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Imposición de Violetas

COLEGIO SAN JUAN BAUTISTA HH. MARISTAS DÉNIA

Celebrar hoy la imposición de las tres violetas, es celebrar la transparencia de los Maristas. Es agradecer todos los años vividos en el Colegio con el carisma Marista, y es un compromiso de que a partir de hoy voy a ser transparencia de Dios al estilo Marista.

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Todos conocemos las tres pequeñas violetas, pero ¿qué significan? ¿De dónde viene este símbolo? De hecho, la idea fue de Marcelino y ha formado parte de nuestra tradición Marista desde los primeros días. Su propuesta era que los Maristas fomentaran un tipo de alumnos y alumnas cristianos fundamentado en tres actitudes espirituales básicas: la “humildad”, la “sencillez” y la “modestia”. Las violetas conforman la esencia de lo que significa ser Marista.

Primero la humildad como la primera de las tres violetas. Ser humilde es reconocer a Dios como Dios. Es reconocer y aceptar a nuestro Dios como un Padre bueno que nos ama y nos cuida aunque a veces nos cueste verlo. Ser humilde es conocernos y aceptarnos con somos. Crecer desde mi realidad y no envidiar a nadie. Recordad los cuatro pasos que hablamos al principio de Curso en el Salón de Actos: Conocerme, aceptarme, amarme y cambiar. Y agradecer lo que soy sin compararme con nadie. Eso es ser humilde. La sencillez, según Marcelino, es ser uno mismo ante Dios y ante los demás: abierto, alegre, confiado, vulnerable. Es ser transparente, sin secretos, sin máscaras, sin agenda oculta. Quizás la sencillez es el rasgo esencial de los Maristas. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios, porque son transparencia de Dios.

Y la modestia. La modestia es tener un autoconcepto que sea lo suficientemente seguro y maduro como para no sentir la necesidad de entrometerme o imponerme al otro, no imponer mis criterios y opiniones, no manipular a las personas con mis sentimientos ni utilizarlas para lograr mis fines. La modestia es poner al otro en el centro, respetuosamente, desinteresadamente y no posesivamente. Es centrarse en los demás y no en uno mismo. Si la humildad es reconocer a Dios como Dios, la modestia significa permitir que Dios sea Dios y que actúe en nuestras vidas como Dios.

Para que un símbolo represente todo esto, Marcelino recurrió a las pequeñas flores que crecen silvestres en esa parte de Francia conocida por nosotros como La Valla y el Hermitage. Estas flores no son de las que gritan por su color, su tamaño o su olor. No. Son pequeñas, diminutas, pero cuando se descubren, se puede ver que tienen su propia belleza, su propia integridad y su propia declaración silenciosa de quiénes son. Amigos, al imponeros hoy estas tres violetas os invito a seguid siendo valientes y vivir sin miedo y con ganas de amar. El presente y el futuro es vuestro, está en vuestras manos. Luchad contra la cultura de la muerte, de la comodidad y de la temporalidad. Sed jóvenes cristianos y honrados ciudadanos llenos de ideales y esperanzas. Vivid con ilusión y alegría. No dejéis paso en vuestras vidas a las manipulaciones, a la corrupción y a las mentiras. Desarrollad todo lo bueno y positivo que lleváis dentro de vosotros y no permitáis que os utilicen como marionetas ni que os impidan un desarrollo equilibrado y armónico que se consigue con el esfuerzo y el trabajo cotidiano. Sed vosotros mismos.

Esta es la herencia que Maristas os deja para vivir. Que la Buena Madre de los Desamparados os guíe y acompañe siempre. Muchas gracias y la enhorabuena.

H. Manuel Jorques Bru

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