle en el original Wine Train (el tren del vino) durante tres horas en vagones—restaurantes del siglo pasado y, completando su experiencia enófila, alojándose quizás en exclusivos spa con tratamientos específicos de vinoterapia. Y a quienes la posibilidad de estas sofisticaciones no les es posible, el clima de originalidad y magnificencia los entorna en los maravillosos centros de merchandising que acompañan cada bodega. El sistema de visitas turísticas privilegia la experiencia sensorial con la cata de vinos, en salas preparadas para tal fin, dándole gran importancia a su propio merchandising que no sólo favorece el recuerdo de la experiencia y la imposición de la marca sino que eleva sustancialmente el rédito económico de la visita con

adquiriendo bodegas que tenían marcas más selectas que las suyas propias, logró revertir esta imagen. E. & J. Gallo Winery ha liderado como parte de un esfuerzo cooperativo junto con el Instituto del Vino y la Asociación de Viticultores de California el tema de la sustentabilidad del crecimiento de la vitivinicultura, haciendo importantes donaciones a la Universidad de Davis y a otras instituciones para ayudar a la investigación y conocimiento del mundo del vino. Ernest presidió también el Wine Institute. Roberto Mondavi hizo conocer el vino californiano fuera de los Estados Unidos entrando en la etapa internacional, Ernesto Gallo enseñó a los americanos nuevamente a tomar vino. Hoy se le atribuye más de un cuarto de todas las ventas de vino estadounidense ocupando el segundo puesto a nivel mundial de producción. Estos dos amigos murieron casi centenarios, con sólo un año de distancia entre ellos, pero sus legados los perpetúan.

Enoturismo californiano En el enoturismo de los valles californianos la experiencia del vino está acompañada además por un variado lenguaje arquitectónico donde en muchos casos, la espectacularidad cinematográfica característica del mundo estadounidense, nos lleva por caminos insólitos en una suerte de deslumbrante viaje de fantasía que nos acerca, ya sea a una plaza de la Toscana —uno de los temas recurrentes que se busca en sus jardines y arquitectura— (Jaccuzzi Winery, Viansa), a un palacio persa (Darius Winery), a itálicos castillos medievales (Castello D’Amorosa), a Châteaux franceses, a la intencionalidad de la arquitectura fundante de las misiones californianas (Robert Mondavi Winery) al esplendor y suntuosidad del Castillo de Inglenook198 o al deslumbrante diseño de los arquitectos suizos Jacques Herzog 198 Construida

en 1887, destaca su vieja arquitectura la puesta en escena de su costado cinematográfico, con la exhibición de un Oscar y sus 125 años de historia. 166


sus ventas y las de sus propios vinos y ahora con la inclusión de los aceites de oliva. Las visitas dentro de las bodegas en su parte de elaboración no son usuales. California en la actualidad tiene 2.025 bodegas y aunque no todas ellas están involucradas en el turismo enológico 20.000.000 de visitantes anualmente recorren estos caminos del vino convirtiéndose de esta manera en líder mundial de la actividad.199

desde la cepa hasta el momento en que el vino se sirve en la copa. Esta inquietud excede el ámbito de la agricultura y de la industria, ya que la protección del paisaje y de los bosques naturales es una preocupación permanente en los condados y de los ciudadanos. Esto se ve reflejado en las donaciones de terrenos a las Universidades californianas comprados por particulares —como en los casos de Stanford y Davis— para protegerlos del avance inmobiliario y así salvar los bosques manteniéndolos en su estado natural. El ciudadano californiano acompaña, preserva y colabora en el resguardo del valor inmaterial de su territorio, en el que la sustentabilidad y el respeto a la ecología son valores esenciales en el desarrollo de la vitivinicultura. En la California actual el vino marca condiciones de estatus y excelencia como fin de un camino de éxitos. Así lo demuestran las bodegas de Francis Ford Coppola, Tomas Fogarty, Julio Palmaz, los Jacuzzi y Mario Andretti entre otros.

Sustentabilidad La sustentabilidad en California es de gran importancia. En San Francisco, la ciudad más ecológica de los EE.UU. (Green SFCO), y en los condados de su jurisdicción, este valor es una constante donde existe una conciencia green que apoya las prácticas sostenibles. Los temas del vino apuntan con frecuencia a ella ya que es el estado líder mundial en la viticultura sustentable. Esto estuvo encabezado, en la década del 30, por los vitivinicultores Julio y Ernesto Gallo. Para ellos era importante el respeto al medio ambiente que garantizara a las generaciones futuras los mismos recursos naturales que se disfrutaban en la actualidad. Julio Gallo presentó en aquel momento en Sonoma, el Plan de Retorno 50/50 que consistía en que, por cada acre de tierra plantada con un viñedo, se reservara un acre de propiedad para proteger el hábitat natural de la fauna silvestre. E. & J. Gallo Winery ha liderado la redacción del Código de Prácticas Sostenibles del Crecimiento de la Vinicultura, como parte de un esfuerzo cooperativo, junto con el Instituto del Vino y la Asociación de Viticultores de California. Actualmente casi el 70% de las superficies de los viñedos ha adoptado este código de prácticas sustentables que abarca

199

Paisaje, vino y arte conviven en Jacuzzi Family Vineyards.

Según el Wine Institute (2010), la industria del vino generó en el año 2006 un impacto de 51,8 billones de dólares en el Estado de California. 167


Canadá

al Credit River. Luego de vinificar las uvas, vendía el vino a sus vecinos. Sin embargo esta variedad era problemática ya que los vinos tenían un sabor peculiar y un aroma parecido al olor del zorro (foxé), lo que le daba un hedor desagradable. En los vinos fortificados este defecto no era tan notorio y al ser accesible en sus precios comenzó a crecer tímidamente el comercio. Durante mucho tiempo se pensó que la vid del tipo Vitis vinifera no sobreviviría a los rigores del invierno canadiense seguido por períodos alternativos de hielo y deshielo en primavera, por lo que se plantaron únicamente cepas autóctonas robustas de labrusca y riparia e híbridos de alto rendimiento y rápida maduración. Hubo que esperar unos años para que la vitivinicultura vinífera se instalara. Como había pasado en los otros países americanos, estas vides llegaron de la mano de un misionero y de los colonizadores. Éste fue el padre Charles Pandosy, legendario misionero francés —del que ya nos hemos ocupado— quien, después de haber estado en la Isla de Victoria, fundó la primera misión católica, María Inmaculada (1858) en el Lago de Okanagan, primer asentamiento blanco en la región. Se lo reconoce por ello como el pionero no sólo de Okanagan sino también de la actividad vinícola y del cultivo de huertos, que en la actualidad son las industrias más importantes en la rivera del lago Okanagan. Una vez que estableció la Misión de Okanagan, Pandosy comenzó a construir una serie de canales de riego para implantar cultivos de frutales entre los que estaba incluida la vid. Él fue el primero en producir las uvas en el valle pues se sentía capaz de hacer vino sacramental para la misa y creía en el potencial vitivinícola de la zona. Años después, en 1866, tres gentlemen farmers de Kentucky compraron tierras en el Lago Erie y plantaron 12 hectáreas

