La última brisa es suspiradora; el sol irisa al pino que llora. ¡Vaga y lenta hora nuestra, verderol!
pues de puro enamorado, de continuo anda amarillo; que, pues doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero,
Verde verderol, ¡endulza la puesta del sol!
Nace en las Indias honrado, donde el mundo le acompaña; viene a morir en España y en Genova es enterrado. Y, pues, quien le trae al lado es hermoso aunque sea fiero.
«Poderoso caballero es Don Dinero.»
Soledad y calma; silencio y grandeza. La choza del alma se recoge y reza. De pronto, ¡oh belleza!, canta el verderol. Verde verderol, ¡endulza la puesta del sol! Su canto enajena. —¿Se ha parado el viento?— El campo se llena de su sentimiento. Malva es el lamento, verde el verderol. Verde verderol, ¡endulza la puesta del sol! Una variante del villancillo es la letrilla, que se diferencia de aquél más por el contenido que por la forma: la letrilla es una composición eminentemente burlesca y satírica. Veamos un ejemplo de QUEVEDO: «Poderoso caballero es Don Dinero.» Madre, yo al oro me humillo: Él es mi amante y mi amado, 124
«Poderoso caballero es Don Dinero.» 6.3.2.
El zéjel
El zéjel procede de una forma popular de la poesía arábigo-española, aunque modificado y adecuado a la métrica románica. Aparece en la lírica castellana, en el siglo xiv. El zéjel está escrito normalmente en versos octosílabos. Su composición estrófica es la siguiente: a) un estribillo que consta de uno o dos versos; b) una segunda estrofa (mudanza) de tres versos monorrimos más un cuarto verso que rima con el estribillo (vuelta). El esquema sería: aa -bbba Veamos su estructura, tomando como muestra la composición número 51 del Cancionero de Baena, de ALFONSO ÁLVAREZ DE VILLASANDINO :
Vivo ledo con razón, amigos, toda sazón.
/ _ i Estribillo ) 125