Kettenmann, Andrea - Frida Kahlo

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La grácil paloma y la rana gorda

El 17 de septiembre de 1925, poco después de haber subido al autobús de Coyoacán, Frida y su amigo de juventud Alejandro Gómez Arias sufrieron un accidente en el camino de la escuela a casa. La colisión del autobús con un tranvía provocó la muerte de varios pasajeros. Frida Kahlo resultó gravemente herida y los médicos dudaban que fuera a sobrevivir. En el pequeño esbozo a lápiz Accidente (lám. pág. 18, arriba) plasmó la artista, un año después, el suceso que tan decisivamente transformó su vida. Al estilo de la pintura popular de los exvotos, que también será muy significativa en su pintura tardía, recogió el acontecimiento sin atenerse a las reglas de la perspectiva. En la mitad superior del cuadro dibujó el momento de la colisión entre el autobús y el tranvía. Los heridos que yacen en la calle ilustran la situación. En el primer plano del dibujo yace - mucho más grande que las demás personas — Frida Kahlo, vendada, sobre una camilla de la Cruz Roja. Su retrato, flotando por encima, muestra su preocupada mirada a la escena. A la izquierda del esbozo vemos el frente de la casa de sus padres en Coyoacán, a donde se dirigía después de salir de la escuela. Este dibujo es el único testimonio gráfico de Frida Kahlo sobre el accidente; no volvería a tematizar la experiencia en su obra. Con una excepción: un Retablo (lám. pág. 18, abajo) que encontró a comienzos de los años cuarenta y que muestra una situación muy similar. Frida manipuló levemente este cuadro para convertirlo en representación de su propio accidente. Añadió los rótulos del tranvía y del autobús, dotó a la víctima de sus típicas cejas unidas y agregó el siguiente epígrafe: «Los esposos Guillermo Kahlo y Matilde C. de Kahlo dan las gracias a la Virgen de los Dolores por Haber Salvado a su niña Frida del accidente acaecido en 1925 en la Esquina de Cuahutemozin y Calzada de Tlalpan.» La desgracia la obligó a guardar cama durante tres meses. Un mes lo pasó en el hospital. Tras esta convalecencia parecía sana, pero continuó padeciendo frecuentes dolores en la columna y en el pie derecho, aparte de experimentar una continua sensación de cansancio. Al año del accidente fue llevada de nuevo al hospital, donde fue mirada por rayos X — proceso que había sido omitido tras el accidente — para comprobar el estado de la columna. Le encontraron una rotura en la vértebra lumbar, cuya curación exigió el uso de diversos corsés de escayola durante nueve meses. En numerosas cartas a Alejandro Gómez Arias

Frida Kahlo, en una foto tomada en 1931 por la fotógrafa Imogen Cunningham (18831976). Lleva puestos uno de sus collares precolombinos preferidos y pendientes coloniales.

Autorretrato con collar, 1933 Ya en Detroit consigue superar la tristeza por el aborto y mirar de nuevo a la vida. En esta autorrepresentación lleva puesto un collar de perlas de jade precolombinas. Aparece fresca y hermosa y muestra nuevamente una gran seguridad en sí misma, como en los Autorretratos de 1929 y 1930. El cuadro fue adquirido por el actor americano Edward G. Robinson.

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