Origen y evolución de la vitivinicultura En Canadá hubo dos fuertes olas de inmigración italiana: una desde 1880 a 1925 y otra desde 1950 a 1960, las que crearon esas comunidades. Ellas fueron principalmente originadas desde el norte de Italia durante la primera ola, y desde el sur durante la segunda. Los inmigrantes lombardos y piamonteses llegan para trabajar en la explotación de las minas de carbón, en la frontera de Alberta y la Columbia Británica; en el ferrocarril que unía Montreal con Victoria y en la construcción de las redes de irrigación. No ha sido una inmigración numerosa pero, como veremos más adelante, también allí han dejado su impronta en la vitivinicultura.200 Y así llegamos en nuestro viaje por los caminos del vino, a visitar a la más joven de nuestras hermanas, las viñas y bodegas del Canadá. La elaboración de vinos allí lleva más de dos siglos pero el éxito en la producción de alta calidad basada en las uvas viníferas es bastante reciente, ya que se remonta sólo a un cuarto de siglo. Los colonos europeos trataron de introducir las Vitis viniferas pero las viñas sucumbían por las enfermedades provocadas por veranos húmedos y cálidos y temperaturas extremadamente bajas en los inviernos. La inclemencia del clima sólo permitía la elaboración de bebidas alcohólicas producidas con cepas autóctonas como la labrusca, riparia o vinos de frutas (cherry, manzanas), usados ya por las primeras naciones. Es a principios del siglo XVIII cuando se realizan las primeras experiencias, que no tienen éxito. El primer vinicultor fue Johann Schiller, un cabo de origen alemán de la región del Rin quien plantó las primeras vides de Vitis labrusca silvestre en 1811 en Ontario, junto 200

Los descendientes de italianos son una de las principales minorías étnicas de Canadá. En 2001, más de 1,2 millones de canadienses reportaron ser de origen italiano. Actualmente hay más de 740.000 ítalo-canadienses que se autoidentifican exclusivamente de origen italiano. 168


de uva catawba naciendo la primera empresa vinícola comercial. Posteriormente las plantaciones se hicieron en la península del Niágara donde actualmente están situados la mayoría de los viñedos.201 Terminando el siglo, en 1890 Canadá tenía 41 empresas vinícolas de las cuales 35 estaban en Ontario. Este incipiente y magro desenvolvimiento —como el de su vecino del norte, los Estados Unidos— sufrió las consecuencias de la Ley Seca de la década del 20, y la influencia no sólo del puritanismo exacerbado de los colonizadores sajones, sino también de los movimientos por la Templanza y la Abstención, fogoneados por asociaciones religiosas —como las del padre Mathew— los cuales, frente a un problema social de alcoholismo, respondieron con medidas absolutas. Cuando se declara en Canadá la Ley Seca en 1916, el vino queda exceptuado de la prohibición de las bebidas alcohólicas gracias a un hábil grupo de presión de gente del mundo del vino.

A la Administración Central no le había llamado la atención (o no lo había querido notar) que los sacerdotes no necesitaban tantos hectolitros de vino para celebrar las misas. Abolida la Ley Seca (1927), sólo habían sobrevivido 57 empresas vinícolas con licencia en Ontario. Sumado a ello las consecuencias de las dos guerras mundiales y la demanda de vinos licorosos y dulces limitaron el desarrollo de la industria del vino en Canadá. Durante largo tiempo se suspendieron los otorgamientos de nuevas licencias para bodegas, motivos que fueron apagando esta débil industria. Pero la transformación estaba en camino y finalmente renació con la revolución de los nuevos vinos canadienses. En la actualidad, tanto la región del Niágara en Ontario como el Valle de Okanagan en British Columbia, están trabajado en terroirs de gran calidad y sus bodegas dependen en gran medida del enoturismo a la hora de comercializar su producción.

La Ley Seca alcanza también al Canadá.

Donald Ziraldo y Karl Kaiser En 1974, después de largos 20 años de trámites, Donald Ziraldo, agrónomo de origen ítalo—canadiense y Karl Kaiser, químico austríaco y canadiense por adopción, lograron convencer a la LCBO (Junta de Control de Bebidas Alcohólicas de Ontario) que les otorgase la primera licencia para producir y vender vinos en Ontario después de la prohibición. La moratoria de casi cinco décadas de licencias del vino terminó finalmente. Para ellos el futuro del negocio del vino dependía de la implantación de las cepas de Vitis vinifera europeas —que es la que se usa en las grandes regiones vitivinícolas del mundo— injertadas en muchos casos sobre vides autóctonas. Estos innovadores trabajaron incansablemente con cultivos experimentales a lo largo de

201

De sus viñedos procede alrededor del 85% de los vinos canadienses. La mayoría de los cuales, Chardonnay y Riesling, dan vinos correctos, incluso muy buenos, gracias a los microclimas cálidos de los lagos Ontario y Erie, así como a la circulación de aire provocada por la escarpadura del Niágara. Esta antigua orilla del lago prehistórico amortigua las brisas del lago, reduciendo los riesgos de helada. 169


algunos años. Su labor logró que se fuera extendiendo paulatinamente el cultivo de las vides no sólo en la mayor región vinícola en el este de Canadá —la península de Niágara— sino también mucho más al oeste, en Columbia Británica, en Okanagan Valley. En su primera bodega —Inniskillin— se propusieron conseguir lo que aún le faltaba al Canadá: lograr con nuevas cepas y técnicas actualizadas vinos de primera calidad para competir en el mundo. Zinaldo plantó las mejores vides de vinificación: Riesling, Chardonnay y Gamay en la región del Niágara y aplicaron técnicas actuales de elaboración en el territorio. Kaiser necesitaba esa materia prima para trabajar su proyecto, que era el de elaborar Vino de Hielo (Icewine) de primera calidad para competir a nivel mundial. Comenzaron a elaborar este vino con Tempranillo. La primera elaboración salió a la luz en 1984.202 Como Mondavi cumplió un hecho histórico al poner en valor los vinos californianos en 1976 con el triunfo de su Cabernet Sauvignon en la cata a ciegas del Juicio de París, así también en 1991, Inniskillin recibe el Grand Prix d’Honeur du Bordeaux en la cata a ciegas de Vinexpo en Bordeaux, Francia, por su Vidal Icewine, añada 1989, convirtiéndose en el primer Vino de Hielo del mundo en conseguirlo.203 Este éxito visualiza y sitúa a Canadá en el mapa vitivinícola mundial y comienza la revolución enológica de la región con la proliferación de bodegas y 202

