Hélène Cixous: La Risa de la Medusa

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, antes de morir. En aquel entonces, con la garganta abrasada, ya no hablaba en voz alta. Una Crase surgi6 de esta zona no proferida donde se dicen, mudas pero nitidas, las cosas tan esenciales, las infimidades, las infinidades. imposibles de ex­ presar exteriormente. al aire vivaz, dado 10 fragiles y bellas que son. Esta frase es Limonada es war alles so grenzenlos. Para mi este es Poema, el extasis y el pesar, el coraz6n puro y simple de la vida. El fin. Y el fin del fin. Y la restaura­ ci6n original. Los obras (dtimas son breves y ardientes como el fuego que tiende hacia las estrellas. A veces tienen una linea. Son obras escritas con una gran temura. Obras de agradecimiento: a la vida, a la muerte. Porque tambilm desde la muerte, y gracias a la muerte, descubrimos el esplendor de la vida. A partir de la muerte recuerda uno los tesoros que la vida contiene, con to­ das sus vfvidas desgracias y sus alegrias. Existe un texto que es como un salmo discreto, una can­ ci6n de gracias a la muerte. Ese texto se titula La Bora de la Estrella. Clarice Lispector 10 escribi6 cuando ya no era casi nadie en esta tierra. En su inmenso lugar se abrfa la gran noche. Una estrella, mas pequena que una arana, se paseaba por ella. Esa cosa fnfima, vista de cerca, resultaba ser una criatura humana minuscula, que quiza pesaba treinta kilos. Pero, vista desde la muerte, 0 desde las estrellas, era tan gran­ de como cualquier otra cosa existente en el mundo y tan im­ portante como cualquier persona muy importante 0 carente de importancia de nuestra tierra. Esa persona infima y casi imponderable se llamara Maca­ bea: el libro de Macabea es sumamente delgado, parece una i libretita. Es uno de los libros mas grandes del mundo. EI libra se escribi6 con mana cansada y apasionada. En derto modo, Clarice ya habfa dejado de ser un autor, de ser un escritor. Es el ultimo texto, el que surge despues. Despues de todos los libros. Despues del tiempo. Despues del yo. Perte­ nece a la etemidad, a ese tiempo de antes despues del yo, que nada puede interrumpir. A ese tiempo, a esta vida secreta e infinita de la que somos fragmentos. La Hora de la Estrella cuenta la historia de un minusculo 162

fragmento de vida humana. Cuenta fielmente: minusculamen­ te fragmentariamente. Macabea no es (tan s610) un personaje de ficd6n. Es un grano de arena que se introduce en el ojo de la autora y provo­ ca un mar de lagrimas. Ese libro es el mar de lagrimas pro­ vocado por Macabea. tambien, un mar de preguntas in­ mensas y humildes que no piden respuesta: piden la vida. Ese . libro se pregunta: ,que es un autor? ,Quien podrfa ser digno de ser el autor de Macabea? Ese «libro» nos susurra: ,acaso los seres que viven en una obra no Henen derecho al autor que ellos necesitan? Macabea necesita un autor muy particular. Y, por amor a Macabea, Clarice Lispector crea al autor necesario. La Bora de la Estrella, la ultima hora de Clarice Lispector, es una pequena obra maestra que ama y no sabe nada, ni siquiera su nombre. Quiero decir que ni siqlliera sabe su tftu­ 10. ,Es La Hora de la Estrella tan analfabeto que no sabe su nombre? No Hene titulo propiamente dicho, dllda entre nume­ rosos tftulos. Tiene la duda como «titulo» entre un n(lmero infinito de tftulos. Se trata de un libro que, segtin la hora, podrfa llamarse: La falta es rnfa - 0 - la hora de la estrella - 0 - que se el derecho al grito - CLARICE LISPECTOR - en apafie - 0 cllanto al futuro - 0 - lamento de un blues - 0 ella no sabe gritar - 0 - una sensad6n de perdida - 0 silbido en el viento oscuro - 0 no puedo hacer nada 0 registro de hechos antecedentes - 0 - historia lacrim6gena de Cordel /­ 0 salida discreta por la puerta del fondo

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