Allá cuelga mi vestido o New York, 1933 Mientras que Frida Kahlo estaba ya harta de los Estados Unidos y de los americanos, Rivera continuaba fascinado por esta tierra y no quería abandonarla. Este cuadro, el único collage en la obra,de la pintora, constituye un irónico retrato del capitalismo norteamericano. Henchido de símbolos de la moderna sociedad industrial americana, muestra su decadencia y la destrucción de valores humanos. Frida Kahlo toma una posición opuesta a la de su marido, que, por la misma época, en un mural para el Rockefeller Center, expresa su afirmación del progreso industrial.
Cadáver exquisito (junto con Lucienne Bloch), hacia 1932 Lucienne Bloch conoció a Frida Kahlo y Diego Rivera en 1931 en el curso de una comida en Manhattan. Lucienne trabajaba como asistente de Rivera y llegó a ser buena amiga de Frida Kahlo. En este dibujo, cada una pintaba un tercio de la hoja y se la pasaba a continuación a la otra.
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aborto. El caracol se encuentra también en otras representaciones como símbolo de la vida y del sexo (láms. págs. 67 y 74). Las culturas indias lo consideran, debido a su caparazón protector, símbolo de concepción, embarazo y parto. Se lo relaciona con la luna creciente y menguante en cuanto que el caracol saca y mete la cabeza en su caparazón, algo que también simboliza el ciclo femenino y, con ello, la sexualidad femenina. La maqueta médica color rosa salmón de la zona pélvica y parte de la-columna, que se encuentra al pie de la cama, alude, al igual que el modelo óseo abajo a la derecha, a la causa del aborto: las fracturas de la columna y la pelvis imposibilitan a Frida Kahlo soportar un embarazo. En el mismo contexto ha de entenderse la pieza de máquina a la izquierda. El objeto es, posiblemente, parte de un esterilizador de vapor, como los que se utilizaban entonces en los hospitales. Se trata de una pieza mecánica que se utilizaba como tapa de cierre para depósitos de gas o de aire comprimido, sirviendo como regulador de presión. Frida Kahlo ha debido encontrar paralelismos, durante su estancia en el hospital, entre este mecanismo de cierre y su propia musculatura «defectuosa», que le impedía conservar al niño en su cuerpo. La orquídea violeta abajo en el centro se la trajo Diego Rivera al hospital, según dijo el propio Diego. Para ella, esta flor era símbolo de sexualidad y sentimiento. La desvalida figura yacente de la artista, pequeña sobre la gran cama que se pierde en la amplia llanura, transmite la impresión de soledad y desamparo, que, con seguridad, refleja el estado de ánimo de