Viñedo Inniskillin de Zinaldo y Kaiser de donde provenían sus Vinos de Hielo (Icewine). Niágara.

elaboraciones no sólo ceñidas a los Vinos de Hielo. Estos Padres del Vino Canadiense, como se los denomina en su país, continuaron bregando por la calidad: Kaiser en su rol de enólogo y Zinaldo con sus viveros y difundiendo en el mundo la excelencia de los vinos del Canadá. Ambos han hecho un enorme aporte al éxito de la industria vitivinícola canadiense siendo los principales promotores de la investigación del vino.204 La escuela de Viticultura y Enología de Clima Frío, de la Universidad Brock en Santa Catalina (CCOVI), alberga el Instituto Inniskillin Hall, nombrado así en su honor. En 1994, un Inniskillin Estate Winery se instaló en la región vinícola del Valle de Okanagan en la Columbia Británica para elaborar vinos que reflejaran las características propias de su terruño en regiones

Muy pocos saben que Canadá es el mayor productor de Icewine, el vino de hielo, muy escaso, blanco y dulce. Cada año, entre comienzos de noviembre y finales de diciembre, la temperatura desciende a -17°C en Ontario y Columbia Británica, y congela la uva tardía en la vid. Los granos se prensan cuando están duros como piedras. Las cepas preferidas para este vino de hielo son la Riesling y el híbrido blanco de piel gruesa llamado Vidal.

203 Según

el experto en vinos Hugh Johnson, el punto de inflexión de los vinos de Canadá también había llegado: “Su verdadera ruptura ha sido el descubrimiento de que el vino de hielo es algo natural para ellos. En 1991 el vino de hielo Vidal Inniskillin ganó un Gran Premio de Honor en Vinexpo en Burdeos. Ahora casi todas las bodegas hacen vino de hielo. Lo mejor es la frescura deliciosa impresionante”. Hugh Johnson: Atlas Mundial del Vino, Cuarta Edición, 1994, Simon & Schuster.

204

Ziraldo fue también el fundador de la Alianza Vintners Quality que introdujo el sistema de VQA a la industria en 1989. Ontario con esto logra altos estándares de calidad y la identificación de las denominaciones de origen para la uva y la región de cultivo. Esto favorece las ventas y las exportaciones a otros países. Posteriormente también la Columbia Británica lo adoptó. 170


de alta calidad y diversidad. Otra particularidad de sus emprendimientos fue su asociación con la tribu Inkameep Okanaqueen que dio nacimiento a la primera y gran bodega indígena. Finalmente en 2006 Kaiser y Ziraldo se retiraron de las bodegas siguiendo Ziraldo activamente en acciones de investigación del vino, el turismo enogastronómico y como Embajador del vino de Canadá en el mundo. El cultivo de la vid se fue extendiendo paulatinamente. Las principales regiones vitivinícolas se encuentran actualmente en la península del Niágara, al sur de Ontario y en el Valle de Okanagan ubicado al sur de la Columbia Británica, junto con otras áreas de producción más pequeñas en Quebec y Nueva Escocia. Todas estas regiones ocupan 12.150 hectáreas con un total en ellas de 548 bodegas. La industria del vino en Canadá ha crecido en tamaño y sofisticación. Se divide en tres categorías: grandes empresas comerciales, propiedades vitícolas y pequeños negocios artesanales. Pero hubo un punto de inflexión en este desarrollo, 1988. Allí el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos acelera el proceso de formación de nuevas empresas californianas que resuelven producir aquellos vinos que el pueblo canadiense ya prefería. También en ese año fue lanzado en Ontario la VQA (Alianza de Calidad Vintners) que estableció normas para elevar la calidad de los vinos y ofrecer garantías de esa calidad al consumidor. La Columbia Británica adoptó normas similares en 1990 también bajo la marca VQA.205

Los vinos canadienses comenzaron a capturar el reconocimiento nacional e internacional con un marcado crecimiento superior al 10% anual. A pesar de que aún es pequeño a escala mundial, el negocio del vino en Canadá está en pleno desarrollo. Valga contemplar como dato interesante que Canadá ya tiene un consumo per cápita de 22 litros por año, frente a los 13 de los EE.UU. Hoy esta industria entusiasta y floreciente tiene características propias con las que transmite la fuerte identidad del ser canadiense: una gran conciencia ambiental donde vale como ejemplo el programa Planta tree;206 la democratización de la cultura, el sentido de solidaridad empresarial entre las bodegas y el valor de su propia historia que no afecta el sentido de multiculturalidad de sus habitantes. Su joven enoturismo avanza con propuestas novedosas. Las rutas del vino son una experiencia destacada en la región del Niágara así como su Niagara Grape and Wine festival. Para fomentar la industria del turismo del vino, en el año 1990 se creó una la ruta internacional Northeast Wine Route que va desde Ontario, en Canadá, hasta la región de Long Island en el Estado de Nueva York. Con esta inteligente colaboración las dos naciones trabajan en estrategias de marketing conjuntas. Hoy al turismo del vino en Canadá, en sus dos zonas principales, se lo considera un turismo de gran elegancia. A pesar de esta relativa juventud en el mercado las infraestructuras turísticas han ido ganando calidad y presencia.

205

La VQA es similar a los sistemas de regulación de países como Francia (AOC), Italia (DOC) y Alemania (PGC). Esta norma es sancionada por el gobierno y está regulada en Ontario y en la Columbia Británica por el BCWI (Instituto del Vino de la Columbia Británica).

