la realización efectiva. La solución tampoco está en la huida, tal como nos dice en La Ciudad (1): No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares, pues sabe que los «lestrigones y los cíclopes» los lleva uno dentro de sí (9, Itaca). El sentimiento trágico es, pues, uno de los aspectos primordiales de la poesía de Cavafis: son nuestras fatigas como las de los troyanos ( 1 1 , Troyanos). La poesía de Cavafis tiene también el valor de con seguir la expresión de la complejidad de los sentimien tos humanos. Este aspecto psicológico de la compleji dad humana, que, por lo general, no es muy frecuente en poesía, ya que el género que mejor se presta a ello es la novela, Cavafis sabe reflejarlo certeramente, con un dominio tal que le permite, muy frecuentemente, acudir a salidas de un fino humor, lo que denota en él una vitalidad no exenta de cierta agresividad. Esta po sibilidad de observar el mundo exterior descubriendo sus debilidades es muy interesante, porque indica que Cavafis tiene una faceta de su personalidad perfecta mente centrada en el orden de la vida. Esto contrasta vivamente con la actitud resignada, incluso fatalista, con que acepta íntimamente los efectos de su personali dad ambigua y atormentada. Un poema muy significa tivo es el 139 (Soberano de Libia Occidental), el mo narca que allí se nos presenta goza de consideración por su aspecto sobrio, digno e intelectual, cuando la realidad interna es que se trata de un hombre vulgar e insignificante y su aparente prudencia queda reduci da a que apenas sabe hablar griego. Poemas como Darío (94) o Mires (143) son suficientemente expresivos de esta capacidad de nuestro poeta para la introspec ción psicológica de él mismo y de sus personajes. Frente a esta habilidad, realmente lúcida, de trata miento psicológico en los personajes de sus poemas nos encontramos con que Cavafis no profundiza por esa vía, lo cual podría llevarlo a tratar de agotar el lado 25