206

La Agencia Lifford Wine presentó el primer vino de carbono positivo: “Planta tree” embotellado en Ontario. Cada botella se vende a $ 14.95, y Tree Canada recibe $ 2,50 para plantar un árbol. Esta es una organización sin fines de lucro cuya misión es alentar a los canadienses a plantar y cuidar árboles en zonas urbanas y rurales. Hasta el 2005 Tree Canada había ganado el apoyo de las empresas canadienses de gran tamaño, de agencias gubernamentales, particulares y voluntarios para la plantación y mantenimiento de árboles. Tree Canada ha celebrado su 75 millonésimo árbol de plantación. 171


Italianos e ítalo-canadienses en la vitivinicultura del Canadá Ontario

mercaderías o personas. Esta preciada herencia familiar hoy es símbolo y logotipo de la bodega.207 En la actualidad a Pilliteri Estate Winery se la reconoce como la mayor productora mundial de Icewine.

Pillitteri Estate Winery La historia vitivinícola de la familia Pillitteri comienza en el corazón del Viejo Mundo, en Racalmuto, Sicilia. Gary, desde su infancia ayudaba a su padre y a su abuelo en el cuidado del viñedo y en la cosecha. Terminada la guerra, en 1948 su padre y él, con sólo 12 años, partieron hacia Canadá para comenzar una nueva vida. Más adelante los siguió el resto de la familia. Allí años más tarde conoció a otra siciliana, Lena, con quien se casó estableciéndose en el área de Niágara donde compraron una pequeña granja de frutas. En 1973 abrió el Gary’s Fruit Market que aún hoy funciona en un ala de la bodega. Cuando comenzó la apertura de las primeras bodegas en la zona, Gary tomó la iniciativa de implantar un pequeño lote de cepas Vidal para producir Icewine. Este vino en una competición ganó una medalla de oro, motivo que lo incitó a abrir una bodega con capacidad para producir hasta 16.000 cajas. En la emergente industria vinícola del Niágara sus vinos comenzaron a lograr premios a nivel nacional e internacional. Los viñedos crecieron cubriendo casi 100 hectáreas mientras la producción aumentaba constantemente. En la actualidad elaboran 100.000 cascos de acuerdo a los exigentes estándares de la VQA (Vintner’s Quality Alliance). Un simpático homenaje para honrar el patrimonio de aquella tierra que los vio nacer es la exhibición en su nueva y modernísima bodega de un Carreto siciliano bellamente decorado, medio característico de transporte, que era usual en su tierra para transportar

Pondview Estate Winery A lo largo de tres generaciones la familia Puglisi ha estado ligada a los viñedos. Su historia comenzó en Sicilia (Italia) hace muchos años. Giuseppe Puglisi emigró a Canadá en 1965, y trajo consigo la pasión por el vino y el cultivo de la viña. Su hijo Luciano, junto a su esposa Adriana, han abrazado esta herencia dirigiendo la bodega en la que producen algunos de los vinos más finos de esta región del corazón del vino de Niágara. Luciano comenzó plantando sus viñedos y después elaboró con ellos vinos de alta calidad que lo hicieron merecedor, en 2008, del prestigioso premio Rey del Vino, concedido por el Ministerio de Agricultura al operador más refinado del viñedo de Ontario. El secreto del éxito de Pondview Estate Winery reside en el lema que alienta a la familia Puglisi: “El Grand Vino se logra con una armonía entre la tierra y la vid”. Magnotta Winery Gabriele y Rossana Di Zio Magnotta fueron pioneros en la industria vitivinícola de Ontario integrando el pequeño grupo de bodegas emergentes que surgieron hace 25 años, con el renacimiento del vino canadiense. Juntos fundaron una pequeña bodega que comenzó con sólo dos vinos. Los inicios fueron arduos. Era una compañía nueva con dificultades para prosperar frente a serios problemas como lo fue la negación para lograr un espacio disponible para sus vinos en la LCBO (Junta de Control de Licores de Ontario).208 Frente a

207 Son carros típicos históricos que pueden llevar imágenes de la Virgen y de otros santos realizados con una técnica similar a la de los vitrales y el caballo que los tira está cubierto de penachos y la montura de cuero con ganchos dorados. 208

La LCBO fue creada en 1927 al finalizar la prohibición en la provincia en 1916. La Ley de Control de Licor (1927) autorizó a la LCBO a “controlar la venta, transporte y entrega” de bebidas alcohólicas en Ontario. 172


Lago y Valle de Okanagan, Columbia Británica.

esta dificultad, como una alternativa que les brindara alta calidad y bajo costo, implementaron un sistema de venta directa a los consumidores. Los clientes les respondieron con éxito. Sin desanimarse siguieron durante 10 años tratando de lograr un acuerdo con la LCBO para finalmente disfrutar en la actualidad, de una relación más fluida. El éxito fue coronando su trayectoria. Actualmente Magnotta Winery es la tercera

bodega más grande de Ontario y la única compañía de su tipo en Canadá, con licencia para producir y vender vino, cerveza y productos destilados.209 Ha extendido su gestión a Sudamérica, donde tiene una bodega y viñedos en el Cajón del Maipo en Chile. Como verdaderos mecenas y apoyados en un concepto moderno que considera a vino como un producto cultural, la incorporación en su bodega de una interesante colección

209 Con más de 2.500 premios hasta la fecha por la excelencia del producto, Magnotta Winery es la bodega más premiada de Canadá. 173


de arte es de vital importancia. Sus etiquetas así lo demuestran. Dice Rossana: “Creemos que el arte es una magnífica manera de narrar el vino, cada vino que producimos debe estar meticulosamente emparejado con su propia pieza de arte seleccionadas de nuestra colección, para dar una idea de la personalidad del vino”. Y añade: “Hoy, con más de 180 vinos diferentes, tenemos historias maravillosas que contar sobre arte y vino”. Pero la historia de Gabey y Roxana Di Zio Magnotta excede los perfiles de su industria. En medio de tantos éxitos la suerte les fue esquiva; Gabriele murió muy joven a causa de una enfermedad que no pudo vencer. Esto motivó a Rossana a crear la Fundación G. Magnotta en su memoria, en la que uno de sus principales objetivos es establecer el Primer Centro de Investigación Canadiense para las enfermedades transmitidas por vectores, incluyendo la enfermedad de Lyme, que es la que padeció Gabriele.

importante en el progreso de la que es ahora una de las mayores carteras del vino fino VQA de Ontario, desempeñando un papel clave en su expansión. Con un destacado prestigio ha desarrollado fuertes lazos con productores, contratistas y proveedores, dentro de las regiones productoras de uva de Ontario. Otros enólogos de formación y de origen italiano son Giovanni Follegot y Matteo Miglioli.210

Valle de Okanagan (Columbia Británica) Como ya hemos visto, el introductor de la vitivinicultura en esa provincia fue el Padre Pandosy, a quien se lo considera por ello el Padre de la Industria del Vino de la Columbia Británica. Como había sucedido en Ontario, en la BC también comienza esta nueva vitivinicultura. Sus 4 zonas productivas son: la Isla de Vancouver y los valles de Fraser, Iniskin y su región más importante, el valle de Okanagan, donde por las variadas condiciones de sus suelos, volcánicos o arenosos, pueden darse vinos de diferentes cepajes y óptima calidad. Su extensión es de 175 kilómetros de largo, desde Osoyoos hasta Enderby, con una anchura de entre 4 y 17 kilómetros que cubren casi 21.000 km2, casi el triple de la de Napa Valley. Hoy la Columbia Británica alberga bodegas con características muy particulares, algunas de arquitecturas extraordinarias alrededor del lago: Mission Hill Family (Summerland); Cedar Creek (Kelowna); otras de notable originalidad como Summerhill Pyramid (Kelowna); la primera bodega del norte de las Américas de aborígenes, Nk’Mip Cellars (Osoyoo),211 cuyos propietarios pertenecen al grupo indio Osoyoos; hasta pequeñas bodegas donde el humor es el denominador común en

Marco Zamuner Los largos brazos de la Escuela Enológica de Conegliano I.S.I.S.S G.B. Cerletti se han extendido hasta lugares remotos. Marco Zamuner se graduó allí como experto agrícola especializado en viticultura y enología y posteriormente recibió una licenciatura en enología de la Universidad de Padua, también en Italia. Su carrera allí fue intensa, trabajó en bodegas tanto grandes como pequeñas, siendo responsable de la creación de vinos espumosos y de estilo Passito en viñedos de diferentes regiones vitivinícolas. En 1999, viajó a Canadá donde por más de 20 años fue enólogo de Magnotta Winery tanto en la Península de Niágara como en el Valle de Maipo, en Chile. Zamuner ha sido particularmente 210

Follegot junto a su esposa Rossana, han fundado su bodega Vinoteca, primera bodega del área del Gran Toronto. Posteriormente compraron viñedos en el área de Vineland para establecer una producción sostenible para los vinos VQA, a los que complementó con uvas importadas de su propio viñedo en Italia.

211

Esta comunidad está dedicada al trabajo duro, la innovación y la respuesta a los desafíos de la naturaleza, registrados bajo la Ley de la India como una reserva en 1877. La propiedad centenaria de la Reserva de la India Osoyoos es de 32.000 acres de desierto de Sonora con asentamientos que incluyen Osoyoos, Keremeos, Penticton y Kelowna que deben sus nombres a la lengua aborigen. 174


su presentación: Dirty Laundry (Summerland); Blasted Church (Okanagan Falls), Therapy (Naramata). Cada una de ellas rememora historias festivas: un antiguo prostíbulo en los comienzos del trazado del ferrocarril, el robo de un armonio en una capilla vecina, la necesidad de hacer terapia para gozar de la vida, recuperar la sonrisa y disfrutar de un delicioso trago. A pesar de las características particulares que quiere transmitir cada bodega encontramos en ellas un denominador común: la función estratégica de la

comunicación en el desarrollo del turismo enológico. En él se hace mención permanentemente a la belleza paisajística de la provincia hasta jugando con sus iniciales (BC). La Beautiful Columbia, como se la llama se ve reflejada hasta en la patente de sus automóviles. Ella invita en sus actividades y en sus mensajes al sosiego y al disfrute del paisaje de su generosa geografía, siendo esto un valor primordial de sus horas libres. Unido a este respeto por su entorno paisajístico, que excede los límites de sus propiedades, su amor por la tierra, sus

Humor y creatividad en Summerhill Pyramid Winery en Kelowna, Columbia Británica. 175


productos y la sustentabilidad es total. Su Okanagan Wine Festival es famoso así como las cuatro grandes fiestas del vino que se celebran en el año coincidiendo con el proceso del cultivo de la vid: ese es un día de puertas abiertas en las bodegas, con actos culturales y fiestas que se realizan día y noche, casi sin interrupción. En cuanto a los cultivos las prácticas de la biodinámica están muy difundidas, así como los cultivos orgánicos.

relata las visitas que los empresarios locales hacían a la bodega y las degustaciones de aquellos primeros vinos. “Entre algunas de las variedades de vino degustadas por los visitantes este pasado viernes, se encontraban productos elaborados con una mixtura de manzanas de Okanagan y uvas de Concord, que se unían de manera exquisita para crear un vino Sauternes. Aunque estos vinos no eran estacionados, se los compara favorablemente con otras variedades de naturaleza similar vendidas en las licorerías de gobierno”. Pero a pesar de la generosidad del periodismo la misma empresa reconocía la mala calidad de sus productos. Las botellas se re-fermentaban en los estantes de las licorerías y el público las rechazaba. Las ventas en el año 1933 fueron escasas, la empresa cayó en pérdida sin lograr distribuir los dividendos de sus acciones. Ese año cambió su nombre a Calona Wines Ltd. y se concentró en hacer la elaboración con uvas, en lugar de las originarias manzanas, dadas las condiciones ideales que estaba presentando el Valle de Okanagan para su cultivo. Sin embargo, la situación seguía siendo mala a causa de la crisis económica que aún perduraba. Como un milagro del cielo, Calona logró sobrevivir gracias a que, en 1935, un sacerdote de Kelowna, el padre W. B. McKenzie, le sugirió al Arzobispo que la iglesia empleara productos canadienses para la producción de vino sacramental, en lugar de importarlo de España. Gracias a este criterio la empresa creció vertiginosamente en los próximos años.213 Durante la década de 1960 bajo la dirección de Capozzi y sus hijos, se convirtió Calona en la bodega más grande en la Columbia Británica. Posteriormente la empresa pasó por diferentes propietarios: Standard Brands of Montreal en 1971, Nabisco, una compañía de holding suiza y desde 2005, pertenece a Andrew Peller Ltd., el mayor productor de vinos de Canadá.

Calona Vineyards Pasaron muchos años hasta que comenzó allí el desarrollo industrial. En aquellos inicios fueron protagonistas dos italianos: Giuseppe Ghezzi y Pascuale (Cap) Capozzi. Ghezzi enólogo, atento al efecto devastador que estaba produciendo la gran depresión del 29 sobre la economía, especialmente en la comercialización de las manzanas, ideó transformar estos frutos en vino. Para ello convocó a Capozzi, un comerciante destacado, miembro de las primeras familias que habían llegado a Kelowna. Ambos se asociaron al proyecto y juntos fundaron en 1932 Domestic Wines & By-Products Ltd., el nombre originario de la bodega Calona.212 Eran tiempos difíciles y a través de un hábil plan, unidos a otro comerciante llamado Bennett, hicieron una sociedad que salió a recaudar dinero para lanzar el proyecto vendiendo acciones a un dólar cada una a los lugareños. Pudieron así recolectar 4.500 CAD (dólares canadienses) —que no era poca cosa en aquel momento—para poner en marcha el emprendimiento. Ghezzi contaba con la experiencia y las conexiones para conseguir el equipamiento necesario para comenzar. La creación de una bodega causó revuelo en el vecindario. Elaboraron, en un principio, vino de manzana, posteriormente de manzana y uva. Los periódicos se hacían eco de ello. En la edición de 1932 el Kelowna Courier 212

Se la considera como la primera bodega de la BC y a más antigua en cuanto a su permanencia, ya que continúa operando.

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Hayes, Julia: Vinos de Okanagan. Okanagan, 2012. 176


Esta emblemática bodega, que ha quedado situada en el corazón de Kelowna, continúa vinculando sus productos al arte. Sus vinos VQA son lanzados bajo etiquetas de artistas locales que compiten para su diseño. En esta serie cada pintura es cuidadosamente seleccionada para evocar el sabor único del vino.

coronado con el reconocimiento de ser el primer viticultor individual en producir vinos tanto en Ontario como en Columbia Británica. Esa característica muy canadiense —en la que se conjuga una pequeña historia con el humor—, acompaña la presentación de su vino más destacado: Sette Coppa. Nos detendremos a relatar la historia: El bisabuelo Donato, en 1860 iba al pueblo a vender su trigo al molino harinero. Era la costumbre, en ese sistema de trueque, que cada seis medidas (Coppa) que molía, una quedara como pago. Donato no estuvo de acuerdo y afirmó que tendría que moler 7 medidas, no 6, antes de que le entregara 1. Insistió el molinero: “Aquí sólo se da 6 por 1”. El italiano insistió firmemente: “Para mi será 7 por 1 o me llevo el trigo”. Y recibió como respuesta “Así será, pero ahora en el pueblo tu nombre será Sette Coppa”. En un viaje que hizo a Italia Sam hacen algunos años encontró una anciana centenaria que le preguntó su nombre. Le respondió “Soy Salvatore Giovanni D’Angelo”. ¿Quién?, preguntó la viejecita”. Y al responderle. “Soy el hijo de SETTE COPPA”, de inmediato lo reconoció porque conocía a su padre, a su abuelo y a su bisabuelo. Esta pequeña anécdota que destaca la unión entre dos regiones y sus costumbres, ha quedado enaltecida en el nombre del vino.214

D’Angelo Estate Winery Salvatore D’Angelo, un aficionado capaz y autodidacta en el mundo de la vitivinicultura, ambicionaba tener su propia bodega en el corazón del condado de Essex, en el sur de Ontario. Se había formado leyendo todos los libros que podía obtener sobre el vino, los aspectos del cultivo y la fabricación. En 1983 compró un terreno en Amherstburg, al sur de Windsor, donde plantó su primer viñedo. Hoy posee allí una propiedad de cincuenta hectáreas. Después de lograr el premio Rey del Vino en 1999 —distinción al mejor viñedo que Ontario otorga anualmente a un productor— como así también el premio al mejor bodeguero de ese año, quiso continuar su camino de éxitos. Con el protagonismo que estaba tomando el valle de Okanagan comenzó a interesarse en la zona. Buscó un terreno en la renombrada Naramata Bench, en la orilla este del Lago Okanagan. Allí implantó en ocho hectáreas las mejores vides viníferas francesas e italianas con las que elabora sus vinos, en los que aplica su filosofía como viticultor ya que afirma que: “La calidad se cultiva”. Esta propiedad, cuya primera cosecha se logró en el 2005, continúa en un proceso de desarrollo. Junto a la bodega y las viñas y como complemento para disfrutar de ese paisaje paradisíaco, tienen su Bed & Breakfast y la tienda de merchandising. Esta es una empresa familiar donde las tres generaciones cumplen individualmente un rol determinado en el proyecto. Este esfuerzo de Sal se ha visto

Isla de Vancouver (Columbia Británica) Y terminando nuestro recorrido llegamos a esta isla donde la belleza de su naturaleza embriaga los sentidos. Pequeños viñedos en terrenos ganados a la exuberancia de la floresta, colinas que se derraman hacia el mar, bahías serenas ansiosas de visitantes, tímidos fiordos; lugares especiales y armoniosos para el disfrute con pequeñas y maravillosas bodegas incrustadas en el paisaje. Aquí también recalaron italianos. Con algunas de sus historias nos despediremos.

214 Entrevista a Salvatore D’Angelo, Naramata Bench, Lago Okanagan. Mayo, 2012. 177


Venturi Schulze Nuevamente esta es una historia de familia. Giordano Venturi nació en Spilamberto, Módena, en la región de Emilia, en el norte de Italia, centro de la producción tradicional de vinagre balsámico. Emigró a Canadá en 1967. Sus comienzos fueron en CP Rail antes de obtener un título en educación de UBC. Mientras tanto enseñaba electrónica y computación en la Escuela Técnica de Vancouver y dirigía una pequeña empresa diseñando sistemas de software y hardware orientados a la aplicación. Interesado en la música y los idiomas fue a hacer un curso a la Universidad de Montreal, donde conoció a Marilyn Schulze. Ella australiana, había llegado al Canadá en 1970 donde obtuvo su Licenciatura en Microbiología en UBC, luego trabajó en la UBC y el Provincial Health Laboratory. Años más tarde completó su formación docente y su interés por el francés la llevó a la Universidad de Montreal, donde conoció a Giordano. A ambos los unían situaciones similares: eran inmigrantes, investigadores y apasionados por el vino. Él como un mandato atávico, ella como resultado de una vitalidad contagiosa que le llevara a investigar sobre la comida y también el vino, hicieron un buen ensamble y comenzaron a transitar un destino en común. En 1987, después de dictar un curso de verano en BCIT, fueron tres días al valle de Cowichan, para relajarse. La zona los enamoró por su belleza y por el potencial que pensaron podía tener para el cultivo de las viñas. Dos meses más tarde renunciaron a sus trabajos, compraron su granja y comenzaron a plantar sus vides. Giordano había cultivado durante 15 años un pequeño viñedo de un cuarto de acre donde experimentaba con variedades adecuadas para climas fríos. Ambos, intransigentes y decididos en su búsqueda de la calidad, entusiasmados

Vinos y vinagre balsámico en Venturi Schulz.

con el proyecto, comparten la misma filosofía vinícola: “Permitir que la calidad de las uvas se refleje en la pureza de los vinos”.215 Sus vinos y vinagres balsámicos, orgánicos y sustentables, son famosos por su calidad. En una casa del 1893, puesta en valor y remozada por los artesanos especializados en maderas del valle de Cowichan, reciben a sus visitantes y comercializan sus productos.216

Vigneti Zanatta Dionisio Zanatta llegó del Treviso (Italia) a la Isla de Vancouver en la década de 1950. Después de adquirir una granja lechera en la región de Glenora, en el Valle de Cowichan, decidió iniciar algunas plantaciones de vides en el valle, ya que en él reconoció condiciones similares a las de su tierra de origen ideales para la viticultura, que le permitirían cultivar un número de variedades de vides europeas de climas fríos. La ventaja que brindaba el lugar era poseer el clima más suave del Canadá y la temporada más larga de crecimiento. Esto que había comenzado como un hobby, pasado el tiempo lo fue atrapando. Con su pequeño cultivo se

215

Marilyn ha realizado investigaciones en su especialidad relacionadas con la producción de vino y vinagre, siendo el primero un extenso y exitoso proyecto del Consejo Nacional de Investigación.

216

Entrevista a Marilyn Schulze, Venturi Schulze. Valle de Cowichan, Isla de Vancouver, mayo 2012. 178


transformó en la “Primera Familia de Vino de la Isla de Vancouver”. Amplió su parcela en 1970 experimentando con algunos híbridos franceses que obtuvo del Centro de Salud de Plantas del Gobierno Federal en Saanich, BC. Una década más tarde ofreció al gobierno de Columbia Británica un acre de su granja como un lugar de investigación y experimentación que sirviera para conocer el comportamiento de numerosas variedades de uvas. Este proyecto, al que se le conoció como Proyecto Duncan o Experimento Becker, se realizó entre 1981 y 1986. En él sólo sobrevivieron unas dos docenas de vides, algunas prosperaron como las Cayuga, Ortega y Auxerrois. En este escenario comenzó la industria vitivinícola de la Isla de Vancouver y sus islas vecinas. A medida que el Proyecto Duncan llegaba a su fin, Dennis se entusiasmaba aún más por tener un pequeño viñedo y hacer vino artesanal aunque sólo fuera para mantener a la familia. Continuó experimentando e inició una plantación de cinco acres que eventualmente se convertiría en la base de Vigneti Zanatta. Su hija Loretta, sintiendo la misma pasión de su padre por la vinificación y su amor a la tierra, después de terminar sus estudios en la UBC (Universidad de la

British Columbia) decidió continuar su formación en Italia, donde obtuvo su especialización en enología en la Universidad de Piacenza. Durante su estadía Loretta trabajó en una bodega de espumante en la región DOC de Prosecco. Y nuevamente se repitió la magia: como le había pasado a su padre se enamoró del producto y del proceso de esa vinificación y pensó en la similitud del clima de la zona de Valdobbiadene en Italia con el clima del Valle de Cowichan, en la Columbia Británica. Ya dueña de una formación académica y con la experiencia laboral de Loretta comenzaron los planes para construir la bodega familiar que se inauguró en 1992. Este emprendimiento vitivinícola fue el primero de carácter comercial en 65 años en la Isla de Vancouver. Vigneti Zanatta abrió el camino a decenas de bodegas y elaboró el primer champagne de la Isla de Vancouver. A medida que crecía el prestigio y el interés por el vino en la zona, ampliaron sus actividades, plantaron más cepas y en una histórica y simpática casa de granja típicamente italiana del 1903 hicieron una sala de degustación, tiendas de vinos y restaurante. Un pequeño trozo del Véneto recaló en la Isla de Vancouver.

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Epílogo

Y en este largo relato hemos recorrido parte del camino de los que nos precedieron. Fue nuestra intención desentrañar historias, describir circunstancias y encontrarnos con los personajes de carne y hueso que, desde épocas tempranas, se asentaron en estas tierras. Junto a ellos llegó el Vino, compañero inseparable de la cultura itálica, el que supo encontrar, en el suelo generoso americano, el lugar propicio para hacer su nido. Con el correr de los tiempos, y a través de esta ruta de doble vía, se fue tejiendo un tapiz de conocimientos en el que la transferencia de hábitos y saberes dio nuevos perfiles, tanto a los pueblos americanos como a la misma Italia, forjando fuertes lazos entre ellas. Vendimia 2017



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Investigaciones en las Bibliotecas y Archivos Biblioteca de la Honorable Legislatura de Mendoza Biblioteca de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza. Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos (CEL) Facultad de Humanidades. Universidad de San Martín, Buenos Aires. Biblioteca de la Universidad de Davis, California Biblioteca de la Universidad de la British Columbia, Canadá. Biblioteca de la Academia Italiana de la Vid y del Vino, Italia. Biblioteca de la Escuela de Viticultura y Enología de Conegliano, Italia. Biblioteca de la Escuela de Viticultura y Enología de Alba, Italia. Archivo de la Facultad de Enología y Fruticultura de Don Bosco. Mendoza, Argentina. Archivo de la Facultad de Enología Juan Agustín Maza. Mendoza, Argentina. Archivo General de la Nación, Ministerio del Interior, Argentina. 189


Agradecimientos

Deseo brindar mi gratitud a muchas personas e instituciones que hicieron posible cumplir mi cometido. Un reconocimiento especial a la Embajada de Canadá en Argentina y a su gobierno por concederme la beca de investigación con la que arrancó el proyecto. Allí, especialmente a la Agregada Cultural Beatriz Ventura, que me alentó a realizar ese anhelo por demás lejano; al Dr. Hennie Van Vuuren, por la generosidad intelectual que me brindara en la UBC, a mis amigos Xavier y María Clara Bonilla, quienes me hicieron disfrutar y conocer, en su encantadora Cherry Point en la Isla de Vancouver, cómo es la vida en una bodega canadiense introduciéndome por la Ruta del Vino y sus costumbres. En Davis, California, a Eliana y Cesar Bistué por su cálido apoyo y hospitalidad, al Dr. Darrell Corti, por el valioso material que me facilitó y los caminos de investigación que sugiriera, así como al Dr. Enrico Ferro y al Dr. Camillo Magoni, en México, por su importante colaboración. Más adelante el entusiasmo hizo crecer el proyecto y así llegué a la fuente, Italia, donde continuaron los apoyos. En el Piamonte, el de Gabriela y Ludovico Salvi, fieles y sufridos asistentes a mis charlas y generosos anfitriones; el de los profesores Vicenzo Gerbi, José Luis Minati y Giuliana Gay de Eynar, quien me introdujo en su valiosa bibliografía y me acompañó a desandar las idílicas colinas del Monferrato. En Conegliano, Véneto, lugar tan caro a nuestra historia familiar, la colaboración del profesor Giorgio Milani, la de mi querido amigo el Dr. Antonio Calò, con el cual recorrimos los viñedos trevisanos, y la de los miembros de la Accademia Italiana della Vite e del Vino y de la Scuola di Viticoltura e di Enologia di Conegliano, soporte de los que siempre recibo el mejor de los apoyos. No quiero dejar de mencionar la valiosa ayuda que he recibido en Argentina de Armando y Miguel Ángel Lovaglio; Salvador Figueroa; María Josefina Cerutti; del Dr. Armando Bazán; de los licenciados Juan Carlos Rodríguez Villa, Roberto González, Amalia Salafia, Gladys Ranzuglia; del mismo modo que de quienes con paciencia fueron lectores de mis manuscritos y supieron aportarme sugerencias: Sergio Gurgui, Victoria Ramírez Dolan y, especialmente por sus valiosos análisis, de las historiadoras Aurora María Ravena y María Sanz Quesada. Mi agradecimiento a Lucy y Enrique Pescarmona, Danilo de Pellegrin, Emma Zuccardi y a la familia Mortarotti Mosso, así como a las empresas que acompañaron el proyecto. Finalmente, un nostálgico recuerdo a dos entrañables amigos, aliento en la génesis de este libro que ya partieron, Dardo Pérez Guilhou y Edgardo Díaz Araujo.

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Se terminรณ de imprimir en agosto de 2017 en Talleres Trama, Buenos Aires


Julieta Gargiulo Es Magister en Cultura Argentina, Diplomada en Historia de Mendoza, especialista en Gestión Cultural; Miembro Fundador de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, en la que está abocada a la difusión de temas relacionados con la investigación y memoria de su patrimonio, Miembro Correspondiente Extranjero de la Accademia Italiana della Vite e del Vino y de la Cátedra Unesco de Cultura y Tradición del Vino de la Universidad de Borgoña en Francia. En su paso por la función pública ha sido Directora de Relaciones Institucionales de la Honorable Legislatura de Mendoza, Directora de Cultura del Honorable Senado del Congreso de la Nación Argentina y posteriormente asesora de la Secretaria de Cultura de la Presidencia de la Nación. Desde la actividad privada ha programado para los gobiernos de la República Argentina, de la República Italiana, del Reino de España, del Canadá, de la República Popular China y de la Representación de Taiwán –República China–, así como para universidades y empresas privadas, acciones de difusión de la cultura argentina, tendiendo puentes y abriendo diálogos con instituciones y gobiernos extranjeros. Dentro del ámbito de sus actividades en las artes plásticas es curadora y productora de exposiciones. Es coautora de los libros Il vino si fa così; Argentina, tiempo de cosecha; y Los días de Zhang Daqian en Mendoza. Participa en seminarios y conferencias en el ámbito nacional e internacional así como en notas de su especialidad en publicaciones nacionales y extranjeras.


Este libro viene a escudriñar sobre una faceta poco estudiada del mundo del vino; el derrotero de su llegada al Nuevo Mundo y la de aquellos hacedores –muchos de ellos anónimos– que dejando su esfuerzo y sangre nos permitieron caminar a lo largo de la historia de la vitivinicultura en América toda. La autora, con un relato ágil y cargado de un anecdotario, en muchos casos inédito, nos hace recrear un camino en el tiempo, conviviendo con personajes reales situados en los numerosos terruños a los que alcanza el relato. Este recorrido nos lleva desde los puntos más septentrionales del hemisferio norte, en el Canadá, hasta los confines del mundo en la inmensa Patagonia argentina. A lo largo de esta travesía son numerosos los descubridores, frailes, aventureros, inmigrantes y pioneros que asentaron las cepas originarias traídas del Viejo Continente, las que luego se expandieron alentadas por la vitalidad pródiga de la tierra virgen americana. Esta es la historia de la vid, esa “planta civilizadora” como bien se la denomina en el relato, que ha establecido pueblos, generado costumbres, industrias y valores que acompañaron el crecimiento del hombre y de sus gestas a través de todo este nuevo continente. En la búsqueda de la incidencia de la influencia itálica desde los orígenes de la cultura de la vid, la autora no puede dejar de incursionar no sólo sobre la introducción de las cepas en las épocas tempranas de las naciones, sino también en la labor educativa de las escuelas de vitivinicultura peninsulares. Dichas escuelas han formado –y continúan haciéndolo a lo largo de un siglo y medio– enólogos destacados que cubren el amplio espectro de la vitivinicultura americana, siendo ellos y desde las distintas latitudes quienes han contribuido a dar lugar a una magnífica industria del vino internacionalmente reconocida. Este libro rinde un homenaje a la historia de todos aquellos hacedores, los cuales, a través de cinco siglos, apostaron su vida, su trabajo y su esfuerzo para lograr este presente del vino del que hoy nos enorgullecemos.


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